ARTISTAS
POPULARES DEL ESTADO ANZOÁTEGUI
“Gente así, como digo, pintores,
tallistas, carpinteros de retablos y decoradores de marcos y homacinas, que
amistan el purpura con el añil, al verde de las lluvias con el tizne de los
veranos y le atribuyen a Bolívar o a San Juan Bautista rasgos del pulpero, de
paleador de burros…”, Luís Alberto Crespo, (2000) en Edda Armas, (2000), p. 18.
“Nunca, que se sepa, Caota se extrajo de estas inagotables faltriqueras
otra cosa que no fuera la carta que nunca le escribió ni nunca le mandó al hijo
de Mercedes Alfonzo contándole la vez que se encontró con Cristo en El Bajo
Guatique y Cristo le estuvo rogando que le ayudara a construir el mundo.
Entonces Cristo tomó el barro de los indios que se asentaron entre las piedras
del Guanape y que se había transformado en la resina de los tiamos, amasó
Cristo el barro entre sus manos mágicas, sopló sobre lo que parecía el ojo de
la brasa, y entonces roló la cóitora de entre la palma con la herida del clavo
hasta la flor del pardillo, que se esparcía en el suelo”. Alfredo Armas
Alfonzo, (1978 a.) en Edda Armas (Comp.). (2003, p. 60).
“Es evidente que ya nada referente al arte es evidente, ni en sí mismo,
ni en su relación con la totalidad, ni siquiera en su derecho a la existencia”.
(Theodor W. Adorno, 1970, Teoría
Estética, p.19).
Bernardo
González.
Vista de la Mitad del Oeste de
Barcelona (Venezuela). (s. f.).
Grabado a buril Ramón Bolet Peraza.
El Oasis, Nº 3, Imprenta y Litografía
Bolet, Barcelona, 1856.
Tomado de (Rafael Pineda, 1980,
Retrato Hablado de Venezuela, T. 2, Serie Cuadernos Lagovén. Fotografía en blanco y
negro Nº 169: Alí Araujo, Caracas:
Lagovén Filial de Petróleos de Venezuela, S. A.,
p. 75). Digitalización de imagen, Biblioteca Nacional de Venezuela/Referencia
Virtual, Caracas, D. C., Venezuela.
Por: M. Sc.
Manuel Bas. Esp. (bi) TSU Víctor A. Hernández (Col.)
RESUMEN
Artistas Populares del Estado Anzoátegui es una investigación, que desde
el punto de vista metodológico se emplearon fuentes: primaria y secundaria. La
primera utilizó entrevistas, visitas a los creadores en sus talleres, muchos de
ellos no documentados, para lo cual fue de gran utilidad las fuentes
testimoniales vinculadas a las artes o el plano personal, que aportó al
conocimiento biográfico. Implicó además el estudio, la valoración de sus
creaciones y la selección que aquí se
ofrece con un fin divulgativo. La secundaria implicó la revisión de referencias
impresas, audiovisuales y electrónicas que se complementó con las entrevistas. El
trabajo se estructuró: Estudio preliminar para contextualizarlo, apoyado en una
línea de investigación histórico-cronológico, teniendo como criterios la
aparición en escena artística, hitos histórico que resalten acontecimientos de
interés en el campo o conexo. En esta
misma idea, se asumió el criterio de demarcación histórica por periodos, cuatro
en total. Primer Período: El Arte en Tiempos Hispánicos Hasta el Siglo XIX.
Segundo Período: 1900-1969 Predominio de la Pintura. Tercer Período: Nuevos
Artistas Nuevos Lenguajes. Cuarto Período: Nuevos Valores. Acompañada de un extenso
trabajo fotográfico de sus creaciones visuales, realizadas por los autores,
artista, coleccionistas, gente del medio artístico gentilmente permitieron su divulgación,
otras rescatadas de viejos catálogo de publicación limitada de los años 60
hasta la actualidad y de mayor circulación. A manera de conclusión: se puede
afirmar que la aparición de nuestros artistas fue espontánea, sin movimiento artístico
que los nucleara, individualidades, que se inician, en distintas edades, cuyas
motivaciones y criterios de creación son diversas y poco ortodoxos, empleando
los materiales de que disponen, con un solo interés: la necesidad espiritual de
crear obras de arte marcado por un profundo sincretismo cultural.
Descriptores: Artistas
populares, períodos e hitos históricos, cronología, creación artística, Estado
Anzoátegui
Abstract
Popular artists of Anzoategui
State (Venezuela) is a research paper, that from a methodological point of view
used primary and secondary sources. The former used interviews, visits to
artists in their workshops, many of them undocumented, for which testimonial
sources close to the arts or on a personal level were very useful, thus contributing to the biographical
knowledge. It also implied the study and assessment of their creations, and the
selection offered here for exclusively informative purposes. The latter
involved the review of printed, audiovisual and electronic references,
supplemented by interviews. The work is structured: Preliminary study to
contextualize its development through time, supported by a line of
historical-chronological research, taking as criteria the appearance of their
works on the art scene, historical milestones that highlight events of interest
in the field or in related ones. Following this idea, the criterium of
demarcation was assumed by historical periods, four in total. First Period: The
Arts from Hispanic times to the nineteenth century. Second Period: 1900-1969,
Prevalence of painting. Third Period: New Artists, New Languages. Fourth
Period: Rising Star. They are accompanied by an extensive photographic work of
their visual creations, made by authors, artists, collectors, people in the art
world who graciously allowed their disclosure, while others were salvaged from
old catalogues of limited publication from the 60’s, to those from the present
with wide circulation. In conclusion, we can say that the appearance of our artists
was spontaneous, without a definite artistic movement to gather them together,
individuals who started at different ages, whose motivations and creative
criteria have been diverse and unorthodox, using available materials with just
one thing in mind: the spiritual need that drives the creation of works of art
marked by a deep cultural syncretism.
Key Words: Popular Artists, historical times, historical milestones, chronological, artistic creations, Anzoategui State.
INTRODUCCIÓN
En orden cronológico presento a los artistas populares
del estado Anzoátegui, que es, al mismo tiempo el título de esta investigación.
Preferí este nombre que el de “arte popular del estado Anzoátegui”, porque de
lo que trato aquí es principalmente de los artistas y sus creaciones, no sin
advertir, los inconvenientes que puede traer el término “arte popular”, vocablo
aceptado e internacionalizado por curadores, críticos, coleccionistas de arte,
pero hay que dejar claro, que éste es más bien una palabra genérica que
involucra a artistas de variadas tendencias y formas y maneras de creación que
no se corresponden a un grupo homogéneo, sino por el contrario: muy
heterogéneo, el empleo del término ha venido quedando por el momento por no
haberse encontrado otro más conciliador, por lo tanto no se debe emplear de
manera dogmática y reduccionista. De
algún modo, por este problema he preferido titular el trabajo de la manera que
lo hice. Es conveniente aclarar además, que vocablo arte popular aunque sabemos
involucra la música, literatura, danza, teatro; en nuestro caso lo restrinjo a
las artes plásticas o artes visuales, aunque muchos de los noventa y siete (97)
artistas aquí tratados abarcan otras disciplinas dentro del arte popular como
es el caso de José Delfín, Leonardo Caicuto (+) (El Negro Caicuto) y Jorge Medina, entre otros. Dentro de este
género presento: tallistas, escultores, muralistas, muñequeros, pintores,
escultores, arquitectos, ceramistas, dibujantes, fotógrafos, ensamblajistas, creadores
de arte efímero, tejedores, promotores culturales, artesanos, entre otros,
algunos de ellos experimentan con varias técnicas integradas en una sola
creación con son los casos de Rosa Vegas, Natividad Caicuto y Carmen Mendoza,
fieles ejemplo de lo que podemos llamar “artistas múltiples” quienes además han
incursionado en los nuevos lenguajes. En
algunos casos es difícil determinar esa fina línea que divide el arte y la
artesanía, por lo que en algunos casos me vi obligado a incluir a artesanos.
He optado en
esta investigación el criterio de amplitud despojado de todo prejuicio,
admitiendo tantos artistas reconocidos a nivel nacional como Luís Méndez,
ganador del Premio Edmundo Monsanto en
el 54 Salón Arturo Michelena en 1996, Armando Rafael Andrade, quien participó
en 1967 en el XVIII Salón Oficial Anual de Arte Venezolano y la IV Bienal de
Arte Moderno Sao Paulo, Brasil, Juan de Dios Campos (+) Premio Pintura en el
Segundo Salón Bigott de Arte Popular (2001); como a tantos otros, desconocidos,
y en el mejor de los casos han participado en alguna que otra feria local,
como Alejandro Méndez, Luís Guaregua,
Efraín Velásquez; algunos de ellos desaparecidos físicamente, dentro de los que
menciono a:Félix Vargas (+), Omar Tayupo Aguache (+), Jesús Pérez (+), Eduardo
Fulco (+), y tantos otros que podemos ver cuando nos adentremos en esta investigación.
Creo que lo importante aquí es facilitarle un espacio para dar a conocer su
vida y su creación artística, que es de algún modo el objetivo de este estudio.
Cabe aclarar que aunque asumí un criterio
de demarcación histórica por “períodos”, lo hice solo con fines didácticos para
establecer criterios diferenciadores a lo largo del devenir de la creación
artística de los cultores aquí tratados, que naturalmente no deja de ser algo
arbitrario, se utilizó sólo con el interés de caracterizar los hitos histórico
fundamentales que definen nuestro arte popular, fue así que estructuré mi
trabajo de la siguiente manera, además de la introducción que presento: Estudio
Preliminar, Primer Período: El Arte en Tiempos Hispánicos Hasta el Siglo XIX;
Segundo Período 1900-1969: Predominio de la Pintura; Tercer Período 1970-2000:
Nuevos Artistas Nuevos Lenguajes y Cuarto Período 2001-2015: Nuevos Valores.
Los artistas aquí presentados, suman un total de noventa y siete (97) creadores
ubicados a lo largo y ancho del estado Anzoátegui.
Para la
obtención de la información requerida me vi en la obligación de estudiar una
extensa literatura, así como también la recolección de testimonios a través del
trabajo de campo entrevistando a artistas y personas vinculadas con el arte a
manera de informantes que me suministraron información valiosa que no estaba
reseñada en documentos, me serví además del empleo de la internet para
contactar artistas y que por ese medio me hicieran llegar información y
fotografías de interés, y realizar entrevistas a través del chat, el correo electrónico y el teléfono vía
llamadas o mensajería de texto y la visita de portales (blogs), fue de gran
ayuda. Darle una estructura lógica a toda la información fue una tarea ardua,
debo agradecer al gesto desinteresado de Víctor Argenis Hernández por leer el manuscrito y darme sus oportunas
sugerencias y con la digitalización y edición del trabajo.
ESTUDIO
PRELIMINAR
A manera de Estudio Preliminar, me propongo, entre otras
cosas, revisar la conceptualización del término
“arte popular” en el contexto que va a ser utilizado en este estudio no
sin dejar de lado su revisión histórica desde el escenario mundial para pasar
al nacional (Venezuela) y local (Anzoátegui), lo que permitirá dar luces a algunos aspectos que no están muy claros en el
arte popular, sobre la cual se ha forjado toda una mitología, que en vez de
aclarar, genera más bien confusión. Es conveniente por ello señalar algunas
referencias históricas que permitan una mejor comprensión de su aparición como
fenómeno cultural. No sin advertir, que en este campo no se ha dicho hasta
ahora la última palabra, y cualquier opinión que yo emita no deja de ser
convencionalismo lingüístico, en tal sentido cualquier planteamiento persigue
más bien un fin didáctico al margen de cualquier dogmatismo, por lo tanto no pretendo
tener la última voz en esta materia. Para el caso de esta investigación,
comparto el criterio de Cañizares, (1993) para el contexto aplicado en las
artes plásticas el término arte popular es una realización tangible: plástica,
que en otros marcos de referencia, no el empleado en este estudio, incluye la
creación artística: musical, escénica, literaria, u otra del pueblo, pero en el
caso particular que me ocupa aquí, no.
El término
arte popular—ya internacionalizado y oficializado— ha venido quedando a falta
de otro mejor, luego de un amplio debate entre pintores, críticos y curadores
de arte, aunque puede entenderse también de manera errónea como sentido de
“popularidad”, como éxito masivo, o como que despierta la simpatía de todos, y
nada más alejado de esto. (Perán Erminy, 1999). Sin embargo, apunta Ruíz,
(2005): “… el concepto de arte popular tiende a ser un término polisémico,
abierto y entendido de múltiples maneras, pero no despojado de cargas
despectivas”, (p.32). Este mismo autor en otra obra relacionada con el tema
publicada en el año 2008 expresa que la terminología arte popular incluye otras
expresiones artísticas, que para bien o para mal sirven de sinónimos, por lo
tanto escribir una historia del arte popular de Venezuela podría carecer de
sustentación teórica. Por ello en mi opinión se debe usar el término sin caer
en posturas dogmáticas, y entender que la variedad de expresiones que
genéricamente llamamos arte popular tienen características bien diferenciadas
que no se pueden homogenizar de manera absoluta; inclusive si queremos
investigar en relación al arte popular habría que delimitar bien el tema,
debido que como señalé antes citando a Cañizares, (1993) que esta expresión
incluye literatura, danza, teatro, entre otras. Es conveniente advertir que este
vocablo como todos los creados por el hombre como lenguaje expresivo no deja de
ser un término convencional, en la que un grupo de individuo pudiera aceptarlos
y otros no. Es una aproximación para designar un fenómeno sociológico-antropológico-histórico-cultural,
que en su génesis no deja de escapar a múltiples interpretaciones lo que le da
su sentido polisémico. Veamos con más claridad este asunto.
Ruíz, (2008) nos advierte que el arte popular
encierra a veces expresiones artísticas que pueden ser sinónimos en un
contexto, pero no en otro, inclusive pudiera ser contrario, como por ejemplo
arte ingenuo, arte naif, arte del común, arte folklórico, arte rural, arte
primitivo, etc. Veámos con más claridad este asunto. Estos términos y algunos
otros se emplean como sinónimo de arte popular. Pero estas terminologías no
dejan de ser algo peyorativa y arbitraria, por ejemplo, se utiliza el adjetivo “arte
primitivo” por sus semejanzas con las primeras manifestaciones artísticas de la
humanidad, que no deja, sin embargo, de ser una opinión algo erróneo, que pone
de lado a menudo el sentido común. No podemos considerar, en estos tiempos, ni
desde el punto de vista sociológico, cultural e histórico con el arte que hace el hombre en el siglos XX y
XXI, con el primitivo, porque su hacedor, no haya ido a estudiar a una escuela
de arte; ni tampoco, el arte que hace gente culta —entre comillas— que tiene
que ver con la cultura popular, no considerarlo dentro de este reglón. En estas
opiniones hay más prejuicios que realidad; es por ello que he incluido en este
trabajo, a creadores con grado universitario, como es el caso de Pablo
Velázquez, Migdalia Campo, Paúl Molina Ascanio, José Delfín entre otros, quienes
han consagrado sus vidas al arte popular, cito a estos autores sólo para
ilustrar, la lista es larga… He preferido abordar esta investigación por
autores en un orden cronológico, para ubicar a los artistas en un contexto
histórico determinado, y referirme de manera particular a cada uno de ellos,
quienes han aparecido en escena de manera espontánea e indeterminada. Por ello
prefiero el título: Artistas Populares del estado Anzoátegui, que ponerle el de: “Arte Popular del Estado
Anzoátegui”, por las consideraciones que he venido sosteniendo.
Al igual que vocablo arte ingenuo, cabe
preguntarse ¿dónde está la ingenuidad del artista en su personalidad o en la
manera de empleo de los elementos plásticos? En el primer caso, de una manera u
otra todos los somos; en relación a los elementos plásticos que ignoran estos
artistas en relación a los que se enseñan en la escuelas de arte, quizá lo
sean; es por ello que estos creadores desarrollan técnicas novedosas, que en muchos
casos, los pintores académicos ignoran, de modo que ellos son ingenuos en algún
sentido. Para nadie es un secreto la influencia que tuvo el artista popular
Emerio Darío Lunar en el arte académico. El arte naturalmente es uno solo,
cualquier clasificación que se haga de él, debe tenerse en cuenta que no es un
dogma, y que está sujeto a variadas interpretaciones. Y otro vocablo que
refiero es la denominación “arte del común” aludiendo al sector que lo elabora,
sin olvidar que en el mundo de la globalización, los distintos estratos
sociales están en permanente comunicación y este arte hoy no es atributo, en mi
opinión a un sector social en particular, es decir, puede realizarlo cualquier
persona independientemente del estrato social.
Ahora bien, este
término a pesar de todas la críticas, sigue siendo el más conciliador, sin
embargo, no hay que entenderlo de forma dogmática y estar presto a múltiples
interpretaciones que se hagan de él, que puede ser válido en un contexto y no
serlo en otro. No olvidemos que Platón (427-327 a C.), (tr. 1871) en el diálogo
Crátilo o de la Propiedad de los Nombres (Kratylus) escrito aproximadamente el
año 360 a C. advirtió las limitaciones que tiene el lenguaje, que de algún
modo, los nombres de las cosas tienen que ver con la aceptación de un grupo
determinado por convención de manera subjetiva que no necesariamente no deja
una rendija para la especulación de otros grupos con otros intereses. Cabe
destacar en el contexto de esta investigación, arte popular debe ser entendido
como realización tangible, material: plástica, que en otros marcos de
referencias, incluye toda creación artística: musical, escénica, literaria, u
otra del pueblo. Y que este es el paradigma bajo la cual, por ahora, se
empleará, no sabemos si en el futuro encontremos una palabra de mejor
adecuación.
Otro problema
que lleva implícito para encontrar una definición satisfactoria son los
distintos matices de este género, no todos los artistas ingenuos reflejan el
mismo comportamiento frente de sus percepciones de lo real, ni responden a las
mismas características. Para Calzadilla, (1999) “Hay artistas ingenuos que
cuando pintan evocan las imágenes de su infancia y de lo que vivieron. Hay
otros que refieren historias y anécdotas siguiéndose por las ideas que tienen
de las cosas. Y hay otros, por último, que recrean los sueños y lo
desconocido”, (p. 1). Continúa Calzadilla, (1975 a.); (2012) “Son artistas desasistidos
de todo apoyo oficial, y que, aun así, han preservado en un trabajo que,
retribuye, en compensación, los frutos de la belleza que en ellos se han
inventado y que han sabido traducir a
imágenes ingenuas, a veces toscas pero expresivas representaciones, de mitos,
anécdotas y fábulas, (p. V); (p. s/n.). Para este autor, (1983) “Las obras de los
imagineros, sean tallas o figuras de bulto, pueden ser consideradas como arte
popular”, (p. 5). Estos términos, categorizaciones, conceptualizaciones y
motivaciones señalados por Calzadilla son válidos y aplicables para los
artistas populares del estado Anzoátegui aquí estudiados. También existen
diferencias geográficas que pudieran incidir en la creación artística como fue
el caso de Río Tocuyo, que por el tipo de materiales (minerales), en este
sentido, refiere Boulton, (1975) la “… caparrosa—el cobre—, pues de él se
obtenían el azul, el blanco, el rojo, el anaranjado, el amarillo y el verde
colores que están presentes en las pinturas que provenían de este lugar…”, (p.
254); encontrados para la elaboración de
la pintura influyó en un tipo particular de paleta, naturalmente, en una
tipología de pintura. No se deben dejar de lado los aspectos culturales aunados
como se ha dicho y relacionado con el temperamento del artista.
En este
espacio, mi interés no es buscar un vocablo que resuelva la problemática
semántica, que no es cosa fácil de resolver, sino más bien dejar claro que se
emplea este término de manera genérica, no dogmática, para referirme a los
hacedores de arte denominados primitivos, ingenuos, naives, marginales, del
común, legos, dominicales, entre otros, oficializado por la crítica
especializada para referirse a un grupo determinado de artistas que hacen arte
de las más variadas formas, elementos, al margen de las escuelas de arte. Este
término ha sido empleado en las más prestigiosas bienales del país: Bárbaro
Rivas, Salvador Valero, Salón Bigott, entre otras. Sin embargo no podemos cerrarnos
a la posibilidad de que en el futuro encontremos un término más adecuado, no
todo está dicho todavía en esta temática.
El origen de
este tipo de arte no deja de tener complicaciones al momento de fijar una
fecha, esto en parte por lo diverso de las opiniones que existen en este
aspecto, nacidas de sujetivizaciones que son buscadas y señaladas en su génesis
históricas, es decir lo que se ha podido rescatar la historia de un pasado
borroso, de modo que cuando hablamos de fecha se habla de fechas históricas que
no necesariamente en algunos casos se ajustan a la realidad, sino más bien es
una realidad artificial construidas para explicar un hecho histórico. De modo
que con Feliciano Carvallo no se inicial el arte popular, sino más bien su
interés histórico por el estudio un tipo de arte que ya existía hace mucho
tiempo atrás. Juan Calzadilla, (1983) al referirse a este punto plantea que
determinar con precisión el punto de partida del arte popular no deja de ser
erróneo, no se ajusta a la verdad, es por ello que solo se precisa con fines
estrictamente históricos. Que naturalmente en mi opinión por las aserciones
primitiva, ingenua, del común no deja de tener un tinte del positivismo
decimonónico que pulula en la atmósfera del siglo XXI, incluso es anti
histórica por referirse a momentos históricos bien diferenciados.
Otro aspecto
de análisis, es la atribución errónea de este tipo de arte exclusivamente a
zonas rurales, marginales, de estratos sociales bajos, que solo es cierto en un
comienzo, pero que en el mundo actual ha cambiado por el efecto de las
tecnologías de la comunicación y de la información. La atribución de este tipo
de arte a las zonas y estratos sociales marginales, es seriamente cuestionada
hoy. El arte no tiene cuna, el arte es una manifestación espiritual que no está
encerrada en una clase social particular, esta es una visión estrecha,
proveniente de una visión positivista de la humanidad, superada hoy, al menos
en los círculos de intelectuales. Recordemos que todos somos pueblo. Recuerdo
en una oportunidad que conversaba con Juan Calzadilla en el Museo de Arte
Popular de Petare. “Bárbaro Rivas” en el año 2008 en relación a la obra de José
Moreno, (médico de profesión) iniciado por Viviano Vargas y Antonio Ramón Pinto
en el arte popular, Moreno profesor de la Universidad de Carabobo, le pregunté
qué tipo de arte hacía José Moreno, a lo que Juan Calzadilla me respondió—
“arte popular culto”—, incluso en la dedicatoria que me colocó en el libro que
escribió de la obra de José Moreno están estas palabras: “Juan Calzadilla para
Manuel, con muchísimo gusto estas reflexiones sobre el arte popular culto”. Creo
que este ejemplo deja claro este punto. Es decir hay gente culta que hace arte
popular.
Ahora bien, de
paseo por la historia del arte popular Bihalji-Mirin, (1978) expresa que el
origen de este tipo de arte se remonta al siglo XIV en Europa Occidental de
donde se desplaza hasta lo demás continentes. Entre los artistas de este género
conocidos desde el punto de vista histórico tenemos a Henry Rousseau
(1844-1910) conocido como El Aduanero, Vivir, Bombois, Seraphine a quienes se
les han considerado como los clásicos de este arte. No está demás reseñar en
Centro América, en especial el arte de Haití la cual muestra una diversidad de
forma y los rasgos del pueblo y sus paisajes. En Norteamérica, el cual nació
hace siglos como arte popular profano que respondía a la necesidad de expresarse,
según Bihalji-Mirin, (ob. cit.) del hombre sencillo, muchos hombres y mujeres
pintaban para embellecer su ambiente o para retener acontecimientos importantes
de la vida y de la historia.
En el caso de
Venezuela Calzadilla, (1982); Perán Erminy, (1976) sitúan su aparición en el siglo XVIII, aunque
ha sido conceptualizado como arte moderno es un fenómeno más antiguo, su
tradición se remonta al trabajo de los imagineros coloniales. Sobre este
aspecto refiere Francisco Da Antonio, (1988) ya en el siglo XVIII existían un
número de retratos dentro de los que
caben mencionar: Don Feliciano Palacios y Sojo fechado en 1726; Doña Teresa
Mixares de Solórzano y Tovar datado de 1732 y el de Doña Brígida Ibarra,
Condesa del Toro. Este hecho concreto está por encima de cualquier especulación
al respecto. Esto demuestra que el arte popular es anterior a 1948.
Otros aspectos
de interés para el estudio y la comprensión del arte popular venezolano como
apunta Calzadilla, (1981) es el arte (facsímiles u originales) traído de Europa
a tierras americanas muchas de ellas eran de pintores formados en los talleres
de maestros en Roma, Sevilla o Amberes que van a jugar un papel trascendente en
el origen renacentista del arte latinoamericano, que no escapó, según este
autor a la fusión de estilos (hibridación) especialmente a partir del siglo
XVIII que condujo a la creación de
escuelas e individualidades que se van alejando de sus modelos estéticos de
donde se inspiró en principio. Obviamente se puede encontrar también un tipo de
arte repetitivo, de falta de libertad creadora que tenía como fin la necesidad
evangelizadora creado generalmente por indios o mestizos que nunca conocieron
los creadores de esos grabados en que se inspiraban, llegados de España,
Italia, Alemania, Flandes, cuya imitación con el tiempo conllevó a elaboraciones
imaginativas, de diversas interpretaciones que dio con un estilo popular cuya
principal expresión es la tabla colonial, que fue estimulada por la iglesia
católica, las misiones, los conventos y cofradías a través de talleres bajo la
dirección de los misioneros que enseñaban y practicaban este oficio,
(Calzadilla, ob. cit.). Este mismo autor en 1967, en relación al imaginero
colonial escribió lo siguiente:
… el
imaginero colonial utilizaba el color para policromar las formas aumentando así
su valor expresivo, en busca de un efecto pictórico… a la abundante producción de los imagineros cabe hablar de
un estilo colectivo, con variantes y matices de una escuela a otra, y según la
región en donde fueron creadas las obras, pero en ningún caso se puede hablar
de una expresión del genio individual… olvidado de toda intención académica…
más empeñado en continuar en la tradición local que en alcanzar la maestría… determinó que en sus obras los valores expresivos fueran más acentuados que los valores formales, (p.
196).
Es innegable,
que pudo haber creaciones de carácter individual, pero muchas veces la gente
olvida que al menos desde el Renacimiento está documentada la creación de las
obras de manera colectiva. Vasari, (1568/ tr. 1978) testimonia que a la edad de
14 años ingresa Leonardo Da Vinci al estudio de Verrocchio (1435-1488), aquél
trabajo bajo la dirección de éste, en la obra: “El Bautismo de Cristo”
(1474-1475) en un pequeño ángel. Otro caso bien ilustrativo, es el que recoge
Miralles, (1975) de Pedro Pablo Rubens, (Rubens) quizá el pintor que mejor
refleja el espíritu del barroco flamenco, abrió en Amberes un taller de grandes
proporciones donde hacia 1611 trabajaban para él doscientos pintores en la
realización de paisajes, naturalezas muertas, se estima que pintó 1200 cuadros,
de los cuales se piensa, que algunas de las obras que figuran con su firma, es
posible que no sean suyas, aunque su estilo es difícil de falsificar. Pero lo
que sí es seguro que los pintores a su servicio participaban en la elaboración
de las obras bajo su supervisión, muchos de esos cuadros les daba el retoque
final para resolver la obra, que luego firmaba. De modo que estas obras eran
hechas de manera colectiva.
En
relación a la mano de obra que la producía, escribe Boulton (1981-1982), lo
siguiente:
Es indudable
que un considerable número de lienzos y tablas ejecutadas en Venezuela durante
el siglo XVIII lo fueron por pardos libres y por mestizos, sin que faltase la
presencia de los criollos considerados “blancos” y de españoles; tampoco es
improbable que algunas fusen hechas por uno que otro esclavo. La hecha en
Venezuela durante nuestro período colonial es una manifestación esencialmente
del espíritu europeo. La llamada pintura “de mano esclava” no existió como
actividad gremial y es una arbitrariedad y errónea denominación, que al ser
repetida tiene el peligro de desorientar, confundir y adulterar las verdaderas
fuentes de nuestra cultura artística. La
pintura venezolana no recibió— ni espiritual, como visión del mundo, ni
técnicamente hablando— influencia india
ni negra en suficiente cantidad como que
para que sus características sean
notablemente perceptibles y se le tome en cuenta. Sí existe pintura de
sabor popular, de origen mestizo, pero en verdad es por demás arriesgado torcer
el giro étnico que tienen y afirmar que son expresiones exclusivas de una de las tres razas que componen nuestra
sangre. (p. 6-8).
Sobre
estas particularidades, debo decir que coincide con Duarte (2000), quien
presentó un trabajo donde reseña doscientos treinta grupos de pintores,
escultores, doradores en Venezuela en el período hispánico y comienzo del
período republicano cuyos resultados coinciden con los de Boulton, inclusive
reafirma que la tradición pictórica,
escultórica y artesanal fue más destacada y compleja de lo que se pensaba,
nuestros artistas además de Maestro de Pintor, Escultor y Dorador tenían
habilidades tales como: pintar muebles, paredes, rejas, ventanas, puertas,
estarcidos y otras ornamentaciones, que fue el caso de Juan Pedro López. Pedro
Álvarez Carneiro, por ejemplo aparte de decorador tenía la habilidad de imitar
la tela de damasco, telas o cortinas para adornar las paredes, frontales,
muebles, etc. Se sabe hoy que en Caracas trabajaban unos ciento treinta y siete
artistas, de los cuales noventa y siete ejercían la pintura, treinta y uno la
escultura, cuarenta y siete el dorado y el plateado y veintinueve se
desempeñaron como pintores de ornamentación. Se sabe también que la mitad de
las personas ocupadas en estos menesteres pertenecieron a los blancos, la otra
a los pardos libres.
En relación al
estilo empleado por los imagineros coloniales señala Boulton (1981-19829 lo
siguiente:
…nuestros artesanos concibieron a comienzos de
siglo XVIII un barroco moderad, en cambio durante la segunda mitad de ese siglo
, nuestro llamado rococó logró alcanzar
en Venezuela, una maestría que transformó la obra pictórica y el marco tallado
que la envolvía en un cuerpo plástico de exuberante belleza y de diferenciado
contenido estético que es la clara demostración … de una sensibilidad social y
cultural, de una trasformación de fórmulas y de formas que responde a estados evolutivos de diferentes órdenes, y que aceleradamente
se iba acentuando en la sociedad de aquel tiempo. (p. 14-15).
En relación a
las procedencias de las obras venidas a América en el Período Colonial, y la
enseñanza del arte y la producción de obras en esta época, Ramón de la Plaza,
en su obra “Ensayos sobre el Arte en Venezuela (versión 1895) en Calzadilla
(Comp.) (1967) aparece un ensayo titulado. “Revista de la Exposición Nacional
del Centenario” —1883 Centenario del Libertador— publicado en esta fecha en el periódico “La
Opinión Nacional”, escribe:
Fueron los
Reyes de España los primeros que enviaron a América algunos cuadros místicos
con el designio de adornar sus templos y monasterios. Estos cuadros pertenecen
en su generalidad a la escuela española, siendo en Venezuela muy escaso el
número de los que compren como de Murillo, Sulbarán, Riera, y otros no menos
raros de la escuela; y que forman unidas la reducida colección de los tiempos
de la colonia ha venido imponiéndose como base del arte en el país… Durante la
época de la colonia, algunos profesores venidos de España y de otros países
iniciaron la enseñanza del dibujo y la pintura , sin resultado de mayor
provecho al parecer; ya sea por la insuficiencia de los maestros, ya sea por la
desfavorable disposición de los que á (sic.) tales estudios se dedicaban; así
los trabajos que han sobrevivido de entonces, son testimonio del atraso e
ignorancia de un arte dado
exclusivamente á (sic.) reproducir en figuras informes, sin la observancia de
las reglas más elementales del dibujo, y embardunados de un colorido atroz,
todos aquellos asuntos de la biblia que en los templos y en los dormitorios
podían hallar refugio…, (p. 18).
Este tipo
de arte que describe Ramón de la Plaza,
de ningún modo fueron replicas exacta de sus modelos. Al respecto Calzadilla,
(1981) expresa, sino que fue sufriendo variaciones con el tiempo dando en el
arte popular. Es cierto que el arte académico fue lento en su desarrollo en cuanto
a técnicas y formalismos, cristalizó en el periodo republicano. En relación al
tema tratado por Ramón de la Plaza, (ob. cit.) apunta Boulton, (s. f.-b.) en
Calzadilla (Comp.) (1967) lo siguiente:
Abierta a las
más variadas influencias, estaba Venezuela. Para 1720 el presbítero José Antonio
Delgado legaba a Caracas obras de Murillo, Valdés Leal, Peregrino Tibaldi, el
Divino Herrera y el barroquísimo Bernini. A nuestras costas llegaban
reproducciones de los grabadores flamencos, así como tallas y esculturas de
Martínez Montañés. Obras tan heterogéneas en sus raíces, que venían al Nuevo
Mundo a fundirse en una expresión artística y que en otros territorios
americanos, se amalgamaban con la de los aborígenes. En el caso venezolano, la
influencia autóctona, como ya se ha dicho, fue prácticamente imperceptible, por
carecer nuestros indios de un desarrollado instinto artístico. (p. 57-58).
Aunque
parezca contradictorio, este conjunto de situaciones favoreció un arte no
académico casi, sin embargo no tanto así al académico. El aislamiento provincial,
las incorrecciones técnico-formales, la poca formación aunada a una
sensibilidad artística muy particular de un marcado fervor religioso dio en un
tipo de arte muy peculiar. En este sentido, el arte académico progresó
lentamente. Boulton, (s. f. / b.) en Calzadilla (Comp.) (1967) en relación al
desarrollo de las artes plásticas en Venezuela señala:
La vida de la
Artes Plásticas en Venezuela tuvo un complejo y difícil comienzo. La enseñanza
académica que existió en otros lugares de América fue absolutamente desconocida
entre nosotros y la producción artística
estuvo supeditada en su casi absoluta mayoría, a los temas de carácter sagrado, y aun en esa especialidad se vio
sometida a estrictas reglas que si bien en Europa habían sufrido modificaciones radicales, en
América por lo menos en la Provincia de Venezuela, eran celosamente guardadas
dentro de las normas y conceptos emanados del famoso Concilio de Trento del
siglo XVI. Fue… nuestra pintura una expresión artística de sentido limitado en cuanto a los temas a
tratar y que tuvo indudablemente una definida restricción de libertad. (p. 5).
Cabe
resaltar, en relación a las limitaciones de los temas pictóricos a la falta de libertad creativa lo que
significó el Concilio de Trento en las colonias
hispanoamericanas gobernadas por la Espada y la Cruz española en
relación a la producción de obras en estas tierras. Éste, fue un concilio
ecuménico de la iglesia católica llevado a cabo entre 1545 y el 1563 en Trento,
Italia regida por un Príncipe-Obispo que culminó bajo el mandato del Papa Pío IV. Es conveniente recordar que desde los
tiempos de Gregorio Magno siglo V d C. se definió el papel de la imagen sacro
como la escritura de los iletrados, la iconografía cristiana occidental, se
implementó como instrumento ideal de conocimiento y propagación de la religión
católica. Lo pictórico y lo escultórico será el medio pedagógico y
catequizante, que facilitaban a los fieles la comprensión de los temas
religiosos.
Otro elemento
que conviene resaltar en relación a las limitaciones de los temas pictóricos y
a la falta de unidad de las composiciones de los artistas y a la libertad
creativa del Período Colonial nos refiere Duarte, (1996), claro está
refiriéndose al pintor, escultor y dorador: Juan Pedro López (1724-1787), que
naturalmente se aplica a otros tantos pintores de la época, que él expresa en
estos términos:
Es de aclarar
que en ningún momento puede hablarse de una unidad con respecto a sus
composiciones, ya que no la guardan, posiblemente por el uso continuo de
grabados de obras de artistas diversos como fuente de inspiración. En este
aspecto es bueno insistir sobre la limitación que tenían los pintores de esta
época a causa de la rigidez de la iconografía cristiana del tema escogido,
incluso en el colorido, lo cual coartaba enormemente la libertad de la
creación. Por lo tanto muchas veces se observa que la combinación de colores se
vuelve meramente una fórmula
iconográfica que repite incesantemente
el mismo esquema. Sólo en pequeños detalles se siente la libertad de
ejecución, restringida por ejemplo, a los pliegues de los paños, las nubes, las
carnaciones y las representaciones de las joyas. Allí es donde
verdaderamente puede detectarse una
manera propia y particular que se remite
a un estilo personal. (p. s/n.).
Para no
hablar en abstracto en relación a lo afirmado por Duarte (ob. cit.) bastaría
señalar la colección de imaginería colonial venezolana del Museo de Arte de la
Universidad Simón Bolívar contentiva de 201 pinturas, 74 tallas en madera y 11
nichos exhibida en 1979 en esta Casa de Estudios con la presentación del
catálogo de Carlos Duarte, (1979) en la que expresa que dicha colección
proviene de un conjunto de obras rescatadas por el anticuario caraqueño Manuel
Herrera proveniente del circuito comercial de antigüedades, difícil de conseguir
en la actualidad en el mercado. Dichas tablas y tallas, pertenecen en su
mayoría, a la región occidental de Venezuela —Mérida y El Tocuyo—. Estas obras
fueron el resultado de los modelos tomados —según Duarte, ob. cit. — de
grabados traídos de Europa los cuales fueron copiados y repetidos sin cesar. Se
empleaban los colores casi puros, la esquematización y volumetría de las obras
fueron simplificadas. La ingenuidad y sinceridad de estas obras produjeron
efectos únicos y originales que en algunos casos hacen remembranzas de
expresiones artísticas del comienzo de la historia de la pintura en los albores
de la civilización. El interés de estos artistas innegablemente presenta la
iconografía de los santos o de la Virgen, dejan su claro mensaje religioso, el
reflejo de la época y la sensibilidad de los artistas y de la comunidad para
quienes fueron elaboradas.
Es
precisamente aquí, en el alejamiento de los modelos de donde se inspiraban los
imagineros coloniales, donde se comenzaba a gestar un arte distinto y muy
peculiar como ha señalado Calzadilla, que su mejor ejemplo de ese arte venido
de gente sin estudios académicos, su mejor expresión es la “tabla colonial”. Es
conveniente aclarar, que lo que comúnmente llamamos copia de una obra, sobre
todo aquella que no solo es modelo para un solo pintor, sino para muchos otros,
y su constante reproducción, no es exactamente igual, con el tiempo se va ir
alejando paulatinamente se su modelo original, y adornando de elementos de carácter local y
autóctonos. Sería una “Magna ingenuidad” creer que serán copias iguales, sin
intervenir los elementos técnicos de que dispone el artista y sus rasgos
sicológicos. Nuestro arte popular tiene su raíz fundamental precisamente en
ello y su mecanismo dinámico.
Desde 1498 al
Tratado de Utrecht (1713) han pasado un poco más de 200 años de dominación
española en Venezuela, la influencia de artistas de Europa se intensifica con
los estilos imperantes para la época. Dejemos que Rivas, (2000) comente al
respecto:
A partir del
siglo XVIII las manifestaciones artísticas se verán fuertemente influenciadas
por los nuevos estilos imperantes en
Europa, en particular los provenientes de Inglaterra y Holanda. El Tratado de
Utrecht, firmado en 1711 (sic, 1813) permitió a Inglaterra comerciar con las
provincias de la América española, lo cual se suma a la intensa actividad
comercial de contrabando con las colonias holandesas e inglesas en las Antillas.
Entre los artistas locales circularon diversos libros, tratados y grabados, que
contribuyeron sustancialmente a la difusión del quehacer artístico y de los
modelos europeos en América. (p. 4).
Esta situación, y la llegada del Período
Republicano suscitaron cambios en las
artes venezolanos, que comienza con el tiempo de Juan Lovera. Lovera señala
Calzadilla (1961/1963) fue el último imaginero colonial y el primer pintor
iniciador de la pintura histórica o republicana con los dos lienzos: “19 de Abril
de 1810” y del “5 de Julio de 1811” pintados respectivamente en 1835 y 1838. La
importancia según Boulton, (1959) en Calzadilla (1967) es que a través de ellos
dio a conocer la verdadera semblanza física de los Padres de la Patria.
Continúa este autor, “Sin Lovera, no se hubiera conocido con tanta exactitud el parecido físico del
diablo Briceño, del Presbítero Maya, de Palacio Fajardo. Sin Lovera, los
próceres que nos dieron la Independencia hubieran muerto con los rostros
ocultos…” (p. 7). Al respecto, apunta Calzadilla (1975):
El rostro se
convierte así en el principal centro de
interés del cuadro. En realidad, Lovera trata sus figuras con un concepto
escultórico, casi se diría que modelándolos en un primer plano, plantándolos
severamente delante de una ambientación escueta formada por libros, muebles,
cortinas, objetos, que cumplen una función simbolizadora para definir la
condición social del personaje, como si no bastara el estudio fisonómico que lo
lleva a enseñarse con el modelo. (p. 13).
No obstante, para Boulton (ob. cit) Lovera es el iniciador
de la pintura de género, lo que implicó a mi juicio mostrar otra faceta de la
vida de la gente de aquel tiempo, que va ocupar destacado lugar en la obra de
Martín Tovar y Tovar. Calzadilla (ob. cit.), refiriéndose a Tovar y Tovar
expresa: “Más que un pintor fue un historiador que desplegó las páginas de las
crónicas en sus grandes lienzos”. (p.25). Continúa Calzadilla, la década de
1880 fue la más productiva de la pintura venezolana en siglo XIX, donde se
revelaron obras de carácter histórico, épico de pintores tales como: Antonio Herrera
Toro, Cristóbal Rojas y Arturo Michelena. Muertos Michelena y Rojas, el
continuador no será Herrera Toro, sino Tito Salas, que es de algún modo el
historiador oficial, que aspiró Tovar y Tovar. El Bolívar del Palacio de
Miraflores es creación de Salas.
Con el trascurrir del tiempo, las pinturas
en las diversas regiones del país fueron dando en estilos provinciales que
mantuvo su carácter anónimo propia de la mayoría de las producciones en
Venezuela para la época colonial. Este artesano, por las limitaciones de
recursos, la falta de contacto con pinturas de buena calidad se vio obligado al
empleo de sus propios medios, con que creó
con el tiempo una tradición icónica muy particular, protegida además por
el aislamiento provinciano de la época, lo cual posibilitó el desarrollo de estilos ingenuos que es la
génesis de nuestro arte popular actual, (Calzadilla, ob. cit.). Cabe acortar
aquí, solo para ilustrar, un caso donde más allá de toda especulación, la
influencia que ha tenido el arte colonial en el arte popular actual es obvio,
me refiero si comparamos el Santo de Botella (tríptico) Sagrada Familia siglo
XIX colección del Museo Arte Diocesano de Coro, estado Falcón, Venezuela,
fotografía de U. de Aldaca y Álvarez, (1984) que aparece en la portada en
Armitano Arte, Revista Venezolana de Cultura ,Nº 7 con la obra del tallista
merideño Tadeo Rangel, Nacimiento, (s. f.) fotografía de Díaz, (1984, p. 32) en
la su libro “Fabuladores del Color”, queda fuera de toda duda que Rangel se
inspiró en esta reliquia de tiempos de la colonia. Con esta obra Rangel obtuvo
en 1986 el Premio Museo de Petare en el VI Salón de Arte Popular Fundarte.
Actualmente pertenece a la colección el Museo de Arte Popular “Bárbaro Rivas”
de Petare, estado Miranda. Cañizares (1993) en Cervecería de Oriente, C. A.,
Polar (1993 p. 20). Así como Rangel han hecho otros artistas, Bárbaro Rivas,
Esteban Mendoza, entre otros.
Tadeo Rangel. Nacimiento (s. f.)
