REPÚBLICA BOLIVARIANA DE
VENEZUELA
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA
EXPERIMENTAL LIBERTADOR
INSTITUTO PEDAGÓGICO DE
CARACAS
VICERRECTORADO DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO
SUBDIRECCIÓN DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO
DOCTORADO EN CULTURA Y ARTE PARA AMERICA
LATINA Y EL CARIBE
CURSO: INVESTIGACIÓN
CUALITATIVA.
Profesora:
Dra. Gabriela Angulo
Caracas,
19 de mayo de 2015
“Lo importante es reconocer que no es en
los nombres, sino en las cosas mismas, donde es preciso buscar y estudiar las
cosas”, (Platón, tr.1871, Cratilo o De la Propiedad de los
Nombres, p. 470)
“Como lo paradigmas son construcciones
humanas, innegablemente refleja los valores de sus constructores… El diálogo no
es para determinar cuál paradigma debe ganar finalmente. Más bien es para
llevarlos a otro nivel en el cual todos esos paradigmas serán reemplazados por
otro paradigma que no vemos ahora… Ese paradigma no será una aproximación más
cercana a la verdad sino simplemente más informado y sofisticado que lo que
ahora conocemos”. (Guba, 1981, El
Diálogo del Paradigma Alternativo, pp.8, 12)
APROXIACIÓN AL MÉTODO BIOGRÁFICO
Palabras
Iniciales. Tema de Estudio y Paradigma. Antes de entrar en detalles en
relación a lo que me ocupa aquí —método biográfico—, necesariamente, por
razones de lo que implica una investigación como la manera de adquirir
conocimiento, me veo en la obligación de señalar, partiendo de la
situación objeto de estudio, el
paradigma a adoptar, los aspectos teórico-epistémico-ontológico, para poder
considerar qué método es el más conveniente emplear en una investigación. Sobre
esta idea, Kaplan y Manners, (1979) citado por Márquez Pérez, (2007) señalan:
“Las metodologías no se desarrollan en un vacío conceptual; detrás de la mayor
parte de ellas, explícita o implícitamente, hay una teoría que aporta
racionalidad al enfoque”, (p.128). Profundizando este razonamiento, este autor
citando a Guba, (1991); Ibáñez, (2000); Sánchez y Wiesenfeld, (2000) refieren
que el método y la metodología no deben ser separados del contexto general del
proceso de investigación. Márquez Pérez, (2008) señala que abordar el tema
objeto de estudio exige una perspectiva múltiple que considere la revisión
teórica-conceptual, la perspectiva de quien investiga, sus vivencias, discursos
cotidianos y de sus actores.
En este mismo sentido, Martínez, (1991) expresa que el método está
inserto en el paradigma escogido en el
estudio, éste va a determinar su método de investigación, de algún modo. Pero el paradigma a su vez está en una
estructura cognoscitiva o marco general filosófico o socio histórico. Pero
antes avanzar en lo relacionado en el propósito de este ensayo, es conveniente
revisar el concepto de paradigma. Para Kunh (1970) citado por Pérez Serrano,
(1998) señala que toda investigación se lleva a cabo con arreglo a conceptos o
paradigmas, no obstante, el que adoptemos
va a condicionar los procedimientos de estudio que rigen la
investigación en el sentido de cómo se investiga, qué investigar y para qué
sirve la investigación. Este autor no admite criterios absolutos de
demostración del criterio de ciencia. Para Martínez, (1999) un paradigma es un
principio de distinciones, relaciones, opiniones fundamentales entre algunas nociones
de matrices que generan y controlan el pensamiento. Es oportuno señalar a este
respecto lo apuntado por Wiesenfeld, (2001) para escoger un paradigma se deben
considerar vivencias, formación intelectual, experiencia, ideología, motivación
del investigador, entre otras. Para
ahondar este punto, Morín, (2001) hace una advertencia: todo investigador
debería considerar, al afirmar que nunca se ha podido resignar al saber
parcializado, ni aislar el objeto de estudio de su contexto, de sus
antecedentes ni de su devenir.
Cabe acotar que el paradigma escogido no debe ser empleado de manera
reduccionista y dogmático, pretender convertirlo en una regla general para la
ciencia, sino un camino sin más
pretensiones que sirva para el propósito particular del objeto de estudio de la
realidad particular que se desea investigar. En el caso que nos ocupa aquí, el
paradigma cualitativo, que naturalmente debe tener coherencia con la técnica y
el método y con la fundamentación teórico-epistémica-ontológica que orienta la
investigación. Sobre este enfoque citando a Martínez, (ob. cit.) este vocablo
proviene del latín qualitas y éste de qualis (cuál, qué, qué es, cómo es); se
refiere en general a un conjunto de cualidades, características o esencia que
distingue una sustancia de otra. Para Martínez no se trata de un estudio de
cualidades separadas o separables, sino más bien de un estudio de un todo
integrado que forma una unidad de análisis
y que hace que algo sea lo que es. Cabe resaltar que las cosas las vemos
desde nuestro punto de vista, que es de alguna manera nuestro punto de
observación de la (realidad). El enfoque cualitativo, según este autor, reencausa
la investigación dándole un sentido lógico, dialéctico, sistémico,
interdisciplinario, constructivista, ecológico, humanista, y sobre todo que
tenga entre sus propósitos la justicia social; naturalmente, sin dejar de ser
rigurosa en los aspectos de sistematicidad y criticidad.
Pérez Serrano, (1998) en relación al enfoque cualitativo apunta que
surge como paradigma alternativo al racionalista, y como enfoque agrupa una
amplia gama de tendencias dentro de las corrientes del pensamiento y métodos.
