sábado, 4 de abril de 2020

USO INADECUADO DE CONCEPTOS EN EL DISCURSO, VERSUS LA APROPIADA SEMÁNTICA DE LA ACADEMIA*





USO INADECUADO DE CONCEPTOS EN EL DISCURSO, VERSUS LA APROPIADA SEMÁNTICA DE LA ACADEMIA*
 “Para investigar la verdad es preciso dudar, en cuanto sea posible, de todas las cosas” [Comencemos con el significado que a la ligera le asignamos a las palabras que usamos (N de A)] (Descartes, El Discurso de Método, 1637)

“El buen sentido es la cosa mejor repartida del mundo, puesto que cada uno piensa estar tan bien provisto de él que, incluso aquellos que son más difíciles de contentar en otra cosa cualquiera, no acostumbran a desear más de lo que tienen”. (Descartes, El Discurso de Método, 1637).

 

Una vez fui con un compañero para tratar de venderle un programa de software contable a un herrero famoso por la fama de la calidad de sus trabajos, hablándole al señor se le dijo, esta poderosa y sencilla herramienta lo ayudará mucho en su negocio, simplificándole la vida respecto al registro de entradas y salidas dinerarias, retenciones y pagos de impuestos, el señor se nos quedaba viendo raro, y se dirigió a una pequeña biblioteca que tenía en su modesta oficina y saco el tomo 2, de la vigésima primera edición del Diccionario de la Lengua española y nos indico; por favor, busquen en la página 1099 y lean el concepto de “Herramienta”, luego preguntó: ¿si es usted un Universitario bien formado, que tuvo que realizar una investigación para hacer un proyecto y graduarse?; ni siquiera averiguó que significaban las palabras que uso, ¿cómo puede ser algo intangible, una herramienta?. Será un programa, quizás una aplicación informática, pero jamás una herramienta, con el uso de herramientas me gano la vida casi diariamente hace unos 25 años. Ese hecho que en su momento me hizo sentir vergüenza e indujo en mí el comportamiento de revisar, en el libro que quizás es el más obviado por estos tiempos, es decir, el Diccionario, los conceptos que uso cotidianamente y tratar, aunque no siempre lo logro, utilizarlos de la manera más apropiada posible.

    Un tiempo después leía el libro Estadística General Aplicada escrita por los Doctores Frederick E. Croxton y Dudley J. Cowden (Fondo de Cultura Económica, México. Tercera reimpresión en 1959) y me llamó mucho la atención de que en la página 22 hace una analogía entre el trabajo de un carpintero y un investigador, en todo momento habla de que el carpintero utiliza herramientas y los investigadores métodos, en ninguna parte del escrito comete el error de indicar que los investigadores (en estadísticas) utilizan herramientas para su trabajo investigativo. Ese detalle me hizo recordar al herrero y pensé que quizás las personas de la vieja escuela tenían ese tipo de formación, que en la educación de aquellos tiempos era importante que las personas, en especial los académicos, utilizarán correctamente las palabras, teniendo pleno conocimiento de su significado formal (El acordado en los diccionarios oficiales de una lengua); que dominaran la conceptualización cosificativa de los términos que utilizaban.

     Por esos días comencé a ojear un libro que me regaló el Doctor Cristopher Anthony Oropeza Ramones, titulado “Del acto de conocer al discurso que lo narra. Una problemática epistemológica” del Doctor Gabriel Ugas Fermin, en sus primeras 12 páginas habla de normas y reglas y no utiliza la palabra “estándar”, lo que llama la atención, ya que es una palabra usada hasta en exceso últimamente, pero que está asociada a un factor que podría inducir a errores, en Inglés, “standard” tiene dos significados aceptados, patrón y norma, si en el contexto de la oración donde se usa no ubica exactamente al lector, puede dejarlo en un limbo, en el cual no sepa específicamente a que se refiere el autor, por eso me llamó poderosamente la atención el cuidado del Doctor Ugas en no utilizar términos de posible interpretación dudosa y pienso que esa debería ser una de las características de la academia. Una frase del libro de Croxton, mencionado supra, dice: “Es lamentable que muchas personas tengan propensión a aceptar datos estadísticos sin dudar de su exactitud.” Me permito copiarlo y rescribirlo como: “Es lamentable que muchas personas tengan propensión a aceptar significados conceptuales sin dudar de su exactitud.” (Más adelante en el libro de Ugas las epistemologías terminan teniendo herramientas, páginas: 16, 19, 54 entre otras, pero esa es otra historia…Uomo su uomo)