Colección del artista. Fotografía Mariano Díaz (1984, p. 32)
Digitalización de imagen Esp. (bi) TSU Víctor A. Hernández
Anonimo. Sagrada Familia (S. XVIII). Colección Museo de Arte Diocesano
Fotigrafía: Mariano U. de Aldeca y Adalberto Álvarez (1984, portada)
Digitalización de imagen: Esp. (bí) TSU Víctor A. Hernández
Anónimo. María Lionza (2006). Píritu, Edo. Anzoátegui.
Colección Museo La Leyenda-José Delfín. Fotografía Manuel Bas
Anonimo. Sagrada Familia (S. XVIII). Colección Museo de Arte Diocesano
Fotigrafía: Mariano U. de Aldeca y Adalberto Álvarez (1984, portada)
Digitalización de imagen: Esp. (bí) TSU Víctor A. Hernández
Anónimo. María Lionza (2006). Píritu, Edo. Anzoátegui.
Colección Museo La Leyenda-José Delfín. Fotografía Manuel Bas
Boulton, (1975)
nos dejó una clasificación plástica de acuerdo a las características por cada
región bien diferenciadas: la región central que comprende a Caracas y se
extiende hasta los llanos de Calabozo, estado Guárico; la de El Tocuyo y
Barquisimeto que tiene sus linderos con Trujillo en Los Andes y la región
andina cuyo principal centro de producción artística fue Mérida. Este
investigador se refiere a la región oriental en estos términos: “La parte
oriental del país es en general bastante pobre en pintura”, (p.36). Sin embargo
se sabe que en clarines floreció un grupo de artesanos —carpinteros de rivera— emparentado
familiarmente que se dedicaban a hacer tallas en madera: Don Gabriel González
Cánovas, Cándido Rojas, Juan Cancio González Rojas, Rosa Álvarez, nieta de Rojas, como veremos más adelante. Sabemos por
Duarte, (2000) que en 1809 estuvo activo en Barcelona, estado Anzoátegui
Rodríguez (Alias El Joven) retocando una pintura de la Catedral de Barcelona.
Key Ayala, (1926); Pineda, (1980); Guerrero, (1994) sostienen que hacia
mediados del siglo XIX estuvieron activos como pintores Ramón Bolet Peraza y
Bernardo González a quienes trataré más adelante.
Se sabe que
muchos cultores populares tenían años pintando cuando fueron descubiertos. Por
ejemplo, Salvador Valero pintaba desde 1915; Gerardo Aguilera Silva desde
1926-30; las pinturas de Bárbaro Rivas
datan de 1923-36; Jesús María Arvelo de 1908. Otros casos que merecen ser
comentados son los de Antero Aparicio y P. Martínez. Aparicio era natural de
San Fernando de Apure, tenía muchos años pintando pero sus pinturas eran
consideradas marginales en relación a los patrones del arte convencional por
tal motivo eran rechazadas. Sus pinturas eran consideradas de poco valor por lo
que no valía la pena conservarlas, muchas de ellas fueron pintadas en paredes
de las casas de barriadas humildes con fines decorativos, muchas de ellas
desaparecían cuando eran repintadas las paredes. Martínez realizó la mayor
parte de sus pinturas en los viejos bares de Caracas, naturalmente muchas de
ellas desaparecieron cuando modernizaban
los botiquines y cuando comenzó la modernización urbana de Caracas. Estos son
dos casos de la pintura popular aplicado a la arquitectura, (Perán Erminy, (1988
a.); (1988 b.). De P. Martínez en una oportunidad que visité el negocio “Billares
Barrera SRL” en la Avenida Baralt, sector Quinta Crespo, en el año 2013, unos de esos bares
sobrevivientes de la ciudad de Caracas vi colgado en la pared un cuadro de
Martínez, este era un bar que visitaba frecuentemente el artista y fue pintado
hacia 1963. Un caso similar fue el de Jesús Hurtado en Boca de Uchire, estado
Anzoátegui, quien se encargaba de decorar los bares y los restaurantes de la
zona con pinturas mural.
Otro aspecto
de interés en relación al conocimiento del arte popular venezolano es que a
principio del siglo XX no existían solones que promocionaban este tipo de arte,
ni publicaciones que la dieran a conocer, a esto se sumaba el aislamiento
comunicacional en que vivía el país en aquellos tiempos. Según Cañizales,
(2005) en relación al arte popular se puede diferenciar dos etapas claramente
definidas. Una que va desde1947 hasta 1979 donde aparecen las figuras estelares
del arte popular: Feliciano Carvallo, que según Da Antonio, (1974); (1980/1981/1982);
(1988); Calzadilla, (1977 b.) ; (1982); Perán Erminy, (1988 a.); (1988 b.); Cañizares,
(1999) a partir de su revelación comenzó el estudio, divulgación, promoción e interés por el arte
popular; por cultores tales como: Bárbaro Rivas, Salvador Valero, Gerardo
Aguilera Silva, Armando Rafael Andrade, Antonio José Fernández caracterizado
por el descubrimiento, promoción y apoyo a los artistas populares y la creación
en noviembre de 1976 del Museo de Arte Popular “Salvador Valero”. La otra data
va desde 1980 hasta la fecha—hasta hoy desplazando la fecha del documento
citado por el investigador—, la data de 1980 sitúa y toma como punto de partida la historia del
Primer Salón de pintura Ingenua “Bárbaro Rivas” que dura hasta 1985. A partir
de 1987 comienza a denominarse Bienal de Pintura Popular Bárbaro Rivas. Desde
la III Bienal (1991-1992) se introduce
el renglón de obras tridimensionales e incluyó la cerámica como categoría
especial. En la IV Edición de introduce las categorías dibujo y relieve. En la
V Edición se le propuso al artista
mirarse a sí mismo. La VI se le rindió homenaje al río Orinoco con obras
vinculadas al paisaje que tiene que ver con este reservorio de agua natural. La
VIII Edición fue la primera de carácter internacional, logrando la
participación de países Iberoamérica y el Caribe. Lo que resume 14 ediciones y
26 años de premios que no solo demuestra la actividad exitosa de esta
institución, sino también la aceptación del arte popular en Venezuela. (Museo
de Arte Popular de Petare Bárbaro Rivas, 2014). Sumado a esto, son destacable
las continuas publicaciones y
colecciones que comienzan a aparecer en esta materia. A partir del cual
aparecen los salones: Fundarte (1980) Cervecería de Oriente (1988/1993), Salón de Artesanía y Arte Popular CONAC
(1996), Bigott (1999/2001), Bienal Salvador Valero de Arte Popular (1986);
empresas privadas y públicas que apoyan estos eventos y el arte popular tales
como: Cerámica de Carabobo, Cervecería de Oriente, Polar, Compañía Shell de
Venezuela, Fundación Bigott, Maravén, S. A. Filial de Petróleos de Venezuela;
intelectuales como Arturo Uslar Pietri, Juan Liscano, Raúl Nass, Alejo
Carpentier, Mariano Díaz, Juan Calzadilla, Francisco Da Antonio, Alfredo Armas
Alfonzo, Aquiles Nazoa, Rafael Pineda. Erminy, Perán, (1988 a.); (1988 b.). De
esto último, Calzadilla, (s. f.) en Fernández, (2006) nos deja esta semblanza:
…fue en gran medida obra del esfuerzo de
un grupo de promotores…, quienes de manera desinteresada y con muy poco apoyo de las instituciones se
volcaron a la tarea de recorrer el país para rescatar, estudiar, valorar y dar
a conocer, a través del testimonio y de la palabra, tales ingenios. La
calificación de pintores como Bárbaro Rivas, Salvador Valero, Feliciano Carvallo,
Víctor Millán, Emerio Darío Lunar, Antonio José Fernández, Josefa Sulbarán,
Armando Rafael Andrade, Carmen Millán y tantos otros, fueron fruto de una
aventura exploratoria que nunca partió de los museos, pero que condujo con la
aprobación de éstos. Tanto es así que gran parte de la información que hoy se
maneja sobre estos creadores marginales constituye una abundante base de datos
iniciada a partir de la investigación personal realizada por aquellos— para
decirlo de algún modo— curadores itinerantes. (p. 17-18).
Estos recorridos permitieron en aquel entonces
—desde la aparición de Feliciano Carvallo hasta la fecha de publicación de la
obra de Calzadilla “Pintores Venezolanos del Común” publicada en (1975 a.) —
elaborar una especie de mapa para ilustrar la ubicación de los artistas
populares que se encontraban habitando casi todas las regiones del país, muchos
de ellos de origen campesino producto del éxodo rural a la capital de la
República o de otras capitales de otros estados del país, sobre todo en las más
importantes. Para este investigador en Caracas y Maracaibo converge la
producción de estos creadores. Al norte de Caracas, en el litoral central, se
encontró a los primeros artistas de este género, Caracas ha sido siempre el
epicentro del arte popular. Calzadilla, (1979) sostiene allí estuvieron activos
Feliciano Carvallo, Víctor Millán, Carmen Millán, Esteban Mendoza, Urbana
Sandoval hacia 1960 en Mare Abajo en el Litoral Central. Perán Erminy, (1976)
nos deja una obra invalorable en relación a los pintores de la región capital:
“Pintores Populares de Caracas”; Roche, (1968) con una videograbación en la que
aparecen Feliciano Carvallo, Víctor Millán y Carmen Millán; y de esta última
artista Calzadilla, (1979) escribió un trabajo que ilustran bien sobre este particular.
Para Calzadilla, (1975 a.).); (1997) apunta que desde Barlovento a Oriente
desarrollaron su obra artística Armando Rafael Andrade y Gerardo Aguilera
Silva; en el Occidente de Venezuela encontramos la de mayor relieve artístico,
especialmente en Los Andes, y en la región norte de los estados Zulia y Falcón.
En Trujillo se siente todavía, desde ese tiempo—en la época de publicación de
la obra de Calzadilla arriba citada hasta hoy— la tradición de los imagineros
coloniales, claro está con algunas variaciones. Este mapa se ha modificado hoy,
el número de artistas y la producción de obras se ha incrementado
considerablemente.
En los estados
Mérida y Táchira en el primero vivieron Narciso Arciniegas, José Gallardo y
León Egipto y, en el segundo Jesús María Oliveros. Calzadilla nos dice que
hasta en la selva, generalmente en estado puro, incorruptible a las seducciones
del mercado de arte o de la poderosa sociedad de consumo, siempre situado al
margen, como su clase social explotada. Claro está este autor se refiere a lo
que pudiéramos llamar la etapa de oro del arte popular que va desde el
descubrimiento de Feliciano Carvallo (1947) hasta 1980 como indiqué arriba;
pero esto ha cambiado hoy con la globalización, las tecnologías de la
información y la comunicación (TIC), y el creciente problema demográfico,
poblados estrictamente rurales son hoy urbes, de modo que encontrar un creador
en estos días que no esté influenciado por la moderna cultura de masas del ciber espacio, que de algún modo terminó con
el aislamiento y la incomunicación, por ello es muy común hoy, el arte popular callejero, de grupos que hacen
arte en la calle con lo que encuentran sobre todo en las grandes ciudades como
es el caso de José Rafael Pérez “Cheo”. Es raro encontrar hoy un artista que no
esté influenciado por la cultura mundial, inclusive podemos ver en Internet
portales de algunos de estos artista creados por ellos o particulares o instituciones
del Estado como el Proyecto Vereda ULA, Red de Arte impulsado por el Departamento
de Historia del Arte de la Facultad de Humanidades y Educación de la
Universidad de Los Andes, Venezuela promocionando este tipo de arte. Incluso
Perán Erminy en el texto del catálogo de Salón Bigott de Arte Popular de 1999
nos habla de un arte popular urbano, y Calzadilla en una conversación personal
que tuve con él en el Museo de Petare refiriéndose a la obra de José Moreno lo
calificaba de arte popular culto, es decir, arte popular hecho por gente que tienen cierto
grado de instrucción, inclusive universitaria, pero no en arte.
De ese tiempo
hasta hoy los logros son muy significativos, por ejemplo la Fundación Museos
Nacionales, Galería de Arte Nacional, (2013) incorporó en su colección del año
2012 a través de adquisiciones y donaciones cincuenta y tres (53) obras dentro
de las cuales figuran artistas populares tales como; Alí Darias, Pedro Isidro
Duque (+), Carlos Galindo, David González, Luís Meneses, Altidoro Rodríguez,
Cirilo Rodríguez, Rosalía Valero, Francisco Luna Ostos.
A lo largo de
la historia del arte anzoatiguense, podemos focalizar un grupo de tallistas en
la ciudad de Clarines, grandes artesanos, que se dedicaban fundamentalmente a
la carpintería de ribera que impulsaron la navegación fluvial por el río Unare,
hasta la desembocadura de este a las playas de Boca de Uchire de donde se
llevaba hasta diez mil kilos de carbón y bultos de casabe hasta La Guaira. Guillermo Meneses (1911-1978) en
“La Balandra Isabel llegó esta tarde” (1934) hace la remembranza de la
navegación de cabotaje que se hacían por las costas venezolanas desde estas
playas. Un grupo de artesanos emparentados familiarmente, quizá por razones de
necesidad y debido a sus grandes destrezas manuales hacen algunas tallas para
la Iglesia de San Antonio de Padua de Clarines. Me refiero a Don Gabriel
González Cánovas, Cándido Rojas, Juan Cancio González Rojas y Rosa Álvarez
seguramente activa finales del siglo XIX y principios del XX. También más o
menos por este mismo tiempo Ramón Bolet Poleo pone en funcionamiento una
imprenta donde entre 1856 y 1858 se publican varios ejemplares de la revista
“El Oasis” donde Ramón Bolet Peraza y Bernardo González inmortalizan algunos
paisajes de Barcelona.
En el siglo XX,
en el estado Anzoátegui, a lo largo y ancho del territorio, de manera
espontánea han ido apareciendo artistas, en el campo de la pintura, la talla en
madera y piedra, cerámica, ensamblaje, entre otros, que no se corresponden a un
movimiento artístico homogéneo, artistas sin ninguna instrucción académica en
estos asuntos, que de manera espontánea hacen arte, que en mi opinión el ser
humano es un “homo art” nació con la aptitud artística como para la escritura,
y su explicación es simple, está en su condición genética, la cual algunos
deciden seguir esta senda o no de acuerdo a los intereses particulares de cada
quien.
Barcelona,
capital del municipio “Simón Bolívar” y del estado Anzoátegui, ha sido el lugar
donde han estado mayormente nucleados los artistas, esto se debe a su condición
capitalina y a que en 1958 se funda la Escuela de Artes Plásticas “Armando
Reverón” que tuvo una marcada influencia en la formación artística de
estudiantes no solo de Anzoátegui sino de otros estados orientales,
convirtiéndose en la meca del arte del oriente venezolano. No solo del arte
académico sino también del arte popular. Desde nuestro estado hicieron un
aporte fundamental al arte nacional artistas de la talla de Gerardo Aguilera
Silva, conocido por sus extravagantes desnudos femeninos, y su atrevimiento de
interpretar la iconografía oficial de Bolívar creada por Acevedo Bernal, Arturo
Michelena y Tito Salas dando en un Bolívar para decirlo con palabras de Juan
Calzadilla donde Aguilera se veía retratado, de carácter monstruosamente
impresionista, que dio paso en delante a una nueva visión del Libertador cuya
cimiente se sustentaba en la subjetividad de cada pintor —como lo ve—, es decir
un Bolívar popularizado, de carne y hueso, dando en una especie de mitología
bolivariana. Armando Andrade descubrió con la línea y el uso de los valores
puros del color, un paisaje de un lirismo sin igual, que quizá se acerca a
César Prieto. No se puede dejar de lado a Raúl Aquiles Savino, quien por
entrenarse con el ejercicio de la pintura nos dejó parte de la fisonomía de la
Barcelona de finales de los sesenta y setenta. Estos artistas ocupan un lugar
en las páginas de nuestras artes venezolanas.
Quizá ningún
pintor hasta ahora había descubierto la posibilidad de expresar con el color un
sentimiento trágico de la vida como Luís Méndez o Luiz Mendes, categorizado por
Perán Erminy como expresionismo simbólico, cuyo dramatismo exacerbado no tiene
igual en nuestras artes visuales. De Rosa Vegas escribí en una oportunidad que
era muchas artistas en una sola artista parafraseando a Walt Whitman. No
habíamos tenido hasta Rosa Vegas y después de ella en nuestro estado y en todo
el país una creadora de su talla, capaz de manejar sabiamente diversas técnicas
con el empleo de una ilimitada gama de materiales. No solo esto, sino de haber
tenido el coraje de que con sus propias manos hacer su museo: Museo la Paz. Pero
una de las últimas revelaciones del arte popular venezolano a finales del siglo
XX, indiscutiblemente fue Juan de Dios Campos, quien se dedicó a la talla en
madera y a la pintura y a la fabricación de unos curiosos instrumentos que él
solo tocaba. Campos derribó la barrera entre lo bidimensional y lo
tridimensional con unas obras mitad pintura mitad talla. Sus dos hijas,
Migdalia Campos y Solange Campos le han rendido tributo a su padre siguiendo la
senda del arte, dos creadoras en un mismo camino y destino.
Al igual que
Rosa Vegas con el Museo la Paz, José Delfín colgó sus títulos universitarios de
Licenciado en Estudios Internacionales, y Administración de Empresa para
dedicarse a la talla en madera y piedra, a la pintura y a la cerámica, muy
meritoria por cierto, pero en mi opinión no menos meritoria es su actividad de
investigador, difusor y promotor cultural y museólogo popular que coronó con la
fundación del Museo la Leyenda, que se ha convertido en una referencia nacional
del arte popular de Venezuela. Cercana a esa localidad no podemos dejar de
nombrar en la comunidad de Píritu a
Margot Fernández García y Valentín Rodríguez “Invarro” fundadores en los años
setenta del grupo TAPINPI a quien se incorpora más tarde Alberto Ribas,
pintores locales que nos dejan una semblanza con sabor a pueblo. En esta misma
localidad el maestro de escuela Francisco Rolingson, nos deja plasmadas las
tradiciones del poblado de Píritu y sus hermanos Jaime y Pedro personajes
diversos, y la arquitectura tradicional de antaño y la moderna que se debate
entre modernidad y nostalgia de las viejas casas coloniales. Luisa Jiménez con
su arte —mujer polifacética— la mujer piriteña, quien nos enorgullece con su
presencia en nuestro estado. Kala López llega a estas tierras con el artista
plástico José Graterón Luque, influenciado por éste, se dedica a la actividad
artística, López emplea los materiales propios de los que se dedican a la
muñequería, pero le da un sentido más hacia la escultura de bulto, ambos
crearon la “Galería Misiones de Píritu” donde estuvieron expuestas sus obras,
el paso de esta artista merideña fue fugaz por nuestro estado. Y Antonio
Hurtado Santoyo (+) con sus morrogallos construidos con semillas de pericoco,
pionía roja y negra, parapara y pepa de zamuro, alado con cacho de toro negro
como decía el mentor de la historia del morrogallo Rafael Salazar (+).
En la
parroquia Caigua grande por su Cacique Caigua, de donde emanan una estirpe de
valiosos hombres y mujeres dedicados a las artes tradicionales como la loza
elaborada de la misma manera que nuestros ancestros los indios cumanagotos
dentro de los cuales destacan Custodia Caicuto (+), Florencia Parababire (+),
Isidra Caicuto (+), Ramona Parababire; en artesanía, carpintería y arquitectura
popular Isidro Caicuto y Marcelo Caicuto; en artes diversas Leonardo Caicuto
(El Negro Caicuto) (+), Natividad Caicuto, Otilia Caicuto; talla en madera José
Luis Guaiquirima y Juan Parababire, este último está a medio camino entre
Barcelona y La Curbatera; en muñequería María Caicuto (+). A este pueblo
Alfonso Sandoval, (1991) le dedicó el trabajo titulado: “Caigua un Pueblo de
Tradiciones” en la Revista Artesanía y Folklore de Venezuela resaltando las
virtudes artísticas de este poblado. En la misma comunidad indígena, en el
municipio “Fernando de Peñalver” encontramos amasando el barro para hacer sus
ollas con la misma técnicas ancestrales de los indios de la región a María
Nicolasa Pedrique.
En Barcelona el auto encierro que se impuso Eduardo Fulco en
la vieja casona colonial de la calle Bolívar de Barcelona, derivó en dedicarse
a la creación artística, donde trató de encerrar sus pinturas también,
no se hubieran conocido si Antonieta Yasselli no rompiera el hechizo que tuvo
por décadas en anonimato las pinturas de este extraordinario pintor arrumadas
en una habitación. Ignorados por muchos y recordado hoy como pintor de
Barcelona. En esta ciudad, encontramos también a dos amigos que tienen en común
la pasión por la fabricación de instrumentos musicales de cuerdas y las tallas
en madera: Jorge Medina y Luís Guaregua. Que se conjugan con dos músicos de la
Banda del estado Anzoátegui: los hermanos Luís Malavé y Amado Malavé
(tallistas), naturales del estado Sucre, convirtieron el sonido en imagen y el
instrumento musical en una gubia para esculpir sus sueños; y una artista residenciada en Clarines,
Nereida García, provenientes de tierra
sucrense, que además de la actividad de ama de casa le roba a esta actividad y
al sueño, el tiempo necesario para hacer sus tallas y artesanías. Otra artista
proveniente de Santa Fe (Sucre) que viene a nuestra capital, Barcelona a
rendirle culto a la Virgen del Valle con sus pinturas: Laura Hernández. Cercano
a Clarines, en Onoto encontramos a Mario López Gómez con sus animalitos y
figuras mitológicas, en la misma localidad, en La Encantada, está dándole vida
a Simón Bolívar encontramos a Alejandro Méndez con sus elegantes tallas; y en
Los Yaques de Puerto La Cruz esta Roberto Cruz, con un profundo sentimiento
bolivariano está pintando o tallando a Bolívar con la devoción más profunda.
En Mapire,
municipio “José Gregorio Monagas”, encontramos a tres paisajistas excepcionales
que tratan con nostalgia retener en la memoria de los mapirenses las imágenes
de un poblado que se ha venido metamorfoseando por los cambios urbanísticos y
arquitecturales que demanda espacios por el incesante crecimiento demográfico
para la construcción de edificaciones, reduciendo de esta manera hermosos
parajes, me refiero a Ramón Marquís, quien tiene como motivo en su pintura las
casas de bahareque con techo de paja, construida por lugareños con los recursos
que le provee el medio ambiente, que ha sido sustituida por el bloque de concreto
y la lámina de zinc. Alfredo Coa, experimentado paisajista, tiene de trasfondo
un sentido ecologista, nos retrata riachuelos y lagunas pobladas de morichales
cuya intensión en detenerlos en el tiempo; por su parte José Reyes, ve con
nostalgia los cambios urbanísticos del casco central de Mapire, la desaparición
de muchas de sus casas de antaño por el inexorable paso del tiempo y la
modificación de su rostro urbano, por lo que él se empeña en dejarnos un álbum
de fotografías de la ciudad para que no quede en el olvido.
En Clarines, Jobani
Martínez, artista-inventor, de profesión Técnico en Electrónica, de cuando en
cuando deja de lado el tester y toma la
gubia y el pincel para tallar la madera o se jubila del lugar de trabajo para
fotografiar con una cámara fotográfica que él invento, los sitios históricos de
Clarines. En el mismo municipio “Manuel Ezequiel Bruzual”, en la parroquia
Sabana de Uchire, encontramos a Maritza González y a Laura Buen Año (madre e
hija), inspiradas en la anatomía humana de las esculturas renacentistas,
recorren juntas el camino de las artes, realizando desnudos que denotan una
preocupación obsesiva en mostrarnos los rasgos fisonómicos del cuerpo humano
con todos sus atributos como un anatomista. En ese mismo poblado, Efraín
Velásquez, se ocupa de tallar sus pájaros,
y sus araguatos con sus crías, que contrastan con la práctica de los
cazadores furtivos, quienes tienen por costumbre matar a la madre para
arrancarles de su regazo a sus hijos en un acto vil, por ello sus monos nos
conmueven.
Luís Rafael
Hernández, en Cantaura, es conocido en su pueblo y en todo el país por sus
“gallos de riña”, y no es que Hernández se dedique al deporte de las
“espuelas”, sino que ha encontrado en ellos su inspiración para tallar la madera,
como una manera protestataria de detener un deporte donde la sangre y la muerte
anuncian el triunfo. En esta misma tónica conservacionista en este mismo
poblado encontramos a Gregorio Pino, Jesús Bastardo y Dexi Vargas cuyas obras
descansa en la preocupación del uso racional de los recursos de la naturaleza.
Jesús Pérez, (+) profesor matemáticas, pero sobre todo pintor, en esta misma
localidad se propuso recoger en sus pinturas sus tradiciones, plasma en sus
telas sus “Bailorios de Cruz de Mayo”, un velorio de cruz donde se le baila a
la cruz de mayo. Miriam Missel tiene como predilección por el paisaje inclinado
a lugares idílicos, alejados de toda perturbación ocasionada por el incesante
crecimiento demográfico y urbanístico.
Los motivos y
el momento en que los artistas deciden dedicarse espontáneamente a la creación
son impredecibles, Amanda Betanco, ama de casa, después de una larga jornada en
su hogar, por las noches, en la tranquilidad de la soledad, para encontrar algo
de sosiego y relajamiento decidió una noche dedicarse al dibujo con creyones de
colores y lápiz de grafito, de esta manera vinieron a la luz sus primeras
creaciones luego sus pinturas. Raúl Aquiles Savino pintaba para entrenarse;
Félix Vargas,(+) después de haber llevado una vida al margen de la ley encontró
en su pintura su redención, su arrepentimiento y el perdón; Elimelec Reyes, a
raíz de la muerte de su madre, entra en una profunda tristeza, solo consiguió
sosiego con la pintura, participa en las festividades de la Virgen del Valle en
el barrio La Resistencia de Barcelona, en las exposiciones de pintura dedicada
a Vallita, a quien pinta; Daysy Gómez, convirtió sus fantasías en realidades
con sus pinturas y Yovanina Tineo, como
las pitonisas de Delfos interpreta sus sueños pintándolos en sus telas. En San
Mateo, Municipio Libertad, encontramos Valito Siso, quien se ha encargado de
pintar sus tradiciones y paisajes con vivos colores y candor la vida de un
pueblo, y los rostros de sus habitantes
ya que Valito es el retratista del pueblo debido a sus dotes para el dibujo.
Otros pintores
hacen de la actividad naval su inspiración. Espíritu Santo Hernández,(+) marino
y pescador, hombre de mar, pero sobre todo devoto de la Virgen del Valle, ya
retirado de este oficio le construyó en la Aldea de Los Pescadores de Lechería,
con sus propias manos una capillita y una Virgen que el mismo talló. Ese mismo
camino de devoción lo siguió su hijo Miguel Ángel Hernández, quien tiene por
costumbre pintar la regata de la Virgen del Valle —procesión por mar— por
Lechería en la que él participa. Otro navegante, y carpintero de ribera, de
peñeros en miniatura, que sus naves
nunca surcaron el mar pero si la imaginación
es Pablo Velásquez, (+) quien dedicó su vida a lo que se conoce como modelismo
naval, que fue su pasión desde su niñez en Margarita.
Hay pintores
que sus limitaciones humanas no son obstáculos para dedicarse a la pintura, tal
es el caso de Raúl Palomo. Este artista es sordomudo de nacimiento, sin embargo
sustituyó la palabra por la imagen y su
eterno silencio encontró en la creación plástica el puente para comunicarse con
sus semejantes y de esta manera pintar en silencio no implica limitación
alguna. Otros que dejando la comodidad de la casa de lado, ven en el arte una especie
de aventura. Rodolfo Albarrán y su esposa, son dos nómadas por convicción,
ambos han recorrido el país a lo largo y ancho ofreciendo sus cuadros, su
compañera le sirve de marchante para ofrecer sus obras en empresas privadas y
del Estado. Improvisa su taller en cualquier lugar de acuerdo a las
circunstancias por ello he dicho que es un pintor peripatético. Pablo Bravo
Piñango (Placid) un día cualquiera, llegó a las orillas del río Neverí en las
adyacencias del Palacio Legislativo construyó una choza que le servía de morada
y taller, despojado de toda apetencia material se dedicaba a la creación
artística, parecía más bien un anacoreta indio. En la calle Juncal de
Barcelona, Paúl Molina Ascanio, ha dedicado parte de su vida a traer a la vida las esculturas coloniales
restaurándolas, oficio que lo llevó lentamente al trabajo escultórico con yeso
estructural donde sus temas principales son héroes patrios y la imaginería
religiosa, y la reproducción en miniatura del casco histórico de Barcelona, ciudad
que lo acogió en 1971, procedente de Caracas, de la cual se enamoró, y como
tributo reprodujo parte del casco colonial. La motivación hacia las artes
plástica de Molina nació en la Universidad de Nueva York cuando estudiaba
administración y de cuando en cuando entraba a las clases de arte como oyente,
el resto es historia.
Omar Tayupo
Aguache, bedel de la escuela Los Potocos, (campesino de pura cepa), agricultor,
carpintero y ebanista, albañil por cuenta propia, no pudo resistirse por pura
devoción, uno de esos días y tallar una Virgen del Valle y por puro patriotismo
una estatua ecuestre del Libertador. Ceferino Cabello era empleado de la
“Tienda Gunda” dedicada a la venta de artesanía y arte popular, de propiedad de
Irving Molletones (+) pasaba la mayor parte de su tiempo lidiando con obras de
Viviano Vargas, Juan Bañes, Coromoto Torrealba, María Edicta La Cruz, Elda La
Cruz (las muditas de La Mucuy Baja), un día decidió modelar con barro sin
maestro alguno sólo guiado por el deseo creativo, el resto es historia. Pedro
Caigua, descendiente del Cacique Caigua, perteneciente a la comunidad indígena
de Caigua, de origen campesino, recrea su fauna, sus creencias religiosas a
través de su panteón de imaginería, como un acto de devoción, como lo hizo
tiempo atrás su ancestro el Cacique Caigua cuando se convirtió al cristianismo
que renace todos los años con la celebración del “Espuntón de Caigua” celebrado
el 7 de enero de cada año en esta población.
Berenice
Marchan a pesar de haber nacido en Caracas, sus raíces familiares están en
Carúpano, Cariaquito. Un poblado que la artista siempre ha llevado en su
corazón, la prueba más obvia, son aquellos momentos pasados en familia, en días de efemérides y asueto y celebración
que ella reproduce en sus pinturas. Tres mujeres, una madre y sus dos hijas:
Mary Herrera y, Betsy Uribe y Vanessa
Uribe, proveniente de una familia de artistas plásticos de Valencia, llegaron a
tierras de Barcelona, estado Anzoátegui, a poblarlo de todas esas tradiciones
de Puerto Cabello, Patanemo, Canoabo, donde han pasado la mayor parte de su vida.
Hay un grupo de artistas residentes en Puerto La Cruz emparentados por la
sangre, la amistad, el color y la inclinación de pintar cuadros que denotan
alegría, júbilo y festividades, tales artistas son: Luís Batson Álvarez, Freddy
Batson Álvarez, Danny Batson Álvarez, José Rojas, Henoch Curvelo, Alexis
Castro, muchas de las obras de los Batson y de Rojas tienen como epicentro los
paisajes de Pueblo Viejo en Lechería, estado Anzoátegui.
Dos amigos un
destino: el arte. Me refiero a dos artistas del poblado de Valle de Guanape,
Eutico Mata y Rafael Vegas. Vegas y Mata encontraron en el hieratismo de la
piedra arenisca, roquiza y caliza una manera de materializar figuras
esculturales que están más hacia el expresionismo abstracto simbólico. Sus
trabajos están hacia una búsqueda metafísica, y en el caso particular de Eutico
Mata ha dedicado piezas escultóricas de gran formato para ser exhibidas en
espacios públicos, este es un caso típico de la escultura aplicada al
urbanismo. Aunque en Vegas en la parte pictórica su obra pendula entre la nueva
figuración y el neo paisajismo. Dos maneras de ver la realidad, que trasgrede
lo aparente, para ir más allá, a la esencia de las cosas.
Como hemos
visto, las circunstancias y motivaciones que llevan a las personas de manera
autodidacta a la creación artística no tiene una explicación satisfactoria, lo
que si sabemos hoy es que el ser humano en su genética posee la aptitud para la
creación artística del mismo modo que el lenguaje escrito, de hecho la primeras
formas de lenguaje fue el pictográfico, que de algún modo es pariente cercano
de la pintura. Otro hecho relevante de este estudio, es que los artistas fueron
apareciendo de manera fortuita a lo largo y ancho del estado, hasta ahora
incluyo unos noventa y siete (97) artistas en diversas facetas del arte con el
empleo de las más diversas técnicas y materiales tanto los ortodoxos como los
no clásico empleados por la tradición artística. Me he visto en la necesidad
por razones estrictamente didácticas y pedagógicas a dividir el desarrollo del
arte popular del estado Anzoátegui en cuatro períodos, no sin advertir al
lector que toda clasificación histórica, o subdivisión por etapas, períodos,
eras, no debe ser entendida como criterios absolutos para estudiar los
acontecimientos históricos cuyo protagonista es el hombre, sino como una manera
que encuentra el investigador desde su paradigma para explicar ciertos hechos.
En el caso particular de este estudio, en cada período el comienzo y fin van a
estar caracterizados por ciertos hitos que vendrían a explicar a través de ciertos
hechos la justificación de asumir cada período como tal En el caso particular,
de los artistas populares anzoatiguense
del estado Anzoátegui se asumió cuatro períodos que describo a continuación.
Primer Período: El Arte en Tiempos
Hispánicos Hasta el Siglo XIX. Cuya influencia del arte europeo es obvio no
solo en el arte académico sino en el popular, cuya expresión del arte popular
es la “tabla colonial” y la talla, en
este período un elemento caracterizador son las copias de iconografías
religiosas de grabados o de obras originales traídas en primer momento de
Europa, más tarde
de los Virreinatos de La Nueva Granada (Colombia), Nueva España (México), Perú
(Perú); los paréntesis no indican en este caso de ningún modo lo geográfico,
sino los lugares dentro de ellos, de dónde venían las obras, no olvidemos que
la circulación de ellas giró siempre en torno a las grandes capitales, no de
manera fortuita, la primera exposición que se hizo en Venezuela fue en Caracas,
en el Café del Ávila organizada por James Mudie Spence. (James Mude Spence,
1876 en Calzadilla, 1967).Donde van a estar activos en Clarines los carpinteros
de ribera— Gabriel González Cánovas, Cándido Rojas y Juan Cancio González
Rojas—que se dedicaban a hacer tallas en madera, este último las loceras de
Caigua— Custodia Caicuto y Florencia Parababire) que están activas entre siglos XIX y XX, y los pintores, dibujantes y
grabadores de la imprenta de Ramón Bolet Poleo, (Ramón Bolet Peraza y Bernardo
González) publicadas en la revista “EL
Oasis”. Y en la talla en Clarines a principio del siglo XX Rosa Álvarez, nieta
de Cándido Rojas, (Armas Alfonzo, 1981).
Segundo Período 1900-1969: Predominio de la
Pintura. Como hemos visto a principio de siglo ya había tallistas, loceras
y pintores en nuestro Estado, pero fue la pintura la reina de la escena, la más
divulgada, por ello le he dado (predominio de la pintura) las otras dos fueron
ignoradas, para ilustrar este asunto referiré a dos pintores, tan solo dos pero
que su importancia fue tal que uno de ellos, Armando Rafael Andrade, participó en
1957 en el XVII Salón de Arte Venezolano y en la IV Bienal de Arte Moderno en Sao
Paulo Brasil; el otro Gerardo Aguilera Silva se le hicieron varias exposiciones
en Caracas, la más importante de ella fue la que le realizaron en el Museo de
Bellas Artes en 1966. Además de la documentación amplia de que disponemos de
ellos, a pesar de las limitaciones informativas que había en aquel entonces.
Tercer Período: Nuevos Artistas Nuevos
Lenguajes.
Este período se caracteriza por la proliferación de artistas de buena factura
en el campo de la talla en madera y piedra, la escultura (Jaime Rolingson) pintura
(Luís Méndez) ensamblaje e instalaciones y nuevos lenguajes (Juan de Dios
Campos y Rosa Vegas respectivamente), artesanía naval (Pablo Velásquez),
arquitectura popular y talla en madera (Espíritu Santo Hernández); ellos le dan
un rumbo nuevo a nuestras artes. Méndez, encontró en el color una forma
expresiva muy personal para enunciar las emociones humanas nunca antes expresadas por artista
alguno en el arte venezolano; Rosa
Vegas, no tiene límites alguno en cuanto el empleo de materiales y la
combinación e integración de diversas
técnicas, su capacidad imaginativa y creadora, es ilimitada, no tiene igual en
el arte nacional, y Juan de Dios Campos,
derribó en el arte la frontera entre lo bidimensional y lo tridimensional,
además de manejar una nueva concepción del espacio que pareciera más bien sus
paisajes mapas elaborados por un GPS (Global Possition System), además de
construir unos curiosos instrumentos como el arpa que él tituló “Juan Salvador
y su Arpa” que es al mismo tiempo obras de arte e instrumento musical, que él
solo entiende y lo sabe ejecutar, no está demás decir lo interesante que son
sus instalaciones, y su nuevo concepto de la talla en la que representa escenas
de hechos históricos como el de la obra: “Fusilamiento de Piar”, (1991). Con
esta obra Campos obtuvo el Premio Gobernación del Estado Anzoátegui (escultura)
en la II Bienal de Artes Plásticas Galería Municipal de Arte Moderno de Puerto
La Cruz. (Camejo y Zorrilla de Camejo, 1993 en Galería Municipal de Arte Moderno
de Puerto La Cruz, p. 81). Actualmente esta obra pertenece a la colección del
Museo de Anzoátegui. Estos artistas abrieron el camino a otros que si bien no
son de la talla de ellos, vienen a formar parte del patrimonio del estado, por
sus aportes y descripción de otras realidades.
Cuarto Período: Nuevos Valores. Francisco Rolingson es el
artista de transición del tercer y cuarto período. Ha pintado sus tradiciones
como ningún pintor de Píritu y del estado lo ha hecho, en él hay una necesidad
de convertir la pintura como lenguaje de la imagen en un documento, para
mantener viva las tradiciones locales de este poblado de rancio abolengo
colonial. Con él, se cierra el ciclo de pintores del siglo XX, es el último artista de este
período. A partir del año 2000 aparecen en el nuevo milenio nuevos valores que
hasta ahora no habían aparecido en escena, no me quiero aventurar en hacer
juicio sobre ellos, pero sería ceguera de mi parte no mencionar a una artista
talentosa como Carmen Mendoza, una artista versátil, polifacética, con grandes
dotes para la orfebrería, el ensamblaje la pintura, la escultura, la cerámica,
la confección de trajes empleando los más variados materiales, combinando o
hibridando la pintura y la escultura, de lo que resulta una nueva manera de
encarar los problemas plásticos, y no siente temor a la experimentación con
materiales no convencionales, lo que le da a su trabajo, un permanente
dinamismo, que no deja de asombrar al espectador. Los otros artistas de este
períodos, algunos de ellos son pintores más o menos experimentados que vienen
de otro estado, tal es el caso de Mary Herrera, Betsy Uribe, Vanessa Uribe, que
pudieran ser considerados artistas de paso por el estado Anzoátegui, otros que
comenzaron su carrera del año 2000 hasta entonces, entre ellos están Elimelec
Reyes, Leonardo Alvarado (+), Gregorio Pino, Migdalia Campos, Solange Campos, Betty
Marchán, Yobani Martínez, Laura Buen Año, Maritza González, Miriam Missel,
quienes vienen a contribuir al enriquecimiento de nuestro patrimonio artístico.
No quería
terminar este Estudio Preliminar sin dejar de referir algunos creadores de los
que no he obtenido mayor información que la que describo aquí, algo escueta,
por una parte porque no he podido contactarlos, y por la otra porque la
información que existe en documentos, al menos de los que dispongo, que he
organizado durante años, es muy superficial para ubicarlos en el orden
cronológico como he venido tratando los noventa y siete (97) artistas aquí
tratados, me conformaré con dar a conocer los pocos datos de que dispongo de
ellos. Zoraida Cachima, natural de El Caparro, municipio Guanta, estado
Anzoátegui, hacedora de muñecas “negrotas” como las clasificó Alfonzo Sandoval,
coordinador del Grupo Maizal, quien organizó conjuntamente con el Ateneo
“Miguel Otero Silva” de Barcelona la muestra titulada: “Muñecas de la Región
Oriental” en 1993. María J. Sifontes nacida en El Tigre, municipio Simón
Rodríguez, estado Anzoátegui donde nació el 9 de febrero de 1959, quien
participó en 1988 en el Salón Nacional Cervecería de Oriente, Arte Ingenuo,
Pintura y Talla Populares, auspiciado por Cervecería de Oriente, C. A. Polar en
el marco de la celebración de los Cuarenta Aniversario con dos obras: La
Blanquera y La Calle del Ganado, ambas
pintadas con óleo sobre tela en el año 1986. (Ver p. 92 del catálogo). José
Gregorio Rodríguez Ramírez, también de El Tigre, quien participó en 1990 en la
III Bienal “Salvador Valero” de Arte Popular con la obra: Ferroschigulia,
pintada en ese año con esmalte industrial sobre tela. (Ver pp.46-47 del catálogo),
y Esther Chaurán, artesana nacida en Guanape, estado Anzoátegui quien aprendió
de manera empírica los tejidos a ganchillo, liso, con dibujo, tupido, punta de
lanza, entre otros, elabora alpargatas, chinchorros, hamacas, su habilidad
artesanal en estos menesteres, le ha ganado la oportunidad de dictar cursos con
el auspicio de instituciones de los sectores público y privado. El 9 de
septiembre de 1993, el convenio Ateneo de Barcelona Miguel Otero Silva con el
Grupo Maizal presentaron una muestra titulada: “Exposición Tejidos el Camino de la Tradición” bajo la
coordinación general de Alfonso Sandoval en los espacios del Ateneo.
Para la
elaboración de esta investigación de fuentes primarias (testimonios de artistas
y personas vinculadas al arte), y la compilación de documentos que a lo largo
del tiempo Manuel Alcalá y mi persona hemos compilado (fuentes secundarias) y
su lectura paciente, además de la literatura existente sobre el tema, no sin
advertir, que cuando se escribe un trabajo de esta naturaleza siempre hay el
riego de omitir involuntariamente algún artista, o alguna información
relevante, pido disculpa de antemano a mis amigos artistas. Esta investigación
es de algún modo una especie de biograma donde se resaltan los aspectos
relacionados aquí—el arte—, o digamos más bien, un conjunto de biografías
cortas de los artistas ordenadas de manera cronológica en el sentido y orden de
que fueron apareciendo los artistas en el escenario de la plástica popular
anzoatiguense, que cabe decir, que nuestros artistas fueron apareciendo de
manera fortuita a lo largo y ancho del Estado, de manera aislada sin tener
contactos unos con otros, es decir, no hay una escuela o movimiento que los
agrupara. Y, naturalmente, sus motivaciones hacia las artes plásticas son
variadas.
Mi motivación
en este estudio es de alguna manera, enfocar desde el punto de vista histórico,
apoyado en el discurso biográfico, la historia del arte popular del estado
Anzoátegui, a través de biografías cortas para establecer un hilo conductor del
desarrollo del arte popular y sus hacedores culturales, para tener una visión
general de su desarrollo, no busco agotar el tema de un artista en particular
sino más bien ponerlos en contexto, aunque de algunos de ellos he hecho
estudios particulares por lo cual remito a los lectores a los trabajos que se
refieran a algunos de ellos. En definitiva lo más interesante de esta
investigación, sea más bien evitar y salvar del olvido a nuestros artistas, muchos
de ellos golpeados por el más poderoso martillo destructivo: el prejuicio de la
gente y de las instituciones “culturales”. Esta es mi misión principesca en
este estudio.