Para Martínez, (ob. cit.) este enfoque es de naturaleza dialéctica, sistémico,
porque ontológicamente nuestra realidad no es lineal ni en lo físico, químico,
biológico, psicológico y sociocultural. En lo epistemológico se orienta hacia
un modelo especular que postula que no existe una realidad totalmente acabada,
plenamente externa y objetiva, donde nuestro aparato cognitivo es un espejo que
la refleja dentro de sí. El diseño cualitativo es un enfoque emergente, no
lineal. De modo que lo que me propongo en este estudio no es agotar el tema ni
pretender dar recetas o fórmulas mágicas, sino más bien una serie de consideraciones
que puedan ser útiles al momento de abordar una investigación empleando el
método biográfico. Por ello el planteamiento inicial aquí es revisar aspectos
conceptuales, teóricos, epistemológicos, ontológico, y metodológicos, y en este
último ámbito lo relacionado con la entrevista en profundidad y el grupo de
discusión.
Referencias Teóricas del Método
Biográfico.
El método biográfico naturalmente tiene como fundamento el paradigma socio
construccionista o construccionismo social o sencillamente construccionismo.
Wiesenfeld, (2001) considera esta teoría como una postura que se opone al
positivismo, por tal motivo niega la objetividad epistémica y lingüística,
rechaza que la realidad es externa al sujeto y la verdad científica como una
manera privilegiada del conocer. Esta autora citando a Lincoln y Guba, (1985)
considera que la realidad es una construcción mental obtenida a través de la interacción social, cuya esencia son las
subjetivaciones de los actores involucrados en la investigación, es decir, como
expresa Moreno, (s. f.) son coparticipes de un horizonte en el que producen
conocimiento en igualdad de condiciones y en diversidad de preparación y
apertura intelectual, por lo que propone sustituir los términos: investigador e
investigado por el de historiador y cohistoriador. Para Lincoln, citado por
Wiesenfeld, (ob. cit.) el socio construccionismo debe reunir tres aspectos fundamentales: ontología
relativista; epistemología transaccional/subjetivista y metodológicamente
hermenéutica/dialéctica.
Es por ello que en el construccionismo el conocimiento
se da a partir de las interpretaciones de las construcciones de los sujetos, a
partir de la cual se producen nuevas construcciones relacionadas y más
profundas. Ibáñez, (2001) rechaza también la postura teórica de la modernidad
que él llama mitos. Estos mitos son: la concepción representacionista del
conocimiento fiable de la realidad; la dicotomía radical objeto y sujeto; que
la realidad es independiente del sujeto; y la verdad científica como criterio
decisorio. Aunque Ibáñez reconoce que debe existir un criterio práctico de
verdad que informe nuestra vida cotidiana, pero de ningún modo puede ser un
dogma.
Por otra parte, el construccionismo de Gergen, (2007), arranca de una feroz crítica a
la psicología moderna racionalista e individual, determinista-objetivista, para
lo que propone como teoría del conocimiento, la generación del saber a través
de la interacción social, ya que de esta manera comunicamos nuestros valores,
en el sentido que cada uno de “nosotros” hereda de la sociedad las tendencias
que nos moldean, estar consciente de ello nos evitaría asumir posiciones
reduccionistas y dogmáticas. Con respecto a este punto, Bridman, citado por
Martínez (1999), señala que no existe un método científico como tal, el rasgo
distintivo más fértil del proceder científico ha sido el utilizar la mente de
la manera más eficiente y sin freno alguno.
Además de estos elementos, cabe referir lo expresado por Gergen, citado
por Bravo (2002), quien considera que el conocimiento es una construcción de
las prácticas socioculturales, rechazando la creación de conocimiento de manera
individual seriamente cuestionada hoy, en el sentido que su fundamentación
arranca de la confianza excesiva en las
instituciones educativas, religiosas, económicas, normativas, y naturalmente
las científicas fundamentadas en el empirismo lógico (Psicología Conductual) y
el racionalismo (Psicología Cognitiva), ya agotadas en su pretensión de elevar
a carácter científico los procesos mentales individuales dejando de lado los
procesos sociales, por lo tanto, lo individual pierde su estatus ontológico y
sus constituyentes racionales, emocionales,
las motivacionales, los rasgos personales, que son de alguna manera los
ingredientes del “yo”. El construccionismo aborda los problemas desde la
perspectiva del discurso de las experiencias.
A este respecto acota Ferrari, (2015) citando a Gergen, (1991, 1994,
1999) que el construccionismo opera como una corriente del pensamiento como
alternativa y como crítica al positivismo y a la psicología moderna,
esencialmente al individualismo ontológico en que se sustenta. El
construccionismo es en cierta manera una nueva psicología social, que entre
otras cosas, cuestiona tres aspectos de la psicología moderna: el marcado
énfasis en la mente individual; la idea de un mundo cognoscible de manera
objetiva; y la realidad como portadora de la verdad. De allí que uno de los
caminos que propone Gergen es salir de la razón individual a la razón comunal;
del mundo objetivo, a uno construido socialmente, para superar la concepción
del lenguaje de la representación a uno pragmático.
En lo que se refiere a esto último, Sandoval, (2010) expresa, y cabe
como una advertencia, que la palabra “construcción” es empleada para referirse a los fenómenos
psicológicos y sociales; pero el inconveniente es la pluralidad de su extensa
forma de ser empleada en los campos de la Filosofía y las Ciencias Sociales, por tal razón,
apunta Sandoval, (ob. cit.) refiriéndose a Ibáñez, quien la considera como una
verdadera “galaxia constructivista” por lo heterogénea del empleo de este
vocablo, que es no obstante, difícil de encuadrarlo en una disciplina pura y
particular, paradigma o corriente teórica. Cabe aclarar en este punto, que
sería un error entenderla como una
teoría en el sentido clásico, es decir, dentro de unas proposiciones
articuladas sobre un aspecto de la realidad social o psicológica, sino al contrario, el
construccionismo responde más bien a un conjunto de perspectivas que no son por
cierto necesariamente un todo coherente y homogéneo y contrastables; por ello, es conveniente
ampliar el término: “perspectivas” —en plural— para dejar claro que no es un
enfoque uniforme, por lo tanto, si necesitamos ver las cosas de manera más
homogénea tendríamos que emplear un “caleidoscopio”. De modo que hay que
aprender a lidiar con este problema, el camino es un pensamiento dialéctico,
emergente y fenomenológico, para darle sentido coherente a nuestro discurso.
