domingo, 7 de febrero de 2016

ARTISTAS POPULARES DEL ESTADO ANZOÁTEGUI






ARTISTAS POPULARES  DEL ESTADO ANZOÁTEGUI

     “Gente así, como digo, pintores, tallistas, carpinteros de retablos y decoradores de marcos y homacinas, que amistan el purpura con el añil, al verde de las lluvias con el tizne de los veranos y le atribuyen a Bolívar o a San Juan Bautista rasgos del pulpero, de paleador de burros…”, Luís Alberto Crespo, (2000) en Edda Armas, (2000),  p. 18.

     “Nunca, que se sepa, Caota se extrajo de estas inagotables faltriqueras otra cosa que no fuera la carta que nunca le escribió ni nunca le mandó al hijo de Mercedes Alfonzo contándole la vez que se encontró con Cristo en El Bajo Guatique y Cristo le estuvo rogando que le ayudara a construir el mundo. Entonces Cristo tomó el barro de los indios que se asentaron entre las piedras del Guanape y que se había transformado en la resina de los tiamos, amasó Cristo el barro entre sus manos mágicas, sopló sobre lo que parecía el ojo de la brasa, y entonces roló la cóitora de entre la palma con la herida del clavo hasta la flor del pardillo, que se esparcía en el suelo”. Alfredo Armas Alfonzo, (1978 a.) en Edda Armas (Comp.). (2003, p. 60).

     “Es evidente que ya nada referente al arte es evidente, ni en sí mismo, ni en su relación con la totalidad, ni siquiera en su derecho a la existencia”. (Theodor W.  Adorno, 1970, Teoría Estética, p.19).



Bernardo González.
Vista de la Mitad del Oeste de Barcelona (Venezuela). (s. f.).
Grabado a buril Ramón Bolet Peraza.
El Oasis, Nº 3, Imprenta y Litografía Bolet, Barcelona, 1856.
Tomado de (Rafael Pineda, 1980, Retrato Hablado de Venezuela, T. 2, Serie    Cuadernos Lagovén. Fotografía en blanco y negro Nº 169: Alí Araujo, Caracas:        Lagovén Filial de Petróleos de Venezuela,   S. A., p. 75). Digitalización de imagen, Biblioteca Nacional de Venezuela/Referencia Virtual, Caracas, D. C., Venezuela.


Por: M. Sc. Manuel Bas.                             Esp. (bi) TSU Víctor A. Hernández (Col.)

RESUMEN

     Artistas Populares del Estado Anzoátegui es una investigación, que desde el punto de vista metodológico se emplearon fuentes: primaria y secundaria. La primera utilizó entrevistas, visitas a los creadores en sus talleres, muchos de ellos no documentados, para lo cual fue de gran utilidad las fuentes testimoniales vinculadas a las artes o el plano personal, que aportó al conocimiento biográfico. Implicó además el estudio, la valoración de sus creaciones y la selección  que aquí se ofrece con un fin divulgativo. La secundaria implicó la revisión de referencias impresas, audiovisuales y electrónicas que se complementó con las entrevistas. El trabajo se estructuró: Estudio preliminar para contextualizarlo, apoyado en una línea de investigación histórico-cronológico, teniendo como criterios la aparición en escena artística, hitos histórico que resalten acontecimientos de interés en el campo  o conexo. En esta misma idea, se asumió el criterio de demarcación histórica por periodos, cuatro en total. Primer Período: El Arte en Tiempos Hispánicos Hasta el Siglo XIX. Segundo Período: 1900-1969 Predominio de la Pintura. Tercer Período: Nuevos Artistas Nuevos Lenguajes. Cuarto Período: Nuevos Valores. Acompañada de un extenso trabajo fotográfico de sus creaciones visuales, realizadas por los autores, artista, coleccionistas, gente del medio artístico gentilmente permitieron su divulgación, otras rescatadas de viejos catálogo de publicación limitada de los años 60 hasta la actualidad y de mayor circulación. A manera de conclusión: se puede afirmar que la aparición de nuestros artistas fue espontánea, sin movimiento artístico que los nucleara, individualidades, que se inician, en distintas edades, cuyas motivaciones y criterios de creación son diversas y poco ortodoxos, empleando los materiales de que disponen, con un solo interés: la necesidad espiritual de crear obras de arte marcado por un profundo sincretismo cultural.

Descriptores: Artistas populares, períodos e hitos históricos, cronología, creación artística, Estado Anzoátegui


Abstract


Popular artists of Anzoategui State (Venezuela) is a research paper, that from a methodological point of view used primary and secondary sources. The former used interviews, visits to artists in their workshops, many of them undocumented, for which testimonial sources close to the arts or on a personal level were very useful,  thus contributing to the biographical knowledge. It also implied the study and assessment of their creations, and the selection offered here for exclusively informative purposes. The latter involved the review of printed, audiovisual and electronic references, supplemented by interviews. The work is structured: Preliminary study to contextualize its development through time, supported by a line of historical-chronological research, taking as criteria the appearance of their works on the art scene, historical milestones that highlight events of interest in the field or in related ones. Following this idea, the criterium of demarcation was assumed by historical periods, four in total. First Period: The Arts from Hispanic times to the nineteenth century. Second Period: 1900-1969, Prevalence of painting. Third Period: New Artists, New Languages. Fourth Period: Rising Star. They are accompanied by an extensive photographic work of their visual creations, made by authors, artists, collectors, people in the art world who graciously allowed their disclosure, while others were salvaged from old catalogues of limited publication from the 60’s, to those from the present with wide circulation. In conclusion, we can say that the appearance of our artists was spontaneous, without a definite artistic movement to gather them together, individuals who started at different ages, whose motivations and creative criteria have been diverse and unorthodox, using available materials with just one thing in mind: the spiritual need that drives the creation of works of art marked by a deep cultural syncretism.

Key Words: Popular Artists, historical times, historical milestones, chronological, artistic creations, Anzoategui State.

INTRODUCCIÓN

     En orden cronológico presento a los artistas populares del estado Anzoátegui, que es, al mismo tiempo el título de esta investigación. Preferí este nombre que el de “arte popular del estado Anzoátegui”, porque de lo que trato aquí es principalmente de los artistas y sus creaciones, no sin advertir, los inconvenientes que puede traer el término “arte popular”, vocablo aceptado e internacionalizado por curadores, críticos, coleccionistas de arte, pero hay que dejar claro, que éste es más bien una palabra genérica que involucra a artistas de variadas tendencias y formas y maneras de creación que no se corresponden a un grupo homogéneo, sino por el contrario: muy heterogéneo, el empleo del término ha venido quedando por el momento por no haberse encontrado otro más conciliador, por lo tanto no se debe emplear de manera  dogmática y reduccionista. De algún modo, por este problema he preferido titular el trabajo de la manera que lo hice. Es conveniente aclarar además, que vocablo arte popular aunque sabemos involucra la música, literatura, danza, teatro; en nuestro caso lo restrinjo a las artes plásticas o artes visuales, aunque muchos de los noventa y siete (97) artistas aquí tratados abarcan otras disciplinas dentro del arte popular como es el caso de José Delfín, Leonardo Caicuto (+) (El Negro Caicuto) y  Jorge Medina, entre otros. Dentro de este género presento: tallistas, escultores, muralistas, muñequeros, pintores, escultores, arquitectos, ceramistas, dibujantes, fotógrafos, ensamblajistas, creadores de arte efímero, tejedores, promotores culturales, artesanos, entre otros, algunos de ellos experimentan con varias técnicas integradas en una sola creación con son los casos de Rosa Vegas, Natividad Caicuto y Carmen Mendoza, fieles ejemplo de lo que podemos llamar “artistas múltiples” quienes además han incursionado en los nuevos lenguajes.  En algunos casos es difícil determinar esa fina línea que divide el arte y la artesanía, por lo que en algunos casos me vi obligado a incluir a  artesanos.

     He optado en esta investigación el criterio de amplitud despojado de todo prejuicio, admitiendo tantos artistas reconocidos a nivel nacional como Luís Méndez, ganador del Premio Edmundo Monsanto  en el 54 Salón Arturo Michelena en 1996, Armando Rafael Andrade, quien participó en 1967 en el XVIII Salón Oficial Anual de Arte Venezolano y la IV Bienal de Arte Moderno Sao Paulo, Brasil, Juan de Dios Campos (+) Premio Pintura en el Segundo Salón Bigott de Arte Popular (2001); como a tantos otros, desconocidos, y en el mejor de los casos han participado en alguna que otra feria local, como  Alejandro Méndez, Luís Guaregua, Efraín Velásquez; algunos de ellos desaparecidos físicamente, dentro de los que menciono a:Félix Vargas (+), Omar Tayupo Aguache (+), Jesús Pérez (+), Eduardo Fulco (+), y tantos otros que podemos ver cuando nos adentremos en esta investigación. Creo que lo importante aquí es facilitarle un espacio para dar a conocer su vida y su creación artística, que es de algún modo el objetivo de este estudio. 

      Cabe aclarar que aunque asumí un criterio de demarcación histórica por “períodos”, lo hice solo con fines didácticos para establecer criterios diferenciadores a lo largo del devenir de la creación artística de los cultores aquí tratados, que naturalmente no deja de ser algo arbitrario, se utilizó sólo con el interés de caracterizar los hitos histórico fundamentales que definen nuestro arte popular, fue así que estructuré mi trabajo de la siguiente manera, además de la introducción que presento: Estudio Preliminar, Primer Período: El Arte en Tiempos Hispánicos Hasta el Siglo XIX; Segundo Período 1900-1969: Predominio de la Pintura; Tercer Período 1970-2000: Nuevos Artistas Nuevos Lenguajes y Cuarto Período 2001-2015: Nuevos Valores. Los artistas aquí presentados, suman un total de noventa y siete (97) creadores ubicados a lo largo y ancho del estado Anzoátegui.  

     Para la obtención de la información requerida me vi en la obligación de estudiar una extensa literatura, así como también la recolección de testimonios a través del trabajo de campo entrevistando a artistas y personas vinculadas con el arte a manera de informantes que me suministraron información valiosa que no estaba reseñada en documentos, me serví además del empleo de la internet para contactar artistas y que por ese medio me hicieran llegar información y fotografías de interés, y realizar entrevistas a través del chat,  el correo electrónico y el teléfono vía llamadas o mensajería de texto y la visita de portales (blogs), fue de gran ayuda. Darle una estructura lógica a toda la información fue una tarea ardua, debo agradecer al gesto desinteresado de Víctor Argenis Hernández por  leer el manuscrito y darme sus oportunas sugerencias y con la digitalización y edición del trabajo.
   
ESTUDIO PRELIMINAR

     A manera de Estudio Preliminar, me propongo, entre otras cosas, revisar la conceptualización del término  “arte popular” en el contexto que va a ser utilizado en este estudio no sin dejar de lado su revisión histórica desde el escenario mundial para pasar al nacional (Venezuela) y local (Anzoátegui), lo que permitirá dar luces a  algunos aspectos que no están muy claros en el arte popular, sobre la cual se ha forjado toda una mitología, que en vez de aclarar, genera más bien confusión. Es conveniente por ello señalar algunas referencias históricas que permitan una mejor comprensión de su aparición como fenómeno cultural. No sin advertir, que en este campo no se ha dicho hasta ahora la última palabra, y cualquier opinión que yo emita no deja de ser convencionalismo lingüístico, en tal sentido cualquier planteamiento persigue más bien un fin didáctico al margen de cualquier dogmatismo, por lo tanto no pretendo tener la última voz en esta materia. Para el caso de esta investigación, comparto el criterio de Cañizares, (1993) para el contexto aplicado en las artes plásticas el término arte popular es una realización tangible: plástica, que en otros marcos de referencia, no el empleado en este estudio, incluye la creación artística: musical, escénica, literaria, u otra del pueblo, pero en el caso particular que me ocupa aquí, no.

     El término arte popular—ya internacionalizado y oficializado— ha venido quedando a falta de otro mejor, luego de un amplio debate entre pintores, críticos y curadores de arte, aunque puede entenderse también de manera errónea como sentido de “popularidad”, como éxito masivo, o como que despierta la simpatía de todos, y nada más alejado de esto. (Perán Erminy, 1999). Sin embargo, apunta Ruíz, (2005): “… el concepto de arte popular tiende a ser un término polisémico, abierto y entendido de múltiples maneras, pero no despojado de cargas despectivas”, (p.32). Este mismo autor en otra obra relacionada con el tema publicada en el año 2008 expresa que la terminología arte popular incluye otras expresiones artísticas, que para bien o para mal sirven de sinónimos, por lo tanto escribir una historia del arte popular de Venezuela podría carecer de sustentación teórica. Por ello en mi opinión se debe usar el término sin caer en posturas dogmáticas, y entender que la variedad de expresiones que genéricamente llamamos arte popular tienen características bien diferenciadas que no se pueden homogenizar de manera absoluta; inclusive si queremos investigar en relación al arte popular habría que delimitar bien el tema, debido que como señalé antes citando a Cañizares, (1993) que esta expresión incluye literatura, danza, teatro, entre otras. Es conveniente advertir que este vocablo como todos los creados por el hombre como lenguaje expresivo no deja de ser un término convencional, en la que un grupo de individuo pudiera aceptarlos y otros no. Es una aproximación para designar un fenómeno sociológico-antropológico-histórico-cultural, que en su génesis no deja de escapar a múltiples interpretaciones lo que le da su sentido polisémico. Veamos con más claridad este asunto.

      Ruíz, (2008) nos advierte que el arte popular encierra a veces expresiones artísticas que pueden ser sinónimos en un contexto, pero no en otro, inclusive pudiera ser contrario, como por ejemplo arte ingenuo, arte naif, arte del común, arte folklórico, arte rural, arte primitivo, etc. Veámos con más claridad este asunto. Estos términos y algunos otros se emplean como sinónimo de arte popular. Pero estas terminologías no dejan de ser algo peyorativa y arbitraria, por ejemplo, se utiliza el adjetivo “arte primitivo” por sus semejanzas con las primeras manifestaciones artísticas de la humanidad, que no deja, sin embargo, de ser una opinión algo erróneo, que pone de lado a menudo el sentido común. No podemos considerar, en estos tiempos, ni desde el punto de vista sociológico, cultural e histórico con  el arte que hace el hombre en el siglos XX y XXI, con el primitivo, porque su hacedor, no haya ido a estudiar a una escuela de arte; ni tampoco, el arte que hace gente culta —entre comillas— que tiene que ver con la cultura popular, no considerarlo dentro de este reglón. En estas opiniones hay más prejuicios que realidad; es por ello que he incluido en este trabajo, a creadores con grado universitario, como es el caso de Pablo Velázquez, Migdalia Campo, Paúl Molina Ascanio, José Delfín entre otros, quienes han consagrado sus vidas al arte popular, cito a estos autores sólo para ilustrar, la lista es larga… He preferido abordar esta investigación por autores en un orden cronológico, para ubicar a los artistas en un contexto histórico determinado, y referirme de manera particular a cada uno de ellos, quienes han aparecido en escena de manera espontánea e indeterminada. Por ello prefiero el título: Artistas Populares del estado Anzoátegui,  que ponerle el de: “Arte Popular del Estado Anzoátegui”, por las consideraciones que he venido sosteniendo.

      Al igual que vocablo arte ingenuo, cabe preguntarse ¿dónde está la ingenuidad del artista en su personalidad o en la manera de empleo de los elementos plásticos? En el primer caso, de una manera u otra todos los somos; en relación a los elementos plásticos que ignoran estos artistas en relación a los que se enseñan en la escuelas de arte, quizá lo sean; es por ello que estos creadores desarrollan técnicas novedosas, que en muchos casos, los pintores académicos ignoran, de modo que ellos son ingenuos en algún sentido. Para nadie es un secreto la influencia que tuvo el artista popular Emerio Darío Lunar en el arte académico. El arte naturalmente es uno solo, cualquier clasificación que se haga de él, debe tenerse en cuenta que no es un dogma, y que está sujeto a variadas interpretaciones. Y otro vocablo que refiero es la denominación “arte del común” aludiendo al sector que lo elabora, sin olvidar que en el mundo de la globalización, los distintos estratos sociales están en permanente comunicación y este arte hoy no es atributo, en mi opinión a un sector social en particular, es decir, puede realizarlo cualquier persona independientemente del estrato social.

     Ahora bien, este término a pesar de todas la críticas, sigue siendo el más conciliador, sin embargo, no hay que entenderlo de forma dogmática y estar presto a múltiples interpretaciones que se hagan de él, que puede ser válido en un contexto y no serlo en otro. No olvidemos que Platón (427-327 a C.), (tr. 1871) en el diálogo Crátilo o de la Propiedad de los Nombres (Kratylus) escrito aproximadamente el año 360 a C. advirtió las limitaciones que tiene el lenguaje, que de algún modo, los nombres de las cosas tienen que ver con la aceptación de un grupo determinado por convención de manera subjetiva que no necesariamente no deja una rendija para la especulación de otros grupos con otros intereses. Cabe destacar en el contexto de esta investigación, arte popular debe ser entendido como realización tangible, material: plástica, que en otros marcos de referencias, incluye toda creación artística: musical, escénica, literaria, u otra del pueblo. Y que este es el paradigma bajo la cual, por ahora, se empleará, no sabemos si en el futuro encontremos una palabra de mejor adecuación.

     Otro problema que lleva implícito para encontrar una definición satisfactoria son los distintos matices de este género, no todos los artistas ingenuos reflejan el mismo comportamiento frente de sus percepciones de lo real, ni responden a las mismas características. Para Calzadilla, (1999) “Hay artistas ingenuos que cuando pintan evocan las imágenes de su infancia y de lo que vivieron. Hay otros que refieren historias y anécdotas siguiéndose por las ideas que tienen de las cosas. Y hay otros, por último, que recrean los sueños y lo desconocido”, (p. 1). Continúa Calzadilla, (1975 a.); (2012) “Son artistas desasistidos de todo apoyo oficial, y que, aun así, han preservado en un trabajo que, retribuye, en compensación, los frutos de la belleza que en ellos se han inventado y que han sabido traducir  a imágenes ingenuas, a veces toscas pero expresivas representaciones, de mitos, anécdotas y fábulas, (p. V); (p. s/n.). Para este autor, (1983) “Las obras de los imagineros, sean tallas o figuras de bulto, pueden ser consideradas como arte popular”, (p. 5). Estos términos, categorizaciones, conceptualizaciones y motivaciones señalados por Calzadilla son válidos y aplicables para los artistas populares del estado Anzoátegui aquí estudiados. También existen diferencias geográficas que pudieran incidir en la creación artística como fue el caso de Río Tocuyo, que por el tipo de materiales (minerales), en este sentido, refiere Boulton, (1975) la “… caparrosa—el cobre—, pues de él se obtenían el azul, el blanco, el rojo, el anaranjado, el amarillo y el verde colores que están presentes en las pinturas que provenían de este lugar…”, (p. 254);  encontrados para la elaboración de la pintura influyó en un tipo particular de paleta, naturalmente, en una tipología de pintura. No se deben dejar de lado los aspectos culturales aunados como se ha dicho y relacionado con el temperamento del artista.

     En este espacio, mi interés no es buscar un vocablo que resuelva la problemática semántica, que no es cosa fácil de resolver, sino más bien dejar claro que se emplea este término de manera genérica, no dogmática, para referirme a los hacedores de arte denominados primitivos, ingenuos, naives, marginales, del común, legos, dominicales, entre otros, oficializado por la crítica especializada para referirse a un grupo determinado de artistas que hacen arte de las más variadas formas, elementos, al margen de las escuelas de arte. Este término ha sido empleado en las más prestigiosas bienales del país: Bárbaro Rivas, Salvador Valero, Salón Bigott, entre otras. Sin embargo no podemos cerrarnos a la posibilidad de que en el futuro encontremos un término más adecuado, no todo está dicho todavía en esta temática.

     El origen de este tipo de arte no deja de tener complicaciones al momento de fijar una fecha, esto en parte por lo diverso de las opiniones que existen en este aspecto, nacidas de sujetivizaciones que son buscadas y señaladas en su génesis históricas, es decir lo que se ha podido rescatar la historia de un pasado borroso, de modo que cuando hablamos de fecha se habla de fechas históricas que no necesariamente en algunos casos se ajustan a la realidad, sino más bien es una realidad artificial construidas para explicar un hecho histórico. De modo que con Feliciano Carvallo no se inicial el arte popular, sino más bien su interés histórico por el estudio un tipo de arte que ya existía hace mucho tiempo atrás. Juan Calzadilla, (1983) al referirse a este punto plantea que determinar con precisión el punto de partida del arte popular no deja de ser erróneo, no se ajusta a la verdad, es por ello que solo se precisa con fines estrictamente históricos. Que naturalmente en mi opinión por las aserciones primitiva, ingenua, del común no deja de tener un tinte del positivismo decimonónico que pulula en la atmósfera del siglo XXI, incluso es anti histórica por referirse a momentos históricos bien diferenciados.

     Otro aspecto de análisis, es la atribución errónea de este tipo de arte exclusivamente a zonas rurales, marginales, de estratos sociales bajos, que solo es cierto en un comienzo, pero que en el mundo actual ha cambiado por el efecto de las tecnologías de la comunicación y de la información. La atribución de este tipo de arte a las zonas y estratos sociales marginales, es seriamente cuestionada hoy. El arte no tiene cuna, el arte es una manifestación espiritual que no está encerrada en una clase social particular, esta es una visión estrecha, proveniente de una visión positivista de la humanidad, superada hoy, al menos en los círculos de intelectuales. Recordemos que todos somos pueblo. Recuerdo en una oportunidad que conversaba con Juan Calzadilla en el Museo de Arte Popular de Petare. “Bárbaro Rivas” en el año 2008 en relación a la obra de José Moreno, (médico de profesión) iniciado por Viviano Vargas y Antonio Ramón Pinto en el arte popular, Moreno profesor de la Universidad de Carabobo, le pregunté qué tipo de arte hacía José Moreno, a lo que Juan Calzadilla me respondió— “arte popular culto”—, incluso en la dedicatoria que me colocó en el libro que escribió de la obra de José Moreno están estas palabras: “Juan Calzadilla para Manuel, con muchísimo gusto estas reflexiones sobre el arte popular culto”. Creo que este ejemplo deja claro este punto. Es decir hay gente culta que hace arte popular.

     Ahora bien, de paseo por la historia del arte popular Bihalji-Mirin, (1978) expresa que el origen de este tipo de arte se remonta al siglo XIV en Europa Occidental de donde se desplaza hasta lo demás continentes. Entre los artistas de este género conocidos desde el punto de vista histórico tenemos a Henry Rousseau (1844-1910) conocido como El Aduanero, Vivir, Bombois, Seraphine a quienes se les han considerado como los clásicos de este arte. No está demás reseñar en Centro América, en especial el arte de Haití la cual muestra una diversidad de forma y los rasgos del pueblo y sus paisajes. En Norteamérica, el cual nació hace siglos como arte popular profano que respondía a la necesidad de expresarse, según Bihalji-Mirin, (ob. cit.) del hombre sencillo, muchos hombres y mujeres pintaban para embellecer su ambiente o para retener acontecimientos importantes de la vida y de la historia.

     En el caso de Venezuela Calzadilla, (1982); Perán Erminy, (1976)  sitúan su aparición en el siglo XVIII, aunque ha sido conceptualizado como arte moderno es un fenómeno más antiguo, su tradición se remonta al trabajo de los imagineros coloniales. Sobre este aspecto refiere Francisco Da Antonio, (1988) ya en el siglo XVIII existían un número de retratos dentro  de los que caben mencionar: Don Feliciano Palacios y Sojo fechado en 1726; Doña Teresa Mixares de Solórzano y Tovar datado de 1732 y el de Doña Brígida Ibarra, Condesa del Toro. Este hecho concreto está por encima de cualquier especulación al respecto. Esto demuestra que el arte popular es anterior a 1948.

     Otros aspectos de interés para el estudio y la comprensión del arte popular venezolano como apunta Calzadilla, (1981) es el arte (facsímiles u originales) traído de Europa a tierras americanas muchas de ellas eran de pintores formados en los talleres de maestros en Roma, Sevilla o Amberes que van a jugar un papel trascendente en el origen renacentista del arte latinoamericano, que no escapó, según este autor a la fusión de estilos (hibridación) especialmente a partir del siglo XVIII  que condujo a la creación de escuelas e individualidades que se van alejando de sus modelos estéticos de donde se inspiró en principio. Obviamente se puede encontrar también un tipo de arte repetitivo, de falta de libertad creadora que tenía como fin la necesidad evangelizadora creado generalmente por indios o mestizos que nunca conocieron los creadores de esos grabados en que se inspiraban, llegados de España, Italia, Alemania, Flandes, cuya imitación con el tiempo conllevó a elaboraciones imaginativas, de diversas interpretaciones que dio con un estilo popular cuya principal expresión es la tabla colonial, que fue estimulada por la iglesia católica, las misiones, los conventos y cofradías a través de talleres bajo la dirección de los misioneros que enseñaban y practicaban este oficio, (Calzadilla, ob. cit.). Este mismo autor en 1967, en relación al imaginero colonial escribió lo siguiente:

    … el imaginero colonial utilizaba el color para policromar las formas aumentando así su valor expresivo, en busca de un efecto pictórico… a la abundante  producción de los imagineros cabe hablar de un estilo colectivo, con variantes y matices de una escuela a otra, y según la región en donde fueron creadas las obras, pero en ningún caso se puede hablar de una expresión del genio individual… olvidado de toda intención académica… más empeñado  en continuar  en la tradición local  que en alcanzar  la maestría… determinó  que en sus obras  los valores expresivos fueran  más acentuados que los valores formales, (p. 196).

     Es innegable, que pudo haber creaciones de carácter individual, pero muchas veces la gente olvida que al menos desde el Renacimiento está documentada la creación de las obras de manera colectiva. Vasari, (1568/ tr. 1978) testimonia que a la edad de 14 años ingresa Leonardo Da Vinci al estudio de Verrocchio (1435-1488), aquél trabajo bajo la dirección de éste, en la obra: “El Bautismo de Cristo” (1474-1475) en un pequeño ángel. Otro caso bien ilustrativo, es el que recoge Miralles, (1975) de Pedro Pablo Rubens, (Rubens) quizá el pintor que mejor refleja el espíritu del barroco flamenco, abrió en Amberes un taller de grandes proporciones donde hacia 1611 trabajaban para él doscientos pintores en la realización de paisajes, naturalezas muertas, se estima que pintó 1200 cuadros, de los cuales se piensa, que algunas de las obras que figuran con su firma, es posible que no sean suyas, aunque su estilo es difícil de falsificar. Pero lo que sí es seguro que los pintores a su servicio participaban en la elaboración de las obras bajo su supervisión, muchos de esos cuadros les daba el retoque final para resolver la obra, que luego firmaba. De modo que estas obras eran hechas de manera colectiva.

     En relación a la mano de obra que la producía, escribe Boulton (1981-1982), lo siguiente:

     Es indudable que un considerable número de lienzos y tablas ejecutadas en Venezuela durante el siglo XVIII lo fueron por pardos libres y por mestizos, sin que faltase la presencia de los criollos considerados “blancos” y de españoles; tampoco es improbable que algunas fusen hechas por uno que otro esclavo. La hecha en Venezuela durante nuestro período colonial es una manifestación esencialmente del espíritu europeo. La llamada pintura “de mano esclava” no existió como actividad gremial y es una arbitrariedad y errónea denominación, que al ser repetida tiene el peligro de desorientar, confundir y adulterar las verdaderas fuentes  de nuestra cultura artística. La pintura venezolana no recibió— ni espiritual, como visión del mundo, ni técnicamente hablando— influencia  india ni negra en suficiente  cantidad como que para que sus características  sean notablemente  perceptibles  y se le tome en cuenta. Sí existe pintura de sabor popular, de origen mestizo, pero en verdad es por demás arriesgado torcer el giro étnico que tienen y afirmar que son expresiones exclusivas  de una de las tres razas que componen nuestra sangre. (p. 6-8).

     Sobre estas particularidades, debo decir que coincide con Duarte (2000), quien presentó un trabajo donde reseña doscientos treinta grupos de pintores, escultores, doradores en Venezuela en el período hispánico y comienzo del período republicano cuyos resultados coinciden con los de Boulton, inclusive reafirma  que la tradición pictórica, escultórica y artesanal fue más destacada y compleja de lo que se pensaba, nuestros artistas además de Maestro de Pintor, Escultor y Dorador tenían habilidades tales como: pintar muebles, paredes, rejas, ventanas, puertas, estarcidos y otras ornamentaciones, que fue el caso de Juan Pedro López. Pedro Álvarez Carneiro, por ejemplo aparte de decorador tenía la habilidad de imitar la tela de damasco, telas o cortinas para adornar las paredes, frontales, muebles, etc. Se sabe hoy que en Caracas trabajaban unos ciento treinta y siete artistas, de los cuales noventa y siete ejercían la pintura, treinta y uno la escultura, cuarenta y siete el dorado y el plateado y veintinueve se desempeñaron como pintores de ornamentación. Se sabe también que la mitad de las personas ocupadas en estos menesteres pertenecieron a los blancos, la otra a los pardos libres.

     En relación al estilo empleado por los imagineros coloniales señala Boulton (1981-19829 lo siguiente:

     nuestros artesanos concibieron a comienzos de siglo XVIII un barroco moderad, en cambio durante la segunda mitad de ese siglo , nuestro llamado rococó  logró alcanzar en Venezuela, una maestría que transformó la obra pictórica y el marco tallado que la envolvía en un cuerpo plástico de exuberante belleza y de diferenciado contenido estético que es la clara demostración … de una sensibilidad social y cultural, de una trasformación de fórmulas y de formas  que responde a estados evolutivos  de diferentes órdenes, y que aceleradamente se iba acentuando en la sociedad de aquel tiempo. (p. 14-15).
    
    En relación a las procedencias de las obras venidas a América en el Período Colonial, y la enseñanza del arte y la producción de obras en esta época, Ramón de la Plaza, en su obra “Ensayos sobre el Arte en Venezuela (versión 1895) en Calzadilla (Comp.) (1967) aparece un ensayo titulado. “Revista de la Exposición Nacional del Centenario” —1883 Centenario del Libertador—  publicado en esta fecha en el periódico “La Opinión Nacional”, escribe:

    Fueron los Reyes de España los primeros que enviaron a América algunos cuadros místicos con el designio de adornar sus templos y monasterios. Estos cuadros pertenecen en su generalidad a la escuela española, siendo en Venezuela muy escaso el número de los que compren como de Murillo, Sulbarán, Riera, y otros no menos raros de la escuela; y que forman unidas la reducida colección de los tiempos de la colonia ha venido imponiéndose como base del arte en el país… Durante la época de la colonia, algunos profesores venidos de España y de otros países iniciaron la enseñanza del dibujo y la pintura , sin resultado de mayor provecho al parecer; ya sea por la insuficiencia de los maestros, ya sea por la desfavorable disposición de los que á (sic.) tales estudios se dedicaban; así los trabajos que han sobrevivido de entonces, son testimonio del atraso e ignorancia  de un arte dado exclusivamente á (sic.) reproducir en figuras informes, sin la observancia de las reglas más elementales del dibujo, y embardunados de un colorido atroz, todos aquellos asuntos de la biblia que en los templos y en los dormitorios podían hallar refugio…, (p. 18).

      Este tipo de arte que describe  Ramón de la Plaza, de ningún modo fueron replicas exacta de sus modelos. Al respecto Calzadilla, (1981) expresa, sino que fue sufriendo variaciones con el tiempo dando en el arte popular. Es cierto que el arte académico fue lento en su desarrollo en cuanto a técnicas y formalismos, cristalizó en el periodo republicano. En relación al tema tratado por Ramón de la Plaza, (ob. cit.) apunta Boulton, (s. f.-b.) en Calzadilla (Comp.) (1967) lo siguiente:

    Abierta a las más variadas influencias, estaba Venezuela. Para 1720 el presbítero José Antonio Delgado legaba a Caracas obras de Murillo, Valdés Leal, Peregrino Tibaldi, el Divino Herrera y el barroquísimo Bernini. A nuestras costas llegaban reproducciones de los grabadores flamencos, así como tallas y esculturas de Martínez Montañés. Obras tan heterogéneas en sus raíces, que venían al Nuevo Mundo a fundirse en una expresión artística y que en otros territorios americanos, se amalgamaban con la de los aborígenes. En el caso venezolano, la influencia autóctona, como ya se ha dicho, fue prácticamente imperceptible, por carecer nuestros indios de un desarrollado instinto artístico. (p. 57-58).

     Aunque parezca contradictorio, este conjunto de situaciones favoreció un arte no académico casi, sin embargo no tanto así al académico. El aislamiento provincial, las incorrecciones técnico-formales, la poca formación aunada a una sensibilidad artística muy particular de un marcado fervor religioso dio en un tipo de arte muy peculiar. En este sentido, el arte académico progresó lentamente. Boulton, (s. f. / b.) en Calzadilla (Comp.) (1967) en relación al desarrollo de las artes plásticas en Venezuela señala:

    La vida de la Artes Plásticas en Venezuela tuvo un complejo y difícil comienzo. La enseñanza académica que existió en otros lugares de América fue absolutamente desconocida entre nosotros  y la producción artística estuvo supeditada en su casi absoluta mayoría, a los temas de carácter  sagrado, y aun en esa especialidad se vio sometida a estrictas reglas que si bien en Europa  habían sufrido modificaciones radicales, en América por lo menos en la Provincia de Venezuela, eran celosamente guardadas dentro de las normas y conceptos emanados del famoso Concilio de Trento del siglo XVI. Fue… nuestra pintura una expresión artística  de sentido limitado en cuanto a los temas a tratar y que tuvo indudablemente una definida restricción de libertad. (p. 5). 

     Cabe resaltar, en relación a las limitaciones de los temas pictóricos  a la falta de libertad creativa lo que significó el Concilio de Trento en las colonias  hispanoamericanas gobernadas por la Espada y la Cruz española en relación a la producción de obras en estas tierras. Éste, fue un concilio ecuménico de la iglesia católica llevado a cabo entre 1545 y el 1563 en Trento, Italia regida por un Príncipe-Obispo que culminó bajo el mandato del Papa  Pío IV. Es conveniente recordar que desde los tiempos de Gregorio Magno siglo V d C. se definió el papel de la imagen sacro como la escritura de los iletrados, la iconografía cristiana occidental, se implementó como instrumento ideal de conocimiento y propagación de la religión católica. Lo pictórico y lo escultórico será el medio pedagógico y catequizante, que facilitaban a los fieles la comprensión de los temas religiosos.

     Otro elemento que conviene resaltar en relación a las limitaciones de los temas pictóricos y a la falta de unidad de las composiciones de los artistas y a la libertad creativa del Período Colonial nos refiere Duarte, (1996), claro está refiriéndose al pintor, escultor y dorador: Juan Pedro López (1724-1787), que naturalmente se aplica a otros tantos pintores de la época, que él expresa en estos términos:

    Es de aclarar que en ningún momento puede hablarse de una unidad con respecto a sus composiciones, ya que no la guardan, posiblemente por el uso continuo de grabados de obras de artistas diversos como fuente de inspiración. En este aspecto es bueno insistir sobre la limitación que tenían los pintores de esta época a causa de la rigidez de la iconografía cristiana del tema escogido, incluso en el colorido, lo cual coartaba enormemente la libertad de la creación. Por lo tanto muchas veces se observa que la combinación de colores se vuelve meramente una fórmula  iconográfica que repite incesantemente  el mismo esquema. Sólo en pequeños detalles se siente la libertad de ejecución, restringida por ejemplo, a los pliegues de los paños, las nubes, las carnaciones y las representaciones de las joyas. Allí es donde verdaderamente  puede detectarse una manera  propia y particular que se remite a un estilo personal. (p. s/n.).
    
      Para no hablar en abstracto en relación a lo afirmado por Duarte (ob. cit.) bastaría señalar la colección de imaginería colonial venezolana del Museo de Arte de la Universidad Simón Bolívar contentiva de 201 pinturas, 74 tallas en madera y 11 nichos exhibida en 1979 en esta Casa de Estudios con la presentación del catálogo de Carlos Duarte, (1979) en la que expresa que dicha colección proviene de un conjunto de obras rescatadas por el anticuario caraqueño Manuel Herrera proveniente del circuito comercial de antigüedades, difícil de conseguir en la actualidad en el mercado. Dichas tablas y tallas, pertenecen en su mayoría, a la región occidental de Venezuela —Mérida y El Tocuyo—. Estas obras fueron el resultado de los modelos tomados —según Duarte, ob. cit. — de grabados traídos de Europa los cuales fueron copiados y repetidos sin cesar. Se empleaban los colores casi puros, la esquematización y volumetría de las obras fueron simplificadas. La ingenuidad y sinceridad de estas obras produjeron efectos únicos y originales que en algunos casos hacen remembranzas de expresiones artísticas del comienzo de la historia de la pintura en los albores de la civilización. El interés de estos artistas innegablemente presenta la iconografía de los santos o de la Virgen, dejan su claro mensaje religioso, el reflejo de la época y la sensibilidad de los artistas y de la comunidad para quienes fueron elaboradas.

     Es precisamente aquí, en el alejamiento de los modelos de donde se inspiraban los imagineros coloniales, donde se comenzaba a gestar un arte distinto y muy peculiar como ha señalado Calzadilla, que su mejor ejemplo de ese arte venido de gente sin estudios académicos, su mejor expresión es la “tabla colonial”. Es conveniente aclarar, que lo que comúnmente llamamos copia de una obra, sobre todo aquella que no solo es modelo para un solo pintor, sino para muchos otros, y su constante  reproducción, no  es exactamente igual, con el tiempo se va ir alejando paulatinamente se su modelo original, y  adornando de elementos de carácter local y autóctonos. Sería una “Magna ingenuidad” creer que serán copias iguales, sin intervenir los elementos técnicos de que dispone el artista y sus rasgos sicológicos. Nuestro arte popular tiene su raíz fundamental precisamente en ello y su mecanismo dinámico.

     Desde 1498 al Tratado de Utrecht (1713) han pasado un poco más de 200 años de dominación española en Venezuela, la influencia de artistas de Europa se intensifica con los estilos imperantes para la época. Dejemos que Rivas, (2000) comente al respecto:

     A partir del siglo XVIII las manifestaciones artísticas se verán fuertemente influenciadas por los nuevos estilos imperantes  en Europa, en particular los provenientes de Inglaterra y Holanda. El Tratado de Utrecht, firmado en 1711 (sic, 1813) permitió a Inglaterra comerciar con las provincias de la América española, lo cual se suma a la intensa actividad comercial de contrabando con las colonias holandesas e inglesas en las Antillas. Entre los artistas locales circularon diversos libros, tratados y grabados, que contribuyeron sustancialmente a la difusión del quehacer artístico y de los modelos europeos en América. (p. 4).

     Esta situación, y la llegada del Período Republicano suscitaron  cambios en las artes venezolanos, que comienza con el tiempo de Juan Lovera. Lovera señala Calzadilla (1961/1963) fue el último imaginero colonial y el primer pintor iniciador de la pintura histórica o republicana con los dos lienzos: “19 de Abril de 1810” y del “5 de Julio de 1811” pintados respectivamente en 1835 y 1838. La importancia según Boulton, (1959) en Calzadilla (1967) es que a través de ellos dio a conocer la verdadera semblanza física de los Padres de la Patria. Continúa este autor, “Sin Lovera, no se hubiera conocido  con tanta exactitud el parecido físico del diablo Briceño, del Presbítero Maya, de Palacio Fajardo. Sin Lovera, los próceres que nos dieron la Independencia hubieran muerto con los rostros ocultos…” (p. 7). Al respecto, apunta Calzadilla (1975):

    El rostro se convierte así en el principal  centro de interés del cuadro. En realidad, Lovera trata sus figuras con un concepto escultórico, casi se diría que modelándolos en un primer plano, plantándolos severamente delante de una ambientación escueta formada por libros, muebles, cortinas, objetos, que cumplen una función simbolizadora para definir la condición social del personaje, como si no bastara el estudio fisonómico que lo lleva a enseñarse con el modelo. (p. 13).

     No obstante,  para Boulton (ob. cit) Lovera es el iniciador de la pintura de género, lo que implicó a mi juicio mostrar otra faceta de la vida de la gente de aquel tiempo, que va ocupar destacado lugar en la obra de Martín Tovar y Tovar. Calzadilla (ob. cit.), refiriéndose a Tovar y Tovar expresa: “Más que un pintor fue un historiador que desplegó las páginas de las crónicas en sus grandes lienzos”. (p.25). Continúa Calzadilla, la década de 1880 fue la más productiva de la pintura venezolana en siglo XIX, donde se revelaron obras de carácter histórico,  épico de pintores tales como: Antonio Herrera Toro, Cristóbal Rojas y Arturo Michelena. Muertos Michelena y Rojas, el continuador no será Herrera Toro, sino Tito Salas, que es de algún modo el historiador oficial, que aspiró Tovar y Tovar. El Bolívar del Palacio de Miraflores es creación de Salas.
     
    Con el trascurrir del tiempo, las pinturas en las diversas regiones del país fueron dando en estilos provinciales que mantuvo su carácter anónimo propia de la mayoría de las producciones en Venezuela para la época colonial. Este artesano, por las limitaciones de recursos, la falta de contacto con pinturas de buena calidad se vio obligado al empleo de sus propios medios, con que creó  con el tiempo una tradición icónica muy particular, protegida además por el aislamiento provinciano de la época, lo cual posibilitó  el desarrollo de estilos ingenuos que es la génesis de nuestro arte popular actual, (Calzadilla, ob. cit.). Cabe acortar aquí, solo para ilustrar, un caso donde más allá de toda especulación, la influencia que ha tenido el arte colonial en el arte popular actual es obvio, me refiero si comparamos el Santo de Botella (tríptico) Sagrada Familia siglo XIX colección del Museo Arte Diocesano de Coro, estado Falcón, Venezuela, fotografía de U. de Aldaca y Álvarez, (1984) que aparece en la portada en Armitano Arte, Revista Venezolana de Cultura ,Nº 7 con la obra del tallista merideño Tadeo Rangel, Nacimiento, (s. f.) fotografía de Díaz, (1984, p. 32) en la su libro “Fabuladores del Color”, queda fuera de toda duda que Rangel se inspiró en esta reliquia de tiempos de la colonia. Con esta obra Rangel obtuvo en 1986 el Premio Museo de Petare en el VI Salón de Arte Popular Fundarte. Actualmente pertenece a la colección el Museo de Arte Popular “Bárbaro Rivas” de Petare, estado Miranda. Cañizares (1993) en Cervecería de Oriente, C. A., Polar (1993 p. 20). Así como Rangel han hecho otros artistas, Bárbaro Rivas, Esteban Mendoza, entre otros.

 Tadeo Rangel. Nacimiento (s. f.)
Colección del artista. Fotografía Mariano Díaz (1984, p. 32)
Digitalización de imagen Esp. (bi) TSU Víctor A. Hernández

 Anonimo. Sagrada Familia (S. XVIII). Colección Museo de Arte Diocesano
Fotigrafía: Mariano U. de Aldeca y Adalberto Álvarez (1984, portada)
Digitalización de imagen: Esp. (bí) TSU Víctor A. Hernández

 Anónimo. María Lionza (2006). Píritu, Edo. Anzoátegui.
 Colección Museo La Leyenda-José Delfín. Fotografía Manuel Bas


    Boulton, (1975) nos dejó una clasificación plástica de acuerdo a las características por cada región bien diferenciadas: la región central que comprende a Caracas y se extiende hasta los llanos de Calabozo, estado Guárico; la de El Tocuyo y Barquisimeto que tiene sus linderos con Trujillo en Los Andes y la región andina cuyo principal centro de producción artística fue Mérida. Este investigador se refiere a la región oriental en estos términos: “La parte oriental del país es en general bastante pobre en pintura”, (p.36). Sin embargo se sabe que en clarines floreció un grupo de artesanos —carpinteros de rivera— emparentado familiarmente que se dedicaban a hacer tallas en madera: Don Gabriel González Cánovas, Cándido Rojas, Juan Cancio González Rojas, Rosa Álvarez, nieta de  Rojas, como veremos más adelante. Sabemos por Duarte, (2000) que en 1809 estuvo activo en Barcelona, estado Anzoátegui Rodríguez (Alias El Joven) retocando una pintura de la Catedral de Barcelona. Key Ayala, (1926); Pineda, (1980); Guerrero, (1994) sostienen que hacia mediados del siglo XIX estuvieron activos como pintores Ramón Bolet Peraza y Bernardo González a quienes trataré más adelante.

    Se sabe que muchos cultores populares tenían años pintando cuando fueron descubiertos. Por ejemplo, Salvador Valero pintaba desde 1915; Gerardo Aguilera Silva desde 1926-30; las pinturas de  Bárbaro Rivas datan de 1923-36; Jesús María Arvelo de 1908. Otros casos que merecen ser comentados son los de Antero Aparicio y P. Martínez. Aparicio era natural de San Fernando de Apure, tenía muchos años pintando pero sus pinturas eran consideradas marginales en relación a los patrones del arte convencional por tal motivo eran rechazadas. Sus pinturas eran consideradas de poco valor por lo que no valía la pena conservarlas, muchas de ellas fueron pintadas en paredes de las casas de barriadas humildes con fines decorativos, muchas de ellas desaparecían cuando eran repintadas las paredes. Martínez realizó la mayor parte de sus pinturas en los viejos bares de Caracas, naturalmente muchas de ellas desaparecieron  cuando modernizaban los botiquines y cuando comenzó la modernización urbana de Caracas. Estos son dos casos de la pintura popular aplicado a la arquitectura, (Perán Erminy, (1988 a.); (1988 b.). De P. Martínez en una oportunidad que visité el negocio “Billares Barrera SRL” en la Avenida Baralt, sector Quinta Crespo,  en el año 2013, unos de esos bares sobrevivientes de la ciudad de Caracas vi colgado en la pared un cuadro de Martínez, este era un bar que visitaba frecuentemente el artista y fue pintado hacia 1963. Un caso similar fue el de Jesús Hurtado en Boca de Uchire, estado Anzoátegui, quien se encargaba de decorar los bares y los restaurantes de la zona con pinturas mural.

     Otro aspecto de interés en relación al conocimiento del arte popular venezolano es que a principio del siglo XX no existían solones que promocionaban este tipo de arte, ni publicaciones que la dieran a conocer, a esto se sumaba el aislamiento comunicacional en que vivía el país en aquellos tiempos. Según Cañizales, (2005) en relación al arte popular se puede diferenciar dos etapas claramente definidas. Una que va desde1947 hasta 1979 donde aparecen las figuras estelares del arte popular: Feliciano Carvallo,  que según Da Antonio, (1974); (1980/1981/1982); (1988); Calzadilla, (1977 b.) ; (1982);  Perán Erminy, (1988 a.); (1988 b.); Cañizares, (1999) a partir de su revelación comenzó el estudio,  divulgación, promoción e interés por el arte popular; por cultores tales como: Bárbaro Rivas, Salvador Valero, Gerardo Aguilera Silva, Armando Rafael Andrade, Antonio José Fernández caracterizado por el descubrimiento, promoción y apoyo a los artistas populares y la creación en noviembre de 1976 del Museo de Arte Popular “Salvador Valero”. La otra data va desde 1980 hasta la fecha—hasta hoy desplazando la fecha del documento citado por el investigador—, la data de 1980 sitúa  y toma como punto de partida la historia del Primer Salón de pintura Ingenua “Bárbaro Rivas” que dura hasta 1985. A partir de 1987 comienza a denominarse Bienal de Pintura Popular Bárbaro Rivas. Desde la III Bienal (1991-1992)  se introduce el renglón de obras tridimensionales e incluyó la cerámica como categoría especial. En la IV Edición de introduce las categorías dibujo y relieve. En la V Edición se le propuso al artista  mirarse a sí mismo. La VI se le rindió homenaje al río Orinoco con obras vinculadas al paisaje que tiene que ver con este reservorio de agua natural. La VIII Edición fue la primera de carácter internacional, logrando la participación de países Iberoamérica y el Caribe. Lo que resume 14 ediciones y 26 años de premios que no solo demuestra la actividad exitosa de esta institución, sino también la aceptación del arte popular en Venezuela. (Museo de Arte Popular de Petare Bárbaro Rivas, 2014). Sumado a esto, son destacable las continuas publicaciones  y colecciones que comienzan a aparecer en esta materia. A partir del cual aparecen los salones: Fundarte (1980) Cervecería de Oriente (1988/1993),  Salón de Artesanía y Arte Popular CONAC (1996), Bigott (1999/2001), Bienal Salvador Valero de Arte Popular (1986); empresas privadas y públicas que apoyan estos eventos y el arte popular tales como: Cerámica de Carabobo, Cervecería de Oriente, Polar, Compañía Shell de Venezuela, Fundación Bigott, Maravén, S. A. Filial de Petróleos de Venezuela; intelectuales como Arturo Uslar Pietri, Juan Liscano, Raúl Nass, Alejo Carpentier, Mariano Díaz, Juan Calzadilla, Francisco Da Antonio, Alfredo Armas Alfonzo, Aquiles Nazoa, Rafael Pineda. Erminy, Perán, (1988 a.); (1988 b.). De esto último, Calzadilla, (s. f.) en Fernández, (2006) nos deja esta semblanza:

     …fue en gran medida obra del esfuerzo de un grupo de promotores…, quienes de manera desinteresada  y con muy poco apoyo de las instituciones se volcaron a la tarea de recorrer el país para rescatar, estudiar, valorar y dar a conocer, a través del testimonio y de la palabra, tales ingenios. La calificación de pintores como Bárbaro Rivas, Salvador Valero, Feliciano Carvallo, Víctor Millán, Emerio Darío Lunar, Antonio José Fernández, Josefa Sulbarán, Armando Rafael Andrade, Carmen Millán y tantos otros, fueron fruto de una aventura exploratoria que nunca partió de los museos, pero que condujo con la aprobación de éstos. Tanto es así que gran parte de la información que hoy se maneja sobre estos creadores marginales constituye una abundante base de datos iniciada a partir de la investigación personal realizada por aquellos— para decirlo de algún modo— curadores itinerantes. (p. 17-18).

