CARLOS VIDALES BOLÍVAR
ENFERMO: LOS ÚLTIMOS RETRATOS*
(Reseña de Libro)
“Todos
los retratos aquí presentados (excepto el último) fueron hechos en vida de
Bolívar, quien los conoció y, en algunos casos, los comentó, a excepción de los
dos que pertenecieron al archivo personal de Manuela Sáenz. Apenas puede
dudarse de que reflejan la fisonomía del Libertador en diferentes momentos de
la última fase de su existencia, pues fueron aceptados como auténticos por él,
por sus contemporáneos y por quien tenía la más íntima relación con él” (Carlos
Vidales, 2012).
“Y
si todos los demás aceptaban la mentira
que impuso el Partido, si todos los testimonios decían los mismo, entonces la
mentira pasaba a la Historia y se convertía en verdad” (George Orwell, 1949. “1984”)
“Se rinde ‘culto’ a los hombres que forjaron
la nacionalidad independiente, pero un culto que se da la mano con lo
sentimental más que con lo reflexivo” (Mario Briceño Iragorry, 1951).
DEL BOLÍVAR ENFERMO Y SUS ÚLTIMOS
RETRATOS AL BOLÍVAR 3D
En este espacio refiero el libro: “Bolívar Enfermo: Los Últimos Retratos”
publicado en el año 2012 por Carlos Vidales (Bogotá, 1939-Estocolmo, 2014).
Vidales residía en Estocolmo, Suecia desde 1980, dos años después comenzó a trabajar
en el Departamento de Español, Portugués y Estudios Latinoamericanos de la
Universidad de Estocolmo, hasta su jubilación en el 2006. En dicha casa de
estudios fue profesor de español, literatura y análisis de textos literarios.
Asimismo en los cursos de Sociedad, Historia y Cultura de América Latina. Su
jubilación no impidió que siguiera sus estudios históricos como lo demuestra la
obra que aquí comentaré. Donde se exhiben veinticuatro retratos de Simón
Bolívar que se le realizaron entre 1828-1830, dentro de los cuales está uno
inédito que no deja dudas de cómo lucía el Libertador en sus últimos días. Por
cierto discrepa con la versión en 3D mandada a hacer por el gobierno nacional
con Philippe Froesch, artista franco-alemán dedicado a reconstruir el rostro de
figuras históricas tales como Maximiliano Robespierre (Martínez, 2020). Froesch,
en una entrevista que le realizara en Colombia la periodista venezolana
Valentina Lárez, le asegura que Hugo Chávez
lo contrató para que hiciera con tecnología de la serie CSI: Cyber, el
verdadero rostro del Libertador a partir de la tomografía de su osamenta
(Martínez, 2016).
Los retratos presentados por Carlos
Vidales se contrapone a la imagen profana que el presidente Hugo Chávez y su
comitiva presidencial, y los “expertos” en reconstrucción digital
tridimensional, con que le hicieron creer a la opinión pública, que ese era el verdadero rostro de Bolívar; como
aparece reseñado en el rotativo Semana el 24 de julio de 2012, en el marco de
la celebración de los 229 años de la
natalicio de nuestro máximo epónimo, cuando fue revelado ante el país y el
mundo por Hugo Chávez, quien afirmaba: “Este es el verdadero rostro de Simón Bolívar”
(Semana, 2012, p. s / n.). Tiempo antes de la creación en 3D, de la nueva
imagen del Libertador, el Alba Caracas (2010) había reseñado la exhumación de
los restos de Bolívar, de esta manera:
Las y los venezolanos se
despertaron sorprendidos este viernes, al conocer que una comisión de
destacados científicos venezolanos y extranjeros, de entes como la Fiscalía
General de la República, la Universidad Central de Venezuela (UCV), la
Universidad de Granada (España), el Instituto de Estudios Avanzados de
Venezuela (IDEA) y el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas
(IVIC) realizaron una exhumación de los restos del Libertador en el Panteón
Nacional (p. s / n.).