Lo Epistémico y lo Ontológico. A este respecto Márquez
Pérez, (2008) explica: “La dimensión
epistemológica se refiere a las
relaciones que el investigador establece para producir conocimiento. La diversidad de
estas relaciones en las ciencias sociales se explican a partir de las
concepciones ontológicas asumida por cada paradigma”, (p. 392). Para este autor
la selección del paradigma, en este caso, el cualitativo, debe tener una
congruencia con lo ontológico, lo epistemológico y lo metodológico que se piensa emplear en la
investigación. Veamos las cosas ahora con más claridad, con sentido práctico.
Lo ontológico se refiere a la realidad social, es decir a los fenómenos
educativos, culturales, políticos, históricos, económicos, es decir el lugar
donde se van a dar el conjunto de interacciones entre el investigado y los
actores sociales. En cambio lo epistemológico, en la investigación cualitativa,
es la reflexión que hace el investigador
cuando adopta una relación de intercambio con los investigados para compartir
saberes e incluir la subjetividad como la manera de generar conocimientos. Para
finalizar este punto quiero dejar claro, que el método está vinculado con los
supuestos epistémicos y ónticos y éstos a su vez con el paradigma seleccionado
para realizar la investigación.
Una Polisemia Terminológica. En líneas precedentes
referí lo expresado por Ibáñez citado por Sandoval, (2010) que el paradigma
construccionista es una “galaxia constructivista”, por lo difícil que resulta
encuadrarlo en una disciplina particular. En mi opinión es un torrente de ideas
donde confluyen afluentes teóricas de
las más diversas tendencias que tributan ideas muy diversas a la investigación,
de igual modo resulta con el método biográfico, que naturalmente encajen en
nuestro propósito investigativo. Sandín, (2003) advierte la variedad de
términos existentes que se adjetivan de esta manera, inclusive; el uso
polisémico de la expresión “historia de vida”. Para entrar más en detalles,
solo para ilustrar, señalo la extensa jerga lingüística empleada por diversos
autores en el método biográfico. Investigación narrativo biográfica (Sandín,
2003); cultura biográfica (Rusque, 2001); perspectiva biográfica (Bertaux,
1993); método biográfico “Peneff, 1979); enfoque biográfico (Ferrarotti, 1993);
citado por Rusque, (2001); documento personal (Allport, 1942) citado por
(Sandín, 2003); investigación narrativa (Connelly y Clandein, 1995); estudios biográficos (Pujadas, 1998), entre
otros.
Esto naturalmente pone en evidencia un problema de
carácter lingüístico, que no pretendo resolver en este ensayo, sino más bien
advertirlo, que no es nuevo tampoco ni en la ciencia ni en la filosofía. En la
antigüedad clásica Platón en su obra “Cratilo o De la Propiedad de las Palabras”
(360 a .
C. aproximadamente) centra el debate sobre el lenguaje, de las palabras, y sus
significados, su etimología, si es
natural o convencionalismo. Platón deja claro que los nombres no expresan la
esencia de las cosas; éstas pueden ser reemplazadas o modificadas por otros
términos, si los que emplean determinadas palabras así lo acuerdan, de modo que
concluye el filósofo griego que la relación entre el nombre y lo nombrado viene
dado por la costumbre, la convención o
acuerdo entre los hablantes. Es por ello que tenemos que tener claro que el
lenguaje no expresa la realidad tal cual es; sino tal cual la interpretamos.
Sobre la variedad de terminología que existe en relación al método
biográfico señala Bertaux, (1980) citado por Rusque, (2001): “…existe una gran
variedad de estudios sociológicos que se pueden considerar bajo esta
perspectiva, aunque respondan a diversas corrientes del pensamiento y de
distinto objeto sociológico”, (p. 59). Desde esta visión, apunta Rusque se
puede citar diversos enfoques, escuelas
de pensamiento que entran en la investigación biográfica, tales como: marxismo
sartreano (Ferrarotti); neo materialismo (Wallerstein); estructuralismo
(Bertaux); empirismo (Lefebre); teoría de los roles (Luchther); hermeneuta (Kohl);
interaccionismo simbólico (Denzim) y tantas otras teorías…, a esto tengo que
añadir el acento particular que cada investigador le pone a cada estudio, en el
sentido de que resaltamos de cada aspecto de la personalidad del individuo o
institución según sea el caso, por ejemplo aspectos psicológicos, artísticos,
deportivos, entre otros, que trazan la trayectoria de su vida. Es por ello que en mi opinión, debemos
tener cuidado en caer en posturas mecanicistas y reduccionistas, por ello
Peneff, citado por Rusque, (2001) nos dice que el método biográfico es la
“ciencia de la mediación”. Por ello, hay que tener presente que las razones de
la escogencia de este método debe responder a las vinculaciones profundas que
el investigador tenga relacionado con su formación profesional y vocación,
naturaleza del estudio, y del respeto que tiene el investigador por los actores
involucrados en el estudio, las relaciones intersubjetivas, el lenguaje y la
forma de narrar lo acontecido.
El Método Biográfico. Antes de entrar en
consideraciones conceptuales sobre el método biográfico, debo advertir que mi
propósito no es dejar señalamientos concluyentes sobre este método, ni mucho
menos agotar la extensa gama de definiciones que un sin número de
investigadores connotados nos han dejado, como un aporte en esta área. El tema
que me ocupa aquí más bien es cómo utilizar satisfactoriamente uno u otro
pensador —o varios de ellos, si es el caso—, sin caer en contradicciones. No se
trata aquí de conciliar, sino de escoger el más idóneo cuando nos planteamos
una investigación cualitativa empleando este método. Sabemos que entre otras
característica no es un método homogéneo, es multifacético, emplea múltiple
fuentes. Sumado a ello, no existe un consenso general acerca de qué es el método
biográfico, con ello de entrada tenemos que aprender a lidiar como
investigadores. Entonces ¿qué criterio emplear para escoger un determinado
autor? ¿Cómo lograr un discurso coherente a lo largo de la investigación? ¿Es
posible emplear diferentes puntos de vista y unificar una estrategia? Antes de
entrar en detalles es conveniente revisar algunas definiciones.