     En el mismo orden de ideas, recuerdo que visitaba a un amigo que tenía una distribuidora de productos desechables, y al amigo le indica a un empleado que “chequeara” una mercancía que había llegado, el empleado fue y al rato regreso y le dijo “Si jefe hay esta la mercancía”, el amigo, un poco molesto le increpa y le dice, al menos ¿viste si lo que decía la factura es lo que llegó? Y comenzó a regañarlo, intervine y la dije al amigo, no deberías regañarlo, ya que el error parte de ti, no de él, cuando tu le dices a alguien que chequee algo, la persona puede interpretar que le estás indicando: ver, anotar, registrar, confrontar, comprobar, inspeccionar, fiscalizar, verificar, observar, revisar, examinar y quien sabe cuántos más significados le atribuye la gente, si no le das al empleado una orden precisa y clara, no debes pretender que él te lea el pensamiento y adivine que es lo que tú, en última instancia, le estás solicitando que haga, el amigo, un criollo Portugués muy educado en sus maneras, le pidió disculpas al empleado y le indicó que verificara si la mercancía recibida correspondía con la factura, el empleado se fue, regreso al rato e informó que si, se había recibido correctamente la mercancía en cuanto a las cantidades y las presentaciones solicitadas. 

    Un caso que siempre me ha parecido interesante ocurre con la palabra RANGO, traducción descuidad de la palabra inglesa “RANGE”, aparentemente a alguien, posiblemente del campo de los profesionales mayormente atropellados…esos que usan mucho la calculadora…, se le ocurrió cambiar la “E” por una “O” y listo, y en una muestra descomunal de flojera no consultó el diccionario de traducción y comenzó el adefesio con el rango,  rango en Inglés significa intervalo, entendiendo intervalo como: “Del lat. intervallum.1. m. Espacio o distancia que hay de un tiempo a otro o de un lugar a otro.2. m. Conjunto de los valores que toma una magnitud entre dos límites dados. Intervalo de temperaturas, de energías, de frecuencias.3. m. Mús. Diferencia de tono entre los sonidos de dos notas musicales.” DRAE, Ed. 22) y rango como: “Del fr. rang, y este del franco *hrĭng 'círculo', 'corro de gente'. 1. m. Categoría de una persona con respecto a su situación profesional o social. 2. m. Nivel o categoría. Una ley de rango constitucional. 3. m. Situación social elevada. 4. m. Garbo, desinterés, desprendimiento.” (DRAE, Ed. 22) Como puede apreciarse nada que ver el significado de un término con el significado del otro, pero ahora estamos invadidos de libros llenos de “rangos” tratando de significar intervalo. Y así pasa con otras palabras como planear con la cual hemos sustituido, casi totalmente a la planificación, en los textos de administración, finanzas, gerencia y negocios.