Naturalmente,
dicho acontecimiento despertó la alegría
de muchos (los que siguen a Chávez) y la indignación de otros muchos (los que
no lo siguen y de los venezolanos que no están alineados en toldas
político-partidista alguna); estos últimos, consideraron este hecho como una
profanación de los restos de Bolívar. Los argumentos del oficialismo eran,
entre otras cosas, que Simón Bolívar murió envenenado, que se habían
confabulado contra él sus enemigos y, había que hacerle nuevos exámenes a la
osamenta, porque desconfiaban del diagnóstico del catarro pulmonar crónico que
había degenerado en tisis tuberculosa de de A. P. Révérend, incluso, se negó que la
imágenes oficiales de Bolívar eran su facsímil.
Dentro de la tesis del oficialismo cabe
referir lo siguiente: “La
antropólogo forense, Lourdes Pérez, aseguró que las personas que participaron
en la investigación para realizar la digitalización del rostro del Padre de la
Patria, se encuentra sumamente agradecidos por haber rescatado la memoria del
gigante de América, del personaje más transcendental de la historia de
Venezuela” Alba
Caracas (2012, p. s / n.). Dentro del medio país indignado, cabe destacar además el
comunicado de los miembros de la Academia Nacional de la Historia publicado en
la Revista de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina (2010), firmado por connotados historiadores
venezolanos, dentro de los que cabe mencionar: Elías Pino Iturrieta, Germán
Carrera Damas, Pedro Cunill Grau, Santos Rodulfo Cortés, Manuel Caballero,
entre otros, quienes condenaron el hecho calificándolo de un “desagravio contra
el Padre de la Patria,
inútilmente profanado en la tranquilidad de su sepulcro” (p. s / n.).
El argumento de que Bolívar fue asesinado
fue alimentada por Jorge Mier Hoffman creador de la bolivarianalogía
(ciencia especializada en la vida de Bolívar) y creador de la primera imagen
holográfica del Padre de la Patria en documentos oficiales, y que es el
responsable de que el Estado Venezolano haya iniciado la investigación sobre la
muerte de Simón Bolívar, tal cual denunció, con pruebas, según él en su
Libro “La
Carta que cambiará la historia” (Mier
Hoffman, 2008). Puestas así las cosas
por Mier, el presidente Chávez, por el Decreto 5.834, del 28 de enero del 2008,
creó una comisión para estudiar las dudas, que según ellos, había en torno a la
muerte de Bolívar (Bastidas Padilla, 2015). Una
proposición, que según Bastidas Padilla (ob. cit.), está llena de especulaciones,
ciertamente, pero también de documentos, y que Mier Hoffman afirma que Bolívar
fue víctima de una conjura entre Estados Unidos, España y el Vaticano, y que murió “fusilado”, por orden de Andrew Jackson.
Esto alimentó en
Hugo Chávez Frías el interés por la exhumación de los restos de Bolívar. Al
respecto señala Bastidas Padilla (ob. cit.): el presidente Chávez de modo reiterativo y con vehemencia afirmaba que a
Simón Bolívar lo mandaron a matar la oligarquía colombiana: “Creo que lo
asesinaron. Lo digo y asumo mi humilde responsabilidad ante el pueblo y ante la
historia. No tengo pruebas. No sé si las tendremos” (Bastidas Padilla, 2015, p.
s / n.). Incluso Mier Hoffman llegó a afirmar
que el testamento de Bolívar
es apócrifo, y que sus despojos mortales no reposan en el Panteón Nacional
(Bastidas Padilla, ob. cit). Cosa algo contradictoria, porque si estaba seguro
de que no estaban allí, para que hicieron la exhumación y el retrato en 3D.
A propósito de la realización de la imagen digital que se realizara de Bolívar, la Comisión Presidencial para la Planificación y Activación del Proceso de Investigación Científica e Histórica, Sobre los Acontecimientos Relacionados con el Fallecimiento de El Libertador Simón Bolívar y el traslado a la Nación de sus restos mortales (2012), detalla de esta manera los pasos para la reconstrucción facial:
1. Reconstrucción y Digitalización
Tridimensional del Cráneo. 2. Establecimiento de la Profundidad de los Grosores
del tejido Blando. 3. Modelado de la musculatura facial por medio de gráficos
computarizados tridimensional. 4. Asignación de los detalles del Rostro como son
el tono de piel, color de ojos, forma, color del cabello, cejas, pilosidad
facial, arrugas faciales y sombreado para dar una apariencia natural, y el
deterioro sufrido por los últimos meses de su enfermedad, todo lo cual dará
forma grafica a los informes científicos forenses” (p. 3).