Bolívar y Domingo, (2006) consideran el método
biográfico como un juego de subjetividades basado en el diálogo que busca un
resultado, donde privilegia la construcción de significados. Esto naturalmente
supone una narrativa cuyo objeto son las vicisitudes humanas, el individuo no
la sociedad, aunque a través de él se puede aproximar a los significados
simbólicos de ellas. Por ello, hablar de verdad en la investigación biográfica,
es absurdo e incongruente con el propósito mismo de ella, debido a que cada
individuo es un universo particular, y no es posible hacer consideraciones
generalizables, ni encontrar una fórmula general para investigar por su
naturaleza inductiva; por ello el camino es emergente , dialectico,
hermenéutico, fenomenológico. El camino es dinámico, y sirve del estímulo para
generar procedimientos creativos que nos permita construir un relato coherente,
ecuánime que refleje la manera de pensar de los investigados. Esto naturalmente
en mi opinión se adquiere además con la
formación académica, con la experiencia, es decir haciendo investigación. En la
literatura, existen buenos consejeros al momento de dar orientaciones de cómo o
de qué manera debemos hacer tal o cuál investigación, pero muchos de ellos no
han realizado ninguna, están vacías sus experiencias. Esto además necesita de
otras destrezas como la escritura y saber llevar bien, bajo apuntes o registro
fílmico o de otra naturaleza el camino emprendido en la investigación. No
olvidar nunca que el centro de gravedad del método biográfico es el individuo. Bolívar,
Domingo y Fernández, (1998) citado por Bolívar y Domingo, (ob. cit.) consideran
como postulados básicos para aplicar con éxito este método, las siguientes
características: narrativo, construccionista, contextual, interaccionista,
dinámico.
Es conveniente reflexionar sobre la definición que hace Moreno, (s. f.)
sobre el método biográfico, quien considera que refiere directa o
indirectamente a una parte o totalidad de la vida de una persona o varias
personas que incluye fuentes tanto orales como escritas, por lo que se puede
investigar de distintas maneras, no existe para este autor ni investigador ni
investigados; sino historiador y cohistoriador, considera además que la
historia de vida empieza antes de comenzar la investigación, lo que él denomina
la “prehistoria de la investigación”, por ello sostiene que ambos —investigador
e investigado— producen conocimientos en igualdad de condiciones. Allport,
(1942); Pujadas citados por Sandín, (2003) en este sentido argumentan que queda
de lado la intervención del investigador, privilegiando la información
suministrada por el investigado. Sanz, (2005) nos habla de un juego de
intersubjetividades que emergen de la persona y de su testimonio, ya sea oral o
escrito, que es en mi opinión la esencia del método biográfico. Es por ello que
Desmarais, (2009/2010) señala que el hilo conductor del método biográfico es la
búsqueda de significados de las experiencias vividas, si no hay experiencias
vividas no es posible aplicar en método biográfico porque carecería de
sustancia. Hay una opinión del filósofo español José Ortega y Gasset, (1947)
citado por Bolívar y Domingo, (2006) muy ilustrativa al respecto: “Frente a la
razón pura físico-matemática hay pues, una razón narrativa. Para comprender
algo humano, personal o colectivo es preciso contar una historia. El hombre no
tiene naturaleza sino historia”, (p. s/n.). Creo que esta afirmación de Ortega
y Gasset deja claro la importancia y el propósito del método biográfico.
Álvarez, (2012) por su parte considera este método como holístico,
ecológico, estructural, sistémico, humanista y de diseño flexible. El fin de
este método—apunta esta autora— es mostrar el testimonio subjetivo de una persona
o grupo de personas o instituciones en la que se recogen sucesos de su vida, que los informantes valoran lo cual contribuye además a conocer el
contexto social de ello. De tal modo, interpretar la información, por parte del
investigador carece de sentido y en todo caso la investigación carece de
propósito, pues no privilegia la información que nos da el informante, sino la interpretación del
investigador contaminada por su visión
particular.
No quiero dejar de lado aquí un aspecto importante como lo es el
relacionado con sus orígenes que la literatura lo ubica a principios del siglo
XX, que en mi opinión se remonta a la antigüedad clásica. Jan Szczepansnki
(Sociólogo), (1978) citado por Huchim y Reyes, (2013); Taylor y Bogdan, (1994)
ubican sus comienzos en la tradición de la Psicología y las
Ciencias Sociales en los Estados Unidos, en la Escuela de Chicago (primera escuela, principios de los años
veinte hasta 1935) con William Thomas y
Florian Znaniecki (1918-1920) con su estudio: “El Campesino Polaco en Europa y
América” [The Polish Peasant in Europe and America] publicada entre 1918 y 1920
donde emplean una serie de fuentes
documentales tales como cartas, diarios, documentos personales para conocer de
qué manera fueron influenciados los grupos, las familias en sus comportamientos
y costumbres, los campesinos que emigraron de Polonia a los Estados Unidos. De
modo que este tipo de estudio es muy útil, en mi opinión, sobrepasa lo estrictamente
biográfico para convertirse en un aporte fundamental para los estudios
histórico, sociológico, psicológico, educativo para hurgar más a fondo en los
estudios migratorios y los aspectos sociales, culturales y profesionales, entre
otros.