      Estos recorridos permitieron en aquel entonces —desde la aparición de Feliciano Carvallo hasta la fecha de publicación de la obra de Calzadilla “Pintores Venezolanos del Común” publicada en (1975 a.) — elaborar una especie de mapa para ilustrar la ubicación de los artistas populares que se encontraban habitando casi todas las regiones del país, muchos de ellos de origen campesino producto del éxodo rural a la capital de la República o de otras capitales de otros estados del país, sobre todo en las más importantes. Para este investigador en Caracas y Maracaibo converge la producción de estos creadores. Al norte de Caracas, en el litoral central, se encontró a los primeros artistas de este género, Caracas ha sido siempre el epicentro del arte popular. Calzadilla, (1979) sostiene allí estuvieron activos Feliciano Carvallo, Víctor Millán, Carmen Millán, Esteban Mendoza, Urbana Sandoval hacia 1960 en Mare Abajo en el Litoral Central. Perán Erminy, (1976) nos deja una obra invalorable en relación a los pintores de la región capital: “Pintores Populares de Caracas”; Roche, (1968) con una videograbación en la que aparecen Feliciano Carvallo, Víctor Millán y Carmen Millán; y de esta última artista Calzadilla, (1979) escribió un trabajo que ilustran bien sobre este particular. Para Calzadilla, (1975 a.).); (1997) apunta que desde Barlovento a Oriente desarrollaron su obra artística Armando Rafael Andrade y Gerardo Aguilera Silva; en el Occidente de Venezuela encontramos la de mayor relieve artístico, especialmente en Los Andes, y en la región norte de los estados Zulia y Falcón. En Trujillo se siente todavía, desde ese tiempo—en la época de publicación de la obra de Calzadilla arriba citada hasta hoy— la tradición de los imagineros coloniales, claro está con algunas variaciones. Este mapa se ha modificado hoy, el número de artistas y la producción de obras se ha incrementado considerablemente.

     En los estados Mérida y Táchira en el primero vivieron Narciso Arciniegas, José Gallardo y León Egipto y, en el segundo Jesús María Oliveros. Calzadilla nos dice que hasta en la selva, generalmente en estado puro, incorruptible a las seducciones del mercado de arte o de la poderosa sociedad de consumo, siempre situado al margen, como su clase social explotada. Claro está este autor se refiere a lo que pudiéramos llamar la etapa de oro del arte popular que va desde el descubrimiento de Feliciano Carvallo (1947) hasta 1980 como indiqué arriba; pero esto ha cambiado hoy con la globalización, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), y el creciente problema demográfico, poblados estrictamente rurales son hoy urbes, de modo que encontrar un creador en estos días que no esté influenciado por la moderna cultura de masas del  ciber espacio, que de algún modo terminó con el aislamiento y la incomunicación, por ello es muy común  hoy,  el arte popular callejero, de grupos que hacen arte en la calle con lo que encuentran sobre todo en las grandes ciudades como es el caso de José Rafael Pérez “Cheo”. Es raro encontrar hoy un artista que no esté influenciado por la cultura mundial, inclusive podemos ver en Internet portales de algunos de estos artista creados por ellos o particulares o instituciones del Estado como el Proyecto Vereda ULA, Red de Arte impulsado por el Departamento de Historia del Arte de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Los Andes, Venezuela promocionando este tipo de arte. Incluso Perán Erminy en el texto del catálogo de Salón Bigott de Arte Popular de 1999 nos habla de un arte popular urbano, y Calzadilla en una conversación personal que tuve con él en el Museo de Petare refiriéndose a la obra de José Moreno lo calificaba de arte popular culto, es decir,  arte popular hecho por gente que tienen cierto grado de instrucción, inclusive universitaria, pero no en arte.

     De ese tiempo hasta hoy los logros son muy significativos, por ejemplo la Fundación Museos Nacionales, Galería de Arte Nacional, (2013) incorporó en su colección del año 2012 a través de adquisiciones y donaciones cincuenta y tres (53) obras dentro de las cuales figuran artistas populares tales como; Alí Darias, Pedro Isidro Duque (+), Carlos Galindo, David González, Luís Meneses, Altidoro Rodríguez, Cirilo Rodríguez, Rosalía Valero, Francisco Luna Ostos.

     A lo largo de la historia del arte anzoatiguense, podemos focalizar un grupo de tallistas en la ciudad de Clarines, grandes artesanos, que se dedicaban fundamentalmente a la carpintería de ribera que impulsaron la navegación fluvial por el río Unare, hasta la desembocadura de este a las playas de Boca de Uchire de donde se llevaba hasta diez mil kilos de carbón y bultos de casabe hasta  La Guaira. Guillermo Meneses (1911-1978) en “La Balandra Isabel llegó esta tarde” (1934) hace la remembranza de la navegación de cabotaje que se hacían por las costas venezolanas desde estas playas. Un grupo de artesanos emparentados familiarmente, quizá por razones de necesidad y debido a sus grandes destrezas manuales hacen algunas tallas para la Iglesia de San Antonio de Padua de Clarines. Me refiero a Don Gabriel González Cánovas, Cándido Rojas, Juan Cancio González Rojas y Rosa Álvarez seguramente activa finales del siglo XIX y principios del XX. También más o menos por este mismo tiempo Ramón Bolet Poleo pone en funcionamiento una imprenta donde entre 1856 y 1858 se publican varios ejemplares de la revista “El Oasis” donde Ramón Bolet Peraza y Bernardo González inmortalizan algunos paisajes de Barcelona.

     En el siglo XX, en el estado Anzoátegui, a lo largo y ancho del territorio, de manera espontánea han ido apareciendo artistas, en el campo de la pintura, la talla en madera y piedra, cerámica, ensamblaje, entre otros, que no se corresponden a un movimiento artístico homogéneo, artistas sin ninguna instrucción académica en estos asuntos, que de manera espontánea hacen arte, que en mi opinión el ser humano es un “homo art” nació con la aptitud artística como para la escritura, y su explicación es simple, está en su condición genética, la cual algunos deciden seguir esta senda o no de acuerdo a los intereses particulares de cada quien.

     Barcelona, capital del municipio “Simón Bolívar” y del estado Anzoátegui, ha sido el lugar donde han estado mayormente nucleados los artistas, esto se debe a su condición capitalina y a que en 1958 se funda la Escuela de Artes Plásticas “Armando Reverón” que tuvo una marcada influencia en la formación artística de estudiantes no solo de Anzoátegui sino de otros estados orientales, convirtiéndose en la meca del arte del oriente venezolano. No solo del arte académico sino también del arte popular. Desde nuestro estado hicieron un aporte fundamental al arte nacional artistas de la talla de Gerardo Aguilera Silva, conocido por sus extravagantes desnudos femeninos, y su atrevimiento de interpretar la iconografía oficial de Bolívar creada por Acevedo Bernal, Arturo Michelena y Tito Salas dando en un Bolívar para decirlo con palabras de Juan Calzadilla donde Aguilera se veía retratado, de carácter monstruosamente impresionista, que dio paso en delante a una nueva visión del Libertador cuya cimiente se sustentaba en la subjetividad de cada pintor —como lo ve—, es decir un Bolívar popularizado, de carne y hueso, dando en una especie de mitología bolivariana. Armando Andrade descubrió con la línea y el uso de los valores puros del color, un paisaje de un lirismo sin igual, que quizá se acerca a César Prieto. No se puede dejar de lado a Raúl Aquiles Savino, quien por entrenarse con el ejercicio de la pintura nos dejó parte de la fisonomía de la Barcelona de finales de los sesenta y setenta. Estos artistas ocupan un lugar en las páginas de nuestras artes venezolanas.

     Quizá ningún pintor hasta ahora había descubierto la posibilidad de expresar con el color un sentimiento trágico de la vida como Luís Méndez o Luiz Mendes, categorizado por Perán Erminy como expresionismo simbólico, cuyo dramatismo exacerbado no tiene igual en nuestras artes visuales. De Rosa Vegas escribí en una oportunidad que era muchas artistas en una sola artista parafraseando a Walt Whitman. No habíamos tenido hasta Rosa Vegas y después de ella en nuestro estado y en todo el país una creadora de su talla, capaz de manejar sabiamente diversas técnicas con el empleo de una ilimitada gama de materiales. No solo esto, sino de haber tenido el coraje de que con sus propias manos hacer su museo: Museo la Paz. Pero una de las últimas revelaciones del arte popular venezolano a finales del siglo XX, indiscutiblemente fue Juan de Dios Campos, quien se dedicó a la talla en madera y a la pintura y a la fabricación de unos curiosos instrumentos que él solo tocaba. Campos derribó la barrera entre lo bidimensional y lo tridimensional con unas obras mitad pintura mitad talla. Sus dos hijas, Migdalia Campos y Solange Campos le han rendido tributo a su padre siguiendo la senda del arte, dos creadoras en un mismo camino y destino.

     Al igual que Rosa Vegas con el Museo la Paz, José Delfín colgó sus títulos universitarios de Licenciado en Estudios Internacionales, y Administración de Empresa para dedicarse a la talla en madera y piedra, a la pintura y a la cerámica, muy meritoria por cierto, pero en mi opinión no menos meritoria es su actividad de investigador, difusor y promotor cultural y museólogo popular que coronó con la fundación del Museo la Leyenda, que se ha convertido en una referencia nacional del arte popular de Venezuela. Cercana a esa localidad no podemos dejar de nombrar  en la comunidad de Píritu a Margot Fernández García y Valentín Rodríguez “Invarro” fundadores en los años setenta del grupo TAPINPI a quien se incorpora más tarde Alberto Ribas, pintores locales que nos dejan una semblanza con sabor a pueblo. En esta misma localidad el maestro de escuela Francisco Rolingson, nos deja plasmadas las tradiciones del poblado de Píritu y sus hermanos Jaime y Pedro personajes diversos, y la arquitectura tradicional de antaño y la moderna que se debate entre modernidad y nostalgia de las viejas casas coloniales. Luisa Jiménez con su arte —mujer polifacética— la mujer piriteña, quien nos enorgullece con su presencia en nuestro estado. Kala López llega a estas tierras con el artista plástico José Graterón Luque, influenciado por éste, se dedica a la actividad artística, López emplea los materiales propios de los que se dedican a la muñequería, pero le da un sentido más hacia la escultura de bulto, ambos crearon la “Galería Misiones de Píritu” donde estuvieron expuestas sus obras, el paso de esta artista merideña fue fugaz por nuestro estado. Y Antonio Hurtado Santoyo (+) con sus morrogallos construidos con semillas de pericoco, pionía roja y negra, parapara y pepa de zamuro, alado con cacho de toro negro como decía el mentor de la historia del morrogallo Rafael Salazar (+).

     En la parroquia Caigua grande por su Cacique Caigua, de donde emanan una estirpe de valiosos hombres y mujeres dedicados a las artes tradicionales como la loza elaborada de la misma manera que nuestros ancestros los indios cumanagotos dentro de los cuales destacan Custodia Caicuto (+), Florencia Parababire (+), Isidra Caicuto (+), Ramona Parababire; en artesanía, carpintería y arquitectura popular Isidro Caicuto y Marcelo Caicuto; en artes diversas Leonardo Caicuto (El Negro Caicuto) (+), Natividad Caicuto, Otilia Caicuto; talla en madera José Luis Guaiquirima y Juan Parababire, este último está a medio camino entre Barcelona y La Curbatera; en muñequería María Caicuto (+). A este pueblo Alfonso Sandoval, (1991) le dedicó el trabajo titulado: “Caigua un Pueblo de Tradiciones” en la Revista Artesanía y Folklore de Venezuela resaltando las virtudes artísticas de este poblado. En la misma comunidad indígena, en el municipio “Fernando de Peñalver” encontramos amasando el barro para hacer sus ollas con la misma técnicas ancestrales de los indios de la región a María Nicolasa Pedrique.

     En Barcelona  el auto encierro que se impuso Eduardo Fulco en la vieja casona colonial de la calle Bolívar de Barcelona, derivó en dedicarse a la creación artística,   donde trató de encerrar sus pinturas también, no se hubieran conocido si Antonieta Yasselli no rompiera el hechizo que tuvo por décadas en anonimato las pinturas de este extraordinario pintor arrumadas en una habitación. Ignorados por muchos y recordado hoy como pintor de Barcelona. En esta ciudad, encontramos también a dos amigos que tienen en común la pasión por la fabricación de instrumentos musicales de cuerdas y las tallas en madera: Jorge Medina y Luís Guaregua. Que se conjugan con dos músicos de la Banda del estado Anzoátegui: los hermanos Luís Malavé y Amado Malavé (tallistas), naturales del estado Sucre,  convirtieron el sonido en imagen y el instrumento musical en una gubia para esculpir sus sueños;  y una artista residenciada en Clarines, Nereida García,  provenientes de tierra sucrense, que además de la actividad de ama de casa le roba a esta actividad y al sueño, el tiempo necesario para hacer sus tallas y artesanías. Otra artista proveniente de Santa Fe (Sucre) que viene a nuestra capital, Barcelona a rendirle culto a la Virgen del Valle con sus pinturas: Laura Hernández. Cercano a Clarines, en Onoto encontramos a Mario López Gómez con sus animalitos y figuras mitológicas, en la misma localidad, en La Encantada, está dándole vida a Simón Bolívar encontramos a Alejandro Méndez con sus elegantes tallas; y en Los Yaques de Puerto La Cruz esta Roberto Cruz, con un profundo sentimiento bolivariano está pintando o tallando a Bolívar con la devoción más profunda.

     En Mapire, municipio “José Gregorio Monagas”, encontramos a tres paisajistas excepcionales que tratan con nostalgia retener en la memoria de los mapirenses las imágenes de un poblado que se ha venido metamorfoseando por los cambios urbanísticos y arquitecturales que demanda espacios por el incesante crecimiento demográfico para la construcción de edificaciones, reduciendo de esta manera hermosos parajes, me refiero a Ramón Marquís, quien tiene como motivo en su pintura las casas de bahareque con techo de paja, construida por lugareños con los recursos que le provee el medio ambiente, que ha sido sustituida por el bloque de concreto y la lámina de zinc. Alfredo Coa, experimentado paisajista, tiene de trasfondo un sentido ecologista, nos retrata riachuelos y lagunas pobladas de morichales cuya intensión en detenerlos en el tiempo; por su parte José Reyes, ve con nostalgia los cambios urbanísticos del casco central de Mapire, la desaparición de muchas de sus casas de antaño por el inexorable paso del tiempo y la modificación de su rostro urbano, por lo que él se empeña en dejarnos un álbum de fotografías de la ciudad para que no quede en el olvido.

     En Clarines, Jobani Martínez, artista-inventor, de profesión Técnico en Electrónica, de cuando en cuando deja de lado el tester  y toma la gubia y el pincel para tallar la madera o se jubila del lugar de trabajo para fotografiar con una cámara fotográfica que él invento, los sitios históricos de Clarines. En el mismo municipio “Manuel Ezequiel Bruzual”, en la parroquia Sabana de Uchire, encontramos a Maritza González y a Laura Buen Año (madre e hija), inspiradas en la anatomía humana de las esculturas renacentistas, recorren juntas el camino de las artes, realizando desnudos que denotan una preocupación obsesiva en mostrarnos los rasgos fisonómicos del cuerpo humano con todos sus atributos como un anatomista. En ese mismo poblado, Efraín Velásquez, se ocupa de tallar sus pájaros,  y sus araguatos con sus crías, que contrastan con la práctica de los cazadores furtivos, quienes tienen por costumbre matar a la madre para arrancarles de su regazo a sus hijos en un acto vil, por ello sus monos nos conmueven.

     Luís Rafael Hernández, en Cantaura, es conocido en su pueblo y en todo el país por sus “gallos de riña”, y no es que Hernández se dedique al deporte de las “espuelas”, sino que ha encontrado en ellos su inspiración para tallar la madera, como una manera protestataria de detener un deporte donde la sangre y la muerte anuncian el triunfo. En esta misma tónica conservacionista en este mismo poblado encontramos a Gregorio Pino, Jesús Bastardo y Dexi Vargas cuyas obras descansa en la preocupación del uso racional de los recursos de la naturaleza. Jesús Pérez, (+) profesor matemáticas, pero sobre todo pintor, en esta misma localidad se propuso recoger en sus pinturas sus tradiciones, plasma en sus telas sus “Bailorios de Cruz de Mayo”, un velorio de cruz donde se le baila a la cruz de mayo. Miriam Missel tiene como predilección por el paisaje inclinado a lugares idílicos, alejados de toda perturbación ocasionada por el incesante crecimiento demográfico y urbanístico.

     Los motivos y el momento en que los artistas deciden dedicarse espontáneamente a la creación son impredecibles, Amanda Betanco, ama de casa, después de una larga jornada en su hogar, por las noches, en la tranquilidad de la soledad, para encontrar algo de sosiego y relajamiento decidió una noche dedicarse al dibujo con creyones de colores y lápiz de grafito, de esta manera vinieron a la luz sus primeras creaciones luego sus pinturas. Raúl Aquiles Savino pintaba para entrenarse; Félix Vargas,(+) después de haber llevado una vida al margen de la ley encontró en su pintura su redención, su arrepentimiento y el perdón; Elimelec Reyes, a raíz de la muerte de su madre, entra en una profunda tristeza, solo consiguió sosiego con la pintura, participa en las festividades de la Virgen del Valle en el barrio La Resistencia de Barcelona, en las exposiciones de pintura dedicada a Vallita, a quien pinta; Daysy Gómez, convirtió sus fantasías en realidades con sus pinturas y Yovanina Tineo,  como las pitonisas de Delfos interpreta sus sueños pintándolos en sus telas. En San Mateo, Municipio Libertad, encontramos Valito Siso, quien se ha encargado de pintar sus tradiciones y paisajes con vivos colores y candor la vida de un pueblo, y los  rostros de sus habitantes ya que Valito es el retratista del pueblo debido a sus dotes para el dibujo.

     Otros pintores hacen de la actividad naval su inspiración. Espíritu Santo Hernández,(+) marino y pescador, hombre de mar, pero sobre todo devoto de la Virgen del Valle, ya retirado de este oficio le construyó en la Aldea de Los Pescadores de Lechería, con sus propias manos una capillita y una Virgen que el mismo talló. Ese mismo camino de devoción lo siguió su hijo Miguel Ángel Hernández, quien tiene por costumbre pintar la regata de la Virgen del Valle —procesión por mar— por Lechería en la que él participa. Otro navegante, y carpintero de ribera, de peñeros en miniatura,  que sus naves nunca surcaron el mar pero si la imaginación  es Pablo Velásquez, (+) quien dedicó su vida a lo que se conoce como modelismo naval, que fue su pasión desde su niñez en Margarita.

     Hay pintores que sus limitaciones humanas no son obstáculos para dedicarse a la pintura, tal es el caso de Raúl Palomo. Este artista es sordomudo de nacimiento, sin embargo sustituyó la palabra por la imagen  y su eterno silencio encontró en la creación plástica el puente para comunicarse con sus semejantes y de esta manera pintar en silencio no implica limitación alguna. Otros que dejando la comodidad de la casa de lado, ven en el arte una especie de aventura. Rodolfo Albarrán y su esposa, son dos nómadas por convicción, ambos han recorrido el país a lo largo y ancho ofreciendo sus cuadros, su compañera le sirve de marchante para ofrecer sus obras en empresas privadas y del Estado. Improvisa su taller en cualquier lugar de acuerdo a las circunstancias por ello he dicho que es un pintor peripatético. Pablo Bravo Piñango (Placid) un día cualquiera, llegó a las orillas del río Neverí en las adyacencias del Palacio Legislativo construyó una choza que le servía de morada y taller, despojado de toda apetencia material se dedicaba a la creación artística, parecía más bien un anacoreta indio. En la calle Juncal de Barcelona, Paúl Molina Ascanio, ha dedicado parte de su vida a traer  a la vida las esculturas coloniales restaurándolas, oficio que lo llevó lentamente al trabajo escultórico con yeso estructural donde sus temas principales son héroes patrios y la imaginería religiosa, y la reproducción en miniatura del casco histórico de Barcelona, ciudad que lo acogió en 1971, procedente de Caracas, de la cual se enamoró, y como tributo reprodujo parte del casco colonial. La motivación hacia las artes plástica de Molina nació en la Universidad de Nueva York cuando estudiaba administración y de cuando en cuando entraba a las clases de arte como oyente, el resto es historia.

     Omar Tayupo Aguache, bedel de la escuela Los Potocos, (campesino de pura cepa), agricultor, carpintero y ebanista, albañil por cuenta propia, no pudo resistirse por pura devoción, uno de esos días y tallar una Virgen del Valle y por puro patriotismo una estatua ecuestre del Libertador. Ceferino Cabello era empleado de la “Tienda Gunda” dedicada a la venta de artesanía y arte popular, de propiedad de Irving Molletones (+) pasaba la mayor parte de su tiempo lidiando con obras de Viviano Vargas, Juan Bañes, Coromoto Torrealba, María Edicta La Cruz, Elda La Cruz (las muditas de La Mucuy Baja), un día decidió modelar con barro sin maestro alguno sólo guiado por el deseo creativo, el resto es historia. Pedro Caigua, descendiente del Cacique Caigua, perteneciente a la comunidad indígena de Caigua, de origen campesino, recrea su fauna, sus creencias religiosas a través de su panteón de imaginería, como un acto de devoción, como lo hizo tiempo atrás su ancestro el Cacique Caigua cuando se convirtió al cristianismo que renace todos los años con la celebración del “Espuntón de Caigua” celebrado el 7 de enero de cada año en esta población.

     Berenice Marchan a pesar de haber nacido en Caracas, sus raíces familiares están en Carúpano, Cariaquito. Un poblado que la artista siempre ha llevado en su corazón, la prueba más obvia, son aquellos momentos pasados en familia,  en días de efemérides y asueto y celebración que ella reproduce en sus pinturas. Tres mujeres, una madre y sus dos hijas: Mary Herrera y,  Betsy Uribe y Vanessa Uribe, proveniente de una familia de artistas plásticos de Valencia, llegaron a tierras de Barcelona, estado Anzoátegui, a poblarlo de todas esas tradiciones de Puerto Cabello, Patanemo, Canoabo, donde han pasado la mayor parte de su vida. Hay un grupo de artistas residentes en Puerto La Cruz emparentados por la sangre, la amistad, el color y la inclinación de pintar cuadros que denotan alegría, júbilo y festividades, tales artistas son: Luís Batson Álvarez, Freddy Batson Álvarez, Danny Batson Álvarez, José Rojas, Henoch Curvelo, Alexis Castro, muchas de las obras de los Batson y de Rojas tienen como epicentro los paisajes de Pueblo Viejo en Lechería, estado Anzoátegui. 

     Dos amigos un destino: el arte. Me refiero a dos artistas del poblado de Valle de Guanape, Eutico Mata y Rafael Vegas. Vegas y   Mata encontraron en el hieratismo de la piedra arenisca, roquiza y caliza una manera de materializar figuras esculturales que están más hacia el expresionismo abstracto simbólico. Sus trabajos están hacia una búsqueda metafísica, y en el caso particular de Eutico Mata ha dedicado piezas escultóricas de gran formato para ser exhibidas en espacios públicos, este es un caso típico de la escultura aplicada al urbanismo. Aunque en Vegas en la parte pictórica su obra pendula entre la nueva figuración y el neo paisajismo. Dos maneras de ver la realidad, que trasgrede lo aparente, para ir más allá, a la esencia de las cosas.

     Como hemos visto, las circunstancias y motivaciones que llevan a las personas de manera autodidacta a la creación artística no tiene una explicación satisfactoria, lo que si sabemos hoy es que el ser humano en su genética posee la aptitud para la creación artística del mismo modo que el lenguaje escrito, de hecho la primeras formas de lenguaje fue el pictográfico, que de algún modo es pariente cercano de la pintura. Otro hecho relevante de este estudio, es que los artistas fueron apareciendo de manera fortuita a lo largo y ancho del estado, hasta ahora incluyo unos noventa y siete (97) artistas en diversas facetas del arte con el empleo de las más diversas técnicas y materiales tanto los ortodoxos como los no clásico empleados por la tradición artística. Me he visto en la necesidad por razones estrictamente didácticas y pedagógicas a dividir el desarrollo del arte popular del estado Anzoátegui en cuatro períodos, no sin advertir al lector que toda clasificación histórica, o subdivisión por etapas, períodos, eras, no debe ser entendida como criterios absolutos para estudiar los acontecimientos históricos cuyo protagonista es el hombre, sino como una manera que encuentra el investigador desde su paradigma para explicar ciertos hechos. En el caso particular de este estudio, en cada período el comienzo y fin van a estar caracterizados por ciertos hitos que vendrían a explicar a través de ciertos hechos la justificación de asumir cada período como tal En el caso particular, de los artistas  populares anzoatiguense del estado Anzoátegui se asumió cuatro períodos que describo a continuación.

     Primer Período: El Arte en Tiempos Hispánicos Hasta el Siglo XIX. Cuya influencia del arte europeo es obvio no solo en el arte académico sino en el popular, cuya expresión del arte popular es la “tabla colonial” y la talla,  en este período un elemento caracterizador son las copias de iconografías religiosas de grabados o de obras originales traídas en primer momento de Europa, más tarde
de los Virreinatos de La Nueva Granada  (Colombia), Nueva España (México), Perú (Perú); los paréntesis no indican en este caso de ningún modo lo geográfico, sino los lugares dentro de ellos, de dónde venían las obras, no olvidemos que la circulación de ellas giró siempre en torno a las grandes capitales, no de manera fortuita, la primera exposición que se hizo en Venezuela fue en Caracas, en el Café del Ávila organizada por James Mudie Spence. (James Mude Spence, 1876 en Calzadilla, 1967).Donde van a estar activos en Clarines los carpinteros de ribera— Gabriel González Cánovas, Cándido Rojas y Juan Cancio González Rojas—que se dedicaban a hacer tallas en madera, este último las loceras de Caigua— Custodia Caicuto y Florencia Parababire) que están activas entre  siglos XIX y XX, y los pintores, dibujantes y grabadores de la imprenta de Ramón Bolet Poleo, (Ramón Bolet Peraza y Bernardo González)  publicadas en la revista “EL Oasis”. Y en la talla en Clarines a principio del siglo XX Rosa Álvarez, nieta de Cándido Rojas, (Armas Alfonzo, 1981).

     Segundo Período 1900-1969: Predominio de la Pintura. Como hemos visto a principio de siglo ya había tallistas, loceras y pintores en nuestro Estado, pero fue la pintura la reina de la escena, la más divulgada, por ello le he dado (predominio de la pintura) las otras dos fueron ignoradas, para ilustrar este asunto referiré a dos pintores, tan solo dos pero que su importancia fue tal que uno de ellos, Armando Rafael Andrade, participó en 1957 en el XVII Salón de Arte Venezolano y en la IV Bienal de Arte Moderno en Sao Paulo Brasil; el otro Gerardo Aguilera Silva se le hicieron varias exposiciones en Caracas, la más importante de ella fue la que le realizaron en el Museo de Bellas Artes en 1966. Además de la documentación amplia de que disponemos de ellos, a pesar de las limitaciones informativas que había en aquel entonces.

     Tercer Período: Nuevos Artistas Nuevos Lenguajes. Este período se caracteriza por la proliferación de artistas de buena factura en el campo de la talla en madera y piedra, la escultura (Jaime Rolingson) pintura (Luís Méndez) ensamblaje e instalaciones y nuevos lenguajes (Juan de Dios Campos y Rosa Vegas respectivamente), artesanía naval (Pablo Velásquez), arquitectura popular y talla en madera (Espíritu Santo Hernández); ellos le dan un rumbo nuevo a nuestras artes. Méndez, encontró en el color una forma expresiva muy personal para enunciar las emociones  humanas nunca antes expresadas por artista alguno en el arte venezolano;  Rosa Vegas, no tiene límites alguno en cuanto el empleo de materiales y la combinación  e integración de diversas técnicas, su capacidad imaginativa y creadora, es ilimitada, no tiene igual en el arte nacional,  y Juan de Dios Campos, derribó en el arte la frontera entre lo bidimensional y lo tridimensional, además de manejar una nueva concepción del espacio que pareciera más bien sus paisajes mapas elaborados por un GPS (Global Possition System), además de construir unos curiosos instrumentos como el arpa que él tituló “Juan Salvador y su Arpa” que es al mismo tiempo obras de arte e instrumento musical, que él solo entiende y lo sabe ejecutar, no está demás decir lo interesante que son sus instalaciones, y su nuevo concepto de la talla en la que representa escenas de hechos históricos como el de la obra: “Fusilamiento de Piar”, (1991). Con esta obra Campos obtuvo el Premio Gobernación del Estado Anzoátegui (escultura) en la II Bienal de Artes Plásticas Galería Municipal de Arte Moderno de Puerto La Cruz. (Camejo y Zorrilla de Camejo, 1993 en Galería Municipal de Arte Moderno de Puerto La Cruz, p. 81). Actualmente esta obra pertenece a la colección del Museo de Anzoátegui. Estos artistas abrieron el camino a otros que si bien no son de la talla de ellos, vienen a formar parte del patrimonio del estado, por sus aportes y descripción de otras realidades.

     Cuarto Período: Nuevos Valores. Francisco Rolingson es el artista de transición del tercer y cuarto período. Ha pintado sus tradiciones como ningún pintor de Píritu y del estado lo ha hecho, en él hay una necesidad de convertir la pintura como lenguaje de la imagen en un documento, para mantener viva las tradiciones locales de este poblado de rancio abolengo colonial. Con él, se cierra el ciclo de pintores del  siglo XX, es el último artista de este período. A partir del año 2000 aparecen en el nuevo milenio nuevos valores que hasta ahora no habían aparecido en escena, no me quiero aventurar en hacer juicio sobre ellos, pero sería ceguera de mi parte no mencionar a una artista talentosa como Carmen Mendoza, una artista versátil, polifacética, con grandes dotes para la orfebrería, el ensamblaje la pintura, la escultura, la cerámica, la confección de trajes empleando los más variados materiales, combinando o hibridando la pintura y la escultura, de lo que resulta una nueva manera de encarar los problemas plásticos, y no siente temor a la experimentación con materiales no convencionales, lo que le da a su trabajo, un permanente dinamismo, que no deja de asombrar al espectador. Los otros artistas de este períodos, algunos de ellos son pintores más o menos experimentados que vienen de otro estado, tal es el caso de Mary Herrera, Betsy Uribe, Vanessa Uribe, que pudieran ser considerados artistas de paso por el estado Anzoátegui, otros que comenzaron su carrera del año 2000 hasta entonces, entre ellos están Elimelec Reyes, Leonardo Alvarado (+), Gregorio Pino, Migdalia Campos, Solange Campos, Betty Marchán, Yobani Martínez, Laura Buen Año, Maritza González, Miriam Missel, quienes vienen a contribuir al enriquecimiento de nuestro patrimonio artístico.

     No quería terminar este Estudio Preliminar sin dejar de referir algunos creadores de los que no he obtenido mayor información que la que describo aquí, algo escueta, por una parte porque no he podido contactarlos, y por la otra porque la información que existe en documentos, al menos de los que dispongo, que he organizado durante años, es muy superficial para ubicarlos en el orden cronológico como he venido tratando los noventa y siete (97) artistas aquí tratados, me conformaré con dar a conocer los pocos datos de que dispongo de ellos. Zoraida Cachima, natural de El Caparro, municipio Guanta, estado Anzoátegui, hacedora de muñecas “negrotas” como las clasificó Alfonzo Sandoval, coordinador del Grupo Maizal, quien organizó conjuntamente con el Ateneo “Miguel Otero Silva” de Barcelona la muestra titulada: “Muñecas de la Región Oriental” en 1993. María J. Sifontes nacida en El Tigre, municipio Simón Rodríguez, estado Anzoátegui donde nació el 9 de febrero de 1959, quien participó en 1988 en el Salón Nacional Cervecería de Oriente, Arte Ingenuo, Pintura y Talla Populares, auspiciado por Cervecería de Oriente, C. A. Polar en el marco de la celebración de los Cuarenta Aniversario con dos obras: La Blanquera y La Calle  del Ganado, ambas pintadas con óleo sobre tela en el año 1986. (Ver p. 92 del catálogo). José Gregorio Rodríguez Ramírez, también de El Tigre, quien participó en 1990 en la III Bienal “Salvador Valero” de Arte Popular con la obra: Ferroschigulia, pintada en ese año con esmalte industrial sobre tela. (Ver pp.46-47 del catálogo), y Esther Chaurán, artesana nacida en Guanape, estado Anzoátegui quien aprendió de manera empírica los tejidos a ganchillo, liso, con dibujo, tupido, punta de lanza, entre otros, elabora alpargatas, chinchorros, hamacas, su habilidad artesanal en estos menesteres, le ha ganado la oportunidad de dictar cursos con el auspicio de instituciones de los sectores público y privado. El 9 de septiembre de 1993, el convenio Ateneo de Barcelona Miguel Otero Silva con el Grupo Maizal presentaron una muestra titulada: “Exposición  Tejidos el Camino de la Tradición” bajo la coordinación general de Alfonso Sandoval en los espacios del Ateneo.

     Para la elaboración de esta investigación de fuentes primarias (testimonios de artistas y personas vinculadas al arte), y la compilación de documentos que a lo largo del tiempo Manuel Alcalá y mi persona hemos compilado (fuentes secundarias) y su lectura paciente, además de la literatura existente sobre el tema, no sin advertir, que cuando se escribe un trabajo de esta naturaleza siempre hay el riego de omitir involuntariamente algún artista, o alguna información relevante, pido disculpa de antemano a mis amigos artistas. Esta investigación es de algún modo una especie de biograma donde se resaltan los aspectos relacionados aquí—el arte—, o digamos más bien, un conjunto de biografías cortas de los artistas ordenadas de manera cronológica en el sentido y orden de que fueron apareciendo los artistas en el escenario de la plástica popular anzoatiguense, que cabe decir, que nuestros artistas fueron apareciendo de manera fortuita a lo largo y ancho del Estado, de manera aislada sin tener contactos unos con otros, es decir, no hay una escuela o movimiento que los agrupara. Y, naturalmente, sus motivaciones hacia las artes plásticas son variadas.

     Mi motivación en este estudio es de alguna manera, enfocar desde el punto de vista histórico, apoyado en el discurso biográfico, la historia del arte popular del estado Anzoátegui, a través de biografías cortas para establecer un hilo conductor del desarrollo del arte popular y sus hacedores culturales, para tener una visión general de su desarrollo, no busco agotar el tema de un artista en particular sino más bien ponerlos en contexto, aunque de algunos de ellos he hecho estudios particulares por lo cual remito a los lectores a los trabajos que se refieran a algunos de ellos. En definitiva lo más interesante de esta investigación, sea más bien evitar y salvar del olvido a nuestros artistas, muchos de ellos golpeados por el más poderoso martillo destructivo: el prejuicio de la gente y de las instituciones “culturales”. Esta es mi misión principesca en este estudio.

     Cabe señalar para finalizar, que hemos tenido como criterio la tolerancia e inclusión de artistas, que a criterios de algunos, o de la ortodoxia de la crítica del arte, no son artistas populares en el sentido de que muchos de los aquí incluidos, como verá el lector más adelante, poseen grado universitario; pero el criterio prevalente aquí, es la dedicación de su talento al arte popular, o que algunos casos fue inspiración para nuestros artistas populares, como ha sido, como se sabe, el arte académico nuestro, cuya raíz es el arte culto de Europa, aunque en algunos casos el arte popular ha influido en el arte académico como vimos con el caso de Emerio Darío Lunar.

     El caso de Ramón Bolet Peraza es ilustrativo, Calzadilla, (1975 b.) lo califica como el más connotado del costumbrismo gráfico de Venezuela cuya obra recoge el litógrafo H. Neun con las publicaciones: Museo Venezolano (1866); Álbum de Caracas y de Venezuela (1876) y Álbum de los Estados (1876), calificado sus dibujos por Calzadilla de cierta gracia ingenua aunque denota destreza para desarrollar, frente al paisaje visto directamente un gran sentido de la observación. Bolet va a pertenecer a una tradición de ilustradores que se inicia según Calazadilla, (ob. cit.) con Sir Robert Ker Porter (1777-1848) a su llegada a Venezuela en 1825 envestido de Cónsul de Gran Bretaña. No quiero dejar de lado la consideración  que hace Boulton, (1968) sobre Ramón Bolet Peraza, que de algún modo justifica el planteamiento que he venido haciendo en relación al criterio de amplitud, y de incluir artistas que en algún sentido no pueden ser considerados y en otro sí, al respecto dice del artista que es un “relator gráfico de las costumbres” en un momento lleno de interés social, de cronista que le hacen sobreviviente en un mundo de tantos otros que naufragaron. Dejar para la posteridad las costumbres del país, sus tradiciones, sus paisajes de antaño, la arquitectura de Venezuela, y particularmente la de Barcelona es sobrada justificación para ser incluido es este trabajo de nuestro estado a Ramón Bolet Peraza y su entrañable colaborador y también dibujante y pintor Bernardo González.

      Termino el Estudio Preliminar recordando que nuestro arte en general y el arte popular en particular, es polisémico, deriva de múltiples fuentes y estilos provenientes de Europa, nuestros artistas coloniales se inspiraban en grabados, y en el mejor de los casos en obras originales de pintores menores, que fueron copiados reiteradamente alejándose del modelo, interpretado y reinterpretado, resultando un arte heterogéneo, complejo, sometido a un proceso de hibridación. De raíces profundas, que se vio influenciado por razones: políticas, económicas, sociales, históricas, religiosas, geográficas, étnicas y culturales, conjugado con elementos autóctonos. Nuestro arte criollo y vernáculo es una síntesis de este proceso. 

 José Gregorio Rodríguez Ramíres. Ferroschiguilia (1990)
Colección del Artista. Fotografís: Alirio Briceño (1990, p. 47)
Digitalización de imagen: Esp. (bi) TSU Víctor A. Hernández


 María J. Sifontes. La Blanquera (1986)
Colección de la Artista. Fotografía: Augusto Hernández (1988, p. 92)
Digitalización de imagen: Esp. (bi) TSU Víctor A. Hernández


                     
PRIMER PERÍODO. EL ARTE EN TIEMPOS HISPÁNICOS HASTA EL SIGLO XIX.

EL ARTE HISPÁNICO HASTA EL SIGLO XVII

     En relación a los pintores populares, tallistas, pintores que  han existido en Venezuela desde el siglo XVIII lo que pasa es que el interés de la gente por este tipo de arte, no iba más allá del motivo religioso, fin con el que se adquirían, para muchas personas esto no era arte, o no lo consideraban como tal, porque el imaginero colonial las hacía para suplir el mercado deficiente de estampas religiosas. Duarte, (1983) sitúa la pintura popular venezolana en la segunda mitad del siglo arriba indicado. Sobre la pintura colonial a que me vengo refiriendo apunta Duarte, (ob. cit.): “La iconografía interpretada por artistas anónimos, nuestra percepción advierte el aspecto válido de una sensibilidad espontánea, ingenua y autentica”, (p.56). De la misma opinión es Calzadilla, (1981) cuando afirma: “El artesano criollo se vio obligado a valerse de sus propios  medios para recrear  una tradición icónica que, protegida por el aislamiento provinciano, posibilitó el desarrollo de estilos ingenuos…”, (pp. 23-24). Francisco Da Antonio, (1988) ubica su aparición el primer tercio del siglo XVIII; estos autores tienen puntos de vista coincidente sobre este tema. Pintura a la que Calzadilla, (1961/1963) considera popular y anónima. Sin embargo en opinión de Calzadilla, (ob. cit.): “… hablar de arte colonial para aplicarse, conforme al sitio donde se produjeron un gentilicio patriótico que sólo tiene sentido hoy, no deja de ser arbitrario. El uso del gentilicio puede darse, eso sí, en el caso de las escuelas regionales que ofrecen fuertes rasgos diferenciadores”, (p. 17). La ubicación de producción de obras en Venezuela según este autor, aumentó su auge a partir de 1730 cuando se estableció en nuestro país la Compañía Guipuzcoana. Cabe destacar aquí, que además de lo arriba afirmado por Calzadilla, lo afirmado por Boulton, (1975); Duarte, (1983), quienes afirman que lo que contribuyó además de la producción de obras de arte en el siglo XVIII fue la disposición del Obispo Diego Antonio Diez Madroñero dictada en 1766 en la que se permitía la reproducción de pasajes del Nuevo y del Viejo Testamento, de esta época data la costumbre de escoger un patrón de la casa para adornar el zaguán con su efigie, esto naturalmente contribuyó a la demanda de pequeñas imágenes.

     A finales del siglo arriba indicado, apunta Calzadilla, (1961/1963) se comenzaron a formar las escuelas caraqueñas y desde los retratos de Juan Lovera, hasta los más variados desarrollados de una pintura popular y anónima, impregnada de un profundo carácter religioso. Este arte popular, cuyo origen se remonta a la colonia, constituye uno de los más ricos legados de Venezuela y es testimonio fehaciente de sensibilidad plástica de nuestro pueblo. Estas pinturas se inspiraban en las traídas de México, Quito y Perú; otros cuadros destinados a las Iglesias procedían de España y se les atribuye en su mayoría a los alumnos de Zurbarán y Murillo. La pintura religiosa culta estaba destinada para las iglesias y las familias de poder económico. De estos modelos, se inspiraron los pintores criollos, ofreciendo rasgos estilísticos tan fuertes, que se independizaban del arte religioso venido de España, la llamada escuela caraqueña. La pintura popular estaba destinada a adornar las iglesias de menor importancia y a los hogares humildes que profesaban la fe católica. Este tipo de pintura corrió peor suerte que la anterior, pues, ella se conservó menos.

     En esta misma idea, apunta Duarte, (1983) indica que la pintura popular venezolana comienza en el siglo XVIII en la iconografía interpretada por artistas anónimos, con una sensibilidad espontánea, ingenua y autentica, aunque de mal aprendido oficio, pero de una sensibilidad a toda prueba e innata; resultado de esta práctica libre y espontánea son las que han tratado de definir bajo muy distintas denominaciones: pintura ingenua, primitiva o “naif”. Fue en El Tocuyo donde estuvieron artistas de la talla de Víctor Francisco de la Cruz y El Pintor del Tocuyo, José Francisco Rodríguez. La escuela pictórica popular que más se destacó en Venezuela fue la de Río Tocuyo, esto se debió según Duarte, (ob. cit.) a la riqueza del suelo, rico en colores minerales como: piedras azules, el azufre, y la caparrosa o acije con la cual se hacían tintas y tinturas. De la caparrosa —el cobre— se obtenían los colores azul, blanco, rojo, anaranjado, amarillo y verde; de esta opinión es Boulton, (1975). Muchas de las tablas y telas procedían de la escuela de Río Tocuyo las cuales eran barnizadas para protegerlas de las marcas del humo de las velas y otros accidentes, para su protección y conservación. De esta escuela se remontan los trípticos coloniales en madera cuyo panel central se protege al cerrarse las hojas laterales para resguardarlo de los agentes tóxicos arriba indicados. Como se sabe la iconografía fue el vehículo que la Iglesia empleó para la enseñanza de la religión católica y por ello los artistas tuvieron que someterse rigurosamente a ella.

      En esta opinión señala Boulton, (1975): “Los venezolanos del siglo XVIII, como sus antepasados, dirigían sus plegarias a la personificación gráfica de su Dios y de sus Santos”, (p. 3). Los pintores populares, argumenta Duarte, (ob. cit.) se dedicaban casi exclusivamente al género religioso sobre todos los aspectos de la vida. Servían a Dios y con esto satisfacían primero que nada sus necesidades religiosas y después su sensibilidad. Esto explica en opinión de este autor, que no les interesaba dejar huella de sus nombres, no buscaban ser reconocidos, por ello no era un imperativo firmarlas, de allí su carácter anónimo, general en las pinturas coloniales de este género. Sobre este particular existe una explicación dada por Boulton, (1975) en la que afirma nuestros pintores coloniales nunca llegaron a formarse como asociación artesanal, como en otras regiones de América,  la cual podía ser la causa de la ausencia de firmas en las obras. Otros rasgos característicos del arte colonial, señala Calzadilla, (1967) fue el producto del transplante de la ideología y de la cultura de España hacia América. A pesar de ello, el arte anónimo popular tuvo un sabor localista, más que las tendencias cultas de Juan Pedro López o de los Landaeta, quienes seguían de algún modo apegados a los modelos del arte europeo con inspiración imitativa. El género popular, por su abundante producción de los imagineros, cabe hablar de un estilo colectivo, con variantes y matices de una escuela a otra, y según la región en donde fueron creadas las obras, pero en ningún caso se puede hablar de expresiones del genio individual, que en mi opinión puede ser también la causa del anonimato de las obras.

     Unas de las creaciones artísticas de importancia en la colonia son los Santos de Botella o Botellas Coloniales. Becerra, (1982) señala que son imágenes religiosas características de los dominios de España en América. De esta opinión es Salazar, (1990), luego ser realizados por los artesanos coloniales, y son hoy, fusión y síntesis del sincrético del arte popular. Este término,  Santos,  en líneas generales se refiere a varios tipos de imágenes, bien sea representada en forma de retablos, de estampas o de bulto. En un tríptico de madera en el cual tiene en su interior figuras talladas y policromadas, esculpidas o pintadas, los paneles laterales van conectados al de la parte central por medio de bisagras de cuero o metal, y se pueden mantener cerradas con una aldaba metálica, cuando éste es cerrado adquiere la forma de botella. Estas obras de arte se produjeron durante la colonia, principalmente en la región centro occidental de Venezuela, en los actuales estados: Lara, Falcón y Yaracuy. El  antecedente de la botella colonial está en la Europa Medieval y al Arte Popular Bávaro del inicio de la modernidad europea. En esta región se producían Vírgenes de Abridera que tenían en su interior, generalmente una imagen de La Trinidad. El Arte Popular Bávaro (época moderna) se realizaban trípticos de madera con relieves en arcilla producido en Oberammergau, Baviera, Alemania.  Al respecto indica Salazar, (ob. cit.) que tuvieron su origen en la Edad Media en los años de controversia iconoclasta causante del colapso de la pintura y la escultura bizantina originada por los problemas políticos y religiosos y de la relación del hombre con Dios.

     El Edicto del año 726 prohibía el uso de imágenes  para culto que va a tener validez hasta 843 con el triunfo de los iconófilos, es decir, los que veneraban imágenes religiosas. De aquí comienza el culto con esculturas conocidas como Vírgenes de Abrideras, que se abren de arriba hacia abajo y se parten por la mitad, para convertirse en los trípticos, su auge data de los siglos XII y XIII en Alemania, Austria, Francia, España, Suecia, Inglaterra, Polonia, Suecia y Portugal. En 1563 el Concilio de Trento ordena destruir las imágenes que no estuvieran bien hechas. En 1745 el Papa Benedicto XIV en la Bula “Imaginis Sanctissimae Trinitaris Reprobatas” incluyen las Vírgenes de Abrideras de la Trinidad por considerarlas herejías. Esta prohibición,  naturalmente obligó a los tallistas a que omitieran la figura exterior y tomaran la forma de botella, las cuales al abrirse se convertían en trípticos religiosos. Al comenzar la conquista de América, de España se traen imágenes y retablos religiosos para su culto. La Casa Banhofe y Shohententner de Cádiz importaban imágenes talladas hasta Lima, Perú, las cuales tuvieron acogida entre los misioneros, luego en los colonos. Es posible que el Galeón que arriba a Cubagua en 1529 que trían retablos y artículos religiosos y Santos de Botella. En estas obras se inspiraron nuestros imagineros coloniales, deformándolo; pero aún así sigue manteniendo un criterio estético. (Salazar, ob. cit.)

     Esto demuestra, que cada nueva tendencia artística, tiene su antecedente su relación, con el arte del pasado; toda nueva creación genuina le da un enfoque diferente. Sobre este punto, Becerra, (1984)  afirma que los antecedentes de los Santos de Botella no pueden ser buscados en América Prehispánica, porque estas obras son esencialmente cristianas, desde luego, en el arte europeo medieval y moderno como ya he venido señalando, en las Vírgenes de Abridera y ciertos pequeños altares de Oberammergau. Según esta autora la escultura de esta naturaleza de mayor antigüedad hasta hoy —1984 fecha en que es escrita esta obra— es la Virgen de Boubon, (circa 1180), siendo el más reciente el de la Virgen de Bannalec, comuna francesa de Bretaña, siglo XVII, la forma y tamaño de estas vírgenes  no son homogéneas. Estas imágenes pertenecían al arte popular de Oberammergau del siglo XVIII. Es posible que tanto las botellas venezolanas como las bávaras se reprodujeron después de 1745, cuando las Vírgenes de Abridera de la Trinidad fueron prohibidas por el Papa Benedicto XIV, por lo que, los tallistas se vieron obligados a omitir la figura exterior de la virgen, mostrando en su lugar formas de botellas o de frascos. Estas fueron hechas para el culto de las imágenes de La Trinidad, La Virgen, San José y otros santos, aunque estudios realizados señalan que un 58% representan La Trinidad, otros están dedicados a la Virgen María, y un pequeño número a la Sagrada Familia, que incluye entre otros temas el Santísimo Sacramento, San José y santos diversos, apunta Becerra, 1984. Las mayor parte de las botellas coloniales están asociadas a El Tocuyo, claro está,  para la época, esta ciudad era una jurisdicción que  incluía varios pueblos.