Sin
embargo, para el entendido de muchos,
dentro del que me incluyo, este rostro no guarda semejanzas con los rostros
que históricamente se le ha asignado al Libertador como auténtico, ni mucho
menos en esos últimos años de (1828-1830) ni el realizado en 1 830 en San Pedro
Alejandrino como lo veremos más adelante, en el trabajo de Carlos Vidales. El
rostro en 3D realizado a Bolívar, para decirlo con palabras del historiador
Luis Castro Leiva, no es más que “teología bolivariana”. Vidales incluye en su
trabajo veinticuatro (24) retratos de Bolívar, pintados entre 1828-1830, veintitrés
(23) de ellos se hicieron en vida para los que el posó, de los cuales Bolívar
tuvo conocimiento, excepto uno (1), que se le realizó post mortem por Luis Perú
De Lacroix, el último en la secuencia de retratos del libro. Además de este
pintor, figuran: Antonio Salas (2 óleos); Pío Domínguez (1 óleo); Antonio Meucci
(4 óleos); Juan B. Pérez y Soto (1 óleo); anónimo (1 óleo); y José María Espinosa
(12 obras): (4 óleos), (1 acuarela) y (7 carboncillos).
Espinosa
es quizás el pintor que más retrató a Bolívar, lo cual tiene varias
explicaciones: era militar y amigo de Bolívar y de Sáenz, cosa que aclara
también que muchos de esos cuadros estuvieran en el archivo personal de la
Libertadora. Son obras testimoniales en la que se puede observar las rúbrica escrita
en la parte frontal de varios de los cuadros pintados por Espinosa, por ejemplo,
los números 5, donde se lee: “Su excelencia en traje de paisano”. Perfil; 8 donde
escribió: Su excelencia con el rostro desencajado después de un ataque de bilis y
tos. Me dijo: José Ma. “El verdadero hombre siempre lo encontrarás en el alma
de un moribundo”; 9 “A doña Manuela Sáenz: Su excelencia recuperado
después de un ataque de bilis ruega a usted un poco de su compañía"; 17
boceto que Sáenz conservó en su archivo personal hasta su muerte; y 23, el
pintado en San Pedro Alejandrino, un cuadro revelador, que nos indica cómo se
veía Bolívar unos días antes de su muerte, donde el pintor escribe en el cuadro
el grave estado en que se veía.
Además de lo señalado, el
pintor visitaba con frecuencia Bogotá y estuvo cercano al hasta sus últimos
días como lo demuestra la obra pintada del natural al Libertador el 10 de
diciembre de 1830, por cierto el último que se le pintara en vida para el cual
posó (la antes referida: No. 23). De este pintor hay un
retrato de Simón Bolívar perteneciente a la Colección del Palacio de Miraflores
que ingresó en 2012 al Centro Nacional de Conservación y Restauración
Patrimonial (Cencrep) y tras 28 meses de trabajo fue culminada su restauración
fue presentada públicamente el miércoles 9 de septiembre por el presidente de
la República, Nicolás Maduro en una alocución en el Palacio de Gobierno, dicha
obra será incluida en la colección iconográfica del Libertador (Alba Ciudad, 2015).