Cabe señalar
para finalizar, que hemos tenido como criterio la tolerancia e inclusión de
artistas, que a criterios de algunos, o de la ortodoxia de la crítica del arte,
no son artistas populares en el sentido de que muchos de los aquí incluidos,
como verá el lector más adelante, poseen grado universitario; pero el criterio
prevalente aquí, es la dedicación de su talento al arte popular, o que algunos
casos fue inspiración para nuestros artistas populares, como ha sido, como se
sabe, el arte académico nuestro, cuya raíz es el arte culto de Europa, aunque
en algunos casos el arte popular ha influido en el arte académico como vimos
con el caso de Emerio Darío Lunar.
El caso de
Ramón Bolet Peraza es ilustrativo, Calzadilla, (1975 b.) lo califica como el
más connotado del costumbrismo gráfico de Venezuela cuya obra recoge el litógrafo
H. Neun con las publicaciones: Museo Venezolano (1866); Álbum de Caracas y de
Venezuela (1876) y Álbum de los Estados (1876), calificado sus dibujos por
Calzadilla de cierta gracia ingenua aunque denota destreza para desarrollar,
frente al paisaje visto directamente un gran sentido de la observación. Bolet
va a pertenecer a una tradición de ilustradores que se inicia según
Calazadilla, (ob. cit.) con Sir Robert Ker Porter (1777-1848) a su llegada a
Venezuela en 1825 envestido de Cónsul de Gran Bretaña. No quiero dejar de lado
la consideración que hace Boulton,
(1968) sobre Ramón Bolet Peraza, que de algún modo justifica el planteamiento
que he venido haciendo en relación al criterio de amplitud, y de incluir
artistas que en algún sentido no pueden ser considerados y en otro sí, al
respecto dice del artista que es un “relator gráfico de las costumbres” en un
momento lleno de interés social, de cronista que le hacen sobreviviente en un
mundo de tantos otros que naufragaron. Dejar para la posteridad las costumbres
del país, sus tradiciones, sus paisajes de antaño, la arquitectura de
Venezuela, y particularmente la de Barcelona es sobrada justificación para ser
incluido es este trabajo de nuestro estado a Ramón Bolet Peraza y su entrañable
colaborador y también dibujante y pintor Bernardo González.
Termino el
Estudio Preliminar recordando que nuestro arte en general y el arte popular en
particular, es polisémico, deriva de múltiples fuentes y estilos provenientes
de Europa, nuestros artistas coloniales se inspiraban en grabados, y en el
mejor de los casos en obras originales de pintores menores, que fueron copiados
reiteradamente alejándose del modelo, interpretado y reinterpretado, resultando
un arte heterogéneo, complejo, sometido a un proceso de hibridación. De raíces
profundas, que se vio influenciado por razones: políticas, económicas,
sociales, históricas, religiosas, geográficas, étnicas y culturales, conjugado
con elementos autóctonos. Nuestro arte criollo y vernáculo es una síntesis de
este proceso.
José Gregorio Rodríguez Ramíres. Ferroschiguilia (1990)
Colección del Artista. Fotografís: Alirio Briceño (1990, p. 47)
Digitalización de imagen: Esp. (bi) TSU Víctor A. Hernández
María J. Sifontes. La Blanquera (1986)
Colección de la Artista. Fotografía: Augusto Hernández (1988, p. 92)
Digitalización de imagen: Esp. (bi) TSU Víctor A. Hernández
PRIMER PERÍODO.
EL ARTE EN TIEMPOS HISPÁNICOS HASTA EL SIGLO XIX.
EL
ARTE HISPÁNICO HASTA EL SIGLO XVII
En relación a los pintores populares,
tallistas, pintores que han existido en
Venezuela desde el siglo XVIII lo que pasa es que el interés de la gente por
este tipo de arte, no iba más allá del motivo religioso, fin con el que se
adquirían, para muchas personas esto no era arte, o no lo consideraban como tal,
porque el imaginero colonial las hacía para suplir el mercado deficiente de
estampas religiosas. Duarte, (1983) sitúa la pintura popular venezolana en la
segunda mitad del siglo arriba indicado. Sobre la pintura colonial a que me
vengo refiriendo apunta Duarte, (ob. cit.): “La iconografía interpretada por
artistas anónimos, nuestra percepción advierte el aspecto válido de una
sensibilidad espontánea, ingenua y autentica”, (p.56). De la misma opinión es
Calzadilla, (1981) cuando afirma: “El artesano criollo se vio obligado a
valerse de sus propios medios para recrear una tradición icónica que, protegida por el
aislamiento provinciano, posibilitó el desarrollo de estilos ingenuos…”, (pp. 23-24).
Francisco Da Antonio, (1988) ubica su aparición el primer tercio del siglo
XVIII; estos autores tienen puntos de vista coincidente sobre este tema.
Pintura a la que Calzadilla, (1961/1963) considera popular y anónima. Sin
embargo en opinión de Calzadilla, (ob. cit.): “… hablar de arte colonial para
aplicarse, conforme al sitio donde se produjeron un gentilicio patriótico que
sólo tiene sentido hoy, no deja de ser arbitrario. El uso del gentilicio puede
darse, eso sí, en el caso de las escuelas regionales que ofrecen fuertes rasgos
diferenciadores”, (p. 17). La ubicación de producción de obras en Venezuela
según este autor, aumentó su auge a partir de 1730 cuando se estableció en
nuestro país la Compañía Guipuzcoana. Cabe destacar aquí, que además de lo
arriba afirmado por Calzadilla, lo afirmado por Boulton, (1975); Duarte,
(1983), quienes afirman que lo que contribuyó además de la producción de obras
de arte en el siglo XVIII fue la disposición del Obispo Diego Antonio Diez
Madroñero dictada en 1766 en la que se permitía la reproducción de pasajes del
Nuevo y del Viejo Testamento, de esta época data la costumbre de escoger un
patrón de la casa para adornar el zaguán con su efigie, esto naturalmente
contribuyó a la demanda de pequeñas imágenes.
A finales del
siglo arriba indicado, apunta Calzadilla, (1961/1963) se comenzaron a formar
las escuelas caraqueñas y desde los retratos de Juan Lovera, hasta los más
variados desarrollados de una pintura popular y anónima, impregnada de un
profundo carácter religioso. Este arte popular, cuyo origen se remonta a la
colonia, constituye uno de los más ricos legados de Venezuela y es testimonio
fehaciente de sensibilidad plástica de nuestro pueblo. Estas pinturas se
inspiraban en las traídas de México, Quito y Perú; otros cuadros destinados a
las Iglesias procedían de España y se les atribuye en su mayoría a los alumnos
de Zurbarán y Murillo. La pintura religiosa culta estaba destinada para las
iglesias y las familias de poder económico. De estos modelos, se inspiraron los
pintores criollos, ofreciendo rasgos estilísticos tan fuertes, que se
independizaban del arte religioso venido de España, la llamada escuela
caraqueña. La pintura popular estaba destinada a adornar las iglesias de menor
importancia y a los hogares humildes que profesaban la fe católica. Este tipo
de pintura corrió peor suerte que la anterior, pues, ella se conservó menos.
En esta misma
idea, apunta Duarte, (1983) indica que la pintura popular venezolana comienza
en el siglo XVIII en la iconografía interpretada por artistas anónimos, con una
sensibilidad espontánea, ingenua y autentica, aunque de mal aprendido oficio,
pero de una sensibilidad a toda prueba e innata; resultado de esta práctica
libre y espontánea son las que han tratado de definir bajo muy distintas
denominaciones: pintura ingenua, primitiva o “naif”. Fue en El Tocuyo donde
estuvieron artistas de la talla de Víctor Francisco de la Cruz y El Pintor del
Tocuyo, José Francisco Rodríguez. La escuela pictórica popular que más se
destacó en Venezuela fue la de Río Tocuyo, esto se debió según Duarte, (ob.
cit.) a la riqueza del suelo, rico en colores minerales como: piedras azules,
el azufre, y la caparrosa o acije con la cual se hacían tintas y tinturas. De
la caparrosa —el cobre— se obtenían los colores azul, blanco, rojo, anaranjado,
amarillo y verde; de esta opinión es Boulton, (1975). Muchas de las tablas y
telas procedían de la escuela de Río Tocuyo las cuales eran barnizadas para
protegerlas de las marcas del humo de las velas y otros accidentes, para su
protección y conservación. De esta escuela se remontan los trípticos coloniales
en madera cuyo panel central se protege al cerrarse las hojas laterales para resguardarlo
de los agentes tóxicos arriba indicados. Como se sabe la iconografía fue el
vehículo que la Iglesia empleó para la enseñanza de la religión católica y por
ello los artistas tuvieron que someterse rigurosamente a ella.
En esta opinión señala Boulton, (1975): “Los
venezolanos del siglo XVIII, como sus antepasados, dirigían sus plegarias a la
personificación gráfica de su Dios y de sus Santos”, (p. 3). Los pintores
populares, argumenta Duarte, (ob. cit.) se dedicaban casi exclusivamente al
género religioso sobre todos los aspectos de la vida. Servían a Dios y con esto
satisfacían primero que nada sus necesidades religiosas y después su
sensibilidad. Esto explica en opinión de este autor, que no les interesaba
dejar huella de sus nombres, no buscaban ser reconocidos, por ello no era un
imperativo firmarlas, de allí su carácter anónimo, general en las pinturas
coloniales de este género. Sobre este particular existe una explicación dada
por Boulton, (1975) en la que afirma nuestros pintores coloniales nunca
llegaron a formarse como asociación artesanal, como en otras regiones de
América, la cual podía ser la causa de
la ausencia de firmas en las obras. Otros rasgos característicos del arte colonial,
señala Calzadilla, (1967) fue el producto del transplante de la ideología y de
la cultura de España hacia América. A pesar de ello, el arte anónimo popular
tuvo un sabor localista, más que las tendencias cultas de Juan Pedro López o de
los Landaeta, quienes seguían de algún modo apegados a los modelos del arte
europeo con inspiración imitativa. El género popular, por su abundante
producción de los imagineros, cabe hablar de un estilo colectivo, con variantes
y matices de una escuela a otra, y según la región en donde fueron creadas las
obras, pero en ningún caso se puede hablar de expresiones del genio individual,
que en mi opinión puede ser también la causa del anonimato de las obras.
Unas de las
creaciones artísticas de importancia en la colonia son los Santos de Botella o
Botellas Coloniales. Becerra, (1982) señala que son imágenes religiosas
características de los dominios de España en América. De esta opinión es
Salazar, (1990), luego ser realizados por los artesanos coloniales, y son hoy,
fusión y síntesis del sincrético del arte popular. Este término, Santos,
en líneas generales se refiere a varios tipos de imágenes, bien sea
representada en forma de retablos, de estampas o de bulto. En un tríptico de
madera en el cual tiene en su interior figuras talladas y policromadas, esculpidas
o pintadas, los paneles laterales van conectados al de la parte central por
medio de bisagras de cuero o metal, y se pueden mantener cerradas con una
aldaba metálica, cuando éste es cerrado adquiere la forma de botella. Estas
obras de arte se produjeron durante la colonia, principalmente en la región
centro occidental de Venezuela, en los actuales estados: Lara, Falcón y
Yaracuy. El antecedente de la botella
colonial está en la Europa Medieval y al Arte Popular Bávaro del inicio de la
modernidad europea. En esta región se producían Vírgenes de Abridera que tenían
en su interior, generalmente una imagen de La Trinidad. El Arte Popular Bávaro
(época moderna) se realizaban trípticos de madera con relieves en arcilla
producido en Oberammergau, Baviera, Alemania. Al respecto indica Salazar, (ob. cit.) que
tuvieron su origen en la Edad Media en los años de controversia iconoclasta
causante del colapso de la pintura y la escultura bizantina originada por los
problemas políticos y religiosos y de la relación del hombre con Dios.
El Edicto del
año 726 prohibía el uso de imágenes para
culto que va a tener validez hasta 843 con el triunfo de los iconófilos, es
decir, los que veneraban imágenes religiosas. De aquí comienza el culto con
esculturas conocidas como Vírgenes de Abrideras, que se abren de arriba hacia
abajo y se parten por la mitad, para convertirse en los trípticos, su auge data
de los siglos XII y XIII en Alemania, Austria, Francia, España, Suecia, Inglaterra,
Polonia, Suecia y Portugal. En 1563 el Concilio de Trento ordena destruir las
imágenes que no estuvieran bien hechas. En 1745 el Papa Benedicto XIV en la
Bula “Imaginis Sanctissimae Trinitaris Reprobatas” incluyen las Vírgenes de
Abrideras de la Trinidad por considerarlas herejías. Esta prohibición, naturalmente obligó a los tallistas a que
omitieran la figura exterior y tomaran la forma de botella, las cuales al
abrirse se convertían en trípticos religiosos. Al comenzar la conquista de
América, de España se traen imágenes y retablos religiosos para su culto. La
Casa Banhofe y Shohententner de Cádiz importaban imágenes talladas hasta Lima,
Perú, las cuales tuvieron acogida entre los misioneros, luego en los colonos.
Es posible que el Galeón que arriba a Cubagua en 1529 que trían retablos y
artículos religiosos y Santos de Botella. En estas obras se inspiraron nuestros
imagineros coloniales, deformándolo; pero aún así sigue manteniendo un criterio
estético. (Salazar, ob. cit.)
Esto
demuestra, que cada nueva tendencia artística, tiene su antecedente su relación,
con el arte del pasado; toda nueva creación genuina le da un enfoque diferente.
Sobre este punto, Becerra, (1984) afirma
que los antecedentes de los Santos de Botella no pueden ser buscados en América
Prehispánica, porque estas obras son esencialmente cristianas, desde luego, en
el arte europeo medieval y moderno como ya he venido señalando, en las Vírgenes
de Abridera y ciertos pequeños altares de Oberammergau. Según esta autora la
escultura de esta naturaleza de mayor antigüedad hasta hoy —1984 fecha en que
es escrita esta obra— es la Virgen de Boubon, (circa 1180), siendo el más
reciente el de la Virgen de Bannalec, comuna francesa de Bretaña, siglo XVII, la
forma y tamaño de estas vírgenes no son homogéneas.
Estas imágenes pertenecían al arte popular de Oberammergau del siglo XVIII. Es
posible que tanto las botellas venezolanas como las bávaras se reprodujeron
después de 1745, cuando las Vírgenes de Abridera de la Trinidad fueron prohibidas
por el Papa Benedicto XIV, por lo que, los tallistas se vieron obligados a
omitir la figura exterior de la virgen, mostrando en su lugar formas de
botellas o de frascos. Estas fueron hechas para el culto de las imágenes de La
Trinidad, La Virgen, San José y otros santos, aunque estudios realizados
señalan que un 58% representan La Trinidad, otros están dedicados a la Virgen
María, y un pequeño número a la Sagrada Familia, que incluye entre otros temas
el Santísimo Sacramento, San José y santos diversos, apunta Becerra, 1984. Las
mayor parte de las botellas coloniales están asociadas a El Tocuyo, claro
está, para la época, esta ciudad era una
jurisdicción que incluía varios pueblos.
De modo que en los artistas—populares— ha existido desde la colonia, naturalmente de influencia
europea, pero es a partir de la segunda mitad del siglo XX cuando se comenzó a
mostrar interés por ella, por su estudio y divulgación, como se verá más
adelante. Duarte, (2000) ha señalado que la mayor parte de la producción de
obras de esta naturaleza están
focalizadas en Caracas, Lara, Mérida, Trujillo; en el caso de Anzoátegui y
demás estados de oriente la producción fue poca. Duarte, (ob. cit.) publicó una
obra que ha contribuido a esclarecer algunos enigmas de la pintura colonial de
Venezuela, como fue el de ponerle rostros a los artistas, cuyo nombres le
adjudicó Boulton como “El Pintor de San Francisco”—Francisco Álvarez Carneiro—;
y “El Pintor de El Tocuyo” — Víctor de la Cruz—; así como también al escultor
apodado “El Tocuyano” —José Francisco Rodríguez—. En esta obra, Carlos Duarte
hizo un arqueo documental de un mil sesenta y cinco fichas, producto de treinta
y cuatro años de trabajo ininterrumpido, el doble de los documentos presentados
por Boulton, contentiva de 195 biografías de artistas, mayoritariamente activos
en Caracas, que entre otras cosas, además de lo ya señalado, refiere que en
Barcelona, desde el Período Hispánico y comienzos de Período Republicano apenas
figuró un pintor, activo en 1809, Francisco Lorenzo Rodríguez Rendón, nacido en
Cumaná en 1742 formado en la Real Academia de San Fernando de Madrid en 1788,
quien retoca para la fecha indicada en principio, la pintura sobre madera
perteneciente a la Iglesia parroquial de San Cristóbal de Barcelona. Se desconoce, o no están muy
documentados, los pintores que pudieron estar activos en esta ciudad para la
época. Sobre este tema apunta Boulton, (1975) que el primer pintor de que
tenemos noticias históricamente, fue uno que figuraba en la nómina de la tripulación
del primer viaje de Alonso de Ojeda, que salió de Cádiz en mayo de 1499, en el
cual le acompañaban el cosmógrafo Juan
de la Cosa y el florentino Américo Vespucci, figuraba un tal Juan Pintor,
seguramente—apunta Boulton llamado así por su oficio, que posiblemente era el
de ayudante del primer cartógrafo—. En este mismo trabajo Boulton señala que en:
“La parte oriental del país es en general bastante pobre en pintura”, (p. 36).
Sin embargo,
ha señalado Calzadilla, (1981) que el primer artista profesional de que hemos
tenido noticia hasta ahora data de 1622, año en que se hallaba en Coro el
“maestro del arte de pintor, experto y bueno, Pedro del Cocar”, a quien se le
encomendó pintar un cuadro de la patrona de la ciudad, Santa Ana. Continúa el autor
citado, venían de las colonias de América más desarrolladas México y el Nuevo Reino de Granada. De España
naturalmente debieron de venir obras de poca calidad así como grabados
ejecutados en Italia o en Alemania y pintura de Flandes y otros lugares de
Europa que sirvieron de modelo a los artistas de tierras venezolanas y otros
lugares de América, la imitación y la imaginativa de los artista, en la
elaboración de sus obras, y las copias constantes se alejaron de los modelos
originales, dando así a reinterpretaciones que dio con el tiempo a un tipo de
pintura popular cuya principal manifestación es la “tabla colonial”. El origen
de este estilo mestizo, se encuentra en el interés mismo de la Iglesia, las
misiones, los conventos y cofradías en propiciar la realización de la pintura y
la talla en madera a través de talleres, bajo las instrucciones de los
misioneros se enseñaban y practicaban estas artes. Con el pasar del tiempo
surgieron estilos regionales en los principales centros poblados, escuelas
célebres como El Tocuyo y Río Tocuyo, y estilos ingenuos muy particulares.
Estas obras, al comienzo, según Boulton,
(1968) hizo que la iglesia rechazara este tipo de imágenes y que en 1790 el Comisario del Santo Oficio
de Caracas emanara disposiciones en contra de la producción de estas iconografías,
porque según la Iglesia tenían signos de indecencia; en 1809 existían
documentos que se referían a estas pinturas como por ejemplo las que estaban en
la casa de don Juan Vicente Bolívar, el hermano de Simón Bolívar.
RETOCANDO
EL CUADRO DE LA CATEDRAL DE BARCELONA.
Era muy común
en la época—siglos XVII, XVIII Y XIX— que alguna iglesia o sencillamente familia acomodada solicitase los servicios de
algún pintor o retocador de santos para resarcir daños sufridos alguna obra de
arte bien sea por los embates del tiempo o por accidentes, y esto se
justificaba en parte, por lo costoso que era traer pinturas de Europa, México o
el Cusco (Perú), esta era una solución razonable. Duarte, (2000) no precisa
como llegó a tierras de Barcelona Rodríguez, pero si es cierto que estuvo en la
iglesia parroquial de San Cristóbal de esta ciudad restaurando una obra de su
patrimonio.
Rodríguez (Alias El Joven). Duarte, (2000) sitúa a este pintor
activo en Barcelona, estado Anzoátegui en 1809, no está muy seguro — supone
este autor— que se trata de Francisco Lorenzo Rodríguez Rendón, quien está
emparentado con José Rodríguez Rendón, ambos estudiantes en la Real Academia de
San Fernando de Madrid. Rodríguez es natural de Cumaná, donde nació hacia 1742, estudió en la
academia referida en 1788, posiblemente regresó a Venezuela después de 1802. Se
sabe que el 9 de octubre de 1809 retocó una pintura sobre tabla de cedro
perteneciente a la iglesia parroquial de San Cristóbal de Barcelona, como se le
llamaba por ese entonces, en la pintura
en cuestión se haya pintado un escudo del Obispo de la Diócesis de Puerto Rico
Fray Manuel Giménez Pérez, de donde dependía esta iglesia en la jerarquía
eclesiástica.
Es
conveniente comentar en este espacio, en
la región del Oriente de Venezuela estuvieron activos el Maestro escultor
nacido en La Habana, José Valentín Sánchez entre 1808-1811, quien perteneció a
la clase de los blancos. Francisco Rodríguez Rendón, aprendiz de pintor de la
Real Academia de San Fernando de Madrid en 1776, nacido en Cumaná en 1742,
posiblemente pardo libre, —según Duarte, 2000— es probable de que se trate de
Rodríguez (alias El Joven) como se indicó arriba, se sabe que pintó un cuadro
de la última cena para la iglesia de San Antonio de Capayacuar, estado Monagas.
José Rivera, maestro de pintor, escultor y dorador nacido en San Cristóbal de
La Laguna, Isla de Tenerife, Canarias en 1740. Estuvo activo en Cumaná e Isla
de Margarita, donde pintó por encargo, en esta última ciudad, por encargo del
Presbítero Don Pedro Manuel Romero una imagen de Nuestra Señora del Rosario.
(Duarte, 2000).
CARPIENTEROS
DE RIBERA QUE HACÍAN TALLAS EN CLARINES SIGLO XIX.
A orillas del río Unare, en Clarines,
estuvieron unos artesanos extraordinarios, con una destreza manual insuperable,
cuyo oficio principal era la carpintería de ribera, sin embargo, en un pueblito
como era en aquel entonces San Antonio de Padua de Clarines, rico en historia,
de rancia estirpe religiosa, no podía menos, esas manos prodigiosas, por
devoción y necesidad, cumplirle al sacerdote de la iglesia, con el encargo de
alguna imagen para el templo, saliéndose un poco del oficio habitual y poniendo
primero su fe en Dios, y luego en el don que Éste les dio, y fue de esta manera,
seguramente, más por devoción que por oficio, que Don Gabriel González Cánovas,
Cándido Rojas, Juan Cancio González Rojas y Rosa Álvarez dejaron una que otra
talla para su adoración, hecho este, que nos trae al recuerdo, Alfredo Armas
Alfonzo, (1981) en su obra: “Un Pueblo Hecho de Recuerdos: Clarines Bien Lejos”
cuando se refiere a Cándido Rojas quien hizo unas imágenes religiosas para la
Iglesia de Clarines.
Don
Gabriel González Cánovas.
Español-mahonés, procedente de Mahón, capital de la Isla Menorca (Islas
Baleares), esposo de María Rojas, éstos a su vez padres del General Juan Cancio
González Rojas. Su madre era descendiente de una familia de pintores,
escultores y músicos procedentes de
Cumaná que llegaron a Clarines, según Armas, Rafael, (s. f.) en González Chacín,
(2009) antes de 1821. Gabriel González Cánovas, se sabe que provenía de una
familia muy distinguida que fueron por varias generaciones militares y que en
1811 se encontraba en Barcelona, estado Anzoátegui, y fue uno de los firmantes
del pronunciamiento a favor de la Independencia. Era de oficio, afirma este autor, ebanista y santero, cabe
aclarar, que este término se empleaba en la colonia en Venezuela para referirse
a los artesanos que se dedicaban a hacer imágenes religiosas, santos para el
culto de la religión católica. Conocía además de los oficios señalados una
técnica para grabar en telas dibujos. Con esta afirmación podemos presumir que
tenía conocimientos también en el grabado y la pintura. Estas habilidades las
heredaron sus hijos, entre ellos Juan Cancio González Rojas. Era un hombre
polifacético, también se dedicó a la carpintería de ribera—construcción
artesanal de embarcaciones de madera, balandras y chalanas— que navegaban por
el río Unare. La familia González Rojas no era la única que se dedicaban a
estos menesteres en Clarines, también estaba Cándido Rojas, de quien hablaremos
más adelante, quizá emparentado con la esposa de don Gabriel González Cánovas.
Se sabe que al menos estuvo activo en Clarines la primera mitad del siglo XIX.
Cándido Rojas. Refiere Saune Barrios, (s. f.) en su
trabajo “Algo de Guanape” citado por Armas, Álvaro (Cronista de Clarines)
(2014) nos da un dato interesante sobre Cándido Rojas, y es que Don Ricardo
Alfonzo llega a Clarines una vez terminada la Guerra Federal (1859-1863) donde
se casa por poder con Lucía Rojas Zerpa (Josefa Lucía Celestina Rojas Zerpa,
que era su nombre de pila, conocida como Mamachía), la cuarta hija nacida en
1852 , de Cándido Rojas, pintor y escultor neogranadino y Lucía Zerpa, natural
de Cumaná. Estos datos nos sitúan al artista activo antes y después de 1850.
Armas, Rafael, (s. f.) en González Chacín, (2009) lo sitúa contemporáneo con
Don Gabriel González Cánovas, aunque se sabe por Alfredo Armas Alfonzo, (1981)
que murió tempranamente. Estos tres autores coinciden que era escultor, pintor, también carpintero de ribera como
sostienen Armas, Rafael, (ob. cit.); Armas, Alfredo, (ob. cit.). Se sabe por el
primero que a Cándido Rojas se le atribuye la construcción de la balandra
“Constitución” con que se efectuaba el comercio de cabotaje entre la Guaira y
el puerto fluvial de Clarines.
Alfredo Armas
Alfonzo, (ob. cit.), le atribuye las tallas en madera de la iglesia San Antonio
de Padua de Clarines: El Crucificado y El Nazareno; aunque esta última tiene
coincidencia en la técnica empleada y los rasgos generales de la obra con el
San Juan Evangelista, de este mismo recinto religioso probablemente tallado por
Cándido Rojas, que es una obra maestra, según Alfredo Armas Alfonzo, de arte
popular. De esta talla Armas Alfonzo,
(1978 c.) en Armas, Edda (Comp.) (2003)
señala: “El Nazareno que revivió de los secos leños del bisabuelo Cándido Rojas, casi adquiría la
realidad de la tragedia del Gólgota entre los humos del incienso, los humos de
este tiempo de morrocoyes…”, (p. 64). Cuando el autor se señala aquí a los
humos de tiempos de morrocoyes, se refiere a la Semana Santa tiempo en el cual
le prenden candela a los mayales donde habitualmente se esconden el morrocoy, y
por el difícil acceso por lo tupido de la vegetación y por sus espinosas hoja
los cazadores de morrocoyes lo incendian para que ellos salgan de sus guaridas.
El cuajado de morrocoy es un plato típico de Clarines.
Este autor en
otros documentos refiere a Cándido Rojas como tallista en estos términos:
“Cierta luz sagrada encendía su corona y la sonrisa perenne y la mirada como la
de los santos de palo que el bisabuelo Cándido Rojas tallaba tan inspirado”,
(1978 b.) en Armas Edda, (Comp.) (2003), (p.62). Armas Alfonzo, (1982) en Armas
Edda, (ob. Cit.) se refiere a este mismo asunto de esta manera: “Ese milagro se
le debe a Carlos Pinto y sólo él podía ejecutarlo a conciencia. Jesús Marval
que haga ahora un hombrecito de oro de El Callao que se le parezca bastante
para colgárselo de una cintica al cuello de uno de los santos de don Cándido
Rojas de la iglesia”, (p. 55). Se refiere aquí a la iglesia de San Antonio de
Padua de Clarines, el milagro es una ofrenda que los practicantes de la religión
católica le ofrendan al santo por el favor recibido.
En otro
documento, Armas Alfonzo (s. f.) en Círculo de Lectores (s. f.) sobre Cándido
Rojas comenta:
…el último
suspiro del moribundo Jesús de la Cruz que el tallista Cándido Rojas atormento
con su navaja desde el remoto jueves santo en que él mismo, sin ninguna otra
compañía que la del torturado, trasladó de su casa de La Loma del Viento hasta
la iglesia de los españoles el doliente santo que hoy todavía sacan en
procesión por las calles de un pueblo que don Cándido ya no reconocería. (p.
85).
De la talla El Crucificado se refiere en estos
términos Armas Alfonzo, (1972/1983) en Armas, Edda. (Comp.). (2003) “…Cándido
Rojas, que tallaba cristos con cara de eternidad…”, (p. 142). Señala Armas
Alfonzo, (1985), en Armas, Edda, (ob.
cit.) en relación a El Crucificado de esta manera: “Mercedes Characo faltó a
esos deberes con Dios desde que se vino a Caracas hace ya tanto tiempo de eso
que ella no podía calcularle que rostro era el que lucía entonces la talla del
maestro Cándido Rojas; a fuerza de sapolín que le echaban como preparación de
la Semana Santa ya todas esas imágenes
carecían de ojos propios y había que estárselos inventando”, (p. 157).
Estas tallas eran sacadas en procesión en la Semana Santa en Clarines.
Cándido Rojas (atribuido). San Juan Evangelista, (S XIX).
Fotografía en blanco y negro Alfredo Armas Alfonzo.
Cándido Rojas. El Crucificado, (S. XIX).
Juan Cancio González Rojas. El General Juan Cancio
González Rojas nació en Clarines en 1831, hijo del español-mahonés Don Gabriel
González Cánovas y María Rojas, esta última llegada a Clarines, según Armas,
Rafael, (s. f.) antes de 1821, procedente de Cumaná, estado Sucre, descendía de
una familia de pintores, escultores y músicos; por línea paterna su padre era
carpintero de ribera, santero, pintor, dibujante. Además de militar era un
hombre de holgura económica, con ganado y propiedades en varias regiones del
oriente de Venezuela, se dedicó como su padre a la carpintería y la santería, y
seguramente a la pintura. Estuvo activo como tallista, entre otras ocupaciones
entre finales de los años cuarenta y
noventa del siglo XIX. Una vez que muere fue enterrado en la iglesia de San
Mateo de donde fueron exhumados sus restos para trasladarlos al cementerio de
Barcelona, estado Anzoátegui; de allí, lo trasladaron a la iglesia San Antonio
de Padua de Clarines, donde reposan a un lado del Altar Mayor. Es posible que
esté emparentado con Cándido Rojas, lo que sí es seguro es que se conocieron.
En la centuria del siglo XIX dominaron la escena en la pintura y la talla en
madera las familias González Cánovas y los Rojas. El General Juan Cancio
González Rojas, como buen descendiente
de este linaje, envainaba la espada para empuñar la gubia para realizar sus
tallas en madera.
Rosa Álvarez. Lo poco que he podido recoger de esta
cultora se lo debo a Alfredo Armas Alfonzo. Armas Alfonzo, (1981) se refiere a
ella de esta manera: “…era una mujer alta y muy delgada. No era una escultora
como el abuelo Cándido Rojas, pero talló el Jesús de la columna que estaba en
la iglesia arrinconada en la sacristía, lo sacó de un palo de cautaro”, (p. 99).
Es posible que haya realizado otras tallas, o que se dedicara ocasionalmente a estos menesteres si le solicitase la iglesia o cualquiera persona
de Clarines para un altar doméstico alguna imagen religiosa.
LA
IMPRENTA DE NICANOR BOLET POLEO SIGLO XIX.
En 1856 Ramón Bolet Poleo (Editor),
junto a sus dos hijos: Ramón Bolet Peraza (Tipógrafo) y Nicanor Bolet Peraza
(Impresor) fundadores de la imprenta “Hermanos Bolet” lanzan el primer ejemplar
de la revista El Oasis, donde Ramón (hijo) junto a Bernardo González van a ser
los dos ilustradores estrellas de un conjunto de litografías que se van a
publicar en la revista arriba indicada. Este conjunto de imágenes de carácter
costumbristas e históricas van a quedar para la posteridad como unos documentos
visuales invalorables desde el punto de vista artístico e histórico, cuando la
cámara fotográfica no tenía el espacio que hoy tiene en nuestra sociedad,
constituyéndose este conjunto de litografías de los paisajes de Barcelona, unos
de las imágenes que siempre tendremos en el recuerdo de la ciudad de mediados
del siglo XIX, gracias a estos ilustradores e impresores visionarios que vieron
en la imagen litográfica una manera de dejar para siempre en el recuerdo de los
venezolanos la fisonomía de la urbe de aquel tiempo. Fueron pioneros además del
movimiento artístico de la ilustración iniciado por Sir Robert Ker Porter en
Venezuela.
Ramón
Bolet Peraza. Pintor,
litógrafo, acuarelista hijo de Nicanor Bolet Poleo y María del Pilar Peraza,
nacido en Caracas, Venezuela el 13 de diciembre de 1837 donde muere el 27 de
agosto de 1876. En 1855, su padre funda el taller tipográfico donde publica al
año siguiente la revista “El Oasis” dedicada a la literatura, las artes, la
historia, la industria, el comercio y la agricultura, según indicaba este
documento. Sobre este asunto apunta Nicanor Bolet (Editor-Propietario) (1856)
en Rodríguez (Comp.) (2006). “… nuestro programa es hacer conocer nuestros
monumentos, nuestros hombres, nuestras costumbres… hacer de El Oasis un vade
mécum para los que quieran visitar esta parte oriental de Venezuela, y para
todo el que desea instruirse en los pormenores de esta localidad”. (p.219).
Según
Guerrero, (1994) Ramón Bolet Peraza era uno de los más destacados pintores,
publicaba sus litografías mensualmente y sus contenidos estaban relacionados
con el tema tratado. Contenía ocho partes con impresión a dos columnas, con dos
o más grabados y una pieza musical. Se representaban temas referidos a la
historia, monumentos, artes, que eran
ilustrados por el pintor y que tenían un lugar preferencial en la
publicación. Con doce números se formaba un volumen de 96 páginas que contenían
de 24 a
30 grabados. Esta tipografía tenía agencias en Barcelona, Aragua de Barcelona,
El Pao, Bolívar, La Guaira, Puerto
Cabello y Coro. En su estadía en Barcelona, en 1858, diseñó la fachada del
mercado de Barcelona y del templo masónico, logia a la que pertenecía en tercer
grado, en este último, en sus salones, pintó al óleo alegorías relacionadas con
la Paz, la Guerra y las Bellas Artes.
De Ramón Bolet
Peraza se conocen en relación a la ciudad de Barcelona, cabe citar: “Puente
sobre el Río Neverí en Barcelona” que aparece en el Nº 6 de El Oasis aparece
grabado en 1856, aunque el original no aparece fechado, seguramente es de ese
año por las razones que esgrimo: Ramón Bolet Peraza siempre pintaba del natural
los paisajes, éstos, al menos los publicados en la revista El Oasis, eran
hechos para ilustrar las publicaciones escritas, siguiendo este razonamiento,
fue dibujado ese mismo año. Dicha obra de carácter costumbrista describe una
vista del mencionado caudal de agua y el puente rodeado de vegetación, unos
transeúntes sobre el mismo y un barquito navegando por el río, al lado derecho
de la litografía, se observa una vieja casa y en su parte superior un amplio
cielo despejado cruzado de una bandada de pájaros en vuelo, (Guerrero, ob.
cit.). Al lado izquierdo se ve una vieja edificación donde funcionaba la cárcel
de Barcelona, que según el Consejero de Lisboa, (1854) citado por Forzán
Dagger, (s. f.) ya estaba construida para 1852. El puente indudablemente es el
hoy puente Bolívar el primer puente que se construyó sobre el río Neverí, pintado desde la ribera del cauce,
que esta frente donde se encuentra la calle Juncal con la avenida Fuerzas
Armadas. Hay otra obra alusiva al estado Anzoátegui: “Indios Caribes en
Anzoátegui, Venezuela”, (1837) que aparece publicado en Londres por James Mudie
Spence, en 1878, Grabado por Paterson, (1876).
Las obras del
artista se encuentran compendiadas en las siguientes publicaciones realizadas
en esta ciudad: El Museo Venezolano, (1865-1866); Álbum de los Estados, (1876);
Álbum de Caracas y Venezuela, (1877-1878), publicado junto con su hermano
Nicanor Bolet Peraza, de la que existe
un facsímil publicado en 1969 por el Instituto de Cultura y Bellas Artes. Los
Bolet Peraza tenían agencias en Saint Thomas y Trinidad donde eran distribuidas
sus publicaciones. Ramón Bolet Peraza era un dibujante detallista, meticuloso,
que invita a hacer un recorrido visual por Venezuela de la época anterior al
guzmancismo. El trabajo de dibujante y tipógrafo contribuyó grandemente a que el venezolano de
aquel entonces, la imagen física y geográfica de su país no se perdiera en el
tiempo. En la revista El Museo Venezolano le dedicó una litografía a Barcelona
titulada: “Ruinas de la Casa Fuerte” Sobre Bolet Peraza en 1969 escribió Boulton es
un relator gráfico del costumbrismo venezolano de un tiempo pleno de interés
social, y esta condición de cronista
visual le hace sobrevivir en medio de tantos otros que naufragaron, siendo
entre nuestros pintores —apunta Boulton— “uno de los primeros que obtuvo
reconocimiento artístico en el extranjero”, (p. 176).
Ramón Bolet
Peraza, según Calzadilla, (1975): “…es el artista más característico del
costumbrismo gráfico en Venezuela. Ciertamente, sus dibujos poseen la rara
propiedad de combinar una cierta gracia ingenua con una gran destreza para
desarrollar, frente al paisaje visto directamente, un raro sentido de
observación”, (p. 24). Bolet tenía la preferencia del dibujo del natural de la
ilustración de escenas costumbristas. Va a formar parte, según Calzadilla, (ob.
cit,) de la tradición de ilustradores que tenían como motivo la arquitectura y
el valle de Caracas, que se inició con Sir Robert Ker Porter a su llegada a
Venezuela en 1825, conocido como período de la ilustración, que conduciría más tarde al paisajismo de
fines de siglo. Figuró en la exposición organizada por James Mudie Spence, Café del Ávila, titulada “Exhibición Anual de
Bellas Artes Venezolanas”, en Caracas el 28 de julio de 1872, la primera hecha
en Venezuela.
Sobre Ramón
Bolet Peraza, escribe Briceño, (2011), trabajó en Barcelona, estado Anzoátegui
en el edificio de la logia masónica construida entre 1866-1858, el 30 de
diciembre de este último año, como decorador y muralista junto al arquitecto
Ramón Irigoyen, quien trabajó con otros de importancia en esta ciudad, tales
como: el Teatro Cajigal y la Iglesia Nuestra Señora del Carmen en la gestión
del gobernador del estado Nicolás Rolando. Continúa Briceño, (ob. cit.),
Irigoyen y Peraza manejaron con habilidad los estilos históricos, la
configuración arquitectónica del templo masónico de Barcelona no se alejaba de
los esquemas espaciales típicos de las edificaciones civiles del período
colonial, el de esta ciudad adopta las técnicas constructivas y la organización
espacial tradicional de la vivienda urbana desarrolladas de un patio central
principal rodeado de corredores y con fachadas continuas que siguen el
alineamiento en manzanas. L. Terrero, (1877) citado por Briceño, (2011) quien
fue amigo de Bolet Peraza, escribió en
relación del artista con la arquitectura lo siguiente: “…no puede escaparle [a
Bolet] la arquitectura, ese maravilloso concierto de la ciencia y el arte…
elegante fachada del mercado de Barcelona, la correcta del templo masónico,
cuyos solones pintó al óleo…” (p. 102). En relación a la decoración y los
murales hechos por Bolet Peraza en este templo, escribió Briceño, (ob. cit.),
lo siguiente:
El dibujante,
acuarelista, pintor y litógrafo Ramón Bolet Peraza (1836-1876), quien en el
momento era Maestro Masón Grado Nº 3… de indudable autoría es el conjunto de
murales de estilo pompeyano que decoran la Cámara de Aprendiz, que representa
elementos arquitectónicos y decorativos… de estilo neoclásico no obstante,
Bolet parece haber traspasado los límites disciplinarios de la pintura para
adentrarse también en el área del diseño arquitectónico … se le atribuye haber proyectado la fachada de Mercado de
Barcelona y del Templo Masónico de esta ciudad. (p. 102).
Por su
parte Terrero, (1877) afirmaba que Ramón Bolet Peraza podía hacer frescos para
zócalos de imitación del bronce, representaciones alegóricas como la Paz, la
Guerra o las Bellas Artes, columnas de todos los órdenes, arcos de variados
estilos, emblemas ingeniosos de erudición histórica. Según
este autor, incursionó en la fotografía con éxito. Se sabe que ilustró la Cara
Magna de Inglaterra con escenas históricas. En 1870 dibujó dos monumentos a
Bolívar uno corintio y otro gótico. En 1876 participó en la “Exposición
Internacional” de Filadelfia y en 1878 en la “Exposición Universal
Internacional” de París. (Fundación Galería de Arte Nacional, 2005). Según
Boulton, (1968): “Entre nuestros pintores, Bolet fue uno de los primeros que
obtuvo reconocimiento artístico en el extranjero”. (p.176). Este autor coincide
con Terrero que cultivo la fotografía con éxito. Se dedicó, dice Boulton
también a la farmacia y la literatura.
Para finalizar
con este artista quiero referir una anécdota relacionada con un grabado de
Ramón Bolet Peraza. Siendo Director de Museo de Anzoátegui el Arquitecto
Bernabé Ruíz, en 1983 se restauró la fachada de dicha institución, que fue en
el siglo XIX el local donde funcionó la Imprenta y Litografía Bolet, que había
sufrido modificaciones en el tiempo, así como también el casco histórico de
Barcelona que cambió la fisonomía, particularmente esta casa, que le cambiaron
sus ventanas de poyo y rejas en portones de acceso a los comercios, se intento
darle en la restauración su rostro original, que fue posible gracias a un
grabado de Ramón Bolet Peraza donde aparece la sede del ahora Museo de
Anzoátegui vista desde la torre de la catedral publicada en la revista El Oasis
de Barcelona. (Ruíz, 1983). Me refiero aquí a la obra de Bernardo González:
“Vista de la Mitad del Este de Barcelona (Venezuela) grabado a buril por Ramón
Bolet Peraza publicado en la revista El Oasis Nº 3, Imprenta y Litografía Bolet
Hermanos Barcelona 1856, en Pineda, (1980, p.75). Que es la potada de este
trabajo.
Ramón Bolet Peraza. Indios Caribes en Anzoátegui, (1837).
Grabado de Paterson, Inglaterra, (1876). James Mudie Spence, (1878).
Ramón Bolet Peraza
Puente sobre el río Neverí de Barcelona, Venezuela (1837)
Grabado a buril del artista
Fotografía Alí Araujo en Rafael Pineda (1980, p. 77)
Digitalización de imagen Biblioteca Nacional de Venezuela, Caracas, Referencia Virtual.