     Retornando a la situación atípica del rango, reflexionando acerca de por qué ocurren estas situaciones, recuerdo cuando tuve el honor de trabajar como químico en PDVSA (entre los ochenta y los noventa), en la filial dedicada al aseguramiento de la calidad de los productos derivados del petróleo, apoyo técnico a filiales y empresas foráneas, investigación y desarrollo en áreas de interés petrolero, INTEVEP, donde además de recibir una excelente y continua formación profesional, tuve la oportunidad de escribir y que fueran publicadas notas técnicas, informes técnicos y participar en un informe de investigación y desarrollo, las normas en el centro de investigación dictaban que cada vez que se pretendía publicar un escrito, este después de ser revisado por un comité de expertos en el área técnico científica, era revisado por expertos en lenguaje y, en más de una oportunidad recibí correcciones, de obligatorio cumplimiento, por estos expertos en lenguaje, lo que me llevó a pensar, que una de las causas del uso incorrecto, en principio, de algunos conceptos, es que como profesionales de diversos campos, pensamos que sabemos todo del área de experticia, olvidando que el uso del lenguaje tiene sus particularidades especificas y sus profesionales, en los cuales deberíamos apoyarnos, para garantizar la calidad conceptual y narrativa de nuestros escritos, sobre todo si estos van a representar el nombre de una prestigiosa institución, como lo es un centro de investigación o una universidad, que es un espacio de investigación por excelencia.

     Para concluir, pienso que deberíamos quitarnos los mantos de soberbia, prepotencia, arrogancia y autosuficiencia y ser mesurados y educados y hacer lo que sabiamente indicó en El Yo Dividido, R.D. Laing: “Todos deberíamos dedicarnos sin pausa a desaprender gran parte de lo hemos aprendido, y a aprender a aprender lo que no nos han enseñado”, sobre todo lo que hemos aprendido con características de imprecisión conceptual. Y recordar que todo investigador lleva la carga de ser también un epistemólogo, por lo cual: “El epistemólogo debe esforzarse pues, pues para comprender los conceptos científicos en síntesis psicológicas progresivas, estableciendo, a propósito de cada noción, una escala de conceptos, mostrando como un concepto produce otro y se relaciona con otro” (Bachelard, citado por Reale & Antíseri). Lo que implica claramente que si se tiene un concepto difuso o imprecisamente interpretado en la cadena progresiva de conceptualización, la imprecisión se difundirá por gran parte del razonamiento expuesto, lo que en principio contradice el principio científico de búsqueda de la verdad, lo más precisamente posible; haciendo analogía con un albañil, sería como construir una gran pared con bloques defectuosos, quizás la pared se mantendrá por un tiempo, pero en algún momento presentará sus fracturas y defectos., dejando al albañil, con mala reputación ante los clientes y sus colegas. Y como dice Marilyn Von Savant, buscar un par de palabras diariamente en el diccionario, nos irá haciendo más inteligentes, al ser capaces de ir comprendiendo, poco a poco más discursos o discursos más complejos.


Muestra Visual:



José Gregorio Grateron Luque. Dibujando desde el Aislamiento Finales de marzo del 2020).. Colección y Fotografía del Artista.


Referencias:
-Croxton, F. E. & Cowden D. J. (1958), Estadística general aplicada. (3ra. Reimpresión de la Primera edición en español). México. Fondo de Cultura Económica.
-Fermin, Gabriel. (2013). Del acto de conocer al discurso que lo narra. Una problemática epistemológica. (1 ra, Ed.) Venezuela. Lito-Formas.
-Laing, R. D. (2013). El Yo Dividido. (1 ra. Ed.). México. Fondo de Cultura Económica.
-Reale, G. & Antiseri, D. (2010). (“ da. Ed.). Historia de la filosofía. (Tomo VII).  Colombia. Editorial San Pablo.
-Savant, M. (2004). Gimnasia cerebral: Ejercite y aumente usted mismo su inteligencia. (7 ma. Ed.)  España.. Andos, S. L. .
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TEXTO: Víctor A. Hernández
FOTOGRAFÍA: José G. Grateron L.
REVISIÓN: Ph.D.: Cristopher Anthony Oropeza Ramones, MsC. Manuel C. Bas S. y Bh: Víctor A. Hernández C.
EDICIÓN ELECTRÓNICA: Lcdo. / Esp. Víctor A. Hernández
Ciudad de Los Teques, capital del estado Bolivariano de Miranda, en estado de Aislamiento Social y cuarentena preventiva a los últimos días del mes de marzo del año del señor Jesús Cristo 2020.-