Las líneas precedentes han servido para
poner de relieve la importancia de esta obra para historiografía, la
iconografía del libertador y contribuir simultáneamente con las artes visuales
vinculada a los retratos realizados por los artistas referentes a Bolívar en el
siglo XIX. Aunque Vidales (2012) en la breve presentación deja claro referente a esta investigación lo
siguiente: “Esta no pretende ser una presentación artística. Es solamente
una parte de mi proyecto de investigación histórica sobre la iconografía del Libertador. Las fechas aquí indicadas están sujetas a
revisión” (p. 2). A pesar que el escritor no tenía entre sus fines realizar una
investigación de carácter pictórico, pero dadas las características del libro,
detrás de su afirmación subyace también
un aporte fundamental al campo de las artes visuales, y disipar de una vez la
nube de especulación que existe referido a cómo era el rostro del Libertador en
su últimos días de San Pedro Alejandrino, y de esta manera dar luces referente
a la iconografía del personaje.
Referente a este asunto, Vidales (ob. cit.), apunta: “Apenas puede
dudarse de que relejan la fisonomía del Libertador en diferentes momentos de la
última fase de su existencia, pues fueron aceptados como auténticos por él, por
sus contemporáneos y por quien tenía la más íntima relación con él” (ob. cit.,
p. 33). Asimismo, señala: “Yo los publico como un homenaje en este diciembre de
2012, cuando se cumplen 182 años de la muerte de Bolívar” (Vidales, ob. cit., p.
2). Estas imágenes, en palabras del autor, ilustran el último período de la
vida de Simón Bolívar. Sin más preámbulos presentamos un comentario de dichas
efigies en la secuencia que aparecen en el libro de Vidales (2012):
1).
Pintado en mayo de 1828 por José María
Espinosa, amigo del Libertador, hizo
este retrato al óleo, con ocasión de la estadía de Bolívar en Ocaña, Colombia, en
tiempo de la Gran Convención (mayo-junio).
2). Otro óleo pintado el 2 septiembre de
1828 en Bogotá, Colombia por José María Espinosa, Bolívar le obsequió este
cuadro al coronel Juan María Gómez.
3). Un carboncillo realizado en Bogotá por José María
Espinosa en víspera del atentado del 25 de septiembre, por cierto, Bolívar
elogió este retrato prometiéndole mandarle a Italia con una beca a
perfeccionarse al pintor.
4). En 1828 realizó este carboncillo José
María Espinosa, pintado en Bogotá poco después del atentado del 25 de
septiembre.
5). Un dibujo hecho en 1829 por José María
Espinosa, posiblemente al inicio de este año, en Bogotá, Colombia; en la obra
se puede leer la firma del artista, además del texto: “su excelencia en traje
de paisano. Perfil”. Bolívar vestía de esa manera luego de un atentado del 28
de septiembre de 1828 para pasar inadvertido ante de sus enemigos. Esta obra
perteneció al archivo de Manuela Sáenz.
6). En 1829, Antonio Salas en Guayaquil
ejecuta el óleo, que fue un encargo de Juan José Flores, primer presidente del
Ecuador, aparece Bolívar en primer plano y en segundo, el general Florencio
‘Oleary. Bolívar sufría una hepatitis aguda.
7). Otro óleo pintado por Antonio Salas,
esta vez, en la ciudad de Quito, después de pasar una gravísima
enfermedad en Guayaquil.
8). Dibujo de José María Espinosa
realizado en 1829 en Bogotá, Colombia está obra perteneció a al archivo de
Manuela Sáenz, en ella, el pintor escribió el siguiente texto: “Su excelencia con
el rostro desencajado después de un ataque de bilis y tos. Me dijo: José Ma.
‘El verdadero hombre siempre lo encontrarás en el alma de un moribundo”.
9). En 1829 en Bogotá, José María Espinosa,
dibujó este retrato que perteneció al archivo personal de Manuela Sáenz, en la
obra se puede leer: “A doña Manuela Sáenz: Su excelencia recuperado después de
un ataque de bilis ruega a usted un poco de su compañía";
10). Miniatura al óleo pintada sobre
marfil por Pío Domínguez, al dorso se puede leer: “Pintado en el 1 de marzo de
1829 por P. D. copiado de la misma persona
del General Simón Bolívar.
11).
Pintado al óleo en Bogotá en 1830, por José María Espinosa, después de
su renuncia al poder en víspera de su viaje a Cartagena Colombia. Dicha obra fue restaurada por el artista en 1840.