     De modo  que en los artistas—populares— ha existido  desde la colonia, naturalmente de influencia europea, pero es a partir de la segunda mitad del siglo XX cuando se comenzó a mostrar interés por ella, por su estudio y divulgación, como se verá más adelante. Duarte, (2000) ha señalado que la mayor parte de la producción de obras de esta naturaleza  están focalizadas en Caracas, Lara, Mérida, Trujillo; en el caso de Anzoátegui y demás estados de oriente la producción fue poca. Duarte, (ob. cit.) publicó una obra que ha contribuido a esclarecer algunos enigmas de la pintura colonial de Venezuela, como fue el de ponerle rostros a los artistas, cuyo nombres le adjudicó Boulton como “El Pintor de San Francisco”—Francisco Álvarez Carneiro—; y “El Pintor de El Tocuyo” — Víctor de la Cruz—; así como también al escultor apodado “El Tocuyano” —José Francisco Rodríguez—. En esta obra, Carlos Duarte hizo un arqueo documental de un mil sesenta y cinco fichas, producto de treinta y cuatro años de trabajo ininterrumpido, el doble de los documentos presentados por Boulton, contentiva de 195 biografías de artistas, mayoritariamente activos en Caracas, que entre otras cosas, además de lo ya señalado, refiere que en Barcelona, desde el Período Hispánico y comienzos de Período Republicano apenas figuró un pintor, activo en 1809, Francisco Lorenzo Rodríguez Rendón, nacido en Cumaná en 1742 formado en la Real Academia de San Fernando de Madrid en 1788, quien retoca para la fecha indicada en principio, la pintura sobre madera perteneciente a la Iglesia parroquial de San Cristóbal  de Barcelona. Se desconoce, o no están muy documentados, los pintores que pudieron estar activos en esta ciudad para la época. Sobre este tema apunta Boulton, (1975) que el primer pintor de que tenemos noticias históricamente, fue uno que figuraba en la nómina de la tripulación del primer viaje de Alonso de Ojeda, que salió de Cádiz en mayo de 1499, en el cual le acompañaban el cosmógrafo  Juan de la Cosa y el florentino Américo Vespucci, figuraba un tal Juan Pintor, seguramente—apunta Boulton llamado así por su oficio, que posiblemente era el de ayudante del primer cartógrafo—. En este mismo trabajo Boulton señala que en: “La parte oriental del país es en general bastante pobre en pintura”, (p. 36).

     Sin embargo, ha señalado Calzadilla, (1981) que el primer artista profesional de que hemos tenido noticia hasta ahora data de 1622, año en que se hallaba en Coro el “maestro del arte de pintor, experto y bueno, Pedro del Cocar”, a quien se le encomendó pintar un cuadro de la patrona de la ciudad, Santa Ana. Continúa el autor citado, venían de las colonias de América más desarrolladas  México y el Nuevo Reino de Granada. De España naturalmente debieron de venir obras de poca calidad así como grabados ejecutados en Italia o en Alemania y pintura de Flandes y otros lugares de Europa que sirvieron de modelo a los artistas de tierras venezolanas y otros lugares de América, la imitación y la imaginativa de los artista, en la elaboración de sus obras, y las copias constantes se alejaron de los modelos originales, dando así a reinterpretaciones que dio con el tiempo a un tipo de pintura popular cuya principal manifestación es la “tabla colonial”. El origen de este estilo mestizo, se encuentra en el interés mismo de la Iglesia, las misiones, los conventos y cofradías en propiciar la realización de la pintura y la talla en madera a través de talleres, bajo las instrucciones de los misioneros se enseñaban y practicaban estas artes. Con el pasar del tiempo surgieron estilos regionales en los principales centros poblados, escuelas célebres como El Tocuyo y Río Tocuyo, y estilos ingenuos muy particulares.

  Estas obras, al comienzo, según Boulton, (1968) hizo que la iglesia rechazara este tipo de imágenes  y que en 1790 el Comisario del Santo Oficio de Caracas emanara disposiciones en contra de la producción de estas iconografías, porque según la Iglesia tenían signos de indecencia; en 1809 existían documentos que se referían a estas pinturas como por ejemplo las que estaban en la casa de don Juan Vicente Bolívar, el hermano de Simón Bolívar.

RETOCANDO EL CUADRO DE LA CATEDRAL DE BARCELONA.

      Era muy común en la época—siglos XVII, XVIII Y XIX— que alguna iglesia o sencillamente  familia acomodada solicitase los servicios de algún pintor o retocador de santos para resarcir daños sufridos alguna obra de arte bien sea por los embates del tiempo o por accidentes, y esto se justificaba en parte, por lo costoso que era traer pinturas de Europa, México o el Cusco (Perú), esta era una solución razonable. Duarte, (2000) no precisa como llegó a tierras de Barcelona Rodríguez, pero si es cierto que estuvo en la iglesia parroquial de San Cristóbal de esta ciudad restaurando una obra de su patrimonio.

      Rodríguez (Alias El Joven). Duarte, (2000) sitúa a este pintor activo en Barcelona, estado Anzoátegui en 1809, no está muy seguro — supone este autor— que se trata de Francisco Lorenzo Rodríguez Rendón, quien está emparentado con José Rodríguez Rendón, ambos estudiantes en la Real Academia de San Fernando de Madrid. Rodríguez es natural de Cumaná,  donde nació hacia 1742, estudió en la academia referida en 1788, posiblemente regresó a Venezuela después de 1802. Se sabe que el 9 de octubre de 1809 retocó una pintura sobre tabla de cedro perteneciente a la iglesia parroquial de San Cristóbal de Barcelona, como se le llamaba por ese entonces, en  la pintura en cuestión se haya pintado un escudo del Obispo de la Diócesis de Puerto Rico Fray Manuel Giménez Pérez, de donde dependía esta iglesia en la jerarquía eclesiástica.

      Es conveniente comentar en este espacio,  en la región del Oriente de Venezuela estuvieron activos el Maestro escultor nacido en La Habana, José Valentín Sánchez entre 1808-1811, quien perteneció a la clase de los blancos. Francisco Rodríguez Rendón, aprendiz de pintor de la Real Academia de San Fernando de Madrid en 1776, nacido en Cumaná en 1742, posiblemente pardo libre, —según Duarte, 2000— es probable de que se trate de Rodríguez (alias El Joven) como se indicó arriba, se sabe que pintó un cuadro de la última cena para la iglesia de San Antonio de Capayacuar, estado Monagas. José Rivera, maestro de pintor, escultor y dorador nacido en San Cristóbal de La Laguna, Isla de Tenerife, Canarias en 1740. Estuvo activo en Cumaná e Isla de Margarita, donde pintó por encargo, en esta última ciudad, por encargo del Presbítero Don Pedro Manuel Romero una imagen de Nuestra Señora del Rosario. (Duarte, 2000).

CARPIENTEROS DE RIBERA QUE HACÍAN TALLAS EN CLARINES SIGLO XIX.

      A orillas del río Unare, en Clarines, estuvieron unos artesanos extraordinarios, con una destreza manual insuperable, cuyo oficio principal era la carpintería de ribera, sin embargo, en un pueblito como era en aquel entonces San Antonio de Padua de Clarines, rico en historia, de rancia estirpe religiosa, no podía menos, esas manos prodigiosas, por devoción y necesidad, cumplirle al sacerdote de la iglesia, con el encargo de alguna imagen para el templo, saliéndose un poco del oficio habitual y poniendo primero su fe en Dios, y luego en el don que Éste les dio, y fue de esta manera, seguramente, más por devoción que por oficio, que Don Gabriel González Cánovas, Cándido Rojas, Juan Cancio González Rojas y Rosa Álvarez dejaron una que otra talla para su adoración, hecho este, que nos trae al recuerdo, Alfredo Armas Alfonzo, (1981) en su obra: “Un Pueblo Hecho de Recuerdos: Clarines Bien Lejos” cuando se refiere a Cándido Rojas quien hizo unas imágenes religiosas para la Iglesia de Clarines.

     Don Gabriel González Cánovas. Español-mahonés, procedente de Mahón, capital de la Isla Menorca (Islas Baleares), esposo de María Rojas, éstos a su vez padres del General Juan Cancio González Rojas. Su madre era descendiente de una familia de pintores, escultores y  músicos procedentes de Cumaná que llegaron a Clarines, según Armas, Rafael, (s. f.) en González Chacín, (2009) antes de 1821. Gabriel González Cánovas, se sabe que provenía de una familia muy distinguida que fueron por varias generaciones militares y que en 1811 se encontraba en Barcelona, estado Anzoátegui, y fue uno de los firmantes del pronunciamiento a favor de la Independencia. Era de oficio,  afirma este autor, ebanista y santero, cabe aclarar, que este término se empleaba en la colonia en Venezuela para referirse a los artesanos que se dedicaban a hacer imágenes religiosas, santos para el culto de la religión católica. Conocía además de los oficios señalados una técnica para grabar en telas dibujos. Con esta afirmación podemos presumir que tenía conocimientos también en el grabado y la pintura. Estas habilidades las heredaron sus hijos, entre ellos Juan Cancio González Rojas. Era un hombre polifacético, también se dedicó a la carpintería de ribera—construcción artesanal de embarcaciones de madera, balandras y chalanas— que navegaban por el río Unare. La familia González Rojas no era la única que se dedicaban a estos menesteres en Clarines, también estaba Cándido Rojas, de quien hablaremos más adelante, quizá emparentado con la esposa de don Gabriel González Cánovas. Se sabe que al menos estuvo activo en Clarines la primera mitad del siglo XIX.

     Cándido Rojas. Refiere Saune Barrios, (s. f.) en su trabajo “Algo de Guanape” citado por Armas, Álvaro (Cronista de Clarines) (2014) nos da un dato interesante sobre Cándido Rojas, y es que Don Ricardo Alfonzo llega a Clarines una vez terminada la Guerra Federal (1859-1863) donde se casa por poder con Lucía Rojas Zerpa (Josefa Lucía Celestina Rojas Zerpa, que era su nombre de pila, conocida como Mamachía), la cuarta hija nacida en 1852 , de Cándido Rojas, pintor y escultor neogranadino y Lucía Zerpa, natural de Cumaná. Estos datos nos sitúan al artista activo antes y después de 1850. Armas, Rafael, (s. f.) en González Chacín, (2009) lo sitúa contemporáneo con Don Gabriel González Cánovas, aunque se sabe por Alfredo Armas Alfonzo, (1981) que murió tempranamente. Estos tres autores coinciden que era escultor,  pintor, también carpintero de ribera como sostienen Armas, Rafael, (ob. cit.); Armas, Alfredo, (ob. cit.). Se sabe por el primero que a Cándido Rojas se le atribuye la construcción de la balandra “Constitución” con que se efectuaba el comercio de cabotaje entre la Guaira y el puerto fluvial de Clarines.

      Alfredo Armas Alfonzo, (ob. cit.), le atribuye las tallas en madera de la iglesia San Antonio de Padua de Clarines: El Crucificado y El Nazareno; aunque esta última tiene coincidencia en la técnica empleada y los rasgos generales de la obra con el San Juan Evangelista, de este mismo recinto religioso probablemente tallado por Cándido Rojas, que es una obra maestra, según Alfredo Armas Alfonzo, de arte popular. De esta talla   Armas Alfonzo, (1978 c.) en Armas,  Edda (Comp.) (2003) señala: “El Nazareno que revivió de los secos leños  del bisabuelo Cándido Rojas, casi adquiría la realidad de la tragedia del Gólgota entre los humos del incienso, los humos de este tiempo de morrocoyes…”, (p. 64). Cuando el autor se señala aquí a los humos de tiempos de morrocoyes, se refiere a la Semana Santa tiempo en el cual le prenden candela a los mayales donde habitualmente se esconden el morrocoy, y por el difícil acceso por lo tupido de la vegetación y por sus espinosas hoja los cazadores de morrocoyes lo incendian para que ellos salgan de sus guaridas. El cuajado de morrocoy es un plato típico de Clarines.

      Este autor en otros documentos refiere a Cándido Rojas como tallista en estos términos: “Cierta luz sagrada encendía su corona y la sonrisa perenne y la mirada como la de los santos de palo que el bisabuelo Cándido Rojas tallaba tan inspirado”, (1978 b.) en Armas Edda, (Comp.) (2003), (p.62). Armas Alfonzo, (1982) en Armas Edda, (ob. Cit.) se refiere a este mismo asunto de esta manera: “Ese milagro se le debe a Carlos Pinto y sólo él podía ejecutarlo a conciencia. Jesús Marval que haga ahora un hombrecito de oro de El Callao que se le parezca bastante para colgárselo de una cintica al cuello de uno de los santos de don Cándido Rojas de la iglesia”, (p. 55). Se refiere aquí a la iglesia de San Antonio de Padua de Clarines, el milagro es una ofrenda que los practicantes de la religión católica le ofrendan al santo por el favor recibido.

     En otro documento, Armas Alfonzo (s. f.) en Círculo de Lectores (s. f.) sobre Cándido Rojas comenta:

     …el último suspiro del moribundo Jesús de la Cruz que el tallista Cándido Rojas atormento con su navaja desde el remoto jueves santo en que él mismo, sin ninguna otra compañía que la del torturado, trasladó de su casa de La Loma del Viento hasta la iglesia de los españoles el doliente santo que hoy todavía sacan en procesión por las calles de un pueblo que don Cándido ya no reconocería. (p. 85).

      De la talla El Crucificado se refiere en estos términos Armas Alfonzo, (1972/1983) en Armas, Edda. (Comp.). (2003) “…Cándido Rojas, que tallaba cristos con cara de eternidad…”, (p. 142). Señala Armas Alfonzo, (1985), en  Armas, Edda, (ob. cit.) en relación a El Crucificado de esta manera: “Mercedes Characo faltó a esos deberes con Dios desde que se vino a Caracas hace ya tanto tiempo de eso que ella no podía calcularle que rostro era el que lucía entonces la talla del maestro Cándido Rojas; a fuerza de sapolín que le echaban como preparación de la Semana Santa ya todas esas imágenes  carecían de ojos propios y había que estárselos inventando”, (p. 157). Estas tallas eran sacadas en procesión en la Semana Santa en Clarines.


 Cándido Rojas (atribuido). San Juan Evangelista, (S XIX). 
Fotografía en blanco y negro Alfredo Armas Alfonzo.


Cándido Rojas. El Crucificado, (S. XIX). 
Fotografía en blanco y negro Alfredo Armas Alfonzo.

 Cándido Rojas. El Nazareno, (S XIX).
 Fotografía en blanco y negro Alfredo Armas Alfonzo.

     Juan Cancio González Rojas. El General Juan Cancio González Rojas nació en Clarines en 1831, hijo del español-mahonés Don Gabriel González Cánovas y María Rojas, esta última llegada a Clarines, según Armas, Rafael, (s. f.) antes de 1821, procedente de Cumaná, estado Sucre, descendía de una familia de pintores, escultores y músicos; por línea paterna su padre era carpintero de ribera, santero, pintor, dibujante. Además de militar era un hombre de holgura económica, con ganado y propiedades en varias regiones del oriente de Venezuela, se dedicó como su padre a la carpintería y la santería, y seguramente a la pintura. Estuvo activo como tallista, entre otras ocupaciones entre  finales de los años cuarenta y noventa del siglo XIX. Una vez que muere fue enterrado en la iglesia de San Mateo de donde fueron exhumados sus restos para trasladarlos al cementerio de Barcelona, estado Anzoátegui; de allí, lo trasladaron a la iglesia San Antonio de Padua de Clarines, donde reposan a un lado del Altar Mayor. Es posible que esté emparentado con Cándido Rojas, lo que sí es seguro es que se conocieron. En la centuria del siglo XIX dominaron la escena en la pintura y la talla en madera las familias González Cánovas y los Rojas. El General Juan Cancio González Rojas, como buen  descendiente de este linaje, envainaba la espada para empuñar la gubia para realizar sus tallas en madera.

     Rosa Álvarez. Lo poco que he podido recoger de esta cultora se lo debo a Alfredo Armas Alfonzo. Armas Alfonzo, (1981) se refiere a ella de esta manera: “…era una mujer alta y muy delgada. No era una escultora como el abuelo Cándido Rojas, pero talló el Jesús de la columna que estaba en la iglesia arrinconada en la sacristía, lo sacó de un palo de cautaro”, (p. 99). Es posible que haya realizado otras tallas, o que se dedicara  ocasionalmente a estos menesteres si  le solicitase la iglesia o cualquiera persona de Clarines para un altar doméstico  alguna imagen religiosa.

LA IMPRENTA DE NICANOR BOLET POLEO SIGLO XIX.

      En 1856 Ramón Bolet Poleo (Editor), junto a sus dos hijos: Ramón Bolet Peraza (Tipógrafo) y Nicanor Bolet Peraza (Impresor) fundadores de la imprenta “Hermanos Bolet” lanzan el primer ejemplar de la revista El Oasis, donde Ramón (hijo) junto a Bernardo González van a ser los dos ilustradores estrellas de un conjunto de litografías que se van a publicar en la revista arriba indicada. Este conjunto de imágenes de carácter costumbristas e históricas van a quedar para la posteridad como unos documentos visuales invalorables desde el punto de vista artístico e histórico, cuando la cámara fotográfica no tenía el espacio que hoy tiene en nuestra sociedad, constituyéndose este conjunto de litografías de los paisajes de Barcelona, unos de las imágenes que siempre tendremos en el recuerdo de la ciudad de mediados del siglo XIX, gracias a estos ilustradores e impresores visionarios que vieron en la imagen litográfica una manera de dejar para siempre en el recuerdo de los venezolanos la fisonomía de la urbe de aquel tiempo. Fueron pioneros además del movimiento artístico de la ilustración iniciado por Sir Robert Ker Porter en Venezuela.

     Ramón Bolet Peraza. Pintor, litógrafo, acuarelista hijo de Nicanor Bolet Poleo y María del Pilar Peraza, nacido en Caracas, Venezuela el 13 de diciembre de 1837 donde muere el 27 de agosto de 1876. En 1855, su padre funda el taller tipográfico donde publica al año siguiente la revista “El Oasis” dedicada a la literatura, las artes, la historia, la industria, el comercio y la agricultura, según indicaba este documento. Sobre este asunto apunta Nicanor Bolet (Editor-Propietario) (1856) en Rodríguez (Comp.) (2006). “… nuestro programa es hacer conocer nuestros monumentos, nuestros hombres, nuestras costumbres… hacer de El Oasis un vade mécum para los que quieran visitar esta parte oriental de Venezuela, y para todo el que desea instruirse en los pormenores de esta localidad”. (p.219).

     Según Guerrero, (1994) Ramón Bolet Peraza era uno de los más destacados pintores, publicaba sus litografías mensualmente y sus contenidos estaban relacionados con el tema tratado. Contenía ocho partes con impresión a dos columnas, con dos o más grabados y una pieza musical. Se representaban temas referidos a la historia, monumentos, artes, que eran  ilustrados por el pintor y que tenían un lugar preferencial en la publicación. Con doce números se formaba un volumen de 96 páginas que contenían de 24 a 30 grabados. Esta tipografía tenía agencias en Barcelona, Aragua de Barcelona, El Pao, Bolívar, La Guaira,  Puerto Cabello y Coro. En su estadía en Barcelona, en 1858, diseñó la fachada del mercado de Barcelona y del templo masónico, logia a la que pertenecía en tercer grado, en este último, en sus salones, pintó al óleo alegorías relacionadas con la Paz, la Guerra y las Bellas Artes.

     De Ramón Bolet Peraza se conocen en relación a la ciudad de Barcelona, cabe citar: “Puente sobre el Río Neverí en Barcelona” que aparece en el Nº 6 de El Oasis aparece grabado en 1856, aunque el original no aparece fechado, seguramente es de ese año por las razones que esgrimo: Ramón Bolet Peraza siempre pintaba del natural los paisajes, éstos, al menos los publicados en la revista El Oasis, eran hechos para ilustrar las publicaciones escritas, siguiendo este razonamiento, fue dibujado ese mismo año. Dicha obra de carácter costumbrista describe una vista del mencionado caudal de agua y el puente rodeado de vegetación, unos transeúntes sobre el mismo y un barquito navegando por el río, al lado derecho de la litografía, se observa una vieja casa y en su parte superior un amplio cielo despejado cruzado de una bandada de pájaros en vuelo, (Guerrero, ob. cit.). Al lado izquierdo se ve una vieja edificación donde funcionaba la cárcel de Barcelona, que según el Consejero de Lisboa, (1854) citado por Forzán Dagger, (s. f.) ya estaba construida para 1852. El puente indudablemente es el hoy puente Bolívar el primer puente que se construyó sobre el  río Neverí, pintado desde la ribera del cauce, que esta frente donde se encuentra la calle Juncal con la avenida Fuerzas Armadas. Hay otra obra alusiva al estado Anzoátegui: “Indios Caribes en Anzoátegui, Venezuela”, (1837) que aparece publicado en Londres por James Mudie Spence, en 1878, Grabado por Paterson, (1876).

     Las obras del artista se encuentran compendiadas en las siguientes publicaciones realizadas en esta ciudad: El Museo Venezolano, (1865-1866); Álbum de los Estados, (1876); Álbum de Caracas y Venezuela, (1877-1878), publicado junto con su hermano Nicanor Bolet Peraza,  de la que existe un facsímil publicado en 1969 por el Instituto de Cultura y Bellas Artes. Los Bolet Peraza tenían agencias en Saint Thomas y Trinidad donde eran distribuidas sus publicaciones. Ramón Bolet Peraza era un dibujante detallista, meticuloso, que invita a hacer un recorrido visual por Venezuela de la época anterior al guzmancismo. El trabajo de dibujante y tipógrafo  contribuyó grandemente a que el venezolano de aquel entonces, la imagen física y geográfica de su país no se perdiera en el tiempo. En la revista El Museo Venezolano le dedicó una litografía a Barcelona titulada: “Ruinas de la Casa Fuerte”  Sobre Bolet Peraza en 1969 escribió Boulton es un relator gráfico del costumbrismo venezolano de un tiempo pleno de interés social, y esta condición  de cronista visual le hace sobrevivir en medio de tantos otros que naufragaron, siendo entre nuestros pintores —apunta Boulton— “uno de los primeros que obtuvo reconocimiento artístico en el extranjero”, (p. 176).

     Ramón Bolet Peraza, según Calzadilla, (1975): “…es el artista más característico del costumbrismo gráfico en Venezuela. Ciertamente, sus dibujos poseen la rara propiedad de combinar una cierta gracia ingenua con una gran destreza para desarrollar, frente al paisaje visto directamente, un raro sentido de observación”, (p. 24). Bolet tenía la preferencia del dibujo del natural de la ilustración de escenas costumbristas. Va a formar parte, según Calzadilla, (ob. cit,) de la tradición de ilustradores que tenían como motivo la arquitectura y el valle de Caracas, que se inició con Sir Robert Ker Porter a su llegada a Venezuela en 1825, conocido como período de la ilustración,  que conduciría más tarde al paisajismo de fines de siglo. Figuró en la exposición organizada por James Mudie Spence,  Café del Ávila, titulada “Exhibición Anual de Bellas Artes Venezolanas”, en Caracas el 28 de julio de 1872, la primera hecha en Venezuela.

     Sobre Ramón Bolet Peraza, escribe Briceño, (2011), trabajó en Barcelona, estado Anzoátegui en el edificio de la logia masónica construida entre 1866-1858, el 30 de diciembre de este último año, como decorador y muralista junto al arquitecto Ramón Irigoyen, quien trabajó con otros de importancia en esta ciudad, tales como: el Teatro Cajigal y la Iglesia Nuestra Señora del Carmen en la gestión del gobernador del estado Nicolás Rolando. Continúa Briceño, (ob. cit.), Irigoyen y Peraza manejaron con habilidad los estilos históricos, la configuración arquitectónica del templo masónico de Barcelona no se alejaba de los esquemas espaciales típicos de las edificaciones civiles del período colonial, el de esta ciudad adopta las técnicas constructivas y la organización espacial tradicional de la vivienda urbana desarrolladas de un patio central principal rodeado de corredores y con fachadas continuas que siguen el alineamiento en manzanas. L. Terrero, (1877) citado por Briceño, (2011) quien fue amigo de Bolet  Peraza, escribió en relación del artista con la arquitectura lo siguiente: “…no puede escaparle [a Bolet] la arquitectura, ese maravilloso concierto de la ciencia y el arte… elegante fachada del mercado de Barcelona, la correcta del templo masónico, cuyos solones pintó al óleo…” (p. 102). En relación a la decoración y los murales hechos por Bolet Peraza en este templo, escribió Briceño, (ob. cit.), lo siguiente:

     El dibujante, acuarelista, pintor y litógrafo Ramón Bolet Peraza (1836-1876), quien en el momento era Maestro Masón Grado Nº 3… de indudable autoría es el conjunto de murales de estilo pompeyano que decoran la Cámara de Aprendiz, que representa elementos arquitectónicos y decorativos… de estilo neoclásico no obstante, Bolet parece haber traspasado los límites disciplinarios de la pintura para adentrarse también en el área del diseño arquitectónico …  se le atribuye  haber proyectado la fachada de Mercado de Barcelona y del Templo Masónico de esta ciudad. (p. 102).

     Por su parte Terrero, (1877) afirmaba que Ramón Bolet Peraza podía hacer frescos para zócalos de imitación del bronce, representaciones alegóricas como la Paz, la Guerra o las Bellas Artes, columnas de todos los órdenes, arcos de variados estilos, emblemas ingeniosos  de erudición histórica. Según este autor, incursionó en la fotografía con éxito. Se sabe que ilustró la Cara Magna de Inglaterra con escenas históricas. En 1870 dibujó dos monumentos a Bolívar uno corintio y otro gótico. En 1876 participó en la “Exposición Internacional” de Filadelfia y en 1878 en la “Exposición Universal Internacional” de París. (Fundación Galería de Arte Nacional, 2005). Según Boulton, (1968): “Entre nuestros pintores, Bolet fue uno de los primeros que obtuvo reconocimiento artístico en el extranjero”. (p.176). Este autor coincide con Terrero que cultivo la fotografía con éxito. Se dedicó, dice Boulton también a la farmacia y la literatura.

     Para finalizar con este artista quiero referir una anécdota relacionada con un grabado de Ramón Bolet Peraza. Siendo Director de Museo de Anzoátegui el Arquitecto Bernabé Ruíz, en 1983 se restauró la fachada de dicha institución, que fue en el siglo XIX el local donde funcionó la Imprenta y Litografía Bolet, que había sufrido modificaciones en el tiempo, así como también el casco histórico de Barcelona que cambió la fisonomía, particularmente esta casa, que le cambiaron sus ventanas de poyo y rejas en portones de acceso a los comercios, se intento darle en la restauración su rostro original, que fue posible gracias a un grabado de Ramón Bolet Peraza donde aparece la sede del ahora Museo de Anzoátegui vista desde la torre de la catedral publicada en la revista El Oasis de Barcelona. (Ruíz, 1983). Me refiero aquí a la obra de Bernardo González: “Vista de la Mitad del Este de Barcelona (Venezuela) grabado a buril por Ramón Bolet Peraza publicado en la revista El Oasis Nº 3, Imprenta y Litografía Bolet Hermanos Barcelona 1856, en Pineda, (1980, p.75). Que es la potada de este trabajo.


Ramón Bolet Peraza. Indios Caribes en Anzoátegui, (1837). 
Grabado de Paterson, Inglaterra, (1876). James Mudie Spence, (1878).


Ramón Bolet Peraza
Puente sobre el río Neverí de Barcelona, Venezuela (1837)
Grabado a buril del artista
Fotografía Alí Araujo en Rafael Pineda (1980, p. 77)
Digitalización de imagen Biblioteca Nacional de Venezuela, Caracas, Referencia Virtual.

Ramón Bolet Peraza . Decoración mural Cámara de Aprendiz, Templo Masónico de la Logia Protectora de las Virtudes Nº 1, Barcelona (1858)
Fotografía en línea Jipson Briceño (2009/2011 p. 108)

Ramón Bolet Peraza. Detalle de la decoración mural Cámara de Aprendiz
Templo Masónico de la Logia Protectora de las Virtudes Nº 1, Barcelona (1858)
Fotografía en línea Jipson Briceño (2009/2011 p. 108)

     Bernardo González. Pintor y dibujante nacido en Barcelona, estado Anzoátegui. Pineda, (1980) en su obra: “Retrato Hablado de Venezuela” considera al artista como un dibujante hábil de arquitecturas que contrastan con los personajes, que no guardan proporción  con las casas y el paisaje, característica común en Ramón Bolet Peraza. En esta obra aparecen dos obras del artista: “Vista de la mitad del este de Barcelona”, vista desde la torre de la iglesia parroquial de San Cristóbal, y “Plaza de San Cristóbal de Barcelona, Venezuela”, publicadas en 1856, junio, Nº 3, en la revista El Oasis, con la que colaboró como dibujante, donde Ramón Bolet Peraza era litógrafo y su hermano Nicanor Bolet Peraza impresor, estas obras fueron grabados por Ramón Bolet Peraza, al igual a las otras seguidamente comentadas. En este número Nicanor Bolet (Editor-Propietario) en Rodríguez (Comp.) (2006) Publicó un trabajo titulado: “Iglesia de San Cristóbal”, en la que entre otras cosas, el proceso de construcción de la iglesia —hoy Catedral de Barcelona—, los contribuyentes para la ejecución de la obra, y los fondos que aportó la Iglesia, la imaginería contentiva, el glorioso Cuerpo de San Celestino, entre otras. La obra dibujada por González, Grabada por Ramón Bolet Peraza: “Plaza de San Cristóbal de Barcelona” sirvió de ilustración para este artículo. Según la Fundación Galería de Arte Nacional, (2005), González realizó dos retratos para esta revista: uno de Diego Bautista Urbaneja aparecido en mayo con el  Nº 2; y otro del Dr. Manuel Arroyo, en julio, con el Nº 4, ambos grabados por Ramón Bolet Peraza.

     Se sabe por Boulton, (1968) que su producción fue extensa muchas de ellas dispersas y poco conocidas, dentro de las conocidas cabe mencionar la que pintó un retrato del General José Antonio Páez que data de 1862, que tomó de una fotografía que éste se había realizado en Nueva York. De este personaje histórico hizo otro retrato para el Concejo Municipal de Caracas que ingresó al ente gubernamental en 1865. Pintó en 1880 dos retratos: uno de Pedro María Freites y el otro de José Gregorio Monagas, pertenecientes a la colección de Museo de Anzoátegui, de Barcelona. Pinto temas religiosos a los que no se han podido precisar las fechas dentro de las cuales cabe citar la Virgen del Socorro, San Cristóbal. González además de pintor era un excelente dibujante de la misma escuela de Ramón Bolet Peraza, quizá su discípulo, por el parecido de la técnica empleada. Va a estar activo en Barcelona hasta finales de la centuria. Su obra está dispersa y poco conocida, (Fundación Galería de Arte Nacional, 2005).


Bernardo González. Plaza de San Cristóbal de Barcelona (Venezuela). (s. f.). 
Grabado a buril Ramón Bolet Peraza. Revista El Oasis Nº 3, 
Imprenta y Litografía Bolet Hermanos, Barcelona,

 Bernardo González. Retrato del General Pedro María Freites (1880)
Colección Museo de Anzoátegui. Fotografía y digitalización de imagen José Cheo Hurtado, 
Barcelona, Edo. Anzoátegui.


LA LOZA CUMANAGOTO.

     En Caigua, estado Anzoátegui, de rancia estirpe colonial, pueblo de fe católica, guardó en su corazón hasta data reciente, uno de los patrimonios indígenas de la etnia Cumanagoto que ni la “cruz católica” ni la “espada del conquistador” pudo borrar, ni someter, por el contrario, sirvió como elemento cultural ancestral, como fin utilitario tanto para el indígena como  para el conquistador, el santo grial donde todos los días iba a verter sus alimentos: la loza, quizá por ese sentido utilitario y pragmático fue acogido con beneplácito por los conquistadores.

     De este linaje cultural, que nos trasportan a tiempos inmemoriales, cuya ascendencia con nombre y apellido es imposible identificar, quedaron en nuestras memorias la de dos mujeres extraordinarias, que quedaron como un fósil viviente, de aquellos tiempos donde la cerámica implicó un adelanto importante en la cadena de la evolución humana, no podemos dejar de recordar sus nombres: Custodia Caicuto y Florencia Parababire. El oficio de locera cumplía naturalmente un fin práctico como lo era de hacer los recipientes para la cocción de alimentos, almacenamiento de agua. Hasta mediados del siglo XX significó una fuente de ingresos, en una época que todavía el peltre y el plástico no se habían apoderado de la cocina venezolana de aquel poblado (Caigua). Con la entrada en la cadena comercial de estos dos productos de manufactura industrial, comenzó su descenso, a tal punto que quedó reducida a la fabricación casera, terminando así su “edad de oro”, época en la cual en la región fue muy comercializada.

     No quiero dejar de manifestar, que no sólo la loza tenía un fin utilitarista, como muchas veces se afirma, también jugó un papel ceremonial, espiritual, ollas para la ofrenda al Dios, y es justo aquí donde se desdobla de lo utilitario a lo artístico, no olvidemos que el arte en los albores de la humanidad siempre cumplió un fin religioso y espiritual, de modo que yo en lo personal no comparto la idea estrecha de muchos arqueólogos en creer o darle un sentido estrictamente utilitarista a la cerámica, no dándose cuenta que también tuvo un sentido ceremonial y representativo de creencias, es de algún modo una metáfora del destino humano, y es en este punto, cuando comienza a ser arte lo utilitario como lo demostró a principio del siglo XX Marcel Duchamp. Este es el motivo por lo cual incluí a la loza no solo como artesanía sino también como arte. Unas de las tres piezas que presento en este trabajo, de Ramona Parababire, el vaso servía para recoger la ofrenda en dinero en la procesión del “Niño Pascual” de Caigua.

     Custodia Caicuto y Florencia Parababire. De ellas no tengo más información de la que me suministró Ramona Parababire, Isidra Caicuto, y María Caicuto (estas dos últimas abuela y nieta). De Custodia Caicuto y Ramona Parababire ( esta última hija de Florencia Parababire), estando en vida Isidra a quien conocí en el año 2000 por intermedio de su nieta María, ambas me manifestaron que la inició en la fabricación de loza en 1910 cuando ella tenía 10 años de edad; patrón de trabajo común para la época en estas comunidades de lo que podemos deducir que quizá a esta edad posiblemente se inicio Custodia Caicuto en estos menesteres por lo que probablemente en el último tercio del siglo XIX y primero del XX. Florencia fue más o menos contemporánea de Custodia, se por testimonio de su  hija Ramona que su madre Florencia la inicio en la fabricación de loza hacia finales de los años veinte, de esto se puede calcular como fecha posible que estuvo activa a finales del siglo XIX y mediados del siglo XX. Se por testimonios de ambas —Isidra y Ramona— que fueron iniciadas por sus madres en este oficio a temprana edad, cosa muy común en aquel tiempo, actividad esta que se remonta a la etnia cumanagoto que poblaron este lugar.

SEGUNDO PERÍODO. 1900-1969 PREDOMINO DE LA PINTURA.

     En este segundo período, presento en orden cronológico la aparición de los artistas populares, desde luego, además de este criterio, no debemos perder de vista el estilo, la técnica y la temática abordada por ellos, que de alguna manera condicionan su creación. Otro aspecto que conviene señalar es lo relacionado con los salones de arte y las exposiciones. El arte en Venezuela giró en torno a las capitales, no a todas, donde ha privilegiado a Caracas y Maracaibo. La primera exposición de que tenemos noticia, según Key Ayala, (1926) en Calzadilla, (Comp.), (1967) fue la organizada en Caracas en el Café del Ávila el 28 de julio de 1872 por James Mudie Spence en la que se exhibieron pinturas, esculturas y fotografías de su colección privada de artistas venezolanos reunida en esta ciudad entre 1871-1872, titulada: “Collected During Eighteen Months Travel in That Republic 1871-2”, donde fueron expuestas doscientos treinta obras. Desgraciadamente este patrimonio artístico se fue con Spence a Inglaterra y su destino se desconoce hoy, aunque Boulton y otros investigadores hicieron esfuerzos por ubicarlas, hasta ahora ha sido en vano.

     Cabe apuntar que la primera mitad del siglo XX, sobre todo en la provincia, no existían salones de arte ni organismos divulgadores del arte popular ni del arte en general. El primer salón de arte  venezolano, según Calzadilla, (1967) se realizó en 1940 en el Museo de Bellas Artes auspiciado por el Ministerio de Educación Nacional- Dirección de Cultura, en él podían participar artistas nacionales y extranjeros residentes en el país. Abierto el 25 de enero, con el nombre de “Primer Salón de Arte Venezolano”. Particularmente en Barcelona, estado Anzoátegui, según Zambrano, (2008), los salones de arte están asociados a la creación de la Escuela de Artes Plásticas “Armando Reverón” fundada por Mauro Mejías en 1958, quien fue a su vez su primer Director. Al año siguiente, Mejías para evaluar el rendimiento adquirido por sus discípulos, organizó en el mes de febrero la primera exposición de arte que se constituyó además en la primera hecha en el estado, sin desmerecer la actividad divulgadora que habían hecho en el siglo XIX los hermanos Bolet.

     Pintores Populares han existido, como señalé antes desde el siglo XVIII, lo que pasa es que no había interés en este tipo de arte. Otro factor determinante que contribuyó a su desconocimiento es el aislamiento y los mecanismos de divulgación de la creación artística  en que vivía el país en los primeros cincuenta años del siglo XX, dificultaba su conocimiento y ubicación y naturalmente su estudio; y en algunos casos eran despreciadas considerándolas como artes menores sin importancia, y que mucho de estos artista venían de zonas rurales y marginales, de estratos sociales bajos, por lo tanto no eran tomados en cuenta, no era tema de discusión. Esto explicaría de algún modo, como Gerardo Aguilera Silva haya estado activo como pintor desde los años veinte y fuera descubierto en 1964. Sobre esta idea voy a referir a lo señalado por Perán Erminy, (1988 a.); (1988 b.) en relación a los cultores populares: Antero Aparicio, P. Martínez y Bruno Graziani. Aparicio, natural de San Fernando de Apure tenía años pintando y sus pinturas eran desconocidas por las escuelas de arte, inclusive en su tierra no era considerado un pintor, éstas eran consideradas marginales en relación a los patrones artísticos imperantes, por tal motivo eran rechazadas, muchas de ellas eran consideradas de poco valor y no valía la pena conservarlas, fueron pintadas en su gran mayoría en las paredes en los barrios humildes y desaparecieron al repintar las paredes. Estas pinturas eran acompañadas de algún poema que el artista le escribía.

     Los casos de Martínez y Graziani son típicos de lo que en Venezuela se llamó las “pinturas de bares”, quienes realizaron muchos murales en ellos, en los viejos bares de Caracas, y cuando comenzó el progreso urbanístico y la modernización de la ciudad muchos de esto locales desaparecieron junto con las obras, o cuando repintaban las paredes. Graziani es responsable según Perán Erminy, (ob. cit) de pintar varios millares de murales en diferentes pueblos de Venezuela. Estos son dos ejemplos de lo que pudiéramos llamar la aplicación de la pintura popular a la arquitectura. Afortunadamente tanto P. Martínez como Bruno Graziani eran dos pintores de andamio y caballete; esto naturalmente incidió en que no toda su obra se perdiera, en el 2013 de visita por Quinta Crespo, en la Avenida Baralt, Caracas en uno de esos viejos bares que sobreviven en esta ciudad: Billares Barrera, SRL vi colgado en la pared de este local una obra de P. Martínez. Comento estos casos sólo para ilustrar,  naturalmente hay más casos de esta naturaleza
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     Esta situación comenzó a cambiar a finales de los años cuarenta. Apunta Monasterio, (1990) que en 1947 el pintor Alirio Oramas, Mario Abreu, Luís Rawlison y María Luisa Gómez Mena, quienes formarán después parte del Taller Libre de Arte y amigo de Feliciano Carvallo,  de visita por Naiguatá, al pasar frente a la casa de Carvallo unos paisajes pintados por éste, le manifestaron su talento, y le proporcionaron materiales para que pintara. Al año siguiente organizan una exposición en la sala del pintor, donde se exhibieron unos treinta y cuatro cuadros. Sus amigos pintores le sugieren que deje la albañilería y se dedique a la pintura. El 27 de febrero se inaugura su primera exposición fuera de Naiguatá, en la sede del Taller Libre de Arte. En 1966, Feliciano Carvallo obtiene el Premio Nacional de Pintura en XXVII Salón Oficial Anual de Arte Venezolano, Museo de Bellas Artes, Caracas con la obra “Verano Templado”,  donde estuvieron como jurados: Manuel Cabré, Francisco Narváez, Miguel Otero Silva, Luis Chacón, Mateo Manaure, Simón Alberto Consalvi, entre otros. (Antillano, 1976). En relación al otorgamiento del premio  referido al pintor, ha expresado el autor citado lo siguiente: “En 1966, por primera vez se premia la obra de un artista espontáneo: Feliciano Carvallo con su Verano Templado. El jurado deliberó durante varias horas en forma acalorada antes de anunciar el veredicto, que fue acogido con particular simpatía por el público que durante los siguientes días visitó los salones del Museo de Bellas Artes”, (p.78).

     Este hecho aludido en relación a Feliciano Carvallo, suscitó el interés por este tipo de arte, en tanto a coleccionarlo, investigar esta área temática; incluso, con Él comenzó la historiografía del arte popular venezolano y contribuyo a que se hicieran visibles muchos artistas que hasta entonces eran ignorados. De Feliciano Carvallo ha expresado  Perán Erminy, (2008):

     …después del modelo de paisaje más o menos realista, creados por el Círculo de Bellas Artes y sus continuadores de la Escuela de Caracas a partir de la segunda década del siglo XX, no se había visto ninguna otra trasformación de ese modelo de paisajismo que fuera tan radicalmente profunda y diferente, como la que aportaron las selvas y otros paisajes de Feliciano Carvallo desde mediados de los años cincuenta. Hasta el momento no había en Venezuela otro tipo de paisaje diferente a los de Cabré, Rafael Monasterios, Reverón, Prieto, Pedro Ángel González,  López Méndez, Golding, Egea López, con sus variantes como las de Narváez  y Fabián. Con esa manera de pintar selvas… creó un modelo exitoso, una escuela (en el viejo sentido de la palabra) que terminó siendo una tendencia, o estilo, en el arte popular venezolano. Más específicamente, creó otro lenguaje pictórico, diferente al que se conocía anteriormente. Creó otro modo de relatar visualmente, de decir y contar las cosas con la pintura. (pp. 6-7).

     Estos hechos aludidos en relación a Carvallo contribuyó a que fueran apareciendo otras figuras estelares en el arte popular venezolano como Bárbaro Rivas, uno de los creadores más fundamentales de la pintura venezolana. Aunque fue escogido para representar a Venezuela en la IV Bienal de Arte Moderno, Sao Paulo, Brasil en 1957, donde obtuvo una medalla de honor con su obra Barrio El Caruto en 1925, (1957), y ganar premios privados en salones oficiales, donde siempre fue admitido, no alcanzó recompensa  oficial alguna, porque aún los jurados consideraban que aquéllas no podían otorgarse a pintores ingenuos. La aceptación de Rivas dio a conocer a otros pintores como Salvador Valero, Lourdes Armas, Esteban Mendoza, Josefa Sulbarán, Rafael Vargas Víctor Millán, Antonio José Fernández (El Hombre del Anillo), Gerardo Aguilera Silva, entre tantos otros. Por cierto algunos de ellos  tenían décadas pintando cuando fueron descubiertos como fueron los casos de Valero y Aguilera Silva. Con estos acontecimientos se crearon colecciones públicas y privadas de arte popular venezolano, museos, salones. Sólo para ilustrar en 1976 se crea en la ciudad de Trujillo el Museo de Arte Popular de Occidente “Salvador Valero” y  1986 la Primera Bienal “Salvador Valero” de Arte Popular; 1980 el Salón de Pintura Ingenua “Bárbaro Rivas” y el Salón de Pintura Ingenua Fundarte; 1982 se funda en Cabimas el Museo de Arte Popular y Tradiciones Rafael Vargas; 1984 el Museo de Arte Popular de Petare; la Fundación Bigott en 1999 y 2001 inauguró el I Salón Bigott de Arte Popular en Maracaibo y II Salón Bigott de Arte Popular en Caracas, de gran interés en la divulgación de este arte que en un tiempo estuvo marginado.
 
     Este período, tiene como característica el predominio de pintores, no es que no se haya realizado alguna otra actividad artística, como sabemos que se realizó en Caigua, Municipio “Simón Bolívar”, donde estuvieron activas Custodia Caicuto, Isidra Caicuto y Ramona Parababire y en el caserío de Pedregal, Municipio “Fernando de Peñalver”  María Nicolasa Pedrique con la fabricación de loza. Pero esta actividad estuvo de bajo perfil, se le consideraba una actividad artesanal destinada para satisfacer el mercado utilitario para las actividades relacionadas con la cocina o para el culto religioso u otra necesidad. Era prácticamente desconocida. Pero fue la pintura la que le dio nombre al estado con la aparición en escena de Gerardo Aguilera Silva, Armando Rafael Andrade y Raúl Aquiles Savino. Estas personalidades ocuparon la atención de los críticos en la décadas de los cincuenta y los sesenta, una vez que fueron descubiertos. Y han sido hasta hoy los más comentados y que se han ganado un lugar en la pintura venezolana. También estuvieron activos en este período en la pintura Eduardo Fulco, quien estuvo activo desde 1950 (aproximadamente) hasta 1990, año en que falleció. Su obra fue pintada en el más total anonimato. Hay otro dato que aclarar aquí, en un comienzo cuando se le empezó a prestar atención a los artistas populares se centró más la atención en los pintores, posteriormente a los tallistas y ceramistas. También data de este primer momento de arte popular de estado Anzoátegui María Caragüima de Caicuto en la confección de muñecas de trapos reciclados, en la parroquia Caigua de Barcelona. Su conocimiento de las artistas de Caigua y Pedregal fue más bien local, ha sido reseñada en publicaciones locales de limitada circulación e información. No se trata aquí de menospreciar la actividad de la fabricación de la loza; por la de la pintura, en el sentido de juzgar por la poca importancia que se le dio, razón del subtítulo arriba indicado—Predominio de la Pintura—, al contrario, resaltar su importancia, por esta razón está incluida en este trabajo; porque independientemente de su poca divulgación, el trabajo de nuestras loceras es meritorio.

LAS LOCERAS DE CAIGUA.

     Conocí a Isidra Caicuto en el año 2000 cuando tenía 100 años cumplidos, naturalmente retirada hacia algún tiempo de la fabricación artesanal de la loza. De su boca le escuche decir que su maestra fue su madre Custodia Caicuto cuando tenía 10 años de edad. Me dijo que esta actividad fue transmitida de generación por sus ancestros indígenas cumanagotos, sin dejar de lado todo el proceso desde la búsqueda del barro hasta quema. De igual modo Ramona Parababire tuvo como tutora a su madre Florencia Parababire, a la edad de 10 años, ambas me dijeron que ya no había gente en la localidad ni en el seno de su familia que se interesara en fabricar estos utensilios, que en otros tiempos jugó un papel trascendente en la economía de la región, en la vida doméstica y religiosa de la comunidad. Y lo que nos queda hoy es el recuerdo de que en un pasado no muy lejano estuvieron unas mujeres amasando el barro y como un don divino crear recipientes para hacer del arte culinario y el culto religioso; la diferencia fundamental entre el hombre y el animal. Ramona Parababire me dijo en una oportunidad (2009) llévate este vaso, ya no los hago por la edad, guárdalo, este es con el que recogemos la ofrenda del Niño Pascual de Caigua. Y aquí se los ofrezco.

     Isidra Caicuto. Isidra Caicuto y Ramona Parababire, estuvieron activa fabricando loza, en Caigua, Municipio “Simón Bolívar”, estado Anzoátegui, más o menos por la misma época, aunque esta última, es más joven que aquélla. Fueron artesanas de la cerámica ancestral descendiente de la etnia Cumanagoto, sus lozas nunca fueron exhibidas en salón de arte alguno. Estas dos artífices del barro, las incluimos en este trabajo a pesar de que sus vasijas tienen más rasgos artesanales que artísticos por tres razones que esgrimo a continuación: 1. Por la data de inicio de su trabajo pueden ser consideradas junto a María Nicolasa Pedrique las continuadoras de la cerámica indígena y las precursoras de la cerámica artística  en el siglo XX. 2. Por su aporte socioeconómico y cultural para la región. 3. Por no haber dejado continuadoras en estos menesteres. A pesar de que este período lo he denominado “Predominio de la Pintura” por estar visible en el mundo artístico de Anzoátegui solo pintores, se sabe que en silencio estuvieron trabajando estas creadoras, de algún modo su reseña es un reconocimiento a su trabajo creador.

     Isidra Caicuto nació en Caigua, estado Anzoátegui, el 25 de noviembre de 1900, donde muere en octubre de 2002. Fue iniciada en la fabricación de loza  por su madre Custodia Caicuto cuando tenía 10 años de edad. Estuvo activa hasta 1985 cuando se retiró por razones de vejez. Con este oficio y el de partera gozó del respeto de esta población. Esta técnica proviene ancestralmente de la etnia Cumanagoto de quien desciende la cual fue transmitida de generación en generación desde tiempos inmemoriales. De la zona de Juncialito de Caigua traían la arcilla para elaborar las piezas. (María Caicuto, entrevista personal, 2000-2001). De ella conservo una olla que me la obsequió cuando estaba en vida que doy a conocer. Para más información ver mi portal (artepopularvenezolano.blogspot.com, Testimonio en el Tiempo IV Edición, Isidra Caicuto, 29 de diciembre de 2012).  

Isidra Caicuto. Olla (1940)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela
      
UNA NUEVA ICONOGRAFÍA DEL LIBERTADOR.