Ramón Bolet Peraza . Decoración mural Cámara de Aprendiz, Templo Masónico de la Logia Protectora de las Virtudes Nº 1, Barcelona (1858)
Fotografía en línea Jipson Briceño (2009/2011 p. 108)
Bernardo González. Pintor y dibujante nacido en
Barcelona, estado Anzoátegui. Pineda, (1980) en su obra: “Retrato Hablado de
Venezuela” considera al artista como un dibujante hábil de arquitecturas que
contrastan con los personajes, que no guardan proporción con las casas y el paisaje, característica
común en Ramón Bolet Peraza. En esta obra aparecen dos obras del artista:
“Vista de la mitad del este de Barcelona”, vista desde la torre de la iglesia
parroquial de San Cristóbal, y “Plaza de San Cristóbal de Barcelona,
Venezuela”, publicadas en 1856, junio, Nº 3, en la revista El Oasis, con la que
colaboró como dibujante, donde Ramón Bolet Peraza era litógrafo y su hermano
Nicanor Bolet Peraza impresor, estas obras fueron grabados por Ramón Bolet
Peraza, al igual a las otras seguidamente comentadas. En este número Nicanor
Bolet (Editor-Propietario) en Rodríguez (Comp.) (2006) Publicó un trabajo titulado:
“Iglesia de San Cristóbal”, en la que entre otras cosas, el proceso de
construcción de la iglesia —hoy Catedral de Barcelona—, los contribuyentes para
la ejecución de la obra, y los fondos que aportó la Iglesia, la imaginería
contentiva, el glorioso Cuerpo de San Celestino, entre otras. La obra dibujada
por González, Grabada por Ramón Bolet Peraza: “Plaza de San Cristóbal de
Barcelona” sirvió de ilustración para este artículo. Según la Fundación Galería
de Arte Nacional, (2005), González realizó dos retratos para esta revista: uno
de Diego Bautista Urbaneja aparecido en mayo con el Nº 2; y otro del Dr. Manuel Arroyo, en julio,
con el Nº 4, ambos grabados por Ramón Bolet Peraza.
Se sabe por Boulton,
(1968) que su producción fue extensa muchas de ellas dispersas y poco conocidas,
dentro de las conocidas cabe mencionar la que pintó un retrato del General José
Antonio Páez que data de 1862, que tomó de una fotografía que éste se había
realizado en Nueva York. De este personaje histórico hizo otro retrato para el
Concejo Municipal de Caracas que ingresó al ente gubernamental en 1865. Pintó en
1880 dos retratos: uno de Pedro María Freites y el otro de José Gregorio
Monagas, pertenecientes a la colección de Museo de Anzoátegui, de Barcelona.
Pinto temas religiosos a los que no se han podido precisar las fechas dentro de
las cuales cabe citar la Virgen del Socorro, San Cristóbal. González además de
pintor era un excelente dibujante de la misma escuela de Ramón Bolet Peraza,
quizá su discípulo, por el parecido de la técnica empleada. Va a estar activo
en Barcelona hasta finales de la centuria. Su obra está dispersa y poco conocida,
(Fundación Galería de Arte Nacional, 2005).
Bernardo González. Plaza de San Cristóbal de Barcelona (Venezuela). (s. f.).
Grabado a buril Ramón Bolet Peraza. Revista El Oasis Nº 3,
LA
LOZA CUMANAGOTO.
En Caigua,
estado Anzoátegui, de rancia estirpe colonial, pueblo de fe católica, guardó en
su corazón hasta data reciente, uno de los patrimonios indígenas de la etnia
Cumanagoto que ni la “cruz católica” ni la “espada del conquistador” pudo
borrar, ni someter, por el contrario, sirvió como elemento cultural ancestral,
como fin utilitario tanto para el indígena como para el conquistador, el santo grial donde
todos los días iba a verter sus alimentos: la loza, quizá por ese sentido
utilitario y pragmático fue acogido con beneplácito por los conquistadores.
De este linaje cultural, que nos trasportan
a tiempos inmemoriales, cuya ascendencia con nombre y apellido es imposible
identificar, quedaron en nuestras memorias la de dos mujeres extraordinarias,
que quedaron como un fósil viviente, de aquellos tiempos donde la cerámica
implicó un adelanto importante en la cadena de la evolución humana, no podemos
dejar de recordar sus nombres: Custodia Caicuto y Florencia Parababire. El
oficio de locera cumplía naturalmente un fin práctico como lo era de hacer los
recipientes para la cocción de alimentos, almacenamiento de agua. Hasta
mediados del siglo XX significó una fuente de ingresos, en una época que
todavía el peltre y el plástico no se habían apoderado de la cocina venezolana
de aquel poblado (Caigua). Con la entrada en la cadena comercial de estos dos
productos de manufactura industrial, comenzó su descenso, a tal punto que quedó
reducida a la fabricación casera, terminando así su “edad de oro”, época en la
cual en la región fue muy comercializada.
No quiero
dejar de manifestar, que no sólo la loza tenía un fin utilitarista, como muchas
veces se afirma, también jugó un papel ceremonial, espiritual, ollas para la
ofrenda al Dios, y es justo aquí donde se desdobla de lo utilitario a lo artístico,
no olvidemos que el arte en los albores de la humanidad siempre cumplió un fin
religioso y espiritual, de modo que yo en lo personal no comparto la idea
estrecha de muchos arqueólogos en creer o darle un sentido estrictamente
utilitarista a la cerámica, no dándose cuenta que también tuvo un sentido
ceremonial y representativo de creencias, es de algún modo una metáfora del
destino humano, y es en este punto, cuando comienza a ser arte lo utilitario
como lo demostró a principio del siglo XX Marcel Duchamp. Este es el motivo por
lo cual incluí a la loza no solo como artesanía sino también como arte. Unas de
las tres piezas que presento en este trabajo, de Ramona Parababire, el vaso
servía para recoger la ofrenda en dinero en la procesión del “Niño Pascual” de
Caigua.
Custodia Caicuto y Florencia Parababire. De ellas no tengo más información de
la que me suministró Ramona Parababire, Isidra Caicuto, y María Caicuto (estas
dos últimas abuela y nieta). De Custodia Caicuto y Ramona Parababire ( esta
última hija de Florencia Parababire), estando en vida Isidra a quien conocí en
el año 2000 por intermedio de su nieta María, ambas me manifestaron que la
inició en la fabricación de loza en 1910 cuando ella tenía 10 años de edad;
patrón de trabajo común para la época en estas comunidades de lo que podemos
deducir que quizá a esta edad posiblemente se inicio Custodia Caicuto en estos
menesteres por lo que probablemente en el último tercio del siglo XIX y primero
del XX. Florencia fue más o menos contemporánea de Custodia, se por testimonio
de su hija Ramona que su madre Florencia
la inicio en la fabricación de loza hacia finales de los años veinte, de esto
se puede calcular como fecha posible que estuvo activa a finales del siglo XIX y
mediados del siglo XX. Se por testimonios de ambas —Isidra y Ramona— que fueron
iniciadas por sus madres en este oficio a temprana edad, cosa muy común en
aquel tiempo, actividad esta que se remonta a la etnia cumanagoto que poblaron
este lugar.
SEGUNDO PERÍODO.
1900-1969 PREDOMINO DE LA PINTURA.
En este segundo período, presento en orden cronológico la
aparición de los artistas populares, desde luego, además de este criterio, no
debemos perder de vista el estilo, la técnica y la temática abordada por ellos,
que de alguna manera condicionan su creación. Otro aspecto que conviene señalar
es lo relacionado con los salones de arte y las exposiciones. El arte en
Venezuela giró en torno a las capitales, no a todas, donde ha privilegiado a Caracas
y Maracaibo. La primera exposición de que tenemos noticia, según Key Ayala,
(1926) en Calzadilla, (Comp.), (1967) fue la organizada en Caracas en el Café
del Ávila el 28 de julio de 1872 por James Mudie Spence en la que se exhibieron
pinturas, esculturas y fotografías de su colección privada de artistas venezolanos
reunida en esta ciudad entre 1871-1872, titulada: “Collected During Eighteen
Months Travel in That Republic 1871-2”,
donde fueron expuestas doscientos treinta obras. Desgraciadamente este
patrimonio artístico se fue con Spence a Inglaterra y su destino se desconoce
hoy, aunque Boulton y otros investigadores hicieron esfuerzos por ubicarlas,
hasta ahora ha sido en vano.
Cabe apuntar
que la primera mitad del siglo XX, sobre todo en la provincia, no existían
salones de arte ni organismos divulgadores del arte popular ni del arte en
general. El primer salón de arte
venezolano, según Calzadilla, (1967) se realizó en 1940 en el Museo de
Bellas Artes auspiciado por el Ministerio de Educación Nacional- Dirección de
Cultura, en él podían participar artistas nacionales y extranjeros residentes
en el país. Abierto el 25 de enero, con el nombre de “Primer Salón de Arte
Venezolano”. Particularmente en Barcelona, estado Anzoátegui, según Zambrano,
(2008), los salones de arte están asociados a la creación de la Escuela de Artes
Plásticas “Armando Reverón” fundada por Mauro Mejías en 1958, quien fue a su
vez su primer Director. Al año siguiente, Mejías para evaluar el rendimiento
adquirido por sus discípulos, organizó en el mes de febrero la primera exposición
de arte que se constituyó además en la primera hecha en el estado, sin
desmerecer la actividad divulgadora que habían hecho en el siglo XIX los
hermanos Bolet.
Pintores
Populares han existido, como señalé antes desde el siglo XVIII, lo que pasa es
que no había interés en este tipo de arte. Otro factor determinante que
contribuyó a su desconocimiento es el aislamiento y los mecanismos de
divulgación de la creación artística en
que vivía el país en los primeros cincuenta años del siglo XX, dificultaba su
conocimiento y ubicación y naturalmente su estudio; y en algunos casos eran
despreciadas considerándolas como artes menores sin importancia, y que mucho de
estos artista venían de zonas rurales y marginales, de estratos sociales bajos,
por lo tanto no eran tomados en cuenta, no era tema de discusión. Esto
explicaría de algún modo, como Gerardo Aguilera Silva haya estado activo como
pintor desde los años veinte y fuera descubierto en 1964. Sobre esta idea voy a
referir a lo señalado por Perán Erminy, (1988 a.); (1988 b.) en relación a los
cultores populares: Antero Aparicio, P. Martínez y Bruno Graziani. Aparicio,
natural de San Fernando de Apure tenía años pintando y sus pinturas eran
desconocidas por las escuelas de arte, inclusive en su tierra no era
considerado un pintor, éstas eran consideradas marginales en relación a los
patrones artísticos imperantes, por tal motivo eran rechazadas, muchas de ellas
eran consideradas de poco valor y no valía la pena conservarlas, fueron
pintadas en su gran mayoría en las paredes en los barrios humildes y
desaparecieron al repintar las paredes. Estas pinturas eran acompañadas de
algún poema que el artista le escribía.
Los casos de
Martínez y Graziani son típicos de lo que en Venezuela se llamó las “pinturas de
bares”, quienes realizaron muchos murales en ellos, en los viejos bares de
Caracas, y cuando comenzó el progreso urbanístico y la modernización de la
ciudad muchos de esto locales desaparecieron junto con las obras, o cuando
repintaban las paredes. Graziani es responsable según Perán Erminy, (ob. cit)
de pintar varios millares de murales en diferentes pueblos de Venezuela. Estos
son dos ejemplos de lo que pudiéramos llamar la aplicación de la pintura
popular a la arquitectura. Afortunadamente tanto P. Martínez como Bruno
Graziani eran dos pintores de andamio y caballete; esto naturalmente incidió en
que no toda su obra se perdiera, en el 2013 de visita por Quinta Crespo, en la
Avenida Baralt, Caracas en uno de esos viejos bares que sobreviven en esta ciudad:
Billares Barrera, SRL vi colgado en la pared de este local una obra de P.
Martínez. Comento estos casos sólo para ilustrar, naturalmente hay más casos de esta naturaleza
.
Esta situación
comenzó a cambiar a finales de los años cuarenta. Apunta Monasterio, (1990) que
en 1947 el pintor Alirio Oramas, Mario Abreu, Luís Rawlison y María Luisa Gómez
Mena, quienes formarán después parte del Taller Libre de Arte y amigo de
Feliciano Carvallo, de visita por
Naiguatá, al pasar frente a la casa de Carvallo unos paisajes pintados por
éste, le manifestaron su talento, y le proporcionaron materiales para que
pintara. Al año siguiente organizan una exposición en la sala del pintor, donde
se exhibieron unos treinta y cuatro cuadros. Sus amigos pintores le sugieren
que deje la albañilería y se dedique a la pintura. El 27 de febrero se inaugura
su primera exposición fuera de Naiguatá, en la sede del Taller Libre de Arte.
En 1966, Feliciano Carvallo obtiene el Premio Nacional de Pintura en XXVII Salón
Oficial Anual de Arte Venezolano, Museo de Bellas Artes, Caracas con la obra
“Verano Templado”, donde estuvieron como
jurados: Manuel Cabré, Francisco Narváez, Miguel Otero Silva, Luis Chacón,
Mateo Manaure, Simón Alberto Consalvi, entre otros. (Antillano, 1976). En relación
al otorgamiento del premio referido al
pintor, ha expresado el autor citado lo siguiente: “En 1966, por primera vez se
premia la obra de un artista espontáneo: Feliciano Carvallo con su Verano
Templado. El jurado deliberó durante varias horas en forma acalorada antes de
anunciar el veredicto, que fue acogido con particular simpatía por el público
que durante los siguientes días visitó los salones del Museo de Bellas Artes”,
(p.78).
Este hecho
aludido en relación a Feliciano Carvallo, suscitó el interés por este tipo de
arte, en tanto a coleccionarlo, investigar esta área temática; incluso, con Él
comenzó la historiografía del arte popular venezolano y contribuyo a que se
hicieran visibles muchos artistas que hasta entonces eran ignorados. De Feliciano
Carvallo ha expresado Perán Erminy,
(2008):
…después del modelo de paisaje más o menos
realista, creados por el Círculo de Bellas Artes y sus continuadores de la
Escuela de Caracas a partir de la segunda década del siglo XX, no se había visto
ninguna otra trasformación de ese modelo de paisajismo que fuera tan
radicalmente profunda y diferente, como la que aportaron las selvas y otros
paisajes de Feliciano Carvallo desde mediados de los años cincuenta. Hasta el
momento no había en Venezuela otro tipo de paisaje diferente a los de Cabré,
Rafael Monasterios, Reverón, Prieto, Pedro Ángel González, López Méndez, Golding, Egea López, con sus
variantes como las de Narváez y Fabián. Con
esa manera de pintar selvas… creó un modelo exitoso, una escuela (en el viejo
sentido de la palabra) que terminó siendo una tendencia, o estilo, en el arte
popular venezolano. Más específicamente, creó otro lenguaje pictórico,
diferente al que se conocía anteriormente. Creó otro modo de relatar
visualmente, de decir y contar las cosas con la pintura. (pp. 6-7).
Estos hechos
aludidos en relación a Carvallo contribuyó a que fueran apareciendo otras
figuras estelares en el arte popular venezolano como Bárbaro Rivas, uno de los
creadores más fundamentales de la pintura venezolana. Aunque fue escogido para
representar a Venezuela en la IV Bienal de Arte Moderno, Sao Paulo, Brasil en
1957, donde obtuvo una medalla de honor con su obra Barrio El Caruto en 1925,
(1957), y ganar premios privados en salones oficiales, donde siempre fue
admitido, no alcanzó recompensa oficial
alguna, porque aún los jurados consideraban que aquéllas no podían otorgarse a
pintores ingenuos. La aceptación de Rivas dio a conocer a otros pintores como
Salvador Valero, Lourdes Armas, Esteban Mendoza, Josefa Sulbarán, Rafael Vargas
Víctor Millán, Antonio José Fernández (El Hombre del Anillo), Gerardo Aguilera
Silva, entre tantos otros. Por cierto algunos de ellos tenían décadas pintando cuando fueron
descubiertos como fueron los casos de Valero y Aguilera Silva. Con estos
acontecimientos se crearon colecciones públicas y privadas de arte popular
venezolano, museos, salones. Sólo para ilustrar en 1976 se crea en la ciudad de
Trujillo el Museo de Arte Popular de Occidente “Salvador Valero” y 1986 la Primera Bienal “Salvador Valero” de
Arte Popular; 1980 el Salón de Pintura Ingenua “Bárbaro Rivas” y el Salón de
Pintura Ingenua Fundarte; 1982 se funda en Cabimas el Museo de Arte Popular y
Tradiciones Rafael Vargas; 1984 el Museo de Arte Popular de Petare; la
Fundación Bigott en 1999 y 2001 inauguró el I Salón Bigott de Arte Popular en
Maracaibo y II Salón Bigott de Arte Popular en Caracas, de gran interés en la
divulgación de este arte que en un tiempo estuvo marginado.
Este período,
tiene como característica el predominio de pintores, no es que no se haya
realizado alguna otra actividad artística, como sabemos que se realizó en
Caigua, Municipio “Simón Bolívar”, donde estuvieron activas Custodia Caicuto,
Isidra Caicuto y Ramona Parababire y en el caserío de Pedregal, Municipio
“Fernando de Peñalver” María Nicolasa
Pedrique con la fabricación de loza. Pero esta actividad estuvo de bajo perfil,
se le consideraba una actividad artesanal destinada para satisfacer el mercado
utilitario para las actividades relacionadas con la cocina o para el culto
religioso u otra necesidad. Era prácticamente desconocida. Pero fue la pintura
la que le dio nombre al estado con la aparición en escena de Gerardo Aguilera
Silva, Armando Rafael Andrade y Raúl Aquiles Savino. Estas personalidades
ocuparon la atención de los críticos en la décadas de los cincuenta y los
sesenta, una vez que fueron descubiertos. Y han sido hasta hoy los más
comentados y que se han ganado un lugar en la pintura venezolana. También
estuvieron activos en este período en la pintura Eduardo Fulco, quien estuvo
activo desde 1950 (aproximadamente) hasta 1990, año en que falleció. Su obra
fue pintada en el más total anonimato. Hay otro dato que aclarar aquí, en un
comienzo cuando se le empezó a prestar atención a los artistas populares se
centró más la atención en los pintores, posteriormente a los tallistas y
ceramistas. También data de este primer momento de arte popular de estado
Anzoátegui María Caragüima de Caicuto en la confección de muñecas de trapos
reciclados, en la parroquia Caigua de Barcelona. Su conocimiento de las
artistas de Caigua y Pedregal fue más bien local, ha sido reseñada en
publicaciones locales de limitada circulación e información. No se trata aquí
de menospreciar la actividad de la fabricación de la loza; por la de la
pintura, en el sentido de juzgar por la poca importancia que se le dio, razón
del subtítulo arriba indicado—Predominio de la Pintura—, al contrario, resaltar
su importancia, por esta razón está incluida en este trabajo; porque
independientemente de su poca divulgación, el trabajo de nuestras loceras es
meritorio.
LAS
LOCERAS DE CAIGUA.
Conocí a Isidra Caicuto en el año 2000 cuando tenía 100
años cumplidos, naturalmente retirada hacia algún tiempo de la fabricación
artesanal de la loza. De su boca le escuche decir que su maestra fue su madre
Custodia Caicuto cuando tenía 10 años de edad. Me dijo que esta actividad fue
transmitida de generación por sus ancestros indígenas cumanagotos, sin dejar de
lado todo el proceso desde la búsqueda del barro hasta quema. De igual modo
Ramona Parababire tuvo como tutora a su madre Florencia Parababire, a la edad
de 10 años, ambas me dijeron que ya no había gente en la localidad ni en el
seno de su familia que se interesara en fabricar estos utensilios, que en otros
tiempos jugó un papel trascendente en la economía de la región, en la vida
doméstica y religiosa de la comunidad. Y lo que nos queda hoy es el recuerdo de
que en un pasado no muy lejano estuvieron unas mujeres amasando el barro y como
un don divino crear recipientes para hacer del arte culinario y el culto
religioso; la diferencia fundamental entre el hombre y el animal. Ramona
Parababire me dijo en una oportunidad (2009) llévate este vaso, ya no los hago
por la edad, guárdalo, este es con el que recogemos la ofrenda del Niño Pascual
de Caigua. Y aquí se los ofrezco.
Isidra Caicuto. Isidra Caicuto y
Ramona Parababire, estuvieron activa fabricando loza, en Caigua, Municipio
“Simón Bolívar”, estado Anzoátegui, más o menos por la misma época, aunque esta
última, es más joven que aquélla. Fueron artesanas de la cerámica ancestral
descendiente de la etnia Cumanagoto, sus lozas nunca fueron exhibidas en salón
de arte alguno. Estas dos artífices del barro, las incluimos en este trabajo a
pesar de que sus vasijas tienen más rasgos artesanales que artísticos por tres
razones que esgrimo a continuación: 1. Por la data de inicio de su trabajo
pueden ser consideradas junto a María Nicolasa Pedrique las continuadoras de la
cerámica indígena y las precursoras de la cerámica artística en el siglo XX. 2. Por su aporte
socioeconómico y cultural para la región. 3. Por no haber dejado continuadoras
en estos menesteres. A pesar de que este período lo he denominado “Predominio
de la Pintura” por estar visible en el mundo artístico de Anzoátegui solo
pintores, se sabe que en silencio estuvieron trabajando estas creadoras, de
algún modo su reseña es un reconocimiento a su trabajo creador.
Isidra Caicuto
nació en Caigua, estado Anzoátegui, el 25 de noviembre de 1900, donde muere en
octubre de 2002. Fue iniciada en la fabricación de loza por su madre Custodia Caicuto cuando tenía 10
años de edad. Estuvo activa hasta 1985 cuando se retiró por razones de vejez.
Con este oficio y el de partera gozó del respeto de esta población. Esta
técnica proviene ancestralmente de la etnia Cumanagoto de quien desciende la
cual fue transmitida de generación en generación desde tiempos inmemoriales. De
la zona de Juncialito de Caigua traían la arcilla para elaborar las piezas.
(María Caicuto, entrevista personal, 2000-2001). De ella conservo una olla que
me la obsequió cuando estaba en vida que doy a conocer. Para más información
ver mi portal (artepopularvenezolano.blogspot.com, Testimonio en el Tiempo IV Edición,
Isidra Caicuto, 29 de diciembre de 2012).
Isidra Caicuto. Olla (1940)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela
UNA
NUEVA ICONOGRAFÍA DEL LIBERTADOR.
No podemos
hablar de Gerardo Aguilera Silva, al menos en relación a la iconografía de
Simón Bolívar, y dejar tras bastidores a unos de los honorables hombres de
Barcelona como lo fue Don Matías Núñez. Nacido en Cumaná, estado Sucre en 1890
y muerto en Barcelona el 25 de enero de 1932. Fue maestro del Colegio Federal
de Varones y del Colegio de Varones que fundó en 1908. Núñez era un hombre
humanitario, muy querido en la ciudad que lo acogió, apasionado por la historia
patria, la poesía, humorista y columnista de los periódicos locales donde
escribía bajo el seudónimo de Enrique Wilson. Núñez fue maestro de Gerardo
Aguilera Silva, quien sin lugar a dudas lo inicio en la afición por poesía y la
historia patria y el culto a sus próceres, que el artista convirtió en
pinturas, y en esos largos poemas que él escribía y recitaba en las plazas públicas
de Barcelona que le ganó la fama de loco. Fue el pionero de la interpretación
popular de la iconografía de El Libertador, de esos extraños y monstruosos
retratos de Bolívar, de la iconografía oficial de Ricardo Acevedo Bernal
(colombiano), Arturo Michelena y Tito Salas con la que se inicia en Venezuela
una nueva mitología popular del héroe patrio que tuvo como protagonistas a los
artistas del común, quienes le dan los más diversos roles alejada de los prototipos
en que se inspiró; pero sabemos que se trata de nuestro héroe, porque nuestros
artistas populares han sabido captar en lo esencial, los aspectos más singulares
de la iconografía bolivariana oficial; pero esto sin negar, que Gerardo
Aguilera Silva, no hubiera mostrado interés quizá por nuestro Libertador sino
hubiese escuchado de la boca de su maestro elocuente Don Matías Núñez la
historia patria y de nuestros héroes.
Gerardo Aguilera Silva. Cronológicamente,
Gerardo Aguilera Silva es el primer pintor popular del que tenemos noticia en
el siglo XX, se sabe que estuvo activo como pintor desde 1926. Nació en
Barcelona, Estado Anzoátegui, Venezuela el 22 de abril de 1907, hombre
caracterizado por usar gruesos lente con
los que a menudo se retrataba, de voz gutural, de temperamento iracundo. Hijo
de Pedro Manuel Aguilera y Sofía Silva, tuvo seis hermanos: Carlos, Ángel,
María, Mercedes, Maximina, Carmen, esta última fue la más cercana al pintor.
Aguilera fue un solterón, no tuvo hijos, dedicó parte de su vida a la lectura
de la historia patria y a la pintura, en la que se creía ser perteneciente del
linaje de Arturo Michelena, Acevedo Bernal y Tito Salas. Su pretencioso
academicismo trató de seguir en la iconografía de Bolívar, el camino que habían
trazado Michelena, Acevedo y Salas; dando así en un extraño expresionismo, que
se alejaba de los modelos de donde los tomó, visto en revistas y en
cromolitografías; reinterpretando de esta manera la iconografía oficial del
Padre de la Patria.
Se creía un
intelectual, un hombre de letras, que valoraba en grado superlativo los
personajes de la gesta emancipadora. Sabemos que fue alumno del bachiller don
Matías Núñez, educador oriundo de Cumaná,
en el colegio que era de su propiedad, en Barcelona. En este colegio
asistió hasta el tercer año, y quizá fue en éste, donde desarrolló el interés
por la Historia de Venezuela, que de algún modo es la génesis de su trabajo
artístico. Era aficionado a la poesía, razón por la cual, recitaba poemas en
las plazas públicas de Barcelona, lo que hizo que se ganara la fama de “loco” o
“maniático”. Su locuacidad y la extravagancia de su discurso, tuvo como
consecuencia, como señala Armas Alfonzo, (1977/1983) en Armas, Edda, (Comp.)
(2003) que “nunca Barcelona le tuvo en cuenta como no fuera para hacer mofa de
callejera de un hombre con derecho al respeto ajeno, y colectivo y a la
atención de los gobiernos”, (p. 108). Lo referido hirió al pintor en lo más
profundo de su alma, lo que lo impulsó a aislarse de la gente. Se encerró en su
cuarto-taller donde desarrolló su obra casi en el anonimato, hasta 1964 cuando
fue identificado por Luís Luksic en Barcelona y dado a conocer a Jacobo Borges
y Josefina Jordán quienes le organizaron una exposición de su trabajo en 1966
en el Museo de Bellas Artes, a la que el artista asistió, y fue la primera y
única vez que salió de su ciudad natal.
Sobre el
descubrimiento del pintor y su personalidad dejemos que haga remembranza de
ello Luís Luksic, (1965/1966):
Un día fui a la plaza principal de la
ciudad y pregunté a los conversadores risueños que siempre hay allí si podía
conocer a los pintores del pueblo, es decir a los que ellos consideraban
pintores y me indicaron dos direcciones. Fui a una de ellas y encontré a un
hombre entrado en años que estaba enfermo; hacía loterías; no pude conversar
largamente con él. El otro pintor del que me indicaron su dirección vivía en la
calle Anzoátegui, número 50. Era delgado, pequeño, de unos 45 a 49 años, aunque
no sabía él mismo su edad. Era conocido
como el “poeta Aguilera”, quizás por su nariz un tanto aguileña y su modo de
ser extremadamente poético. En su pequeña habitación no se veía cama y sí en
cambio, un riguroso orden que daba la impresión de un mundo mágico. El poeta
era hábil y extraño conversador pero además, y sobre todo un pintor de altos
quilates. Se veían llenos de prosapia,
algunos retratos de Bolívar… Traje a Caracas los cuadros de Gerardo Aguilera
Silva y ellos produjeron tan honda impresión que se pensó hacer una exposición
de sus obras en el Museo de Bellas Artes. Sin embargo el tiempo ha ido
marchando y solo ahora así después de unos años de esos encuentros con el
pintor Aguilera, poeta de pueblo, improvisador de teorías de la pintura, es
cuando podemos mostrar al público estos cuadros donde cada espectador hará las
más variadas preguntas, (p. s/n.).
De esa
experiencia, cuando Luís Luksic le mostró los cuadros a sus amigos de Caracas y
de la personalidad del pintor Josefina Jordán de Borges, (1966) nos dejó esta
semblanza:
En 1964, Luís Luksic, queriendo
conocer a los pintores populares de la ciudad supo en la plaza Bolívar de
Barcelona que el “poeta Aguilera” como que pintaba y contándonos en la primera
visita que le hiciera, nos describía como una escena digna de las películas
expresionista alemana… Sus amigos de Caracas lo veían llegar con un voluminoso maletín
y Luksic como un mago iba sacando cuadros y más cuadros y cuadritos: mujeres
desnudas acostadas, paisajes, retratos, autorretratos. Gerardo Aguilera siempre
estaba protestando, protestas eran sus prácticas oratorias frente a la
gobernación y protestas
son
casi todas sus palabras; protestas por el cuarto pequeño, ¿usted creía que así
se puede pintar?... Protesta si no le dan café, protesta si no quiere ver más
cuadros o si hay mucha gente viéndolo, protesta porque se tarda mucho sacando
los pinceles de una maleta cerrada con llave y protesta por aquello de a mí lo
que me pasó en la vida fue que yo no tuve un maestro. Y finalmente nos dice:
“yo soy un intelectual, un hombre positivo, por qué no van a ayudarme a mí, (p.
s/n.).
De la
exposición en el Museo de Bellas Artes, en 1966 del pintor y su obra escribió,
Juan Calzadilla lo siguiente:
Gerardo Aguilera presentó una muestra
de obras en el Museo de Bellas Artes. Se trata de las pinturas más extrañas
porque las incorrecciones que hacen de él un ingenuo nacen de una voluntad
obstinada de pintar como un clásico. Aguilera no admite que se le compare con
otro pintor que no sea Arturo Michelena. Sería más justo considerarlo como un
expresionista, es evidente que algunas composiciones nos traen el recuerdo de ciertas
obras de Nolde, si no fuera porque la mentalidad de Aguilera no ha pasado del estado infantil y, por otra parte
es un autodidacta formado en la tradición de la pintura popular. Aguilera
propone un enigma a los estudiosos de nuestra pintura. Su obra demuestra hasta
donde el término “ingenuo” sirve menos para definir que para limitar el
complejo estilo de la pintura popular. Alucinado y profundo, él merece un sitio
muy especial entre los pintores de su género. Sus retratos de Bolívar no solo
son los más “personales”, agresivos y arbitrarios, sino también y en cierto
modo, los más fieles a una expresión soberana, a una iracundia, a una fuerza
interior lograda a través de los medios plásticos más valiosos. Naturalmente
que este Bolívar de Aguilera no entraría a la Academia (ni de la Historia, ni
de la pintura), razón de más para considerarlo en no justo y reconocido valor.
Sería interesante, a propósito, realizar una iconografía popular de Bolívar,
con las numerosas obras de inspiración ingenua que existen en nuestro país, (p.
89-90).
La exposición
con los retardos a que se refiere Luksic, (ob. cit.) quien esperaba organizarla
para 1965, debido a contratiempos pudo materializarse en el Museo de Bellas
Artes, Caracas, el 10 de julio de 1966, en la que se exhibieron de Gerardo
Aguilera Silva diez dibujos mayoritariamente desnudos y retratos dentro de los
cuales cabe citar: Retrato de Luís Luksic, Retrato de Bolívar (2). Las pinturas
fueron cuarenta y una, donde predominó como temas los desnudos femeninos,
retratos de Simón Bolívar (8), Jorge Washington (1), Luís Luksic (1) y
numerosos desnudos femeninos los que más destacan; marina (1), naturaleza muerta (1), paisajes
(2), composiciones, escudo de Venezuela, entre otros.
Calzadilla en 1975, sobre el pintor, escribía
que Aguilera Silva es el pintor popular más obsesionado por la imagen de Simón
Bolívar, autor de una obra exclusivamente dedicada a consagrar a la
reinterpretación de las conocidas versiones bolivarianas de Acevedo Bernal,
Arturo Michelena y Tito Salas; de marcado acento expresionista, en la que
Bolívar es el retrato de Aguilera trasladando los rasgos atormentados de su
personalidad. Ningún pintor como éste ha expresado un profundo sentimiento
bolivariano como Gerardo Aguilera Silva. El artista empleaba una curiosa
técnica que según Calzadilla, (1977 b.; 1978) en que: “La lenta expansión del tema a partir de un pequeño trozo de
cartón, tomado como punto de partida, ha de requerir sucesivos montajes de
otros fragmentos de soportes, hasta que la concluía en esos extraños collages
hechos de fragmentos ensamblados por donde las formas van desbordándose hasta
alcanzar su dimensión más terrible”, (p. s/n.) Sobre este planteamiento ha escrito Roberto
Guevara, (1977) “… y con el deseo de hacerla realidad, tuviese que ser pintada
y repintada, collage de pintura, sobre pintura, extendiendo la obra,
distorsionando los detalles del rostro… Es el único caso de pintura crescitiva, corregible, signada por una
condición existencial donde el logro y lo
fallido, la noción acumulativa, la extensión de tiempos”, (p. A-4). Sus obras trabajadas en pequeño formato sobre
cartones, generalmente pintadas con esmalte industrial (sapolín) aborda temas
tales como: desnudos femeninos, retratos de personajes diversos, incluyendo los
del Libertador y otros héroes patrios y personalidades del mundo político,
pintó además, alguna que otra naturaleza muerta, paisaje y marina, tomadas de
revistas o cromolitografías que él distorsiona y transforma en esas monstruosas
imágenes con pretensión academicista de una torpeza sin igual.
Sobre su obra
expresa Calzadilla (1967), lo siguiente:
…se dedica a
pintar con los colores del sapolín retratos ingenuos de Simón Bolívar y desnudos
femeninos a la manera de Chain Soutine. Y que para pintar sus cuadros se sirve
de una lupa a fin de agrandar la imagen de las reproducciones de periódicos y
revistas que utiliza como modelos, haciendo del soporte un verdadero
rompecabezas de pequeños cuadrados de cartón de media libra, y los engruda,
junta y pega para componer el más extraño collage. (p. 197).
A finales del mes de septiembre de 1976,
enferma, su entrañable amigo el médico Ramírez Chacín lo interna en la
Policlínica Puerto La Cruz, de la ciudad del mismo nombre, le diagnostican
un tumor en el hígado, dos semanas después, el 3 de octubre, muere. La prensa
local y nacional reseña esta invalorable
pérdida de la pintura venezolana. En el diario El Universal, el 24 de
octubre, apareció el titular: “Murió en
Barcelona el Pintor Ingenuo Gerardo Aguilera Silva” Como homenaje póstumo al
artista, la Galería de Arte Nacional le organiza una muestra en 1977
(septiembre-octubre), con textos de Juan Calzadilla, Luís Luksic y Josefina
Jordán de Borges, en la que se exhiben treinta y tres de sus obras, de las
cuales, la institución referida adquirió treinta que pasaron a formar parte de
su colección, como recordatorio que hubo un pintor en Barcelona, que pintó un
mundo mágico con cartones y sapolín, y que desde los tiempos de Ramón Bolet
Peraza, como señala Juan Calzadilla, no tenía esta ciudad, un pintor de la
talla de Gerardo Aguilera Silva.
Gerardo Aguilera Silva. Desnudo, (s. f.). Colección Alicia Briceño,
Clarines, estado Anzoátegui.Fotografía Manuel Bas.
Gerardo Aguilera Silva. Paisaje, (s. f.). Colección Alicia Briceño,
Clarines, estado Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.
DE LA ARQUITECTURA POPULAR MOBILIARIO Y
UTENSILIOS.
Nunca faltó en
ninguna aldea, poblado o lugar de Venezuela alguna persona que se dedicara a la
construcción de casas de bahareque, inclusive a la fabricación del mobiliario
tradicional para este tipo humilde de vivienda. Isidro Caicuto era un hombre
con unas habilidades en sus manos excepcionales, pobló lo que hoy es La
Curbatera de Caigua de esta singular casa que sirvió de cobijo a familias del
lugar que solo tenía a mano el barro, la paja, la vara bien sea de caña amarga
o de madera, y naturalmente la voluntad y el ingenio creativo, que naturalmente
a Isidro le sobraba, tanto es así que lo heredaron sus hijos: El Negro,
Natividad, Otilia y Marcelo. Los pilones para pilar el maíz, la cesta para la
ropa entretejida con bejuco de agua, la batea de madera para lavar, la puerta y
la ventana para la casa y tantas otras cosa era hechas por el ingenio y las
manos prodigiosas de Isidro Caicuto.
Isidro Caicuto. Nació en Caigua, municipio
“Simón Bolívar”, estado Anzoátegui el 15 de mayo de 1918., tuvo por mujer a
María Caragüima Pomblás, también artesana, hacedora de muñecas con trapos usado
—de ropa vieja— con quien tuvo una familia numerosa de 16 hijos, de los cuales
Leonardo, (+) (El Negro Caicuto) Marcelo, (+) Natividad, Otilia se han dedicado
al trabajo artístico-artesanal. Su padre Isidro Caicuto, su hermano Tomás
Caicuto, Custodia Caicuto, Petra Macadán acompañaron a Santiago Curbata en la
fundación del caserío La Curbatera de Caigua, su nombre se debe a él. Isidro
era arquitecto popular, fabricaba casas de bahareque con techo de paja,
posteriormente de zinc, carpintero, hacía las puertas, ventanas de las casa,
sus utensilios. Mesas, sillas, taburetes, bateas de madera para lavar las
ropas, pilones; urnas; era un excelente tejedor de cestas con bejuco de agua,
maras con madera de parapara, era además agricultor, jornalero de tareas del
campo, un hombre de grandes dotes, como se dice en los llanos venezolanos: un
hombre del tamaño de las circunstancias. Se inició en estos menesteres siendo
muy joven como era de costumbre para la época, hacia 1932, hasta su muerte
acontecida el 9 de enero de 1992 en Caigua. (Natividad Caicuto, entrevista
personal, 2009-2010). (Otilia Caicuto, entrevista telefónica, 2015, Agosto).
LA LOZA TRADICIONAL DE PANAMAYAL Y PEDREGAL
Panamayal,
Pedregal y Caigua pertenecen al mismo circuito de la comunidad indígena
cumanagoto. La loza de estos tres pueblos tiene en común que es una herencia
ancestral de este pueblo. Herencia que lamentablemente se cierra con estas
mujeres laboriosas que ya por razones diversas no tienen sucesoras, no hay ya
gentes que le sucedan. Esto naturalmente motivó mi interés de dedicarles unas
líneas a estas mujeres baluartes de la cultura tradicional del estado
Anzoátegui. En las lozas salidas de las manos prodigiosas de Ramona Custodia y
María Nicolasa tenemos una especie de lozas en el presente de lo que fueron
estas lozas en sus mejores tiempos cuando era común su elaboración por sus
ancestros indígenas.
Ramona
Parababire. Nació
en Panamayal Arriba de Caigua, Municipio “Simón Bolívar”, estado Anzoátegui, el
8 de junio de 1922, actualmente reside en el caserío El Guariquero de la misma
localidad. A los diez años de edad ayudaba a su madre, Florencia Parababire a
la fabricación de loza, de esta manera se inicia en este oficio, hacia 1932-33.
A los 30 años de edad se dedica de manera independiente a la fabricación de
cerámica para ser comercializada en la localidad de Caigua y lugres vecinos. La
Arcilla era sacada y traída de El
Guariquero en tiempo de menguante, —según la creencia— para evitar que las
piezas se fracturaran una vez llevada a quema. El barro una vez sacado era
pulverizado en una piedra de moler, se amasaba hasta obtener la textura adecuada—punto—, se
dejaba al sereno de la noche, para finalmente al día siguiente elaborar
finalmente las piezas, que luego de puestas al sol eran quemadas en piras que
se hacían con leños y estiércol de ganado, que dejaba hasta su cocción durante
toda la noche. Se hacían botijones, ollas, calderos, tinajas, entre otros;
cuyas características era la sencillez y la ausencia de elementos decorativos
tantos pictóricos como de relieve. (Ramona Parababire, entrevista personal,
1999).
Conocí a
Ramona Parababire por intermedio del
pintor Régulo Martínez en 1999, fecha en la cual estaba activa en la
fabricación de loza. Volví a visitarla en el año 2010, me dijo en aquel
entonces, que ya estaba retirada de estos trabajos, que estaba cansada por los
años, y que no había ya entre sus familiares quien le interesaba aprender para
dedicarse a ello. Ahora no hay quien las haga.
Ramona Parababire. Ollas (1992).
Colección Arq. Alfonso Sandoval Puerto La Cruz, Edo. Anzoátegui.
Fotografía Manuel Bas.
7. Ramona Parababire. Ollas (1992).
Colección Arq. Alfonzo Sandoval Puerto La Cruz, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía Manuel Bas.
18. Ramona Parababire. Botijón (1993).
Colección Arq. Alfonso Sadoval. Puerto La Cruz, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía Manuel Bas.
María Nicolasa Pedrique. Esta trabajadora de la loza
estuvo activa más o menos activa en la misma época que Ramona Parababire, en el
caserío San Joaquín, de Pedregal, Municipio “Fernando de Peñalver”. Su
residencia está ubicada en las adyacencias de la Escuela de Pedregal y la
vaquera de Julio Guaicara. Aunque esta localidad pertenece a otro municipio que
el de Isidra Caicuto y Ramona Parababire, está ubicada en la misma comunidad
indígena. María Nicolasa Pedrique sigue el mismo procedimiento ancestral de la
cerámica indígena, de éstos dos artífices de la loza, de la etnia Cumanagoto en
cuanta técnica y procedimiento para su elaboración. Elaboraba tazas, vasos,
tinajones, tinajas. (Luís Guaregua, entrevista personal, 2009).
LA
HACEDORA DE MUÑECAS DE TRAPOS
Ya entrada a
los noventa y cinco años, su último año de vida, a pocos días de morir, esta
mujer amable, de gentiles modales hizo su última muñeca, para mí. De ropa en
desuso, roída, por el uso y el tiempo, que nunca conoció el basurero, hacia
Doña María Caicuto sus muñecas. Unas muñecas que hizo secretamente para sus
hijas en un comienzo, nunca pensando que tuviera ningún valor, pero que el ojo
agudo del arquitecto Alfonso Sandoval encontró en estas singulares muñecas la
gracia y el encanto por lo que por siempre será recordada nuestra muñequera.
Muñeca muy distintiva, de menuda cabeza con pañoleta negra, rellena del mismo
material con que se le hizo la piel,
pasaron de ser un producto de juego infantil a un objeto de museo, debido a la
gracia con que fueron confeccionadas.
María Caragüima de Caicuto. Nació
en La Curbatera de Caigua, estado
Anzoátegui en 1912 donde muere en el
2007. Estuvo haciendo muñecas durante décadas prácticamente en el anonimato,
quizá por el hecho de que las hacía para sus hijas, razón por la cual su
trabajo haya sido conocido tardíamente. Sus muñecas eran confeccionadas con
trapos de ropa usada, que empleaba tanto para la parte externa e interna
—relleno—de la muñeca. Las características de las muñecas de María Caragüima de
Caicuto no siguen el patrón de realización de las muñecas que vemos a lo largo
y ancho del oriente y occidente venezolano en los puestos de artesanía, porque
tienen más bien rasgos escultóricos, y su fisonomía se aleja de estos modelos
que se hacen en serie con un patrón determinado, exceptuando las de Amada
Vargas en Cerezal, Sucre y
Rosa Vegas en Barcelona. La cabeza de sus muñecas es más bien menuda con una
pañoleta de color negra—que es su distintivo— y su cara plana. Comenzó a hacer
muñecas hacia 1950 y estuvo activa hasta su muerte, como lo prueba las tres
imágenes de muñecas que están en mi portal (http://www.artepopularvenezolano.blogspot.com
el trabajo Testimonios en el Tiempo IV Edición Homenaje a Leonardo Alvarado,
publicado el 29 de diciembre de 2012).