12). Una acuarela sobre cartulina
pintada por José María Espinosa en 1830
en Bogotá, después de su renuncia al poder.
13). Un óleo pintado por José María
Espinosa a comienzos de 1830, Bolívar aparece de pie con los brazos cruzados y mirando
de soslayo al artista, fue la pose característica escogida por Espinosa para
los óleos que le realizará al Libertador desde finales de 1828. Una de las tantas variantes realizadas por
Espinosa. Esta es la misma pose adoptada por El Libertador, en la obra referida
en líneas precedentes del Bolívar que restauró el Gobierno Nacional a través de
Cencrep, pintado también por José María
Espinosa.
14). Cuadro Anónimo pintado en Bogotá,
Colombia en 1830, aunque los conocedores de las obras pintadas por Espinosa del
Libertador, creen ver sus rasgos en ella.
15). Dibujo a carboncillo realizado por
José María Espinosa en 1830 en Bogotá, Colombia en tiempo de su partida a
Cartagena. Esta obra aparece reseñada en el libro titulado: El Rostro de Bolívar de Oscar Rojas Jiménez (1988).
16). Dibujado al carboncillo por el pintor
José María Espinosa en Bogotá, Colombia en 1830, poco antes de su viaje final
del Libertador a Cartagena, dicha obra aparece referido en el libro El Rostro
de Bolívar de Oscar Rojas Jiménez y de Alfredo Boulton: Los Retratos de
Bolívar.
17). Un boceto realizado en Bogotá,
Colombia por José María Espinosa en 1830. Entre 1829 y 1830, Espinosa realizó una serie
de cuadros en las que se observa el creciente deterioro de la salud de Bolívar.
Espinosa le envió este boceto a Sáenz quien lo conservó en su hasta su muerte, dicho dibujo aparece en el libro citado Rojas Jiménez, y Alfredo Boulton.
18). Óleo (sepia) de Antonio Meucci
pintado en julio de 1830 en Cartagena, Colombia una característica que refleja
el rostro de Bolívar, en esta tela, según Vidales (2012) es el alargamiento del
rostro y el creciente prognatismo;
19). Retrato pintado al óleo de Antonio
Meucci en Cartagena, posiblemente a fines de julio de 1830, considerado único
en la iconografía bolivariana por la sonrisa que Bolívar exhibe en el cuadro.
20). Miniatura al óleo sobre marfil
pintado por Antonio Meucci en Cartagena en agosto de 1830, perteneciente a la
colección de Carmen Aida Zuluaga,
Caracas, D. C., Venezuela. Algunos autores pensaban que éste, era el
último retrato que se le realizara a Bolívar en vida donde posó para el artista,
sin embargo, como se verá más adelante, no es cierto, Carlos Vidales lo
demuestra en este libro. Por cierto este cuadro aparece reseñado en el trabajo Oscar Rojas Jiménez (1988) titulado:
El Rostro de Bolívar y en de Boulton (1983): Los Retratos de Bolívar. Por
cierto esta obra pertenece actualmente a la Fundación John Boulton.
21).
En agosto de1830 en Cartagena, Colombia, tomando como modelo una obra de
Antonio Meucci, Juan B. Pérez y Soto, pinta al óleo un retrato de perfil. Esta
obra se publicó en la Revista Ilustrada No. 3, del 4 de agosto de 1898, se
pensaba también, como el caso anterior que fue el último para el que Bolívar
posó, cosa no cierta (Vidales, ob. cit.).
22). Miniatura al óleo sobre marfil
pintada por Antonio Meucci en agosto de 1830 en Cartagena. Sobre esta obra, su
edecán Belford Hinton Wilson, escribió: “Esta es la mejor y la única buena
interpretación que jamás haya yo visto del General Simón Bolívar, y así ha sido
reconocido por el General y por el Coronel Ibarra, sus edecanes, como también
por el señor José Rafael Revenga y por todos los compañeros del General
Bolívar, sus oficiales y amigos, a quienes la hemos mostrado” (Vidales ob.
cit., p. 29). Por cierto, es el mismo cuadro de la portada del libro que aquí
comentamos.