        No podemos hablar de Gerardo Aguilera Silva, al menos en relación a la iconografía de Simón Bolívar, y dejar tras bastidores a unos de los honorables hombres de Barcelona como lo fue Don Matías Núñez. Nacido en Cumaná, estado Sucre en 1890 y muerto en Barcelona el 25 de enero de 1932. Fue maestro del Colegio Federal de Varones y del Colegio de Varones que fundó en 1908. Núñez era un hombre humanitario, muy querido en la ciudad que lo acogió, apasionado por la historia patria, la poesía, humorista y columnista de los periódicos locales donde escribía bajo el seudónimo de Enrique Wilson. Núñez fue maestro de Gerardo Aguilera Silva, quien sin lugar a dudas lo inicio en la afición por poesía y la historia patria y el culto a sus próceres, que el artista convirtió en pinturas, y en esos largos poemas que él escribía y recitaba en las plazas públicas de Barcelona que le ganó la fama de loco. Fue el pionero de la interpretación popular de la iconografía de El Libertador, de esos extraños y monstruosos retratos de Bolívar, de la iconografía oficial de Ricardo Acevedo Bernal (colombiano), Arturo Michelena y Tito Salas con la que se inicia en Venezuela una nueva mitología popular del héroe patrio que tuvo como protagonistas a los artistas del común, quienes le dan los más diversos roles alejada de los prototipos en que se inspiró; pero sabemos que se trata de nuestro héroe, porque nuestros artistas populares han sabido captar en lo esencial, los aspectos más singulares de la iconografía bolivariana oficial; pero esto sin negar, que Gerardo Aguilera Silva, no hubiera mostrado interés quizá por nuestro Libertador sino hubiese escuchado de la boca de su maestro elocuente Don Matías Núñez la historia patria y de nuestros héroes.

      Gerardo Aguilera Silva. Cronológicamente, Gerardo Aguilera Silva es el primer pintor popular del que tenemos noticia en el siglo XX, se sabe que estuvo activo como pintor desde 1926. Nació en Barcelona, Estado Anzoátegui, Venezuela el 22 de abril de 1907, hombre caracterizado por  usar gruesos lente con los que a menudo se retrataba, de voz gutural, de temperamento iracundo. Hijo de Pedro Manuel Aguilera y Sofía Silva, tuvo seis hermanos: Carlos, Ángel, María, Mercedes, Maximina, Carmen, esta última fue la más cercana al pintor. Aguilera fue un solterón, no tuvo hijos, dedicó parte de su vida a la lectura de la historia patria y a la pintura, en la que se creía ser perteneciente del linaje de Arturo Michelena, Acevedo Bernal y Tito Salas. Su pretencioso academicismo trató de seguir en la iconografía de Bolívar, el camino que habían trazado Michelena, Acevedo y Salas; dando así en un extraño expresionismo, que se alejaba de los modelos de donde los tomó, visto en revistas y en cromolitografías; reinterpretando de esta manera la iconografía oficial del Padre de la Patria.

      Se creía un intelectual, un hombre de letras, que valoraba en grado superlativo los personajes de la gesta emancipadora. Sabemos que fue alumno del bachiller don Matías Núñez, educador oriundo de Cumaná,  en el colegio que era de su propiedad, en Barcelona. En este colegio asistió hasta el tercer año, y quizá fue en éste, donde desarrolló el interés por la Historia de Venezuela, que de algún modo es la génesis de su trabajo artístico. Era aficionado a la poesía, razón por la cual, recitaba poemas en las plazas públicas de Barcelona, lo que hizo que se ganara la fama de “loco” o “maniático”. Su locuacidad y la extravagancia de su discurso, tuvo como consecuencia, como señala Armas Alfonzo, (1977/1983) en Armas, Edda, (Comp.) (2003) que “nunca Barcelona le tuvo en cuenta como no fuera para hacer mofa de callejera de un hombre con derecho al respeto ajeno, y colectivo y a la atención de los gobiernos”, (p. 108). Lo referido hirió al pintor en lo más profundo de su alma, lo que lo impulsó a aislarse de la gente. Se encerró en su cuarto-taller donde desarrolló su obra casi en el anonimato, hasta 1964 cuando fue identificado por Luís Luksic en Barcelona y dado a conocer a Jacobo Borges y Josefina Jordán quienes le organizaron una exposición de su trabajo en 1966 en el Museo de Bellas Artes, a la que el artista asistió, y fue la primera y única vez que salió de su ciudad natal.

     Sobre el descubrimiento del pintor y su personalidad dejemos que haga remembranza de ello Luís Luksic, (1965/1966):

     Un día fui a la plaza principal de la ciudad y pregunté a los conversadores risueños que siempre hay allí si podía conocer a los pintores del pueblo, es decir a los que ellos consideraban pintores y me indicaron dos direcciones. Fui a una de ellas y encontré a un hombre entrado en años que estaba enfermo; hacía loterías; no pude conversar largamente con él. El otro pintor del que me indicaron su dirección vivía en la calle Anzoátegui, número 50. Era delgado, pequeño, de unos 45 a 49 años, aunque no sabía él mismo  su edad. Era conocido como el “poeta Aguilera”, quizás por su nariz un tanto aguileña y su modo de ser extremadamente poético. En su pequeña habitación no se veía cama y sí en cambio, un riguroso orden que daba la impresión de un mundo mágico. El poeta era hábil y extraño conversador pero además, y sobre todo un pintor de altos quilates. Se veían  llenos de prosapia, algunos retratos de Bolívar… Traje a Caracas los cuadros de Gerardo Aguilera Silva y ellos produjeron tan honda impresión que se pensó hacer una exposición de sus obras en el Museo de Bellas Artes. Sin embargo el tiempo ha ido marchando y solo ahora así después de unos años de esos encuentros con el pintor Aguilera, poeta de pueblo, improvisador de teorías de la pintura, es cuando podemos mostrar al público estos cuadros donde cada espectador hará las más variadas preguntas, (p. s/n.).

     De esa experiencia, cuando Luís Luksic le mostró los cuadros a sus amigos de Caracas y de la personalidad del pintor Josefina Jordán de Borges, (1966) nos dejó esta semblanza:

     En 1964, Luís Luksic, queriendo conocer a los pintores populares de la ciudad supo en la plaza Bolívar de Barcelona que el “poeta Aguilera” como que pintaba y contándonos en la primera visita que le hiciera, nos describía como una escena digna de las películas expresionista alemana… Sus amigos de Caracas lo veían llegar con un voluminoso maletín y Luksic como un mago iba sacando cuadros y más cuadros y cuadritos: mujeres desnudas acostadas, paisajes, retratos, autorretratos. Gerardo Aguilera siempre estaba protestando, protestas eran sus prácticas oratorias frente a la gobernación y protestas son casi todas sus palabras; protestas por el cuarto pequeño, ¿usted creía que así se puede pintar?... Protesta si no le dan café, protesta si no quiere ver más cuadros o si hay mucha gente viéndolo, protesta porque se tarda mucho sacando los pinceles de una maleta cerrada con llave y protesta por aquello de a mí lo que me pasó en la vida fue que yo no tuve un maestro. Y finalmente nos dice: “yo soy un intelectual, un hombre positivo, por qué no van a ayudarme a mí, (p. s/n.).

     De la exposición en el Museo de Bellas Artes, en 1966 del pintor y su obra escribió, Juan Calzadilla lo siguiente:

     Gerardo Aguilera presentó una muestra de obras en el Museo de Bellas Artes. Se trata de las pinturas más extrañas porque las incorrecciones que hacen de él un ingenuo nacen de una voluntad obstinada de pintar como un clásico. Aguilera no admite que se le compare con otro pintor que no sea Arturo Michelena. Sería más justo considerarlo como un expresionista, es evidente que algunas composiciones nos traen el recuerdo de ciertas obras de Nolde, si no fuera porque la mentalidad de Aguilera no ha  pasado del estado infantil y, por otra parte es un autodidacta formado en la tradición de la pintura popular. Aguilera propone un enigma a los estudiosos de nuestra pintura. Su obra demuestra hasta donde el término “ingenuo” sirve menos para definir que para limitar el complejo estilo de la pintura popular. Alucinado y profundo, él merece un sitio muy especial entre los pintores de su género. Sus retratos de Bolívar no solo son los más “personales”, agresivos y arbitrarios, sino también y en cierto modo, los más fieles a una expresión soberana, a una iracundia, a una fuerza interior lograda a través de los medios plásticos más valiosos. Naturalmente que este Bolívar de Aguilera no entraría a la Academia (ni de la Historia, ni de la pintura), razón de más para considerarlo en no justo y reconocido valor. Sería interesante, a propósito, realizar una iconografía popular de Bolívar, con las numerosas obras de inspiración ingenua que existen en nuestro país, (p. 89-90).

     La exposición con los retardos a que se refiere Luksic, (ob. cit.) quien esperaba organizarla para 1965, debido a contratiempos pudo materializarse en el Museo de Bellas Artes, Caracas, el 10 de julio de 1966, en la que se exhibieron de Gerardo Aguilera Silva diez dibujos mayoritariamente desnudos y retratos dentro de los cuales cabe citar: Retrato de Luís Luksic, Retrato de Bolívar (2). Las pinturas fueron cuarenta y una, donde predominó como temas los desnudos femeninos, retratos de Simón Bolívar (8), Jorge Washington (1), Luís Luksic (1) y numerosos desnudos femeninos los que más destacan;  marina (1), naturaleza muerta (1), paisajes (2), composiciones, escudo de Venezuela, entre otros.

      Calzadilla en 1975, sobre el pintor, escribía que Aguilera Silva es el pintor popular más obsesionado por la imagen de Simón Bolívar, autor de una obra exclusivamente dedicada a consagrar a la reinterpretación de las conocidas versiones bolivarianas de Acevedo Bernal, Arturo Michelena y Tito Salas; de marcado acento expresionista, en la que Bolívar es el retrato de Aguilera trasladando los rasgos atormentados de su personalidad. Ningún pintor como éste ha expresado un profundo sentimiento bolivariano como Gerardo Aguilera Silva. El artista empleaba una curiosa técnica que según Calzadilla, (1977 b.; 1978) en que: “La lenta expansión  del tema a partir de un pequeño trozo de cartón, tomado como punto de partida, ha de requerir sucesivos montajes de otros fragmentos de soportes, hasta que la concluía en esos extraños collages hechos de fragmentos ensamblados por donde las formas van desbordándose hasta alcanzar su dimensión más terrible”, (p. s/n.)  Sobre este planteamiento ha escrito Roberto Guevara, (1977) “… y con el deseo de hacerla realidad, tuviese que ser pintada y repintada, collage de pintura, sobre pintura, extendiendo la obra, distorsionando los detalles del rostro… Es el único caso de pintura  crescitiva, corregible, signada por una condición existencial donde el logro  y lo fallido, la noción acumulativa, la extensión de tiempos”, (p. A-4).  Sus obras trabajadas en pequeño formato sobre cartones, generalmente pintadas con esmalte industrial (sapolín) aborda temas tales como: desnudos femeninos, retratos de personajes diversos, incluyendo los del Libertador y otros héroes patrios y personalidades del mundo político, pintó además, alguna que otra naturaleza muerta, paisaje y marina, tomadas de revistas o cromolitografías que él distorsiona y transforma en esas monstruosas imágenes con pretensión academicista de una torpeza sin igual.

     Sobre su obra expresa Calzadilla (1967), lo siguiente:

     …se dedica a pintar con los colores del sapolín retratos ingenuos de Simón Bolívar y desnudos femeninos a la manera de Chain Soutine. Y que para pintar sus cuadros se sirve de una lupa a fin de agrandar la imagen de las reproducciones de periódicos y revistas que utiliza como modelos, haciendo del soporte un verdadero rompecabezas de pequeños cuadrados de cartón de media libra, y los engruda, junta y pega para componer el más extraño collage. (p. 197).

          A finales del mes de septiembre de 1976, enferma, su entrañable amigo el médico Ramírez Chacín lo interna en la Policlínica  Puerto La Cruz,  de la ciudad del mismo nombre, le diagnostican un tumor en el hígado, dos semanas después, el 3 de octubre, muere. La prensa local y  nacional reseña esta invalorable pérdida de la pintura venezolana. En el diario El Universal, el 24 de octubre,  apareció el titular: “Murió en Barcelona el Pintor Ingenuo Gerardo Aguilera Silva” Como homenaje póstumo al artista, la Galería de Arte Nacional le organiza una muestra en 1977 (septiembre-octubre), con textos de Juan Calzadilla, Luís Luksic y Josefina Jordán de Borges, en la que se exhiben treinta y tres de sus obras, de las cuales, la institución referida adquirió treinta que pasaron a formar parte de su colección, como recordatorio que hubo un pintor en Barcelona, que pintó un mundo mágico con cartones y sapolín, y que desde los tiempos de Ramón Bolet Peraza, como señala Juan Calzadilla, no tenía esta ciudad, un pintor de la talla de Gerardo Aguilera Silva.


 Gerardo Aguilera Silva. Desnudo, (s. f.). Colección Alicia Briceño, 
Clarines, estado Anzoátegui.Fotografía Manuel Bas.

Gerardo Aguilera Silva. Paisaje, (s. f.). Colección Alicia Briceño, 
Clarines, estado Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.

 DE LA ARQUITECTURA POPULAR MOBILIARIO Y UTENSILIOS.

    Nunca faltó en ninguna aldea, poblado o lugar de Venezuela alguna persona que se dedicara a la construcción de casas de bahareque, inclusive a la fabricación del mobiliario tradicional para este tipo humilde de vivienda. Isidro Caicuto era un hombre con unas habilidades en sus manos excepcionales, pobló lo que hoy es La Curbatera de Caigua de esta singular casa que sirvió de cobijo a familias del lugar que solo tenía a mano el barro, la paja, la vara bien sea de caña amarga o de madera, y naturalmente la voluntad y el ingenio creativo, que naturalmente a Isidro le sobraba, tanto es así que lo heredaron sus hijos: El Negro, Natividad, Otilia y Marcelo. Los pilones para pilar el maíz, la cesta para la ropa entretejida con bejuco de agua, la batea de madera para lavar, la puerta y la ventana para la casa y tantas otras cosa era hechas por el ingenio y las manos prodigiosas de Isidro Caicuto.

     Isidro Caicuto. Nació en Caigua, municipio “Simón Bolívar”, estado Anzoátegui el 15 de mayo de 1918., tuvo por mujer a María Caragüima Pomblás, también artesana, hacedora de muñecas con trapos usado —de ropa vieja— con quien tuvo una familia numerosa de 16 hijos, de los cuales Leonardo, (+) (El Negro Caicuto) Marcelo, (+) Natividad, Otilia se han dedicado al trabajo artístico-artesanal. Su padre Isidro Caicuto, su hermano Tomás Caicuto, Custodia Caicuto, Petra Macadán acompañaron a Santiago Curbata en la fundación del caserío La Curbatera de Caigua, su nombre se debe a él. Isidro era arquitecto popular, fabricaba casas de bahareque con techo de paja, posteriormente de zinc, carpintero, hacía las puertas, ventanas de las casa, sus utensilios. Mesas, sillas, taburetes, bateas de madera para lavar las ropas, pilones; urnas; era un excelente tejedor de cestas con bejuco de agua, maras con madera de parapara, era además agricultor, jornalero de tareas del campo, un hombre de grandes dotes, como se dice en los llanos venezolanos: un hombre del tamaño de las circunstancias. Se inició en estos menesteres siendo muy joven como era de costumbre para la época, hacia 1932, hasta su muerte acontecida el 9 de enero de 1992 en Caigua. (Natividad Caicuto, entrevista personal, 2009-2010). (Otilia Caicuto, entrevista telefónica, 2015, Agosto).

 LA LOZA TRADICIONAL DE PANAMAYAL Y PEDREGAL

    Panamayal, Pedregal y Caigua pertenecen al mismo circuito de la comunidad indígena cumanagoto. La loza de estos tres pueblos tiene en común que es una herencia ancestral de este pueblo. Herencia que lamentablemente se cierra con estas mujeres laboriosas que ya por razones diversas no tienen sucesoras, no hay ya gentes que le sucedan. Esto naturalmente motivó mi interés de dedicarles unas líneas a estas mujeres baluartes de la cultura tradicional del estado Anzoátegui. En las lozas salidas de las manos prodigiosas de Ramona Custodia y María Nicolasa tenemos una especie de lozas en el presente de lo que fueron estas lozas en sus mejores tiempos cuando era común su elaboración por sus ancestros indígenas.
   
       Ramona Parababire. Nació en Panamayal Arriba de Caigua, Municipio “Simón Bolívar”, estado Anzoátegui, el 8 de junio de 1922, actualmente reside en el caserío El Guariquero de la misma localidad. A los diez años de edad ayudaba a su madre, Florencia Parababire a la fabricación de loza, de esta manera se inicia en este oficio, hacia 1932-33. A los 30 años de edad se dedica de manera independiente a la fabricación de cerámica para ser comercializada en la localidad de Caigua y lugres vecinos. La Arcilla era sacada y traída  de El Guariquero en tiempo de menguante, —según la creencia— para evitar que las piezas se fracturaran una vez llevada a quema. El barro una vez sacado era pulverizado en una piedra de moler, se amasaba  hasta obtener la textura adecuada—punto—, se dejaba al sereno de la noche, para finalmente al día siguiente elaborar finalmente las piezas, que luego de puestas al sol eran quemadas en piras que se hacían con leños y estiércol de ganado, que dejaba hasta su cocción durante toda la noche. Se hacían botijones, ollas, calderos, tinajas, entre otros; cuyas características era la sencillez y la ausencia de elementos decorativos tantos pictóricos como de relieve. (Ramona Parababire, entrevista personal, 1999).

     Conocí a Ramona Parababire  por intermedio del pintor Régulo Martínez en 1999, fecha en la cual estaba activa en la fabricación de loza. Volví a visitarla en el año 2010, me dijo en aquel entonces, que ya estaba retirada de estos trabajos, que estaba cansada por los años, y que no había ya entre sus familiares quien le interesaba aprender para dedicarse a ello. Ahora no hay quien las haga.


  Ramona Parababire. Ollas (1992).  
Colección Arq. Alfonso Sandoval Puerto La Cruz, Edo. Anzoátegui. 
Fotografía Manuel Bas.


7.  Ramona Parababire. Ollas (1992).  
Colección Arq. Alfonzo Sandoval Puerto La Cruz, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
 Fotografía Manuel Bas.

18.  Ramona Parababire. Botijón (1993). 
Colección Arq. Alfonso Sadoval. Puerto La Cruz, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
 Fotografía Manuel Bas.

     María Nicolasa Pedrique. Esta trabajadora de la loza estuvo activa más o menos activa en la misma época que Ramona Parababire, en el caserío San Joaquín, de Pedregal, Municipio “Fernando de Peñalver”. Su residencia está ubicada en las adyacencias de la Escuela de Pedregal y la vaquera de Julio Guaicara. Aunque esta localidad pertenece a otro municipio que el de Isidra Caicuto y Ramona Parababire, está ubicada en la misma comunidad indígena. María Nicolasa Pedrique sigue el mismo procedimiento ancestral de la cerámica indígena, de éstos dos artífices de la loza, de la etnia Cumanagoto en cuanta técnica y procedimiento para su elaboración. Elaboraba tazas, vasos, tinajones, tinajas. (Luís Guaregua, entrevista personal, 2009).

LA HACEDORA DE MUÑECAS DE TRAPOS

      Ya entrada a los noventa y cinco años, su último año de vida, a pocos días de morir, esta mujer amable, de gentiles modales hizo su última muñeca, para mí. De ropa en desuso, roída, por el uso y el tiempo, que nunca conoció el basurero, hacia Doña María Caicuto sus muñecas. Unas muñecas que hizo secretamente para sus hijas en un comienzo, nunca pensando que tuviera ningún valor, pero que el ojo agudo del arquitecto Alfonso Sandoval encontró en estas singulares muñecas la gracia y el encanto por lo que por siempre será recordada nuestra muñequera. Muñeca muy distintiva, de menuda cabeza con pañoleta negra, rellena del mismo material con que  se le hizo la piel, pasaron de ser un producto de juego infantil a un objeto de museo, debido a la gracia con que fueron confeccionadas.

     María Caragüima de Caicuto. Nació en  La Curbatera de Caigua, estado Anzoátegui en 1912 donde muere  en el 2007. Estuvo haciendo muñecas durante décadas prácticamente en el anonimato, quizá por el hecho de que las hacía para sus hijas, razón por la cual su trabajo haya sido conocido tardíamente. Sus muñecas eran confeccionadas con trapos de ropa usada, que empleaba tanto para la parte externa e interna —relleno—de la muñeca. Las características de las muñecas de María Caragüima de Caicuto no siguen el patrón de realización de las muñecas que vemos a lo largo y ancho del oriente y occidente venezolano en los puestos de artesanía, porque tienen más bien rasgos escultóricos, y su fisonomía se aleja de estos modelos que se hacen en serie con un patrón determinado, exceptuando las de Amada Vargas en             Cerezal, Sucre y Rosa Vegas en Barcelona. La cabeza de sus muñecas es más bien menuda con una pañoleta de color negra—que es su distintivo— y su cara plana. Comenzó a hacer muñecas hacia 1950 y estuvo activa hasta su muerte, como lo prueba las tres imágenes de muñecas que están en mi portal (http://www.artepopularvenezolano.blogspot.com el trabajo Testimonios en el Tiempo IV Edición Homenaje a Leonardo Alvarado, publicado el 29 de diciembre de 2012).

     Fue descubierta en 1983 por el Arquitecto Alfonzo Sandoval, propietario de la tienda de artesanía Kashama, ubicada en Puerto La Cruz, estado Anzoátegui, hoy desaparecida, quien la incluyó en la exposición: Muñecas de la Región Oriental, organizada por, Grupo Maizal, Asociación Civil sin fines de lucro que tiene entre uno de sus objetivos el estudio y difusión de las manifestaciones de las tradiciones del Oriente de Venezuela, de quien el Arquitecto Alfonso Sandoval es el Coordinador y Ateneo de Barcelona “Miguel Otero Silva”  , llevada a cabo en los espacios de esta última institución cultural. Sandoval escribió el texto de presentación de la exposición donde en un breve ensayo disertó magistralmente sobre las muñecas de la región oriental de distintas localidades estados: Anzoátegui, (Caigua, Guanta, Barcelona) Monagas (Caripito, Caripe) y Sucre (Sabana Larga, Medina, Río Caribe, Cerezal, Plan de la Mesa, Los Altos de Santa Fe hoy Altos de Sucre).  Su obra fue exhibida en la Galería Kashama, propiedad de Sandoval.


  María de Caicuto. Sin título (2007)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C. , Venezuela

 María de Caicuto. María (2007)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C. , Venezuela

 María de CaicutoSin título (2007)
Colección Museo la Leyenda
Fotografía José Delfín Pachaquito, Edo. Anzoátegui

María de Caicuto. Muñeca (1992).
 Colección Atq. Alfonzo Sandoval. Puerto La Cruz, Edo. Anzoátegui, Venezuela. 
Fotografía Manuel Bas.

EL PAISAJE DE PUEBLOS DEL ORIENTE VENEZOLANO COMO CRÓNICA VISUAL.

     En 1955, un modesto carpintero, de esos arriesgados, que son capaces de hacer con la madera lo que les salga, un día se le ocurrió para darle más formalidad a su incipiente negocio, tomar un pedazo de cartón piedra y unos listones que seguramente le habían sobrado de algún encargo que le habían solicitado, hacer un aviso publicitario para su carpintería. Fue así que se dispuso hacer un parapeto o parabán que le sirviera de aviso movible que cada día al cerrar pudiera guardar. En él escribe con fino pulso, con una letra atractiva el anuncio que va a ser el propósito de su negocio en la que se leía lo siguiente: “SE HACEN URNAS Y TODA CLASE DE MUEBLES A LA MEDIDA CALIDAD GARANTIZADA ARMANDO R. ANDRADE PRECIOS CONVENCIONALES CLARINES DISTRITO BRUZUAL ESTADO ANZOÁTEGUI VENEZUELA AMÉRICA DEL SUR”. Además de esta leyenda, nuestro carpintero y futuro pintor, para darle algo de sazón a dicho anuncio se le ocurre pintarle un paisaje de un lugar de Clarines conocido como el “Cerro de los Chivos” muy conocido por la gente de Clarines. Un paisaje que todo el que pasaba lo veía con el sano acostumbramiento, de quien ve todos los días algo sin prestarle mayor atención. La valla en cuestión, si se me permite el término, le trajo al infortunado carpintero pero afortunado pintor más fama que fortuna.

    Pero esto tiene que ver también con un personaje de Clarines que desde ese año de 1955 además de su amigo se convertirá en su mentor, me refiero a Alfredo Armas Alfonzo, quien al verlo —ya había visto el paisaje de la iglesia de Clarines en la oficina del telégrafo a cargo de Claudio Alén — quedó prendado y le propuso comprárselo, cosa que hizo y otro titulado La Casa del Negro Lucas. A partir de entonces, Armando Rafael Andrade, sin saberlo se convertiría en el cronista visual del oriente venezolano. Pintó paisajes de muchísimos lugares del oriente venezolano de los estados Sucre, Anzoátegui, Maturín. El destino es incierto como incierta fue su vida. Ese día de 1955 nunca nuestro pintor pensó que este aviso para su negocio, que era su propósito, la Moira le iba a dar un merecido puesto en la historia de la pintura venezolana. Y que nos dejaría una crónica visual de poblados que hoy son irreconocibles por el paso inexorable del tiempo. Esta historia tuvo que ver como dijo en una oportunidad Andrade con Claudio Alén y Alfredo Armas Alfonzo, esto de pintar cuadros.

    Armando Rafael Andrade. Comienza a pintar en Clarines, estado Anzoátegui hacia 1945 cuando pinta sus primeros retratos. Sus primeras obra paisajística la pintó en 1955, la iglesia de San Antonio de Padua de Clarines. En 1956 es descubierto por Alfredo Armas Alfonzo en esta ciudad, quien le compra dos obras: Casa del Negro Lucas y Cerro de los Chivos, esta última era parte de un parabán que le servía de aviso publicitario de la carpintería que tenía Andrade; ambas obras fueron pintadas en 1956. Al año siguiente, el escritor las envía al XVIII Salón Oficial de Arte Venezolano y posteriormente, son enviadas a la IV Bienal de Arte Moderno en Sao Paulo, Brasil. (Armas Alfonzo, 1973; Da Antonio, 1974).

    A mediados de los años sesenta, Andrade se traslada a Barcelona, se emplea en la Funeraria “San Celestino” para fabricar cofres (unas para niños), en los ratos libres pinta uno que otro cuadro. Armas Alfonzo lo estimula a que siga pintando. A partir  de entonces realizó un número de obras, cuyo motivo son las calles de esta ciudad que lo acogió, muchas de estas casas desaparecidas por la indolencia oficial y la acción inexorable del tiempo, que recordaremos por siempre gracias al artista.

     Armando Rafael Andrade es un paisajista por excelencia, y quizá el más grande paisajista que haya tenido el estado Anzoátegui. Su pintura era diferente a la de otros pintores populares, sobre su pintura ha expresado Da Antonio, (ob. cit.) “… su pintura anterior  a 1960 revela un trabajo paciente que avanza de lo más general a la síntesis por medio de una rigurosa  esquematización”, (p.70). Esto es acompañado por una técnica puntillista, que él denominaba “puntilleo” , en un comienzo empleaba esmaltes industriales, luego con el contacto con los coleccionista de arte y con el mismo Armas Alfonzo pasó a usas la plaka que dominó de manera excepcional. Con el color supo captar el aspecto lumínico  de la región oriental del país. El plano, generalmente lo dividía en dos mitades cielo y tierra, luego comenzaba a desarrollar su obra a través  de una rigurosa esquematización geométrica, con una visión planimétrica del paisaje, muy cercana al dibujo técnico, caracterizado por la ausencia de personajes hasta al menos 1990, para pasa a partir de esta data como elementos adicionales a su trabajo personajes y vehículos que tenían siempre como telón de fondo aquellos azulísimos cielos, en algunos caso con unas nívea y tímidas nubes.

      En 1999, enferma de cirrosis hepática, en  Barcelona, como la enfermedad parece más grave de lo aparente lo trasladan a Guayabal de Píritu, municipio “Fernando de Peñalver”, donde el 23 de diciembre muere, el 24 es trasladado a Clarines donde es velado, al día siguiente en este pueblo es enterrado, donde llegó en 1938, procedente de Río Chico, estado Miranda, donde nació el 24 de julio de 1921. Con su muerte se cierra un capítulo de la pintura ingenua en Venezuela. Para mayor información sobre el pintor, ver mi trabajo sobre el artista publicado en mi portal (culturayarteamericano.blogspot.com Armando Rafael Andrade Cronista Visual del Oriente Venezolano, 17 de enero de 2015).

EL PINTOR DE LA CASONA COLONIAL DE LA CALLE BOLÍVAR.

       En 1990 pinta Eduardo Fulco su último cuadro que quedó inconcluso. Un curioso cuadro que nos recuerda aquel “Autorretrato Yo: Retrato-Paisaje” pintado por Henri Rousseau entre 1889-1890 con la que inaugura una serie de retratos-paisajes del cual el aduanero se declaraba inventor, (Tazartes, 1999). En la que el pintor aparece retratado en primer plano y de fondo el paisaje que trata de equilibrar con su figura. Con estas características Fulco pintó este cuadro en la que se autorretrataba en un paisaje florido pintando un cuadro. Claro está que nuestro pintor no recurre al hábito de los impresionistas franceses de pintar al aire libre directamente del natural debido a que él nunca salió de  su casa donde se impuso auto encierro voluntario desde su adolescencia hasta su muerte acontecida en 1990. En esa vieja casona colonial de la calle Bolívar de Barcelona, estado Anzoátegui pintó en el más absoluto anonimato un número importante de obras, que nunca fueron exhibidas y que ahora damos a conocer algunas de ellas para rescatarlo del olvido.

     Eduardo Fulco. Desde 1954 datan las primeras obras pictóricas de Fulco, quien estuvo activo en Barcelona, estado Anzoátegui, Venezuela, hasta su muerte acontecida el 3 de julio de 1990. Nació en esa ciudad el 29 de abril de 1937, curso estudios hasta primer año en el Liceo “Don Bosco” en Barcelona. En 1950 abandonó los estudios y por razones que no están muy claras decidió auto imponerse encierro en su casa de la calle Bolívar de Barcelona. No estudió pintura, su obra es de carácter autodidacta, sus primeros trabajo datan, circa,  (1952), siendo un adolescente aún.

     La pintura fue su consuelo, para un hombre que llevaba una vida solitaria, pintó a lo largo de su carrera de anonimato más de un millar de cuadros que nunca expuso mientras vivía. Pintados con guaches y temperas, pocas veces con óleo, empleando mayormente papel bond, algún que otro catón o canvas o tela, que una vez que murió quedaron en el olvido. En el año 2006, su trabajo me fue dado a conocer por Antonieta Yasselli, su sobrina, Maritza Vieira y Eduardo Lezama (hijo), y lo incluí al año siguiente, en la muestra colectiva: Arte Popular del Estado Anzoátegui, Homenaje a Gerardo Aguilera Silva, 1907-1977, en el centenario de su nacimiento, evento que fue posible gracias al esfuerzo de Zamira Seijas Pisani, Directora, en ese entonces del Museo de Anzoátegui y de la Dirección de Cultura de la Gobernación del Estado Anzoátegui y en la muestra Testimonios en el Tiempo organizada por mi persona y la Directora del Museo de Anzoátegui Nereida González en el año 2008. Del primer evento se publicó un catálogo con la biografía y  fotografía de la obra de cada artista. Ver el catálogo publicado en mi portal (culturayarteamericano.blogspot.com, Arte popular del Estado Anzoátegui, Homenaje a Gerardo Aguilera Silva 1907-2007  el 8 de diciembre de 2014.).

      Fulco en sus comienzos abordaba temas relacionados con retratos de familiares tomados de fotografías, que recreaba en sus aspectos escenográficos, que da la impresión que eran personajes traídos de otra época. En la medida en que transcurría el tiempo, su obra se fue focalizando más hacia el paisaje, un paisaje brillante, trabajado con la técnica puntillista y el empleo de colores brillantes que nos recuerda a Armando Rafael Andrade. Dentro de esta temática cabe destacar sus “paisajes autobiográficos”, en los cuales el pintor se retrata pintando, en caza furtiva de animales donde aparece con perros, en algunos casos con gatos y aves. Su último cuadro quedó a medio terminar. Este proceder con estos paisajes donde sale el pintor, trae al recuerdo al pintor francés Henri Rousseau con sus “Retratos-Paisajes”, que comenzaron con la obra: “Autorretrato (Yo: Retrato- Paisaje, 1889-1891)”, que en adelante denominó “Retrato-Paisaje” del quien Rousseau se consideraba su inventor.

     No toda su obra es paisajística, en general se elaboró de esta manera; pero si una parte considerable de ella, tanto esta paisajística como el paisaje sin su presencia se caracterizó por el uso de la luminosidad, propio del oriente venezolano, bosques floridos, casi paradisiaco. Su técnica puntillista detallista, demorada, pintada con la más absoluta paciencia y cuidado, contrapuesta a su forma de vida, es decir, que no pareciera la obra de un pintor que vive encerrado, que no sale o no salió nunca más de su casa desde 1950 hasta su muerte en julio de1990. Mucha de su obra paisajística fue tomada de revista que el artista recreaba. Eduardo Fulco pasó la mayor parte de su vida bajo auto encierro, tiempo en el cual desarrolló su obra, que quedó como él, encerrada hasta 2007, cuando se dio a conocer a los barceloneses, para que estuvieran al tanto, que en la calle Bolívar de Barcelona, en una vieja casona colonial, vivió un pintor que dedicó su vida a la pintura en el más completo anonimato. Para más información sobre el pintor, visitar mi portal (artepopularvenezolano.blogspot.com, Eduardo Fulco el Pintor de la Vieja Casa Colonial de la Calle Bolívar, 24 de enero de 2012).

DIBUJAR PARA ENTRETENERSE.

        Ama de casa aficionada al dibujo desde su niñez. Oficio que todo niño ejerce, pero que en la adolescencia y en la adultez pocos siguen, porque la vida y el destino nos imponen otros intereses. Amanda Betanco en edad adulta antes y después de casada persistió por el interés de dibujar. Ya casada una vez que terminaba la agotadora jornada de ama de casa y madre, mientras su familia dormía, con la timidez de quien cree que lo que está haciendo no es importante o no tiene importancia para los demás inclusive para los familiares comenzaba a dibujar. Dibujaba para entretenerse, para encontrar la paz y el sosiego que sólo dibujar le daba. Así pintó hermosos florales, paisajes, iglesias, vírgenes y santos… Hasta que sus hijos cayeron en cuenta que Amanda Betanco es una genuina artista a pesar que a ella no le interesa la fama.

     Amanda Betanco. Rumarda Betanco de Tucci, nació en el sector Tristeza, estado Monagas el 6 de julio de 1937, fue presentada en el pueblo de Mundo Nuevo, Anzoátegui. En 1951 su familia se traslada a El Tigre, municipio Simón Rodríguez de la misma entidad federal. Cuando forma familia, en 1968  se residencia en El Tigrito, municipio San José de Guanipa de la misma geografía. (Amanda Betanco, entrevista telefónica, Mayo 2007).

     Amanda Betanco, es el fiel ejemplo de artistas  que han estado pintando  durante décadas a espaldas de los salones de arte. Está activa como dibujante  desde 1960; pero no enviaba obras a los eventos artísticos  porque consideraba sus creaciones de poca importancia para ser exhibidas, sumado a esto, el prejuicio que ha existido en relación a los artistas populares que no han ido a estudiar a escuelas de arte, de considerar sus obras como inferiores, de menor calidad, reprimía a nuestros creadores del común.

     De la década de los sesenta datan dos obras: Rostro de Mujer, (1960) y Motivo Floral, (1965); de los años setenta: Virgen en la Cascada, (1974) y Lirio Florecido, (1974). En los años ochenta pinta La Venus, (1980) y Sanctum Celestial, (1982), solo por citar algunos trabajos para ilustrar. Estos trabajos fueron ejecutados  en block de dibujo escolar, con tinta china, grafito y creyones,  que suman unos cuarenta y tres dibujos, y otros tantos bocetos elaborados con lápiz de grafito. A partir de 1990 la artista comienza a emplear acrílicos sobre baldosas de cerámicas, desde el año 2000 comenzó a pintar con óleo y esmalte industrial sobre tela, sin abandonar la actividad dibujística. (Sandy Tucci, entrevista por mensajería de texto, Marzo, 25-26, 2013).

     La artista estuvo prácticamente en el anonimato hasta noviembre  del 2002 cuando expuso por primera vez  en la I Feria Artesanal de la Mesa de Guanipa, en los espacios de la Biblioteca Pública “Alfredo Armas Alfonzo”, actual Galería “Eduardo Latuche” del Ateneo de El Tigre. Amanda Betanco ha dicho: “He pintado desde siempre, desde niña; por gusto, por entretenimiento… nunca imaginé exponer en una galería”, (Amanda Betanco, entrevista telefónica, Mayo 24, 2007). Quizá soñó con pintar, no con ser pintora, lo que vendría a explicar que su actividad pictórica estuvo solapada por la de ama de casa.

     En el 2003, compartió sala junto a Daysy Gómez en la muestra: “Convergencia Temática en la Cultura Popular”, en la institución antes referida. En los años 2002 y 2005 su obra fue aceptada en las VII y VIII Bienal de Arte Popular “Salvador Valero”, Trujillo. Su obra es hoy una referencia de nuestro arte popular, aunque por azares de la vida vino a conocerse el primer decenio del siglo XXI. Para más información ver mi portal (artepopularvenezolano.blogspot.com Amanda Betanco Madres Pintoras, 13 de mayo de 2013).

PINTAR PARA PASAR EL RATO.

     Hacia 1980 conversaban tres amigos: Alfredo Armas Alfonzo, Armando Rafael Andrade y Raúl Aquiles Savino, conversaban en una casa ruinosa donde este último vivía ubicada en la calle Victoria de Barcelona, que tantas veces pintó su amigo Andrade, afirmaba en la tertulia “yo nunca he estudiado pintura. Yo pinto para pasar el rato. La pintura nace con uno”. (Armas Alfonzo, 1980, p.115). De esta manera se hizo pintor, no sin el entusiasmo que ambos amigos le trasmitían para que siguiera pintando, es tan así que su primera exposición se la organizó Alfredo Armas Alfonzo al lado de Armando Rafael Andrade, quien además le dedicó un trabajo titulado: “Raúl Aquiles Savino. El entretenimiento de Savino”

     Raúl Aquiles Savino Istúriz. Refiere Armas Alfonzo, (1980/1983), su único biógrafo conocido, que llegó a Barcelona proveniente de Caracas, el maestro Raúl Aquiles Savino, donde había ejercido el cargo de docente en: Caracas, Carayaca, La Sabana, Colonia Tovar, Puerto Cruz, El Valle. Se sabe por su biógrafo que nació el 14 de mayo de 1921. Trabajó como maestro de escuela en el entonces caserío El Pilar (Anzoátegui), y que nunca estudió pintura, y que comenzó a pintar en 1969. Señala Armas Alfonzo, (ob. cit.) que Savino era un hombre sobradamente conocido en Barcelona, sin embargo, su recuerdo es borroso. Se sabe que la primera exposición en la que participó, y eran sus primero cuadros —seis— que había pintado, fue en octubre de 1969 en el Primer Encuentro de Periodistas Oriente-Sur, organizada por la Asociación Venezolana de Periodistas Seccional Anzoátegui y Alfredo Armas Alfonzo, quien además escribió el texto del catálogo,  en la que estuvo junto a Armando Rafael Andrade. De ese momento, Armas Alfonzo, (1969) nos dejó esta remembranza: “Raúl Aquiles Savino Istúriz expone por primera vez. Estos cuadros son los primeros que pinta, su aparición pública es otra iniciativa de Alfredo Armas Alfonzo… Obras de Savino: Catedral de Barcelona; La Vieja Matanza de Barcelona; La Casa de Potentini, Barcelona; La Casa de Carrasquel, Barcelona; La Casa del Antiguo Colegio Nacional; Iglesia de San Felipe…Pinta porque como él mismo dice, eso nace en uno”, (p. s/n.). Se sabe por el mismo Andrade, quien era su amigo, que fue él quien introdujo en la pintura a Raúl Aquiles Sabino. De Savino escribió un trabajo Alfredo Armas Alfonzo en (1980/1883) titulado Raúl Aquiles Savino, El Entretenimiento de Savino, que son,  con el texto del catálogo arriba comentado, y uno que escribí en el 2007 en la muestra Arte Popular del Estado Anzoátegui, Homenaje a Gerardo Aguilera Silva 1907-2007, efectuada en el Museo de Anzoátegui, de la cual se publicó un catálogo que yo escribí para ese evento.
    
TERCER PERÍODO 1970-2000. NUEVOS ARTISTAS NUEVOS LENGUAJES.

     Naturalmente que en este período siguen activos creadores del período anterior, pero lo singular de éste, es que aparecen en escena, nuevos artistas, cuyo lenguaje plástico son muy personales y se salen del carril de lo que se consideraba hasta entonces arte popular, inclusive, no tenemos antecedentes, en el arte nacional, de obras con estas característica, que son, desde luego, un aporte significativo, no sólo para el arte autodidacta, sino también para el académico. Son los casos,  de Luís Méndez o Luiz Mendes, (pintura) Rosa Vegas y Juan de Dios Campos (nuevos lenguajes). Además de ellos reseñaré otros pintores, de menor importancia, pero su obra llena un vacío importante en nuestra pintura por su calidad y variedad. Aparecen los tallistas: Pablo Velásquez, Espíritu Santo Hernández, Luís Hernández, Jaime Rolingson, tantos otros que iremos estudiando en adelante, quizá estos dos últimos sean los mejores tallistas de nuestro estado. Hernández es el más clásico, el de mayor proyección  en el ámbito nacional de nuestros tallistas.

PEÑEROS PARA NAVEGAR EN LA IMAGINACIÓN.

      Quizá en su tierra natal Margarita seguramente jugó con barquitos de papel como todo niño, pero ya grandecito jugaba con los peñeritos de juguete que él mismo hacía. Esos barquitos navegaron en su imaginación, no salieron nunca de pesca, no se hicieron a la mar, aun así él fue el capitán de sus barcos. Dedicó su vida al modelismo naval que tal vez nació de tanto ver hacer barcos en las playas de Margarita. Lo cierto es que sus barcos navegaron lejos muy lejos, lo más recóndito de la imaginación, de quienes como niños sueñan navegar, navegar hasta los confines de la tierra. No fue marinero, pero si un extraordinario artesano y divulgador de la cultura popular venezolana.

      Pablo José Velásquez Figueroa. Incluimos en este trabajo al profesor universitario Pablo Velásquez, por dedicar, desde muy joven, parte de su tiempo, a la artesanía naval y al arte popular, mucho antes de haber recibido formación universitaria alguna, en estos menesteres, es un autodidacta. Además es meritoria su dedicación como docente, promotor y divulgador de la cultura popular del oriente de Venezuela. Según el Instituto de Patrimonio Cultural, (2004-2008), nació en la Isla de Margarita, estado Nueva Esparta  el 16 de diciembre de 1948. Estudió la educación primaria en el Grupo Escolar “Estado Zulia” de Porlamar, en la misma entidad federal. La secundaria la realizó en el Liceo “Tomás Alfaro Calatrava” de Puerto La Cruz, Anzoátegui. Es egresado de la Universidad Central de Venezuela como Licenciado en Educación, fue docente de la Cátedra Artesanía Naval y Folklore  de la Universidad de Oriente, Núcleo Anzoátegui. En esta Alma Mater fundó el Taller de Artesanía y Folklore. Se dedicó algún tiempo, como buen margariteño a organizar los velorios de Cruz de Mayo. Pero su mayor aporte a la cultura popular fue en la artesanía naval, construyó peñeros, barcos de tres puños y orejitas realizados con gran maestría además de la madera, el modelaje en arcilla en la que representó escenas de carácter costumbrista y popular.    

     Para representar estas escenas se servía de materiales diversos a manera de pequeñas instalaciones, ensamblaje: como gallineros en miniatura. En 1988 participó en el Salón Nacional Cervecería de Oriente Arte Ingenuo, Pintura y Talla Populares con la obra: “Fiesta Patronal” (1987). En la colección  de arte del Ateneo de Barcelona “Miguel Otero Silva” está un barco de Pablo Velásquez. Estuvo activo en Puerto La Cruz desde 1970 aproximadamente.


Pablo Velásquez.  Fiesta Patronal (1987). 
Colección del artista. Fotografía Augusto Hernández (1988, p. 118). 
Digitalización de imagen Esp. Víctor A. Hernández.

LA CAPILLA DE LA ALDEA DE LOS PESCADORES.

       En la Aldea de los Pescadores vivió toda su vida Espíritu Santo Hernández. Fue pescador y marinero, artesano y naturalmente devoto de la Virgen del Valle. Como todo oriental, sobre todo si profesa el oficio que el ejercía con orgullo, el de marinero, obligatoriamente tenía como protectora a la Virgen Marinera. Como todo marinero cuando se hacía a la mar invocaba el Santísimo Nombre de la Virgen, quien le acompañó en muchísimas travesías por mar. Vallita no le falló, siempre le trajo con bien a las playas de Puerto La Cruz. Ya retirado por la edad, no olvidó su culto. Fue así que un día decidió con sus propias manos construirle una capillita a la Virgen del Valle. Que él mismo ambienta. Hace la imagen, una hermosa talla en madera. La actividad de tallista le venía de su habilidad de carpintero para reparar los pañeros y de tallar una que otra figurita para pasar el tiempo cuando estaba en alta mar. A partir de la construcción de la capilla de la Virgen del Valle como una ofrenda y gratitud de este humilde pescador, derivó la tradición de celebrar todos los 8 de septiembre en el lugar las festividades de la Virgen.

      Espíritu Santo Hernández. Nació el 8 de septiembre de 1926 en Puerto La Cruz, estado Anzoátegui, donde murió el 13 mayo de 1989. Estuvo residenciado en el sector conocido como “Aldea de Pescadores”. Fue marinero, pescador artesanal, tallista, pintor, arquitecto popular; por devoción a la Virgen del Valle le construyó una capilla, en el lugar referido, a partir de entonces se inició en el lugar las celebraciones de la Virgen Marinera. Hernández talló personajes tales como: Doctor José Gregorio Hernández, Simón Bolívar, Rómulo Betancourt, marinos, entre otros. Pintó un mural en su casa que le incorporó elementos matérico para lograr volumen y  tridimensionalidad, (Instituto de Patrimonio Cultural Venezolano, 2004-2008).

     Aunque su trabajo con la madera se remonta a su niñez estuvo prácticamente en anonimato, su aparición artística  data de 1970. En el 2002, participó póstumamente en la exposición en honor a la Patrona de Oriente: “Territorio de Fe, La Virgen del Valle en Anzoátegui” organizada por PDVSA, Puerto La Cruz, donde se exhibió del artista la obra titulada: Virgen del Valle, (1986-1987).

TALLAR PARA CONTAR HISTORIA.

       No siempre la historia se cuenta con una pluma, Jaime Rolingson la cuenta con una gubia y un cincel. Su afición por la Historia Universal, gusto que se incrementa cuando entra a trabajar de bibliotecario en la Biblioteca Pública “Fray Juan de Mendoza” dio en contar la historia recreando los personajes históricos tallándolos en piedra y madera. Rolingson, prácticamente  su formación cultural y como tallista es autodidacta, que encontró en el arte el uso de la imagen para ilustrar los grandes acontecimientos y personajes de la historia del mundo.

     Jaime Rolingson. Tallista de la piedra y la madera, ceramista y dibujante, nacido en Píritu, estado Anzoátegui el 13 de enero de 1954, donde vive actualmente. Desde 1970 comenzó su incursión en el arte de la talla en madera. En 1979 ingresa como empleado de la Biblioteca Pública “Fray Juan de Mendoza” en la misma localidad donde habita. El oficio de bibliotecario generó en él la afición  por la lectura de la Historia Universal de donde se inspira para hacer sus tallas, que van desde vikingos, cruzados, mogoles; músicos: violinistas, trompetistas, flautistas; animales prehistóricos, así como también el tema religioso, y más recientemente el relacionado con los temas patrios y caciques de Venezuela. El tema religioso quizá inspirado en sus tradiciones, de su pueblo natal de rancia estirpe colonial.

     Para realizar sus tallas en madera emplea una variedad de maderas que el artista busca en las montañas cercanas a su residencia tales como: puy, tiamo, pardillo, palosano, paraguatán, entre otros. (Biblioteca Pública Central “Julián Temístocles Maza”, 2001). Además de la madera talla la piedra y el modelado en arcilla, técnica en la que incursionó a partir de 1980, su producción es menor en la actividad de la talla en piedra, debido que la piedra recomendable para la talla no es muy abundante en la zona, y en relación a las piezas de cerámica no posee horno para la quema, y le es muy complicado, de modo que su producción es poca. (Jaime Rolingson, entrevista personal, mayo, 2007).

     Expuso por primera vez en 1970 en la Alcaldía del Municipio “Fernando de Peñalver”. Ha participado en numerosas exposiciones  dentro las que destacan: Expo feria Internacional de Artesanía Quibor y Tintorero, estado Lara; Galería las Misiones de Píritu, Puerto Píritu, estado Anzoátegui y en la Muestra Iberoamericana de Artesanía, Puerto La Cruz, Anzoátegui, (1993-1994), (Biblioteca Pública Central Julián Temístocles Maza, ob. cit.). Actualmente ha incursionado en el dibujo a creyón sobre papel, de variados temas que no dejan de ser interesantes.


Jaime Rolingson
 Miranda El Precursor (2010). Bolívar El Diplomático (2008).
Colección del artista Píritu, Edo. Anzoátegui, Venezuela
Fotografía Manuel Bas

Jaime Rolingson. Guerrero Bárbaro (1998) 
Colección del artista, Píritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.
Jaime Rolingson. El Violinista (1999).
 Colección del artista, Piritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.
 Jaime Rolingson. Camilo Cienfuegos (2015).
Colección del artista, Píritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.

