USO
INADECUADO DE CONCEPTOS EN EL DISCURSO, VERSUS LA APROPIADA SEMÁNTICA DE LA
ACADEMIA*
“Para investigar la verdad es preciso dudar,
en cuanto sea posible, de todas las cosas” [Comencemos con el significado que a
la ligera le asignamos a las palabras que usamos (N de A)] (Descartes, El
Discurso de Método, 1637)
“El buen sentido es la cosa mejor repartida del mundo, puesto que cada uno piensa estar tan bien provisto de él que, incluso aquellos que son más difíciles de contentar en otra cosa cualquiera, no acostumbran a desear más de lo que tienen”. (Descartes, El Discurso de Método, 1637).
Una vez fui con un compañero
para tratar de venderle un programa de software contable a un herrero famoso
por la fama de la calidad de sus trabajos, hablándole al señor se le dijo, esta
poderosa y sencilla herramienta lo ayudará mucho en su negocio, simplificándole
la vida respecto al registro de entradas y salidas dinerarias, retenciones y
pagos de impuestos, el señor se nos quedaba viendo raro, y se dirigió a una
pequeña biblioteca que tenía en su modesta oficina y saco el tomo 2, de la vigésima
primera edición del Diccionario de la Lengua española y nos indico; por favor,
busquen en la página 1099 y lean el concepto de “Herramienta”, luego preguntó:
¿si es usted un Universitario bien formado, que tuvo que realizar una
investigación para hacer un proyecto y graduarse?; ni siquiera averiguó que significaban
las palabras que uso, ¿cómo puede ser algo intangible, una herramienta?. Será
un programa, quizás una aplicación informática, pero jamás una herramienta, con
el uso de herramientas me gano la vida casi diariamente hace unos 25 años. Ese
hecho que en su momento me hizo sentir vergüenza e indujo en mí el
comportamiento de revisar, en el libro que quizás es el más obviado por estos
tiempos, es decir, el Diccionario, los conceptos que uso cotidianamente y
tratar, aunque no siempre lo logro, utilizarlos de la manera más apropiada
posible.
Un tiempo después leía el libro Estadística
General Aplicada escrita por los Doctores Frederick E. Croxton y Dudley J.
Cowden (Fondo de Cultura Económica, México. Tercera reimpresión en 1959) y me
llamó mucho la atención de que en la página 22 hace una analogía entre el
trabajo de un carpintero y un investigador, en todo momento habla de que el
carpintero utiliza herramientas y los investigadores métodos, en ninguna parte
del escrito comete el error de indicar que los investigadores (en estadísticas)
utilizan herramientas para su trabajo investigativo. Ese detalle me hizo
recordar al herrero y pensé que quizás las personas de la vieja escuela tenían
ese tipo de formación, que en la educación de aquellos tiempos era importante
que las personas, en especial los académicos, utilizarán correctamente las
palabras, teniendo pleno conocimiento de su significado formal (El acordado en
los diccionarios oficiales de una lengua); que dominaran la conceptualización
cosificativa de los términos que utilizaban.