Fue
descubierta en 1983 por el Arquitecto Alfonzo Sandoval, propietario de la
tienda de artesanía Kashama, ubicada en Puerto La Cruz, estado Anzoátegui, hoy
desaparecida, quien la incluyó en la exposición: Muñecas de la Región Oriental,
organizada por, Grupo Maizal, Asociación Civil sin fines de lucro que tiene
entre uno de sus objetivos el estudio y difusión de las manifestaciones de las
tradiciones del Oriente de Venezuela, de quien el Arquitecto Alfonso Sandoval
es el Coordinador y Ateneo de Barcelona “Miguel Otero Silva” , llevada a cabo en los espacios de esta
última institución cultural. Sandoval escribió el texto de presentación de la
exposición donde en un breve ensayo disertó magistralmente sobre las muñecas de
la región oriental de distintas localidades estados: Anzoátegui, (Caigua,
Guanta, Barcelona) Monagas (Caripito, Caripe) y Sucre (Sabana Larga, Medina,
Río Caribe, Cerezal, Plan de la Mesa, Los Altos de Santa Fe hoy Altos de
Sucre). Su obra fue exhibida en la
Galería Kashama, propiedad de Sandoval.
María de Caicuto. Sin título (2007)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C. , Venezuela
María de Caicuto. María (2007)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C. , Venezuela
María de Caicuto. Sin título (2007)
Colección Museo la Leyenda
EL
PAISAJE DE PUEBLOS DEL ORIENTE VENEZOLANO COMO CRÓNICA VISUAL.
En 1955, un
modesto carpintero, de esos arriesgados, que son capaces de hacer con la madera
lo que les salga, un día se le ocurrió para darle más formalidad a su incipiente
negocio, tomar un pedazo de cartón piedra y unos listones que seguramente le
habían sobrado de algún encargo que le habían solicitado, hacer un aviso
publicitario para su carpintería. Fue así que se dispuso hacer un parapeto o
parabán que le sirviera de aviso movible que cada día al cerrar pudiera
guardar. En él escribe con fino pulso, con una letra atractiva el anuncio que
va a ser el propósito de su negocio en la que se leía lo siguiente: “SE HACEN
URNAS Y TODA CLASE DE MUEBLES A LA MEDIDA CALIDAD GARANTIZADA ARMANDO R.
ANDRADE PRECIOS CONVENCIONALES CLARINES DISTRITO BRUZUAL ESTADO ANZOÁTEGUI
VENEZUELA AMÉRICA DEL SUR”. Además
de esta leyenda, nuestro carpintero y futuro pintor, para darle algo de sazón a
dicho anuncio se le ocurre pintarle un paisaje de un lugar de Clarines conocido
como el “Cerro de los Chivos” muy conocido por la gente de Clarines. Un paisaje
que todo el que pasaba lo veía con el sano acostumbramiento, de quien ve todos
los días algo sin prestarle mayor atención. La valla en cuestión, si se me
permite el término, le trajo al infortunado carpintero pero afortunado pintor
más fama que fortuna.
Pero esto tiene
que ver también con un personaje de Clarines que desde ese año de 1955 además
de su amigo se convertirá en su mentor, me refiero a Alfredo Armas Alfonzo,
quien al verlo —ya había visto el paisaje de la iglesia de Clarines en la
oficina del telégrafo a cargo de Claudio Alén — quedó prendado y le propuso
comprárselo, cosa que hizo y otro titulado La Casa del Negro Lucas. A partir de
entonces, Armando Rafael Andrade, sin saberlo se convertiría en el cronista
visual del oriente venezolano. Pintó paisajes de muchísimos lugares del oriente
venezolano de los estados Sucre, Anzoátegui, Maturín. El destino es incierto
como incierta fue su vida. Ese día de 1955 nunca nuestro pintor pensó que este
aviso para su negocio, que era su propósito, la Moira le iba a dar un merecido
puesto en la historia de la pintura venezolana. Y que nos dejaría una crónica
visual de poblados que hoy son irreconocibles por el paso inexorable del
tiempo. Esta historia tuvo que ver como dijo en una oportunidad Andrade con
Claudio Alén y Alfredo Armas Alfonzo, esto de pintar cuadros.
Armando Rafael Andrade. Comienza a pintar en
Clarines, estado Anzoátegui hacia 1945 cuando pinta sus primeros retratos. Sus
primeras obra paisajística la pintó en 1955, la iglesia de San Antonio de Padua
de Clarines. En 1956 es descubierto por Alfredo Armas Alfonzo en esta ciudad,
quien le compra dos obras: Casa del Negro Lucas y Cerro de los Chivos, esta
última era parte de un parabán que le servía de aviso publicitario de la
carpintería que tenía Andrade; ambas obras fueron pintadas en 1956. Al año
siguiente, el escritor las envía al XVIII Salón Oficial de Arte Venezolano y posteriormente,
son enviadas a la IV Bienal de Arte Moderno en Sao Paulo, Brasil. (Armas
Alfonzo, 1973; Da Antonio, 1974).
A mediados de
los años sesenta, Andrade se traslada a Barcelona, se emplea en la Funeraria
“San Celestino” para fabricar cofres (unas para niños), en los ratos libres
pinta uno que otro cuadro. Armas Alfonzo lo estimula a que siga pintando. A
partir de entonces realizó un número de
obras, cuyo motivo son las calles de esta ciudad que lo acogió, muchas de estas
casas desaparecidas por la indolencia oficial y la acción inexorable del
tiempo, que recordaremos por siempre gracias al artista.
Armando Rafael
Andrade es un paisajista por excelencia, y quizá el más grande paisajista que
haya tenido el estado Anzoátegui. Su pintura era diferente a la de otros
pintores populares, sobre su pintura ha expresado Da Antonio, (ob. cit.) “… su
pintura anterior a 1960 revela un
trabajo paciente que avanza de lo más general a la síntesis por medio de una
rigurosa esquematización”, (p.70). Esto es
acompañado por una técnica puntillista, que él denominaba “puntilleo” , en un
comienzo empleaba esmaltes industriales, luego con el contacto con los
coleccionista de arte y con el mismo Armas Alfonzo pasó a usas la plaka que
dominó de manera excepcional. Con el color supo captar el aspecto lumínico de la región oriental del país. El plano,
generalmente lo dividía en dos mitades cielo y tierra, luego comenzaba a
desarrollar su obra a través de una
rigurosa esquematización geométrica, con una visión planimétrica del paisaje,
muy cercana al dibujo técnico, caracterizado por la ausencia de personajes
hasta al menos 1990, para pasa a partir de esta data como elementos adicionales
a su trabajo personajes y vehículos que tenían siempre como telón de fondo aquellos
azulísimos cielos, en algunos caso con unas nívea y tímidas nubes.
En 1999,
enferma de cirrosis hepática, en
Barcelona, como la enfermedad parece más grave de lo aparente lo trasladan
a Guayabal de Píritu, municipio “Fernando de Peñalver”, donde el 23 de
diciembre muere, el 24 es trasladado a Clarines donde es velado, al día
siguiente en este pueblo es enterrado, donde llegó en 1938, procedente de Río
Chico, estado Miranda, donde nació el 24 de julio de 1921. Con su muerte se
cierra un capítulo de la pintura ingenua en Venezuela. Para mayor información
sobre el pintor, ver mi trabajo sobre el artista publicado en mi portal
(culturayarteamericano.blogspot.com Armando Rafael Andrade Cronista Visual del
Oriente Venezolano, 17 de enero de 2015).
EL
PINTOR DE LA CASONA COLONIAL DE LA CALLE BOLÍVAR.
En 1990
pinta Eduardo Fulco su último cuadro que quedó inconcluso. Un curioso cuadro
que nos recuerda aquel “Autorretrato Yo: Retrato-Paisaje” pintado por Henri
Rousseau entre 1889-1890 con la que inaugura una serie de retratos-paisajes del
cual el aduanero se declaraba inventor, (Tazartes, 1999). En la que el pintor
aparece retratado en primer plano y de fondo el paisaje que trata de equilibrar
con su figura. Con estas características Fulco pintó este cuadro en la que se
autorretrataba en un paisaje florido pintando un cuadro. Claro está que nuestro
pintor no recurre al hábito de los impresionistas franceses de pintar al aire
libre directamente del natural debido a que él nunca salió de su casa donde se impuso auto encierro
voluntario desde su adolescencia hasta su muerte acontecida en 1990. En esa
vieja casona colonial de la calle Bolívar de Barcelona, estado Anzoátegui pintó
en el más absoluto anonimato un número importante de obras, que nunca fueron
exhibidas y que ahora damos a conocer algunas de ellas para rescatarlo del
olvido.
Eduardo Fulco. Desde 1954 datan las primeras obras
pictóricas de Fulco, quien estuvo activo en Barcelona, estado Anzoátegui,
Venezuela, hasta su muerte acontecida el 3 de julio de 1990. Nació en esa
ciudad el 29 de abril de 1937, curso estudios hasta primer año en el Liceo “Don
Bosco” en Barcelona. En 1950 abandonó los estudios y por razones que no están
muy claras decidió auto imponerse encierro en su casa de la calle Bolívar de
Barcelona. No estudió pintura, su obra es de carácter autodidacta, sus primeros
trabajo datan, circa, (1952), siendo un
adolescente aún.
La pintura fue
su consuelo, para un hombre que llevaba una vida solitaria, pintó a lo largo de
su carrera de anonimato más de un millar de cuadros que nunca expuso mientras
vivía. Pintados con guaches y temperas, pocas veces con óleo, empleando
mayormente papel bond, algún que otro catón o canvas o tela, que una vez que
murió quedaron en el olvido. En el año 2006, su trabajo me fue dado a conocer
por Antonieta Yasselli, su sobrina, Maritza Vieira y Eduardo Lezama (hijo), y
lo incluí al año siguiente, en la muestra colectiva: Arte Popular del Estado
Anzoátegui, Homenaje a Gerardo Aguilera Silva, 1907-1977, en el centenario de
su nacimiento, evento que fue posible gracias al esfuerzo de Zamira Seijas
Pisani, Directora, en ese entonces del Museo de Anzoátegui y de la Dirección de
Cultura de la Gobernación del Estado Anzoátegui y en la muestra Testimonios en
el Tiempo organizada por mi persona y la Directora del Museo de Anzoátegui
Nereida González en el año 2008. Del primer evento se publicó un catálogo con
la biografía y fotografía de la obra de
cada artista. Ver el catálogo publicado en mi portal (culturayarteamericano.blogspot.com,
Arte popular del Estado Anzoátegui, Homenaje a Gerardo Aguilera Silva
1907-2007 el 8 de diciembre de 2014.).
Fulco en sus
comienzos abordaba temas relacionados con retratos de familiares tomados de
fotografías, que recreaba en sus aspectos escenográficos, que da la impresión
que eran personajes traídos de otra época. En la medida en que transcurría el
tiempo, su obra se fue focalizando más hacia el paisaje, un paisaje brillante,
trabajado con la técnica puntillista y el empleo de colores brillantes que nos
recuerda a Armando Rafael Andrade. Dentro de esta temática cabe destacar sus
“paisajes autobiográficos”, en los cuales el pintor se retrata pintando, en
caza furtiva de animales donde aparece con perros, en algunos casos con gatos y
aves. Su último cuadro quedó a medio terminar. Este proceder con estos paisajes
donde sale el pintor, trae al recuerdo al pintor francés Henri Rousseau con sus
“Retratos-Paisajes”, que comenzaron con la obra: “Autorretrato (Yo: Retrato-
Paisaje, 1889-1891)”, que en adelante denominó “Retrato-Paisaje” del quien
Rousseau se consideraba su inventor.
No toda su
obra es paisajística, en general se elaboró de esta manera; pero si una parte
considerable de ella, tanto esta paisajística como el paisaje sin su presencia
se caracterizó por el uso de la luminosidad, propio del oriente venezolano, bosques
floridos, casi paradisiaco. Su técnica puntillista detallista, demorada,
pintada con la más absoluta paciencia y cuidado, contrapuesta a su forma de
vida, es decir, que no pareciera la obra de un pintor que vive encerrado, que
no sale o no salió nunca más de su casa desde 1950 hasta su muerte en julio
de1990. Mucha de su obra paisajística fue tomada de revista que el artista
recreaba. Eduardo Fulco pasó la mayor parte de su vida bajo auto encierro,
tiempo en el cual desarrolló su obra, que quedó como él, encerrada hasta 2007,
cuando se dio a conocer a los barceloneses, para que estuvieran al tanto, que
en la calle Bolívar de Barcelona, en una vieja casona colonial, vivió un pintor
que dedicó su vida a la pintura en el más completo anonimato. Para más
información sobre el pintor, visitar mi portal
(artepopularvenezolano.blogspot.com, Eduardo Fulco el Pintor de la Vieja Casa
Colonial de la Calle Bolívar, 24 de enero de 2012).
DIBUJAR
PARA ENTRETENERSE.
Ama de casa aficionada al dibujo desde
su niñez. Oficio que todo niño ejerce, pero que en la adolescencia y en la
adultez pocos siguen, porque la vida y el destino nos imponen otros intereses.
Amanda Betanco en edad adulta antes y después de casada persistió por el
interés de dibujar. Ya casada una vez que terminaba la agotadora jornada de ama
de casa y madre, mientras su familia dormía, con la timidez de quien cree que
lo que está haciendo no es importante o no tiene importancia para los demás
inclusive para los familiares comenzaba a dibujar. Dibujaba para entretenerse,
para encontrar la paz y el sosiego que sólo dibujar le daba. Así pintó hermosos
florales, paisajes, iglesias, vírgenes y santos… Hasta que sus hijos cayeron en
cuenta que Amanda Betanco es una genuina artista a pesar que a ella no le
interesa la fama.
Amanda Betanco. Rumarda Betanco de Tucci, nació en el
sector Tristeza, estado Monagas el 6 de julio de 1937, fue presentada en el
pueblo de Mundo Nuevo, Anzoátegui. En 1951 su familia se traslada a El Tigre,
municipio Simón Rodríguez de la misma entidad federal. Cuando forma familia, en
1968 se residencia en El Tigrito,
municipio San José de Guanipa de la misma geografía. (Amanda Betanco,
entrevista telefónica, Mayo 2007).
Amanda
Betanco, es el fiel ejemplo de artistas
que han estado pintando durante
décadas a espaldas de los salones de arte. Está activa como dibujante desde 1960; pero no enviaba obras a los
eventos artísticos porque consideraba
sus creaciones de poca importancia para ser exhibidas, sumado a esto, el
prejuicio que ha existido en relación a los artistas populares que no han ido a
estudiar a escuelas de arte, de considerar sus obras como inferiores, de menor
calidad, reprimía a nuestros creadores del común.
De la década
de los sesenta datan dos obras: Rostro de Mujer, (1960) y Motivo Floral, (1965);
de los años setenta: Virgen en la Cascada, (1974) y Lirio Florecido, (1974). En
los años ochenta pinta La Venus, (1980) y Sanctum Celestial, (1982), solo por
citar algunos trabajos para ilustrar. Estos trabajos fueron ejecutados en block de dibujo escolar, con tinta china,
grafito y creyones, que suman unos
cuarenta y tres dibujos, y otros tantos bocetos elaborados con lápiz de
grafito. A partir de 1990 la artista comienza a emplear acrílicos sobre
baldosas de cerámicas, desde el año 2000 comenzó a pintar con óleo y esmalte
industrial sobre tela, sin abandonar la actividad dibujística. (Sandy Tucci,
entrevista por mensajería de texto, Marzo, 25-26, 2013).
La artista
estuvo prácticamente en el anonimato hasta noviembre del 2002 cuando expuso por primera vez en la I Feria Artesanal de la Mesa de
Guanipa, en los espacios de la Biblioteca Pública “Alfredo Armas Alfonzo”,
actual Galería “Eduardo Latuche” del Ateneo de El Tigre. Amanda Betanco ha
dicho: “He pintado desde siempre, desde niña; por gusto, por entretenimiento…
nunca imaginé exponer en una galería”, (Amanda Betanco, entrevista telefónica,
Mayo 24, 2007). Quizá soñó con pintar, no con ser pintora, lo que vendría a
explicar que su actividad pictórica estuvo solapada por la de ama de casa.
En el 2003,
compartió sala junto a Daysy Gómez en la muestra: “Convergencia Temática en la
Cultura Popular”, en la institución antes referida. En los años 2002 y 2005 su
obra fue aceptada en las VII y VIII Bienal de Arte Popular “Salvador Valero”,
Trujillo. Su obra es hoy una referencia de nuestro arte popular, aunque por
azares de la vida vino a conocerse el primer decenio del siglo XXI. Para más
información ver mi portal (artepopularvenezolano.blogspot.com Amanda Betanco
Madres Pintoras, 13 de mayo de 2013).
PINTAR
PARA PASAR EL RATO.
Hacia 1980
conversaban tres amigos: Alfredo Armas Alfonzo, Armando Rafael Andrade y Raúl
Aquiles Savino, conversaban en una casa ruinosa donde este último vivía ubicada
en la calle Victoria de Barcelona, que tantas veces pintó su amigo Andrade,
afirmaba en la tertulia “yo nunca he estudiado pintura. Yo pinto para pasar el
rato. La pintura nace con uno”. (Armas Alfonzo, 1980, p.115). De esta manera se
hizo pintor, no sin el entusiasmo que ambos amigos le trasmitían para que
siguiera pintando, es tan así que su primera exposición se la organizó Alfredo
Armas Alfonzo al lado de Armando Rafael Andrade, quien además le dedicó un
trabajo titulado: “Raúl Aquiles Savino. El entretenimiento de Savino”
Raúl Aquiles Savino Istúriz. Refiere Armas Alfonzo,
(1980/1983), su único biógrafo conocido, que llegó a Barcelona proveniente de
Caracas, el maestro Raúl Aquiles Savino, donde había ejercido el cargo de
docente en: Caracas, Carayaca, La Sabana, Colonia Tovar, Puerto Cruz, El Valle.
Se sabe por su biógrafo que nació el 14 de mayo de 1921. Trabajó como maestro
de escuela en el entonces caserío El Pilar (Anzoátegui), y que nunca estudió
pintura, y que comenzó a pintar en 1969. Señala Armas Alfonzo, (ob. cit.) que
Savino era un hombre sobradamente conocido en Barcelona, sin embargo, su
recuerdo es borroso. Se sabe que la primera exposición en la que participó, y
eran sus primero cuadros —seis— que había pintado, fue en octubre de 1969 en el
Primer Encuentro de Periodistas Oriente-Sur, organizada por la Asociación
Venezolana de Periodistas Seccional Anzoátegui y Alfredo Armas Alfonzo, quien
además escribió el texto del catálogo, en la que estuvo junto a Armando Rafael
Andrade. De ese momento, Armas Alfonzo, (1969) nos dejó esta remembranza: “Raúl
Aquiles Savino Istúriz expone por primera vez. Estos cuadros son los primeros
que pinta, su aparición pública es otra iniciativa de Alfredo Armas Alfonzo…
Obras de Savino: Catedral de Barcelona; La Vieja Matanza de Barcelona; La Casa
de Potentini, Barcelona; La Casa de Carrasquel, Barcelona; La Casa del Antiguo
Colegio Nacional; Iglesia de San Felipe…Pinta porque como él mismo dice, eso
nace en uno”, (p. s/n.). Se sabe por el mismo Andrade, quien era su amigo, que
fue él quien introdujo en la pintura a Raúl Aquiles Sabino. De Savino escribió
un trabajo Alfredo Armas Alfonzo en (1980/1883) titulado Raúl Aquiles Savino,
El Entretenimiento de Savino, que son,
con el texto del catálogo arriba comentado, y uno que escribí en el 2007
en la muestra Arte Popular del Estado Anzoátegui, Homenaje a Gerardo Aguilera
Silva 1907-2007, efectuada en el Museo de Anzoátegui, de la cual se publicó un
catálogo que yo escribí para ese evento.
TERCER PERÍODO
1970-2000. NUEVOS ARTISTAS NUEVOS LENGUAJES.
Naturalmente
que en este período siguen activos creadores del período anterior, pero lo
singular de éste, es que aparecen en escena, nuevos artistas, cuyo lenguaje
plástico son muy personales y se salen del carril de lo que se consideraba
hasta entonces arte popular, inclusive, no tenemos antecedentes, en el arte
nacional, de obras con estas característica, que son, desde luego, un aporte
significativo, no sólo para el arte autodidacta, sino también para el
académico. Son los casos, de Luís Méndez
o Luiz Mendes, (pintura) Rosa Vegas y Juan de Dios Campos (nuevos lenguajes).
Además de ellos reseñaré otros pintores, de menor importancia, pero su obra
llena un vacío importante en nuestra pintura por su calidad y variedad. Aparecen
los tallistas: Pablo Velásquez, Espíritu Santo Hernández, Luís Hernández, Jaime
Rolingson, tantos otros que iremos estudiando en adelante, quizá estos dos
últimos sean los mejores tallistas de nuestro estado. Hernández es el más
clásico, el de mayor proyección en el
ámbito nacional de nuestros tallistas.
PEÑEROS
PARA NAVEGAR EN LA IMAGINACIÓN.
Quizá en su tierra natal Margarita
seguramente jugó con barquitos de papel como todo niño, pero ya grandecito
jugaba con los peñeritos de juguete que él mismo hacía. Esos barquitos
navegaron en su imaginación, no salieron nunca de pesca, no se hicieron a la
mar, aun así él fue el capitán de sus barcos. Dedicó su vida al modelismo naval
que tal vez nació de tanto ver hacer barcos en las playas de Margarita. Lo
cierto es que sus barcos navegaron lejos muy lejos, lo más recóndito de la
imaginación, de quienes como niños sueñan navegar, navegar hasta los confines
de la tierra. No fue marinero, pero si un extraordinario artesano y divulgador
de la cultura popular venezolana.
Pablo José Velásquez Figueroa. Incluimos en este trabajo al profesor
universitario Pablo Velásquez, por dedicar, desde muy joven, parte de su
tiempo, a la artesanía naval y al arte popular, mucho antes de haber recibido
formación universitaria alguna, en estos menesteres, es un autodidacta. Además
es meritoria su dedicación como docente, promotor y divulgador de la cultura
popular del oriente de Venezuela. Según el Instituto de Patrimonio Cultural,
(2004-2008), nació en la Isla de Margarita, estado Nueva Esparta el 16 de diciembre de 1948. Estudió la
educación primaria en el Grupo Escolar “Estado Zulia” de Porlamar, en la misma
entidad federal. La secundaria la realizó en el Liceo “Tomás Alfaro Calatrava”
de Puerto La Cruz, Anzoátegui. Es egresado de la Universidad Central de
Venezuela como Licenciado en Educación, fue docente de la Cátedra Artesanía
Naval y Folklore de la Universidad de
Oriente, Núcleo Anzoátegui. En esta Alma Mater fundó el Taller de Artesanía y Folklore.
Se dedicó algún tiempo, como buen margariteño a organizar los velorios de Cruz
de Mayo. Pero su mayor aporte a la cultura popular fue en la artesanía naval,
construyó peñeros, barcos de tres puños y orejitas realizados con gran maestría
además de la madera, el modelaje en arcilla en la que representó escenas de carácter
costumbrista y popular.
Para
representar estas escenas se servía de materiales diversos a manera de pequeñas
instalaciones, ensamblaje: como gallineros en miniatura. En 1988 participó en
el Salón Nacional Cervecería de Oriente Arte Ingenuo, Pintura y Talla Populares
con la obra: “Fiesta Patronal” (1987). En la colección de arte del Ateneo de Barcelona “Miguel Otero
Silva” está un barco de Pablo Velásquez. Estuvo activo en Puerto La Cruz desde
1970 aproximadamente.
Pablo Velásquez. Fiesta Patronal (1987).
Colección del artista. Fotografía Augusto Hernández (1988, p. 118).
Digitalización de imagen Esp. Víctor A. Hernández.
LA
CAPILLA DE LA ALDEA DE LOS PESCADORES.
En la Aldea de los Pescadores vivió
toda su vida Espíritu Santo Hernández. Fue pescador y marinero, artesano y
naturalmente devoto de la Virgen del Valle. Como todo oriental, sobre todo si
profesa el oficio que el ejercía con orgullo, el de marinero, obligatoriamente
tenía como protectora a la Virgen Marinera. Como todo marinero cuando se hacía
a la mar invocaba el Santísimo Nombre de la Virgen, quien le acompañó en
muchísimas travesías por mar. Vallita no le falló, siempre le trajo con bien a
las playas de Puerto La Cruz. Ya retirado por la edad, no olvidó su culto. Fue
así que un día decidió con sus propias manos construirle una capillita a la
Virgen del Valle. Que él mismo ambienta. Hace la imagen, una hermosa talla en
madera. La actividad de tallista le venía de su habilidad de carpintero para
reparar los pañeros y de tallar una que otra figurita para pasar el tiempo
cuando estaba en alta mar. A partir de la construcción de la capilla de la
Virgen del Valle como una ofrenda y gratitud de este humilde pescador, derivó
la tradición de celebrar todos los 8 de septiembre en el lugar las festividades
de la Virgen.
Espíritu Santo Hernández. Nació el 8 de septiembre de 1926 en Puerto
La Cruz, estado Anzoátegui, donde murió el 13 mayo de 1989. Estuvo residenciado
en el sector conocido como “Aldea de Pescadores”. Fue marinero, pescador
artesanal, tallista, pintor, arquitecto popular; por devoción a la Virgen del
Valle le construyó una capilla, en el lugar referido, a partir de entonces se
inició en el lugar las celebraciones de la Virgen Marinera. Hernández talló personajes
tales como: Doctor José Gregorio Hernández, Simón Bolívar, Rómulo Betancourt,
marinos, entre otros. Pintó un mural en su casa que le incorporó elementos
matérico para lograr volumen y
tridimensionalidad, (Instituto de Patrimonio Cultural Venezolano,
2004-2008).
Aunque su
trabajo con la madera se remonta a su niñez estuvo prácticamente en anonimato,
su aparición artística data de 1970. En
el 2002, participó póstumamente en la exposición en honor a la Patrona de
Oriente: “Territorio de Fe, La Virgen del Valle en Anzoátegui” organizada por
PDVSA, Puerto La Cruz, donde se exhibió del artista la obra titulada: Virgen
del Valle, (1986-1987).
TALLAR
PARA CONTAR HISTORIA.
No siempre la historia se cuenta con
una pluma, Jaime Rolingson la cuenta con una gubia y un cincel. Su afición por
la Historia Universal, gusto que se incrementa cuando entra a trabajar de
bibliotecario en la Biblioteca Pública “Fray Juan de Mendoza” dio en contar la
historia recreando los personajes históricos tallándolos en piedra y madera.
Rolingson, prácticamente su formación
cultural y como tallista es autodidacta, que encontró en el arte el uso de la
imagen para ilustrar los grandes acontecimientos y personajes de la historia
del mundo.
Jaime Rolingson. Tallista de la piedra y la madera, ceramista y
dibujante, nacido en Píritu, estado Anzoátegui el 13 de enero de 1954, donde
vive actualmente. Desde 1970 comenzó su incursión en el arte de la talla en
madera. En 1979 ingresa como empleado de la Biblioteca Pública “Fray Juan de
Mendoza” en la misma localidad donde habita. El oficio de bibliotecario generó
en él la afición por la lectura de la
Historia Universal de donde se inspira para hacer sus tallas, que van desde
vikingos, cruzados, mogoles; músicos: violinistas, trompetistas, flautistas;
animales prehistóricos, así como también el tema religioso, y más recientemente
el relacionado con los temas patrios y caciques de Venezuela. El tema religioso
quizá inspirado en sus tradiciones, de su pueblo natal de rancia estirpe
colonial.
Para realizar
sus tallas en madera emplea una variedad de maderas que el artista busca en las
montañas cercanas a su residencia tales como: puy, tiamo, pardillo, palosano,
paraguatán, entre otros. (Biblioteca Pública Central “Julián Temístocles Maza”,
2001). Además de la madera talla la piedra y el modelado en arcilla, técnica en
la que incursionó a partir de 1980, su producción es menor en la actividad de
la talla en piedra, debido que la piedra recomendable para la talla no es muy
abundante en la zona, y en relación a las piezas de cerámica no posee horno
para la quema, y le es muy complicado, de modo que su producción es poca.
(Jaime Rolingson, entrevista personal, mayo, 2007).
Expuso por
primera vez en 1970 en la Alcaldía del Municipio “Fernando de Peñalver”. Ha
participado en numerosas exposiciones
dentro las que destacan: Expo feria Internacional de Artesanía Quibor y
Tintorero, estado Lara; Galería las Misiones de Píritu, Puerto Píritu, estado
Anzoátegui y en la Muestra Iberoamericana de Artesanía, Puerto La Cruz,
Anzoátegui, (1993-1994), (Biblioteca Pública Central Julián Temístocles Maza,
ob. cit.). Actualmente ha incursionado en el dibujo a creyón sobre papel, de
variados temas que no dejan de ser interesantes.
Jaime Rolingson. Cristo de Jose (1997). Péritu, Edo. Anzoátegui.
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas D. C., Venezuela
Jaime Rolingson
Miranda El Precursor (2010). Bolívar El Diplomático (2008).
Colección del artista Píritu, Edo. Anzoátegui, Venezuela
Fotografía Manuel Bas
Colección del artista, Píritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.
Jaime Rolingson. El Violinista (1999).
Jaime Rolingson. El Violinista (1999).
Colección del artista, Piritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.
Jaime Rolingson. Camilo Cienfuegos (2015).
Colección del artista, Píritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.
Jaime Rolingson Emiliano Zapata (2015).
Colección del artista, Píritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.
Jaime Rolingson. Torero (2010).
Colección del artista, Píritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.
Jaime Rolingson. Virgen del Valle (2014). Colección del artista Píritu, Edo. Anzoátegui.
Fotografía Manuel Bas.
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas D. C., Venezuela
BAILORIO
DE CRUZ DE MAYO
En Chamariapa nombre indígena hasta
1855 de lo que hoy es Cantaura, estado Anzoátegui se celebra el 3 de mayo la
manifestación cultural-religiosa de la Cruz de Mayo, que es una de las
manifestaciones tradicionales más extendida de Venezuela, excepto en los
estados Mérida, Zulia y Táchira en los que no se hace esta celebración. Jesús
Pérez (+) pintor, representa en sus pinturas no el velorio de la Cruz de Mayo
sino el bailorio de Cruz de Mayo debido que en esta población no sólo se le canta
a la cruz o madero sagrado, también se le baila en estas festividades. Esto es
un caso muy particular de expresión tradicional que viene a ser como una
especie de agregado cultural que contribuye a enriquecer nuestras festividades
populares de nuestro país.
Jesús Pérez. Estuvo activo desde 1970 en
el estado Anzoátegui, Jesús Pérez, nacido en Cantaura, municipio “Pedro María
Freites”, desde muy joven mostró interés por la pintura, motivado a ello se
inscribió en el Taller Libre de Arte de Cantaura, donde permaneció poco tiempo;
pero sigue su actividad artística de manera autodidacta. Pérez es profesor de
Educación Media jubilado, quien ha dedicado este tiempo a la pintura. Su
entusiasmo en estos menesteres, lo ha motivado a pintar paisajes urbanos de su
ciudad natal, sus tradiciones religiosas donde deja entrever el sincretismo
entre lo español y lo indígena, relacionado con su pueblo. Trabaja sus pinturas
con óleo, con el que aplica gruesas capas para lograr texturas visual y táctil
a través del empaste logrado, acompañado con un trazo muy gestual y emotivo con
lo que logra una obra muy sugestiva. (Jesús Pérez, entrevista telefónica, Mayo, 2007). Muere en Cantaura en
el año 2010. Para más información sobre el artista ver mis portales
(artepopularvenezolano.blogspot.com Testimonio en el Tiempo IV Edición Homenaje
a: Leonardo Alvarado, 29 de diciembre de 2012
y culturayarteamericano.blogspoy.com artepopularvenezolano.blogspot.com
Arte Popular del Estado Anzoátegui, Homenaje a Gerardo Aguilera Silva 1907-2007, 8 de diciembre de 2014).
Jesús Pérez. Bailorio de Cruz de Mayo en Campos Chamariaperos (2007)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela
Jesús Pérez. Madre Espiritual Chamariapera (2007)
Colección del artista. Fotografía Manuel Bas (2007)
FUNDADORES
DE TAPINPI
Dos personajes con diferentes maneras de pensar. Margot
Fernández García una activista política del partido Acción Democrática,
exiliada en México por varios años, y
Valentín Rodríguez, quien en su
juventud tuvo el atrevimiento de trasladarse desde el remoto pueblo de Güiria,
estado Sucre en los años cincuenta hasta Caracas para estudiar laboratorista
fotográfico, fue pionero de la
fotografía de estudio en el estado Anzoátegui. Ambos fundaron TAPINPI. Siempre
tuvieron la buena voluntad y el interés de dejar un espacio para las artes, su
liderazgo contribuyó con el desarrollo cultural de Píritu, Puerto Píritu y sus
alrededores en una época cuando eran caseríos de poca importancia. Por el lente
de Valentín Rodríguez “Invarro” desfilaron rostros de personajes que hoy
desaparecieron o se metamorfosearon que a veces no los reconocemos por el
transcurrir del tiempo. Dos cosas dejaron para la posteridad; el impulso de las
artes y el imaginario individual y colectivo de un pueblo.
Magot Fernández
García. Nació
en Puerto Píritu, Municipio “Fernando de Peñalver” estado Anzoátegui el 11 de
julio de 1925, donde murió 14 de septiembre de 2006. Siendo muy joven vivió en
Caracas, donde conoció al militar Manuel Silva con quien se casa. A finales de
los años cincuenta, junto a su esposo se va a Cuba como exiliados políticos del
gobierno del general Marcos Evangelista Pérez Jiménez. En 1960 pasan a México
donde residen hasta 1961, año en el cual regresan a Venezuela, se instalan en
Puerto Píritu. La artista era una mujer de convicción y autodeterminación en
relación a la lucha social. Fue
activista del Partido Acción Democrática donde militó toda su vida. Estuvo activa
como pintora desde 1972 hasta su muerte. En 1976 participa en su primera
exposición, organizada por el Concejo Municipal Fernando de Peñalver, Puerto
Píritu, donde expone también: Valentín Rodríguez (Invarro). (Luís Silva,
entrevista telefónica, Marzo 10, 2013).
En sus
pinturas, a pesar de ser una activista política, no aborda, como es el caso de
Diego Rivera, esta temática; si no naturalezas muertas, paisajes de la
localidad, y algún otro traído de revistas. Pinta hacia 1976 tres paisajes:
Iglesia de Píritu, donde estructura la obra con manchas, sabiamente
contrastadas, con lo que logra los volúmenes, y
el elemento lumínico que es esencial en su obra; como lo podemos ver
también en otra pintura—Paisaje Azul—, en la que este color casi abarca toda la
cromática del cuadro, con una degradación que casi toca el color blanco,
armonizado tímidamente con el ocre., con la que logra una atmósfera que
pareciera desvanecerse por el efecto de la luz. El otro trabajo, Callejón
Viejo, retrata una de las calles de Puerto Cabello, estado Carabobo, una pintura
constructivamente sólida, bien lograda, apoyada en la fuerza del color, que nos
da el volumen, la luz y la sombra. También se corresponde a la data arriba
indicada un florón de gran belleza, en el que se puede respirar las fragancias
de las flores, por su vitalidad y materialidad, logrado por el manejo
excepcional del color. (Luís Silva,
fotografía, correo electrónico, Marzo 12, 2013).
Margot
Fernández García funda en 1975 junto a los también artistas plásticos: Valentín
Rodríguez (Invarro), Magali Solórzano, Robinson Alvarado, Harold Tobías y Juan
Bautista Caraguaripano el Grupo TAPINPI (Taller de Pintores Piriteños) con el
propósito de dar a conocer sus obras, a través de exposiciones, dictar charlas
y talleres para desarrollar el arte en la localidad. En 1981 se incorporan a esta agrupación Pedro
Mata Castro, Alberto Rivas, Alfredo Castillo, Carmen Castillo y Simón Bellorín.
Ingresan en 1989 María Méndez, en 1990 Rogelio González, al año siguiente
Yinivel Rivero Méndez. En 1993 ingresan Hugo Castillo, José Rivero, José Luís
Santoyo y Miguel Guarepe. Lamentablemente la agrupación no llegó a tener una
sede propia, sus actividades eran itinerantes, esto influyó en su
disolución en 1999, para esta fecha
contaba con doce miembros. (Instituto de Patrimonio Cultural, Municipio,
2004-2010). Este fue uno de sus legados, así como sus pinturas que nos traerán
por siempre a nuestras memorias la Iglesia de Píritu y los paisajes de Píritu y
Puerto Píritu, por Margot Fernández García haberlos pintado. Para más
información ver mi portal (artepopularvenezolano.blogspot.com Testimonio en el Tiempo 5ª Edición Homenaje
a: Margot Fernández García y Omar Tayupo Aguache, 20 de agosto de 2013).
Margot Fernández García. Iglesia de Píritu.Circa, 1976.
Colección y fotografía Luis Silva.
2Margot Fernández García. Paisaje Azul. Circa, 1976.
Coleccion y fotografía Luis Silva
Valentín Rodríguez (Invarro). Invarro
es el nombre artístico creado por el pintor y fotógrafo Valentín Rodríguez,
cuyo significado es “Industria Valentín Rodríguez”. Invarro es un personaje sobradamente
conocido en Píritu, Puerto Píritu y caseríos aledaños. Su profesión de
fotógrafo a domicilio hizo que el artista tuviera contacto con un sin número de
personas, quienes le solicitaban fotografías tipo carnet, bautizo, primera
comunión, matrimonios, graduaciones en escuelas y liceos, entre otras. Nació en
Güiria, estado Sucre el 14 de febrero de 1934, por cierto el día de San
Valentín, razón de su nombre. Siendo muy joven Valentín Rodríguez se traslada
de Güiria a Caracas en los años cincuenta, cuando era presidente de la
República el General Marcos Evangelista Pérez Jiménez para realizar un curso
laboratorio fotográfico. Se hace fotógrafo, oficio que va a desempeñar toda su
vida, inclusive en la docencia. En 1962 llega a Barcelona, estado Anzoátegui,
se residencia en el sector La Aduana, y comienza a ejercer como fotógrafo y
laboratorista en Foto Antonini en Barcelona. El 8 de diciembre de 1965, el
entonces presidente de la república Dr. Raúl Leoni inauguró el Complejo
Deportivo “Luís Ramos”, en Puerto La Cruz, evento que cubrió como fotógrafo del
mencionado laboratorio fotográfico. Leoni quedó complacido con su trabajo, e intercede
ante Antonini para llevárselo algún tiempo a Caracas para hacerle algunos
trabajos fotográficos, que duró algunos meses. Cabe destacar que Antonini y
Leoni eran compadres.
En 1972 se
residencia en Píritu, Municipio, Píritu, estado Anzoátegui, donde se dedica al
trabajo fotográfico a domicilio. Por su
lente han desfilado prácticamente todos los personajes y circunstancias
de la región. Fue profesor de fotografía
en el Liceo Militar de Puerto Píritu. También es ebanista y carpintero oficio
que un tiempo alternó con la fotografía y la pintura. Desde la data arriba
indicada incursiona en la pintura, sus primeras obras que pintó las regaló
porque las consideraba de poca importancia, sin embargo nunca abandonó el
caballete. En 1975, junto a Margot Fernández García, Robinson, Alvarado, entre
otros, funda el Grupo TAPINPI. Su primera exposición en que participó fue en 1976 en los espacios
del entonces Concejo Municipal del Distrito “Fernando de Peñalver”. (Valentín
Rodríguez “Invarro”, entrevista personal y telefónica, Febrero 27- Abril 8,
2013).
Sus pinturas
al igual que sus fotografías recogen la semblanza de la localidad. Durante
décadas, su obra fue esencialmente paisajística —paisajes de la región—, y de
otras localidades foráneas de Píritu, en el estado Anzoátegui. Ha pintado hasta la obsesión la Iglesia de
Nuestra Señora de la Concepción de Píritu. —Apunta el pintor— “siempre tengo
algún cliente que me encargue algún cuadro de la Iglesia”. Invarro es además
policía jubilado, cuerpo en el cual sirvió por más de 25 años. En el 2008,
participó en la Primera Exposición en
Honor a San Valentín, organizada por el Museo de La Leyenda en la localidad de
Pachaquito, con dos obras: “Vista de la Capilla de Pachaquito” e “Iglesia de Píritu”, pintadas en el 2007.
La obra de Invarro por lo general se caracteriza por su luminosidad, un manejo
excepcional del claroscuro, y el dominio
de la perspectiva y la pulcritud de su trabajo. Sus paisajes nocturnos, tienen
ese don de poner en escena lo que el pintor desea que sea visto por el
espectador. Será recordado siempre por pintar la “Dama de las Mil Caras” como
el pintor llama el añejo templo colonial de Píritu. Actualmente reside en el
caserío El Tigre de Guayabal Adentro, Municipio Píritu. Para más información
sobre el artista y su obra visitar mi portal
(artepopularvenezolano.blogspot.com Valentín Rodríguez “Invarro” 11 de
diciembre de 2013).
Valentín Rodríguez (Invarro). La Fragua de Píritu (2008). Colección Museo La Leyenda-José Delfín Pachaquito, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.
EL
COLOR COMO EXPRESIÓN SIMBÓLICA.
El dolor es una de las experiencias más angustiosa que
puede vivir un ser humano. El sufrimiento descarnado puede llevar a la gente a
enloquecer. Sin embargo en Luís Méndez sirvió de materia prima para su creación
artística. Sólo en la pintura encontró alivio para su angustia exaltada. El
color se convirtió en el vehículo expresivo para mostrar su horror y el horror
de otros y del mundo. Nadie en la pintura venezolana ha utilizado el color de
manera singular para expresar el dolor. A través del color ha logrado crear una
atmósfera teatralizada donde sus personajes expresan una escena donde el
pesimismo expresado en estados psíquicos como el miedo, la angustia, la
soledad, el pesimismo, la falta de fe en el individuo y el destino, sin igual; su obra tiene una carga simbólica,
que va más allá de lo literalmente representado, en la pintura de Méndez
subyace los estados psíquicos de sus personajes en ambientes desoladores que
constantemente cuestionan el sino de la vida humana, su destino, a Dios. Ha logrado como ningún otro pintor en
Venezuela trasladar a la tela sus estados psicológicos. El color es como la
expresión simbólica del Edipo de la tragedia griega de Sófocles, el enigma que
debe ser descifrado por el oráculo de Delfos, en la que advierte que la
violación de las leyes del Universo, la terquedad y ceguera nunca serán buenas consejeras para el ser
humano. Para comprender su pintura no hay que buscar en ella los elementos
literales que a primera vista sugiere su pintura; sino más bien ir a los
elementos subyacentes donde está su riqueza expresiva.
Luís Méndez o Luiz Mendes. Nació en Barcelona, estado
Anzoátegui el 21 de junio de 1950 en una casa ubicada frente donde estuvo la
línea de ferrocarril que traía el carbón de la mina de Naricual, hoy conocida
como calle La Línea del sector Guamachito
de Barcelona. En esa casa la comadrona Guillermina Escobar parteó a su madre
Felicita Méndez de Fermín, hijo de
Daniel Fermín. El maestro Quintín Gutiérrez lo enseñó a leer y a
escribir en una escuelita que él regentaba, Gutiérrez lo inscribió, cuando
tenía 8 años de edad en el Grupo Escolar Anzoátegui, ubicado en el barrio Portugal Arriba de Barcelona. Culminó
la primaria a los 16 años de edad debido a que al pintor fue aplazado en cuarto
y quinto grado. A raíz de dos accidentes que sufrió, no siguió sus estudios.
(Felicita Méndez de Fermín, entrevista personal, Febrero 20, 2001).
Luís Méndez. Casa Fuerte, (s. f.). Colección y fotografía Tony González,
Barcelona, estado Anzoátegui.