23). Este boceto, inédito, fue realizado
por José María Espinosa el 10 de diciembre de 1830 para el que Simón Bolívar
posó. El retrato en cuestión fue hallado en el archivo de Manuelita Sáenz,
quien lo guardó como un tesoro hasta su muerte. Aunque el dibujo está fechado
en Santa Marta, la crítica opina que es
innegable que fue realizado en la Quinta San Pedro Alejandrino. Además de estas
particularidades de reflejar las últimas facciones del Libertador en vida, cosa
que hasta ahora eran especulaciones; como el retrato que mandara a realizar
Hugo Chávez, luego de la exhumación de los restos del prócer del Panteón
Nacional. El retrato que ofrece Vidales en este libro nunca antes fue conocido
públicamente, en él, José María Espinosa
debajo de la obra, escribió: “Se refleja en el noble rostro de su excelencia
una grave preocupación por su salud. Solo él sabe cuánto sufre. Santa Martha
XII-10-/30” y, finalmente…
24). Un dibujo realizado el 17 de
diciembre de 1830 de Bolívar muerto realizado por Luis Perú de Lacroix
(secretario de Bolívar), quien al lado derecho inferior del cuadro escribió: “…sus
facciones expresaban perfecta serenidad, ningún dolor o seña de padecimiento se
refleja en su noble rostro”. Esta obra fue propiedad de Manuela Sáenz. Este
cuadro aparece también en la contraportada del libro de Carlos Vidales. Cabe
nombrar en este espacio la carta que Luis Perú de Lacroix le
envió a Sáenz, el 16 de diciembre, contándole el triste estado en que ha visto
al Libertador (Bastidas Padilla, 2015). De modo que el retrato hecho por el
militar y pintor, arranca de un hecho real, no de una ficción o fantasía, él
fue testigo, estuvo frente a Bolívar como lo testifica esta misiva, como era su apariencia física, con
base a ello elabora el dibujo postmorten.
En esta reseña voy a prestar mayor
atención al pintor José María del Rosario Joaquín Custodio Remigio Espinosa
(1776-1883), mejor conocido en la historia como Espinosa, quien fue uno de los creadores de la
iconografía del Libertador Simón
Bolívar, pues no se le conoce influencia inmediata.
Fue pintor, cronista, prócer del la Independencia y amigo de Bolívar. Incluso
existen libros que testifican la amistad de Espinosa y Bolívar (Rojas Jiménez, 1988). Ahora bien, cuatro son las razones por
detenerme a comentar la obra de José María Espinosa: (1) por ser uno de los
pintores que más retrató en vida a Bolívar para lo cual posó; (2) por no
conocerse influencia inmediata en sus retratos; (3) por ser el pintor que hizo un retrato del Libertador en su lecho
de muerte y que deja testimonio de palabra e imagen sobre la condición grave de
salud y deterioro físico en que se encontraba Bolívar. Sobre este punto señala
Rojas Jiménez (ob. cit.) que lo los historiadores han repetido una y otra vez
sobre su estado físico, lo siguiente: “si nosotros por el azar de la
reencarnación encontrásemos a Bolívar en una calle cualquiera de Venezuela, no
lo reconoceríamos, pasaría a nuestro lado posiblemente inadvertido” (p. 17); (4)
deja de lado toda clase de especulación referida a cómo lucía Bolívar en sus
últimos momentos de su vida; y (5) por ser un retrato hasta ahora no incluido
en la iconografía bolivariana. Me refiero al retrato número veintitrés (23) en
la secuencia de este trabajo y del libro de Vidales, donde se puede observar
más un Bolívar en muerte que en vida, producto de la grave enfermedad que
padecía, que el mismo Espinosa lo testifica con la escritura que le hizo en la
parte inferior del retrato. Al respecto, Rojas Jiménez (ob. cit.), al respecto señala:
pero si
fuéramos a ver el Bolívar de mirada opaca, el Bolívar de Espinos que pintara el
último de su vida, o fuéramos a ver las miniaturas del pintor Meucci en
Cartagena, no lo identificaríamos porque ya se había apagado la luz intensa de
sus ojos, su pelo se había raleado, su cuerpo estaba enjuto por la tisis; ya
era el vencido del cuerpo pero jamás del
alma (p. 17).