Por esos días comencé a ojear un libro que
me regaló el Doctor Cristopher Anthony Oropeza Ramones, titulado “Del acto de
conocer al discurso que lo narra. Una problemática epistemológica” del Doctor
Gabriel Ugas Fermin, en sus primeras 12 páginas habla de normas y reglas y no
utiliza la palabra “estándar”, lo que llama la atención, ya que es una palabra
usada hasta en exceso últimamente, pero que está asociada a un factor que
podría inducir a errores, en Inglés, “standard” tiene dos significados
aceptados, patrón y norma, si en el contexto de la oración donde se usa no
ubica exactamente al lector, puede dejarlo en un limbo, en el cual no sepa
específicamente a que se refiere el autor, por eso me llamó poderosamente la
atención el cuidado del Doctor Ugas en no utilizar términos de posible
interpretación dudosa y pienso que esa debería ser una de las características
de la academia. Una frase del libro de Croxton, mencionado supra, dice: “Es
lamentable que muchas personas tengan propensión a aceptar datos estadísticos
sin dudar de su exactitud.” Me permito copiarlo y rescribirlo como: “Es
lamentable que muchas personas tengan propensión a aceptar significados
conceptuales sin dudar de su exactitud.” (Más adelante en el libro de Ugas las
epistemologías terminan teniendo herramientas, páginas: 16, 19, 54 entre otras,
pero esa es otra historia…Uomo su uomo)
En el mismo orden de ideas, recuerdo que
visitaba a un amigo que tenía una distribuidora de productos desechables, y al
amigo le indica a un empleado que “chequeara” una mercancía que había llegado,
el empleado fue y al rato regreso y le dijo “Si jefe hay esta la mercancía”, el
amigo, un poco molesto le increpa y le dice, al menos ¿viste si lo que decía la
factura es lo que llegó? Y comenzó a regañarlo, intervine y la dije al amigo,
no deberías regañarlo, ya que el error parte de ti, no de él, cuando tu le
dices a alguien que chequee algo, la persona puede interpretar que le estás
indicando: ver, anotar, registrar, confrontar, comprobar, inspeccionar,
fiscalizar, verificar, observar, revisar, examinar y quien sabe cuántos más
significados le atribuye la gente, si no le das al empleado una orden precisa y
clara, no debes pretender que él te lea el pensamiento y adivine que es lo que
tú, en última instancia, le estás solicitando que haga, el amigo, un criollo
Portugués muy educado en sus maneras, le pidió disculpas al empleado y le
indicó que verificara si la mercancía recibida correspondía con la factura, el
empleado se fue, regreso al rato e informó que si, se había recibido
correctamente la mercancía en cuanto a las cantidades y las presentaciones
solicitadas.
Un caso que siempre me ha parecido
interesante ocurre con la palabra RANGO, traducción descuidad de la palabra
inglesa “RANGE”, aparentemente a alguien, posiblemente del campo de los
profesionales mayormente atropellados…esos que usan mucho la calculadora…, se
le ocurrió cambiar la “E” por una “O” y listo, y en una muestra descomunal de
flojera no consultó el diccionario de traducción y comenzó el adefesio con el
rango, rango en Inglés significa
intervalo, entendiendo intervalo como: “Del lat. intervallum.1. m.
Espacio o distancia que hay de un tiempo a otro o de un lugar a otro.2. m. Conjunto de los valores que toma una magnitud entre
dos límites dados. Intervalo de temperaturas, de energías, de
frecuencias.3. m. Mús. Diferencia de tono entre
los sonidos de dos notas musicales.” DRAE, Ed. 22) y rango como: “Del fr. rang, y este del franco *hrĭng 'círculo', 'corro
de gente'. 1. m. Categoría de una persona con respecto
a su situación profesional o social. 2. m. Nivel o
categoría. Una ley de rango constitucional. 3. m. Situación social elevada. 4. m.
Garbo, desinterés, desprendimiento.” (DRAE, Ed. 22) Como puede apreciarse nada
que ver el significado de un término con el significado del otro, pero ahora
estamos invadidos de libros llenos de “rangos” tratando de significar
intervalo. Y así pasa con otras palabras como planear con la cual hemos
sustituido, casi totalmente a la planificación, en los textos de
administración, finanzas, gerencia y negocios.