Luís Méndez. Mundología (1876)
Colección y fotografía Mario Abarca Maracay, estado Aragua, Venezuela
Luís Méndez. Clarividencia (1976).
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas D. C. Venezuela
Luís Méndez. Reverso de la obra . Título escrito por Luís Méndez
Luís Méndez. Sistema Paranoico Injusto y Traidor (1984). Colección Manuel Alcalá Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Luís Méndez. Clarividencia (1976).
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas D. C. Venezuela
Luís Méndez El hombre de la confianza y de la libertad o de la seguridad y de no confianza (1992) Colección Arq. Alfonso Sandoval. Puerto La Cruz,
Edo. Anzoátegui, Venezuela. Fotografía Manuel Bas
Luís Méndez. Reverso de la obra . Título escrito por Luís Méndez
Luís Méndez. Sistema Paranoico Injusto y Traidor (1984). Colección Manuel Alcalá Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Luís Méndez
El hombre que encontró el amor y el cariño y el aprecio o todo ternura en una mujer de sus mismos pensamientos (1999)
Colección Manuel Alcalá. Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela
Fotografía Manuel Bas
En 1968 está
residenciado en la calle Rocal del barrio El Espejo de la capital
anzoatiguense, época en la cual era empleado de la fábrica de caramelos
“Cónica” ubicada en el adyacente sector Barrio Sucre. Llevaba varios meses trabajando
allí, cuando sufrió un accidente, le cayó en sus manos y brazos caramelo
hirviente lo que le ocasionó quemaduras muy graves que le afectó la motricidad
de sus manos. Tiempo después—dos años—, un primero de mayo, en la celebración
del día del trabajador en el Ministerio de Obras Públicas (MOP), sector Las
Garzas de Barcelona, se encontraba Méndez, cuando decidió regresar a su casa
fue arrollado por un vehículo, el accidente lo dejó en coma y casi en vida
vegetativa durante varios meses. Al
tiempo despertó y quedó postrado en una silla de ruedas. Por
recomendación del médico tratante lo trasladaron al Hospital Universitario de
Caracas, donde lentamente se fue recuperando hasta volver a caminar. Fue
paciente de este centro de salud hasta 1976. (Luís Méndez, entrevista personal,
Febrero 29, 2001).
A raíz de
estos accidentes, se sentía frustrado, no sabía qué hacer con su vida, hasta
que un día decidió, inexplicablemente ponerse a pintar, tenía entonces 22 años
de edad. El primer cuadro que pintó lo tituló: “Dios está en Todas Partes”,
(1972), en la que aparecen—según el pintor—estrellas, planetas, la naturaleza
como una simbología de la existencia de Dios. Ese mismo año pintó otra obra:
“Mi Bella Dama”, que se lo regaló a su amigo del barrio El Espejo Oscar Leal
con quien tenía tiempo atrás un grupo de rock. (Luís Méndez, entrevista
personal, Febrero 26, 2001).
En 1975 se
inauguró el Primer Salón Nor-Oriental de Pintura Ateneo de Barcelona, texto de
Freddy Pereira donde expuso por primera vez, participó con una obra titulada
“Paradoja”, aunque había llevado otra obra que fue rechazada. La obra con la
cual participó causó en el público asistente rechazo y admiración en los
asistentes. Sin embargo a Freddy Pereira le causó impresión Méndez y su trabajo, la de un extraño personaje fuera
de lo común. Esta institución al año siguiente le organizó una muestra
individual titulada “Luís Méndez”. De esta exposición nos dejó, Pereira, (1976)
el siguiente testimonio: “Estos cuadros, de aspecto y ambiente desolador nos
reflejan huellas vitales de angustia poderosa y descarnado sufrimiento; no sin
razón, pues la vida de este extraño pintor ha sido marcada en su profundidad
por lo adverso del destino, (p. s/n.). Esta opinión coincide con la de Perán
Erminy, (1979 a. /1980), quien escribe: “En medio de un espacio indeterminado y
sombrío, sobre un fondo cubierto con agitada caligrafía de grandes trazos de
tonos oscuros, entre cuyas profundidades
se modula las resonancias graves del negro, aparece de pronto un personaje
desolado o unas figuras en escenas o situaciones inesperadas… la acertada y
justa irrupción del color nos revela… un
verdadero pintor, un artista cabal”, (p. s/n.). De esta muestra presentamos dos
obras pintadas que figuran en el
catálogo numeradas: Clarividencia Nº 9 y Mundología Nº 16, ambas pintadas en
1976.
Por esta
serie de elementos sugestivos de su
obra, en la que el artista maneja códigos iconográficos universales, tiene la
virtud además, de ponerle su sentimiento, porque Luís Méndez convierte su
pintura en sentimiento puro, ningún artista como él, ha expresado en la
Historia de la Pintura de Venezuela, el
sentimiento trágico de la vida, de esta manera, descubriendo una nueva forma del empleo del
color, que no tiene igual en la pintura venezolana. Su obra es tensa, cargada
de simbolismo, que ha llamado Perán Erminy “expresionismo simbólico”. Continúa
Erminy, (ob. cit.): “Luís Méndez mantiene en sus obras una posición crítica
ante la sociedad y pretende con ellas transformarla… con frecuencia se refiere
a la injusticia, la violencia interior, la angustia y la muerte”, (p. s/n.). De
alguna manera su obra es una representación teatralizada que pone en relieve su
drama y el de la existencia humana de manera viva y descarnada se trata, apunta
Erminy, de un pintor muy valioso, muy personal, cuya obra es de una
expresividad sumamente intensa y exaltada, plena de un sentimiento trágico y
místico de la vida. De la muestra que le organizó Perán Erminy en la Sala De
Exposiciones del Concejo Municipal del Distrito Federal, escribe en (1979 b.),
en El Nacional, lo siguiente: “Un expresionismo simbólico (en donde) una
expresividad sumamente intensa y exaltada, plena de un sentimiento trágico y
místico de la vida… se sirve de temas alegóricos y simbólicos, cuya lectura
queda sujeta al énfasis y a la exaltación que le confiere los medios
propiamente plásticos”, (p. C-24)
La calidad de
la obra de Méndez no tiene discusión, mirando en perspectiva, estos últimos
quince años dan fe de ello, el haber conquistado todas las premiaciones que
otorgan los salones de arte en Venezuela no deja duda al respecto. Además ha
tenido el respaldo y la aceptación de la crítica especializada, razón por la
cual, Luís Méndez, es una de las figuras más importantes de las artes visuales
de Venezuela.
EL
ARTE COMO CONSERVACIÓN DE LA NATURALEZA.
Para Jesús Bastardo hacer artesanías
con taparas, tallar la madera no sólo tiene un propósito estrictamente
decorativo sino también protestatario. Esto se explica porque Bastardo ha
tenido la preocupación por la conservación ambiental, y ha encontrado en el
lenguaje plástico una forma de decirle al mundo que sí no hacemos nada por
mantener nuestro medio ambiente nuestras generaciones no tendrán el goce y el
disfrute de sus ríos, su fauna y flora y tantas otras cosas que la providencia
divina nos regaló para que viviéramos en armonía.
Jesús Bastardo. Nació el 14 de octubre de 1954 en Las
Mercedes del Llano, estado Guárico, reside en Cantaura, Anzoátegui desde 1966.
Estudió educación primaria en el Grupo Escolar “Rafael Paredes” en su
tierra natal. La secundaria en el Liceo “Felipe Guevara Rojas” de la ciudad que
lo acogió. Comenzó en la talla en madera de manera autodidacta en 1972. La
primera exposición en que participó fue
en 1983, en la Feria Artesanal Estudiantil de la Universidad de Oriente, Núcleo
Sucre, en Cumaná. Batardo se inspira en temas alusivos a la conservación de la
naturaleza, las costumbres y tradiciones de nuestro país. Generalmente no pinta
las tallas. También trabaja la artesanía con taparas que decora y pinta.
Bastardo es
Profesor de Educación Integral egresado de la Universidad Pedagógica
Experimental Libertador (UPEL). Se desempeña como docente de aula en el Núcleo
Escolar Rural “Granadillo” en Cantaura. En 1990-1991 participó en la III Bienal
“Salvador Valero” de Arte Popular, celebrada en la ciudad de Trujillo, con la
obra: “Homenaje a la Fauna Venezolana”, (1990). Actualmente reside en calle
Rica, Nº 51 de Cantaura.
Jesús Bastardo. Monos con juegos tradicionales, (1989). Colección del artista.
Fotografía Dexi Vargas, Cantaura, estado Anzoátegui.
Jesús Bastardo. Búho, Oso, Cachicamo y Mono (1989)
Coleccion del artista. Fotografía Dexi Vargas.
Cantaura, estado Anzoátegui Venezuela
Jesús Bastardo. Tortuga (1989) Colección del artista.
Fotografía Dexi Vargas Cantaura, estado Anzoátegui Venezuela
Jesús Bastardo. Yoyo y Maracas (1989).
Colección del artista. Fotografía Dexi Vargas
Cantaura, estado Anzoátegui Venezuela
Jesús Bastardo. Búho, Oso, Cachicamo y Mono (1989)
Coleccion del artista. Fotografía Dexi Vargas.
Cantaura, estado Anzoátegui Venezuela
Jesús Bastardo. Tortuga (1989) Colección del artista.
Fotografía Dexi Vargas Cantaura, estado Anzoátegui Venezuela
Jesús Bastardo. Yoyo y Maracas (1989).
Colección del artista. Fotografía Dexi Vargas
Cantaura, estado Anzoátegui Venezuela
DE
LA ESTIRPE DEL CACIQUE CAIGUA.
Pedro Antonio Caigua descendiente del Cacique Caigua es
uno de los mejores ejemplos de sincretismo cultural, y de que los prejuicios,
con voluntad creadora no son impedimento
para desarrollarse como artista. Caigua es un hombre criado en el campo, un
labriego que ha convivido en dos mundos lo rural y lo urbano hoy casi diluida
por la globalización y los cambios que llamamos progresos. Se inscribe en los
talleres libres de arte de la Escuela de Artes Plásticas “Armando Reverón”
donde recibe clase de pintura y escultura, sin embargo su arraigo a la tradición popular no desnaturalizó su
ser tradicional o su cultura tradicional. De esas manos callosas por agarrar el
azadón y la gubia, prodigiosamente crea hermosas vírgenes, héroes patrios,
indígenas de la etnia cumanagoto, animales de su entorno rural al cual
pertenece aunque ahora vive en la ciudad.
Pedro Caigua. Nació el 5 de junio de 1955 en
San Bernardino, estado Anzoátegui. Entre 1973-1978 asistió a los talleres
libres de escultura en la Escuela de Artes Plásticas “Armando Reverón” cuando
estaba ubicada en la calle Bolívar de Barcelona donde recibió clases de los
profesores: Guillermo Abdala y Pedro Barreto (escultura); Narciso Oliveros y
Gladys Meneses (dibujo); Nilo Jiménez (Historia del Arte); aunque su obra se
aleja de sus profesores en cuanto a formalismo y temática. En 1973 comienza su
actividad como tallista, su primera exposición en la que participa fue en 1990.
En 1991 participó en la Expo-Feria Fundacultural, Barquisimeto, estado Lara, en
1996 en el I Salón Nacional de Artesanía y Arte Popular, organizado por la
Dirección Nacional de Artesanía del
Conac, inaugurada en las instalaciones del Museo Jacobo Borges en la Región Capital.
Entre sus temas predilectos figuran pájaros, gavilanes, iguanas, próceres de la
independencia e imaginería religiosa. Cuando trabaja las tallas con maderas
nobles como el cedro y la caoba, o el
puy o el palosano no le gusta
policromarlas para dejar al descubierto la belleza de sus betas; otras piezas
trabadas con otras maderas si las pinta. Actualmente reside en el barrio El
Viñedo de Barcelona. (Pedro Caigua, entrevista personal, Mayo, 2007).
En el año 2002
participó junto a Luís Méndez, Régulo Martínez, Armando Rafael Andrade y Rosa
Vegas en la muestra: “Misticismo Arte y Vida organizada por Cervecería de
Oriente C. A., Polar, Sala Cultural, en el marco de la celebración del XXIV
Aniversario de la Coral Polar. De este evento salió un reportaje en la Revista
Actualidad con un interesante trabajo fotográfico de Chucho Toro y Luís J.
Pereira.
Pedro Caigua
Virgen del Valle (2002)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela
Pedro Caigua. Virgen del Carmen (2001). El Viñedo, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Colección Museo La Leyenda-José Delfín, Fotografía Manuel Bas
Pedro Caigua. Virgen del Carmen (2001). El Viñedo, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Colección Museo La Leyenda-José Delfín, Fotografía Manuel Bas
HACER
CARRITOS DE MADERA PARA JUGAR.
Siendo un
niño, como todos los niños, soñaba con jugar. Jugar con carritos de juguete,
pero su estrechez económica no le permitió jugar con carros de procedencia
industrial. Pero como todo niño, encontró en su imaginación su mejor aliado, y
fue así que un día descubrió que él mismo podía hacer sus juguetes, y que más
importante que tener todo el dinero del mundo, era tener mucha imaginación
porque fue ésta y no el dinero lo que le proveyó una feliz infancia que se manifestó
en su vida adulta.
Mario López Gómez. Desde 1974, a los 14 años de
edad, precozmente comienza a tallar la madera de manera autodidacta. Nació en Valle
Guanape, municipio “Francisco del Carmen Carvajal”, el 22 de octubre de 1960. A
los 7 años de edad fabricaba carritos y juguetes de madera, y su inclinación
por su posterior oficio: carpintero. Además de este oficio y el de tallista
López Gómez es músico, actividades que comparte con la de la agricultura. Tiene
el gusto de tallar animales mitológicos como sirenas y variados animales tales
como: pájaros, cachicamos, entre otros, caracterizado por su sencillez y
economía de medios, que acompaña con su destreza e ingenio, para realizar unas
piezas de gran factura. Actualmente vive en Onoto, Municipio Cajigal, estado
Anzoátegui. Mario López ha participado en una que otra feria local.
Mario Gómez López. Mujer (2010). Onoto, Edo. Anzoátegui.
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C. Venezuela
PINTAR
EN SILENCIO
El silencio ha sido a lo largo de su vida su fiel
acompañante, porque Raúl Palomo es sordo mudo. Con esta limitación nació. Con
el correr del tiempo la convierte en una virtud, porque al verse limitado de
escuchar y de hablar, por ley de la compensación descubrió en el lenguaje de la
imagen la manera de expresar sus sentimientos. Un lenguaje universal que no
tiene barreras ni fronteras, que todos podemos comprender: la pintura. A través
de ella desarrollo un agudo sentido de la observación que podemos ver en sus
paisajes. Sus paisajes han dicho mucho más que las palabras vacías y agoreras
de los charlatanes de esquina, porque no creamos ingenuamente que el silencio
no tenga nada que decir, como no los enseñó Raúl Palomo. Su silencio
seguramente hoy nos dice más de Los Boqueticos y el barrio La Caraqueña de
Puerto La Cruz que las palabras de muchos de sus coterráneos.
Raúl Palomo. José Raúl Palomo Martínez nació en
Puerto La Cruz, estado Anzoátegui, en el barrio Sierra Maestra donde vive
actualmente. Está activo como pintor (circa 1974), es esencialmente un pintor
de paisajes de su entorno inmediato, como lo demuestran dos óleos pintados
hacia 1974 titulados: Los Boqueticos, Puerto La Cruz; Barrio La Caraqueña,
Puerto La Cruz. Asistió a cursos de pintura en la Escuela de Artes Plásticas
“Armando Reverón” de Barcelona. A
pesar de ello, su convicción de pintor, hizo que su obra no se viera
influenciada por los profesores de la escuela de arte más allá de lo meramente
formal. En 1980 figuró en la exposición: “Colectiva 80” organizada por el
Colegio Nacional de Periodista, Anzoátegui, en el marco de la celebración de la
Semana del Periodista, Barcelona. En 1984 participa en la muestra: “Colectiva
de Nóveles Pintores”, organizada por el Ateneo de Barcelona “Miguel Otero
Silva”. De él y de su obra poco se sabe hoy. Ver mi portal
(artepopularvenezolano.blogspot.com Raúl Palomo Silencio y Pincel, 26 de
noviembre de 2012).
ENTRE
LA MÚSICA Y LA PINTURA
Músico de
profesión, artesano y artista autodidacta por entusiasmo como su padre Don
Santos Malavé, dedicó tiempo a la música y a la talla en madera, no alcanzó
renombre porque esta actividad la realizó como un pasatiempo, profesionalmente
se dedicó a la música, profesión con que se ganaba la vida, sin embargo su
destino estaba anclado en esa dos riberas del río de las artes a la que ha
consagrado toda su vida como buen cumanés.
Luís Malavé. Nació el 2 de junio de 1949 en el
caserío San Lorenzo, Cumanacoa, municipio Montes, estado Sucre, cerca del
central azucarero de esa localidad. Tanto él como su hermano Amado Malavé
comparten la pasión por la talla en madera y la música. Quizá por herencia,
debido a que su padre, don Santos Malavé, era fabricante de maracas y cuatros, tallaba pilones, bateas, urnas de
madera. Era también músico y cantante de estribillo oriental. Luís Malavé
estudió música en la Escuela de Música “Gómez Cartier” en Cumaná. En 1969
ingresó a la Banda Marcial del ejército como músico con el número 28, bajo la
dirección del maestro González en la entidad federal referida. En esta institución permaneció hasta 1974, año en la cual se
traslada a Barcelona para tomar residencia, e ingresa a la Banda del Estado
Anzoátegui. De esta data son sus primeras tallas en madera, aunque se inició en
estos menesteres en su tierra natal en 1970. Talla también la piedra, aborda
como temática con estos materiales próceres patrios (Bolívar, Sucre),
históricos, indígenas como Guaicaipuro y personajes como José Martí y Máximo
Gómez. Siempre trabaja con madera de cedro y caoba por eso no las pinta para
dejar al descubierto la belleza de la madera. Estuvo activo en el oficio de
tallista en Barcelona hasta 1995 cuando es jubilado por la Banda del Estado y
se regresa a la entidad federal donde nació. Actualmente reside en la calle El
Chispero, casa Santa Cecilia, Parroquia Santa Inés, sector San Francisco,
Cumaná, estado Sucre. (Luís Malavé, entrevista telefónica, 2013 Febrero, 13 y
15).
Amado Malavé. Boxeador (2005).
Colección Arq. Alfonso Sandoval. Puerto La Cruz, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía Manuel Bas.
IMÁGENES
TRAIDAS A LA VIDA Y UNA CIUDAD PARA EL RECUERDO
Días tras días, en la calle Juncal en la casa Nº 527 de
Barcelona, estado Anzoátegui, en una casona colonial que por fortuna aún está
en pie, Paúl Molina Ascanio se dedica en cuerpo y alma traer a la vida antaña
tallas de estirpe colonial a través de la milagrosa tarea de la restauración.
Esto a su vez le motivo a crear piezas de imaginería religiosa, por encargo
para las iglesias, Virgen María, San Celestino, Jesús, entre otros, de próceres
patrios tales como: Simón Bolívar —el más solicitado—, Santiago Mariño, José
Tadeo Monagas, algunas de ellas tuvieron como destino colegios de la zona,
estatuas para los espacios públicos como la que hizo del indio Caigua, para la
población de la cual es epónimo,
encargado por la Alcaldía del Municipio “Simón Bolívar”, Eulalia Buroz . Molina Ascanio desde su
llegada a Barcelona a principios de los años setenta ha sido testigo de la
indolencia de los gobiernos de Anzoátegui, en el sentido de que han descuidado
el casco histórico de Barcelona. Cada día una de estas casas patrimonio
histórico nacional se desploma a pesar que el 2 de marzo de 2010 fue declarado
por el gobierno nacional Bien de Interés Cultural y Centro Histórico de
Barcelona según la Gaceta Oficial Nº 39.377.
No se ha quedado de brazos cruzados, y como una manera de protesta y dejar para
el porvenir la memoria histórica de Barcelona emprende la quijotesca tarea de
hacer por cuenta propia, sin patrocinio de ninguna clase una serie de maquetas
de las casa de interés histórico que naturalmente son unos facsímiles de los
lugares de interés arquitectónico para
dejarnos para el recuerdo una ciudad que muere cada día por la indolencia, y
trayendo a la vida imágenes de otro tiempo, entre las que se encuentran:
Iglesia de San Cristóbal, Sede de la Alcaldía de Barcelona, Antiguo Cementerio
(luego Cine Central), Museo Anzoátegui, Casa Natal de Diego Bautista Urbaneja y
Pedro María Freites.
Paúl Molina Ascanio. Natural de Caracas, D. C., se
residencia en Barcelona, estado
Anzoátegui en 1971, después de haber estudiado en la Universidad de Nueva York,
Estados Unidos, Administración Municipal, que ejerció como asesor a su regreso
a Venezuela. Lara, (2007) quien le hizo un reportaje para el diario El Tiempo recoge
la siguiente semblanza del artista: “Me coleaba en las clases de arte en la
Universidad de Nueva York, donde me mandaron a estudiar Administración
Municipal”, (pp. 19-20). En 1976 comenzó su actividad artística en los campos
de la restauración de imaginería colonial y moderna, escultura y la fabricación
de maquetas relativas al casco histórico de Barcelona. Su actividad cobra auge
en la década de los años ochenta, en 1989 entrega la restauración del altar de
la iglesia de El Pilar (Barcelona) y en 1990 participó en el mantenimiento de
la catedral de Barcelona.
GALLOS
PARA NO REÑIR
Quizás Luís Hernández es más conocido
por sus gallos de riña que por otra cosa. Contradictoriamente unos gallos que
no pueden reñir porque son tallas en madera. Unos gallos tallados con
excepcional realismo que seguramente al ponerlo en un ejemplar real este riñe
con aquél. Ha sido conocido a nivel
nacional por sus gallos, aunque nunca posiblemente ha ido a una gallera. Le ha traído
fama no precisamente en los clásicos gallísticos, sino en los salones de arte.
Sus gallos han reñido en certámenes importantes en el país sin tener que enfrentarse
con otro ejemplar de alguna escuadra de algún gallero avezado. Porque Luís Hernández
se hizo famoso al contrario de muchos galleros, porque a diferencia de los
gallos de éstos, sus gallos lo han hecho famoso precisamente porque no riñen.
Luís Rafael Hernández. Desde 1977 está activo como tallista en su
ciudad natal, Cantaura. Luís Hernández, quizá sea el mejor tallista que ha
tenido Anzoátegui hasta ahora, a lo largo de los siglos XX y XXI. Es el más
clásico de nuestros tallistas debido a su tendencia a cuidar la proporción,
estilización y realismo de sus figuras, sobre todo con sus “gallos de riñas”,
tema por el que es más conocido. (Luís Hernández, entrevista personal, Mayo,
2007).
Hernández,
además de la talla en madera, realiza obras en la que integra el hierro y el
vidrio, lo que viene a redimensionar su trabajo y capacidad creadora, que puede
ser calificada como “nuevos lenguajes”. Sus temas, además del arriba indicado,
representan faenas del campo, la conservación del medio ambiente. Su obra ha estado
presente en prestigiosos salones de arte
popular tales como: I Salón Nacional de Artesanía y Arte Popular, organizado
por la Dirección Nacional de Artesanía, Conac en el Museo “Jacobo Borges”,
Caracas, 1996, y en la VI Bienal “Salvador Valero” de Arte Popular, Trujillo, (1999-2000),
donde participaron México y Brasil, y se exhibieron, además de las obras
premiadas del evento, las de las IV y V Bienal, donde recibió el Premio
Categoría Tridimensional por la obra: “Riña de Gallos”, (1999). El año 2000, en
el marco de la celebración de la Segunda Cumbre OPEP, se organizó la muestra de
arte popular: “El Otro Lado del Arte”, con parte de la colección del Museo de
Occidente “Salvador Valero” inaugurada en el Museo de Arte Popular de Petare, donde
se exhibió la obra premiada del artista. Actualmente reside en su tierra natal
donde nació en 1958.
EL
PESCADOR DE LA PINTURA
En la laguna de Píritu, estado Anzoátegui seguramente en algún
momento lo encuentran, o con un pincel pintándola o pescando, de allí el nombre
del “pescador de la pintura”. Ha sido pescador desde niño, albañil, pero
siempre ha tenido tiempo para la actividad creativa. Repetidamente ha pintado
la laguna casi obsesivamente sin perder de vista que ella le da el sustento
para su familia, porque para Alberto Rivas pintar y pescar son las dos caras de
la misma moneda.
Alberto Rivas. Pescador, poeta, pintor, albañil,
nació en Puerto Píritu, municipio “Fernando de Peñalver”, estado Anzoátegui, el
23 de abril de 1949. Actualmente reside en la avenida Las Mercedes de la misma
localidad. Sus primeros pasos en la la pintura fue bajo la tutela de Profesor
Robinson Alvarado, docente de Educación Media, en la asignatura de Educación
Artística en el Liceo “Pedro Rolingson Herrera”. Comenzó a pintar en 1978,
Rivas es esencialmente un paisajista que recoge escenas del lugar: pescadores
en faena, marinas y paisajes de los alrededores de Píritu y Puerto Píritu.
Perteneció al Grupo TAPINPI. (Alberto Rivas, entrevista telefónica, 2013, Marzo
13).
Además de la
pintura de caballete, ha trabajado la pintura mural para el ornato de la ciudad
e instituciones públicas, como los que pintó en la Escuela “Ezequiel Zamora” y
en el Liceo “José Francisco Laya”. La primera exposición en la que participó
fue en 1981 en el Concejo Municipal, del entonces Distrito “Fernando de
Peñalver”, Puerto Píritu, titulada: “Ingenuos Exponen en Puerto Píritu”. Ese
mismo año, exhibió su trabajo en el Hotel Doral Beach, Salón Taipei, en
Lecherías, estado Anzoátegui. En 1984 participó en la muestra: “Los Cinco de
TAPINPI” en los espacios del Hotel Casacoima en
Puerto Píritu. El Ministerio de Educación, Caracas, en 1989 organizó el
Cuarto Salón de Pintura del Ministerio de Educación en la que participó Alberto
Rivas. Diez años después muestra su trabajo en la Biblioteca Pública “Felipe
Martínez” en su pueblo natal. Como un logro personal, en el 2012, egresó como
Licenciado en Educación de la Universidad Nacional Experimental de las Fuerzas
Armadas (UNEFA). (Alberto Rivas, entrevista por mensajería de texto, 2013,
Marzo 13).
CASAS
COLONIALES DE PÍRITU
La fundación de Píritu en 1513 denota una
rancia estirpe colonial cargada de historia y de fe religiosa que tiene como
testigo silente la Iglesia Inmaculada Concepción de Píritu, muchas de las
viejas casonas coloniales aun se mantienen en pie como por ejemplo la casa
donde vivió Don Pedro Rolingson Herrera, pariente de Pedro Rolingson nuestro
artista. Muchas de sus viejas casonas han sufrido el embate del tiempo, pasaron
a ser ruinas sobre las cuales se han edificado modernas casa de hormigón,
naciendo desde sus entrañas otra ciudad, la del progreso, la de la modernidad.
De esta situación se ha percatado Rolingson, razón por la cual decidió un día,
como para recatar del olvido esas casa del ayer que hoy ya están pasando y
seguramente mañana no estarán, por la indolencia de los que tienen la
responsabilidad de preservar el patrimonio nacional, decidió producir las fachadas de esas viejas casas para que
la posteridad aunque sea en la memoria y el recuerdo tengan presente su origen
cultural, la arquitectura de su ciudad, su modo de vida y sobre todo sus raíces
ancestrales.
Pedro Rolingson. Nació
en Píritu, estado Anzoátegui. Estudió educación primaria en la Escuela “Pedro Celestino
Muñoz” y la secundaria en el Liceo “Pedro Rolingson Herrera” de donde egresó
como Bachiller en Ciencias, ambas instituciones ubicadas en la localidad de
Píritu. Está activo como dibujante y pintor entre 1978-1979. Su temática abarca
motivos de carácter figurativo, sobre todo en el dibujo, tales como: desnudo
femenino y animales. En su pintura, a pesar de pintar animales, su mayor
producción apunta hacia la realización de las fachadas de las viejas casonas
coloniales de su pueblo natal y de las emblemáticas casas modernas que cada día
desplazan a las antiguas. Su trabajo, resalta la arquitectura de las casas,
empleando como soporte la madera, que para darle cierta tridimensionalidad
desarrolla en ellas alto y bajos relieves, en otros casos se sirve de elementos
matérico para obtener resultados similares a la anterior técnica, este trabajo
está más cerca de la talla y del ensamblaje que de la pintura aunque se sirva
de esta para su propósito artístico. Emplea los colores de manera pura, en un
encuadre más bien geométrico. Su obra contrasta el Píritu de ayer con el
presente. En 1991 participó en la exposición: “Colectiva de Pintores” en el
Hotel Casacoima, Puerto Píritu, y en 1999 en TAPINPI 8 Pintores, Sala de Arte
Popular “Luís Méndez”, Barcelona, estado
Anzoátegui. (Francisco Rolingson, entrevista por mensajería de texto, 2013,
Enero 28-29).
Pedro Rolingson. Casas de Píritu, (2013). Colección del artista,
Píritu, estado Anzoátegui Fotografía Manuel Bas.
Pedro Rolingson. Desnudo (1991)
Pedro Rolingson. Ganoo (1991)
Pedro Rolingson. Tara (1995)
Pedro Rolingson. Desnudo (1991)
Colección del artista Píritu, Edo Anzoátegui, Venezuela
Fotografía Manuel Bas
Colección del artista Píritu, Edo Anzoátegui, Venezuela
Fotografía Manuel Bas
Colección del artista Píritu, Edo Anzoátegui, Venezuela
Fotografía Manuel Bas
Pedro Rolingson. Pavos (1996)
Colección del artista Píritu, Edo Anzoátegui, Venezuela
Fotografía Manuel Bas
MANOS
CREADORA Y ARTESANIAS ELUMAR
Las tallas de
Jorge Medina son de excelente calidad plástica; pero muy escazas, produce muy
poca por la limitación de tiempo debido a que se la pasa ocupado en múltiples
actividades a pesar de ser jubilado de la Dirección de Cultura del estado
Anzoátegui. Además de tallista, Medina, es músico, actividad que profesa
como ejecutante y profesor, también es
fabricante de instrumentos de cuerdas (lutier), oficio que aprendió en 1996 del
maestro Alejandro Arsola Pariará,
fabrica juegos tradicionales,
actividad con que se inicia en la artesanía, de su madre aprendió la técnica
del tejido. En 1998 con el apoyo de su familia crea el Taller “Elumar” con el
objetivo de capacitar a los jóvenes de la comunidad, en la artesanía y el arte
popular que atiende de manera gratuita. En el año 2004 “Las Manos Creadoras de
Anzoátegui” con el fin de promover el trabajo de los creadores de la región,
además de atender a su familia. Ha
dedicado buena parte de su tiempo a promocionar los valores culturales de la
región. En el año 2006 crea la escuela de Música “Elumar” para capacitar en el
campo de la música a jóvenes de su comunidad y áreas de influencia. (Ministerio
del Poder Popular para la Cultura/ Fundación Red de Arte, 2010).
Jorge Medina. Nació en Santa Fe de Píritu, municipio
“Fernando de Peñalver” en 1963, a los diez años de edad se residencia en
Barcelona. En esta ciudad estudió educación primaria en la Escuela “Julio
Camejo” y la secundaria en el Liceo “José María España” de donde egresó como
Bachiller en Ciencias. Desde niño mostró interés especial por la artesanía y la
talla en madera, en 1980 hizo sus primeras tallas en madera. En 1999, frente a
su casa inaugura la Expo-Feria Las Manos
Creadoras, nombre que enaltece nuestros artesanos y artistas de la región.
Desde el año 2004 organiza esta expo-feria conjuntamente con la Dirección de
Cultura de la Alcaldía del Municipio “Simón Bolívar”, en el Boulevard 5 de
Julio de Barcelona. (Jorge Medina,
entrevista por mensajería de texto, 2013, Enero 17-18).
Medina es un
luchador por la cultura de nuestro estado, se ha dedicado además a la enseñanza de la fabricación de instrumentos,
a la promoción cultural, que ha hecho extensiva a otros municipios de
Anzoátegui. Sus tallas son de excelente calidad, las trabaja siempre con
maderas nobles como la caoba o el cedro, razón por lo cual no las pinta, su
producción no es muy abundante debido a que dedica tiempo a muchas actividades
en el área de la cultura popular. Aborda temas religiosos, animales, personajes
diversos, héroes patrios, entre otros. En 1996 participó en el I Salón Nacional
de Artesanía y Arte Popular, organizado por la Dirección de Artesanía del
Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), en los espacios del Museo “Jacobo
Borges”, Caracas. Actualmente vive en la urbanización Brisas del Mar,
Barcelona.
Jorge Medina
Mi Virgen del Valle (2009)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D C., Venezuela
EL
POLICÍA TALLISTA
Muchos agentes
policiales no se han dedicado a tallar figuras en madera y piedra, este es el
curioso caso de Juan Parababire, patrullero de la Policía Metropolitana de
Barcelona. Parababire estando en convalecencia de un accidente de tránsito
encontró en el arte el mejor remedio para sus achaques, que luego lo convirtió
en una actividad permanente que rivalizaba con la de Inspector de la policía.
Juan Parababire. En la
década de los ochenta hay un incremento sustancial de tallistas en
nuestro estado como veremos. Desde 1980 está activo a medio camino entre
Barcelona y Caigua Juan Parababire. Nació en el caserío El Guariquero de
Caigua, estado Anzoátegui en 1936. A los 7 años de edad su familia se
residencia en el barrio Guamachito de Barcelona. A los 12 años se traslada a
San Francisco de Güere´, municipio “Fernando de Peñalver” en la misma entidad,
donde vivió hasta los 18 años. A esta edad se alistó en el ejército donde
prestó servicio militar en la Infantería Terrestre del Batallón Urdaneta,
Número 5 de Ciudad Bolívar, en el gobierno de Marcos Evangelista Pérez Jiménez
entre 1954-1956, donde salió de baja con rango de Cabo Primero.
Posteriormente
ingresa a la Policía Metropolitana como agente alcanzando el rango de
Inspector. Luego pasa a ser chofer de patrulla, en este oficio sufrió un
accidente de tránsito en 1980. Estando
en convalecencia comenzó a hacer sus primeras tallas en madera, posteriormente
en piedra, en estos materiales logra intuir y visualizar sus características
naturales a partir del cual empieza a desarrollar su trabajo. Parababire emplea
maderas locales tales como: yaque, cedro, caoba, pardillo, y una vez terminadas
las barniza. Aborda como temática próceres patrios, etnias indígenas de la
región, religioso y personajes históricos. (Juan Parababire, entrevista
personal, 2009).
MUCHAS
ARTISTAS EN UNA SOLA ARTISTA
Walt Whitman
solía decir: “Soy amplio, contengo multitudes”. El caso de Rosa Vegas es
parecido, pero en las artes. Soy una artista contengo multitudes de artistas.
El caso de Vegas es muy singular en el arte venezolano, su obra no puede ser
encasillada en ninguna tendencia, aunque la crítica moderna ha categorizado su
obra como nuevos lenguajes, claro está esto es una clasificación parcial de su
obra que no arropa toda su creación plástica. Si tratáramos de apreciar todo su
trabajo creador: muñequera, ceramista, escultora, arquitecta popular, pintora,
muralista, interviene y utiliza objetos para sus propósitos artísticos, muchos
de sus trabajos pueden ser vistos como
obras —unitarias: pintura, escultura, cerámica, etc.— de creación individual
algunas de ellas; o como técnicas hibridadas, combinadas de manera infinita,
creadas con infinitos materiales que nos da una gama creativa infinita que nos
imposibilita clasificar a que tendencia o género plástico pertenece. El empleo
de ready- made es característico de su obra para darle consistencia estética a
algunos de sus trabajos como decía
Marcel Duchamp, cambiarle el sentido y propósito para lo cual los objetos
fueron creados ordinariamente, transmutarlos en arte.
Rosa Vegas. Desde 1982 vive en la ciudad de
Barcelona, sector El Viñedo, donde viene desarrollando su trabajo artístico
Rosa Vegas, que vista en perspectiva, quizá sea la artista más versátil, más
original y la que representa nuestras tradiciones del estado Anzoátegui en toda
su historia. Vegas es el arquetipo de lo que pudiéramos llamar el artista
múltiple. De Rosa Vegas, se podría decir parafraseando a Walt Whitman; muchas
artistas en una sola artista. Ha logrado crear una obra muy personal,
totalmente distinta a la que hasta ahora habían hecho los artistas populares
que la precedieron, si le buscara un homólogo, la ubicaría al lado de Antonia
Azuaje. Ha desarrollado un discurso plástico apoyado en técnicas y materiales
muy variados que ha podido integrar de manera muy creativa. Su trabajo está en
constante movimiento, a tal punto que no deja de sorprendernos, que abarca pintura, cerámica, muñequería, escultura de
bulto con papel maché y papel de periódico encolado, friso en paredes en alto y
bajorrelieve, en la que experimenta constantemente con nuevas técnicas,
integrándolas sabiamente, con una asombrosa imaginación.
Su casa —Museo
la Paz— tiene unos hermosos frisos policromados de motivos religioso como el de
Adán y Eva, vírgenes, ángeles, Jesús, entre otros. Su casa-museo es una obra in
situ, que no dejan de admirar sus visitantes. Por su complejidad e imaginación,
su trabajo puede ser categorizado como “nuevos lenguajes”. A pesar de haber
comenzado su trabajo en serio en la fecha antes indicada, ella ha dicho que
desde niña sintió la necesidad de modelar el barro, hacer figuritas con él,
sueño que vino a cumplir en la edad adulta. Rosa Vegas nació en el sector Campo
Ajuro, Maturín, estado Monagas el 7 de junio de 1950. Fue descubierta por
Régulo Martínez en la Urbanización Las Casitas de Barcelona en 1988, año en el
cual Martínez y Margarita Liscano le organizaron su primera exposición en la
Galería de Arte de la Asamblea Legislativa del Estado Anzoátegui. (Rosa Vegas,
entrevista personal, 2000).
Realiza unas
esculturas con una mezcla de barro, cola
y piedra para darle mayor consistencia a la argamasa, que luego seca al sol. Su
temática es muy diversa, por su imaginación transita todo un imaginario popular
de nuestro estado que van desde personajes populares de la localidad, otros
traídos de los recuerdos de su niñez cuando vivía en Maturín, escenas de la
vida diaria, religioso en el que inventa un nuevo santoral, animales como el
mono Ramoncito. Ha representados personajes como Luís Méndez, Régulo Martínez,
entre otros. Su obra tridimensional es esencialmente figurativa. En la
actualidad es una referencia importante de nuestras artes plásticas nacionales.
En el 2009, Día del Artista Plástico, como tributo a su trabajo creador fue
distinguido por la Gobernación del Estado Anzoátegui con el Premio Regional en
Artes Plásticas. Entre noviembre, 2013 hasta febrero de 2014 su obra fue
exhibida en la Galería de Arte Nacional. Para más información sobre Rosa Vegas,
ver mi portal (artepopularvenezolano.blogspot.com Rosa Vegas en la Galería de
Arte Nacional, publicado el 25 de enero de 2014).
Rosa Vegas
Simón Bolívar (2004)
Colección Darío Falanelli, Puerto La Cruz, Edo. Anzoátegui, Venezuela
UN
PINTOR PERIPATÉTICO
Refiero aquí
el curioso caso de Rodolfo Albarrán, quien acostumbraba junto a su mujer andar
errante por Venezuela, sobre todo en la región centro y oriental, donde
improvisaba su taller pictórico para pintar rápidamente uno que otro cuadro que
su compañera de aventura salía a vender, que por cierto es una excelente
vendedora. Esto vendría a explicar que a lo largo y ancho del país, inclusive
en el exterior haya gente con alguna obra suya.
Este año —2015— me escribió un canadiense, quien le compró un
cuadro a finales de los ochenta en el Paseo
de la Cruz y del Mar, antiguo Paseo Colón de Puerto La Cruz, estado Anzoátegui
para que le diera un valor aproximado a unas de sus pinturas que tenía, lo cual
revela que sus trabajos han viajado fuera de nuestras fronteras.
Rodolfo Albarrán. Desde 1982 aparecen las primeras
pinturas y el peregrinaje de este pintor peripatético por distintas regiones
del país. Un creador que tiene como taller cualquier lugar donde el tiempo y el
espacio le permita pintar un cuadro para luego salir al venderlo él o su
esposa. Nació el 19 de enero de 1954, en Puerto La Cruz, estado Anzoátegui,
ciudad en la que ha vivido de manera intermitente. (Rodolfo Albarrán,
entrevista personal, 2008, Febrero).
Albarrán ha
recorrido distintas regiones del país junto a su esposa, en una especie de tour
artístico, en la que plasma tradiciones folclóricas, religiosas, faenas del
campo, bodas, actividades pesqueras, de
distintos lugares de Venezuela. Su trabajo es muy distintivo caracterizado por
una pincelada muy gestual e intuitiva, con un colorido alegre, festivo y de
júbilo. En su obra se observan dos elementos esenciales: el valor cromático y
el esquema compositivo de un espacio apretado de figuras. En el 2002-2003
participó por el estado Anzoátegui en la
VII Bienal “Salvador Valero” de Arte Popular en Trujillo, en la que se abrió el
compás para referirse a la Agresión Armada y Resistencia en 1902, titulada:
“Bloque Militar y Resistencia”, con la obra: “El Bloqueo y la resistencia
rendida” fotografía de Aguilar, Torres y Pérez, (2002, p. 59). Para más
información ver mi portal (artepopularvenezolano.blogspot.com mi trabajo
Rodolfo Albarrán un Pintor de Anécdotas y Tradiciones, 2012, Enero).
Rodolfo Albarrán. Paseo de la Virgen del Valle (2013). Colección Mseo La Lyenda-José Delfín Pachaquito, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.
Rodolfo Albarrán. Cruz de Mayo (2014). Colección Museo La Leyenda-José Delfín Pachaquito, Edo. Anzoátegui.
Rodolfo Albarrán. Baile del Carite (1996).
Colección Arq. Alfonso Sandoval. Puerto La Cruz, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía Manuel BAS.
Rodolfo Albarrán. Papagayos (1996).
Colección Arq. Alfonso Sandoval. Puerto La Cruz, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía Manuel Bas.
Rodolfo Albarrán. Baile del Carite (1996).
Colección Arq. Alfonso Sandoval. Puerto La Cruz, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía Manuel BAS.
Rodolfo Albarrán. Papagayos (1996).
Colección Arq. Alfonso Sandoval. Puerto La Cruz, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía Manuel Bas.
RESARLE
A LA MADERA PARA TALLARLA
Relato aquí el
curioso caso de Luís Guaregua quien para hacer sus tallas, principalmente sus
crucifijos tallados en madera, con la
madera de guariaro, realiza todo un
ritual. Para tallar los cristos bien sea para rosario o para altar o
sencillamente para coleccionistas de arte los hace en época de Semana Santa,
con la luna en menguante y con la madera de guariaro a la que le reza y que
según él le traslada a la talla cierta protección para quien la adquiera.
Luís Guaregua. Desde 1983 está activo en Barcelona
como tallista y dibujante Luís Guaregua. Artista autodidacta oriundo de
Pedregal, municipio “Fernando de Peñalver”, estado Anzoátegui donde nació el 25
de agosto de 1966. Cuando tenía 4 años de edad su familia se traslada a la
capital anzoatiguense, reside actualmente en el sector El Rosal. Estudió la
Educación Primaria en el Colegio República de Chile, luego de terminada se
traslada a Aragua de Barcelona de la misma entidad federal, e ingresa a la
Escuela Técnica Agropecuaria “Silvestre Guevara y Lira” de donde egresó en 1989
como Técnico Agropecuario, Mención Fitotecnia. (Luís Guaregua, entrevista
personal, 2007, Mayo).