 Jaime Rolingson Emiliano Zapata (2015).
Colección del artista, Píritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.

Jaime Rolingson. Torero (2010).
Colección del artista, Píritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.

Jaime Rolingson. Virgen del Valle (2014). Colección del artista Píritu, Edo. Anzoátegui.
 Fotografía Manuel Bas.

 Jaime Rolingson. Cristo de Jose (1997). Péritu, Edo. Anzoátegui. 
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas D. C., Venezuela


BAILORIO DE CRUZ DE MAYO

      En Chamariapa nombre indígena hasta 1855 de lo que hoy es Cantaura, estado Anzoátegui se celebra el 3 de mayo la manifestación cultural-religiosa de la Cruz de Mayo, que es una de las manifestaciones tradicionales más extendida de Venezuela, excepto en los estados Mérida, Zulia y Táchira en los que no se hace esta celebración. Jesús Pérez (+) pintor, representa en sus pinturas no el velorio de la Cruz de Mayo sino el bailorio de Cruz de Mayo debido que en esta población no sólo se le canta a la cruz o madero sagrado, también se le baila en estas festividades. Esto es un caso muy particular de expresión tradicional que viene a ser como una especie de agregado cultural que contribuye a enriquecer nuestras festividades populares de nuestro país.

       Jesús Pérez. Estuvo activo desde 1970 en el estado Anzoátegui, Jesús Pérez, nacido en Cantaura, municipio “Pedro María Freites”, desde muy joven mostró interés por la pintura, motivado a ello se inscribió en el Taller Libre de Arte de Cantaura, donde permaneció poco tiempo; pero sigue su actividad artística de manera autodidacta. Pérez es profesor de Educación Media jubilado, quien ha dedicado este tiempo a la pintura. Su entusiasmo en estos menesteres, lo ha motivado a pintar paisajes urbanos de su ciudad natal, sus tradiciones religiosas donde deja entrever el sincretismo entre lo español y lo indígena, relacionado con su pueblo. Trabaja sus pinturas con óleo, con el que aplica gruesas capas para lograr texturas visual y táctil a través del empaste logrado, acompañado con un trazo muy gestual y emotivo con lo que logra una obra muy sugestiva. (Jesús Pérez, entrevista  telefónica, Mayo, 2007). Muere en Cantaura en el año 2010. Para más información sobre el artista ver mis portales (artepopularvenezolano.blogspot.com Testimonio en el Tiempo IV Edición Homenaje a: Leonardo Alvarado, 29 de diciembre de 2012  y culturayarteamericano.blogspoy.com artepopularvenezolano.blogspot.com Arte Popular del Estado Anzoátegui, Homenaje a Gerardo Aguilera Silva 1907-2007,  8 de diciembre de 2014).

 Jesús Pérez. Bailorio de Cruz de Mayo en Campos Chamariaperos (2007)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela

Jesús Pérez. Madre Espiritual Chamariapera (2007)
Colección del artista. Fotografía Manuel Bas (2007)

FUNDADORES DE TAPINPI

     Dos personajes con diferentes maneras de pensar. Margot Fernández García una activista política del partido Acción Democrática, exiliada en México por varios años, y  Valentín  Rodríguez, quien en su juventud tuvo el atrevimiento de trasladarse desde el remoto pueblo de Güiria, estado Sucre en los años cincuenta hasta Caracas para estudiar laboratorista fotográfico,  fue pionero de la fotografía de estudio en el estado Anzoátegui. Ambos fundaron TAPINPI. Siempre tuvieron la buena voluntad y el interés de dejar un espacio para las artes, su liderazgo contribuyó con el desarrollo cultural de Píritu, Puerto Píritu y sus alrededores en una época cuando eran caseríos de poca importancia. Por el lente de Valentín Rodríguez “Invarro” desfilaron rostros de personajes que hoy desaparecieron o se metamorfosearon que a veces no los reconocemos por el transcurrir del tiempo. Dos cosas dejaron para la posteridad; el impulso de las artes y el imaginario individual y colectivo de un pueblo.

     Magot Fernández García. Nació en Puerto Píritu, Municipio “Fernando de Peñalver” estado Anzoátegui el 11 de julio de 1925, donde murió 14 de septiembre de 2006. Siendo muy joven vivió en Caracas, donde conoció al militar Manuel Silva con quien se casa. A finales de los años cincuenta, junto a su esposo se va a Cuba como exiliados políticos del gobierno del general Marcos Evangelista Pérez Jiménez. En 1960 pasan a México donde residen hasta 1961, año en el cual regresan a Venezuela, se instalan en Puerto Píritu. La artista era una mujer de convicción y autodeterminación en relación  a la lucha social. Fue activista del Partido Acción Democrática donde militó toda su vida. Estuvo activa como pintora desde 1972 hasta su muerte. En 1976 participa en su primera exposición, organizada por el Concejo Municipal Fernando de Peñalver, Puerto Píritu, donde expone también: Valentín Rodríguez (Invarro). (Luís Silva, entrevista telefónica, Marzo 10, 2013).

     En sus pinturas, a pesar de ser una activista política, no aborda, como es el caso de Diego Rivera, esta temática; si no naturalezas muertas, paisajes de la localidad, y algún otro traído de revistas. Pinta hacia 1976 tres paisajes: Iglesia de Píritu, donde estructura la obra con manchas, sabiamente contrastadas, con lo que logra los volúmenes, y  el elemento lumínico que es esencial en su obra; como lo podemos ver también en otra pintura—Paisaje Azul—, en la que este color casi abarca toda la cromática del cuadro, con una degradación que casi toca el color blanco, armonizado tímidamente con el ocre., con la que logra una atmósfera que pareciera desvanecerse por el efecto de la luz. El otro trabajo, Callejón Viejo, retrata una de las calles de Puerto Cabello, estado Carabobo, una pintura constructivamente sólida, bien lograda, apoyada en la fuerza del color, que nos da el volumen, la luz y la sombra. También se corresponde a la data arriba indicada un florón de gran belleza, en el que se puede respirar las fragancias de las flores, por su vitalidad y materialidad, logrado por el manejo excepcional del color. (Luís Silva,  fotografía, correo electrónico, Marzo 12, 2013).

     Margot Fernández García funda en 1975 junto a los también artistas plásticos: Valentín Rodríguez (Invarro), Magali Solórzano, Robinson Alvarado, Harold Tobías y Juan Bautista Caraguaripano el Grupo TAPINPI (Taller de Pintores Piriteños) con el propósito de dar a conocer sus obras, a través de exposiciones, dictar charlas y talleres para desarrollar el arte en la localidad.  En 1981 se incorporan a esta agrupación Pedro Mata Castro, Alberto Rivas, Alfredo Castillo, Carmen Castillo y Simón Bellorín. Ingresan en 1989 María Méndez, en 1990 Rogelio González, al año siguiente Yinivel Rivero Méndez. En 1993 ingresan Hugo Castillo, José Rivero, José Luís Santoyo y Miguel Guarepe. Lamentablemente la agrupación no llegó a tener una sede propia, sus actividades eran itinerantes, esto influyó en su disolución  en 1999, para esta fecha contaba con doce miembros. (Instituto de Patrimonio Cultural, Municipio, 2004-2010). Este fue uno de sus legados, así como sus pinturas que nos traerán por siempre a nuestras memorias la Iglesia de Píritu y los paisajes de Píritu y Puerto Píritu, por Margot Fernández García haberlos pintado. Para más información ver mi portal (artepopularvenezolano.blogspot.com  Testimonio en el Tiempo 5ª Edición Homenaje a: Margot Fernández García y Omar Tayupo Aguache, 20 de agosto de 2013).


  Margot Fernández García. Iglesia de Píritu.Circa, 1976.
Colección y fotografía Luis Silva.

2Margot Fernández García. Paisaje Azul. Circa, 1976.
Coleccion y fotografía Luis Silva


     Valentín Rodríguez (Invarro). Invarro es el nombre artístico creado por el pintor y fotógrafo Valentín Rodríguez, cuyo significado es “Industria Valentín Rodríguez”. Invarro es un personaje sobradamente conocido en Píritu, Puerto Píritu y caseríos aledaños. Su profesión de fotógrafo a domicilio hizo que el artista tuviera contacto con un sin número de personas, quienes le solicitaban fotografías tipo carnet, bautizo, primera comunión, matrimonios, graduaciones en escuelas y liceos, entre otras. Nació en Güiria, estado Sucre el 14 de febrero de 1934, por cierto el día de San Valentín, razón de su nombre. Siendo muy joven Valentín Rodríguez se traslada de Güiria a Caracas en los años cincuenta, cuando era presidente de la República el General Marcos Evangelista Pérez Jiménez para realizar un curso laboratorio fotográfico. Se hace fotógrafo, oficio que va a desempeñar toda su vida, inclusive en la docencia. En 1962 llega a Barcelona, estado Anzoátegui, se residencia en el sector La Aduana, y comienza a ejercer como fotógrafo y laboratorista en Foto Antonini en Barcelona. El 8 de diciembre de 1965, el entonces presidente de la república Dr. Raúl Leoni inauguró el Complejo Deportivo “Luís Ramos”, en Puerto La Cruz, evento que cubrió como fotógrafo del mencionado laboratorio fotográfico. Leoni quedó complacido con su trabajo, e intercede ante Antonini para llevárselo algún tiempo a Caracas para hacerle algunos trabajos fotográficos, que duró algunos meses. Cabe destacar que Antonini y Leoni eran compadres.

     En 1972 se residencia en Píritu, Municipio, Píritu, estado Anzoátegui, donde se dedica al trabajo fotográfico a domicilio. Por su  lente han desfilado prácticamente todos los personajes y circunstancias de la región. Fue profesor  de fotografía en el Liceo Militar de Puerto Píritu. También es ebanista y carpintero oficio que un tiempo alternó con la fotografía y la pintura. Desde la data arriba indicada incursiona en la pintura, sus primeras obras que pintó las regaló porque las consideraba de poca importancia, sin embargo nunca abandonó el caballete. En 1975, junto a Margot Fernández García, Robinson, Alvarado, entre otros, funda el Grupo TAPINPI. Su primera exposición  en que participó fue en 1976 en los espacios del entonces Concejo Municipal del Distrito “Fernando de Peñalver”. (Valentín Rodríguez “Invarro”, entrevista personal y telefónica, Febrero 27- Abril 8, 2013).

     Sus pinturas al igual que sus fotografías recogen la semblanza de la localidad. Durante décadas, su obra fue esencialmente paisajística —paisajes de la región—, y de otras localidades foráneas de Píritu, en el estado Anzoátegui.  Ha pintado hasta la obsesión la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción de Píritu. —Apunta el pintor— “siempre tengo algún cliente que me encargue algún cuadro de la Iglesia”. Invarro es además policía jubilado, cuerpo en el cual sirvió por más de 25 años. En el 2008, participó en la Primera Exposición  en Honor a San Valentín, organizada por el Museo de La Leyenda en la localidad de Pachaquito, con dos obras: “Vista de la Capilla de Pachaquito”  e “Iglesia de Píritu”, pintadas en el 2007. La obra de Invarro por lo general se caracteriza por su luminosidad, un manejo excepcional del claroscuro, y el  dominio de la perspectiva y la pulcritud de su trabajo. Sus paisajes nocturnos, tienen ese don de poner en escena lo que el pintor desea que sea visto por el espectador. Será recordado siempre por pintar la “Dama de las Mil Caras” como el pintor llama el añejo templo colonial de Píritu. Actualmente reside en el caserío El Tigre de Guayabal Adentro, Municipio Píritu. Para más información sobre el artista y su obra visitar mi portal (artepopularvenezolano.blogspot.com Valentín Rodríguez “Invarro” 11 de diciembre de 2013).

  Valentín Rodríguez (Invarro). La Fragua de Píritu (2008). Colección Museo La Leyenda-José Delfín Pachaquito, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.
     
EL COLOR COMO EXPRESIÓN SIMBÓLICA.

    El dolor es una de las experiencias más angustiosa que puede vivir un ser humano. El sufrimiento descarnado puede llevar a la gente a enloquecer. Sin embargo en Luís Méndez sirvió de materia prima para su creación artística. Sólo en la pintura encontró alivio para su angustia exaltada. El color se convirtió en el vehículo expresivo para mostrar su horror y el horror de otros y del mundo. Nadie en la pintura venezolana ha utilizado el color de manera singular para expresar el dolor. A través del color ha logrado crear una atmósfera teatralizada donde sus personajes expresan una escena donde el pesimismo expresado en estados psíquicos como el miedo, la angustia, la soledad, el pesimismo, la falta de fe en el individuo y el destino,  sin igual; su obra tiene una carga simbólica, que va más allá de lo literalmente representado, en la pintura de Méndez subyace los estados psíquicos de sus personajes en ambientes desoladores que constantemente cuestionan el sino de la vida humana, su destino,  a Dios. Ha logrado como ningún otro pintor en Venezuela trasladar a la tela sus estados psicológicos. El color es como la expresión simbólica del Edipo de la tragedia griega de Sófocles, el enigma que debe ser descifrado por el oráculo de Delfos, en la que advierte que la violación de las leyes del Universo, la terquedad y ceguera  nunca serán buenas consejeras para el ser humano. Para comprender su pintura no hay que buscar en ella los elementos literales que a primera vista sugiere su pintura; sino más bien ir a los elementos subyacentes donde está su riqueza expresiva.

      Luís Méndez o Luiz Mendes. Nació en Barcelona, estado Anzoátegui el 21 de junio de 1950 en una casa ubicada frente donde estuvo la línea de ferrocarril que traía el carbón de la mina de Naricual, hoy conocida como calle  La Línea del sector Guamachito de Barcelona. En esa casa la comadrona Guillermina Escobar parteó a su madre Felicita Méndez de Fermín, hijo de  Daniel Fermín. El maestro Quintín Gutiérrez lo enseñó a leer y a escribir en una escuelita que él regentaba, Gutiérrez lo inscribió, cuando tenía 8 años de edad en el Grupo Escolar Anzoátegui, ubicado en el  barrio Portugal Arriba de Barcelona. Culminó la primaria a los 16 años de edad debido a que al pintor fue aplazado en cuarto y quinto grado. A raíz de dos accidentes que sufrió, no siguió sus estudios. (Felicita Méndez de Fermín, entrevista personal, Febrero 20, 2001).


Luís Méndez. Casa Fuerte, (s. f.). Colección y fotografía Tony González,
 Barcelona, estado Anzoátegui.


 Luís Méndez. Mundología (1876)
Colección y fotografía Mario Abarca Maracay, estado Aragua, Venezuela

  Luís Méndez. Clarividencia (1976).
 Colección y fotografía Manuel Bas Caracas D. C. Venezuela


Luís Méndez El hombre de la confianza y de la libertad o de la seguridad y de no  confianza (1992) Colección Arq. Alfonso Sandoval. Puerto La Cruz, 
Edo. Anzoátegui, Venezuela. Fotografía Manuel Bas

 Luís Méndez. Reverso de la obra . Título escrito por Luís Méndez

 Luís Méndez. Sistema Paranoico Injusto y Traidor (1984). Colección Manuel Alcalá Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela.


Luís Méndez
El hombre que encontró el amor y el cariño y el aprecio o todo ternura en una mujer de sus mismos pensamientos (1999)
Colección Manuel Alcalá. Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela
Fotografía Manuel Bas

     En 1968 está residenciado en la calle Rocal del barrio El Espejo de la capital anzoatiguense, época en la cual era empleado de la fábrica de caramelos “Cónica” ubicada en el adyacente sector  Barrio Sucre. Llevaba varios meses trabajando allí, cuando sufrió un accidente, le cayó en sus manos y brazos caramelo hirviente lo que le ocasionó quemaduras muy graves que le afectó la motricidad de sus manos. Tiempo después—dos años—, un primero de mayo, en la celebración del día del trabajador en el Ministerio de Obras Públicas (MOP), sector Las Garzas de Barcelona, se encontraba Méndez, cuando decidió regresar a su casa fue arrollado por un vehículo, el accidente lo dejó en coma y casi en vida vegetativa durante varios meses. Al  tiempo despertó y quedó postrado en una silla de ruedas. Por recomendación del médico tratante lo trasladaron al Hospital Universitario de Caracas, donde lentamente se fue recuperando hasta volver a caminar. Fue paciente de este centro de salud hasta 1976. (Luís Méndez, entrevista personal, Febrero 29, 2001).

     A raíz de estos accidentes, se sentía frustrado, no sabía qué hacer con su vida, hasta que un día decidió, inexplicablemente ponerse a pintar, tenía entonces 22 años de edad. El primer cuadro que pintó lo tituló: “Dios está en Todas Partes”, (1972), en la que aparecen—según el pintor—estrellas, planetas, la naturaleza como una simbología de la existencia de Dios. Ese mismo año pintó otra obra: “Mi Bella Dama”, que se lo regaló a su amigo del barrio El Espejo Oscar Leal con quien tenía tiempo atrás un grupo de rock. (Luís Méndez, entrevista personal, Febrero 26, 2001).

      En 1975 se inauguró el Primer Salón Nor-Oriental de Pintura Ateneo de Barcelona, texto de Freddy Pereira donde expuso por primera vez, participó con una obra titulada “Paradoja”, aunque había llevado otra obra que fue rechazada. La obra con la cual participó causó en el público asistente rechazo y admiración en los asistentes. Sin embargo a Freddy Pereira le causó impresión Méndez  y su trabajo, la de un extraño personaje fuera de lo común. Esta institución al año siguiente le organizó una muestra individual titulada “Luís Méndez”. De esta exposición nos dejó, Pereira, (1976) el siguiente testimonio: “Estos cuadros, de aspecto y ambiente desolador nos reflejan huellas vitales de angustia poderosa y descarnado sufrimiento; no sin razón, pues la vida de este extraño pintor ha sido marcada en su profundidad por lo adverso del destino, (p. s/n.). Esta opinión coincide con la de Perán Erminy, (1979 a. /1980), quien escribe: “En medio de un espacio indeterminado y sombrío, sobre un fondo cubierto con agitada caligrafía de grandes trazos de tonos oscuros, entre  cuyas profundidades se modula las resonancias graves del negro, aparece de pronto un personaje desolado o unas figuras en escenas o situaciones inesperadas… la acertada y justa irrupción  del color nos revela… un verdadero pintor, un artista cabal”, (p. s/n.). De esta muestra presentamos dos obras pintadas  que figuran en el catálogo numeradas: Clarividencia Nº 9 y Mundología Nº 16, ambas pintadas en 1976.

     Por esta serie  de elementos sugestivos de su obra, en la que el artista maneja códigos iconográficos universales, tiene la virtud además, de ponerle su sentimiento, porque Luís Méndez convierte su pintura en sentimiento puro, ningún artista como él, ha expresado en la Historia de la Pintura de Venezuela,  el sentimiento trágico de la vida, de esta manera,  descubriendo una nueva forma del empleo del color, que no tiene igual en la pintura venezolana. Su obra es tensa, cargada de simbolismo, que ha llamado Perán Erminy “expresionismo simbólico”. Continúa Erminy, (ob. cit.): “Luís Méndez mantiene en sus obras una posición crítica ante la sociedad y pretende con ellas transformarla… con frecuencia se refiere a la injusticia, la violencia interior, la angustia y la muerte”, (p. s/n.). De alguna manera su obra es una representación teatralizada que pone en relieve su drama y el de la existencia humana de manera viva y descarnada se trata, apunta Erminy, de un pintor muy valioso, muy personal, cuya obra es de una expresividad sumamente intensa y exaltada, plena de un sentimiento trágico y místico de la vida. De la muestra que le organizó Perán Erminy en la Sala De Exposiciones del Concejo Municipal del Distrito Federal, escribe en (1979 b.), en El Nacional, lo siguiente: “Un expresionismo simbólico (en donde) una expresividad sumamente intensa y exaltada, plena de un sentimiento trágico y místico de la vida… se sirve de temas alegóricos y simbólicos, cuya lectura queda sujeta al énfasis y a la exaltación que le confiere los medios propiamente plásticos”, (p. C-24)

     La calidad de la obra de Méndez no tiene discusión, mirando en perspectiva, estos últimos quince años dan fe de ello, el haber conquistado todas las premiaciones que otorgan los salones de arte en Venezuela no deja duda al respecto. Además ha tenido el respaldo y la aceptación de la crítica especializada, razón por la cual, Luís Méndez, es una de las figuras más importantes de las artes visuales de Venezuela.

EL ARTE COMO CONSERVACIÓN DE LA NATURALEZA.

       Para Jesús Bastardo hacer artesanías con taparas, tallar la madera no sólo tiene un propósito estrictamente decorativo sino también protestatario. Esto se explica porque Bastardo ha tenido la preocupación por la conservación ambiental, y ha encontrado en el lenguaje plástico una forma de decirle al mundo que sí no hacemos nada por mantener nuestro medio ambiente nuestras generaciones no tendrán el goce y el disfrute de sus ríos, su fauna y flora y tantas otras cosas que la providencia divina nos regaló para que viviéramos en armonía.

     Jesús Bastardo. Nació el 14 de octubre de 1954 en Las Mercedes del Llano, estado Guárico, reside en Cantaura, Anzoátegui desde 1966. Estudió  educación primaria  en el Grupo Escolar “Rafael Paredes” en su tierra natal. La secundaria en el Liceo “Felipe Guevara Rojas” de la ciudad que lo acogió. Comenzó en la talla en madera de manera autodidacta en 1972. La primera exposición  en que participó fue en 1983, en la Feria Artesanal Estudiantil de la Universidad de Oriente, Núcleo Sucre, en Cumaná. Batardo se inspira en temas alusivos a la conservación de la naturaleza, las costumbres y tradiciones de nuestro país. Generalmente no pinta las tallas. También trabaja la artesanía con taparas que decora y pinta.

     Bastardo es Profesor de Educación Integral egresado de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL). Se desempeña como docente de aula en el Núcleo Escolar Rural “Granadillo” en Cantaura. En 1990-1991 participó en la III Bienal “Salvador Valero” de Arte Popular, celebrada en la ciudad de Trujillo, con la obra: “Homenaje a la Fauna Venezolana”, (1990). Actualmente reside en calle Rica, Nº 51 de Cantaura.


Jesús Bastardo. Monos con juegos tradicionales, (1989). Colección del artista. 
Fotografía Dexi Vargas, Cantaura, estado Anzoátegui.


 Jesús Bastardo. Búho, Oso, Cachicamo y Mono (1989)
Coleccion del artista. Fotografía Dexi Vargas.
Cantaura, estado Anzoátegui Venezuela


 Jesús Bastardo. Tortuga (1989) Colección del artista.
Fotografía Dexi Vargas Cantaura, estado Anzoátegui Venezuela


 Jesús Bastardo. Yoyo y Maracas (1989). 
Colección del artista. Fotografía Dexi Vargas 
Cantaura, estado Anzoátegui Venezuela


DE LA ESTIRPE DEL CACIQUE CAIGUA.

     Pedro Antonio Caigua descendiente del Cacique Caigua es uno de los mejores ejemplos de sincretismo cultural, y de que los prejuicios, con voluntad creadora no son  impedimento para desarrollarse como artista. Caigua es un hombre criado en el campo, un labriego que ha convivido en dos mundos lo rural y lo urbano hoy casi diluida por la globalización y los cambios que llamamos progresos. Se inscribe en los talleres libres de arte de la Escuela de Artes Plásticas “Armando Reverón” donde recibe clase de pintura y escultura, sin embargo su arraigo  a la tradición popular no desnaturalizó su ser tradicional o su cultura tradicional. De esas manos callosas por agarrar el azadón y la gubia, prodigiosamente crea hermosas vírgenes, héroes patrios, indígenas de la etnia cumanagoto, animales de su entorno rural al cual pertenece aunque ahora vive en la ciudad.

     Pedro Caigua. Nació el 5 de junio de 1955 en San Bernardino, estado Anzoátegui. Entre 1973-1978 asistió a los talleres libres de escultura en la Escuela de Artes Plásticas “Armando Reverón” cuando estaba ubicada en la calle Bolívar de Barcelona donde recibió clases de los profesores: Guillermo Abdala y Pedro Barreto (escultura); Narciso Oliveros y Gladys Meneses (dibujo); Nilo Jiménez (Historia del Arte); aunque su obra se aleja de sus profesores en cuanto a formalismo y temática. En 1973 comienza su actividad como tallista, su primera exposición en la que participa fue en 1990. En 1991 participó en la Expo-Feria Fundacultural, Barquisimeto, estado Lara, en 1996 en el I Salón Nacional de Artesanía y Arte Popular, organizado por la Dirección  Nacional de Artesanía del Conac, inaugurada en las instalaciones del Museo Jacobo Borges en la Región Capital. Entre sus temas predilectos figuran pájaros, gavilanes, iguanas, próceres de la independencia e imaginería religiosa. Cuando trabaja las tallas con maderas nobles como el cedro  y la caoba, o el puy o el palosano  no le gusta policromarlas para dejar al descubierto la belleza de sus betas; otras piezas trabadas con otras maderas si las pinta. Actualmente reside en el barrio El Viñedo de Barcelona. (Pedro Caigua, entrevista personal, Mayo, 2007).

     En el año 2002 participó junto a Luís Méndez, Régulo Martínez, Armando Rafael Andrade y Rosa Vegas en la muestra: “Misticismo Arte y Vida organizada por Cervecería de Oriente C. A., Polar, Sala Cultural, en el marco de la celebración del XXIV Aniversario de la Coral Polar. De este evento salió un reportaje en la Revista Actualidad con un interesante trabajo fotográfico de Chucho Toro y Luís J. Pereira.

Pedro Caigua
Virgen del Valle (2002)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela

 Pedro Caigua. Virgen del Carmen (2001). El Viñedo, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
 Colección Museo La Leyenda-José Delfín, Fotografía Manuel Bas


HACER CARRITOS DE MADERA PARA JUGAR.

     Siendo un niño, como todos los niños, soñaba con jugar. Jugar con carritos de juguete, pero su estrechez económica no le permitió jugar con carros de procedencia industrial. Pero como todo niño, encontró en su imaginación su mejor aliado, y fue así que un día descubrió que él mismo podía hacer sus juguetes, y que más importante que tener todo el dinero del mundo, era tener mucha imaginación porque fue ésta y no el dinero lo que le proveyó una feliz infancia que se  manifestó  en su vida adulta.

     Mario López Gómez. Desde 1974, a los 14 años de edad, precozmente comienza a tallar la madera de manera autodidacta. Nació en Valle Guanape, municipio “Francisco del Carmen Carvajal”, el 22 de octubre de 1960. A los 7 años de edad fabricaba carritos y juguetes de madera, y su inclinación por su posterior oficio: carpintero. Además de este oficio y el de tallista López Gómez es músico, actividades que comparte con la de la agricultura. Tiene el gusto de tallar animales mitológicos como sirenas y variados animales tales como: pájaros, cachicamos, entre otros, caracterizado por su sencillez y economía de medios, que acompaña con su destreza e ingenio, para realizar unas piezas de gran factura. Actualmente vive en Onoto, Municipio Cajigal, estado Anzoátegui. Mario López ha participado en una que otra feria local.

 Mario Gómez López. Mujer (2010). Onoto, Edo. Anzoátegui. 
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C. Venezuela

PINTAR EN SILENCIO

     El silencio ha sido a lo largo de su vida su fiel acompañante, porque Raúl Palomo es sordo mudo. Con esta limitación nació. Con el correr del tiempo la convierte en una virtud, porque al verse limitado de escuchar y de hablar, por ley de la compensación descubrió en el lenguaje de la imagen la manera de expresar sus sentimientos. Un lenguaje universal que no tiene barreras ni fronteras, que todos podemos comprender: la pintura. A través de ella desarrollo un agudo sentido de la observación que podemos ver en sus paisajes. Sus paisajes han dicho mucho más que las palabras vacías y agoreras de los charlatanes de esquina, porque no creamos ingenuamente que el silencio no tenga nada que decir, como no los enseñó Raúl Palomo. Su silencio seguramente hoy nos dice más de Los Boqueticos y el barrio La Caraqueña de Puerto La Cruz que las palabras de muchos de sus coterráneos.

     Raúl Palomo. José Raúl Palomo Martínez nació en Puerto La Cruz, estado Anzoátegui, en el barrio Sierra Maestra donde vive actualmente. Está activo como pintor (circa 1974), es esencialmente un pintor de paisajes de su entorno inmediato, como lo demuestran dos óleos pintados hacia 1974 titulados: Los Boqueticos, Puerto La Cruz; Barrio La Caraqueña, Puerto La Cruz. Asistió a cursos de pintura en la Escuela de Artes Plásticas “Armando Reverón” de Barcelona. A pesar de ello, su convicción de pintor, hizo que su obra no se viera influenciada por los profesores de la escuela de arte más allá de lo meramente formal. En 1980 figuró en la exposición: “Colectiva 80” organizada por el Colegio Nacional de Periodista, Anzoátegui, en el marco de la celebración de la Semana del Periodista, Barcelona. En 1984 participa en la muestra: “Colectiva de Nóveles Pintores”, organizada por el Ateneo de Barcelona “Miguel Otero Silva”. De él y de su obra poco se sabe hoy. Ver mi portal (artepopularvenezolano.blogspot.com Raúl Palomo Silencio y Pincel, 26 de noviembre de  2012).

ENTRE LA MÚSICA Y LA PINTURA

      Músico de profesión, artesano y artista autodidacta por entusiasmo como su padre Don Santos Malavé, dedicó tiempo a la música y a la talla en madera, no alcanzó renombre porque esta actividad la realizó como un pasatiempo, profesionalmente se dedicó a la música, profesión con que se ganaba la vida, sin embargo su destino estaba anclado en esa dos riberas del río de las artes a la que ha consagrado toda su vida como buen cumanés.

     Luís Malavé. Nació el 2 de junio de 1949 en el caserío San Lorenzo, Cumanacoa, municipio Montes, estado Sucre, cerca del central azucarero de esa localidad. Tanto él como su hermano Amado Malavé comparten la pasión por la talla en madera y la música. Quizá por herencia, debido a que su padre, don Santos Malavé, era fabricante de maracas y   cuatros, tallaba pilones, bateas, urnas de madera. Era también músico y cantante de estribillo oriental. Luís Malavé estudió música en la Escuela de Música “Gómez Cartier” en Cumaná. En 1969 ingresó a la Banda Marcial del ejército como músico con el número 28, bajo la dirección del maestro González en la entidad federal referida. En esta institución  permaneció hasta 1974, año en la cual se traslada a Barcelona para tomar residencia, e ingresa a la Banda del Estado Anzoátegui. De esta data son sus primeras tallas en madera, aunque se inició en estos menesteres en su tierra natal en 1970. Talla también la piedra, aborda como temática con estos materiales próceres patrios (Bolívar, Sucre), históricos, indígenas como Guaicaipuro y personajes como José Martí y Máximo Gómez. Siempre trabaja con madera de cedro y caoba por eso no las pinta para dejar al descubierto la belleza de la madera. Estuvo activo en el oficio de tallista en Barcelona hasta 1995 cuando es jubilado por la Banda del Estado y se regresa a la entidad federal donde nació. Actualmente reside en la calle El Chispero, casa Santa Cecilia, Parroquia Santa Inés, sector San Francisco, Cumaná, estado Sucre. (Luís Malavé, entrevista telefónica, 2013 Febrero, 13 y 15).

  Amado Malavé. Boxeador (2005). 
Colección Arq. Alfonso Sandoval. Puerto La Cruz, Edo. Anzoátegui, Venezuela.   
 Fotografía Manuel Bas.

IMÁGENES TRAIDAS A LA VIDA Y UNA CIUDAD PARA EL RECUERDO

     Días tras días, en la calle Juncal en la casa Nº 527 de Barcelona, estado Anzoátegui, en una casona colonial que por fortuna aún está en pie, Paúl Molina Ascanio se dedica en cuerpo y alma traer a la vida antaña tallas de estirpe colonial a través de la milagrosa tarea de la restauración. Esto a su vez le motivo a crear piezas de imaginería religiosa, por encargo para las iglesias, Virgen María, San Celestino, Jesús, entre otros, de próceres patrios tales como: Simón Bolívar —el más solicitado—, Santiago Mariño, José Tadeo Monagas, algunas de ellas tuvieron como destino colegios de la zona, estatuas para los espacios públicos como la que hizo del indio Caigua, para la población de  la cual es epónimo, encargado por la Alcaldía del Municipio “Simón Bolívar”,  Eulalia Buroz . Molina Ascanio desde su llegada a Barcelona a principios de los años setenta ha sido testigo de la indolencia de los gobiernos de Anzoátegui, en el sentido de que han descuidado el casco histórico de Barcelona. Cada día una de estas casas patrimonio histórico nacional se desploma a pesar que el 2 de marzo de 2010 fue declarado por el gobierno nacional Bien de Interés Cultural y Centro Histórico de Barcelona  según la Gaceta Oficial Nº 39.377. No se ha quedado de brazos cruzados, y como una manera de protesta y dejar para el porvenir la memoria histórica de Barcelona emprende la quijotesca tarea de hacer por cuenta propia, sin patrocinio de ninguna clase una serie de maquetas de las casa de interés histórico que naturalmente son unos facsímiles de los lugares de interés arquitectónico  para dejarnos para el recuerdo una ciudad que muere cada día por la indolencia, y trayendo a la vida imágenes de otro tiempo, entre las que se encuentran: Iglesia de San Cristóbal, Sede de la Alcaldía de Barcelona, Antiguo Cementerio (luego Cine Central), Museo Anzoátegui, Casa Natal de Diego Bautista Urbaneja y Pedro María Freites.

     Paúl Molina Ascanio. Natural de Caracas, D. C., se residencia en  Barcelona, estado Anzoátegui en 1971, después de haber estudiado en la Universidad de Nueva York, Estados Unidos, Administración Municipal, que ejerció como asesor a su regreso a Venezuela. Lara, (2007) quien le hizo un reportaje para el diario El Tiempo recoge la siguiente semblanza del artista: “Me coleaba en las clases de arte en la Universidad de Nueva York, donde me mandaron a estudiar Administración Municipal”, (pp. 19-20). En 1976 comenzó su actividad artística en los campos de la restauración de imaginería colonial y moderna, escultura y la fabricación de maquetas relativas al casco histórico de Barcelona. Su actividad cobra auge en la década de los años ochenta, en 1989 entrega la restauración del altar de la iglesia de El Pilar (Barcelona) y en 1990 participó en el mantenimiento de la catedral de Barcelona.

GALLOS PARA NO REÑIR

      Quizás Luís Hernández es más conocido por sus gallos de riña que por otra cosa. Contradictoriamente unos gallos que no pueden reñir porque son tallas en madera. Unos gallos tallados con excepcional realismo que seguramente al ponerlo en un ejemplar real este riñe con aquél. Ha sido conocido  a nivel nacional por sus gallos, aunque nunca posiblemente ha ido a una gallera. Le ha traído fama no precisamente en los clásicos gallísticos, sino en los salones de arte. Sus gallos han reñido en certámenes importantes en el país sin tener que enfrentarse con otro ejemplar de alguna escuadra de algún gallero avezado. Porque Luís Hernández se hizo famoso al contrario de muchos galleros, porque a diferencia de los gallos de éstos, sus gallos lo han hecho famoso precisamente porque no riñen.

     Luís Rafael Hernández.  Desde 1977 está activo como tallista en su ciudad natal, Cantaura. Luís Hernández, quizá sea el mejor tallista que ha tenido Anzoátegui hasta ahora, a lo largo de los siglos XX y XXI. Es el más clásico de nuestros tallistas debido a su tendencia a cuidar la proporción, estilización y realismo de sus figuras, sobre todo con sus “gallos de riñas”, tema por el que es más conocido. (Luís Hernández, entrevista personal, Mayo, 2007).

     Hernández, además de la talla en madera, realiza obras en la que integra el hierro y el vidrio, lo que viene a redimensionar su trabajo y capacidad creadora, que puede ser calificada como “nuevos lenguajes”. Sus temas, además del arriba indicado, representan faenas del campo, la conservación del  medio ambiente. Su obra ha estado presente  en prestigiosos salones de arte popular tales como: I Salón Nacional de Artesanía y Arte Popular, organizado por la Dirección Nacional de Artesanía, Conac en el Museo “Jacobo Borges”, Caracas, 1996, y en la VI Bienal “Salvador Valero” de Arte Popular, Trujillo, (1999-2000), donde participaron México y Brasil, y se exhibieron, además de las obras premiadas del evento, las de las IV y V Bienal, donde recibió el Premio Categoría Tridimensional por la obra: “Riña de Gallos”, (1999). El año 2000, en el marco de la celebración de la Segunda Cumbre OPEP, se organizó la muestra de arte popular: “El Otro Lado del Arte”, con parte de la colección del Museo de Occidente “Salvador Valero” inaugurada en el Museo de Arte Popular de Petare, donde se exhibió la obra premiada del artista. Actualmente reside en su tierra natal donde nació en 1958.

EL PESCADOR DE LA PINTURA

     En la laguna de Píritu, estado Anzoátegui seguramente en algún momento lo encuentran, o con un pincel pintándola o pescando, de allí el nombre del “pescador de la pintura”. Ha sido pescador desde niño, albañil, pero siempre ha tenido tiempo para la actividad creativa. Repetidamente ha pintado la laguna casi obsesivamente sin perder de vista que ella le da el sustento para su familia, porque para Alberto Rivas pintar y pescar son las dos caras de la misma moneda.

    Alberto Rivas. Pescador, poeta, pintor, albañil, nació en Puerto Píritu, municipio “Fernando de Peñalver”, estado Anzoátegui, el 23 de abril de 1949. Actualmente reside en la avenida Las Mercedes de la misma localidad. Sus primeros pasos en la la pintura fue bajo la tutela de Profesor Robinson Alvarado, docente de Educación Media, en la asignatura de Educación Artística en el Liceo “Pedro Rolingson Herrera”. Comenzó a pintar en 1978, Rivas es esencialmente un paisajista que recoge escenas del lugar: pescadores en faena, marinas y paisajes de los alrededores de Píritu y Puerto Píritu. Perteneció al Grupo TAPINPI. (Alberto Rivas, entrevista telefónica, 2013, Marzo 13).

     Además de la pintura de caballete, ha trabajado la pintura mural para el ornato de la ciudad e instituciones públicas, como los que pintó en la Escuela “Ezequiel Zamora” y en el Liceo “José Francisco Laya”. La primera exposición en la que participó fue en 1981 en el Concejo Municipal, del entonces Distrito “Fernando de Peñalver”, Puerto Píritu, titulada: “Ingenuos Exponen en Puerto Píritu”. Ese mismo año, exhibió su trabajo en el Hotel Doral Beach, Salón Taipei, en Lecherías, estado Anzoátegui. En 1984 participó en la muestra: “Los Cinco de TAPINPI” en los espacios del Hotel Casacoima en  Puerto Píritu. El Ministerio de Educación, Caracas, en 1989 organizó el Cuarto Salón de Pintura del Ministerio de Educación en la que participó Alberto Rivas. Diez años después muestra su trabajo en la Biblioteca Pública “Felipe Martínez” en su pueblo natal. Como un logro personal, en el 2012, egresó como Licenciado en Educación de la Universidad Nacional Experimental de las Fuerzas Armadas (UNEFA). (Alberto Rivas, entrevista por mensajería de texto, 2013, Marzo 13).

CASAS COLONIALES DE PÍRITU

       La fundación de Píritu en 1513 denota una rancia estirpe colonial cargada de historia y de fe religiosa que tiene como testigo silente la Iglesia Inmaculada Concepción de Píritu, muchas de las viejas casonas coloniales aun se mantienen en pie como por ejemplo la casa donde vivió Don Pedro Rolingson Herrera, pariente de Pedro Rolingson nuestro artista. Muchas de sus viejas casonas han sufrido el embate del tiempo, pasaron a ser ruinas sobre las cuales se han edificado modernas casa de hormigón, naciendo desde sus entrañas otra ciudad, la del progreso, la de la modernidad. De esta situación se ha percatado Rolingson, razón por la cual decidió un día, como para recatar del olvido esas casa del ayer que hoy ya están pasando y seguramente mañana no estarán, por la indolencia de los que tienen la responsabilidad de preservar el patrimonio nacional, decidió producir   las fachadas de esas viejas casas para que la posteridad aunque sea en la memoria y el recuerdo tengan presente su origen cultural, la arquitectura de su ciudad, su modo de vida y sobre todo sus raíces ancestrales.

     Pedro Rolingson. Nació  en Píritu, estado Anzoátegui. Estudió educación  primaria en la Escuela “Pedro Celestino Muñoz” y la secundaria en el Liceo “Pedro Rolingson Herrera” de donde egresó como Bachiller en Ciencias, ambas instituciones ubicadas en la localidad de Píritu. Está activo como dibujante y pintor entre 1978-1979. Su temática abarca motivos de carácter figurativo, sobre todo en el dibujo, tales como: desnudo femenino y animales. En su pintura, a pesar de pintar animales, su mayor producción apunta hacia la realización de las fachadas de las viejas casonas coloniales de su pueblo natal y de las emblemáticas casas modernas que cada día desplazan a las antiguas. Su trabajo, resalta la arquitectura de las casas, empleando como soporte la madera, que para darle cierta tridimensionalidad desarrolla en ellas alto y bajos relieves, en otros casos se sirve de elementos matérico para obtener resultados similares a la anterior técnica, este trabajo está más cerca de la talla y del ensamblaje que de la pintura aunque se sirva de esta para su propósito artístico. Emplea los colores de manera pura, en un encuadre más bien geométrico. Su obra contrasta el Píritu de ayer con el presente. En 1991 participó en la exposición: “Colectiva de Pintores” en el Hotel Casacoima, Puerto Píritu, y en 1999 en TAPINPI 8 Pintores, Sala de Arte Popular  “Luís Méndez”, Barcelona, estado Anzoátegui. (Francisco Rolingson, entrevista por mensajería de texto, 2013, Enero 28-29).


Pedro Rolingson. Casas de Píritu, (2013). Colección del artista, 
Píritu, estado Anzoátegui Fotografía Manuel Bas.



 Pedro Rolingson. Desnudo (1991)
Colección del artista Píritu, Edo Anzoátegui, Venezuela
Fotografía Manuel Bas


 Pedro Rolingson. Ganoo (1991)
Colección del artista Píritu, Edo Anzoátegui, Venezuela
Fotografía Manuel Bas


 Pedro Rolingson. Tara (1995)
Colección del artista Píritu, Edo Anzoátegui, Venezuela
Fotografía Manuel Bas

 Pedro Rolingson. Pavos (1996)
Colección del artista Píritu, Edo Anzoátegui, Venezuela
Fotografía Manuel Bas


  
 MANOS CREADORA Y ARTESANIAS ELUMAR

     Las tallas de Jorge Medina son de excelente calidad plástica; pero muy escazas, produce muy poca por la limitación de tiempo debido a que se la pasa ocupado en múltiples actividades a pesar de ser jubilado de la Dirección de Cultura del estado Anzoátegui. Además de tallista, Medina, es músico, actividad que profesa como   ejecutante y profesor, también es fabricante de instrumentos de cuerdas (lutier), oficio que aprendió en 1996 del maestro Alejandro Arsola Pariará,  fabrica  juegos tradicionales, actividad con que se inicia en la artesanía, de su madre aprendió la técnica del tejido. En 1998 con el apoyo de su familia crea el Taller “Elumar” con el objetivo de capacitar a los jóvenes de la comunidad, en la artesanía y el arte popular que atiende de manera gratuita. En el año 2004 “Las Manos Creadoras de Anzoátegui” con el fin de promover el trabajo de los creadores de la región, además de atender a  su familia. Ha dedicado buena parte de su tiempo a promocionar los valores culturales de la región. En el año 2006 crea la escuela de Música “Elumar” para capacitar en el campo de la música a jóvenes de su comunidad y áreas de influencia. (Ministerio del Poder Popular para la Cultura/ Fundación Red de Arte, 2010).     

     Jorge Medina. Nació en Santa Fe de Píritu, municipio “Fernando de Peñalver” en 1963, a los diez años de edad se residencia en Barcelona. En esta ciudad estudió educación primaria en la Escuela “Julio Camejo” y la secundaria en el Liceo “José María España” de donde egresó como Bachiller en Ciencias. Desde niño mostró interés especial por la artesanía y la talla en madera, en 1980 hizo sus primeras tallas en madera. En 1999, frente a su casa inaugura la Expo-Feria  Las Manos Creadoras, nombre que enaltece nuestros artesanos y artistas de la región. Desde el año 2004 organiza esta expo-feria conjuntamente con la Dirección de Cultura de la Alcaldía del Municipio “Simón Bolívar”, en el Boulevard 5 de Julio de Barcelona.  (Jorge Medina, entrevista por mensajería de texto, 2013, Enero 17-18).

     Medina es un luchador por la cultura de nuestro estado, se ha dedicado además a la  enseñanza de la fabricación de instrumentos, a la promoción cultural, que ha hecho extensiva a otros municipios de Anzoátegui. Sus tallas son de excelente calidad, las trabaja siempre con maderas nobles como la caoba o el cedro, razón por lo cual no las pinta, su producción no es muy abundante debido a que dedica tiempo a muchas actividades en el área de la cultura popular. Aborda temas religiosos, animales, personajes diversos, héroes patrios, entre otros. En 1996 participó en el I Salón Nacional de Artesanía y Arte Popular, organizado por la Dirección de Artesanía del Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), en los espacios del Museo “Jacobo Borges”, Caracas. Actualmente vive en la urbanización Brisas del Mar, Barcelona.

Jorge Medina
Mi Virgen del Valle (2009)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D C., Venezuela


EL POLICÍA TALLISTA

     Muchos agentes policiales no se han dedicado a tallar figuras en madera y piedra, este es el curioso caso de Juan Parababire, patrullero de la Policía Metropolitana de Barcelona. Parababire estando en convalecencia de un accidente de tránsito encontró en el arte el mejor remedio para sus achaques, que luego lo convirtió en una actividad permanente que rivalizaba con la  de Inspector de la policía.

    Juan Parababire. En la  década de los ochenta hay un incremento sustancial de tallistas en nuestro estado como veremos. Desde 1980 está activo a medio camino entre Barcelona y Caigua Juan Parababire. Nació en el caserío El Guariquero de Caigua, estado Anzoátegui en 1936. A los 7 años de edad su familia se residencia en el barrio Guamachito de Barcelona. A los 12 años se traslada a San Francisco de Güere´, municipio “Fernando de Peñalver” en la misma entidad, donde vivió hasta los 18 años. A esta edad se alistó en el ejército donde prestó servicio militar en la Infantería Terrestre del Batallón Urdaneta, Número 5 de Ciudad Bolívar, en el gobierno de Marcos Evangelista Pérez Jiménez entre 1954-1956, donde salió de baja con rango de Cabo Primero.

     Posteriormente ingresa a la Policía Metropolitana como agente alcanzando el rango de Inspector. Luego pasa a ser chofer de patrulla, en este oficio sufrió un accidente  de tránsito en 1980. Estando en convalecencia comenzó a hacer sus primeras tallas en madera, posteriormente en piedra, en estos materiales logra intuir y visualizar sus características naturales a partir del cual empieza a desarrollar su trabajo. Parababire emplea maderas locales tales como: yaque, cedro, caoba, pardillo, y una vez terminadas las barniza. Aborda como temática próceres patrios, etnias indígenas de la región, religioso y personajes históricos. (Juan Parababire, entrevista personal, 2009).

MUCHAS ARTISTAS EN UNA SOLA ARTISTA

     Walt Whitman solía decir: “Soy amplio, contengo multitudes”. El caso de Rosa Vegas es parecido, pero en las artes. Soy una artista contengo multitudes de artistas. El caso de Vegas es muy singular en el arte venezolano, su obra no puede ser encasillada en ninguna tendencia, aunque la crítica moderna ha categorizado su obra como nuevos lenguajes, claro está esto es una clasificación parcial de su obra que no arropa toda su creación plástica. Si tratáramos de apreciar todo su trabajo creador: muñequera, ceramista, escultora, arquitecta popular, pintora, muralista, interviene y utiliza objetos para sus propósitos artísticos, muchos de sus trabajos  pueden ser vistos como obras —unitarias: pintura, escultura, cerámica, etc.— de creación individual algunas de ellas; o como técnicas hibridadas, combinadas de manera infinita, creadas con infinitos materiales que nos da una gama creativa infinita que nos imposibilita clasificar a que tendencia o género plástico pertenece. El empleo de ready- made es característico de su obra para darle consistencia estética a algunos de sus trabajos  como decía Marcel Duchamp, cambiarle el sentido y propósito para lo cual los objetos fueron creados ordinariamente, transmutarlos en arte.

     Rosa Vegas. Desde 1982 vive en la ciudad de Barcelona, sector El Viñedo, donde viene desarrollando su trabajo artístico Rosa Vegas, que vista en perspectiva, quizá sea la artista más versátil, más original y la que representa nuestras tradiciones del estado Anzoátegui en toda su historia. Vegas es el arquetipo de lo que pudiéramos llamar el artista múltiple. De Rosa Vegas, se podría decir parafraseando a Walt Whitman; muchas artistas en una sola artista. Ha logrado crear una obra muy personal, totalmente distinta a la que hasta ahora habían hecho los artistas populares que la precedieron, si le buscara un homólogo, la ubicaría al lado de Antonia Azuaje. Ha desarrollado un discurso plástico apoyado en técnicas y materiales muy variados que ha podido integrar de manera muy creativa. Su trabajo está en constante movimiento, a tal punto que no deja de sorprendernos, que abarca  pintura, cerámica, muñequería, escultura de bulto con papel maché y papel de periódico encolado, friso en paredes en alto y bajorrelieve, en la que experimenta constantemente con nuevas técnicas, integrándolas sabiamente, con una asombrosa imaginación.