No solo los aportes de estos autores son importantes, cabe citar además
los de John Dewey, William James, Pierce, George Mead; naturalmente los
realizados por Paul Radin relacionados con los indígenas de Norteamérica dentro
de los que cabe destacar: “La
Autobiografía de un Indio Winnebago” (1923); Denzin (1970)
con sus relatos de vida, que centra su interés en recoger el relato de la
persona tal cual cuenta lo vivido. Este autor la discrimina de la metodología
de historia de vida en el sentido de que en ésta, además del relato de la
persona, incluye documentos de variada naturaleza; y solo para casos
particulares. Bertaux (1980) con sus estudios biográficos de las personas
marginadas en Francia, acontecimiento que contribuyó a posicionar este tipo de
método en el ámbito académico como metodología de investigación. En 1981
Ferrarotti con su obra Storie i Storie di
Vita (Historia e Historia de Vida, trad. del autor).
Por otra parte, quiero hacer algunas aclaraciones sobre los orígenes del
método biográfico. Si bien es cierto que la contribución de los autores antes
comentados ha sido trascendental en el campo de la investigación, en el sentido
de su introducción en el mundo académico y su difusión como metodología de
investigación. No es un método que tiene sus orígenes a principios del siglo
XX; lo que ocurre es que fue en este tiempo, como señalé, que se populariza en
las universidades. Este método se remonta al mundo griego, Diógenes Laercio
(siglo III a. C.), historiador de la filosofía griega antigua, escribió un
conjunto de biografías de los filósofos griego desde Tales de Mileto hasta
Sexto Empírico, lo que pudiéramos llamar una biografía de la filosofía; además,
Laercio refiere en la obra otros trabajo de igual naturaleza de más vieja data
que no llegaron hasta nosotros. De igual manera, Plutarco (siglos I-II d. C.)
escribió un conjunto de biografías que él denominó “Vidas Paralelas” en la que contrasta la vida
de un personaje de griego con uno romano, por ejemplo Alejandro Magno-Julio
César. De igual forma, Suetonio (siglos I-II d. C.) con la Vida de los Doce Césares,
donde nos deja las biografías de los doce primeros emperadores romanos desde
Julio César hasta Domiciano. Y la obra Giorgio Vasari (1511-1574 d. C.) “Vida
de los más Excelentes Pintores, Escultores y Arquitectos” publicada entre 1550
y 1568 donde nos dejó las biografías de los más connotados artistas del
Renacimiento, documento invalorable para estudiar la historias del arte y quizá
la primera dedicada a este tema. Sin el aporte de estas biografías comentadas,
conoceríamos menos de la filosofía antigua, de la Roma imperial con sus
intrigas y de las vidas de las personas más célebres que ha dado la humanidad,
por ello haciendo justicia, el método biográfico es de más vieja data de la
asignada por algunos investigadores.
Investigador/Informante, Información/
Resultados. Es
vital para el método biográfico el informante y en
consecuencia la información, que éste suministre al investigador en términos
investigativos. El carácter interactivo e intersubjetivo de este método se
cristaliza a través de la entrevista cualitativa o en profundidad y los grupos
focales o grupos de discusión. En estas actividades, para obtener información
privilegia, la aportada por el
informante, al investigador, quien
previamente selecciona [el o los informantes] que van a ser actor(es) o
participante(s) fundamentales en el proceso investigativo. El entrevistado
desarrolla un papel protagónico basado en la relación horizontal, a través de
la cual se construye el conocimiento en función de lo que el investigador
escucha del entrevistado, por tal razón co-construyen el conocimiento.
En relación al método biográfico Moreno, (s. f.) propone emplear los
términos cohistoriador e historiador para referirse al informante y al
investigador, inclusive la historia e
información de los informantes existe antes de iniciarse la investigación en lo
que él llama la prehistoria, es decir en la memoria del informante, que luego
comparte con el que investiga, por ello es copartícipe de la investigación,
produciendo conocimiento en igualdad de condiciones y en diversidad de
preparación y apertura intelectual. En este tipo de entrevista y en los grupos
focales queda de lado la relación separatista investigador-investigado, pasando
a otra extendida y horizontal donde el
objetivo no es la búsqueda de la verdad, sino construir un relato subjetivo,
relativista, interactivo… Pujadas, (1992) citado por Sandín, (2003) nos dice
que el investigador mediante entrevistas sucesivas tiene como objetivo dar a
conocer el testimonio subjetivo de una persona tanto de sus valoraciones y
acontecimientos que hace de su propia vida.
Ahora bien entraré en más detalle en relación a la entrevista en
profundidad. Conceptualmente en torno a ella existe una polifonía conceptual,
claro está mi interés en este ensayo no es resolverla, porque donde existe
puntos de vista de variadas visiones, ya está probado en la historia de la
ciencia que esto no se puede cambiar; pero sí señalar algunas consideraciones acerca
de su empleo, que es mi propósito. Cosa que advertí en un principio cuando
abordé lo relacionado con los paradigma y la metodología biográfica, sugiriendo
además que el camino en este terreno es: dinámico, relativista, hermenéutico,
dialógico, fenomenológico, emergente, esto de principio hay que considerarlo en
la investigación cualitativa, y naturalmente en el método biográfico; sin dejar
de lado los aspectos ontológicos y epistemológicos.
Por ello considero desde mi
subjetividad, que no necesariamente deben ser los autores aquí tratados por mí,
ni seguir a ciegas de manera dogmática y reduccionista la constelación de
teorías que pueblan a la investigación cualitativa y, desde luego al método
biográfico. Creo que este terreno debe privilegiar las reflexiones que haga
cada investigador en relación a cual paradigma es más conveniente desde su
realidad, donde investiga, sabemos que no hay una u otra teoría que pudiéramos
aplicar a ciegas sin ningún criterio reflexivo. Es necesaria una revisión
previa de la literatura —que yo llamo de sondeo— para tomar una decisión de
cuál teoría o método son los más
indicados, y así además enriquecemos nuestro punto de vista. No nos olvidemos
de lo que plantea Delautiers, (1991) citado por Rusque, (2001) cuando argumenta:
“…la entrevista de investigación es una interacción limitada y especializada
conducida para un objetivo específico y
centrada sobre un sujeto particular, (p. 181). Lo más importante de la
entrevista en profundidad es saber de algún modo lo que piensa la persona
independientemente si estamos de acuerdo o no.