Además de
dedicarse a la talla en madera, fabrica instrumentos musicales: maracas,
tambores, cuatros, mandolinas; y artesanías variadas para el uso doméstico. Una
de las particularidades de sus tallas (crucifijo) es la creencia por parte del
artista, que sin son hechos con madera de guariaro cortada en menguante antes
que salga el sol, y se le reza antes, sirve de protección o de amuleto contra
maleficios.
Su obra es
esencialmente figurativa, sus temas abarcan: delfines, caballos, cachicamos,
elefantes, búhos; iconografías de la etnias indígenas tanto venezolanas como de
otras latitudes de América, la del Libertador Simón Bolívar, tomados los
modelos de revistas y libros.
El artista
acostumbra, antes de empezar a tallar una pieza, hacer un boceto previo en
papel de la obra que quiere realizar, estudia además las características
propias de la madera, para luego finalmente hacerla. Para Guaregua cada talla
tiene una historia y cuenta una historia. (Luís Guaregua, entrevista personal,
2007, Mayo).
LOS
HERMANOS CAICUTOS UNA FAMILIA DE CULTORES
Si a los hermanos Caicuto tienen algo
en común además de estar unidos por la sangre es el don para creación artística
y artesanal. Natividad, Otilia y Marcelo (+), Leonardo (+) tiene por herencia
no solo el apellido sino la capacidad creativa, que responsabilizo a Isidro
Caicuto (arquitecto popular y carpintero y tejedor de cestas) y a María de
Caicuto (hacedora de muñecas) haberle otorgado la destreza manual, la
inteligencia y el amor a la actividad artística y artesanal a estos cuatro
hermanos que siempre serán recordados por su bondad y su habilidad manual.
Natividad Caicuto. Nació en Caigua, sector La
Curbatera el 8 de septiembre de 1954. Cursó estudio hasta primer grado de
educación primaria. Natividad es una artista perteneciente a una familia de
artesanos, fue la primera en trabajar en su comunidad la fibra de junco para
hacer artesanías. Desde niña tenía inclinación por el trabajo artesanal, pero
es hacia 1970 cuando realiza sus primeros trabajos. En 1983 fue
descubierta por Carmen Maigua, quien
lleva su obra a una Expoferia artesanal en Caracas. Al año siguiente participa
en una Expoferia en el Hotel Meliá de Puerto La Cruz. Algunos de sus trabajos
artesanales de esta época asoman un trabajo artístico original como lo son las
muñecas de junko con cara, torso y brazos de madera. Con una de ellas ganó el
Premio para Tejidos (fibra vegetal) en el I Salón Nacional de Artesanía y Arte
Popular, organizado por la Dirección de Artesanía del CONAC en los espacios del
Museo “Jacobo Borges” de Caracas en 1996. (Natividad Caicuto, entrevista
personal, 2007).
Desde el año
2005 viene desarrollando un trabajo artístico en la que incorpora materiales
diversos que pueden ser considerados esculturas de bulto. Se ha ocupado también
de la talla en madera, que, en algunos casos las policroma, en otros se sirve
de la fibra de banano o junco o textiles. Una característica muy singular de su
trabajo, es el empleo, al igual que Rosa Vegas de una gama diversa de
materiales y técnicas artesanales que integra en su obra. Por las
características de su trabajo y el concepto empleado en sus obras pueden ser
considerados como “nuevos lenguajes”. Su trabajo abarca temas relacionados con
la iconografía religiosa y del Libertador, personajes de su vida cotidiana,
muchos de ellos elaborados en formas de ensamblaje o de pequeñas instalaciones.
En el año 2008 participó en la exposición: ¡Salve Virgen Marinera! Organizada
por la Biblioteca Pública Central “Julián Temístocles Maza”, Sala “Régulo
Martínez” con un hermoso nicho de la Virgen del Valle, que aquí presentamos.
Desde el año
2009 viene desarrollando un trabajo en el campo de la pintura en la que emplea
elementos matéricos en un fondo monocromático, parco, carente de escenografía.
Con los elementos matéricos la artista busca darle a su pintura plana cierta
sensación de volumen como recurso tridimensional, logrando texturas táctiles y
visuales. Últimamente se ha dedicado a hacer muñecas de trapo, técnica esta que
aprendió de su madre María Caragüima de Caicuto. Para más información sobre la
artista y su obra ver en mi portal (artepopularvenezolano.blogspot.com Entre el
Cielo y la Tierra Natividad Caicuto 2012, Marzo).
Natividad Caicuto. San Valentín (2008).
Colección Museo de la Leyenda-José Delfín, Pachaquito, estado Anzoátegui.
Fotografía Manuel Bas.
Otilia Caicuto. Nació en la Curbatera de Caigua en
1957 donde reside actualmente. Natividad Caicuto, su hermana, su maestra la
inició en la artesanía de Junco, de allí la similitud de sus trabajos. Desde el
año 2005 se inicia en el trabajo de
talla en madera, influenciada también por su hermana. Trabaja los temas
religiosos de su pueblo natal de rancia estirpe colonial. Policroma sus tallas
en otros casos emplea textiles, su obra denota sencillez casi minimalista. Ha
participado en numerosas ferias locales en Caigua y en Barcelona en las que ha
organizado Jorge Medina denominadas “Manos Creadoras”. (Otilia Caicuto,
entrevista personal, 2007).
Otilia Caicuto. Dévoto del Nazareno de Caigua (2007).
Caigua, Edo. Anzoátegui. Colección y fotografía Manuel Bas Caracas D. C., Venezuela
Leonardo Caicuto. Conocido como “El
Negro Caicuto”, hijo de Isidro Caicuto y María Caragüima de Caicuto, hermano de
Natividad, Marcelo y Otilia, nació en La Curbatera de Caigua en 1943 donde
murió trágicamente en el año 2002. Caicuto pertenece a una familia de
artesanos, además de agricultor, músico, cantante, constructor de casas de
bahareque, compositor de décimas, fabricante de arpas, cuatros, guitarras,
mandolinas, tambores; instrumentos que
sabía ejecutar, era además carpintero y tallista. Trabajó en Guaribe Tenepe
como maestro artesano en las fábricas de instrumentos musicales. Pero quizá por
lo que más se le recordará es por amenizar con su canto y su violín las fiestas
de Caigua del Espuntón de Caigua y del Niño Pascualito. (Leonardo Caicuto,
entrevista personal, 2001).
Dentro de la
producción de tallas figuran: pájaros, cachicamos, e imaginería religiosa. Se sabe que restauró
la Virgen La Dolorosa de la iglesia de Caigua. En 1991 participó junto con sus
hermanos Natividad y Marcelo en el XXVII Salón de Arte La Nueva Galería, Segunda Colectiva de Artistas del Estado
Anzoátegui, organizada por el Banco Mercantil, Oficina Barcelona en los
espacios del Ateneo de Barcelona “Miguel Otero Silva”. Su trabajo fue exhibido
en la Galería Kashama del Arquitecto Alfonzo Sandoval, en Puerto La Cruz,
estado Anzoátegui. El Negro Caicuto es más conocido como músico que como
tallista, Ricardo Sandoval, (1993) lo reseña como músico en su trabajo:
Tradiciones, Música y Músicos de Caigua. El mismo comentario sobre el artista
hace Rafael Strauss, (1999) en el Diccionario de Cultura Popular, publicado por
la Fundación Bigott. Para más información sobre el artista visitar mis portales
(artepopularvenezolano.blogspot.com Testimonios en el Tiempo Homenaje a
Leonardo Alvarado, 2012 Diciembre) y (culturayarteamericano.blogspot.com Arte
Popular del Estado Anzoátegui Homenaje a Gerardo Aguilera Silva 1907-2007, 2014,
Diciembre).
Leonardo Caicuto. Virgen del Valle (s. f.)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela
Leonardo Caicuto. Cristo (2001)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela
Leonardo Caicuto (El Negro Caicuto). Matraca (1993).
Colección Arq. Alfonzo Sandoval. Puerto La Cruz, Edo.v Anzoátegui, Venezuela
Leonardo Caicuto (El Negro Caicuto). Cristo (1993).
Colección Arq. Alfonso Sandoval. Puerto La Cruz, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía Manuel Bas.
Leonardo Caicuto (El negro Caicuto). El Niño Pascual de Caigua (1993).
Colección Arq. Alfonzo Sandoval. Puerto La Cruz, Edo. Anzoátegui.
Fotografía Manuel Bas.
Leonardo Caicuto (El Negro Caicuto). Matraca (1993).
Colección Arq. Alfonzo Sandoval. Puerto La Cruz, Edo.v Anzoátegui, Venezuela
Leonardo Caicuto (El Negro Caicuto). Cristo (1993).
Colección Arq. Alfonso Sandoval. Puerto La Cruz, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía Manuel Bas.
Leonardo Caicuto (El negro Caicuto). El Niño Pascual de Caigua (1993).
Colección Arq. Alfonzo Sandoval. Puerto La Cruz, Edo. Anzoátegui.
Fotografía Manuel Bas.
Marcelo Caicuto. Hijo de Isidro Antonio Caicuto, de
quien quizá heredó la virtud de trabajar
la carpintería popular, cestas para ropa, construcción de casas de bahareque,
de María Caragüima de Caicuto hacedora de muñecas, fundadores del caserío La
Curbatera de Caigua, pueblo donde nació hacia 1941 Desde muy joven se ganaba la
vida con un pie en el conuco sembrando maíz, frijol y otro en la casa
fabricando pilones de madera, mesas, repisas, bancos, sillas de madera con
cuero de ganado vacuno, puertas, ventanas. (Natividad Caicuto, entrevista
personal, 2013, Febrero 20).
Desde 1983
comienza a tallar carros y gandolas de madera con ausencia de policromía, que
de algún modo están en la zona limítrofe entre la artesanía y el arte. La única
exposición en la que participó en vida fue en 1991con sus hermanos Natividad,
Otilia y Leonardo en los espacios del Ateneo de Barcelona “Miguel Otero Silva”
en el XXVII Salón de Arte La Nueva
Galería, Segunda Colectiva de Artistas del Estado Anzoátegui, auspiciado por el
Banco Mercantil, Oficina Barcelona. Muere en Caigua en el año 2003.
EN
LA CALLE CRUZ DE PÍRITU
Conocí a
Nereida García por intermedio de mi amigo el escultor Aníbal Rodríguez, oportunidad
en la cual tuvo la gentileza de llevarme hasta la casa de la artista en la
calle Cruz de Píritu de Clarines. Una mujer amable muy conversadora como buena
oriental. La calle en cuestión queda un poco fuera de la ruta usual de los transeúntes
que andan de ordinario por este poblado. Al final de la calle, en los límites
del emplazamiento urbanístico, en una vivienda con un gran patio y árboles a
sus alrededores vive nuestra musa. Un lugar propicio que parece una ermita. Fue
unos meses después con José Delfín, al igual que la vez anterior tenía una gran
cantidad de tallas de animales típicos de lugar, flores hechas con material de desecho,
tiene el gusto de tejer, emplea parte de su tiempo en hacer manualidades de
diversa índole, gracias al prodigio creativo y a unas manos excepcionales…
actividad que comparte con la de madre.
Nereida García. Nació en Cariaco,
estado Sucre el 2 de febrero de 1959. Artesana y tallista de la madera muy
ingeniosa y creativa que sabe emplear sabiamente los materiales y técnicas artesanales que le
da un sello muy personal a su obra. Aborda temas religiosos, mitológicos,
pájaros, y personajes de la cotidianidad, y en algunos casos imaginarios.
Trabaja piezas en alto y bajorrelieve con ausencia de policromía. (Nereida
García entrevista personal, 2008).
Está activa como
tallista en Clarines, estado Anzoátegui
desde 1984. Ha participado en diversas ferias artesanales locales en zonas
circunvecinas de Pachaquito, Píritu. En el 2008 exhibe en la I Exposición en
Honor a San Valentín organizada por el Museo de la Leyenda. Su trabajo está
representado en esta institución museística. Está residenciada en la calle Cruz
de Píritu, Clarines, municipio “Manuel Ezequiel Bruzual”, estado Anzoátegui
desde 1984.
Nereida García. Los Enamorados de Clarines, (2008).
Colección y fotografía Manuel Bas, Caracas, D. C.
Nereida García. La Paraulata Margariteña (2008).
Colección Museo de la Leyenda-José Delfín, Pachaquito, estado Anzoátegui.
Fotografía Manuel Bas.
Nereida García. Sáparos (2008).
Colección Museo de la Leyenda- José Delfín, Pachaquito, estado Anzoátegui.
Fotografía Manuel Bas.
Nereida García. Los Vikingos (2008). Colección Museo La Leyenda-José Delfín Pachaquito, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.
Nereida García. La Paraulata Margariteña (2008).
Colección Museo de la Leyenda-José Delfín, Pachaquito, estado Anzoátegui.
Fotografía Manuel Bas.
Colección Museo de la Leyenda- José Delfín, Pachaquito, estado Anzoátegui.
Fotografía Manuel Bas.
Nereida García. Los Vikingos (2008). Colección Museo La Leyenda-José Delfín Pachaquito, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.
EL
BEDEL TALLISTA
De bedel
trabajó toda su vida en la escuela de Los Potocos, pero en sus ratos libre
trabajaba de albañil, carpintero y lo que saliera. Hijo de campesino, criado en
el campo, nunca terminó la escuela, se crió sembrando maíz y frijoles en San
Bernardino, caserío donde iba siempre a darle la vuelta a su familia y a un
pequeño conuco que tenía. De su habilidad de trabajar la madera como carpintero
y ebanista derivó la de hacer tallas. Tallas de excelente calidad aunque esto
no le trajo fama ni renombre, me hizo dos tallas al insistirle que eran para dar a conocer su
trabajo en una publicación que tenía en proyecto realizar y así lo hice. Ya
hacia el 2006 conocí su trabajo a través de mi amigo Daniel Alén quien me
obsequió una estatua ecuestre de El Libertador, que incluí en una publicación
sobre artistas populares de Anzoátegui que me patrocinó el Museo de Anzoátegui,
Barcelona en el año 2007.
Omar Tayupo. Desde 1984 está activo como tallista
en la ciudad de Barcelona. Es obrero del Núcleo Escolar Rural (NER) 371
Nacional Los Potocos, de esta ciudad. Nació en San Bernardino, en el caserío La Esperanza, estado Anzoátegui.
Desde niño trabajo la agricultura al lado de su padre en su pueblo natal. Por
motivación propia aprendió los oficios de carpintería y ebanistería, de éstas
derivó el gusto por hacer tallas en madera y la fabricación de instrumentos
musicales de cuerdas. Expuso por primera vez en una muestra individual que le
organizó la Dirección de Cultura y Turismo de la Alcaldía del Municipio “Simón
Bolívar”. Sus temas predilectos son figuras de animales, religiosas y las
relacionadas con El Libertador. (Omar Tayupo, entrevista personal, 2007, Mayo).
Muere en septiembre de 2012 en Barcelona tierra que lo acogió.
EL
PIRATA DEL PASEO COLÓN
El Pirata del
Paseo Colón fue una escultura de grandes proporciones construidas por Pedro Campos con cabillas y concreto a
petición del propietario de la Tasca “Puerto del Pirata” que estuvo exhibida a las
afuera su negocio ubicado al lado
del más prestigioso local relacionado
con el entretenimiento en Puerto La Cruz: “Guatacarazo” en el antiguo Paseo
Colón ahora Paseo de la Cruz y el Mar. En 1984 Campos realiza la escultura, la
primera que hizo, allí va a estar hasta el año 2000 cuando la municipalidad de
Sotillo decide eliminar los negocios que hacían vida nocturna a orillas de la
playa del mencionado paseo, este es reubicado frente a la Cruz, donde permanece
todavía. Es imposible pensar en el Pirata del Paseo Colón y no recordarnos de
Pedro Campos y viceversa, es como si hubiese quedado en el inconsciente
colectivo al menos del área metropolitana del estado Anzoátegui. Aunque no es
la única escultura que él hizo para espacios abiertos, hizo otras tales como:
“La Burra de la Fortuna”,, ubicada en la Avenida Fuerzas Armadas de Barcelona a
las entradas del Mercado Municipal de Barcelona, sector La Aduana y el barrio
La Burra que lleva su nombre por el monumento. “El Bombero”, hecho para el
Cuerpo de Bomberos de Puerto La Cruz,
exhibido en la redoma frente a la institución. El “Toro” del negocio de carne asada “Las Tres Topias”
ubicado en la Avenida “Jorge Rodríguez”
realizado en 1986 y el “Soldado” realizado para el Batallón de Cazadores
Caribe General de División “Pedro Zaraza” (Baca zaraza) de Barcelona. La obra
de Campos es el fiel ejemplo del arte popular aplicado al ornamento de espacios
públicos.
Pedro Campos. Nació en Güiria, estado
Sucre, Venezuela en 1948, en su pueblo natal a los 8 años de edad tenía el
gusto de hacer con arcilla figuritas de sirenas y humanas, a los 12 años
comienza a hacer animalitos con arcilla, pero ya de adulto se dedicó a la
albañilería, en esta profesión descubrió que las pequeñas figuritas en arcilla
podían cobrar vida en colosales figuras realizadas con concreto y cabillas que
pueden ser exhibidas en espacios abiertos para el disfrute de la colectividad.
El 17 de julio del año 2011 le hicieron un reportaje Daniel Delgado
(Periodista) y Daniel Olivares (Fotógrafo) que salió publicada en la Revista
Ardentía del Diario El Tiempo donde aparece el artistas en una fotografía con
sus obras: El Pirata; El Bombero y La Burra de la Fortuna. De la obra El Pirata vi en el negocio “La Guaricha” de
Puerto La Cruz una versión en pequeño
formato. Campos por mucho tiempo tuvo un pequeño taller improvisado en la cava
de un camión 350 en las adyacencias de Puente Amarillo, Puerto La Cruz. Sé por
intermedio de Manuel Alcalá que hizo una serie de esculturitas de Hugo Rafael
Chávez Frías. Ha trabajado también con arcilla, pero su trabajo más conocido
son sus esculturas colosales hechas con concreto armado, y particularmente “El
Pirata” que hizo para la Tasca “Puerto del Pirata”, conocido como El Pirata del
Paseo Colón por lo que será recordado por siempre, al menos entre los
portocruzanos, Pedro Campos, aunque la escultura en cuestión está en franco
deterioro.
Pedro Campos. El Pirata, (1984). La Burra de la Fortuna y El Bombero.
PINTAR
PAISAJES JUBILOSOS
Sabemos hoy que de algún modo el color puede expresar el
estado de ánimo del pintor, su estado psicológico y emocional. Alegría, horror,
tristeza, lugares paradisíacos, entre otros. Veamos estas afirmaciones de
manera más objetiva. El noruego Edvard Munch (1863-1944) pintó tres obras y una
litografía tituladas “El Grito” (Skrik en noruego) que según la crítica de arte
simboliza al hombre moderno en un momento de profunda angustia. Cruz Amado Fagúndez
en 1968 la obra El entierro de Fray José Maraury donde simboliza el momento de
aflicción y duelo que vive Petare por la pérdida de uno de sus hijos ilustres.
En cambio Henri Rousseau “El aduanero” pinto obras más bien alegres, con un
tono poético, exótico con el reflejo
aparente de una sensibilidad infantil. Los paisajes pintados por Luís Alfonzo
Batson Álvarez, Freddy Armando Batson Álvarez, Danny Damelys Batson Álvarez,
José Rojas, Germán Alexis Castro, Henoch
Curvelo tienen como característica ser paisajes paradisiacos, jubilosos,
alegres, de algún modo su preocupación es representar escenas de la vida donde
se representan a los seres humanos en armonía.
El Grupo de Pintores de Puerto La Cruz. En Puerto La Cruz, estado
Anzoátegui se gestó un grupo de pintores que van a estar activos desde (1983-1986)
que tienen en común, entre otras cosas: un estilo tradicionalista, costumbrista
y localista, que busca remembrar los acontecimientos relacionados con la
cultura local, incluyendo el paisaje, sobre todo el de Lechería; empleando un
estilo alegre, muy pintoresco, como un canto a la esperanza, un tipo de pintura
popular limpia, cuidadosa en la ejecución, trabajada con pintura acrílica sobre
tela, empleando colores apastelados en otros casos colores vibrantes y
brillantes. Ellos son: Luís Alfonzo Batson Álvarez, Freddy Armando Batson
Álvarez, Danny Damelys Batson Álvarez, José Rojas, Germán Alexis Castro (Alexis
Castro), Henoch Curvelo.
Luís Alfonzo Batson Álvarez. Nació en Puerto La Cruz,
estado Anzoátegui en 1960. Está activo como pintor en esta ciudad desde 1983. Es esencialmente
un paisajista que ha pintado incansablemente la zona turística de Pueblo Viejo
en Lechería. También ha pintado bodas y temas costumbristas con destello
vibrante de color. En 1985 obtuvo el Segundo Premio en la exposición de la
Galería Haití. (Alcaldía del Municipio “Simón Bolívar”, 1991). Participa junto
con Henoch Curvelo en VII Salón de Arte Popular Fundarte, Casa Guipuzcoana, La
Guaira, 1986. El Museo en 1988 presentó la muestra colectiva: Cabimas,
Trujillo, Petare Moradas para el Arte Popular, en la que se exhibieron parte de las colecciones de las tres instituciones museísticas, en la
que Batson Álvarez figura como parte de
la colección del Museo de Arte Popular “Salvador Valero”. En el marco de la
celebración del “Día de la Juventud”, la Alcaldía del Municipio “Simón
Bolívar”, en 1991 organizó la Exposición de Pintura Homenaje a la Juventud”, en
la que el artista participó Luís Batson.
Luís Alfonzo Batson Álvarez. La Boda, (1990).
Colección Manuel Alcalá, Barcelona, estado Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.
Freddy Armando
Batson Álvarez y Danny Damelys Batson
Álvarez. Están activos como pintores en Puerto La Cruz desde
(1983-1986), aproximadamente. La obra de estos dos artistas denota un
parentesco con Luís Batson, quien es familiar de ellos, en cuanto a técnica y
estilo. En 1993, Danny Batson y Freddy Batson participaron en el Segundo Salón
Cervecería de Oriente, Arte Ingenuo, Pintura y Talla Populares, con las obras:
La Granja, (1992) y Procesión, (1992); y La Boda Nº 5, (1992), respectivamente.
Danny Batson nació en Barcelona el 7 de mayo de 1968; mientras que Freddy
Batson, el 30 de diciembre de 1960.
Danny Damelys Batson Álvarez. La Granja (1992)
Colección de la ArtistaFotografía Augusto Hernández (1993, p. 18)
Digitalización imagen: Esp. (bi) TSU Víctor A. Hernández
Danny Damelys Batson Álvarez. Procesión (1992)
Colección de la Artista. Fotografía Augusto Hernández (1993, p. 18)
Digitalización imagen Esp. (bi) TSU Víctor A. Hernández
Freddy Armando Batson Álvarez. La Boda Nº 5
Colección del Artista. Fotografía Augusto Hernández (1993, p. 19)
Digitalización imagen Esp. (bi) TSU Víctor A. Hernández
José Rojas. Es un pintor de escenas campestres de
carácter costumbrista: arreo de burros, mujeres pilando maíz, así como igual a
Luís Alfonzo Batson Álvarez, tiene como motivo pictórico el sector Pueblo Viejo
de Lechería. Rojas emplea una paleta apastelada para tratar sus escenas
campesinas. En el 2004 figura en la muestra: Perspectivas Múltiples Arte
Ingenuo Venezolano, organizada por Moshe Aramati, director y propietario de
Sharon’s Galería Centro de Arte, Lechería, municipio “Diego Bautista Urbaneja”,
estado Anzoátegui.
José Rojas. Pueblo Viejo, Lechería, estado Anzoátegui (1996)
Colección y fotografía Manuel Bas, Caracas, D. C., Venezuela
Germán Alexis Castro (Alexis Castro). Como Alexis Castro suele
firmar sus obras. Nació en San Cristóbal, estado Táchira el 10 de marzo de
1968. Llega a Puerto La Cruz, estado Anzoátegui hacia 1985, data a partir de la
cual comienza su actividad artística en esta entidad federal. Sus pinturas, al
decir Strauss, (1999) pueden ser “conceptuadas en una visión positiva de la
vida, sin armas y sin violencia de cualquier índole, como un canto a la
esperanza”, (p. 130). Sus obras reflejan alegría, júbilo; sus colores alegres y
muy brillantes, narran: diversiones, carreras de bicicletas, y temas
relacionados con la iconografía de Simón Bolívar.
En 1990
participó en el III Bienal de Artes Visuales de Arte Oriente, y III Salón de
Arte Oriente, Cumaná, estado Sucre.
Desde 1990-1994 su obra ha sido admitida en el Salón Lagoven, Maturín, estado
Monagas. En 1994 recibió el Premio Arte Popular, en el salón arriba indicado.
Sobre este evento señala Strauss, (ob. cit.) que el patrocinante de este salón —Lagovén, Filial de PDVSA—, al año
siguiente, le organizó a Castro una muestra individual con 35 obras. A raíz de
estos dos eventos artísticos aparece un reportaje de dicado al artista en la
Revista Monagas Hoy, publicado por Artesanía Waku, Año VII, Nº 33, Octubre,
1994-Enero, 1995, editada en Maturín. En 1993 participó en el Segundo Salón
Cervecería de Oriente, Arte Ingenuo, Pinturas Y Talla Populares, llevado a cabo
en Barcelona, estado Anzoátegui. Figura en 1995 en el 15 Salón Municipal de
Pintura, organizado por la Dirección de Cultura de la Alcaldía del Municipio
Girardot, Maracay, estado Aragua, con la obra: Bolívar y la Paz, (1994). En
1999 aparece reseñado por Rafael Strauss en el Diccionario de Cultura Popular
editado en Caracas por la Fundación Bigott. En el año 2000-2001 su obra fue
exhibida en muestra permanente en la Galería Arte Perea, en los espacios del
Centro Comercial Caribbean Mall, Lechería.
Germán Alexis Castro. Bolívar y la Paz (1994)
Colección del artista. Fotografía Aníbal Camejo (1995 p. s/n.)
Digitalización de imagen Esp. Víctor A. Hernández
Germán Alexis Castro. Carreras de Bicicletas (1992)
Colección del artista. Fotografía Augusto Hernández (1993 p. 19)
Digitalización de imagen Esp. Víctor A. Hernández
Henoch Curvelo. En 1886 participó en VII Salón de Arte
Popular Fundarte auspiciado por el Concejo Municipal y Gobernación del Distrito Federal-Casa Guipuzcoana. Ese
mismo año envió una obra pintada en acrílico sobre tela titulada: “Alegría del
Pueblo, entre el Bosque de Colores” a la I Bienal Nacional “Salvador Valero” de
Arte Popular, auspiciada por la Universidad de Los Andes y el Museo de Arte
Popular de Occidente “Salvador Valero”, Trujillo, estado Trujillo. En esa
oportunidad estaba residenciado en la calle INOS, casa Nº 40-B (entrada de
Pozuelos), Puerto La Cruz, estado Anzoátegui, como aparece reseñado en el
catálogo del evento. (Universidad de Los Andes/Museo de Arte Popular de
Occidente Salvador Valero, p. 37). Curvelo aborda temas tradicionales caracterizados
por lo alegre y jubiloso de sus escenas. Su obra fue exhibida en la Galería
Kashama de Puerto La Cruz, propiedad del Arquitecto Alfonso Sandoval.
Henoch Curvelo.Playa, (1997). Colección y fotografía Arq. Alfonso Sandoval,
Puerto La Cruz, estado Anzoátegui.
MORICHALES
DE MAPIRE.
Mapire es una población que se
encuentra al sur del estado Anzoátegui, a orillas del río Orinoco, en un
entramado de caños afluentes, epicentro de la Faja Petrolífera del Orinoco,
capital del municipio “José Gregorio Monagas”. Fue fundado en el siglo XIX, y
visitado por Humboldt hacia 1800. Su economía está basada en la pesca, la
agricultura, la artesanía del moriche y la actividad petrolera, por la cual se
ha visto amenazado su ecosistema, particularmente los morichales. En este
poblado están tres pintores, tres paisajistas: Ramón Marquís, José Reyes y
Alfredo Coa quienes se han ocupado a su modo de dejarnos un álbum de fotografías
del lugar. Coa de quien me ocupo en este espacio, se ha dedicado a pintar sus
morichales, esos morichales que tiene como telón de fondo un cielo de ultramar, que contrastan con el
intenso verde de las plantas de moriche y los suelos terrosos entre colores ocre y siena con lo que procura
revivir los morichales destruido por el ecocidio humano, alertando que más
necesitan los pobladores de esta planta maravillosa con que Amalivaca crea la
humanidad orinoquense, con esa planta prodigiosa para hombre. El legado de Alfredo Coa es regalarle
a Venezuela ese pedacito de Mapire plasmando en sus telas, que son sus
morichales.
Alfredo Coa. Nació en Barcelona, capital del Estado
Anzoátegui el 15 de abril de 1966. Cuando tenía 8 años de edad su familia se
traslada a Mapire, de la misma entidad federal. Actualmente vive en el sector
El Progreso de esa localidad. Es Coordinador de la Casa de la Cultura de
Mapire, e imparte talleres de dibujo y pintura a niños en edades comprendidas
de 8 a 12 de su comunidad. Coa es
esencialmente un paisajista que plasma en el lienzo lugares traídos del
recuerdo, en algunos casos de su imaginación, pero siempre apegado a las
características de la flora del lugar, aunque en algunos casos recrea lugares
que ya han desaparecido. Es un pintor autodidacta, aunque ha hecho uno que otro
taller, con la fallecida artista Lidia Marquís. Sus inquietudes artísticas
están enraizadas desde su niñez, época en la que ensaya con lápices de creyones,
cera, temperas y acrílicos. Ya en edad adulta, es cuando se dedica en serio a
la pintura, pasa a usar el óleo y a combinar técnicas pictóricas.
Está activo
como pintor desde 1985, en la actualidad pinta de manera esporádica, su pintura
es una estampa anecdótica de lugares que se han ido transformando con el paso inexorable del tiempo. Alfredo Coa será
recordado por esos morichales de
referencias cromáticas de azulísimos cielos de visual añil, de follajes entre verde
tierno e intenso y aquellas playas terrosas de ocres a marrones suaves.
Alfredo Coa. Morichal paso de las vacas (2001)
Colección del artista
Fotografía Carlos Lozada (2008 p. 25)
Digitalización de imagen Esp. Víctor A. Hernández
LOS
MONOS ARAGUATOS DE EFRAÍN VELÁSQUEZ
La primera
talla que vi de Efraín Velásquez fue en
el año 2008 en el Museo la
Leyenda de mi amigo José Delfín: un mono araguato. A través de él lo contacté y
Fabián Pérez me hizo el favor de adquirir dos obras para mi colección, y
una para la del Dr. Oswaldo Mora. Presento
aquí una de ellas: un araguato. Velásquez tiene el gusto de tallar animales y
alguna que otra relacionada con la figura humana. Pero sus mejores tallas son
las que él llama “mona paría”, es decir,
mono araguato o mono aullador como también se le llama a este primate que es el
de mayor tamaño en el continente americano con sus crías. Este primate está en
peligro de extinción por la incesante caza furtiva a que está sometido. Lo
casan para quitarle sus críos, que cuando no han llegado a su edad adulta andan
con la madre aferrada a su cuerpo, razón por la cual matan a la madre para
quitarle el cachorro para ser vendidos de manera clandestina. En la carretera
de la costa Barcelona-Caracas acostumbran venderlos en Anzoátegui en las zonas
de Píritu y Punto Lindo, cerca de Boca de Uchire. También es cazado para
obtener su carne. El realismo que logra Velásquez con estas tallas en muy
singular, pareciera el animal mismo en estado salvaje, con sus críos aferrado a
su madre recordándonos que nació para vivir libre en la naturaleza que en
definitiva es el propósito de este cultor popular al tallar este hermoso espécimen de la fauna venezolana.
Efraín Velásquez. Desde 1985 viene trabajando la talla
en madera en el más absoluto silencio. A pesar de tener cierto tiempo tallando
la madera, la primera exposición en la que participó fue en el año 2005 en la
Casa de la Cultura de Clarines. Además de tallista es artesano y carpintero, de
donde derivó su gusto por hacer tallas. Su temática es muy variada: pájaros
(pericos, garzas), imaginería religiosa, personajes diversos, animales como
araguatos, estos últimos, elaborados con
gran maestría. Policroma sus tallas con pintura al frío que luego barniza. Sus
tallas de mayor valoración estética son sus araguatos. En el Museo de la
Leyenda, en Pachaquito, estado Anzoátegui, está una obra sobre esta temática de
gran factura, al igual a la que presento aquí. Velásquez reside actualmente en
Sabana de Uchire, municipio “Manuel Ezequiel Bruzual”, donde echo raíces, proveniente de El Pilar, municipio “Simón
Bolívar”, estado Anzoátegui, donde nació el 18 de junio de 1951. (Efraín
Velásquez, entrevista personal, 2007).
Efraín Velásquez. Mono (2008).
Colección Museo de la Leyendo-José Delfín, Pachaquito, Edo. Anzoátegui.
Fotografía Manuel Bas.
LA
ESCULTURA APLICADA A ESPACIOS PÚBLICOS
Pocos artistas
populares han tenido la preocupación, al menos en el estado Anzoátegui, de
hacer esculturas de gran formato para ser destinadas a ser exhibidas en
espacios públicos, este es el caso de Eutico Mata. Mata a diferencia de los
artistas de su género, desarrolló la pasión en hacer tallas en piedra, madera,
y cemento saliéndose de los temas tradicionales evocados por la mayor parte de
ellos, y se puede observar en sus obras su obsesiva búsqueda de valores escultóricos
de escultor académico. Sin embargo, pareciera que Mata no advierte, que
independientemente de que su formación sea autodidacta o no, eso no determina
la calidad de sus esculturas, está en una constante búsqueda de nuevos valores
estéticos de carácter figurativo y su extremo contrastante el abstraccionismo
(lírico y geométrico). Seguramente que la idea de hacer piezas de concreto de
gran formato surge de la idea de exhibir sus obras en espacios públicos, y de
este modo la escultura viene a ser arte aplicado en el espacio urbano.
Eutico Mata. En el Salón Nacional de Artes
Plásticas, Sección Arte Popular, organizada por el Consejo Nacional de la
Cultura (CONAC), en 1988 llevado a cabo
en los espacios del Museo de Arte Popular de Petare, estado Miranda, figura
Eutico Mata con una talla en piedra titulada: “El Pensador Triunfante, (1988).
Reseñan en el catálogo de la exposición los organizadores que Mata nació en
Valle Guanape en 1963. Participa desde 1986 y 1987 en las I y II Feria de la Nacionalidad en Puerto La Cruz.
Este último año participa en la muestra: Escultores, Artesanos y Pintores en
Barcelona. En 1988 recibió el Primer Premio en la VII Feria de San José de
Guaribe, estado Guárico. Eutico Mata talla además madera, y realiza escultura en cemento en
pequeño y gran formato. Me informó Rosalba Martínez, (entrevista telefónica,
2009), que desde el año 2002 vive en la ciudad
de Upata donde ha venido realizando esculturas de grandes dimensiones
para espacios abiertos en lugares públicos y en zonas de interés turísticos,
Mata es el fiel ejemplo de la escultura popular integrada a la arquitectura.
La creación
artística de Mata se aparta de lo que
tradicionalmente siguen nuestros artistas populares, en cuanto a aspectos formales
y técnico, su obra tiende más bien hacia el abstraccionismo lírico y
geométrico. Se puede observar en ellas una pretensión academicista que lo
distingue de artista de este género que he venido tratando y de los que trataré
en adelante. Se deslinda de la iconografía tradicional de este género de
artistas. Otro elemento distintivo de su trabajo, por lo menos de sus tallas en
piedras, es el hieratismo que las
caracteriza. Está activo en estos menesteres, circa 1985.
Eutico Mata. Cunjugación 10 (1997)
Valle Guanape, estado Anzoátegui
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela
EL
CONTENIDO ENERGÉTICO Y MÍSTICO EN LA ESCULTURA
Rafael Vegas
tiene la creencia de transferirle a las piezas que talla una influencia
energética. Para el psicólogo Karl Jung la energía psíquica fluye en dos
sentidos: progresión (del inconsciente a la conciencia) y de regresión (de la
conciencia al inconsciente), inclusive desde la antigüedad existía la creencia
de que a través de la mente humana se le podía transferir cierta energía a los
objetos, y moverlos a voluntad por medio de procesos psíquicos. Un ejemplo
ilustrativo es el talismán, palabra árabe (Tilasm y del vocablo griego Teleo)
que traduce “consagrarse” y “completo” a la cual se le atribuye un efecto
apotropaico, es decir, cierto poder mágico o propiedades mágicas. Lo cierto que
Vegas le atribuye a su obra un valor estético y metafísico, de misticismo, que
además tiene un carácter expresionista o simbolismo abstracto cargado de
subjetividad.
Rafael Vegas. Nació en Valle Guanape, un pueblito
fronterizo con el estado Guárico en 1974. Es del mismo grupo artístico de Eutico
Mata. Desde 1985, a muy temprana edad, sin estudio alguno, comenzó a tallar la
piedra y a pintar. Vegas, tiene el gusto
de tallar las piedras (arenisca, roquiza y caliza) con rasgos escultórico,
influenciado por el simbolismo abstracto, que en creencia del artista, cuando
está en el proceso creativo le transfiere a la obra cierta influencia
energética y mística; y por su grado de sugestión, de allí su contenido
metafísico. Su pintura pendula entre los paisajes y la neo figuración. (Rafael
Vegas, entrevista telefónica, 2009).
Rafael Vegas. Enamorados del Río, (2006).
ENTRE
LO BIDIMENSIONAL Y LO TRIDIMENSIONAL LOS PAISAJES DEL ORINOCO.
Algunas de las
obras de Juan de Dios Campos se caracterizan entre otras cosas por estar en el
filo entre lo bidimensional y lo tridimensional. Muchos de sus trabajos que quizá
de primer intento el artista se plantea hacer una pintura, a lo largo que avanza
en ella decide, quizás para buscar cierto realismo o para contextualizar la
escena que representa, culminarla en un personajes o un ambiente tridimensional,
es decir una la escena termina siendo mitad bidimensional mitad tridimensional,
recurso este que acompaña con un paisaje plano como si hubiese sido pintado
como cuando vemos las cosas desde el aire, o la visión que tiene un paracaidista al caer. Combinado con diversas
técnicas pictóricas: óleo, acrílico, esmalte industrial, pintura al frío,
tempera con lo que consigue cierto contraste con la brillantes del óleo y el esmalte y lo opaco de la pintura al frío
y la tempera. Sus pinturas son obras que terminan en algunos casos con una escena
tridimensional y los personajes parecieran que estuvieran en tercera dimensión.
Juan de Dios Campos. Lo encontramos en otro tiempo, no solo
por la temporalidad, sino por otra manera de abordar la pintura y la talla, que
lo convierte en unas de las grandes revelaciones del arte popular de fines del
siglo XX, Juan de Dios Campos, al sur
del estado Anzoátegui, en la población de Soledad, a orillas del Río Orinoco.
Campos además de la talla y la pintura cuenta entre sus oficios de agricultor y
minero el de músico y fabricante de instrumentos musicales. Nació en Carúpano,
estado Sucre en 1924, llegó a nuestra entidad anzoatiguense en 1949. Estuvo
activo en el arte desde 1987 hasta su muerte acaecida en el año 2002. Una enfermedad cardíaca hizo
que abandonara sus antiguos empleos de agricultor y minero, que generó en un
hombre de ocupaciones y de trabajo un forzado desocupado, que encontró consuelo
por esos azares de la vida en el arte. Sobre este creador ha expresado Perán Erminy,
(1999), lo siguiente: “…se trata de la aparición inicial y reciente de un joven
artista, porque Campos es un hombre de edad madura, pero nuevo en el arte… Juan
de Dios Campos vino a ser, en su vejez, un joven artista”, (p.2).
Campos expuso
por primera vez en la iglesia de San Francisco de Asís del sector La Peñita en
1987. Fue descubierto por Joaquín Latorraca quien lo apoya y promueve,
organizándole una muestra en 1990 en el
marco de la celebración de la Feria del
Orinoco, (Fundación Bigott/El Nacional, 2005). Su temática tiene que ver con
paisajes del Orinoco, actividades del campo y la ciudad e imágenes religiosas.
Su trabajo tridimensional, apunta Perán Erminy, (ob. cit.) manifiesta sobre
todo un grupo de figuras pequeñas policromadas representando alguna escena
popular tradicional. En algunos casos realiza tallas más grandes, otros tipos
de obras mixtas tridimensionales (mitad pintura, mitad talla) con un colorido
muy vistoso y atractivo, además de instrumentos musicales extraños, como El
Arpa de San Salvador. Sobre él escribió Moreno, (1999) su trabajo de alguna
forma viene a representar de manera nostálgica, en cuanto a temática los
recuerdos de sus viajes por las minas de Guaniamo, Santa Elena, Uairen,
Icabarú, Paipó, Guarí, Waiparú y Salva la Patria donde estuvo como minero.
Trabaja sus
tallas con rústicas herramientas hechas por él, lo que no fue limitante para
crear obras de gran factura, que policroma con fórmulas cromáticas basadas en
la pintura industrial y al frío, el óleo y la témpera, aplicados puros o en
conjunto para lograr efectos lumínicos u opacos según su gusto, talladas en
madera de guásimo o mandingo. Desde el punto de vista del contenido de la obra
se sitúa entre la fábula y lo cotidiano.
En 1999 el Museo
de Arte Popular de Petare organiza la Antología Individual: En la Encrucijada,
donde participaron en el mismo espacio
José de los Santos Moreno Y Maritza Morales de Marín. En el 2001 participa en
el Segundo Salón Bigott de Arte Popular, donde obtuvo el Premio Categoría
Bidimensional (pintura) con su obra: “Las Doce Tribus de Abraham, (2001). Al
año siguiente envía una obra a la convocatoria de I Salón Cerro Negro por el
Arte Emergente, titulada: “Las Huellas del Indio Karina a Orillas del Río Caris”,
(2002), lamentablemente muere antes de su inauguración. En el 2005 aparece
reseñado en el trabajo realizado por la Fundación Bigott/El Nacional, Atlas de
Tradiciones Venezolanas, publicadas por estas dos instituciones. Ver en mi
portal (artepopularvenezolano.blogspot.com Testimonios en El Tiempo IV Edición
publicado en diciembre de 2012).
Juan de Dios Campos. La Reforma Agraria (1997)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela.
Juan de Dios Campos. Las huellas del indio kariña a orillas del rio Caris (2002).
Juan de Dios Campos. Las huellas del indio kariña a orillas del rio Caris (2002).
Colección del artista. Fotografía: Juan Carlos Calanche (2002, p. 519)
Digitalización de imagen: Esp. (bi) TSU Víctor A. Hernández
LA
PROCESIÓN POR MAR DE LA VIRGEN DEL VALLE.
Es costumbres en los estados orientales de Nueva Esparta,
Sucre y Anzoátegui todos los 8 de septiembre que los pescadores saquen en
procesión por mar a la Virgen del Valle, sobre todo sus pescadores, que son sus
protegidos cuando éstos se echan a la mar para traer el sustento a su familia.