     Su casa —Museo la Paz— tiene unos hermosos frisos policromados de motivos religioso como el de Adán y Eva, vírgenes, ángeles, Jesús, entre otros. Su casa-museo es una obra in situ, que no dejan de admirar sus visitantes. Por su complejidad e imaginación, su trabajo puede ser categorizado como “nuevos lenguajes”. A pesar de haber comenzado su trabajo en serio en la fecha antes indicada, ella ha dicho que desde niña sintió la necesidad de modelar el barro, hacer figuritas con él, sueño que vino a cumplir en la edad adulta. Rosa Vegas nació en el sector Campo Ajuro, Maturín, estado Monagas el 7 de junio de 1950. Fue descubierta por Régulo Martínez en la Urbanización Las Casitas de Barcelona en 1988, año en el cual Martínez y Margarita Liscano le organizaron su primera exposición en la Galería de Arte de la Asamblea Legislativa del Estado Anzoátegui. (Rosa Vegas, entrevista personal, 2000).

     Realiza unas esculturas con una mezcla  de barro, cola y piedra para darle mayor consistencia a la argamasa, que luego seca al sol. Su temática es muy diversa, por su imaginación transita todo un imaginario popular de nuestro estado que van desde personajes populares de la localidad, otros traídos de los recuerdos de su niñez cuando vivía en Maturín, escenas de la vida diaria, religioso en el que inventa un nuevo santoral, animales como el mono Ramoncito. Ha representados personajes como Luís Méndez, Régulo Martínez, entre otros. Su obra tridimensional es esencialmente figurativa. En la actualidad es una referencia importante de nuestras artes plásticas nacionales. En el 2009, Día del Artista Plástico, como tributo a su trabajo creador fue distinguido por la Gobernación del Estado Anzoátegui con el Premio Regional en Artes Plásticas. Entre noviembre, 2013 hasta febrero de 2014 su obra fue exhibida en la Galería de Arte Nacional. Para más información sobre Rosa Vegas, ver mi portal (artepopularvenezolano.blogspot.com Rosa Vegas en la Galería de Arte Nacional, publicado el 25 de enero de 2014).

 Rosa Vegas 
Simón Bolívar (2004)
Colección Darío Falanelli, Puerto La Cruz, Edo. Anzoátegui, Venezuela


UN PINTOR PERIPATÉTICO

     Refiero aquí el curioso caso de Rodolfo Albarrán, quien acostumbraba junto a su mujer andar errante por Venezuela, sobre todo en la región centro y oriental, donde improvisaba su taller pictórico para pintar rápidamente uno que otro cuadro que su compañera de aventura salía a vender, que por cierto es una excelente vendedora. Esto vendría a explicar que a lo largo y ancho del país, inclusive en el exterior haya gente con alguna obra suya.  Este año —2015— me escribió un canadiense, quien le compró un cuadro  a finales de los ochenta en el Paseo de la Cruz y del Mar, antiguo Paseo Colón de Puerto La Cruz, estado Anzoátegui para que le diera un valor aproximado a unas de sus pinturas que tenía, lo cual revela que sus trabajos han viajado fuera de nuestras fronteras.

     Rodolfo Albarrán. Desde 1982 aparecen las primeras pinturas y el peregrinaje de este pintor peripatético por distintas regiones del país. Un creador que tiene como taller cualquier lugar donde el tiempo y el espacio le permita pintar un cuadro para luego salir al venderlo él o su esposa. Nació el 19 de enero de 1954, en Puerto La Cruz, estado Anzoátegui, ciudad en la que ha vivido de manera intermitente. (Rodolfo Albarrán, entrevista personal, 2008, Febrero).

     Albarrán ha recorrido distintas regiones del país junto a su esposa, en una especie de tour artístico, en la que plasma tradiciones folclóricas, religiosas, faenas del campo, bodas, actividades pesqueras,  de distintos lugares de Venezuela. Su trabajo es muy distintivo caracterizado por una pincelada muy gestual e intuitiva, con un colorido alegre, festivo y de júbilo. En su obra se observan dos elementos esenciales: el valor cromático y el esquema compositivo de un espacio apretado de figuras. En el 2002-2003 participó por el estado  Anzoátegui en la VII Bienal “Salvador Valero” de Arte Popular en Trujillo, en la que se abrió el compás para referirse a la Agresión Armada y Resistencia en 1902, titulada: “Bloque Militar y Resistencia”, con la obra: “El Bloqueo y la resistencia rendida” fotografía de Aguilar, Torres y Pérez, (2002, p. 59). Para más información ver mi portal (artepopularvenezolano.blogspot.com mi trabajo Rodolfo Albarrán un Pintor de Anécdotas y Tradiciones, 2012, Enero).

 Rodolfo Albarrán. Paseo de la Virgen del Valle (2013). Colección Mseo La Lyenda-José Delfín Pachaquito, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.

  Rodolfo Albarrán. Cruz de Mayo (2014). Colección Museo La Leyenda-José Delfín Pachaquito, Edo. Anzoátegui.

  Rodolfo Albarrán. Baile del Carite (1996).
Colección Arq. Alfonso Sandoval. Puerto La Cruz, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
 Fotografía Manuel BAS.


  Rodolfo Albarrán. Papagayos (1996). 
Colección Arq. Alfonso Sandoval. Puerto La Cruz, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
 Fotografía Manuel Bas.

RESARLE A LA MADERA PARA TALLARLA

     Relato aquí el curioso caso de Luís Guaregua quien para hacer sus tallas, principalmente sus crucifijos tallados en madera,  con la madera de guariaro,  realiza todo un ritual. Para tallar los cristos bien sea para rosario o para altar o sencillamente para coleccionistas de arte los hace en época de Semana Santa, con la luna en menguante y con la madera de guariaro a la que le reza y que según él le traslada a la talla cierta protección para quien la adquiera. 

    Luís Guaregua. Desde 1983 está activo en Barcelona como tallista y dibujante Luís Guaregua. Artista autodidacta oriundo de Pedregal, municipio “Fernando de Peñalver”, estado Anzoátegui donde nació el 25 de agosto de 1966. Cuando tenía 4 años de edad su familia se traslada a la capital anzoatiguense, reside actualmente en el sector El Rosal. Estudió la Educación Primaria en el Colegio República de Chile, luego de terminada se traslada a Aragua de Barcelona de la misma entidad federal, e ingresa a la Escuela Técnica Agropecuaria “Silvestre Guevara y Lira” de donde egresó en 1989 como Técnico Agropecuario, Mención Fitotecnia. (Luís Guaregua, entrevista personal, 2007, Mayo).

     Además de dedicarse a la talla en madera, fabrica instrumentos musicales: maracas, tambores, cuatros, mandolinas; y artesanías variadas para el uso doméstico. Una de las particularidades de sus tallas (crucifijo) es la creencia por parte del artista, que sin son hechos con madera de guariaro cortada en menguante antes que salga el sol, y se le reza antes, sirve de protección o de amuleto contra maleficios.

     Su obra es esencialmente figurativa, sus temas abarcan: delfines, caballos, cachicamos, elefantes, búhos; iconografías de la etnias indígenas tanto venezolanas como de otras latitudes de América, la del Libertador Simón Bolívar, tomados los modelos de revistas y libros.

     El artista acostumbra, antes de empezar a tallar una pieza, hacer un boceto previo en papel de la obra que quiere realizar, estudia además las características propias de la madera, para luego finalmente hacerla. Para Guaregua cada talla tiene una historia y cuenta una historia. (Luís Guaregua, entrevista personal, 2007, Mayo).


Luis Guaregua. Guaicaipuro , s.f. Grafito-papel.


Luís Guaregua. Búho (2009) Barcelona, Edo. Anzoátegui. 
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas D. C., Venezuela


LOS HERMANOS CAICUTOS UNA FAMILIA DE CULTORES

      Si a los hermanos Caicuto tienen algo en común además de estar unidos por la sangre es el don para creación artística y artesanal. Natividad, Otilia y Marcelo (+), Leonardo (+) tiene por herencia no solo el apellido sino la capacidad creativa, que responsabilizo a Isidro Caicuto (arquitecto popular y carpintero y tejedor de cestas) y a María de Caicuto (hacedora de muñecas) haberle otorgado la destreza manual, la inteligencia y el amor a la actividad artística y artesanal a estos cuatro hermanos que siempre serán recordados por su bondad y su habilidad manual.

     Natividad Caicuto. Nació en Caigua, sector La Curbatera el 8 de septiembre de 1954. Cursó estudio hasta primer grado de educación primaria. Natividad es una artista perteneciente a una familia de artesanos, fue la primera en trabajar en su comunidad la fibra de junco para hacer artesanías. Desde niña tenía inclinación por el trabajo artesanal, pero es hacia 1970 cuando realiza sus primeros trabajos. En 1983 fue descubierta  por Carmen Maigua, quien lleva su obra a una Expoferia artesanal en Caracas. Al año siguiente participa en una Expoferia en el Hotel Meliá de Puerto La Cruz. Algunos de sus trabajos artesanales de esta época asoman un trabajo artístico original como lo son las muñecas de junko con cara, torso y brazos de madera. Con una de ellas ganó el Premio para Tejidos (fibra vegetal) en el I Salón Nacional de Artesanía y Arte Popular, organizado por la Dirección de Artesanía del CONAC en los espacios del Museo “Jacobo Borges” de Caracas en 1996. (Natividad Caicuto, entrevista personal, 2007).

     Desde el año 2005 viene desarrollando un trabajo artístico en la que incorpora materiales diversos que pueden ser considerados esculturas de bulto. Se ha ocupado también de la talla en madera, que, en algunos casos las policroma, en otros se sirve de la fibra de banano o junco o textiles. Una característica muy singular de su trabajo, es el empleo, al igual que Rosa Vegas de una gama diversa de materiales y técnicas artesanales que integra en su obra. Por las características de su trabajo y el concepto empleado en sus obras pueden ser considerados como “nuevos lenguajes”. Su trabajo abarca temas relacionados con la iconografía religiosa y del Libertador, personajes de su vida cotidiana, muchos de ellos elaborados en formas de ensamblaje o de pequeñas instalaciones. En el año 2008 participó en la exposición: ¡Salve Virgen Marinera! Organizada por la Biblioteca Pública Central “Julián Temístocles Maza”, Sala “Régulo Martínez” con un hermoso nicho de la Virgen del Valle, que aquí presentamos.

    Desde el año 2009 viene desarrollando un trabajo en el campo de la pintura en la que emplea elementos matéricos en un fondo monocromático, parco, carente de escenografía. Con los elementos matéricos la artista busca darle a su pintura plana cierta sensación de volumen como recurso tridimensional, logrando texturas táctiles y visuales. Últimamente se ha dedicado a hacer muñecas de trapo, técnica esta que aprendió de su madre María Caragüima de Caicuto. Para más información sobre la artista y su obra ver en mi portal (artepopularvenezolano.blogspot.com Entre el Cielo y la Tierra Natividad Caicuto 2012, Marzo).

  Natividad Caicuto. San Valentín (2008).
 Colección Museo de la Leyenda-José Delfín, Pachaquito, estado Anzoátegui.
 Fotografía Manuel Bas.

     Otilia Caicuto. Nació en la Curbatera de Caigua en 1957 donde reside actualmente. Natividad Caicuto, su hermana, su maestra la inició en la artesanía de Junco, de allí la similitud de sus trabajos. Desde el año 2005  se inicia en el trabajo de talla en madera, influenciada también por su hermana. Trabaja los temas religiosos de su pueblo natal de rancia estirpe colonial. Policroma sus tallas en otros casos emplea textiles, su obra denota sencillez casi minimalista. Ha participado en numerosas ferias locales en Caigua y en Barcelona en las que ha organizado Jorge Medina denominadas “Manos Creadoras”. (Otilia Caicuto, entrevista personal, 2007).


Otilia Caicuto. Dévoto del Nazareno de Caigua (2007). 
Caigua, Edo. Anzoátegui. Colección y fotografía Manuel Bas Caracas D. C., Venezuela

     Leonardo Caicuto. Conocido como “El Negro Caicuto”, hijo de Isidro Caicuto y María Caragüima de Caicuto, hermano de Natividad, Marcelo y Otilia, nació en La Curbatera de Caigua en 1943 donde murió trágicamente en el año 2002. Caicuto pertenece a una familia de artesanos, además de agricultor, músico, cantante, constructor de casas de bahareque, compositor de décimas, fabricante de arpas, cuatros, guitarras, mandolinas,  tambores; instrumentos que sabía ejecutar, era además carpintero y tallista. Trabajó en Guaribe Tenepe como maestro artesano en las fábricas de instrumentos musicales. Pero quizá por lo que más se le recordará es por amenizar con su canto y su violín las fiestas de Caigua del Espuntón de Caigua y del Niño Pascualito. (Leonardo Caicuto, entrevista personal, 2001).

     Dentro de la producción de tallas figuran: pájaros, cachicamos,  e imaginería religiosa. Se sabe que restauró la Virgen La Dolorosa de la iglesia de Caigua. En 1991 participó junto con sus hermanos Natividad y Marcelo en el XXVII Salón de Arte La Nueva Galería,  Segunda Colectiva de Artistas del Estado Anzoátegui, organizada por el Banco Mercantil, Oficina Barcelona en los espacios del Ateneo de Barcelona “Miguel Otero Silva”. Su trabajo fue exhibido en la Galería Kashama del Arquitecto Alfonzo Sandoval, en Puerto La Cruz, estado Anzoátegui. El Negro Caicuto es más conocido como músico que como tallista, Ricardo Sandoval, (1993) lo reseña como músico en su trabajo: Tradiciones, Música y Músicos de Caigua. El mismo comentario sobre el artista hace Rafael Strauss, (1999) en el Diccionario de Cultura Popular, publicado por la Fundación Bigott. Para más información sobre el artista visitar mis portales (artepopularvenezolano.blogspot.com Testimonios en el Tiempo Homenaje a Leonardo Alvarado, 2012 Diciembre) y (culturayarteamericano.blogspot.com Arte Popular del Estado Anzoátegui Homenaje a Gerardo Aguilera Silva 1907-2007, 2014, Diciembre).

 Leonardo Caicuto. Virgen del Valle (s. f.)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela

 Leonardo Caicuto. Cristo (2001)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela

  Leonardo Caicuto (El Negro Caicuto). Matraca (1993).
 Colección Arq. Alfonzo Sandoval. Puerto La Cruz, Edo.v Anzoátegui, Venezuela

  Leonardo Caicuto (El Negro Caicuto). Cristo (1993). 
Colección Arq. Alfonso Sandoval. Puerto La Cruz, Edo. Anzoátegui, Venezuela. 
Fotografía Manuel Bas.

  Leonardo Caicuto (El negro Caicuto). El Niño Pascual de Caigua (1993). 
Colección Arq. Alfonzo Sandoval. Puerto La Cruz, Edo. Anzoátegui.
 Fotografía Manuel Bas.

     Marcelo Caicuto. Hijo de Isidro Antonio Caicuto, de quien quizá  heredó la virtud de trabajar la carpintería popular, cestas para ropa, construcción de casas de bahareque, de María Caragüima de Caicuto hacedora de muñecas, fundadores del caserío La Curbatera de Caigua, pueblo donde nació hacia 1941 Desde muy joven se ganaba la vida con un pie en el conuco sembrando maíz, frijol y otro en la casa fabricando pilones de madera, mesas, repisas, bancos, sillas de madera con cuero de ganado vacuno, puertas, ventanas. (Natividad Caicuto, entrevista personal, 2013, Febrero 20).

     Desde 1983 comienza a tallar carros y gandolas de madera con ausencia de policromía, que de algún modo están en la zona limítrofe entre la artesanía y el arte. La única exposición en la que participó en vida fue en 1991con sus hermanos Natividad, Otilia y Leonardo en los espacios del Ateneo de Barcelona “Miguel Otero Silva” en el XXVII Salón  de Arte La Nueva Galería, Segunda Colectiva de Artistas del Estado Anzoátegui, auspiciado por el Banco Mercantil, Oficina Barcelona. Muere en Caigua en el año 2003.

EN LA CALLE CRUZ DE PÍRITU

     Conocí a Nereida García por intermedio de mi amigo el escultor Aníbal Rodríguez, oportunidad en la cual tuvo la gentileza de llevarme hasta la casa de la artista en la calle Cruz de Píritu de Clarines. Una mujer amable muy conversadora como buena oriental. La calle en cuestión queda un poco fuera de la ruta usual de los transeúntes que andan de ordinario por este poblado. Al final de la calle, en los límites del emplazamiento urbanístico, en una vivienda con un gran patio y árboles a sus alrededores vive nuestra musa. Un lugar propicio que parece una ermita. Fue unos meses después con José Delfín, al igual que la vez anterior tenía una gran cantidad de tallas de animales típicos de lugar, flores hechas con material de desecho, tiene el gusto de tejer, emplea parte de su tiempo en hacer manualidades de diversa índole, gracias al prodigio creativo y a unas manos excepcionales… actividad que comparte con la de madre.

     Nereida García. Nació en Cariaco, estado Sucre el 2 de febrero de 1959. Artesana y tallista de la madera muy ingeniosa y creativa que sabe emplear sabiamente  los materiales y técnicas artesanales que le da un sello muy personal a su obra. Aborda temas religiosos, mitológicos, pájaros, y personajes de la cotidianidad, y en algunos casos imaginarios. Trabaja piezas en alto y bajorrelieve con ausencia de policromía. (Nereida García entrevista personal, 2008).

     Está activa como tallista en  Clarines, estado Anzoátegui desde 1984. Ha participado en diversas ferias artesanales locales en zonas circunvecinas de Pachaquito, Píritu. En el 2008 exhibe en la I Exposición en Honor a San Valentín organizada por el Museo de la Leyenda. Su trabajo está representado en esta institución museística. Está residenciada en la calle Cruz de Píritu, Clarines, municipio “Manuel Ezequiel Bruzual”, estado Anzoátegui desde 1984.


Nereida García. Los Enamorados de Clarines, (2008).
 Colección y fotografía Manuel Bas, Caracas, D. C.

 Nereida García. La Paraulata Margariteña (2008). 
Colección Museo de la Leyenda-José Delfín, Pachaquito, estado Anzoátegui.
 Fotografía Manuel Bas.


 Nereida García. Sáparos (2008). 
Colección Museo de la Leyenda- José Delfín, Pachaquito, estado Anzoátegui.
 Fotografía Manuel Bas.

  Nereida García. Los Vikingos (2008). Colección Museo La Leyenda-José Delfín Pachaquito, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.


EL BEDEL TALLISTA

      De bedel trabajó toda su vida en la escuela de Los Potocos, pero en sus ratos libre trabajaba de albañil, carpintero y lo que saliera. Hijo de campesino, criado en el campo, nunca terminó la escuela, se crió sembrando maíz y frijoles en San Bernardino, caserío donde iba siempre a darle la vuelta a su familia y a un pequeño conuco que tenía. De su habilidad de trabajar la madera como carpintero y ebanista derivó la de hacer tallas. Tallas de excelente calidad aunque esto no le trajo fama ni renombre, me hizo dos tallas  al insistirle que eran para dar a conocer su trabajo en una publicación que tenía en proyecto realizar y así lo hice. Ya hacia el 2006 conocí su trabajo a través de mi amigo Daniel Alén quien me obsequió una estatua ecuestre de El Libertador, que incluí en una publicación sobre artistas populares de Anzoátegui que me patrocinó el Museo de Anzoátegui, Barcelona en el año 2007.

     Omar Tayupo. Desde 1984 está activo como tallista en la ciudad de Barcelona. Es obrero del Núcleo Escolar Rural (NER) 371 Nacional Los Potocos, de esta ciudad. Nació en San Bernardino, en  el caserío La Esperanza, estado Anzoátegui. Desde niño trabajo la agricultura al lado de su padre en su pueblo natal. Por motivación propia aprendió los oficios de carpintería y ebanistería, de éstas derivó el gusto por hacer tallas en madera y la fabricación de instrumentos musicales de cuerdas. Expuso por primera vez en una muestra individual que le organizó la Dirección de Cultura y Turismo de la Alcaldía del Municipio “Simón Bolívar”. Sus temas predilectos son figuras de animales, religiosas y las relacionadas con El Libertador. (Omar Tayupo, entrevista personal, 2007, Mayo). Muere en septiembre de 2012 en Barcelona tierra que lo acogió.


 Omar Tayupo Aguache.El Nazareno, 2009.


Omar Tayupo Aguache
Virgen del Valle (2008)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela

 
Omar Tayupo Aguache. Estatua Ecuestre del Libertador (2006)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela


EL PIRATA DEL PASEO COLÓN

     El Pirata del Paseo Colón fue una escultura de grandes proporciones construidas  por Pedro Campos con cabillas y concreto a petición del propietario de la Tasca “Puerto del Pirata” que estuvo exhibida a las afuera su negocio  ubicado al lado del  más prestigioso local relacionado con el entretenimiento en Puerto La Cruz: “Guatacarazo” en el antiguo Paseo Colón ahora Paseo de la Cruz y el Mar. En 1984 Campos realiza la escultura, la primera que hizo, allí va a estar hasta el año 2000 cuando la municipalidad de Sotillo decide eliminar los negocios que hacían vida nocturna a orillas de la playa del mencionado paseo, este es reubicado frente a la Cruz, donde permanece todavía. Es imposible pensar en el Pirata del Paseo Colón y no recordarnos de Pedro Campos y viceversa, es como si hubiese quedado en el inconsciente colectivo al menos del área metropolitana del estado Anzoátegui. Aunque no es la única escultura que él hizo para espacios abiertos, hizo otras tales como: “La Burra de la Fortuna”,, ubicada en la Avenida Fuerzas Armadas de Barcelona a las entradas del Mercado Municipal de Barcelona, sector La Aduana y el barrio La Burra que lleva su nombre por el monumento. “El Bombero”, hecho para el Cuerpo de Bomberos  de Puerto La Cruz, exhibido en la redoma frente a la institución. El “Toro”  del negocio de carne asada “Las Tres Topias” ubicado en la Avenida “Jorge Rodríguez”  realizado en 1986 y el “Soldado” realizado para el Batallón de Cazadores Caribe General de División “Pedro Zaraza” (Baca zaraza) de Barcelona. La obra de Campos es el fiel ejemplo del arte popular aplicado al ornamento de espacios públicos.

     Pedro Campos. Nació en Güiria, estado Sucre, Venezuela en 1948, en su pueblo natal a los 8 años de edad tenía el gusto de hacer con arcilla figuritas de sirenas y humanas, a los 12 años comienza a hacer animalitos con arcilla, pero ya de adulto se dedicó a la albañilería, en esta profesión descubrió que las pequeñas figuritas en arcilla podían cobrar vida en colosales figuras realizadas con concreto y cabillas que pueden ser exhibidas en espacios abiertos para el disfrute de la colectividad. El 17 de julio del año 2011 le hicieron un reportaje Daniel Delgado (Periodista) y Daniel Olivares (Fotógrafo) que salió publicada en la Revista Ardentía del Diario El Tiempo donde aparece el artistas en una fotografía con sus obras: El Pirata; El Bombero y La Burra de la Fortuna. De la obra El  Pirata vi en el negocio “La Guaricha” de Puerto La Cruz  una versión en pequeño formato. Campos por mucho tiempo tuvo un pequeño taller improvisado en la cava de un camión 350 en las adyacencias de Puente Amarillo, Puerto La Cruz. Sé por intermedio de Manuel Alcalá que hizo una serie de esculturitas de Hugo Rafael Chávez Frías. Ha trabajado también con arcilla, pero su trabajo más conocido son sus esculturas colosales hechas con concreto armado, y particularmente “El Pirata” que hizo para la Tasca “Puerto del Pirata”, conocido como El Pirata del Paseo Colón por lo que será recordado por siempre, al menos entre los portocruzanos, Pedro Campos, aunque la escultura en cuestión está en franco deterioro.


Pedro Campos. El Pirata, (1984). La Burra de la Fortuna El Bombero.
 Fotografía digital Daniel Oliveros.


 Pedro Campos. Hugo Chávez (2012). 
Colección Manuel Alcalá. Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía: ????
                                               
PINTAR PAISAJES JUBILOSOS

     Sabemos hoy que de algún modo el color puede expresar el estado de ánimo del pintor, su estado psicológico y emocional. Alegría, horror, tristeza, lugares paradisíacos, entre otros. Veamos estas afirmaciones de manera más objetiva. El noruego Edvard Munch (1863-1944) pintó tres obras y una litografía tituladas “El Grito” (Skrik en noruego) que según la crítica de arte simboliza al hombre moderno en un momento de profunda angustia. Cruz Amado Fagúndez en 1968 la obra El entierro de Fray José Maraury donde simboliza el momento de aflicción y duelo que vive Petare por la pérdida de uno de sus hijos ilustres. En cambio Henri Rousseau “El aduanero” pinto obras más bien alegres, con un tono poético,  exótico con el reflejo aparente de una sensibilidad infantil. Los paisajes pintados por Luís Alfonzo Batson Álvarez, Freddy Armando Batson Álvarez, Danny Damelys Batson Álvarez, José Rojas, Germán Alexis Castro,  Henoch Curvelo tienen como característica ser paisajes paradisiacos, jubilosos, alegres, de algún modo su preocupación es representar escenas de la vida donde se representan a los seres humanos en armonía.

     El Grupo de Pintores de Puerto La Cruz. En Puerto La Cruz, estado Anzoátegui se gestó un grupo de pintores que van a estar activos desde (1983-1986) que tienen en común, entre otras cosas: un estilo tradicionalista, costumbrista y localista, que busca remembrar los acontecimientos relacionados con la cultura local, incluyendo el paisaje, sobre todo el de Lechería; empleando un estilo alegre, muy pintoresco, como un canto a la esperanza, un tipo de pintura popular limpia, cuidadosa en la ejecución, trabajada con pintura acrílica sobre tela, empleando colores apastelados en otros casos colores vibrantes y brillantes. Ellos son: Luís Alfonzo Batson Álvarez, Freddy Armando Batson Álvarez, Danny Damelys Batson Álvarez, José Rojas, Germán Alexis Castro (Alexis Castro), Henoch Curvelo.

     Luís Alfonzo Batson Álvarez. Nació en Puerto La Cruz, estado Anzoátegui en 1960. Está activo como pintor  en esta ciudad desde 1983. Es esencialmente un paisajista que ha pintado incansablemente la zona turística de Pueblo Viejo en Lechería. También ha pintado bodas y temas costumbristas con destello vibrante de color. En 1985 obtuvo el Segundo Premio en la exposición de la Galería Haití. (Alcaldía del Municipio “Simón Bolívar”, 1991). Participa junto con Henoch Curvelo en VII Salón de Arte Popular Fundarte, Casa Guipuzcoana, La Guaira, 1986. El Museo en 1988 presentó la muestra colectiva: Cabimas, Trujillo, Petare Moradas para el Arte Popular, en la que se exhibieron  parte de las colecciones  de las tres instituciones museísticas, en la que Batson Álvarez figura  como parte de la colección del Museo de Arte Popular “Salvador Valero”. En el marco de la celebración del “Día de la Juventud”, la Alcaldía del Municipio “Simón Bolívar”, en 1991 organizó la Exposición de Pintura Homenaje a la Juventud”, en la que el artista participó Luís Batson.


Luís Alfonzo Batson Álvarez. La Boda, (1990). 
Colección Manuel Alcalá, Barcelona, estado Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.

     Freddy Armando Batson Álvarez y Danny Damelys Batson Álvarez. Están activos  como pintores en Puerto La Cruz desde (1983-1986), aproximadamente. La obra de estos dos artistas denota un parentesco con Luís Batson, quien es familiar de ellos, en cuanto a técnica y estilo. En 1993, Danny Batson y Freddy Batson participaron en el Segundo Salón Cervecería de Oriente, Arte Ingenuo, Pintura y Talla Populares, con las obras: La Granja, (1992) y Procesión, (1992); y La Boda Nº 5, (1992), respectivamente. Danny Batson nació en Barcelona el 7 de mayo de 1968; mientras que Freddy Batson, el 30 de diciembre de 1960.


 Danny Damelys Batson Álvarez. La Granja (1992)
Colección de la ArtistaFotografía Augusto Hernández (1993, p. 18)
Digitalización imagen: Esp. (bi) TSU Víctor A. Hernández
 Danny Damelys Batson Álvarez. Procesión (1992)
Colección de la Artista. Fotografía Augusto Hernández (1993, p. 18)
Digitalización imagen Esp. (bi) TSU Víctor A. Hernández
 Freddy Armando Batson Álvarez.  La Boda Nº 5
Colección del Artista. Fotografía Augusto Hernández (1993, p. 19)
Digitalización imagen Esp. (bi) TSU Víctor A. Hernández

     José Rojas. Es un pintor de escenas campestres de carácter costumbrista: arreo de burros, mujeres pilando maíz, así como igual a Luís Alfonzo Batson Álvarez, tiene como motivo pictórico el sector Pueblo Viejo de Lechería. Rojas emplea una paleta apastelada para tratar sus escenas campesinas. En el 2004 figura en la muestra: Perspectivas Múltiples Arte Ingenuo Venezolano, organizada por Moshe Aramati, director y propietario de Sharon’s Galería Centro de Arte, Lechería, municipio “Diego Bautista Urbaneja”, estado Anzoátegui.


 José Rojas. Pueblo Viejo, Lechería, estado Anzoátegui (1996)
Colección y fotografía Manuel Bas, Caracas, D. C., Venezuela


     Germán Alexis Castro (Alexis Castro). Como Alexis Castro suele firmar sus obras. Nació en San Cristóbal, estado Táchira el 10 de marzo de 1968. Llega a Puerto La Cruz, estado Anzoátegui hacia 1985, data a partir de la cual comienza su actividad artística en esta entidad federal. Sus pinturas, al decir Strauss, (1999) pueden ser “conceptuadas en una visión positiva de la vida, sin armas y sin violencia de cualquier índole, como un canto a la esperanza”, (p. 130). Sus obras reflejan alegría, júbilo; sus colores alegres y muy brillantes, narran: diversiones, carreras de bicicletas, y temas relacionados con la iconografía de Simón Bolívar.

     En 1990 participó en el III Bienal de Artes Visuales de Arte Oriente, y III Salón de Arte Oriente,  Cumaná, estado Sucre. Desde 1990-1994 su obra ha sido admitida en el Salón Lagoven, Maturín, estado Monagas. En 1994 recibió el Premio Arte Popular, en el salón arriba indicado. Sobre este evento señala Strauss, (ob. cit.) que el patrocinante de este  salón —Lagovén, Filial de PDVSA—, al año siguiente, le organizó a Castro una muestra individual con 35 obras. A raíz de estos dos eventos artísticos aparece un reportaje de dicado al artista en la Revista Monagas Hoy, publicado por Artesanía Waku, Año VII, Nº 33, Octubre, 1994-Enero, 1995, editada en Maturín. En 1993 participó en el Segundo Salón Cervecería de Oriente, Arte Ingenuo, Pinturas Y Talla Populares, llevado a cabo en Barcelona, estado Anzoátegui. Figura en 1995 en el 15 Salón Municipal de Pintura, organizado por la Dirección de Cultura de la Alcaldía del Municipio Girardot, Maracay, estado Aragua, con la obra: Bolívar y la Paz, (1994). En 1999 aparece reseñado por Rafael Strauss en el Diccionario de Cultura Popular editado en Caracas por la Fundación Bigott. En el año 2000-2001 su obra fue exhibida en muestra permanente en la Galería Arte Perea, en los espacios del Centro Comercial Caribbean Mall, Lechería.

Germán Alexis Castro. Bolívar y la Paz (1994)
Colección del artista. Fotografía Aníbal Camejo (1995 p. s/n.)
Digitalización de imagen Esp. Víctor A. Hernández

Germán Alexis Castro. Carreras de Bicicletas (1992)
Colección del artista. Fotografía Augusto Hernández (1993 p. 19)
Digitalización de imagen Esp. Víctor A. Hernández


     Henoch Curvelo. En 1886 participó en VII Salón de Arte Popular Fundarte auspiciado por el Concejo Municipal y Gobernación  del Distrito Federal-Casa Guipuzcoana. Ese mismo año envió una obra pintada en acrílico sobre tela titulada: “Alegría del Pueblo, entre el Bosque de Colores” a la I Bienal Nacional “Salvador Valero” de Arte Popular, auspiciada por la Universidad de Los Andes y el Museo de Arte Popular de Occidente “Salvador Valero”, Trujillo, estado Trujillo. En esa oportunidad estaba residenciado en la calle INOS, casa Nº 40-B (entrada de Pozuelos), Puerto La Cruz, estado Anzoátegui, como aparece reseñado en el catálogo del evento. (Universidad de Los Andes/Museo de Arte Popular de Occidente Salvador Valero, p. 37). Curvelo aborda temas tradicionales caracterizados por lo alegre y jubiloso de sus escenas. Su obra fue exhibida en la Galería Kashama de Puerto La Cruz, propiedad del Arquitecto Alfonso Sandoval.


Henoch Curvelo.Playa, (1997). Colección y fotografía Arq. Alfonso Sandoval,
 Puerto La Cruz, estado Anzoátegui.

 MORICHALES DE MAPIRE.

      Mapire es una población que se encuentra al sur del estado Anzoátegui, a orillas del río Orinoco, en un entramado de caños afluentes, epicentro de la Faja Petrolífera del Orinoco, capital del municipio “José Gregorio Monagas”. Fue fundado en el siglo XIX, y visitado por Humboldt hacia 1800. Su economía está basada en la pesca, la agricultura, la artesanía del moriche y la actividad petrolera, por la cual se ha visto amenazado su ecosistema, particularmente los morichales. En este poblado están tres pintores, tres paisajistas: Ramón Marquís, José Reyes y Alfredo Coa quienes se han ocupado a su modo de dejarnos un álbum de fotografías del lugar. Coa de quien me ocupo en este espacio, se ha dedicado a pintar sus morichales, esos morichales que tiene como telón de fondo un  cielo de ultramar, que contrastan con el intenso verde de las plantas de moriche y los suelos terrosos entre  colores ocre y siena con lo que procura revivir los morichales destruido por el ecocidio humano, alertando que más necesitan los pobladores de esta planta maravillosa con que Amalivaca crea la humanidad orinoquense, con esa planta prodigiosa para  hombre. El legado de Alfredo Coa es regalarle a Venezuela ese pedacito de Mapire plasmando en sus telas, que son sus morichales.

    Alfredo Coa. Nació en Barcelona, capital del Estado Anzoátegui el 15 de abril de 1966. Cuando tenía 8 años de edad su familia se traslada a Mapire, de la misma entidad federal. Actualmente vive en el sector El Progreso de esa localidad. Es Coordinador de la Casa de la Cultura de Mapire, e imparte talleres de dibujo y pintura a niños en edades comprendidas de 8 a 12  de su comunidad. Coa es esencialmente un paisajista que plasma en el lienzo lugares traídos del recuerdo, en algunos casos de su imaginación, pero siempre apegado a las características de la flora del lugar, aunque en algunos casos recrea lugares que ya han desaparecido. Es un pintor autodidacta, aunque ha hecho uno que otro taller, con la fallecida artista Lidia Marquís. Sus inquietudes artísticas están enraizadas desde su niñez, época en la que ensaya con lápices de creyones, cera, temperas y acrílicos. Ya en edad adulta, es cuando se dedica en serio a la pintura, pasa a usar el óleo y a combinar técnicas pictóricas.

     Está activo como pintor desde 1985, en la actualidad pinta de manera esporádica, su pintura es una estampa anecdótica de lugares que se han ido transformando con el  paso inexorable del tiempo. Alfredo Coa será recordado por esos morichales  de referencias cromáticas de azulísimos cielos de visual añil, de follajes entre verde tierno e intenso y aquellas playas terrosas de ocres a marrones suaves.

 Alfredo Coa. Morichal paso de las vacas (2001)
Colección del artista
Fotografía Carlos Lozada (2008 p. 25)
Digitalización de imagen Esp. Víctor A. Hernández

LOS MONOS ARAGUATOS DE EFRAÍN VELÁSQUEZ

    La primera talla que vi de Efraín Velásquez fue en  el año 2008 en el Museo  la Leyenda de mi amigo José Delfín: un mono araguato. A través de él lo  contacté y  Fabián Pérez me hizo el favor de adquirir dos obras para mi colección, y una para la del Dr. Oswaldo Mora.  Presento aquí una de ellas: un araguato. Velásquez tiene el gusto de tallar animales y alguna que otra relacionada con la figura humana. Pero sus mejores tallas son las  que él llama “mona paría”, es decir, mono araguato o mono aullador como también se le llama a este primate que es el de mayor tamaño en el continente americano con sus crías. Este primate está en peligro de extinción por la incesante caza furtiva a que está sometido. Lo casan para quitarle sus críos, que cuando no han llegado a su edad adulta andan con la madre aferrada a su cuerpo, razón por la cual matan a la madre para quitarle el cachorro para ser vendidos de manera clandestina. En la carretera de la costa Barcelona-Caracas acostumbran venderlos en Anzoátegui en las zonas de Píritu y Punto Lindo, cerca de Boca de Uchire. También es cazado para obtener su carne. El realismo que logra Velásquez con estas tallas en muy singular, pareciera el animal mismo en estado salvaje, con sus críos aferrado a su madre recordándonos que nació para vivir libre en la naturaleza que en definitiva es el propósito de este cultor popular al tallar este  hermoso espécimen de la fauna venezolana.

    Efraín Velásquez. Desde 1985 viene trabajando la talla en madera en el más absoluto silencio. A pesar de tener cierto tiempo tallando la madera, la primera exposición en la que participó fue en el año 2005 en la Casa de la Cultura de Clarines. Además de tallista es artesano y carpintero, de donde derivó su gusto por hacer tallas. Su temática es muy variada: pájaros (pericos, garzas), imaginería religiosa, personajes diversos, animales como araguatos, estos últimos,  elaborados con gran maestría. Policroma sus tallas con pintura al frío que luego barniza. Sus tallas de mayor valoración estética son sus araguatos. En el Museo de la Leyenda, en Pachaquito, estado Anzoátegui, está una obra sobre esta temática de gran factura, al igual a la que presento aquí. Velásquez reside actualmente en Sabana de Uchire, municipio “Manuel Ezequiel Bruzual”, donde echo raíces,  proveniente de El Pilar, municipio “Simón Bolívar”, estado Anzoátegui, donde nació el 18 de junio de 1951. (Efraín Velásquez, entrevista personal, 2007).

 Efraín Velásquez. Mono (2008). 
Colección Museo de la Leyendo-José Delfín, Pachaquito, Edo. Anzoátegui. 
Fotografía Manuel Bas.

Efraín Velásquez. Mona Paría (s. f.). Sabana de Uchire, Edo. Anzoátegui. Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C. Venezuela

LA ESCULTURA APLICADA A ESPACIOS PÚBLICOS
 
     Pocos artistas populares han tenido la preocupación, al menos en el estado Anzoátegui, de hacer esculturas de gran formato para ser destinadas a ser exhibidas en espacios públicos, este es el caso de Eutico Mata. Mata a diferencia de los artistas de su género, desarrolló la pasión en hacer tallas en piedra, madera, y cemento saliéndose de los temas tradicionales evocados por la mayor parte de ellos, y se puede observar en sus obras su obsesiva búsqueda de valores escultóricos de escultor académico. Sin embargo, pareciera que Mata no advierte, que independientemente de que su formación sea autodidacta o no, eso no determina la calidad de sus esculturas, está en una constante búsqueda de nuevos valores estéticos de carácter figurativo y su extremo contrastante el abstraccionismo (lírico y geométrico). Seguramente que la idea de hacer piezas de concreto de gran formato surge de la idea de exhibir sus obras en espacios públicos, y de este modo la escultura viene a ser arte aplicado en el espacio urbano.             

     Eutico Mata. En el Salón Nacional de Artes Plásticas, Sección Arte Popular, organizada por el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), en  1988 llevado a cabo en los espacios del Museo de Arte Popular de Petare, estado Miranda, figura Eutico Mata con una talla en piedra titulada: “El Pensador Triunfante, (1988). Reseñan en el catálogo de la exposición los organizadores que Mata nació en Valle Guanape en 1963. Participa desde 1986  y 1987 en las I y  II Feria de la Nacionalidad en Puerto La Cruz. Este último año participa en la muestra: Escultores, Artesanos y Pintores en Barcelona. En 1988 recibió el Primer Premio en la VII Feria de San José de Guaribe, estado Guárico. Eutico Mata talla además  madera, y realiza escultura en cemento en pequeño y gran formato. Me informó Rosalba Martínez, (entrevista telefónica, 2009), que desde el año 2002 vive en la ciudad  de Upata donde ha venido realizando esculturas de grandes dimensiones para espacios abiertos en lugares públicos y en zonas de interés turísticos, Mata es el fiel ejemplo de la escultura popular integrada a la arquitectura.

     La creación artística  de Mata se aparta de lo que tradicionalmente siguen nuestros artistas populares, en cuanto a aspectos formales y técnico, su obra tiende más bien hacia el abstraccionismo lírico y geométrico. Se puede observar en ellas una pretensión academicista que lo distingue de artista de este género que he venido tratando y de los que trataré en adelante. Se deslinda de la iconografía tradicional de este género de artistas. Otro elemento distintivo de su trabajo, por lo menos de sus tallas en piedras, es el hieratismo  que las caracteriza. Está activo en estos menesteres, circa 1985.


Eutico Mata. Cunjugación 10 (1997)
Valle Guanape, estado Anzoátegui
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela

EL CONTENIDO ENERGÉTICO Y MÍSTICO EN LA ESCULTURA
    
     Rafael Vegas tiene la creencia de transferirle a las piezas que talla una influencia energética. Para el psicólogo Karl Jung la energía psíquica fluye en dos sentidos: progresión (del inconsciente a la conciencia) y de regresión (de la conciencia al inconsciente), inclusive desde la antigüedad existía la creencia de que a través de la mente humana se le podía transferir cierta energía a los objetos, y moverlos a voluntad por medio de procesos psíquicos. Un ejemplo ilustrativo es el talismán, palabra árabe (Tilasm y del vocablo griego Teleo) que traduce “consagrarse” y “completo” a la cual se le atribuye un efecto apotropaico, es decir, cierto poder mágico o propiedades mágicas. Lo cierto que Vegas le atribuye a su obra un valor estético y metafísico, de misticismo, que además tiene un carácter expresionista o simbolismo abstracto cargado de subjetividad.

     Rafael Vegas. Nació en Valle Guanape, un pueblito fronterizo con el estado Guárico en 1974. Es del mismo grupo artístico de Eutico Mata. Desde 1985, a muy temprana edad, sin estudio alguno, comenzó a tallar la piedra y a pintar. Vegas,  tiene el gusto de tallar las piedras (arenisca, roquiza y caliza) con rasgos escultórico, influenciado por el simbolismo abstracto, que en creencia del artista, cuando está en el proceso creativo le transfiere a la obra cierta influencia energética y mística; y por su grado de sugestión, de allí su contenido metafísico. Su pintura pendula entre los paisajes y la neo figuración. (Rafael Vegas, entrevista telefónica, 2009).


Rafael Vegas. Enamorados del Río, (2006). 
Colección y fotografía Manuel Bas, Caracas, D. C.

  Rafael Vegas. Rumbo sin fin (2008). 
Colección Manuel Alcalá. Barcelona, Edo.    Anzoátegui, Venezuela. 
Fotografía Manuel Bas

ENTRE LO BIDIMENSIONAL Y LO TRIDIMENSIONAL LOS PAISAJES DEL ORINOCO.

     Algunas de las obras de Juan de Dios Campos se caracterizan entre otras cosas por estar en el filo entre lo bidimensional y lo tridimensional. Muchos de sus trabajos que quizá de primer intento el artista se plantea hacer una pintura, a lo largo que avanza en ella decide, quizás para buscar cierto realismo o para contextualizar la escena que representa, culminarla en un personajes o un ambiente tridimensional, es decir una la escena termina siendo mitad bidimensional mitad tridimensional, recurso este que acompaña con un paisaje plano como si hubiese sido pintado como cuando vemos las cosas desde el aire, o la visión que   tiene  un paracaidista al caer. Combinado con diversas técnicas pictóricas: óleo, acrílico, esmalte industrial, pintura al frío, tempera con lo que consigue cierto contraste con la brillantes del óleo  y el esmalte y lo opaco de la pintura al frío y la tempera. Sus pinturas son obras que terminan en algunos casos con una escena tridimensional y los personajes parecieran que estuvieran en tercera dimensión.

     Juan de Dios Campos. Lo encontramos en otro tiempo, no solo por la temporalidad, sino por otra manera de abordar la pintura y la talla, que lo convierte en unas de las grandes revelaciones del arte popular de fines del siglo XX,  Juan de Dios Campos, al sur del estado Anzoátegui, en la población de Soledad, a orillas del Río Orinoco. Campos además de la talla y la pintura cuenta entre sus oficios de agricultor y minero el de músico y fabricante de instrumentos musicales. Nació en Carúpano, estado Sucre en 1924, llegó a nuestra entidad anzoatiguense en 1949. Estuvo activo en el arte desde 1987 hasta su muerte acaecida  en el año 2002. Una enfermedad cardíaca hizo que abandonara sus antiguos empleos de agricultor y minero, que generó en un hombre de ocupaciones y de trabajo un forzado desocupado, que encontró consuelo por esos azares de la vida en el arte. Sobre este creador ha expresado Perán Erminy, (1999), lo siguiente: “…se trata de la aparición inicial y reciente de un joven artista, porque Campos es un hombre de edad madura, pero nuevo en el arte… Juan de Dios Campos vino a ser, en su vejez, un joven artista”, (p.2).

      Campos expuso por primera vez en la iglesia de San Francisco de Asís del sector La Peñita en 1987. Fue descubierto por Joaquín Latorraca quien lo apoya y promueve, organizándole  una muestra en 1990 en el marco de la celebración  de la Feria del Orinoco, (Fundación Bigott/El Nacional, 2005). Su temática tiene que ver con paisajes del Orinoco, actividades del campo y la ciudad e imágenes religiosas. Su trabajo tridimensional, apunta Perán Erminy, (ob. cit.) manifiesta sobre todo un grupo de figuras pequeñas policromadas representando alguna escena popular tradicional. En algunos casos realiza tallas más grandes, otros tipos de obras mixtas tridimensionales (mitad pintura, mitad talla) con un colorido muy vistoso y atractivo, además de instrumentos musicales extraños, como El Arpa de San Salvador. Sobre él escribió Moreno, (1999) su trabajo de alguna forma viene a representar de manera nostálgica, en cuanto a temática los recuerdos de sus viajes por las minas de Guaniamo, Santa Elena, Uairen, Icabarú, Paipó, Guarí, Waiparú y Salva la Patria donde estuvo como minero.

     Trabaja sus tallas con rústicas herramientas hechas por él, lo que no fue limitante para crear obras de gran factura, que policroma con fórmulas cromáticas basadas en la pintura industrial y al frío, el óleo y la témpera, aplicados puros o en conjunto para lograr efectos lumínicos u opacos según su gusto, talladas en madera de guásimo o mandingo. Desde el punto de vista del contenido de la obra se sitúa entre la fábula y lo cotidiano.

     En 1999 el Museo de Arte Popular de Petare organiza la Antología Individual: En la Encrucijada, donde participaron  en el mismo espacio José de los Santos Moreno Y Maritza Morales de Marín. En el 2001 participa en el Segundo Salón Bigott de Arte Popular, donde obtuvo el Premio Categoría Bidimensional (pintura) con su obra: “Las Doce Tribus de Abraham, (2001). Al año siguiente envía una obra a la convocatoria de I Salón Cerro Negro por el Arte Emergente, titulada: “Las Huellas del Indio Karina a Orillas del Río Caris”, (2002), lamentablemente muere antes de su inauguración. En el 2005 aparece reseñado en el trabajo realizado por la Fundación Bigott/El Nacional, Atlas de Tradiciones Venezolanas, publicadas por estas dos instituciones. Ver en mi portal (artepopularvenezolano.blogspot.com Testimonios en El Tiempo IV Edición publicado en diciembre de 2012).

 Juan de Dios Campos. La Reforma Agraria (1997)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela.

Juan de Dios Campos. Las huellas del indio kariña a orillas del rio Caris (2002).
Colección del artista. Fotografía: Juan Carlos Calanche (2002, p. 519)
Digitalización de imagen: Esp. (bi) TSU Víctor A. Hernández

LA PROCESIÓN POR MAR DE LA VIRGEN DEL VALLE.

     Es costumbres en los estados orientales de Nueva Esparta, Sucre y Anzoátegui todos los 8 de septiembre que los pescadores saquen en procesión por mar a la Virgen del Valle, sobre todo sus pescadores, que son sus protegidos cuando éstos se echan a la mar para traer el sustento a su familia. Esta Regata de la Virgen se ha hecho tan de costumbre como la procesión por tierra que le hacen en las iglesias. Miguel Ángel Hernández, pescador hijo de pescador tiene por costumbre salir con otros pescadores a llevar la procesión por mar de Vallita a la que en estos últimos años se le unen gente de diferentes oficios pero unidos por un vínculo común: la fe. No sólo Hernández profesa su devoción y fervor religioso uniéndose a la regata de la Virgen, sino que con su fino pincel como una estampa para el recuerdo, acostumbra a pintar con su fino pincel la regata de la Virgen del Valle.

     Miguel Ángel Hernández. Nace en Caracas, Distrito Capital en 1980, actualmente vive en el sector Aldea de Los Pescadores, Puerto La Cruz, estado Anzoátegui. Hijo de Espíritu Santo Hernández y marinero como éste. De cuando en cuando pintaba uno que otro cuadro, motivo por el cual su obra es poco conocida y porque no manda su obra a los salones de arte a pesar que es de excelente calidad. Tiene el gusto de pintar temas históricos, religiosos y el relacionado con la Virgen del Valle. En el año 2002 participó en la muestra: “Territorio de Fe. La Virgen del Valle en Anzoátegui”, organizada por PDVSA, Puerto La Cruz en la Sala Cultural de esta empresa, con la obra: “Procesión por el Mar”, (2002).