En este mismo orden de ideas Ruíz e Ispizua, (1989) citado por Márquez
Pérez, (2007) considera la entrevista
como un proceso comunicacional, en el transcurso del cual ambos actores—
investigador e informante— se influyen mutuamente de manera consciente e
inconsciente. Es importante resaltar en este contexto que los entrevistados
hablan por sí mismos y son partícipes de
la investigación, en la cual tienen un papel protagónico, por lo tanto es un
discurso dual co-constructivo oralmente donde el informante expone su situación
personal y de su contexto. Por tal motivo la entrevistas en profundidad en mi
opinión encuadra con los principios ontológicos, epistemológicos y
metodológicos del paradigma cualitativo del enfoque socio construccionista y
con el método biográfico.
Por otra parte, es conveniente señalar algunos aspectos intrínsecos de la
entrevista: se realiza entre dos y sólo dos personas
—entrevistador/entrevistado— incluir más participantes puede desviar su
propósito en el sentido de la interferencia que puede ocasionar al relato, el testimonio, se puede contaminar
con el cruce de información de los actores entrevistados y desvirtuar su
contenido. Claro la desventaja de este tipo de entrevista es que se requiere de
más tiempo por el tratamiento individual que se le da a los actores sociales,
cuando son varios a los que hay que entrevistar se requiere de más esfuerzo. Es
conveniente antes de comenzar el proceso de las entrevistas crear un clima de
empatía, de familiaridad, que pareciera al principio un tiempo desperdiciado,
pero que será fructífero en el futuro, pues garantiza el bienestar anímico que
influirá en el relato testimonial que nos ofrecerá el entrevistado, en el sentido
que nos abre su corazón. El número de entrevistas lo determinan las
circunstancias, así como también los procedimientos que orientan el proceso, el
tiempo de duración oscilan entre una o dos horas (lo aconsejable), sin embargo,
si se extiende más de ese tiempo, que nos es recomendable, lo determina el
clima y la atmósfera de acercamiento que logren las partes involucradas. En
algunos casos es necesario más de un encuentro, depende del requerimiento que
nos plantee el estudio. Taylor y Bogdan,
(1996) sugieren emplear unas veinticinco sesiones, y de cincuenta a cien horas
para las historias de vida. Naturalmente esto no es una “camisa de fuerza”, no
recomiendo tomarlo al pie de la letra, esto pudiera variar dependiendo del tipo
de informantes con que interactuamos, debemos tomar el punto de vista de estos
autores de manera referencial.
Otro aspecto de interés en relación a la entrevista en profundidad es la
que aporta Ruíz, (1996), quien la clasifica en: holísticas, es decir, abocadas
a temas generales; y las enfocadas a temas particulares, esta última se emplean
para esclarecer determinados aspectos de una situación. También este autor nos
habla de las entrevistas dirigidas y no dirigidas, en el primer caso, lleva la
iniciativa el investigador; en el segundo, el investigado. De aquí se puede
deducir un cruce de entrevistas: holísticas dirigidas y no dirigidas; y
enfocadas dirigidas y no dirigidas. Es importante, además de lo que he venido
comentando, el investigador debe emplear este tipo de entrevistas en algunos
casos con sentido práctico.
Ahora bien, este tipo de entrevista tiene la ventaja de proveer al
investigador una información rica, profunda, pero la desventaja es que requiere
más tiempo a la hora de entrevistar varias personas, no así los grupos de
discusión que permite entrevistar varias personas en tiempo simultáneo. Otro
problema que puede generar la entrevista en profundidad es que el entrevistado
puede tener problema en algunos casos para expresar sus puntos de vista
relacionados con un tema concreto. En todo caso aquí debe privilegiar dos cosas:
la empatía y la familiaridad, y el respeto y la conexión intersubjetiva que
permita una conversación fluida donde exista una transacción de puntos de
vistas que resulte como una síntesis o resultado de esa situación dialógica.
En términos prácticos, la entrevista en profundidad, según Ruíz, (1996)
pasa por tres procesos básicos: inicial, de contacto con las personas, nos
relacionamos con ellas; la entrevista, donde nos focalizamos hacia el propósito
de la obtención de la información (a través de un proceso interactivo) y de
registro. Aunque algunos autores hablan de confiabilidad o fiabilidad; no creo,
en mi opinión, que en el paradigma cualitativo
sea necesario como en el paradigma positivista, en el sentido de que el
acercamiento inicial con los actores sociales, la empatía lograda, la
familiaridad, el respeto al subjetividad y la
intersubjetividad garantiza por sí misma unos resultados óptimos
esperados por el investigador, obtenidos desde la visión de los actores
cohistoriador-historiador. Así como hemos visto una forma de entrevista individualizada existe
una de carácter grupal: grupos de discusión o grupos focales de los que me
ocuparé en adelante.
El grupo de discusión, Arboleda, (2008); Ruíz, (1996) o grupos focales Aigneren,
(2009), según Arboleda, (2008); Ireta, Berttolini y Díaz, (2014) sus orígenes
están es las Ciencias Sociales y después de la Segunda Guerra
Mundial en la mercadotecnia luego se extendió a otros campos del saber. Sin embargo otros autores: Morgan, (1991,
1998); Ibáñez, (1979); Goldman y Mc-Donald, (1987) citados por Arboleda, (ob.
cit.) además de la investigación de mercado le asignan su origen a la
psicoterapia. En los Estados Unidos la introduce Paul Lazarfield a principios
de los años cuarenta, en este país está más enfocada en la mercadotecnia y en
los estudios de opinión mientras que en Europa (España) en la Sociología y en los
estudios culturales y comunicacionales.