Debo dejar claro, que las discusiones en
torno a los retratos de Simón Bolívar en cuanto a similitud o no con el
personaje, desde el punto de vista pictórico, y atendiendo a la necesidad de
buscar en el pasado siglo XIX, entre los pintores para hacer retratos, se les exigía,
entre otras cosas, que fuera un pintor con reputación y que en lo posible
estuviera presente el personaje. Los retratos hechos, tomando como modelo otro
cuadro, al cual se le hacían incontables copias, tendía a alejarse de las
características del modelo que se quería representar.
El mismo José Gil de Castro y Morales (el mulato
Gil), pintor peruano de gran notoriedad en el oficio, hizo una serie de
retratos de Bolívar, uno de ellos, para el cual estuvo presente, según el mismo
Simón Bolívar, fue fiel a su imagen. Me refiero al cuadro pintado en Lima en
1825, donde aparece con la espada de oro que la municipalidad de Lima le
otorgara. Referente a este cuadro, según Rojas Jiménez (1988), Bolívar, al verlo, expresó: “es mi retrato pintado a imagen y semejanza” (p.
12). Esta obra de Gil de Castro fue traída a Venezuela por Antonio Leocadio
Guzmán para ser colocado en el Salón de Honor de la Casa del Vínculo en la esquina de Las Gradillas. Más
tarde pasó al Salón Elíptico, Caracas. Sin embargo, no tuvo, en los posteriores
realizados, en donde no posara Bolívar, que hizo tomando como modelo el cuadro
para el cual Bolivar estuvo presente, la misma fama en cuanto a fidelidad con
su figura. Al menos desde el punto de vista de lo que pudiéramos llamar el
realismo pictórico. Rojas Jiménez (ob. cit.), al respecto indica:
Pero si fuéramos a ver el Bolívar de mirada opaca,
el Bolivar de Espinosa que pintara el último de su vida, o fuéramos a ver las
miniaturas del pintor Meucci en Cartagena, no lo identificaríamos porque ya se
había apagado la luz intensa de sus ojos, su pelo se había raleado, su cuerpo
estaba enjuto por la tisis; ya era el vencido del cuerpo pero jamás del alma
(p. 17).
La importancia de los retratos, al menos
desde el Renacimiento italiano, era que buscaban inmortalizar a la persona que
posara como un legado para la posteridad, y estaban destinadas para este privilegio las personas pudientes e
influyentes. Caso icónico: La Mona Lisa. Cabe recordar que la cámara
fotográfica fue una invención de Charles y Jacques Louis Chevalier en París en
el año 1826, aunque la cámara oscura es anterior. De modo, que para ese
entonces, la única manera de mantener vivo el rostro de personajes importantes
era el retrato pictórico, siempre buscando la fidelidad con el modelo que se
quería representar.
Es importante señalar, que las novedades
de los retratos que nos traen el impresionismo y el cubismo, muy sugestivos,
persiguen otros fines de los retratos que vengo comentando, son otras formas de
expresar la figura humana, que no se le niega su validez dentro de las artes
visuales, y cuyo fin es representar las formas geométricas el mundo interior
del ser humano. Cabe recordar en este espacio la obra de Picasso: Retrato de
Dora Maar (1937) de la época cubista y; los del expresionismo de Oskar
Kokoschka, Autorretrato con Brazos
cruzados (1826), los cuales son muy ilustrativos para aclarar esta idea. La
diferencia entre los cuadros de Espinosa, Picasso y Kokoschka, obedece a la
finalidad que cumplían en un momento dado en el tiempo en que fueron pintados,
sin desmeritar uno con respecto a otro, y a la tendencia artística imperante en
ese entonces.