Retornando a la situación atípica del
rango, reflexionando acerca de por qué ocurren estas situaciones, recuerdo
cuando tuve el honor de trabajar como químico en PDVSA (entre los ochenta y los
noventa), en la filial dedicada al aseguramiento de la calidad de los productos
derivados del petróleo, apoyo técnico a filiales y empresas foráneas,
investigación y desarrollo en áreas de interés petrolero, INTEVEP, donde además
de recibir una excelente y continua formación profesional, tuve la oportunidad
de escribir y que fueran publicadas notas técnicas, informes técnicos y
participar en un informe de investigación y desarrollo, las normas en el centro
de investigación dictaban que cada vez que se pretendía publicar un escrito,
este después de ser revisado por un comité de expertos en el área técnico
científica, era revisado por expertos en lenguaje y, en más de una oportunidad
recibí correcciones, de obligatorio cumplimiento, por estos expertos en
lenguaje, lo que me llevó a pensar, que una de las causas del uso incorrecto,
en principio, de algunos conceptos, es que como profesionales de diversos
campos, pensamos que sabemos todo del área de experticia, olvidando que el uso
del lenguaje tiene sus particularidades especificas y sus profesionales, en los
cuales deberíamos apoyarnos, para garantizar la calidad conceptual y narrativa
de nuestros escritos, sobre todo si estos van a representar el nombre de una
prestigiosa institución, como lo es un centro de investigación o una
universidad, que es un espacio de investigación por excelencia.
Para concluir, pienso que deberíamos
quitarnos los mantos de soberbia, prepotencia, arrogancia y autosuficiencia y
ser mesurados y educados y hacer lo que sabiamente indicó en El Yo Dividido,
R.D. Laing: “Todos deberíamos dedicarnos sin pausa a desaprender gran parte de
lo hemos aprendido, y a aprender a aprender lo que no nos han enseñado”, sobre
todo lo que hemos aprendido con características de imprecisión conceptual. Y
recordar que todo investigador lleva la carga de ser también un epistemólogo,
por lo cual: “El epistemólogo debe esforzarse pues, pues para comprender los
conceptos científicos en síntesis psicológicas progresivas, estableciendo, a
propósito de cada noción, una escala de conceptos, mostrando como un concepto
produce otro y se relaciona con otro” (Bachelard, citado por Reale &
Antíseri). Lo que implica claramente que si se tiene un concepto difuso o
imprecisamente interpretado en la cadena progresiva de conceptualización, la
imprecisión se difundirá por gran parte del razonamiento expuesto, lo que en
principio contradice el principio científico de búsqueda de la verdad, lo más
precisamente posible; haciendo analogía con un albañil, sería como construir
una gran pared con bloques defectuosos, quizás la pared se mantendrá por un
tiempo, pero en algún momento presentará sus fracturas y defectos., dejando al
albañil, con mala reputación ante los clientes y sus colegas. Y como dice
Marilyn Von Savant, buscar un par de palabras diariamente en el diccionario,
nos irá haciendo más inteligentes, al ser capaces de ir comprendiendo, poco a
poco más discursos o discursos más complejos.
Muestra Visual:
José Gregorio Grateron Luque. Dibujando desde el Aislamiento Finales de marzo del 2020)..
Colección y Fotografía del Artista.
Referencias:
-Croxton,
F. E. & Cowden D. J. (1958), Estadística general aplicada. (3ra. Reimpresión
de la Primera edición en español). México. Fondo de Cultura Económica.
-Fermin,
Gabriel. (2013). Del acto de conocer al discurso que lo narra. Una problemática
epistemológica. (1 ra, Ed.) Venezuela. Lito-Formas.
-Laing,
R. D. (2013). El Yo Dividido. (1 ra. Ed.). México. Fondo de Cultura Económica.
-Reale,
G. & Antiseri, D. (2010). (“ da. Ed.). Historia de la filosofía. (Tomo
VII). Colombia. Editorial San Pablo.
-Savant,
M. (2004). Gimnasia cerebral: Ejercite y aumente usted mismo su inteligencia.
(7 ma. Ed.) España.. Andos, S. L. .
-
TEXTO: Víctor
A. Hernández
FOTOGRAFÍA: José
G. Grateron L.
REVISIÓN:
Ph.D.: Cristopher Anthony Oropeza Ramones, MsC. Manuel C. Bas S. y Bh: Víctor
A. Hernández C.
EDICIÓN ELECTRÓNICA:
Lcdo. / Esp. Víctor A. Hernández
Ciudad de
Los Teques, capital del estado Bolivariano de Miranda, en estado de Aislamiento
Social y cuarentena preventiva a los últimos días del mes de marzo del año del
señor Jesús Cristo 2020.-