EL LIBERTADOR

      En 1988, un joven campesino, de escaza educación (sexto grado), sin ninguna formación artística, un día decide cortar un trozo de madera de un árbol de los alrededores de su casa, seguramente de pericoco, y se propuso hacer una estatua ecuestre de El Libertador. Dicha talla, la había hecho el año anterior y le servía de adorno a su humilde vivienda. Nunca pensó José Luís Guaiquirima que la talla en cuestión le iba a merecer una Mención Honorífica en el Salón Polar y salir en la publicación de los auspiciantes del evento y los ganadores en la Revista Artesanía y Folclore de Venezuela.

     José Luís Guaiquirima. En El Guariquero de Caigua, estado Anzoátegui, Nació José Luís Guaiquirima el 4 de enero de 1969. Tallista autodidacta, estudió la educación primaria en la escuela de la localidad. Comienza a tallar  desde 1987, aborda temáticas relacionadas con la religión católica, héroes patrios, políticos, entre otros. Policroma sus tallas con esmaltes industriales y pintura al frío, la madera utilizada la encuentra en las cercanías de su casa, tales como: puy, cautaro, palosano. Expuso por primera vez en 1988 en el Salón Nacional Cervecería de Oriente Arte Ingenuo, Pintura y Talla Populares, donde recibió una Mención Honorífica por su obra: “El Libertador”, (1987). Sus tallas fueron exhibidas en la Tienda “Gunda” de Irving Molletones (+) en Barcelona, estado Anzoátegui entre 1998-2001. (José Luís Guaiquirima, entrevista personal, Mayo 2007). El evento del Salón Polar fue reseñado por Marisabel Blanco, (1988) en la Revista Artesanía y Folklore de Venezuela, nº 64 donde se menciona al artista quien aparece en la fotografía de Juan Pablo Briceño.

José Luís Guaiquirima. El Libertador (1987)
Colección Cervecería de Oriente, C. A., Polar
Fotografía Augusto Hernández (1988, p. 115)
Digitalización de imagen: Esp. (bi) TSU Víctor A. Hernández

  José Luís Guaiquirima. Cristo (2008).
Colección Museo de la Leyenda-José Delfín, Pachaquito, estado Anzoátegui.
Fotografía Manuel Bas.


 José Luís Guaiquirima. José Gregorio Hernández (1999). 
El Guariquero, Caigua, Edo. Anzoátegui. 
Colección y fotografía Mnuel Bas Caracas D. C., Venezuela




  José Luís Guaiquirima. Simón Bolívar (2007).
Colección Manuel Alcalá. Baecelona, Edo. Anzoátegui.
Fotografía Manuel bas.


 José Luís Guaiquirima. Virgen del Valle (1999). 
Colección y fotografía Manuel Bas, Caracas, D. C., Venezuela.


DOS HERMANOS UNIDOS POR DOS PASIONES

      Amado y Luís, hijo de un mismo padre, de una misma tierra: el estado Sucre. Además del vínculo de la sangre los une dos pasiones: la música y la talla en madera. Pasión que comparte también Don Santos Malavé su padre. Pareciera que es un don que Amado y Luís que  lo llevan en su ADN, un prodigio a la que a pocas familia la providencia divina le confiere. Ambos jubilados de la Banda del estado Anzoátegui, de estirpe campesina, pero como todo buen sucrense llevan en su ser dos pasiones del alma: la música y la talla en madera.

     Amado Malavé. Hijo de Santos Malavé, artesano y músico sucrense y hermano de Luís Malavé de quien traté aquí anteriormente. Nació en San Lorenzo, estado Sucre el 12 de agosto de 1953, se residencia en Barcelona en 1975, al año siguiente ingresa a la Banda del Estado Anzoátegui como músico de donde se jubila en 1995. Comienza a tallar en 1987, al año siguiente participa en la exposición Barcelona-Arte, I Parte Artistas Populares, organizada por el Consejo Municipal del Municipio Autónomo “Simón Bolívar”. La temática abarca de Amado Malavé  la “pareja” (hombre-mujer); animales (delfines), sirenas, y Simón Bolívar, entre otros. No le gusta policromar sus tallas, ni utiliza barniz para revestirlas, le gusta dejarlas al natural para resaltar el color de la madera, por lo cual solo hace sus tallas con maderas de cedro o caoba. Actualmente reside en la Urbanización “Brisas del Mar”, sector 3, Barcelona, estado Anzoátegui. (Amado Malavé, entrevista Personal, Febrero 16,  2013).

LA VIVIENDA CAMPESINA MAPIRENSE

     El tema central de la obra de Ramón Marquís es el paisaje, el paisaje rural  de Mapire, es decir, de los alrededores del poblado, a las afuera de lo que pudiéramos llamar el emplazamiento urbanístico de la población. Resalta en su paisaje dos cosas: el follaje, la vegetación, la flora de Mapire y la típica vivienda rural del lugar hecha de paredes de bahareque, techo de paja y piso de tierra, lo que pudiéramos llamar la típica vivienda campesina de la región oriental venezolana. Es excepcional la manera descriptiva como nos presenta una especie de estampa de la vida rural del lugar, que viene a complementar con las otras dos visiones paisajísticas que nos presentan Alfredo Coa y José Reyes. Esa memoria descriptiva que busca en el detalle y la luz encontrar cierto realismo que se hace posible gracias a que Marquís como lo hacían los impresionistas franceses se traslada al lugar y procede a pintarlo del natural para captar aspectos relacionados con la luminiscencia y el momento determinado cuando es capturada la imagen que traslada al lienzo.

     Ramón Marquís. Conocí el trabajo de Ramón Marquís a través de la publicación del Ministerio del Poder Popular para la Cultura: “Creadores Visuales de Venezuela, Anzoátegui Itinerario por los Talleres de 20 Artistas”, (2008), con texto de Marisa Mena. Marquís nació el 23 de agosto de 1971 en Mapire, municipio “José Gregorio Monagas”, estado Anzoátegui donde vive actualmente. Desde los siete años de edad muestra un particular interés por la actividad pictórica, época en la cual ensaya con sus primeros dibujos. Va a estar activo profesionalmente como pintor desde 1988 cuando pinta  sus primeros óleos bajo la orientación de su prima Libia Marquís, quien había estudiado artes plásticas en Caracas. El tema de este pintor es el paisaje, el paisaje rural, campestre de su entorno. Tiene el gusto de pintar al aire libre como lo hacía los impresionistas franceses, por tal razón se traslada a aquellos lugares que le parecen interesantes que le sirven de inspiración pictórica. Marquís tiene un agudo sentido de captar del paisaje la fragancia de su follaje, los detalles de éste, con un realismo exacerbado, a tal punto como en la fotografía, se pueden identificar los tipos de árboles que aparecen en el plano del cuadro, que pareciera un inventario botánico; su luminosidad es un elemento esencial en su composición, que  capta la atención del espectador.  En estos paisajes rurales aparecen entre el follaje las casas de bahareque construidas con caña amarga y barro con techo de paja de innegable herencia indígena que contrasta con la naturaleza, que viene a constituir una crónica visual del lugar. (Ramón Marquís, entrevista personal, Marzo 15, 2013).

 Ramón Marquís. Casas campesinas (campestres) (2004)
Colección del artista. Fotografía Carlos Lozada (2008, p. 27)
Digitalización de imagen Esp. Víctor A. Hernánde

 SOÑAR PARA PINTAR

     Fueron los surrealistas, principalmente Dalí en la pintura, inspirados en las teorías de Sigmund Freud, los que tomaron lo onírico, el mundo de los sueños, como tema pictórico. Desde Freud (siglo XX) a los sueños se le asignaron un particular interés en relación a los recuerdos y emociones que están guardadas en nuestro subconsciente, y a sus implicaciones en la vida cotidiana. El caso de Yovanina Tineo es muy particular, el sueño para ella es la materia prima para la elaboración de sus cuadros, que ya plasmados en el lienzo pasan a ser una especie de presagio, interpretación del sueño, o de oráculo, ella una especie de pitonisa o sacerdotisa como las de Delfos, que busca dar a conocer el destino a través del cuadro pintado que viene a ser como una predicción.

     Yovanina Tineo. Procedente de Santa Fe, estado Sucre, residenciada en Barcelona desde 1985. En 1987 conoce al artista plástico Manuel Alcalá propietario de la Marquetería Barcelona, donde hacia 1989 pasa a ser empleada del referido negocio. Este año comienza a pintar bajo los consejos de Alcalá que ha sido su maestro y  mentor. En 1990 participa en la Primera Colectiva de Pintores Orientales Colegio República de Colombia, en el estado Sucre, y en el Primer Concurso de Arte Popular Hotel Cristina Suites, Puerto La Cruz. Parte de su obra es de carácter  paisajística, que la crítica la ha considerado dentro de la tendencia del “neo paisajismo”. Además del tema referido, Tineo aborda temas relacionado con el folclor, y en estos últimos tiempos recrea motivos relacionados con lo mágico y lo onírico, y alguno que otro retrato, de personas allegadas a ella. Los sueños se le presentan como revelaciones que la artista plasma en sus lienzos con un contenido místico, casi profético; en la que recrea un ambiente espectral, sirviéndose de veladuras aparecen las imágenes borrosas y confusas o diluidas en el fondo del cuadro por el logro de transparencias que dan la sensación de romper las coordenadas del espacio y  del tiempo. En el 2004-2005 participó en 24 Salón de Pintura del Ateneo de Carúpano con la obra: “Canto Natural”, fotografía Pedro Bethermyt, (p.15). Y en el 2005 en la VIII Bienal “Salvador Valero” de Arte Popular en Trujillo. (Manuel Alcalá y Yovanina Tineo, entrevista telefónica, Febrero, 2012). Para más información sobre la artista ver mi trabajo: “El Mundo Onírico de Yovanina Tineo”, Marzo, 2012, en el portal: (artepopularvenezolano.blogspot.com).


Yovanina Tineo. Diablos Danzantes Felices (1994)

Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C. Venezuela


  Yovanina Tineo. Pájaros en rama (2010).
Colección de la artista. Barcelona, Edo.      Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía Manuel Bas.


  Yovanina Tineo. Mujer pariendo (2009).
Colección de la artista. Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía Manuela Bas.


  Yovanina Tineo. Sueño (2010).
 Colección de la artista. Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía Manuel Bas.


  Yovanina Tineo. Ángeles y Libelulas (2009).
Colección de la artista. Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
 Fotografía: Manuel Bas.


 Yovanina Tineo. Madre Naturaleza (2013) 
Colección de la artista. Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía Manuel Bas.


 Yovanina Tieneo. El Colibrí (2010). 
Colección de la artista. Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela. 
Fotografía: Manuel Bas.


Yovanina Tineo. Ángel Gabriel (2006)
Colección de la artista. Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía Manuel Bas.

COLOR, CANDOR Y TRADICIÓN.

     La pintura de Valito Siso es un reflejo real de su alma, de su ser, expresa blancura, de algún modo, lo que él es: una persona sin malicia, de marcada inocencia, no confundamos este último término como de “tonto”, sino más bien entendámoslo como una persona austera, bondadosa. Su pintura está llena de candor, es decir expresa la personalidad de nuestro pintor, cuya característica además de ésta, muy distintiva de sus pinturas el color vivo, vibrante, tímbrico, brillante con la que ha sabido expresar la luminosidad del paisaje oriental de Venezuela, con una alegría sin igual. No solo el paisaje ha sido el interés se Siso, sino por las tradiciones de su San Mateo natal, que no podíamos esperar menos de la personalidad bondadosa de un hombre que ama su tierra, regalarnos una obra llena de color, candor y tradición.

     Ildemaro Siso. (Valito Siso). Nació en San Mateo, estado Anzoátegui el 17 de octubre de 1946, población donde reside actualmente. Cursó estudios en la Unidad Educativa “Felipe Guevara Rojas” de Barcelona donde obtuvo el título de Bachiller Mercantil. Desde esa época muestra interés por la pintura y el dibujo. Está activo como pintor  y dibujante desde 1990 cuando se inscribe en el Taller Municipal de Pintura patrocinado por la Alcaldía “Juan Antonio Sotillo” de Puerto La Cruz a cargo del profesor  José Luís Rivas. (Valito Siso, entrevista personal, 2007, Mayo). Realiza su primera exposición el 28 de julio de 1991 en la “Exposición de Fin de Curso” organizada por Rivas en los espacios del Hotel Cristina Suites en Puerto La Cruz, en este evento participó con tres obras: Paisaje Campesino, Pueblo de Santa Cruz y Vía Cumaná.

     Sus temas son muy variados: tradiciones folclóricas, religiosos, corridas de toros, paisajes; cultiva el dibujo donde su centro de interés es la figura humana y la naturaleza muerta. Su pintura es muy luminosa y colorista, la cual denota los rasgos característicos de la región oriental de Venezuela. Siso es obsesivo  y perfeccionista con su pintura, lo que viene a explicar su tardanza para pintar sus cuadros. Al respecto —el artista confiesa— “un cuadro nunca se termina, siempre tiene detalles que hay que corregir”. Para más información sobre el artista ver mi trabajo: “Valito Siso Color Candor y Tradición” publicado el 28 de mayo de 2014 en mi portal artepopularvenezolano.blogspot.com.

UN PROFUNDO SENTIMIENTO BOLIVARIANO.

      Colombiano de nacimiento venezolano de corazón, y como hijo de Colombia (la ayer  llamada la Gran Colombia) naturalmente abriga en su pecho un hondo sentimiento bolivariano. Un sentimiento exacerbado que invade toda su actividad artística y capacidad creadora. Ningún artista popular en el estado Anzoátegui ha expresado como Roberto Cruz un profundo sentimiento por la vida de Simón Bolívar, de todas las facetas de su vida,  que él expresa tanto en  los ámbitos de su vida personal como artística.

     Roberto Cruz. Desde 1990, procedente de Bogotá, Colombia  donde nació en 1961, está activo en Puerto La Cruz, estado Anzoátegui, como tallista, pintor, escultor, poeta y nuevos lenguajes. Roberto Cruz de formación autodidacta, tiene el gusto de trabajar las maderas provenientes de antiguas casas coloniales que él recupera para su propósito artístico con las que hace piezas en alto y bajorrelieve, y en algunos casos, realiza obras que pueden ser calificadas de instalaciones, en las que integra además un número determinado de objetos y piezas en una obra lo que le permite jugar con el espacio. También realiza ensamblajes con objetos encontrados (ready made) o “arte marginal” lo que le da la posibilidad de experimentar con los más diversos materiales procedentes del mundo no artístico. El artista es seguidor del pensamiento bolivariano, por lo cual le rinde homenaje a Bolívar en sus obras con vehemencia. Estas obras denotan profunda nostalgia por los episodios épicos  y la vida del Padre de la Patria con romanticismo, lirismo y poesía. También aborda el tema religioso con gran devoción. (Roberto Cruz, entrevista personal, 2007, Mayo).

LAS MISIONES DE PÍRITU.

      Seguramente hoy desapareció del recuerdo aquella Tienda-Galería de arte “Las Misiones de Píritu”, y quizá también  Kala López, excelente artista que estuvo por poco tiempo residenciada en nuestro estado. En esta modesta tienda, y en la de mi amigo el arquitecto Alfonso Sandoval estuvieron exhibidos sus esculturas y ensamblajes de temas religioso y bolivariano. Y no de manera fortuita tenía este nombre, porque en Píritu estuvo la misión religiosa de Píritu a cargo de los padres franciscanos fundadores de pueblos misionales tales como: Curataquiche, Pozuelos, Caigua, Cantaura, inclusive fueron los constructores de la Casa Fuerte de Barcelona. De allí el nombre de espacio artístico dedicado al acervo religioso cristalizado en la producción artística de Kala López, consagrada al tema religioso.

     Kala López. Procedente de Mérida, estado Mérida, Venezuela, donde nació, hacia 1989 se residencia y comienza su actividad artística en Píritu, Anzoátegui. En 1991 se muda a Clarines de la misma entidad federal, en su estadía allí, funda  junto con el artista José Graterón Luque la Tienda-Galería “Las Misiones de Píritu”, en Puerto Píritu que va a estar abierta hasta 1996 año en que se va de la región. (José Graterón Luque, entrevista telefónica, 2009).

     El trabajo de López puede ser categorizado como ensamblaje y escultura de  bulto. Con el primero, integra diversos materiales y técnicas tales como muñequería, pintura bajo el concepto estructuralista, su obra es muy personal, trabajada en pequeños formatos. En la segunda, sobrepasa la técnica artesanal tradicional de la fabricación de muñecas seriadas. Generalmente aborda el tema religioso y la iconografía de Bolívar. Hay casos en que integra a la escultura y la pintura, que la obra es mitad bidimensional mitad tridimensional, donde los personajes escultóricos aparecen en escena teniendo como telón de fondo la pintura que termina de ambientar el momento representado. Emplea además un recurso efectista, empleando hilo para suspender a los personajes en el aire, que parecieran levitar, con lo que redimensiona el espacio en la obra.

 Kala López. Bolívar todo Pensamiento (1996)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela


LA PINTURA COMO REDENCIÓN.

     La mayor parte de su vida— me contó Félix Vargas— la pasó en prisión: 18 años en el Internado Judicial de Ciudad Bolívar, estado Bolívar y en el Internado Judicial “José Antonio Anzoátegui” de Barcelona, hasta su liberación hacia 1992. Su vida en prisión fue un suplicio, como un suplicio vivieron los que fueron víctimas de sus actividades delictivas de la que no voy a entrar aquí en detalles porque mi interés particular es resaltar su vida artística desarrollada en los últimos años de su existencia que van desde su último año en prisión en 1992 hasta su muerte acontecida en 1998. Vargas se dedicó a la pintura una vez libre, un pintor marginado seguramente más recordado como delincuente que como pintor, no dejó abundantes obras por el poco tiempo que estuvo pintando, nos veíamos a menudo en la Marquetería Barcelona de mi amigo Manuel Alcalá en la calle San Carlos de Barcelona donde le comprábamos los cuadritos que nos llevaba, muchos de los cuales extravié en ocasión de mandarlos a montar, y mientras estuve de viaje mudaron el negocio y los perdí. Esa vida de ex presidiario marginal la pudo llevar gracias al alivio que encontró en su pintura, a tal punto que nunca más volvió a delinquir, porque Félix Vargas encontró en la pintura su redención.

     Félix Vargas. Nació en Barcelona, estado Anzoátegui. En su juventud, por tener un comportamiento al margen de la ley, es procesado en 1973 (aproximadamente)   por un tribunal y condenado a veinte años de presidio de los cuales, 18 años estuvo en la cárcel de Ciudad Bolívar, estado Bolívar, y los dos restantes en el internado judicial de Barcelona (Puente Ayala, Barcelona). Estuvo activo como pintor desde 1991 (?) hasta su muerte ocurrida en su ciudad natal en 1998, en el Hospital Dr. “Luís Razetti”.

     Vargas por su condición de ex presidiario fue un marginado social, y naturalmente su obra fue poco apreciada, cayendo rápidamente en el anonimato, sumado a esto se une lo fugaz de su actividad pictórica y su vida. Su trabajo se caracteriza por tener esos fondos monocromos blanco o negro sobre los cuales esquematizaba su obra con colores muy vivos, ausentes de perspectivas, aludiendo temas folclóricos o playa Maurica donde pasó parte de su tiempo, la cual siempre recordará con nostalgia. (Para más información sobre el artista visitar mi portal artepopularvenezolano.blogspot.com y consultar mi trabajo “Félix Vargas la Redención a través de la Pintura”, publicado el 9 de febrero de 2012). 

LOS MUALES DE LOS RESTAURANTES DE BOCA DE UCHIRE.

     Marino  Mercante de profesión, de cuando en cuando se trasladaba desde Maracay, estado Aragua, donde vivió sus últimos, hasta que aquel fatal accidente le quitara la vida en la población de Boca de Uchire, uno de esos días como tantos otros que venía a visitar a su hermano Luís Hurtado, momentos en la que  por encargo de los  dueños de los restaurantes que están alineado en la carretera de la costa, orillados en la depresión de Unare, le exigían que la pintara algún paisaje para ambientar o decorar el negocio, fue así como se dispuso a pintar esos murales, que aparecían y desaparecían, cuando cambiaba la decoración del negocio, y que quedaban borrados de la historia o como una fantasmagoría,  como quedaron también muchos murales de Bruno Graziani y P. Martínez pintados en los bares  de la antigua Caracas o los de Antero Aparicio en el estado Apure. Mi intención de escribir estas líneas es que quede en el recuerdo, que hubo un pintor llamado Jesús Hurtado que decoró con  murales los negocios de comida  de Julio Canelo (Canelo), Eddy Guevara (El Parador de Eddy), Chicho Mejías (El Remanso Criollo) y quizá tantos otros en la población de Boca de Uchire, siendo un ejemplo de la pintura popular aplicada a la arquitectura.

     Jesús Hurtado. Nació en Caigua, municipio “Simón Bolívar, estado Anzoátegui, aprendió a pintar cuando prestaba servicio militar en el ejército. Vivió en Maracay, hasta su muerte acontecida en un accidente de tránsito en Boca de Uchire, municipio San Juan de Capistrano de la misma entidad federal donde vino al mundo en la población de Caigua. Por temporada pasaba algún tiempo en la casa de su hermano Luís Hurtado en el sector Las Casitas Viejas de Boca de Uchire. Por encargo de los dueños de restaurantes de la zona hizo algunos murales muchos de ellos desaparecieron cuando fueron repintadas las paredes, el trabajo de Hurtado, al menos lo que he podido ver, de alguno que queda en esta localidad nos da una referencia paisajística de factura ingenua, y un fiel ejemplo de la pintura popular aplicado a la arquitectura con fines ornamentales. Parte de este testimonio me la suministro su sobrino Manuel Hurtado.


Jesús Hurtado. Paisaje, (s. f.). Mural Restaurante El Canelo, 
Boca de Uchire, estado Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.
    
EN UNA CHOZA A ORILLAS DEL RÍO NEVERÍ

     A orillas del río Neverí, justo al frente del Consejo Legislativo del estado Anzoátegui, un día como algún otro, llegó a Barcelona Pablo Bravo Piñango, no se sabe buscando qué. Con unos troncos de yaque, cautaro y unas palmas de cocotero improvisó una choza que le servía de morada y taller artesanal donde vivió por poco más de un año. Era arisco para tratar, desconfiado, huraño con la gente. Vivía como un anacoreta hindú, pasaba la mayor parte de su tiempo tallando piezas de madera, extrañas piezas, más cercanas al arte africano que a la talla tradicional de imaginería religiosa. Allí estuvo irreverente, no vendía sus tallas como la mayor parte de los artistas de este linaje por lo que le dieran. Si le caías en gracia te la regalaba, si le simpatizabas y le querías comprar una te la vendía, no por el precio que el comprador quería, si no por el que él decidía. Un día así, como llegó se fue, y solo quedó la choza vacía a orillas del río Neverí y su recuerdo.

     Pablo Bravo Piñango (Placid). Oriundo de Güiria, estado Sucre, donde nació el 1 de enero de 1959, llegó a Barcelona el artista, probablemente hacia 1991-1992, debido a que el 19 de marzo  de 1993 participa en el Segundo Salón Cervecería de Oriente, Arte Ingenuo, Pintura y Talla Populares con la talla en madera titulada Placid fechada de 1992, exhibida en la Galería de Arte del Palacio Legislativo de Barcelona, Anzoátegui.

      A orillas del río Neverí, en las adyacencias del Consejo Legislativo Regional del estado Anzoátegui, construyó una choza que le servía de casa-taller, en la que vivía en condiciones precarias. No obstante, esto no le impidió que se dedicara a la creación artística, de manera irreverente, algo hostil con quien no le conocía, era algo huraño, solitario, de pocos amigos. Uno de esos días se marchó de igual manera como llegó: en absoluto silencio. Tiempo después, hacia el año 2000, me lo encontré en Valle de Guanape, estado Anzoátegui, tallando una pieza de gran formato. De él no he tenido más noticias. Tallaba personajes extraños, casi surrealistas, tótems emparentados con el arte negroide africano o al mundo mágico religioso afroamericano que viene a representar la herencia de nuestro mestizaje cultural.

 MUSEO LA LEYENDA.

     No estudió museología, ni museografía ni mucho menos arte, sino Estudios Internacionales y Administración de Empresas, pero esto no le impidió a José Delfín, convertir su sueño realidad: fundar un museo.  Un museo con un conjunto de obras con la que le da vida al relato oral que recoge del testimonio que escucha de los lugareños de Pachaquito y sus alrededores, que él le da vida a través de la imagen que es posible a través del arte. Relatos de aparecidos, de personajes que habitan el umbral del sueño, leyendas y mitos toman forma y emergen de la oscuridad a la luz; personajes históricos con otra historia que no es la oficial, sino que pareciera escrita para un libreto del horror. Una fantasmagoría, envuelta en un ambiente festivo como proclamada para disfrutarla no para asustarnos, que le da el espacio Delfín para el arte, para el performance, y ahora estas criaturas de la oscuridad encuentran un nuevo lugar, un lugar merecido, el hospedaje en el Museo de la Leyenda.


 Museo La Leyenda (Fachada). Pachaquito, Edo. Anzoátegui. 
Fotografía Manuel Bas

  Museo La Leyenda (interior) Pachaquito, Edo. Anzoátegui. 
Fotografía Manuel Bas

  Museo La Leyenda (interior). Pachaquito, Edo. Anzoátegui.
 Fotografía Manuel Bas.

     José Delfín. Procedente de Caracas, Distrito Capital, donde nació en 1966, llegó a Puerto Píritu, estado Anzoátegui, en 1992, José Delfín. Por esta data, inicia su actividad artística en la región como tallista, ceramista, pintor y sobre todo la de promoción, investigación y divulgación de la cultura popular. Para este último acometido funda el Museo de la Leyenda en el municipio “Fernando de Peñalver”, sector Pachaquito.

     Las pinturas, tallas y cerámicas vienen a representar un baluarte y aporte fundamental e invalorable de variadísimo y complejo mosaico de anécdotas, historias, leyendas, mitos, tradición local y regional, que son sus inspiraciones, traídas de la investigación y del relato oral que el artista recoge de los lugareños, y que luego cobran vida en sus obras de arte, de singular estética.  Esto, naturalmente, viene a configurar un importantísimo patrimonio espiritual y material. (José Delfín, entrevista personal, 2007, Mayo). Desde noviembre de 2012 hasta febrero de 2013, estuvo en sala en el Ateneo “Miguel Otero Silva”, Barcelona la muestra individual de José Delfín: “Leyendas y Relicarios. Imaginería de José Delfín”, con veintitrés (23)  obras como un reconocimiento a su trabajo creador, en el catálogo el artista hace esta introspección de su trabajo artístico: “Yo siempre pienso que la vida es color y por eso todas las piezas que elaboro son brillantes de color porque el color es alegría, felicidad que es lo que yo siempre he respirado”, (p. s/n.). Creo que este testimonio declarado por el artista define su creación artística.

     Sus obras (tallas, pinturas y cerámicas) se caracterizan por un excesivo cromatismo de vivos colores intuitivamente manejados sumado al manejo excelente de la iconografía, gracias al conocimiento de la cultura tradicional de la región. Sus tallas están elaboradas con la madera de guatacaro que tradicionalmente es usada en la región como leña para asar carne de res, de la que el artista dispone para hacer sus piezas, convirtiendo algo trivial y cotidiano en sublime y espiritual. El 13 de septiembre de   2007 aparece un interesante reportaje en el diario la Nueva Prensa del periodista J. Cotorett sobre el museo y la vida del artista, y el 17 de marzo de 2013 aparece junto a Rosa Vegas en el reportaje periodístico Elizabeth Kline: La ruta de Elizabeth Kline. Artesanos de Anzoátegui: Rosa Vegas y José Delfín, (p. 2).


José Delfín. Bolívar Cabalgando (2008)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela


  José Delfín. La Última Cena (2001).
 Colección Museo La Leyenda-José Delfín, Pachaquito, Edo. Anzoátegui.
 Fotografía Manuel Bas

 José Delfín. Ondina del Río Unare (2010).
Colección Museo La Leyenda-José Delfín, Pachaquito, Edo. Anzoátegui.
 Fotografía Manuel Bas.

 3. José Delfín. Silbón (2010).
Colección Museo La Leyenda-José Delfín, Pachaquito, estado Anzoátegui.
 Fotografía Manuel Bas.

 José Delfín Virgen del Valle y los Niños (2010).
Colección Museo La Leyenda-José Delfín, Pachaquito, estado Anzoátegui.
Fotografíav Manuel Bas


  José Delfín. Cristo de Jose (2010).
 Colección Museo La Leyenda-José Delfín, Pachaquito. estado Anzoátegui.
 Fotografía Manuel Bas


  José Delfín. Procesión del Nazareno en Clarines (2007).
Colección Museo La Leyenda-José Delfín. Fotografía Manuel Bas

José Delfín. La Última Cena (2007).
Colección Museo La Leyenda- José Delfín, Pachaquito, estado Anzoátegui Venezuela. Fotografía Manuel Bas


LOS ARTÍFICES DEL MORROGALLO.

     No podemos hablar del Morrogallo sin referirnos a sus dos artífices: Rafael Salazar (+) y Antonio Hurtado Santoyo (+). El primero fue su más consumado divulgador de su leyenda a través de las letras; mientras que el segundo lo materializó en una imagen artesanal que se popularizó en la cuenca del río Unare. Aunque Salazar no es un artista plástico, es necesario referirme a él para poner en contexto el trabajo artesanal de Hurtado que es lo que realmente me ocupa aquí.

     Salazar nació en Clarines, estado Anzoátegui en 1935, parte de su vida la pasó entre Guanape y Puerto Píritu donde residía cuando murió en un lamentable accidente de tránsito en la carretera de la costa entre Píritu y la ciudad donde vio la luz del mundo en el año 2011. En el año 2001 es nombrado Historiador Municipal por la Alcaldía de Puerto Píritu. Un año antes de morir es nombrado Cronista de Puerto Píritu por Decreto Municipal. (Abreu, 2011).

     Villahermosa, (2005/2009) recoge en una videograbación el siguiente testimonio de Rafael Salazar: nació en Clarines, pero parte de su vida la pasó en Guanape, por último se residencia en Puerto Píritu, —cuenta Salazar— que estando ya grande encontró en un viejo baúl de su abuelo materno un manuscrito contentivo de la leyenda de El Morrogallo, que él se encargó posteriormente de divulgar. Un relato que se remonta al Período Prehispánico, que tiene como protagonista al Cacique Chanchamire de la tribu palenque, a quien se le aparece en “El Playón del Merey” en el río Unare el Morrogallo, una tortuga voladora o morrocoy volador, el indio no conocía al gallo, cambió a Morrogallo en época de la venida de los españoles quienes trajeron el gallo a estas tierras. Morrogallo porque tiene plumaje de gallo, se mueve y tiene cuerpo de morrocoy. Ha sido tanta su fama —apunta Salazar— que se han hecho sortijas, franelas, medallas, gorras con su imagen, incluso se usa como amuleto de la buena suerte.
     Castellano, (1997) nos deja la siguiente semblanza de Rafael Salazar:

     Nuestro amigo don Rafael Salazar va por las ciudades, pueblos y villoríos de Venezuela… lleva en sus alforjas, para ser obsequiados aquí y allá, un Morrogallo elaborado artesanalmente por manos laboriosas de heredad antigua, con parapara, peonía; que son la idiosincrasia autóctona, símbolos indiscutibles y de la bienaventuranza y reforzado con casco de burro negro y una pepa de zamuro, que con esto, el “morrogallo” se afianza como amuleto impactante con fuerza protectora…, (p. 19).

     En relación a los materiales para su construcción, Villahermosa, (ob. cit.) que según Salazar lleva cinco semillas: pepa de zamuro, peonía roja y negra, peonía roja, parapara y pericón, cinco elementos, las alas de cacho de toro negro y un alambre para mantener unidas las semillas. Al respecto, (Francisco Rolingson, entrevista por mensajería de texto, 2015 Diciembre, 15) señala:”La figura del Morrogallo era hecha el cuerpo de pepa de zamuro, las alas y la cola de cacho de vaca, las patas de semilla de pericoco, ojos y copete de peonías, la cabeza de semilla de parapara”. Rolingson expresa que Rafael Salazar le encargaba los Morrogallos a Antonio Hurtado Santoyo para ser regalados.

     Esta historia es muy difundida en las poblaciones de Clarines, Píritu, Puerto Píritu hasta Boca de Uchire, ciudad esta donde Judith Alcalá, hace artesanalmente esta figura. Jorge Medina artesano natural de Píritu, residenciado en Barcelona los ha elaborado con tapara, madera, y plumas de ave. El Morrogallo es conocido también como Morroave. Es muy común ver en las poblaciones arriba nombradas murales hechos en paredes, incluso, Salazar tiene uno elaborado en gran formato con cemento en una finca que tiene en la autopista vía Clarines-Boca de Uchire que se puede divisar desde la carretera, que le hizo un escultor .  Oscar Ramírez, (2010 p. s/n.).

     Antonio Hurtado Santoyo. Nació  en Píritu, estado Anzoátegui en 1954, muere en un lamentable accidente de tránsito vía a Jose hacia 2007 ó 2008. Tenía un carro de alquiler con que se ganaba la vida cubriendo la ruta interna de Píritu-Puerto Píritu. De cuando en cuando trasladaba obreros a las compañías que operan en el sector de Jose. Tenía en su casa el improvisado taller donde se dedicaba a la actividad artesanal, hacia sillas, bateas, tazas, barriles pequeños, cucharas con madera, y vasos de bambú que acostumbraba pintar. Se dedicaba a hacer por encargo la figura de El Morrogallo, que tenía en Rafael Salazar su más exclusivo cliente para distribuirlos entre sus amigos. (Francisco Rolingson, entrevista por mensajería de texto, 2015, Diciembre 15).

     En diciembre de 1995, Fundaisletas publicó en su periódico comunitario, El Caribeño, del cual salió unas 10 ediciones un reportaje que se le hizo a Hurtado, donde refiere que el 20 de febrero de 1992 junto a su esposa Valle Santoyo, Pedro Quiaro, Juan Marín, Eliseo Castillo, Leslie de Farías y Edgar Aguana fundan la Asociación de Artesanos de Píritu (ASOARPI), cuyo fin entre otros es promover y atender las necesidades de los artesanos de Píritu, para lo cual disponen de un espacio: Sala de Exposición Permanente en la Biblioteca Pública “Fray Juan de Mendoza” de Píritu, que le sirve además para hacer reuniones sus agremiados. Fue presidente-fundador de ASOARPI. Tenía el puesto de artesanía en la carretera de la costa cercano al arco de entrada a Píritu en sentido Clarines y esta población. Tomé como criterio para ubicarlo en este estudio en orden cronológico la fecha de la creación de ASOARPI, seguramente está activo como artesano quizá desde principio  de 1980.    

     Participó junto con otros artesanos miembros de la Asociación de Artesanos de Píritu en el Taller de Diseño en Madera a cargo del diseñador colombiano Ernesto Rodríguez con una duración  de dos semanas, reralizado en el mismo lugar de trabajo de los artesanos piriteños. Dicho taller formó parte  del Programa de Formación y Mejoramiento de los Artesanos de Píritu organizado por  la Oficina de Cooperación Técnica Inter-Nación y la Revista Artesanía y Folklore de Venezuela, llevado a cabo en el marco  de la II Muestra Iberoamericana en 1994 en el Hotel Maremares, El Morro de Lechería, estado Anzoátegui.

  Antonio Hurtado Santoyo. Morrogallo (2008)
 Colección Museo La Leyenda- José Delfín. Pachaquito, Edo. Anzoátegui.
 Fotografía Manuel Bas.

        Anónimo. El Morrogallo (circa, 1989)
Colección Rafael Salazar (+)
Fotografía digital en línea Oscar Ramírez (2010, p.  s/n.)

 RECICLAR ES CONSERVAR EL AMBIENTE

      Dexi Vargas es una mujer convencida que nada en la naturaleza se desperdicia, ni  nada de procedencia industrial tampoco. Es una fiel creyente que gran parte de los productos que compramos terminan siendo desperdicio, y que según su apreciación, nada se desperdicia. Para ella esto no queda en solo palabrerías sin contenido, sino que la acción y el ejemplo es el mejor testigo de lo que afirma. Toda su creación artística está elaborada con diversos materiales de diversa procedencia que ella recolecta para convertirlos en artesanías, manualidades u obras. Esta es su contribución  para tener un ambiente limpio, sin contaminación. Esta actividad le ha servido para reforzar su actividad docente que viene a ser la mejor pedagogía para enseñarles a sus alumnos, a su comunidad y al mundo que nada se debe botar, que solo hay que darle un uso adecuado y oportuno, y que mucho de los materiales que a menudo desechamos pudiera ser una cantera propicia para ser utilizados en la creación artística.

     Dexi Vargas. Nació en Zaraza, estado Guárico, el 22 de febrero de 1974, hacia julio del 2003 se traslada a Cantaura, Anzoátegui. Vargas es esposa del tallista Jesús Bastardo, quienes han emprendido juntos la aventura de las artes y la docencia. Trabaja las manualidades con material de desecho que ella recicla, reúsa o le da un uso alternativo. Comienza a pintar en 1992, al igual que Bastardo, trabaja temas alusivos a la conservación del medio ambiente: del agua y de animales en vía de extinción,  lo que viene a explicar el empleo de material que utiliza para sus obras de arte. Tiene el gusto de pintar rostros (retratos) y murales. En sus pinturas de caballete emplea el elemento matérico  para lograr volumen a través del material vegetal (sedeso) con la que logra alto y bajorrelieve que policroma posteriormente con acrílicos. Emplea el óleo de manera eventual. Su trabajo denota esa vena artesanal típica de artistas de su linaje.

     Realiza su primera exposición en el Festival Cultural  en el Liceo “Eduardo Delfín Méndez” de Zaraza en 1992. Al año siguiente participó en el Festival Infantil Cantaclaro en la institución arriba mencionada. En el 2008 participó con la realización de un mural alusivo a la conservación ambiental, organizada en el municipio “Pedro María Freites”. Además de Artista Plástico, es Licenciada en Educación egresada de la Universidad Nacional Abierta (UNA), Extensión Zaraza en el año 2003. Es docente de aula en la Unidad Educativa Granadillo, Núcleo Escolar Rural (NER) 595, “La Guarisma”. Actualmente reside en Cantaura, estado Anzoátegui.


 Dexi Vargas. Nuestro Turpial, (2007). Colección y fotografía de la artista, 
Cantaura, estado Anzoátegui.

 Dexi Vargas. Nuestra Orquidea (2007).
Colección y fotografía de la artista, Cantaura, estado Anzoátegui, Venezuela


 Dexi Vargas. Cruz de Mayo (2007)
Colección y fotografía de la artista, Cantaura, estado Anzoátegui, Venezuela


 Dexi Vargas. Nuestro Araguaney (2007).
Colección y fotografía de la artista, Cantaura, estado Anzoátegui, Venezuela


EL CRISTO DEL MUSEO DE LA LEYENDA

     Una mañana mientras visitaba el Museo de la Leyenda, en una capillita se encontraba una talla de gran formato de Jesús Crucificado. Una talla que indiscutiblemente robaba la escena de las otras imágenes que en dicho aposento se encontraban para el culto religioso. No pude dejar de lado la tentación de preguntarle a José Delfín, el propietario, quién le había hecho esa talla en madera, a lo que me respondió — Alejandro Méndez— El tratado de la madera, la destreza manual de este artista saltaba a la vista, la gente que visita el museo y su capilla, no aguanta la tentación de persignarse y pedirle al Cristo la Bendición. En esa oportunidad me dijo Delfín que vivía en el caserío La Encantada, y fue precisamente a través de él que lo conocí, y por ser un baluarte de la región merece unas líneas en este trabajo.

    Alejandro Méndez. Desde 1994 está activo como tallista en el caserío La Encantada, municipio “Juan Manuel Cajigal”, Alejandro Méndez, quien nació en esta localidad el 14 de julio de 1971. Cursó estudios en la Escuela Técnica Agropecuaria  “Rafael Peñalver” entre 1985-1991 de donde egresó como Técnico Agropecuario. Los temas en que se inspira son variadísimos, tales como: religioso, animales diversos (pájaros, pavos, caimanes); desde luego, la iconografía del Libertador. Policroma sus tallas con pintura al frío que luego barniza. Sus obras denotan elegancia y esmero en su ejecución, que solo puede ser logrado por alguien que disfruta  de su trabajo y ha logrado la excelencia. Ha participado en exposiciones locales auspiciado por la Alcaldía de municipio “Juan Manuel Cajigal”. Su obra está representada en la iglesia de La Encantada y en el Museo de la Leyenda en Pachaquito. (Alejandro Méndez, entrevista telefónica, 2009).



Alejandro Méndez. Simón Bolívar, (2009). 
Colección y fotografía Manuel Bas, Caracas, D. C.

   Alejandro Méndez. Cristo Negro de la Leyenda (2000). 
Colección Museo de la Leyenda-José Delfín, Pachaquito, Edo. Anzoátegui. 
Fotografía Manuel Bas.



SERIE MATRIMONIO

    La primera obra que vi de Daysy Gómez fue en 1998 cuando participó en el IV Salón de Jóvenes Artista que se celebraba en las instalaciones del Ateneo de Barcelona “Miguel Otero Silva” titulada Serie Matrimonio de la que hizo varias versiones organizadas por esta institución dependiente de la Dirección de Cultura del Estado Anzoátegui. Dicha obra pasó a formar parte de la colección, que tiempo después tuvo como destino pasar a la colección de arte del Museo de Anzoátegui. Al año siguiente participó en el Salón Bigott de Arte Popular inaugurado en el Centro de Arte “Lía Bermúdez” de Maracaibo con la obra “Junto a los Ángeles”,  las obras participantes fueron reseñadas en un libro que publicó la institución auspiciante. Ese mismo año participó en la “1era. Colectiva de Pintores Populares” en la Sala Luís Méndez de la Dirección de Cultura de la Gobernación del Estado Anzoátegui. En mi opinión las obras la Serie Matrimonio, son las obras pintadas por la artista de mayor calidad plástica.

    Daysy Gómez. Al sur del estado Anzoátegui, en El Tigre, municipio “Simón Rodríguez”, está activa como pintora desde 1998, Daysy Gómez, nacida en San José de Guanipa (El Tigrito) de la misma entidad federal el 10 de diciembre de 1962. Se dio a conocer con su participación en el IV Salón Regional de Jóvenes Artistas en 1998, donde recibió el Premio Especial con su obra: “Serie Matrimonio”, (1998). La particularidad de su obra descansa en que sus motivos pictóricos son el reflejo de una realidad imaginaria donde el ensueño y el deseo, sueño y ensueño se confunden. En tal sentido la artista refiere: “… mis pinturas son imaginaciones que vienen a mi mente, es decir, lo que pienso lo llevo al lienzo”, (Daysy Gómez, entrevista personal, 2000, Noviembre). Sostiene —la artista— el tema que más me ha marcado es la serie matrimonio, también ha dedicado lienzo a paisajes locales como Río Caris y temas religiosos. Como un reconocimiento a su trabajo creador, la Universidad Nacional Experimental “Simón Rodríguez”, Núcleo Barcelona, en el marco de la celebración del 229 Aniversario del Natalicio del epónimo de esta alma mater  recayó en mi persona organizarle junto a Margarita Liscano la muestra individual “Daysy Gómez Pintura Popular” en los espacios del Ateneo de Barcelona “Miguel Otero Silva” en el año 2001.


Daysy Gómez. Junto a los Ángeles.  (1999).

Colección y fotografía Manuel Bas, Caracas, D. C. , Venezuela

UNA ARTISTA VISITANTE

    Eventualmente Laura Hernández visita la capital anzoatiguense, se hospeda en la casa de los artistas plástico Manuel Alcalá y Yovanina Tineo, hermana y cuñado respectivamente. No solo viene de visita, sino a pintar uno que otro cuadro bajo la tutela de sus anfitriones. Ella muchas veces ha presenciado desde su infancia las regatas por mar que le hacen a la Virgen del Valle, cosa que le ha servido de inspiración a sus pinturas. En los últimos años que ha visitado la capital del estado Anzoátegui ha participado en las muestras de arte que organiza José Manuel Guerra en la Sala “Régulo Martínez” de la Biblioteca Pública Central “Julián Temístocles Maza” los 8 de septiembre en honor a la Virgen Marinera.

    Laura Hernández. Laura Hernández, aunque no vive en el estado Anzoátegui, lo visita periódicamente, tomando como residencia personal desde 1990 la residencia de Alcalá. Nació en el Hospital Vargas, Caracas el 22 de enero de 1974, donde vive hasta los diez años de edad, a esta edad se residencia hasta ahora, en Santa Fe, estado Sucre. Es iniciada en la pintura por Yovanina Tineo y Manuel Alcalá en 1996, parte de su actividad como pintora la ha realizado en la entidad anzoatiguense donde se inicia. Hernández puede ser considerada lo que pudiéramos llamar una “artista visitante”, debido  a que su tiempo de estadía en Barcelona pinta uno que otro cuadro. (Manuel Alcalá, entrevista personal, 2013 Enero, 23).

     Trabaja sus cuadros con pintura acrílica y al frío en pequeño y mediano formato, abordando como temática: paisajes, religioso y el micro mundo de los formícidas, familia de insectos del orden de los himenópteros, este último tema es el más trabajado por la artista. En el 2004 participó en la muestra: “Perspectivas Múltiples Arte Ingenuo Venezolano” organizada por Moshe Aramati, Director-Gerente de Sharon’ Galería Centro de Arte, el 2008 en exposición ¡Salve Virgen Marinera! En homenaje a la Virgen del Valle, organizada por José Manuel Guerra en la Sala “Régulo Martínez” de la Biblioteca Pública Central “Julián Temístocles Maza” de Barcelona.

LA ARQUITECTURA TRADICIONAL DE MAPIRE

     Mapire tiene tres paisajistas excepcionales: Alfredo Coa, Ramón Marquís y José Reyes.  Tres lecturas y tres visiones diferentes del paisaje de un mismo lugar. Reyes a quien me refiero en este espacio, se ocupa de un paisaje cuya representación es de la arquitectura del emplazamiento urbano de esta ciudad. Esa estampa anecdótica cargada de nostalgia que busca petrificar la imagen de un pueblo que cada día muere y renace en otro hijo del progreso y la  incesante metamorfosis a que está sujeto  por el embate del tiempo. Busca en una especie de realismo pictórico, y no es que quiere retroceder a esa etapa de la pintura, sino servirse de ella para su propósito, que no es más inmortalizar las casas tradicionales de barro, antiguas, típicas del pueblo de Mapire, para inmortalizarlas en sus lienzos y que sirva de memoria histórica o álbum de fotografía de la ciudad como lo hizo en otro tiempo en este estado, en Barcelona,  Ramón Bolet Peraza y Bernardo González.

     José Reyes. Nació en el Hospital Dr. Luís Razetti de Barcelona, estado Anzoátegui en 1980, para la época sus padres vivían en Clarines, municipio “Manuel Ezequiel Bruzual” de la misma entidad federal. En esta población va a vivir hasta los ocho años de edad, para pasar residenciarse  en la población de Mapire, capital del municipio “José Gregorio Monagas”, también perteneciente a Anzoátegui. Su actividad artística la comienza a una edad precoz: a los doce años en la que empleaba acuarelas y lápices de creyones; pero es a partir de 1997 cuando se inicia con el empleo del óleo, es su comienzo como pintor propiamente dicho. El tema que aborda Reyes es el paisaje, donde busca resaltar la exuberancia de la flora, sin dejar de lado las casas de antaño de su pueblo. Casas de bahareque con techo de zinc o paja, típica de la arquitectura rural tradicional. El artista busca inmortalizar las casas del pueblo como una manera de que permanezca en la memoria colectiva de los mapirenses. En la ejecución de la pintura de caballete ha empleado variados soportes tales como: cuero, madera, tela, concha de quelonios; también ha dedicado tiempo a la pintura mural. José Reyes es del linaje de artistas que dibuja la obra para pasar a pintarla, es característico en su obra la luminiscencia empleando el color blanco. (José Reyes, entrevista telefónica, 2013 Abril, 27).

José Reyes. Casa de la pumar (2006)
Colección de la Artista. Fotografía: Carlos Lozada (2008)
Digitalización de imagen: Esp. (bi) TSU Víctor A. Hernández

UNAS MANOS PRODIGIOSAS

     Conocí a Luisa Jiménez en el año 2014 por intermedio de mi amigo Francisco Rolingson, y fue esta vez que me enteré que de las manos prodigiosas  de esta mujer es que toman forma esas estampas típicas de las mujeres de Píritu en sus labores cotidianas hechas con tapara, arcilla y madera, que pueblan los puestos de artesanías a lo largo de la carretera de la costa, desde  El Tejar de Píritu hasta la entrada de la vía Onoto. Unas manos con la que representa a la genuina mujer piriteña, de la que ella es la más exquisita estampa. Madre, profesional de la docencia, esposa, amiga, ceramista, muñequera, tejedora de cesta, poetiza y tantas otras cosas que sabrá Dios que podrá hacer en el futuro con sus manos prodigiosas.

     Luisa Jiménez. Nació en Píritu, estado Anzoátegui el 28 de mayo de 1957. Trabajó como docente en la Casa de la Cultura de Clarines, es Técnico Superior Universitario Promoción Cultural egresada de la Escuela de Promotores Culturales “Alfredo Almeida”-Universidad Simón Rodríguez Núcleo Barcelona. Ha sido docente en la Escuela de Especialidades Femeninas “Petra Calcaño Silva Chique” y en el INCES Industrial de Boyacá, Barcelona como profesora de dulcería. Actualmente se desempeña como docente en la Escuela de la Diversidad Cultural de Cantaura, de la entidad anzoatiguense.