La mayor parte de la literatura coincide en atribuirle a Mertón, Fiskey
y Kendall su empleo en el campo de la investigación, de los grupos focales,
Arboleda, (ob. cit.), en la que ha predominado la visión europea en las
investigaciones sociológicas vinculadas a un marco ontológico, epistemológico,
teórico y de técnicas como procedimientos de estudio. Galeano, (2004) la
concibe como una estrategia interactiva; Callejo, (2001) como una práctica de investigación; Ibáñez, (1999),
Johnson, (1996) la problematizan en un marco epistémico y ontológico;
Cervantes, (2002) la considera un método, un diálogo, un resultado, un
discurso, citados por Arboleda, (ob. cit). Como vemos la opinión acerca de los
grupos de discusión es muy diversa, pero no nos debe preocupar, creo que nos
debemos ocupar más bien de construir un discurso coherente, claro está, de
acuerdo al autor(es) seleccionado, en el caso que adoptemos más de uno.
Siguiendo una línea conceptual
como hemos visto, encontramos un universo de definiciones, que de ningún modo
en este ensayo me propongo agotar, sino señalar más bien, algunos aspectos de
interés, porque no olvidemos que cada investigador debe seleccionar los autores
que consideren más idóneos en relación al método biográfico y a la entrevista
en profundidad y a los grupos focales. Todo grupo de discusión debe tener un
moderador, en ello coinciden todos los autores, para darle coherencia y
propósito a la investigación y obtener la información deseada. Por ejemplo
Alonso, (1996) citado por Arboleda, (ob. cit.) afirma que el moderador es el
motor del grupo de discusión, quien propicia una conversación socializada o
comunicación grupal para analizar el discurso ideológico y las representaciones
simbólicas del grupo en estudio, asociado a un problema social determinado.
Además de lo señalado, esto requiere reunir un grupo de individuos
seleccionados por los investigadores para lo que se necesita que estén los
actores sociales de la comunidad, para que por su experiencia le sugiera los
más idóneos, para elaborar desde la exposición de las personas el hecho social
como investigación. Para abreviar palabras, el punto central del grupo de
discusión es la participación dirigida, interactiva para lograr los resultados
esperados, que en el caso del método biográfico es relatar de manera fidedigna
la vida de la(s) persona(s) o institución o instituciones que nos ocupa. El
papel del investigador cuando emplea el grupo de discusión es registrar la
elaboración grupal de la realidad y la experiencia del grupo. Morgan, (2014)
citado por Ireta, Berttolini y Díaz, (2014) por su parte comparte la idea de
que el grupo focal en una entrevista grupal cuyo objetivo es confrontar
opiniones, ideas y sentimientos de los informantes para revelar sus
experiencias.
Ahora bien, quiero hacer algunas reflexiones en relación de lo que Ruíz,
(1996) denomina validez y confiabilidad. Yo no emplearía estos términos en
investigación cualitativa, y de manera particular en el método biográfico ni en
sus técnicas empleadas. En el paradigma de investigación cualitativa su
objetivo no es la búsqueda de una verdad universal como en el paradigma
positivista, sino más bien de un resultado, que termina siendo la experiencia
de vida de sus actores. Pero además debo agregar, varias razones en que
sustento esta opinión muy personal. Es conveniente antes de entrevistar el
futuro grupo de discusión, conocerlos, crear un clima de amistad, estrechar
lazos de cordialidad y acercamiento, esto rompe el hielo, allana el camino para
no hacer preguntas sesgadas o comprometedoras que el grupo se vea en la
necesidad de omitir o sencillamente
mentir. Este clima inicial es favorable aunque parezca poco
significativo porque se puede caer en la creencia de que es tiempo perdido, a
largo plazo producirá dividendos en
términos de resultados de investigación. Si seguimos estas consideraciones, los
criterios de validez que puede preocupar a algunos investigadores queda fuera
de lugar.
De la misma manera, hay que tener cuidado con el lugar que se selecciona para dicha actividad—grupo
de discusión— es conveniente acordarlo con los informantes, nunca imponerlo. Se
debe confiar en la buena voluntad del grupo, que solo se puede lograr a través
de la cordialidad. No está de más recordar que el lugar debe estar lejos de
agentes perturbadores como ruidos o interrupciones de parte de personas, porque
esto puede afectar la calidad de la información. No creo necesario hacer análisis de contenido, el relato es el relato,
modificarlo carecería de sentido, pues se modifica la esencia de la información
y naturalmente de la investigación. El consenso general entre investigadores es
que el grupo no debe ser mayor de ocho personas y la duración de la discusión
no mayor de dos horas. En el caso que se necesite obtener más información es
conveniente acordar otra sesión con el grupo. En mi opinión y en mi
experiencia, los grupos muy grandes reducen el tiempo de participación de los
informantes, y naturalmente la información, así como también se puede salir de
nuestro control el grupo. En todo caso si el número de informante es grande
sugiero organizar varios grupos de discusión en sesiones distintas previamente
acordadas. Para finalizar este tema creo que una entrevista bien llevada no
necesita, técnicas de validación, en este punto el mejor consejero es el
consenso del grupo, y la información que salga de él. Si uno de los temas a
tratar en el grupo puede tocar directamente a una o varias personas, es mejor
obviarlo con esta técnica, y quizá la entrevista en profundidad sea la mejor
opción. Claro está no debemos dejar de lado el aspecto ético.