Una vez hechas la reflexiones que
considero pertinentes sobre el libro de Carlos Vidales “Bolívar Enfermo: Los
Últimos Retratos”, recomiendo sus lectura, ojalá haya salido tiempo antes su
publicación de la exhumación de los restos de Simón Bolívar y hubiera sido
leído por los profanadores de su reposo final, para ver si hubiera
obrado el milagro de evitar que los expertos
en “bolivarianalogía” hayan desistido de cometer semejante vesania. Lo
meritorio del trabajo de Carlos Vidales es que los retratos de Simón Bolivar
aquí presentados, sobre los últimos dos años de su vida, dejan de lado “toda”
especulación referido a cómo se veía; y de manera particular el último que se
le hizo en vida estando frente del pintor Espinosa el día 10 de diciembre de
1830.
*Manuel Bas, Dr.
en Cultura y Arte para América Latina y El Caribe.
REFERENCIAS
Exhumados los restos del Libertador Simón Bolívar. (2010, Julio 17). Alba Caracas. [Prensa en línea]. Alba Caracas Disponible: https://albaciudad.org/2010/07/exhumados-los-restos-del-libertador-simon-bolivar/. [Consulta: 2020, Agosto 9].
Chávez devela rostro digitalizado del Libertador. (2012, Julio 24). Alba Caracas. [Prensa en línea]. Disponible: https://albaciudad.org/2012/07/chavez-devela-rostro-digitalizado-del-libertador/. [Consulta. 2020, Agosto 9].
Cencrep restauró retrato de Bolívar del pintor colombiano José María Espinosa. (2015, Septiembre 16). Alba Caracas. [Prensa en línea]. Disponible: https://albaciudad.org/2015/09/cencrep-restauro-retrato-de-bolivar-del-pintor-colombiano-jose-maria-espinosa/. [Consulta: 2020, Agosto 9).
Bastidas Padilla, C. (2015, Diciembre 18). La otra muerte de Bolívar. Análisis del libro 'La carta que cambiará la historia' que dice que el Libertador fue "fusilado". El Tiempo (Prensa en línea). Disponible: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-16462449. [Consulta: 2020, Agosto 17].
Boulton, A. Los Retratos de Bolivar. En Galería de Arte Nacional / Museo de Bellas Artes. (1983). Simón Bolívar Bicentenario de su Nacimiento 1783-1983. Caracas: Autor.
MUESTRA VISUAL
1). Astrid Gómez (Los Teques, Edo. Miranda, Venezuela)
Bolívar (2020)
Paint digital
2). Astrid Gómez (Los Teques, Edo. Miranda, Venezuela)
Bolívar y su caballo (2020)
Paint digital
3). Astrid Gómez (Los Teques, Edo. Miranda, Venezuela)
Bolívar yendo a la guerra (2020)
Paint digital
4). Duglas Blanco (Los Teques, Edo. Miranda, Venezuela)
Bolívar y su caballito (2020)
Talla en madera policromada
5). Duglas Blanco (Los Teques, Edo. Miranda, Venezuela)
Bolívar bailando la burriquita (2020)
Talla en madera policromada
6). Víctor Sánchez (Los Teques, Edo. Miranda, Venezuela)
Bolívar (2020)
Mixta / papel
7). Víctor Sánchez (Los Teques, Edo. Miranda, Venezuela)
Bolívar El Libertador
Mixta / papel
8). Victor Sánchez (Los Teques, Edo. Miranda, Venezuela)
Rostro de Bolívar (2020)
Mixta / papel
9). Yenny Manzanilla (San Miguel de Boconó, Edo. Trujillo, Venezuela)
Simón Bolívar
Talla en madera policromada
CARLOS VIDALES BOLÍVAR ENFERMO: LOS ÚLTIMOS
RETRATOS
(Reseña
de Libro)
DEL BOLÍVAR ENFERMO
Y SUS ÚLTIMOS RETRATOS AL BOLÍVAR 3D
TEXTO:
Manuel
Bas
POSTER
ON LINE:
Eduardo Palmera
EDICIÓN: Eduardo Palmera
& Manuel Bas
Obras de la
Colección Manuel Bas, Caracas, D. C., Venezuela
En Venezuela, el
país donde se inventó la Bolivarianalogía, noviembre 2020.