     Jiménez es de una personalidad polifacética en el campo de la cultura popular, donde ha destacado en: muñequería, cerámica, tejido, cestería, escultura, dulcería criolla, teatro, poesía, lencería. Su actividad como artesana se remonta hacia 1978, la artística es de data más reciente, hacia 1997, con una tendencia hacia la escultura de bulto en la que emplea diversos materiales tales como: taparas, madera, arcilla, entre otros, trabajada de forma individual o combinando los materiales, bellamente policromadas en la que representa faenas tradicionales típicas de la mujeres de Píritu, lo que viene a representar una especie de crónica de lo cotidiano de carácter narrativo.

Luisa Jiménez. Mujeres Piriteñas, (s. f.). Colección de la artista, 
Píritu, estado Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.

EN LA TIENDA GUNDA

     La tienda de artesanía “Gunda” estuvo ubicada en la calle Bolívar de Barcelona, justo al frente de Ipostel. Y llevaba ese nombre por una abuela de Irving Molletones, su propietario, llamada Segunda. Molletones  fue víctima del hampa en su propio negocio, muriendo después en el Hospital “Luís Razetti” de Barcelona. Con la muerte de Molletones, la tienda pasó a sus dos hijos que la mantuvieron un tiempo, luego cambió de rubro comercial de las especies para posteriormente cerrar definitivamente. En este negocio fue empleado Ceferino Cabello para atender a los clientes, sin embargo en él había un extraño interés por la artesanía y el trabajo manual que inspirado en obras de la grandes figuras del arte popular: Viviano Vargas, Tomás Flores, Juan Bañes, Consuelo Torrealba, María Edicta La Cruz, Elda La Cruz, Cirilo Rodríguez y tantas otras se unió a estas figuras estelares y comenzó a modelar el barro, y muchas de sus piezas terminaron siendo exhibidas en la tienda “Gunda”

     Ceferino Cabello. En Barcelona, estado Anzoátegui, nació Ceferino Cabello en 1969, ciudad donde está activo como ceramista desde 1998. Cabello es egresado de la Universidad de Oriente, Núcleo Anzoátegui como Licenciado en Administración Industrial. Desde niño sintió el deseo de trabajar la arcilla, que vino a cristalizar en edad adulta. En 1998 trabajaba en la tienda de artesanía y arte popular “Gunda” de Irving Molletones (+), en una oportunidad un turista extranjero le propuso comprarle a Molletones una máscara de arcilla procedente del estado Lara, de su colección privada, a la que respondió que no estaba en venta; Ceferino Cabello quien estaba presente le propuso al cliente hacerle una réplica a lo que el cliente estuvo de acuerdo, tiempo después se la hizo, quedando satisfecho el cliente. Aquí comenzó su carrera artística, sin maestro alguno. (Ceferino Cabello, entrevista personal, 2007, Mayo).

     Después de este trabajo, inspirado en obras de “la catira” Consuelo Torrealba, Esmeralda Colmenares, loceras del estado Lara, y tallas en madera de Viviano Vargas y Juan Bañez siguió modelando la arcilla. De estos  autores tomó su inspiración religiosa. Desde aquel momento hizo vírgenes, cristos, santos, últimas cenas, todas de singular belleza, estilización con un sello muy personal. En el año 2009 participó en la muestra: “Pesebres de Anzoátegui” organizada en la Galería “Pedro Báez” de Barcelona.

 Ceferino Cabello. Cristo Negro (2001). Barcelona, Edo. Anzoátegui. 
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C. Venezuela

EL PÍRITU DE AYER

     Francisco Rolingson es tataranieto de General James Rolingson, médico y militar  que vino a Venezuela con la legión británica desde Londres en 1816 a combatir a favor de su Independencia. Y nieto de Pedro Rolingson Herrera, (maestro, político, médico, orador, arquitecto, investigador, ingeniero luchador social),  epónimo de dos liceos: en Píritu y Anaco. Ha vivido la rancia tradición colonial en la que resalta un profundo fervor religioso que viene a formar parte de su cultura popular, costumbres, modo de vida,  religiosidad, que tiene como testigo la iglesia de Píritu o “Damas de las Mil Caras” como la denomina Valentín Rodríguez “Invarro”, que se ha visto amenazada por el progreso, por los cambios de una sociedad tradicional a una posmoderna, en la que se ha ido metamorfoseando desde sus entrañas a una ciudad distinta: el Píritu de ayer. De modo que sobre las espaldas de Francisco Rolingson pesa, por un lado el rancio linaje de un apellido que figura en las letras de la historia patria, y por el otro, haber nacido en un pueblo de mucha historia. Él ha escuchado la historia pasada de la boca de sus antepasados y la ha vivido en su presente, de modo que es testigo principesco de los acontecimientos de esta ciudad que hasta hace poco era un pueblo, ha vivido con nostalgia ese Píritu que se va, que nunca más vendrá, por otro, que es hijo de la modernidad. Por razón, por nostalgia, por dejar un legado de ese Píritu que está pasando, descubre en la pintura la posibilidad de dejarles a los hombres y mujeres del mañana un álbum de fotografía del Píritu de ayer: sus procesiones, velorios de cruz de mayo, velorios de familiares, acontecimientos históricos…

     Francisco Rolingson. Francisco Rolingson viene a ser un artista de transición de este período y el siguiente, donde van aparecer nuevos valores que no introducen cambios sustanciales ni en la pintura, talla ni cerámica. Nació en Píritu, municipio Píritu, Anzoátegui en 1968 donde reside actualmente. Aunque pinta su primera obra en 1983, (Iglesia de Píritu), retoma la pintura en 1999 cuando pinta un paisaje de su pueblo natal, pintura que él me mostró en el año 2000, oportunidad en la cual le sugerí que se dedicara a pintar. De esta data comienza a incursionar de manera firme en la pintura, expuso por primera vez el 6 de diciembre del 2005 en la colectiva: “Ofrenda a la Inmaculada de Píritu”, en el marco de la celebración de las fiestas patronales de Píritu. Al año siguiente participó en la subasta y exhibición de arte internacional: “Oncología sobre Lienzo” en el contexto de la conmemoración del LXX Aniversario del Instituto Oncológico “Luís Razetti” organizada por la Fundación BANDAN Y Faber Castell a beneficio de los enfermos de cáncer de Venezuela en la ciudad de Londres, Inglaterra. (Francisco Rolingson, entrevista personal, 2007, Mayo).

     Rolingson vive en una localidad de añeja tradición religiosa que se remonta a la colonia, cuando fue hecha por los misioneros franciscanos la iglesia Inmaculada Concepción de Píritu, que antes era pueblo y ahora es ciudad, sin embargo, ha mantenido en lo esencial su cultura de antaño. Ha pintado de su pueblo sus festividades, tradiciones religiosas, que tiene como telón de fondo su arquitectura tradicional como testimonio vivo de su acontecer tales como: procesiones, velorios de cruz de mayo, festividades carnestolendas, hechos históricos, velorios, entre otros.

     Además de los elementos señalados, en Píritu se está gestando, desde hace aproximadamente un poco más de dos décadas un interesante movimiento artístico en la que participan creadores como: Valentín Rodríguez (Invarro), Margot Fernández García, Robinson Alvarado Pedro Castro, María Méndez, Hugo Castillo, Simón Bellorín, Rogelio González, Alfredo Yánez, José Delfín, Pedro Barroyeta, Jaime Rolingson y, naturalmente Francisco Rolingson, que se había iniciado con el grupo TAPINPI (Taller de Pintores Piriteños), hoy desaparecido, pero que hace algún tiempo nucleó un número importante de pintores impulsando en movimiento plástico de la localidad. En estos últimos 10 años el trabajo de Francisco Rolingson se ha visto fortalecido, quizá sea el pintor popular más importante que ha aparecido en estos últimos tiempo en el estado Anzoátegui, que está en la transición entre el Tercer Período, Nuevos Artistas, Nuevos Lenguajes y el Cuarto Período, Nuevos Valores, de lo que me ocuparé en adelante.


  Francisco Rolingson. Las Hijas de María (2014). Colección del artista Píritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.



Francisco Rolingson. La Quema de las Calendas en Píritu (2015). Colección del artista Píritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.


 Francisco Rolingson. Mar de Amor (2015). Colección del artista Píritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.

 Francisco Rolingson. Iglesia Inmaculada Concepción de Píritu (2015). Colección del artista Píritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.

 Francisco Rolingson. La Fragua de Píritu (2015).

Francisco Rolingson. La Hora de las Ánimas  en Píritu (2013). Colección del artista Píritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.


Francisco Rolingson. Fusilamiento de Pacífico Tarache el 6 de enero de 1862 en la plaza Fedrderación de Píritu (2015). 
Colección del artista, Píritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.


 Francisco Rolingson.
La Fundación de Píritu de la Purísima Inmaculada  Concepción de María por Fray Juan de Mendoza 1656 (2015)
Colección del artista Píritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas


CUARTO PERÍODO (2000-2015) NUEVOS VALORES

     Este período se caracteriza, entre otras cosas, por la aparición de nuevos valores, algunos de ellos nacidos en nuestro estado, otros residenciados en él a partir del año 2000 procedente de otras entidades federales, han venido tanto en pintura, talla en madera, cerámica. Su aparición en salones de arte es de data reciente. En pintura aunque no hay cambios sustanciales en relación a la temática, y quizá sus creaciones no estén a la altura de Gerardo Aguilera Silva, Armando Rafael Andrade, Luís Méndez, Rosa Vegas y Juan de Dios Campos, quienes dejaron una profunda huella en el arte nacional de Venezuela; no dejan de ser importantes sus creaciones como un aporte al arte del estado y de la nación, donde se puede incluir a Francisco Rolingson, quizá el más connotado, dentro de este grupo de los que cabe nombrar en pintura: Betty Marchan, Miriam Missel, Carmen Mendoza, Vanessa Uribe, Betsy Uribe, Mary Herrera, Elimelec Reyes, Leonardo Alvarado (+), Migdalia Campos, Solange Campos; talla: Jobani Martínez, Laura Buen Año, Maritza González, Mary Herrera; Cerámica orfebrería y ensamblaje: Carmen Mendoza.

DOS SENDEROS UN MISMO DESTINO

     Migdalia y Solange, hijas de Juan de Dios Campos, decidieron seguir la senda que un tiempo atrás siguió su padre: la del arte. Se iniciaron juntas en la pintura y la escultura, los temas tradicionales son su pasión, dos vidas consagradas al arte,  un mismo destino: dos vidas.

     Migdalia Campos y Solange Campos. Migdalia Campos. Nació en Soledad, municipio Independencia del estado Anzoátegui en 1951, estudio educación primaria en la escuela “Tomás Montilla” y la secundaria en los liceos: “Carlos E. Salom”; Julián Temístocles Maza” y “Fernando de Peñalver” de donde egresó, de este último como Bachiller en Ciencias. En 1975 se inicia como maestra de educación primaria en la Escuela Unitaria S/N, Núcleo Escolar Rural (NER) 240, luego pasó a la Escuela Concentrada 120, del mismo Núcleo Escolar Rural. Posteriormente pasó a ser maestra demostradora en el NER 321 en el municipio Independencia de la misma entidad federal. Ocupó en su ejercicio docentes los cargos de Subdirectora, Directora y Supervisora, cargo con que salió jubilada el 1 de octubre de 2003. Campos es egresada de Mejoramiento Profesional del Magisterio como Maestra de Primaria y Licenciada en Educación Integral, Mención Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Abierta (UNA).

     La  actividad artística de Migdalia Campos y Solange Campos se ha inspirado en su padre Juan de Dios Campos (+). En el año 2000 se inscriben el Taller Libre de Arte “Arsenio Pasarín” Casas de de Tejas  donde estudió escultura con el profesor Basanta y pintura con la profesora Esther Mosqueda y en el Instituto de Artes Visuales “Armando Reverón” de ciudad Bolívar estado Bolívar. A partir de entonces comienza la carrera de estas dos prodigiosas creadoras. En el año 2005 crean la Fundación “Juan de Dios Campos” para  preservación del patrimonio cultural de Juan De Dios Campos uno de los más grandes creadores de Venezuela de estos últimos tiempos. Ambas creadoras han seguido el camino de su padre. Juntas emprendido, unidas por un sentimiento artístico, dos carreras individuales colmadas de éxitos. Las artistas trabajan también la cerámica, la artesanía y las manualidades, para lo que emplea, además del material tradicional,  los de desechos. La temática de Migdalia Campos abarca la figura humana, paisajes, ecológicos, animales (iguanas, pericos) y otros más bien relacionado con el abstraccionismo. Trabaja el retrato de personajes históricos tales como: Bolívar, Sucre, Prieto Figueroa, entre otros. Trabaja con variadas técnicas como el óleo, carboncillo, acrílico. En el año 2005, ambas artistas participaron en la II Mega Exposición Homenaje a Jesús Soto, que es la primera exposición en la que participa. Actualmente Migdalia Campos reside en Soledad, su pueblo natal.

     Solange Campos nació en Soledad, estado Anzoátegui el 6 de noviembre de 1953 se gradúa de bachiller y de secretariado comercial, pasa a ser empleada de Compañía Nacional Teléfonos de Venezuela (CANTV), una vez que queda desempleada encontró consuelo en el arte, su versatilidad y necesidad de experimentar  la ha llevado a emplear variadas técnicas: pastel, tiza, óleo, acrílico, acuarela; sobre los más variados soportes que van desde tela, cartón, cartulina, papel, además de materiales de desecho que le sirvan para su propósitos artísticos. Aborda en sus creaciones temas patrióticos, tradiciones, religiosos, escenas del campo, bailes populares, entre otros. Actualmente reside en Ciudad Bolívar.

PINTANDO CERÁMICAS EN CALSUR

     En la vía alterna que va de Barcelona a Puerto La Cruz, cercano Al sector Barrio Sucre se encuentra la empresa de ventas de cerámicas de producción industrial Calsur. Días tras días Carmen Mendoza tenía como oficio pintar las figuras  de cerámicas o  biscochos como le llaman vulgarmente, a estas piezas, de variados temas que van desde imaginería religiosa, animales diversos, motivos florales y tantos otros como su imaginación se lo permitan. Como ella, habían otros empleados que religiosamente hacían todos los días lo mismo que ella, pero no siguieron la senda del arte como sí lo hizo Mendoza, de lo que podemos deducir que había en ella cierta sensibilidad y disposición para las artes. El resto es historia. Carmen Mendoza es el fiel ejemplo de lo que pudiéramos llamar el artista múltiple. Se ha desarrollado artísticamente en los campos de la orfebrería, pintura, escultura, cerámica, ensamblaje, diseño, joyería, corte y costura, bisutería, con un solo propósito: el arte, que integra sabiamente en su trabajo, desarrollando nuevos lenguajes, que además va acompañado de la constante experimentación , que a simple vista pareciera, improvisación; pero no nos engañemos, no hay nada fortuito en su creación, pues todo responde a un orden, a una planificación y a un trabajo bien madurado, solo una mujer que en cuerpo y alma lleva las artes, porque no creo, que todo el que pinte cerámicas en Calsur va a ser un artista, tan sabia como Carmen Mendoza.

     Carmen Mendoza. Es uno de nuestros nuevos talentos en la pintura, cerámica, orfebrería, escultura, ensamblaje. Nació en Caracas el 28 de abril de 1964. Desde muy pequeña se residencia en Píritu, estado Anzoátegui, donde reside actualmente. Su aparición en la escena artística es de reciente data. Su acercamiento con la actividad plástica fue a través de la cerámica pintando piezas con pintura al frío en la tienda de cerámica (biscocho) Calsur ubicada en la vía alterna de Barcelona. Esta experiencia va abrir la brecha en su desarrollo artístico en el campo de ceramista, que viene a completar con sus conocimientos en orfebrería adquiridos en el taller de cerámica de la Escuela de Artes Plásticas “Armando Reverón” de Barcelona a cargo del profesor Hernán Coa. También se ha desarrollado en el campo de la bisutería, lo que vendría a explicar la alta calidad de sus piezas religiosas elaboradas en cerámica, dentro de las que figuran advocaciones marianas, a las que engalana con preciosos vestidos, joyas, accesorios de bisutería, elaborados por la misma artista, a estas piezas le coloca cabellos naturales, como a las tallas coloniales. (Carmen Mendoza, entrevista por correo electrónico, 2013, Febrero 16); (Mendoza, C., 2013).    

     Su trabajo con la pintura no deja de ser menos interesante, Carmen Mendoza es una artista muy versátil, está continuamente experimentando con nuevas técnicas, o combinándolas. Gracias al pintor Hugo Castillo quien la ha apoyado y guiado y la estimula a participar en el año 2002 en el Primer Salón Cerro Negro por el Arte Emergente en la que expuso la obra: “Los Chigüires del Petróleo”, una obra en la que expresa una metáfora de la rivalidad entre el progreso y la reducción del espacio natural de la fauna silvestre en la localidad de Jose a raíz del desarrollo de los proyectos industriales llevados a cabo por Petróleos de Venezuela y sus empresas filiales en la zona.

     Su trabajo pictórico puede ser caracterizado por el empleo de elementos “matéricos” para lo cual emplea como soporte madera o MDF por su resistencia ya que Carmen Mendoza busca lograr volúmenes encolando en su obra pasta realizada con marmolina, pasta profesional, aserrín, en algunos casos se sirve de objetos, su pintura busca esa sensación de tridimensionalidad que no le puede dar la pintura en sí misma, sino en apariencia, apoyándose en las leyes de la perspectiva, la cual deja de lado, su trabajo está en la línea limítrofe entre lo bidimensional y lo tridimensional. Se sirve de variadas técnicas: óleo, acrílico, pintura al frío. Su temática es muy variada: motivos religiosos, paisajes de su entorno, escenas de la vida cotidiana. En el año 2010 participó en la X Bienal de Arte Popular “Salvador Valero”, Trujillo, estado Trujillo, Venezuela.

 Carmen Mendoza. Inmaculada Concepción de Píritu, (2013). 
Colección de la artista, Píritu, estado Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.

 Carmen Mendoza. Patrona de los Pescadores (2009). Colección Francisco Rolingson Píritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.

DOS ARTISTAS UNIDAS POR LA SANGRE Y EL ARTE

     En la población de Sabana de Uchire hay dos artistas: madre e hija que juntas han emprendido el camino del arte, con el mismo ímpetu que su crianza  su madre la ha guiado en la senda del arte. Denota su trabajo una pasión por la anatomía humana, buscando quizá en Leonardo o en Miguel Ángel la perfección del cuerpo humano, lo que vendría a explicar la naturaleza de su trabajo, que se aleja de lo que comúnmente hacen nuestros artistas populares. Esas líneas paralelas que trazan la sangre y el gusto por tallar la madera hacen que su unión consanguínea se encuentre más fortalecida por la afinidad en las artes entre estas dos mujeres.

     Maritza González y Laura Buen Año. Desde el año 2002 están activas como tallistas en Sabana de Uchire, municipio “Manuel Ezequiel Bruzual” del estado Anzoátegui Maritza González y Laura Buen Año. González nació en Altagracia de Orituco, estado Guárico en 1960, se residenció en la localidad uchirense en 1980. En este pueblo de manera autodidacta hizo sus primeras tallas. De la afición por la carpintería derivó el interés de hacer tallas en madera. Aborda como temática: animales, imaginería religiosa (en menor cuantía), la figura humana, que sin dudas, son las de mayor riqueza plástica, caracterizada por una tendencia hacia lo escultórica clásica, en la que busca resaltar la anatomía humana en términos realistas, sin descuidar las proporciones del cuerpo humano. Su trabajo denota delicadeza, esmero y conocimiento del oficio. Expuso por primera vez junto a su hija Laura Buen Año en la Galería de Arte Popular “Luís Méndez” de la Dirección de Cultura del estado Anzoátegui, Barcelona en el año 2005. (Maritza González, entrevista telefónica, 2009).

     Laura Buen Año nació en Clarines, municipio “Manuel Ezequiel Bruzual” el 3 de julio de 1983. Su madre Maritza González la entusiasma e inicia en la talla en madera, razón por la cual se observan en su trabajo rasgos comunes, dentro de lo que cabe destacar el tema de la figura humana y la ausencia de policromía y el empleo de maderas nobles como el cedro y la caoba con las que busca resaltar al igual que González, los aspectos anatómicos del cuerpo humano. Su trabajo, a diferencia de su madre es esencialmente figurativo: desnudos femeninos inspirados en los clásicos grecolatinos como  “La Venus en la Ducha”, característica que se sale de lo típico en este tipo de artistas. Su trabajo dada sus características, al igual que Maritza González no policroma sus tallas. (Laura Buen Año, entrevista telefónica, 2009).

LA PASIÓN POR INVENTAR

     Conocí a Jobani Martínez en el año 2004  en la inauguración del Segundo Salón Cerro Negro, en el que participó con una curiosa fotografía que había tomado con una cámara fotográfica que él mismo había inventado. Un año antes había visto  algunas cosas de Martínez en la Galería de Arte Sotage de propiedad de Pilar Gisper. Eran unas esculturas hechas con botellas plásticas de refresco muy curiosas. Posteriormente pudimos conversar sobre su acercamiento a las artes. La impresión que tengo de él es que es un hombre muy inteligente, que desafía cualquier circunstancia que se le presente que ponga a prueba su ingenio, para mostrarnos sin arrogancia la pasión por inventar, crear no sólo obras de arte con los materiales más insospechables sino objetos utilitarios de la vida diaria como encendedores eléctricos de cocina o cualquier otro que la necesidad se lo exija.

     Jobani Martínez. En la localidad de Clarines, estado Anzoátegui nació el 29 de diciembre de 1955 Jobani Martínez. En esta ciudad está activo como tallista y artesano desde el 2002. Martínez es de profesión Técnico en Electrónica, tiene en su pueblo natal un local donde se  dedica a este oficio. Sin embargo desde la data arriba indicada siempre deja tiempo para hacer sus tallas, artesanías e inventos, porque Martínez es un hombre de gran imaginación y talento, invento una cámara fotográfica, con la que se ha dedicado a fotografiar los sitios históricos de Clarines. También ha inventado encendedores eléctricos  de cocina. Ha trabajado la artesanía con materiales de desecho (botellas plásticas) con la que ha creado esculturas figurativas con un contenido social y protestatario. El  tema trabajado en las tallas en madera son los gallos bellamente policromados con esmalte industrial cuya característica es su sencillez y tendencia minimalista. (Jobani Martínez, entrevista telefónica, 2009).

     Martínez ha asistido a talleres sobre valoración del patrimonio cultural  a través de la fotografía dictados por la Fundación Imagen, Clarines. En el 2004 participó en el Segundo Salón  Cerro Negro por el Arte Emergente inaugurado el 2 de septiembre en la sede del Ateneo “Miguel Otero Silva” de Barcelona, con una fotografía del cementerio de Clarines titulada “Principio a la Vida y Final”. Esta curiosa obra es la fotografía del camposanto  comentado realizado en negativo y positivo (blanco y negro), que representa la dualidad como lo enuncia el título de la obra. Jobani Martínez es el único artista popular del estado Anzoátegui que ha trabajado la fotografía bajo este concepto.


Jobani Matínez. Gallo (s. f.). Colección y fotografía Aníbal Rodríguez,
 Clarines, estado Anzoátegui.

Jobani Martínez. Principio y Final (2004).
Fotografía: Charly Riera, Operadora Cerro Negro, S. A., Ateneo de Barcelona Miguel Otero Silva (2004, p. 108). Digitalización de Imagen: Esp. (bi) TSU Víctor A. Hernández.

 Jobani Martínez. Gallo (2010). Clarines, Edo. Anzoátegui.
 Colección y fotografía Manuel Bas Caracas D. C. Venezuela

PUEBLO ESCONDIDO

     Este es el título de la obra con que hizo debut en las artes Miriam Missel en el año 2005 en el Certamen Mayor de las Artes y las Letras organizado por el entonces Ministerio de la Cultura. Fue la primera obra que pintó, con la  que participó posteriormente en la muestra que yo organicé junto a Zamira Seijas Pisani, Directora del Museo de Anzoátegui en el año 2007, que hoy pertenece a mi colección de arte popular. Missel es esencialmente una pintora de paisajes,  paisajes idílicos, paradisiacos, sin violencia de ningún tipo por su condición de cristiana evangélica, razón por la cual no pinta imágenes religiosas; pero si pueblos remotos, donde denota armonía del hombre con la naturaleza, sin contaminación, sin violencia contra el medio ambiente, que casi hoy no vemos, por la falta de responsabilidad del ser humano hacia la naturaleza, por eso hoy, este tipo de poblado, es un pueblo escondido que ya no vemos.

     Miriam Missel. En la ciudad de Cantaura, estado Anzoátegui, lugar donde nació, está activa desde el año 2004 Miriam Missel. Se dio a conocer  en agosto de 2005 en el I Certamen Mayor de las Artes y las Letras, Capítulo Artes Visuales con la obra: “Pueblo Escondido”. Missel por su condición de creencia religiosa evangélica no aborda el tema religioso, su obra es esencialmente paisajística. Pinta paisajes preciosos, casi paradisiacos, con una pincelada firme, intuitiva, muy gestual que deja entrever la relación del hombre con la naturaleza y cierta nostalgia. (Miriam Missel, entrevista telefónica, 2007, Mayo).

LA ESCUELA DE CARIAQUITO

     Aunque Betty Marchan está activa en Puerto La Cruz desde el año 2005, su formación pictórica la ha recibido del artista plástico Luís Malavé. Malavé ha sido en el arte popular además de artista y promotor cultural, lo que pudiéramos llamar un motivador, un entusiasta que ha sabido darles las herramientas necesarias a sus discípulas sin contaminar su trabajo con el suyo, es decir, ha encontrado la forma de que sus alumnos, bajo su dirección, se encaminen, desarrollen su trabajo, evitando en lo posible que se contaminen con su obra, que crean un lenguaje y un estilo plástico propio, creo que este es su gran mérito. Marchán vive en Puerto La Cruz, pero ha cultivado su pintura en la población de Cariaquito.

     Berenice Marchán (Betty Marchán). Está activa en Puerto La Cruz, estado Anzoátegui desde el año 2005. Nación en Caracas en 1967, suele firmar sus obras como Betty Marchan. Marchan es sobrina del artista popular y promotor cultural Luís Malavé quien la inició en la pintura. Malvé tiene en su casa de Cariaquito, estado Sucre una escuela de pintura popular que yo he dado en llamar la “Escuela de Cariaquito” donde se iniciaron Cipriana Malavé de Castro, Zenaida Malavé de Hurtado, María Hurtado, José Astudillo, quienes han venido participando en salones y bienales nacionales. Malavé ha tenido la sabiduría de conducir los grupos de tal forma que se expresen de manera personal de acuerdo a sus inclinaciones lo que viene a explicar la influencia de éste en sus discípulos más allá de los consejos que un pintor exitoso les comunique a sus estudiantes. Sus trabajos testifican mis afirmaciones.

     En el año 2006, Betty Marchán figura en el catálogo de la edición del 26 Salón de Pintura Ateneo de Carúpano. Su obra es esencialmente costumbrista, aborda temas que evocan recuerdos y momentos vividos en Cariaquito, escenas campesinas, de la vida cotidiana que tiene que ver con las costumbres del pueblo donde ha pasado la mayor parte de su vida. Su forma de entender el paisaje tiene que ver con una intención narrativa y anecdótica, de lo que se sirve para contar sus vivencias. (Betty Marchán, entrevista personal, 2009). En el año 2008 participó en la VII Exposición de Arte Guanta en homenaje a Víctor Gil García auspiciado por la Alcaldía del Municipio Guanta con la obra: “Betty la Patrona Oriental”, pintura alusiva a la Virgen del Valle.

TRES VALENCIANAS EN BARCELONA

     Conocí a Mary Herrera en 1999 por intermedio de Irving Molletones (+) propietario de la Tienda “Gunda” en Barcelona ocasión en la cual le adquirí unas obras de artes traídas de Valencia, estado Carabobo de artistas de esta entidad federal. Me hice cliente de ella y le adquirí varias obras a lo largo de estos últimos años. Desde ese entonces estuvo viniendo seguido a Barcelona, hasta su residencia definitiva con sus dos hijas, viniendo a engrosar el patrimonio de artistas plásticos de Anzoátegui.

     María Luz Herrera (Mary Herrera). Proveniente de Valencia, estado Carabobo ella y sus hijas Vanessa Uribe y Betsy Uribe se residenciaron en Barcelona hacia el año 2006. Proviene de un árbol genealógico donde la mayor parte de su familia son artistas plásticos. Mary Herrera, hija de padre portugués y madre venezolana, nació el 27 de mayo de 1947 en San Cristóbal, estado Táchira. A los ocho años de edad se traslada a Caracas donde vive hasta los dieciocho. A esta edad se traslada a Puerto Cabello, luego pasa a Valencia donde va a vivir intermitentemente entre esta ciudad y Patanemo de la entidad carabobeña. En esta localidad va a tener contacto con la cultura afro caribeña que va a influir en su vida artística.

     Las tallas de Mary Herrera anuncian la nostalgia de una mujer que ha vivido a plenitud su vida, traducido en recuerdos de los lugares que visitó a lo largo de su vida y de la gente que conoció, por ello aborda temáticas tales como: mujeres embarazadas, vendedoras de conservas, el barberos Toto, y la iconografía religiosa y la de Bolívar, tratados con vivos colores, alegres con un contenido narrativo y anecdótico referido a la vida cotidiana. (Mary Herrera, entrevista persona, 2009).


Mary Herrera. Procesión de San Celestino en Barcelona. (2010).

Colección y fotografía Manuel Bas, Caracas, D. C., Venezuela

  María Luz Herrera (Mary Herrera). Virgen del Valle (2007). 
Colección Manuel Alcalá. Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela.

     Vanessa Uribe. Nació en Valencia, estado Carabobo el 4 de agosto de 1985, comenzó a pintar desde los 10 años de edad, ha participado en numerosas exposiciones, dentro de las que caben destacar: Concurso infantil de Pintura Rápida, Día del Artista Plástico (1985) en la que obtuvo el Primer Premio. En el 2002 junto a su hermana Betsy Uribe, Saturnino Uribe (padre), Teo Uribe (hermano), participa en la exposición en las Cocheras del Rey, El Escorial de Madrid, España, (Vanessa Uribe, s. f.). Unas de las características de su pintura es el abordaje de temas relacionados con la cotidianidad y las tradiciones, en la que emplea los colores puros que divide a manera de vitral.

 Vanessa Uribe. Matanza del Toro, (2002). 
Colección y fotografía Manuel Bas, Caracas, D. C.


     Betsy Uribe. En 1983 nació en Valencia, estado Carabobo, se inicia al igual que su hermana Vanessa Uribe a temprana edad, trabaja en sus pinturas temas relacionados con las tradiciones venezolanas. En el año 2006 participó en el Salón de Jóvenes Artistas organizado por la Dirección de Cultura de la Gobernación del Estado Anzoátegui, en la Sala de exposiciones de la Escuela de Artes Plásticas “Armando Reverón” de Barcelona, (Betsy Uribe, entrevista personal, 2009).


Betzy Uribe. Papagallos, (2002).
 Colección y fotografía Manuel Bas, Caracas, D. C.

NO HAY EDAD PARA COMENZAR A PINTAR

     Ningún psicólogo ha podido explicar, sobre todo cuando una persona ya entrada en años, un día de manera fortuita comienza la creación artística. Que impulsa hacia el arte a una persona que ha pasado la mayor parte de su vida en otras actividades. Lo que sí demuestran no las teorías, sino los hechos es que no hay edad para comenzar en la senda del arte, este es de caso de Gregorio Pino. Y le llega de una manera apasionada y entusiasta como a la gente en plena juventud. Descubre su “Afrodita de Oro” que los griegos antiguos asociaron a la eterna juventud. La Afrodita de Oro, esa bondadosa madre que nos hace ver lo bello y bueno de la naturaleza y del alma. Esa fuerza misteriosa, la fuerza de la juventud interior, esa parte que nunca muere, que nos permite superar el tiempo y el espacio, fue lo que impulsó a Gregorio Pino a la creación artística a una edad que nunca, en su juventud podía plantearse que ese iba a ser su destino: ser eternamente joven.

     Gregorio Pino. Pino es uno de esos casos en los que la “musa del arte” llega a una edad en la que nadie pronosticaría el inicio en la creación artística, sin estudio alguno, quizá por una necesidad del espíritu humano de expresarse a través del lenguaje plástico, un día, de forma deliberada, inexplicablemente comienza su carrera como artista. Nació en El Tigre, estado Anzoátegui el 9 de mayo de 1963, a los 9 años de edad su familia se residencia en el municipio “Pedro María Freites” de la entidad anzoatiguense, actualmente reside en la calle Ricaurte, sector El Rincón de los Toros. Su actividad artística la inició  en el año 2008. Expuso por primera vez en septiembre de 2012 en el marco de la celebración del Festival de Teatro de Cantaura en homenaje a Yiovanni Martínez. Aborda como temática la naturaleza: animales de distintos géneros: aves, peces, tallados en madera, como escultura de bulto, bajo y altorrelieve policromados de manera tradicional o con el empleo del aerógrafo con lo que ha demostrado cierta destreza. Realiza trabajos de talla en madera y artesanía, actividades de las cuales vive.


TRIBUTO A MARÍA REYES

     La muerte de un ser querido causa congoja y aflicción a sus familiares, mucho más si se trata de la muerte de una madre. No todas las personas reaccionan por igual, pero en general la tristeza marca la pauta. Elimelec Reyes pierde a su madre, mujer que el amó por su ejemplo, buena disposición y por sobre todo por su gran corazón. Era devota de la Virgen del Valle, como él, fue después de ese irremediable duelo, con el luto en el alma, que encontró consuelo al dolor pintando a Vallita.

     Elimelec Reyes. Nació en Barcelona, estado Anzoátegui el 4 de mayo de 1971. Desde 1998 pinta de manera ocasional alguno que otro cuadro sin tomar en serio su actividad pictórica. A partir de la muerte de su madre María Reyes acaecida en el año 2008 comienza de manera más formal en estos menesteres. Desde esta data participa en las exposiciones de pintura que se realizan en el sector Los Montones de Barcelona donde vive actualmente.

 Elimelec Reyes. Rostro de Bolívar (2011).

                                Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela

ESTAMPAS DE SU CUIDAD NATAL

     De Leonardo Alvarado se pueden decir tantas cosas buenas como hombre integro que dejó para sus coterráneos dos libros referentes a la etnia cumanagotos: “Taramacaz Ran-Nepar” (Libro Abierto con Amor) y Taramacaz Neri Cumanagoto-Caigna (Manual Lingüístico Cumanagoto-Caribe) que hoy por hoy son una referencia importante para el estudio de estos aborígenes. Sin embargo, valga la importancia de lo que acabo de referir, y la naturaleza de lo que me ocupa en este trabajo y en este espacio: el arte, refiero cuatro obras que me hizo llegar mi amigo Manuel Alcalá de Leonardo Alvarado dedicadas al poblado que lo vio nacer, pintadas entre 2011 y 2012, en este último año muere el 14 d septiembre, según me informó Alcalá vía telefónica, como un tributo a su tierra, estas obras son: Indio Cumanagoto (2011), La Laguna de Píritu (2012), Corocora en la Laguna (2012) y Casa Colonial, Calle Bolívar de Píritu (2012), que nos quedan como una estampa de su ciudad natal que nos dejó Leonardo Alvarado.

     Leonardo Alvarado. Nació en Puerto Píritu  municipio “Fernando de Peñalver”, estado Anzoátegui, en 1932, muere en Barcelona de la misma entidad federal en el año 2012. Su primer trabajo fue de arponero de mar afuera, en su tierra natal. Estudio educación primaria en la Escuela Federal “Manuel Ezequiel Bruzual”  de su lugar de nacimiento, la secundaria la comenzó  en el Colegio “San Juan Bosco”, y la culmina en la Escuela Comercio “Margarita Ochitna” de Barcelona de donde egresó como Bachiller Mercantil. Se graduó de Ingeniero Químico en la Escuela Internacional de Petróleo. Fue gran defensor de la causa indígena de la etnia cumanagoto, (Alvarado, 2008). Incursionó como pintor desde el año 2010 hasta su muerte dos años después, razón por la cual su obra es muy escaza, las obras que ofrezco en este espacio es gracias a mi amigo Manuel Alcalá quien era amigo de Alvarado, a quien tiempo atrás le había obsequiado algunas pinturas sobre cartulina. Para más información visitar en mi portal: artepopularvenezolano.blogspot.com mi trabajo: Testimonio en el Tiempo IV Edición, Homenaje a: Leonardo Alvarado, publicado el 29 de diciembre de 2012.


 Leonardo Alvarado. La Laguna de Píritu (2012)



                            Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela



 Leonardo Alvarado. Casa Colonial, Calle Bolívar de Píritu, estado anzoateguí (2012)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela


 Leonardo Alvarado. Indio Cumanagoto (2011)

                        Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela





 Leonardo Alvarado. Corocora en la Laguna de Píritu (2012)

                       Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela


CONCLUSIONES

     El arte que se gesta en las colonias hispanoamericanas en tiempo de dominación, tiene raíz claramente europea. De España, señala Calzadilla (1981) llegaron obras de pintores de segunda, como también grabados realizados en Alemania e Italia y pinturas de origen flamenco y de otras zonas de Europa que tuvieron como destino, en un principio México (Reino de Nueva España) primera colonia española de América en desarrollar un movimiento artístico; Colombia (Nuevo Reino de Granada) cuyo principal escenario artístico fue Santa Fe de Bogotá.

     De la imitación de las obras traídas desde Europa a la América, y sus continuas copias, que de ellas se hacían, llevaría con el tiempo a alejarse del prototipo original que condujo casi de manera involuntaria a permanentes reinterpretaciones que derivó en un estilo popular, cuyo principal ejemplar es la “tabla colonial”. En Venezuela hubo un grupo de pintores anónimos, de estilos regionales en la que los artistas-artesanos se valían de los medios de que disponían para recrear imágenes religiosas, que en muchos casos fueron protegidas por el aislamiento provincial en que se vivía en aquella época en  el país, que dio con estilos populares muy particulares, muy diferentes a su prototipo europeo, agregándole elementos autóctonos, y nuevas advocaciones marianas como la ya casi olvidada Nuestra Señora de Venezuela, que es de algún modo la expresión del sincretismo y el mestizaje cultural y la hibridación cultural como la califica Adolfo Colombres

     En relación al anonimato de estas obras dispongo de dos versiones que a mi manera de ver no son contradictorias sino más bien complementarias. Duarte (1984) sostiene que los artistas no firmaban las obras porque su creación era en algún sentido un acto devocional, es decir el imaginero colonial veía este tipo de arte muy diferente como lo vemos nosotros hoy, y por lo tanto no era indispensable firmarlas. Por su parte Boulton (1875) señala que la razón era que en Venezuela como en otras regiones de América Hispana como Quito, México, Colombia los artistas estaban organizados en gremios de artesanos y se les exigía la firma en sus obras. Este autor señala además que la región oriental de Venezuela era pobre en pinturas. Clasifica, de acuerdo a las características pictóricas de las pinturas, en tres regiones bien diferenciadas: 1. Central, que comprenden Caracas y los llanos de Calabozo, Guárico; 2. El Tocuyo, Lara, por cierto donde se consolidó unas de las principales escuela de arte colonial: Escuela de El Tocuyo, que en parte se debe según Boulton, (1975);  Duarte, (1984) a la gran cantidad de minerales de sus suelos que servían para hacer pinturas, entre ellos el cobre. 3. Y la región Los Andes: Trujillo y Mérida, esta última, el principal centro de producción artística de la zona.

     Nuestra pintura popular tiene sus orígenes en el primer tercio del siglo XVIII, pero era considerado un arte menor, sin importancia, situación que estuvo presente hasta la segunda mitad del siglo XX, hasta el descubrimiento de Feliciano Carvallo. Esto obedece además a que no había salones de arte ni mecanismos de divulgación, y al aislamiento en que vivía Venezuela en aquel tiempo. Carvallo es descubierto en 1948, un año después, se da a conocer públicamente en una exposición en el Taller Libre de Arte, constituyéndose en el primer pintor de este género que aparece en la historiografía.

     Después de Carvallo, vinieron Armando Rafael Andrade (1957), Gerardo Aguilera Silva (1964), de quien sabemos que pintaban desde principios de los años veinte, Bárbaro Ribas quien pintaba desde 1925, descubierto por Francisco Da Antonio en 1949, dado a conocer públicamente en 1954 en una muestra en el Bar Sorpresa,  Petare. Refiero estos casos solo para ilustrar, porque si no, la lista sería interminable. Otro impulso al arte popular se la dio la creación de salones de arte popular y las colecciones privadas y a los museos de este género.

     Sin embargo cabe advertir, que la discusión en relación al termino arte popular, para significar a artistas que no han estudiado arte de manera formar, no ha terminado. Inclusive, este término se usa a menudo de forma polivalente y polisémico conceptualmente, e incluye a artistas de temas muy variados que van desde los tradicionales, históricos, religiosos, venidos de los comic, de acontecimientos contemporáneos, de lo que los artistas participan por medio de la globalización, motivados además por un pluralismo de intereses, por lo tanto no se tiene la última palabra al respecto, solo lo enunciamos desde el paradigma del presente referido a cómo se ha conceptualizado el arte hecho por personas que han aprendido por cuenta propia, lo que por ahora se denomina arte popular; producto del acuerdo entre investigadores, curadores, coleccionistas museólogos y demás gente vinculados con este tema, que no deja de ser algo arbitrario, pero es el término más conciliador hasta ahora.

     Hay que considerar además, en relación a los artistas populares que me ocupa aquí —los del Estado Anzoátegui— su aparición en escena no obedece a movimientos artísticos bien diferenciados como en el arte académico, por ejemplo a corrientes como el cubismo, dadaísmo, impresionismo, expresionismo, abstraccionismos, aunque podemos ver en algunos de nuestros artistas alguna de estas influencias; sino a la aparición espontánea de manera indeterminada a lo largo del tiempo. Que abordan temas religiosos, históricos, iconografía patria donde Bolívar es el preferido, relacionados con la conservación ambiental, paisajes, temas tradicionales, entre otros. Que han desarrollado un lenguaje plástico muy peculiar, alejado de lo que se enseña en las escuelas de arte, técnicas de trabajo y materiales que responden más que a los ortodoxos señalados por la universidades o los que indican la tradición, movidos por una  necesidad vital de expresarse para lo cual se sirven muchas veces de lo que disponen en un momento dado. El hombre siempre producirá arte  en las universidades o fuera de ellas, por su condición de “Homo Art” como lo ha demostrado la historia de la humanidad. Lo importante aquí es la posibilidad de dejar testimonios tangibles, documentos como parte de nuestra historia, que a veces se constituye en una especie de narrativa visual que nos permite comprender más nuestra realidad, por ello, salud a nuestros artistas populares, porque sin ellos, el arte se vería más disminuido. ¿Qué sería de nuestro arte venezolano sin pintores como Bárbaro Rivas, Feliciano Carvallo, Gerardo Aguilera Silva, Salvador Valero, Armando Rafael Andrade, Emerio Darío Lunar? ¡Los  exhorto, vosotros lectores, a responder esta pregunta!...

NOTAS ACLARATORIAS DE LOS AUTORES:

     Nota Nº 1. Las imágenes de las obras de Bernardo González y Ramón Bolet Peraza fueron tomadas del libro de Rafael Pineda, 1980, Retrato Hablado de Venezuela, T. 2, Serie Cuadernos Lagovén, fotografía en blanco y negro de Alí Araujo Nº: 169, 170, 171 y 173, Caracas: Lagovén Filial de Petróleos de Venezuela, S. A., pp. 75-79. Digitalizadas por la Biblioteca Nacional de Venezuela/Referencia Virtual, Caracas, 7 de mayo de 2015.

     Nota Nº 2. Las imágenes de las obras de Cándido Rojas fueron tomadas de la obra de Alfredo Armas Alfonzo, 1981, Un Pueblo Hecho de Recuerdos: Clarines Bien Lejos, Serie Cuadernos Lagovén,  fotografía en blanco y negro de Alfredo Armas Alfonzo, Caracas: Lagovén Filial de Petróleos de Venezuela, S. A., p.23. Digitalizadas por la Biblioteca Nacional de Venezuela/Referencia Virtual, Caracas, 7 de mayo de 2015.

     Nota Nº 3. La imagen donde aparece Pedro Campos con sus creaciones: “El Pirata”, “El Bombero” y “La Burra de la Fortuna” fue tomada del reportaje realizado por Daniel Olivares  (Fotógrafo) Daniel Delgado Arocha (Periodista), (2011 Julio, 17), Identidad local esculpida a la intemperie, Ardentía La Revista del Diario El Tiempo, Año 5, Edición 279, pp. 16-17, [Revista en línea] disponible en: www.media.eltiempo.com.ve/El TIEMPO_VE_web/18/suplemento/docs/0305859001310775226.pdf.

     Nota Nº 4. Los autores hacen del conocimiento público a través de estas líneas, que para la realización de esta investigación no recibieron ningún tipo  de financiamiento de entes público ni privado, y que la misma, fue financiada por los investigadores.

                       
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ARTISTAS POPULARES DEL ESTADO ANZOÁTEGUI

AUTORES:

Manuel Bas. Barcelona, estado Anzoátegui, Venezuela, 1959. Pregrado: Licenciado en Educación, Universidad Nacional Experimental “Simón Rodríguez” (UNESR). Postgrado: Especialista en Gerencia Educacional, Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL). Magister Scientiarum en Tecnología y Diseño Educativo, (UNESR). Curso de Postgrado de Ampliación: Comprensión de la Realidad Educativa Nacional y Ética de la Profesión Docente. Doctorado: Cultura y Arte para América Latina y el Caribe, Instituto Pedagógico de Caracas (IPC) (Cursando). Profesor Agregado, UNESR. La actividad docente la ha compartido con la de coleccionista, promotor y divulgador del arte popular de Venezuela, ha colaborado con Instituciones a nivel local, regional y nacional relacionadas con las artes visuales.

Víctor Argenis Hernández (Col.). Estado Miranda, Venezuela, 1962. Docente Colaborador en la Misión Sucre, Aldea CULTCA Preescolar Nocturno. Instructor en el Instituto Militar Universitario de Tecnología de la Guardia Nacional Bolivariana Coronel (f) “Bastidas Torres”. Director de Auditoría Interna del Instituto Autónomo de Policía Municipal de Guaicaipuro.  Técnico Asociado de Investigaciones, Instituto Venezolano de Investigaciones Petroleras. (Estado Miranda). Pregrado. TSU. en Química Instituto Universitario de Tecnología de la Región  Capital (IUT-RC); TSU en Administración Instituto Universitario de Tecnología Dr. Federico Rivero Palacios. Postgrado. Especialista en Gerencia, Mención Gestión de la Producción, Instituto Universitario Experimental de Tecnología de La Victoria, estado Aragua. (IUET-LV), Especialista en Gerencia, Mención Organización (Sin TEG) (Universidad Yacambu). Componente Docente, Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL).
Estudiante de la UNESR, Núcleo Los Teques de la Licenciatura en Administración, Mención Recursos Materiales y Financieros.

CORECCIÓN DE TEXTO: (bi) TSU. Esp. Víctor A. Hernández. Licdo. Manuel Bas.

DIGITALIZACIÓN DE IMAGEN: (bi) TSU. Esp. Víctor A. Hernández. Biblioteca Nacional de Venezuela/ Referencia Virtual, Caracas, D. C., Venezuela.

EDICIÓN ELECTRÓNICA: (bi) TSU. Esp. Víctor A. Hernández

FOTOGRAFÍA: Arquitecto  Alfonso Sandoval, Profesora. Migdalia Campos, Licenciado Manuel Bas, Licencida Dexi Vargas, Tony González, Alfredo Armas Alfonzo, Alí Araujo. Daniel Olivares, Augusto Hernández, Carlos Lozada, Petre Maxim Vladimir Sersa, Adalberto Álvarez, Alirio Briceño, Anibal Camejo, Juan Carlos Calanche, Charlie Riera, Juan García Solis, José Delfín. Mario Abarca Serrano, Leobaldo Hernández, Aníbal Rodríguez, Oscar Ramírez, Jipson Briceño, Rodrigo Benavides, Biblioteca Pública Central “Julián Temístocles Maza”, Juan Aguilar, Pedro Torres, David Pérez, Chucho Toro, Luís J. Pereira.

AGRADECIMIENTOS: Los autores queremos agradecer de manera sincera a las personas e instituciones que a continuación se mencionan en este espacio por su apoyo incondicional para ver cristalizado la siguiente investigación, que no está demás recalcar lo importante de su invalorable aporte: Licdo. Fabián Pérez, Arq. Alfonso Sandoval, Licdo. Manuel Alcalá, Licda. Rosa Sánchez, Rosalba Martínez, Licda. Carmen Fe Mayor, María Caicuto, Profesora Migdalia Campos, Licdo. Francisco Rolingson, Licdo. Sandy Tucci, Licdo. José Delfín, Museo de la Leyenda, Licdo. Alberto Rivas, Luís Malavé, Darío Falanelli, Licdo. Daniel Alén, José Graterón Luque, Anibal Rodríguez, Jorge Medina, Valentín Rodríguez “Invarro”, Antonieta Yasselli,  Fundación Museos Nacionales, Galería de Arte Nacional/ Centro de Investigación y Documentación de las Artes Plásticas (CINAP), Museo de Anzoátegui, Biblioteca Nacional de Venezuela/Archivo Audiovisual de Venezuela/División de Sonido y Cine/Referencia Virtual/División de Obras Planas/Hemeroteca Nacional Sala “Leoncio Martínez”, Leobaldo Hernández, Luís Guaregua, Cronista de Clarines Álvaro Armas Bellorín, Martha Guilarte, Manuel Hurtado, Félix Chivico. Mario Abarca Serrano. Marysabel Suárez (CINAP).



Caracas, Distrito Capital, Venezuela, enero de 2016