Por esta razón cada investigador aboga por tener un buen informante,
pero dibujar su retrato antes de hacer la investigación en términos ideales nos
pude traer decepciones, no conozco una regla general para captar un buen
informante; esto es casi igual que decir que tengo una regla general para
tratar a las personas. En este territorio el camino es inductivo, y su mayor
consejero es la experiencia acumulada durante los años, así como nuestra
reputación como investigador. Sabemos que hay individuos que manifiestan sus
experiencias y sentimientos de distintas maneras. Aunque Rusque, (2001) expresa
que resultan ser mejor informantes las personas que no se conocen con
anterioridad, sin embargo en mi opinión, hay que tener cuidado con no hacer un
dogma de ello, sabemos que en la literatura, existen miles de casos que
argumentan que la empatía no necesariamente depende del tiempo, sino de la
conexión emocional que se establezca, de los intereses de los grupos y de las
comunidades. Existen personas que se conocen por años, sin tener ningún tipo de
acercamiento, y basta que aparezca una situación, que los ponga a ambos en el
camino de la solución, para ver que en poco tiempo luchen juntos por un
objetivo en común. Por ello no creo en términos absolutos que esta
argumentación sea cierta; que el éxito de la entrevista o de los grupos de
discusión dependa o no, que se conozcan es relativo.
Lo que sí es seguro es que hay que tener mucha paciencia para hacer la
entrevista tanto individual como grupal, tratar de llevar el hilo conductor de
la información que se desea para el propósito de la investigación. El tiempo es
en alguna medida el mayor aliado y esto amerita un gran esfuerzo por parte de
las personas involucradas—entrevistador e informantes—, y no olvidar que
queremos penetrar en su mundo, no en el que nosotros como investigadores
queremos o nos conviene recrear, no se trata de buscar la verdad, sino
sencillamente develar una experiencia de vida que es la razón de ser del método
biográfico como componente de la investigación cualitativa.
Palabras Finales. Lo expuesto aquí es mi
visión del método biográfico, de ningún modo pretendo que hagan un dogma o
credo de ello, son algunas consideraciones que hago de él, por esto es una
aproximación. Lo que sí creo es que la naturaleza y el punto de donde vemos el
mundo son cambiantes, su contexto, la formación intelectual del investigador,
las relaciones inter subjetivas investigador-investigados, las teorías, entre
otras posiciona al investigador en un
paradigma determinado, en este caso: el cualitativo. La palabra misma paradigma
es una perogrullada, Kuhn nos ha dejado
unas veintiuna definiciones, y no creo que esto se detenga. La investigación
cualitativa es de carácter inductiva, de naturaleza holística, los
investigadores se identifican con las personas que estudian para poder
comprender cómo ellos ven las cosas. No busca la verdad, sino la comprensión de
las perspectivas de otras personas, por ello los métodos cualitativos son
humanistas.
En este particular—lo que aquí me ocupa es el método biográfico—, además
de lo ya señalado, tiene como referentes teóricos el enfoque socio
construccionismo, que por cierto no es un constructo homogéneo, sino al
contrario, es un aluvión de tendencias que en algunos casos difieren entre
ellas. El construccionismo es interactivo, el investigador y el investigado
crean una diada donde el conocimiento es consecuencia de la actividad humana,
es una construcción humana, nunca una verdad certificable como única verdad
universal, sino como algo cambiante, su ontología es relativista, su
epistemología subjetivista, se fusionan en él los puntos de vista del
investigador y de los informantes, su metodología es hermenéutica, dialéctica (comparable
y contrastable), para generar construcciones sobre la base del consenso, porque
lo importante es entender los fenómenos sociales desde la perspectiva de los
actores-informantes y del investigador como síntesis.
Por ello el método biográfico encaja con el paradigma cualitativo y con
el enfoque socio construccionista en el sentido de que su base es dialógica, la
verdad consensuada, donde privilegia la construcción de significados de los
actores sociales involucrados, es de carácter multifacético, tiene los
siguientes postulados básicos: narrativo, contextual, interaccionista,
dinámico; cuyo objetivo es mostrar el
testimonio subjetivo de una persona o institución, de sus propias visiones y
valoraciones de su vida, que pendula entre lo individual y lo colectivo. Por
ello es fenomenológico, porque entiende los fenómenos sociales desde la
perspectiva de la gente. El método biográfico es de más vieja data de la que le
asigna la literatura del siglo XX, que la ubica a principios de los años veinte
en el seno de la sociología y de la psicología, en mi opinión, el método
biográfico se remonta al mundo grecolatino entre los historiadores, en el siglo
pasado lo que ocurre es que es introducido en el ámbito académico como
metodología de investigación.
El método biográfico se sirve de
la entrevista en profundidad para lograr aprendizajes sobre acontecimientos y
actividades que no se pueden observar directamente. Y por su coherencia con el
paradigma cualitativo el entrevistador y el entrevistado desarrollan un papel
protagónico en un plano horizontal. De igual manera el grupo de discusión, es
una entrevista grupal, una conversación socializada empleada para captar el
imaginario de un grupo de personas para elaborar desde su experiencia personal,
un relato donde el propósito del
investigador es registrar como los participantes elaboran grupalmente su
realidad. Sin desmerecer las fuentes escritas secundarias (cartas, diarios
personales, fotografía u otro documento de interés para la investigación de
carácter público o privado).
Los investigadores deben abstenerse de estudiar los escenarios en los
cuales tengan participación personal o profesional porque pueden ver las cosas
desde un solo punto de vista de la información que le den los informantes, al menos
que prevalezca el intercambio subjetivo en la conversación cara a cara,
horizontalmente en igualdad de condiciones y respeto. Se debe evitar como una
recomendación final, la manipulación
ideológica en ambos sentidos—de investigador a informante y viceversa—
Toda investigación tiene riesgos que saltar, y este en caso, el primero que hay
que solventar, es que el investigador se gane el corazón de los informantes.
Muestra Visual
Juan de Dios Campos (1924-2002) Soledad, estado Anzoátegui
Todos mis hijos politicos se reunieron en Carabobo y si hablaron esos
muchachos, (1993)
Esmalte industrial/cartón
Colección y fotografía: Manuel Bas, Caracas, D. C.
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EDICIÓN ELECTRÓNICA: Esp. Víctor A. Hernández (Nota: por instrucciones especificas del autor, éste trabajo se subió al blog, tal y como fue enviado por el autor, sin revisión ni corrección)
Los Teques, octubre de 2015