Esta Regata de la Virgen se ha hecho tan de costumbre como la procesión por
tierra que le hacen en las iglesias. Miguel Ángel Hernández, pescador hijo de
pescador tiene por costumbre salir con otros pescadores a llevar la procesión
por mar de Vallita a la que en estos últimos años se le unen gente de
diferentes oficios pero unidos por un vínculo común: la fe. No sólo Hernández
profesa su devoción y fervor religioso uniéndose a la regata de la Virgen, sino
que con su fino pincel como una estampa para el recuerdo, acostumbra a pintar
con su fino pincel la regata de la Virgen del Valle.
Miguel Ángel Hernández. Nace en Caracas, Distrito
Capital en 1980, actualmente vive en el sector Aldea de Los Pescadores, Puerto
La Cruz, estado Anzoátegui. Hijo de Espíritu Santo Hernández y marinero como
éste. De cuando en cuando pintaba uno que otro cuadro, motivo por el cual su
obra es poco conocida y porque no manda su obra a los salones de arte a pesar
que es de excelente calidad. Tiene el gusto de pintar temas históricos,
religiosos y el relacionado con la Virgen del Valle. En el año 2002 participó en
la muestra: “Territorio de Fe. La Virgen del Valle en Anzoátegui”, organizada
por PDVSA, Puerto La Cruz en la Sala Cultural de esta empresa, con la obra:
“Procesión por el Mar”, (2002).
EL
LIBERTADOR
En 1988, un joven campesino, de escaza
educación (sexto grado), sin ninguna formación artística, un día decide cortar
un trozo de madera de un árbol de los alrededores de su casa, seguramente de
pericoco, y se propuso hacer una estatua ecuestre de El Libertador. Dicha
talla, la había hecho el año anterior y le servía de adorno a su humilde
vivienda. Nunca pensó José Luís Guaiquirima que la talla en cuestión le iba a
merecer una Mención Honorífica en el Salón Polar y salir en la publicación de
los auspiciantes del evento y los ganadores en la Revista Artesanía y Folclore
de Venezuela.
José Luís Guaiquirima. En El Guariquero
de Caigua, estado Anzoátegui, Nació José Luís Guaiquirima el 4 de enero de
1969. Tallista autodidacta, estudió la educación primaria en la escuela de la
localidad. Comienza a tallar desde 1987,
aborda temáticas relacionadas con la religión católica, héroes patrios,
políticos, entre otros. Policroma sus tallas con esmaltes industriales y
pintura al frío, la madera utilizada la encuentra en las cercanías de su casa,
tales como: puy, cautaro, palosano. Expuso por primera vez en 1988 en el Salón
Nacional Cervecería de Oriente Arte Ingenuo, Pintura y Talla Populares, donde
recibió una Mención Honorífica por su obra: “El Libertador”, (1987). Sus tallas
fueron exhibidas en la Tienda “Gunda” de Irving Molletones (+) en Barcelona,
estado Anzoátegui entre 1998-2001. (José Luís Guaiquirima, entrevista personal,
Mayo 2007). El evento del Salón Polar fue reseñado por Marisabel Blanco, (1988)
en la Revista Artesanía y Folklore de Venezuela, nº 64 donde se menciona al
artista quien aparece en la fotografía de Juan Pablo Briceño.
José Luís Guaiquirima. José Gregorio Hernández (1999).
El Guariquero, Caigua, Edo. Anzoátegui.
Colección y fotografía Mnuel Bas Caracas D. C., Venezuela
José Luís Guaiquirima. Simón Bolívar (2007).
Colección Manuel Alcalá. Baecelona, Edo. Anzoátegui.
Fotografía Manuel bas.
José Luís Guaiquirima. Virgen del Valle (1999).
Colección y fotografía Manuel Bas, Caracas, D. C., Venezuela.
José Luís Guaiquirima. El Libertador (1987)
Colección Cervecería de Oriente, C. A., Polar
Fotografía Augusto Hernández (1988, p. 115)
Digitalización de imagen: Esp. (bi) TSU Víctor A. Hernández
José Luís Guaiquirima. Cristo (2008).
Colección Museo de la Leyenda-José Delfín, Pachaquito, estado Anzoátegui.
Fotografía Manuel Bas.
El Guariquero, Caigua, Edo. Anzoátegui.
Colección y fotografía Mnuel Bas Caracas D. C., Venezuela
Colección Manuel Alcalá. Baecelona, Edo. Anzoátegui.
Fotografía Manuel bas.
José Luís Guaiquirima. Virgen del Valle (1999).
Colección y fotografía Manuel Bas, Caracas, D. C., Venezuela.
DOS
HERMANOS UNIDOS POR DOS PASIONES
Amado y Luís, hijo de un mismo padre,
de una misma tierra: el estado Sucre. Además del vínculo de la sangre los une
dos pasiones: la música y la talla en madera. Pasión que comparte también Don
Santos Malavé su padre. Pareciera que es un don que Amado y Luís que lo llevan en su ADN, un prodigio a la que a
pocas familia la providencia divina le confiere. Ambos jubilados de la Banda
del estado Anzoátegui, de estirpe campesina, pero como todo buen sucrense
llevan en su ser dos pasiones del alma: la música y la talla en madera.
Amado Malavé. Hijo de Santos Malavé, artesano y
músico sucrense y hermano de Luís Malavé de quien traté aquí anteriormente.
Nació en San Lorenzo, estado Sucre el 12 de agosto de 1953, se residencia en
Barcelona en 1975, al año siguiente ingresa a la Banda del Estado Anzoátegui
como músico de donde se jubila en 1995. Comienza a tallar en 1987, al año siguiente
participa en la exposición Barcelona-Arte, I Parte Artistas Populares,
organizada por el Consejo Municipal del Municipio Autónomo “Simón Bolívar”. La
temática abarca de Amado Malavé la
“pareja” (hombre-mujer); animales (delfines), sirenas, y Simón Bolívar, entre
otros. No le gusta policromar sus tallas, ni utiliza barniz para revestirlas,
le gusta dejarlas al natural para resaltar el color de la madera, por lo cual
solo hace sus tallas con maderas de cedro o caoba. Actualmente reside en la
Urbanización “Brisas del Mar”, sector 3, Barcelona, estado Anzoátegui. (Amado
Malavé, entrevista Personal, Febrero 16,
2013).
LA
VIVIENDA CAMPESINA MAPIRENSE
El tema
central de la obra de Ramón Marquís es el paisaje, el paisaje rural de Mapire, es decir, de los alrededores del
poblado, a las afuera de lo que pudiéramos llamar el emplazamiento urbanístico
de la población. Resalta en su paisaje dos cosas: el follaje, la vegetación, la
flora de Mapire y la típica vivienda rural del lugar hecha de paredes de bahareque,
techo de paja y piso de tierra, lo que pudiéramos llamar la típica vivienda
campesina de la región oriental venezolana. Es excepcional la manera
descriptiva como nos presenta una especie de estampa de la vida rural del
lugar, que viene a complementar con las otras dos visiones paisajísticas que
nos presentan Alfredo Coa y José Reyes. Esa memoria descriptiva que busca en el
detalle y la luz encontrar cierto realismo que se hace posible gracias a que
Marquís como lo hacían los impresionistas franceses se traslada al lugar y
procede a pintarlo del natural para captar aspectos relacionados con la
luminiscencia y el momento determinado cuando es capturada la imagen que
traslada al lienzo.
Ramón Marquís. Conocí el trabajo de Ramón Marquís a
través de la publicación del Ministerio del Poder Popular para la Cultura:
“Creadores Visuales de Venezuela, Anzoátegui Itinerario por los Talleres de 20
Artistas”, (2008), con texto de Marisa Mena. Marquís nació el 23 de agosto de
1971 en Mapire, municipio “José Gregorio Monagas”, estado Anzoátegui donde vive
actualmente. Desde los siete años de edad muestra un particular interés por la
actividad pictórica, época en la cual ensaya con sus primeros dibujos. Va a
estar activo profesionalmente como pintor desde 1988 cuando pinta sus primeros óleos bajo la orientación de su
prima Libia Marquís, quien había estudiado artes plásticas en Caracas. El tema
de este pintor es el paisaje, el paisaje rural, campestre de su entorno. Tiene
el gusto de pintar al aire libre como lo hacía los impresionistas franceses,
por tal razón se traslada a aquellos lugares que le parecen interesantes que le
sirven de inspiración pictórica. Marquís tiene un agudo sentido de captar del
paisaje la fragancia de su follaje, los detalles de éste, con un realismo
exacerbado, a tal punto como en la fotografía, se pueden identificar los tipos
de árboles que aparecen en el plano del cuadro, que pareciera un inventario
botánico; su luminosidad es un elemento esencial en su composición, que capta la atención del espectador. En estos paisajes rurales aparecen entre el
follaje las casas de bahareque construidas con caña amarga y barro con techo de
paja de innegable herencia indígena que contrasta con la naturaleza, que viene
a constituir una crónica visual del lugar. (Ramón Marquís, entrevista personal,
Marzo 15, 2013).
Ramón Marquís. Casas campesinas (campestres) (2004)
Colección del artista. Fotografía Carlos Lozada (2008, p. 27)
Digitalización de imagen Esp. Víctor A. Hernánde
SOÑAR
PARA PINTAR
Fueron los
surrealistas, principalmente Dalí en la pintura, inspirados en las teorías de Sigmund
Freud, los que tomaron lo onírico, el mundo de los sueños, como tema pictórico.
Desde Freud (siglo XX) a los sueños se le asignaron un particular interés en
relación a los recuerdos y emociones que están guardadas en nuestro
subconsciente, y a sus implicaciones en la vida cotidiana. El caso de Yovanina
Tineo es muy particular, el sueño para ella es la materia prima para la
elaboración de sus cuadros, que ya plasmados en el lienzo pasan a ser una
especie de presagio, interpretación del sueño, o de oráculo, ella una especie
de pitonisa o sacerdotisa como las de Delfos, que busca dar a conocer el
destino a través del cuadro pintado que viene a ser como una predicción.
Yovanina Tineo. Procedente de Santa Fe, estado Sucre,
residenciada en Barcelona desde 1985. En 1987 conoce al artista plástico Manuel
Alcalá propietario de la Marquetería Barcelona, donde hacia 1989 pasa a ser
empleada del referido negocio. Este año comienza a pintar bajo los consejos de
Alcalá que ha sido su maestro y mentor.
En 1990 participa en la Primera Colectiva de Pintores Orientales Colegio
República de Colombia, en el estado Sucre, y en el Primer Concurso de Arte
Popular Hotel Cristina Suites, Puerto La Cruz. Parte de su obra es de
carácter paisajística, que la crítica la
ha considerado dentro de la tendencia del “neo paisajismo”. Además del tema referido,
Tineo aborda temas relacionado con el folclor, y en estos últimos tiempos
recrea motivos relacionados con lo mágico y lo onírico, y alguno que otro
retrato, de personas allegadas a ella. Los sueños se le presentan como
revelaciones que la artista plasma en sus lienzos con un contenido místico,
casi profético; en la que recrea un ambiente espectral, sirviéndose de
veladuras aparecen las imágenes borrosas y confusas o diluidas en el fondo del
cuadro por el logro de transparencias que dan la sensación de romper las
coordenadas del espacio y del tiempo. En
el 2004-2005 participó en 24 Salón de Pintura del Ateneo de Carúpano con la
obra: “Canto Natural”, fotografía Pedro Bethermyt, (p.15). Y en el 2005 en la
VIII Bienal “Salvador Valero” de Arte Popular en Trujillo. (Manuel Alcalá y
Yovanina Tineo, entrevista telefónica, Febrero, 2012). Para más información
sobre la artista ver mi trabajo: “El Mundo Onírico de Yovanina Tineo”, Marzo,
2012, en el portal: (artepopularvenezolano.blogspot.com).
Yovanina Tineo. Diablos Danzantes Felices (1994)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C. Venezuela
Yovanina Tineo. Pájaros en rama (2010).
Colección de la artista. Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía Manuel Bas.
Yovanina Tineo. Mujer pariendo (2009).
Colección de la artista. Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía Manuela Bas.
Yovanina Tineo. Sueño (2010).
Colección de la artista. Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía Manuel Bas.
Yovanina Tineo. Ángeles y Libelulas (2009).
Colección de la artista. Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía: Manuel Bas.
Yovanina Tineo. Madre Naturaleza (2013)
Colección de la artista. Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía Manuel Bas.
Yovanina Tieneo. El Colibrí (2010).
Colección de la artista. Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía: Manuel Bas.
Yovanina Tineo. Pájaros en rama (2010).
Colección de la artista. Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía Manuel Bas.
Yovanina Tineo. Mujer pariendo (2009).
Colección de la artista. Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía Manuela Bas.
Yovanina Tineo. Sueño (2010).
Colección de la artista. Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía Manuel Bas.
Yovanina Tineo. Ángeles y Libelulas (2009).
Colección de la artista. Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía: Manuel Bas.
Yovanina Tineo. Madre Naturaleza (2013)
Colección de la artista. Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía Manuel Bas.
Yovanina Tieneo. El Colibrí (2010).
Colección de la artista. Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía: Manuel Bas.
Yovanina Tineo. Ángel Gabriel (2006)
Colección de la artista. Barcelona, Edo. Anzoátegui, Venezuela.
Fotografía Manuel Bas.
COLOR,
CANDOR Y TRADICIÓN.
La pintura de
Valito Siso es un reflejo real de su alma, de su ser, expresa blancura, de
algún modo, lo que él es: una persona sin malicia, de marcada inocencia, no
confundamos este último término como de “tonto”, sino más bien entendámoslo
como una persona austera, bondadosa. Su pintura está llena de candor, es decir
expresa la personalidad de nuestro pintor, cuya característica además de ésta,
muy distintiva de sus pinturas el color vivo, vibrante, tímbrico, brillante con
la que ha sabido expresar la luminosidad del paisaje oriental de Venezuela, con
una alegría sin igual. No solo el paisaje ha sido el interés se Siso, sino por
las tradiciones de su San Mateo natal, que no podíamos esperar menos de la
personalidad bondadosa de un hombre que ama su tierra, regalarnos una obra
llena de color, candor y tradición.
Ildemaro Siso. (Valito Siso). Nació en
San Mateo, estado Anzoátegui el 17 de octubre de 1946, población donde reside
actualmente. Cursó estudios en la Unidad Educativa “Felipe Guevara Rojas” de
Barcelona donde obtuvo el título de Bachiller Mercantil. Desde esa época
muestra interés por la pintura y el dibujo. Está activo como pintor y dibujante desde 1990 cuando se inscribe en
el Taller Municipal de Pintura patrocinado por la Alcaldía “Juan Antonio
Sotillo” de Puerto La Cruz a cargo del profesor
José Luís Rivas. (Valito Siso, entrevista personal, 2007, Mayo). Realiza
su primera exposición el 28 de julio de 1991 en la “Exposición de Fin de Curso”
organizada por Rivas en los espacios del Hotel Cristina Suites en Puerto La
Cruz, en este evento participó con tres obras: Paisaje Campesino, Pueblo de
Santa Cruz y Vía Cumaná.
Sus temas son
muy variados: tradiciones folclóricas, religiosos, corridas de toros, paisajes;
cultiva el dibujo donde su centro de interés es la figura humana y la
naturaleza muerta. Su pintura es muy luminosa y colorista, la cual denota los
rasgos característicos de la región oriental de Venezuela. Siso es
obsesivo y perfeccionista con su
pintura, lo que viene a explicar su tardanza para pintar sus cuadros. Al
respecto —el artista confiesa— “un cuadro nunca se termina, siempre tiene
detalles que hay que corregir”. Para más información sobre el artista ver mi trabajo:
“Valito Siso Color Candor y Tradición” publicado el 28 de mayo de 2014 en mi
portal artepopularvenezolano.blogspot.com.
UN
PROFUNDO SENTIMIENTO BOLIVARIANO.
Colombiano de nacimiento venezolano de
corazón, y como hijo de Colombia (la ayer llamada la Gran Colombia) naturalmente abriga
en su pecho un hondo sentimiento bolivariano. Un sentimiento exacerbado que
invade toda su actividad artística y capacidad creadora. Ningún artista popular
en el estado Anzoátegui ha expresado como Roberto Cruz un profundo sentimiento
por la vida de Simón Bolívar, de todas las facetas de su vida, que él expresa tanto en los ámbitos de su vida personal como artística.
Roberto Cruz. Desde 1990, procedente de
Bogotá, Colombia donde nació en 1961,
está activo en Puerto La Cruz, estado Anzoátegui, como tallista, pintor,
escultor, poeta y nuevos lenguajes. Roberto Cruz de formación autodidacta,
tiene el gusto de trabajar las maderas provenientes de antiguas casas
coloniales que él recupera para su propósito artístico con las que hace piezas
en alto y bajorrelieve, y en algunos casos, realiza obras que pueden ser
calificadas de instalaciones, en las que integra además un número determinado
de objetos y piezas en una obra lo que le permite jugar con el espacio. También
realiza ensamblajes con objetos encontrados (ready made) o “arte marginal” lo
que le da la posibilidad de experimentar con los más diversos materiales
procedentes del mundo no artístico. El artista es seguidor del pensamiento
bolivariano, por lo cual le rinde homenaje a Bolívar en sus obras con
vehemencia. Estas obras denotan profunda nostalgia por los episodios
épicos y la vida del Padre de la Patria
con romanticismo, lirismo y poesía. También aborda el tema religioso con gran
devoción. (Roberto Cruz, entrevista personal, 2007, Mayo).
LAS
MISIONES DE PÍRITU.
Seguramente
hoy desapareció del recuerdo aquella Tienda-Galería de arte “Las Misiones de
Píritu”, y quizá también Kala López,
excelente artista que estuvo por poco tiempo residenciada en nuestro estado. En
esta modesta tienda, y en la de mi amigo el arquitecto Alfonso Sandoval
estuvieron exhibidos sus esculturas y ensamblajes de temas religioso y
bolivariano. Y no de manera fortuita tenía este nombre, porque en Píritu estuvo
la misión religiosa de Píritu a cargo de los padres franciscanos fundadores de
pueblos misionales tales como: Curataquiche, Pozuelos, Caigua, Cantaura, inclusive
fueron los constructores de la Casa Fuerte de Barcelona. De allí el nombre de
espacio artístico dedicado al acervo religioso cristalizado en la producción
artística de Kala López, consagrada al tema religioso.
Kala López. Procedente de Mérida, estado Mérida,
Venezuela, donde nació, hacia 1989 se residencia y comienza su actividad artística
en Píritu, Anzoátegui. En 1991 se muda a Clarines de la misma entidad federal,
en su estadía allí, funda junto con el
artista José Graterón Luque la Tienda-Galería “Las Misiones de Píritu”, en
Puerto Píritu que va a estar abierta hasta 1996 año en que se va de la región.
(José Graterón Luque, entrevista telefónica, 2009).
El trabajo de
López puede ser categorizado como ensamblaje y escultura de bulto. Con el primero, integra diversos
materiales y técnicas tales como muñequería, pintura bajo el concepto
estructuralista, su obra es muy personal, trabajada en pequeños formatos. En la
segunda, sobrepasa la técnica artesanal tradicional de la fabricación de
muñecas seriadas. Generalmente aborda el tema religioso y la iconografía de
Bolívar. Hay casos en que integra a la escultura y la pintura, que la obra es
mitad bidimensional mitad tridimensional, donde los personajes escultóricos
aparecen en escena teniendo como telón de fondo la pintura que termina de
ambientar el momento representado. Emplea además un recurso efectista, empleando hilo para
suspender a los personajes en el aire, que parecieran levitar, con lo que
redimensiona el espacio en la obra.
Kala López. Bolívar todo Pensamiento (1996)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela
LA
PINTURA COMO REDENCIÓN.
La mayor parte
de su vida— me contó Félix Vargas— la pasó en prisión: 18 años en el Internado
Judicial de Ciudad Bolívar, estado Bolívar y en el Internado Judicial “José
Antonio Anzoátegui” de Barcelona, hasta su liberación hacia 1992. Su vida en
prisión fue un suplicio, como un suplicio vivieron los que fueron víctimas de
sus actividades delictivas de la que no voy a entrar aquí en detalles porque mi
interés particular es resaltar su vida artística desarrollada en los últimos
años de su existencia que van desde su último año en prisión en 1992 hasta su
muerte acontecida en 1998. Vargas se dedicó a la pintura una vez libre, un
pintor marginado seguramente más recordado como delincuente que como pintor, no
dejó abundantes obras por el poco tiempo que estuvo pintando, nos veíamos a
menudo en la Marquetería Barcelona de mi amigo Manuel Alcalá en la calle San
Carlos de Barcelona donde le comprábamos los cuadritos que nos llevaba, muchos
de los cuales extravié en ocasión de mandarlos a montar, y mientras estuve de
viaje mudaron el negocio y los perdí. Esa vida de ex presidiario marginal la
pudo llevar gracias al alivio que encontró en su pintura, a tal punto que nunca
más volvió a delinquir, porque Félix Vargas encontró en la pintura su
redención.
Félix Vargas. Nació en Barcelona,
estado Anzoátegui. En su juventud, por tener un comportamiento al margen de la
ley, es procesado en 1973 (aproximadamente)
por un tribunal y condenado a
veinte años de presidio de los cuales, 18 años estuvo en la cárcel de Ciudad
Bolívar, estado Bolívar, y los dos restantes en el internado judicial de
Barcelona (Puente Ayala, Barcelona). Estuvo activo como pintor desde 1991 (?)
hasta su muerte ocurrida en su ciudad natal en 1998, en el Hospital Dr. “Luís
Razetti”.
Vargas por su
condición de ex presidiario fue un marginado social, y naturalmente su obra fue
poco apreciada, cayendo rápidamente en el anonimato, sumado a esto se une lo
fugaz de su actividad pictórica y su vida. Su trabajo se caracteriza por tener
esos fondos monocromos blanco o negro sobre los cuales esquematizaba su obra
con colores muy vivos, ausentes de perspectivas, aludiendo temas folclóricos o
playa Maurica donde pasó parte de su tiempo, la cual siempre recordará con
nostalgia. (Para más información sobre el artista visitar mi portal
artepopularvenezolano.blogspot.com y consultar mi trabajo “Félix Vargas la
Redención a través de la Pintura”, publicado el 9 de febrero de 2012).
LOS
MUALES DE LOS RESTAURANTES DE BOCA DE UCHIRE.
Marino Mercante de profesión, de cuando en cuando se
trasladaba desde Maracay, estado Aragua, donde vivió sus últimos, hasta que
aquel fatal accidente le quitara la vida en la población de Boca de Uchire, uno
de esos días como tantos otros que venía a visitar a su hermano Luís Hurtado,
momentos en la que por encargo de los dueños de los restaurantes que están alineado
en la carretera de la costa, orillados en la depresión de Unare, le exigían que
la pintara algún paisaje para ambientar o decorar el negocio, fue así como se
dispuso a pintar esos murales, que aparecían y desaparecían, cuando cambiaba la
decoración del negocio, y que quedaban borrados de la historia o como una fantasmagoría, como quedaron también muchos murales de Bruno
Graziani y P. Martínez pintados en los bares
de la antigua Caracas o los de Antero Aparicio en el estado Apure. Mi intención
de escribir estas líneas es que quede en el recuerdo, que hubo un pintor
llamado Jesús Hurtado que decoró con
murales los negocios de comida de
Julio Canelo (Canelo), Eddy Guevara (El Parador de Eddy), Chicho Mejías (El
Remanso Criollo) y quizá tantos otros en la población de Boca de Uchire, siendo
un ejemplo de la pintura popular aplicada a la arquitectura.
Jesús
Hurtado. Nació
en Caigua, municipio “Simón Bolívar, estado Anzoátegui, aprendió a pintar
cuando prestaba servicio militar en el ejército. Vivió en Maracay, hasta su
muerte acontecida en un accidente de tránsito en Boca de Uchire, municipio San
Juan de Capistrano de la misma entidad federal donde vino al mundo en la
población de Caigua. Por temporada pasaba algún tiempo en la casa de su hermano
Luís Hurtado en el sector Las Casitas Viejas de Boca de Uchire. Por encargo de
los dueños de restaurantes de la zona hizo algunos murales muchos de ellos
desaparecieron cuando fueron repintadas las paredes, el trabajo de Hurtado, al
menos lo que he podido ver, de alguno que queda en esta localidad nos da una
referencia paisajística de factura ingenua, y un fiel ejemplo de la pintura
popular aplicado a la arquitectura con fines ornamentales. Parte de este
testimonio me la suministro su sobrino Manuel Hurtado.
Jesús Hurtado. Paisaje, (s. f.). Mural Restaurante El Canelo,
Boca de Uchire, estado Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.
EN
UNA CHOZA A ORILLAS DEL RÍO NEVERÍ
A orillas del río Neverí, justo al frente del Consejo
Legislativo del estado Anzoátegui, un día como algún otro, llegó a Barcelona
Pablo Bravo Piñango, no se sabe buscando qué. Con unos troncos de yaque,
cautaro y unas palmas de cocotero improvisó una choza que le servía de morada y
taller artesanal donde vivió por poco más de un año. Era arisco para tratar, desconfiado,
huraño con la gente. Vivía como un anacoreta hindú, pasaba la mayor parte de su
tiempo tallando piezas de madera, extrañas piezas, más cercanas al arte
africano que a la talla tradicional de imaginería religiosa. Allí estuvo irreverente,
no vendía sus tallas como la mayor parte de los artistas de este linaje por lo
que le dieran. Si le caías en gracia te la regalaba, si le simpatizabas y le
querías comprar una te la vendía, no por el precio que el comprador quería, si
no por el que él decidía. Un día así, como llegó se fue, y solo quedó la choza
vacía a orillas del río Neverí y su recuerdo.
Pablo Bravo Piñango (Placid). Oriundo
de Güiria, estado Sucre, donde nació el 1 de enero de 1959, llegó a Barcelona
el artista, probablemente hacia 1991-1992, debido a que el 19 de marzo de 1993 participa en el Segundo Salón
Cervecería de Oriente, Arte Ingenuo, Pintura y Talla Populares con la talla en
madera titulada Placid fechada de 1992, exhibida en la Galería de Arte del
Palacio Legislativo de Barcelona, Anzoátegui.
A orillas del
río Neverí, en las adyacencias del Consejo Legislativo Regional del estado
Anzoátegui, construyó una choza que le servía de casa-taller, en la que vivía
en condiciones precarias. No obstante, esto no le impidió que se dedicara a la
creación artística, de manera irreverente, algo hostil con quien no le conocía,
era algo huraño, solitario, de pocos amigos. Uno de esos días se marchó de
igual manera como llegó: en absoluto silencio. Tiempo después, hacia el año
2000, me lo encontré en Valle de Guanape, estado Anzoátegui, tallando una pieza
de gran formato. De él no he tenido más noticias. Tallaba personajes extraños,
casi surrealistas, tótems emparentados con el arte negroide africano o al mundo
mágico religioso afroamericano que viene a representar la herencia de nuestro
mestizaje cultural.
MUSEO
LA LEYENDA.
No estudió
museología, ni museografía ni mucho menos arte, sino Estudios Internacionales y
Administración de Empresas, pero esto no le impidió a José Delfín, convertir su
sueño realidad: fundar un museo. Un
museo con un conjunto de obras con la que le da vida al relato oral que recoge
del testimonio que escucha de los lugareños de Pachaquito y sus alrededores,
que él le da vida a través de la imagen que es posible a través del arte.
Relatos de aparecidos, de personajes que habitan el umbral del sueño, leyendas
y mitos toman forma y emergen de la oscuridad a la luz; personajes históricos
con otra historia que no es la oficial, sino que pareciera escrita para un
libreto del horror. Una fantasmagoría, envuelta en un ambiente festivo como
proclamada para disfrutarla no para asustarnos, que le da el espacio Delfín
para el arte, para el performance, y ahora estas criaturas de la oscuridad
encuentran un nuevo lugar, un lugar merecido, el hospedaje en el Museo de la
Leyenda.
Museo La Leyenda (Fachada). Pachaquito, Edo. Anzoátegui.
Fotografía Manuel Bas
Museo La Leyenda (interior) Pachaquito, Edo. Anzoátegui.
Fotografía Manuel Bas
Museo La Leyenda (interior). Pachaquito, Edo. Anzoátegui.
Fotografía Manuel Bas.
José Delfín. Procedente de Caracas,
Distrito Capital, donde nació en 1966, llegó a Puerto Píritu, estado
Anzoátegui, en 1992, José Delfín. Por esta data, inicia su actividad artística
en la región como tallista, ceramista, pintor y sobre todo la de promoción,
investigación y divulgación de la cultura popular. Para este último acometido funda
el Museo de la Leyenda en el municipio “Fernando de Peñalver”, sector
Pachaquito.
Las pinturas,
tallas y cerámicas vienen a representar un baluarte y aporte fundamental e
invalorable de variadísimo y complejo mosaico de anécdotas, historias, leyendas,
mitos, tradición local y regional, que son sus inspiraciones, traídas de la
investigación y del relato oral que el artista recoge de los lugareños, y que
luego cobran vida en sus obras de arte, de singular estética. Esto, naturalmente, viene a configurar un
importantísimo patrimonio espiritual y material. (José Delfín, entrevista
personal, 2007, Mayo). Desde noviembre de 2012 hasta febrero de 2013, estuvo en
sala en el Ateneo “Miguel Otero Silva”, Barcelona la muestra individual de José
Delfín: “Leyendas y Relicarios. Imaginería de José Delfín”, con veintitrés
(23) obras como un reconocimiento a su
trabajo creador, en el catálogo el artista hace esta introspección de su
trabajo artístico: “Yo siempre pienso que la vida es color y por eso todas las
piezas que elaboro son brillantes de color porque el color es alegría,
felicidad que es lo que yo siempre he respirado”, (p. s/n.). Creo que este
testimonio declarado por el artista define su creación artística.
Sus obras
(tallas, pinturas y cerámicas) se caracterizan por un excesivo cromatismo de
vivos colores intuitivamente manejados sumado al manejo excelente de la
iconografía, gracias al conocimiento de la cultura tradicional de la región.
Sus tallas están elaboradas con la madera de guatacaro que tradicionalmente es
usada en la región como leña para asar carne de res, de la que el artista
dispone para hacer sus piezas, convirtiendo algo trivial y cotidiano en sublime
y espiritual. El 13 de septiembre de
2007 aparece un interesante reportaje en el diario la Nueva Prensa del
periodista J. Cotorett sobre el museo y la vida del artista, y el 17 de marzo
de 2013 aparece junto a Rosa Vegas en el reportaje periodístico Elizabeth
Kline: La ruta de Elizabeth Kline. Artesanos de Anzoátegui: Rosa Vegas y José
Delfín, (p. 2).
José Delfín. Bolívar Cabalgando (2008)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela
José Delfín. La Última Cena (2001).
Colección Museo La Leyenda-José Delfín, Pachaquito, Edo. Anzoátegui.
Fotografía Manuel Bas
José Delfín. Ondina del Río Unare (2010).
Colección Museo La Leyenda-José Delfín, Pachaquito, Edo. Anzoátegui.
Fotografía Manuel Bas.
3. José Delfín. Silbón (2010).
Colección Museo La Leyenda-José Delfín, Pachaquito, estado Anzoátegui.
Fotografía Manuel Bas.
José Delfín Virgen del Valle y los Niños (2010).
Colección Museo La Leyenda-José Delfín, Pachaquito, estado Anzoátegui.
Fotografíav Manuel Bas
José Delfín. Cristo de Jose (2010).
Colección Museo La Leyenda-José Delfín, Pachaquito. estado Anzoátegui.
Fotografía Manuel Bas
José Delfín. Procesión del Nazareno en Clarines (2007).
Colección Museo La Leyenda-José Delfín. Fotografía Manuel Bas
José Delfín. La Última Cena (2001).
Colección Museo La Leyenda-José Delfín, Pachaquito, Edo. Anzoátegui.
Fotografía Manuel Bas
José Delfín. Ondina del Río Unare (2010).
Colección Museo La Leyenda-José Delfín, Pachaquito, Edo. Anzoátegui.
Fotografía Manuel Bas.
3. José Delfín. Silbón (2010).
Colección Museo La Leyenda-José Delfín, Pachaquito, estado Anzoátegui.
Fotografía Manuel Bas.
José Delfín Virgen del Valle y los Niños (2010).
Colección Museo La Leyenda-José Delfín, Pachaquito, estado Anzoátegui.
Fotografíav Manuel Bas
José Delfín. Cristo de Jose (2010).
Colección Museo La Leyenda-José Delfín, Pachaquito. estado Anzoátegui.
Fotografía Manuel Bas
José Delfín. Procesión del Nazareno en Clarines (2007).
Colección Museo La Leyenda-José Delfín. Fotografía Manuel Bas
José Delfín. La Última Cena (2007).
Colección Museo La Leyenda- José Delfín, Pachaquito, estado Anzoátegui Venezuela. Fotografía Manuel Bas
Colección Museo La Leyenda- José Delfín, Pachaquito, estado Anzoátegui Venezuela. Fotografía Manuel Bas
LOS
ARTÍFICES DEL MORROGALLO.
No podemos
hablar del Morrogallo sin referirnos a sus dos artífices: Rafael Salazar (+) y
Antonio Hurtado Santoyo (+). El primero fue su más consumado divulgador de su
leyenda a través de las letras; mientras que el segundo lo materializó en una
imagen artesanal que se popularizó en la cuenca del río Unare. Aunque Salazar
no es un artista plástico, es necesario referirme a él para poner en contexto
el trabajo artesanal de Hurtado que es lo que realmente me ocupa aquí.
Salazar nació
en Clarines, estado Anzoátegui en 1935, parte de su vida la pasó entre Guanape
y Puerto Píritu donde residía cuando murió en un lamentable accidente de
tránsito en la carretera de la costa entre Píritu y la ciudad donde vio la luz
del mundo en el año 2011. En el año 2001 es nombrado Historiador Municipal por
la Alcaldía de Puerto Píritu. Un año antes de morir es nombrado Cronista de
Puerto Píritu por Decreto Municipal. (Abreu, 2011).
Villahermosa,
(2005/2009) recoge en una videograbación el siguiente testimonio de Rafael
Salazar: nació en Clarines, pero parte de su vida la pasó en Guanape, por
último se residencia en Puerto Píritu, —cuenta Salazar— que estando ya grande
encontró en un viejo baúl de su abuelo materno un manuscrito contentivo de la
leyenda de El Morrogallo, que él se encargó posteriormente de divulgar. Un
relato que se remonta al Período Prehispánico, que tiene como protagonista al
Cacique Chanchamire de la tribu palenque, a quien se le aparece en “El Playón
del Merey” en el río Unare el Morrogallo, una tortuga voladora o morrocoy
volador, el indio no conocía al gallo, cambió a Morrogallo en época de la
venida de los españoles quienes trajeron el gallo a estas tierras. Morrogallo
porque tiene plumaje de gallo, se mueve y tiene cuerpo de morrocoy. Ha sido
tanta su fama —apunta Salazar— que se han hecho sortijas, franelas, medallas,
gorras con su imagen, incluso se usa como amuleto de la buena suerte.
Castellano,
(1997) nos deja la siguiente semblanza de Rafael Salazar:
Nuestro amigo
don Rafael Salazar va por las ciudades, pueblos y villoríos de Venezuela… lleva
en sus alforjas, para ser obsequiados aquí y allá, un Morrogallo elaborado
artesanalmente por manos laboriosas de heredad antigua, con parapara, peonía;
que son la idiosincrasia autóctona, símbolos indiscutibles y de la
bienaventuranza y reforzado con casco de burro negro y una pepa de zamuro, que
con esto, el “morrogallo” se afianza como amuleto impactante con fuerza protectora…,
(p. 19).
En
relación a los materiales para su construcción, Villahermosa, (ob. cit.) que según Salazar
lleva cinco semillas: pepa de zamuro, peonía roja y negra, peonía roja,
parapara y pericón, cinco elementos, las alas de cacho de toro negro y un
alambre para mantener unidas las semillas. Al respecto, (Francisco Rolingson,
entrevista por mensajería de texto, 2015 Diciembre, 15) señala:”La figura del
Morrogallo era hecha el cuerpo de pepa de zamuro, las alas y la cola de cacho
de vaca, las patas de semilla de pericoco, ojos y copete de peonías, la cabeza
de semilla de parapara”. Rolingson expresa que Rafael Salazar le encargaba los
Morrogallos a Antonio Hurtado Santoyo para ser regalados.
Esta historia
es muy difundida en las poblaciones de Clarines, Píritu, Puerto Píritu hasta
Boca de Uchire, ciudad esta donde Judith Alcalá, hace artesanalmente esta
figura. Jorge Medina artesano natural de Píritu, residenciado en Barcelona los
ha elaborado con tapara, madera, y plumas de ave. El Morrogallo es conocido
también como Morroave. Es muy común ver en las poblaciones arriba nombradas
murales hechos en paredes, incluso, Salazar tiene uno elaborado en gran formato
con cemento en una finca que tiene en la autopista vía Clarines-Boca de Uchire que
se puede divisar desde la carretera, que le hizo un escultor . Oscar Ramírez, (2010 p. s/n.).
Antonio Hurtado Santoyo. Nació en Píritu, estado Anzoátegui en 1954, muere
en un lamentable accidente de tránsito vía a Jose hacia 2007 ó 2008. Tenía un
carro de alquiler con que se ganaba la vida cubriendo la ruta interna de
Píritu-Puerto Píritu. De cuando en cuando trasladaba obreros a las compañías
que operan en el sector de Jose. Tenía en su casa el improvisado taller donde
se dedicaba a la actividad artesanal, hacia sillas, bateas, tazas, barriles
pequeños, cucharas con madera, y vasos de bambú que acostumbraba pintar. Se
dedicaba a hacer por encargo la figura de El Morrogallo, que tenía en Rafael
Salazar su más exclusivo cliente para distribuirlos entre sus amigos.
(Francisco Rolingson, entrevista por mensajería de texto, 2015, Diciembre 15).
En diciembre
de 1995, Fundaisletas publicó en su periódico comunitario, El Caribeño, del
cual salió unas 10 ediciones un reportaje que se le hizo a Hurtado, donde
refiere que el 20 de febrero de 1992 junto a su esposa Valle Santoyo, Pedro
Quiaro, Juan Marín, Eliseo Castillo, Leslie de Farías y Edgar Aguana fundan la
Asociación de Artesanos de Píritu (ASOARPI), cuyo fin entre otros es promover y
atender las necesidades de los artesanos de Píritu, para lo cual disponen de un
espacio: Sala de Exposición Permanente en la Biblioteca Pública “Fray Juan de
Mendoza” de Píritu, que le sirve además para hacer reuniones sus agremiados.
Fue presidente-fundador de ASOARPI. Tenía el puesto de artesanía en la
carretera de la costa cercano al arco de entrada a Píritu en sentido Clarines y
esta población. Tomé como criterio para ubicarlo en este estudio en orden
cronológico la fecha de la creación de ASOARPI, seguramente está activo como
artesano quizá desde principio de 1980.
Participó junto con otros artesanos miembros de la Asociación de Artesanos de Píritu en el Taller de Diseño en Madera a cargo del diseñador colombiano Ernesto Rodríguez con una duración de dos semanas, reralizado en el mismo lugar de trabajo de los artesanos piriteños. Dicho taller formó parte del Programa de Formación y Mejoramiento de los Artesanos de Píritu organizado por la Oficina de Cooperación Técnica Inter-Nación y la Revista Artesanía y Folklore de Venezuela, llevado a cabo en el marco de la II Muestra Iberoamericana en 1994 en el Hotel Maremares, El Morro de Lechería, estado Anzoátegui.
Participó junto con otros artesanos miembros de la Asociación de Artesanos de Píritu en el Taller de Diseño en Madera a cargo del diseñador colombiano Ernesto Rodríguez con una duración de dos semanas, reralizado en el mismo lugar de trabajo de los artesanos piriteños. Dicho taller formó parte del Programa de Formación y Mejoramiento de los Artesanos de Píritu organizado por la Oficina de Cooperación Técnica Inter-Nación y la Revista Artesanía y Folklore de Venezuela, llevado a cabo en el marco de la II Muestra Iberoamericana en 1994 en el Hotel Maremares, El Morro de Lechería, estado Anzoátegui.
Antonio Hurtado Santoyo. Morrogallo (2008)
Colección Museo La Leyenda- José Delfín. Pachaquito, Edo. Anzoátegui.
Fotografía Manuel Bas.
Anónimo. El Morrogallo (circa, 1989)
Colección Rafael Salazar (+)
Fotografía digital en línea Oscar Ramírez (2010, p. s/n.)
RECICLAR ES CONSERVAR EL AMBIENTE
Dexi Vargas es una mujer convencida que nada en la naturaleza se desperdicia, ni nada de procedencia industrial tampoco. Es una fiel creyente que gran parte de los productos que compramos terminan siendo desperdicio, y que según su apreciación, nada se desperdicia. Para ella esto no queda en solo palabrerías sin contenido, sino que la acción y el ejemplo es el mejor testigo de lo que afirma. Toda su creación artística está elaborada con diversos materiales de diversa procedencia que ella recolecta para convertirlos en artesanías, manualidades u obras. Esta es su contribución para tener un ambiente limpio, sin contaminación. Esta actividad le ha servido para reforzar su actividad docente que viene a ser la mejor pedagogía para enseñarles a sus alumnos, a su comunidad y al mundo que nada se debe botar, que solo hay que darle un uso adecuado y oportuno, y que mucho de los materiales que a menudo desechamos pudiera ser una cantera propicia para ser utilizados en la creación artística.
Dexi Vargas. Nació en Zaraza, estado
Guárico, el 22 de febrero de 1974, hacia julio del 2003 se traslada a Cantaura,
Anzoátegui. Vargas es esposa del tallista Jesús Bastardo, quienes han
emprendido juntos la aventura de las artes y la docencia. Trabaja las
manualidades con material de desecho que ella recicla, reúsa o le da un uso
alternativo. Comienza a pintar en 1992, al igual que Bastardo, trabaja temas alusivos
a la conservación del medio ambiente: del agua y de animales en vía de
extinción, lo que viene a explicar el
empleo de material que utiliza para sus obras de arte. Tiene el gusto de pintar
rostros (retratos) y murales. En sus pinturas de caballete emplea el elemento
matérico para lograr volumen a través
del material vegetal (sedeso) con la que logra alto y bajorrelieve que
policroma posteriormente con acrílicos. Emplea el óleo de manera eventual. Su
trabajo denota esa vena artesanal típica de artistas de su linaje.
Realiza su
primera exposición en el Festival Cultural
en el Liceo “Eduardo Delfín Méndez” de Zaraza en 1992. Al año siguiente
participó en el Festival Infantil Cantaclaro en la institución arriba
mencionada. En el 2008 participó con la realización de un mural alusivo a la
conservación ambiental, organizada en el municipio “Pedro María Freites”.
Además de Artista Plástico, es Licenciada en Educación egresada de la
Universidad Nacional Abierta (UNA), Extensión Zaraza en el año 2003. Es docente
de aula en la Unidad Educativa Granadillo, Núcleo Escolar Rural (NER) 595, “La
Guarisma”. Actualmente reside en Cantaura, estado Anzoátegui.
Dexi Vargas. Nuestro Turpial, (2007). Colección y fotografía de la artista,
Cantaura, estado Anzoátegui.
Dexi Vargas. Nuestra Orquidea (2007).
Colección y fotografía de la artista, Cantaura, estado Anzoátegui, Venezuela
Dexi Vargas. Cruz de Mayo (2007)
Colección y fotografía de la artista, Cantaura, estado Anzoátegui, Venezuela
Dexi Vargas. Nuestro Araguaney (2007).
Colección y fotografía de la artista, Cantaura, estado Anzoátegui, Venezuela
Dexi Vargas. Nuestra Orquidea (2007).
Colección y fotografía de la artista, Cantaura, estado Anzoátegui, Venezuela
Dexi Vargas. Cruz de Mayo (2007)
Colección y fotografía de la artista, Cantaura, estado Anzoátegui, Venezuela
Dexi Vargas. Nuestro Araguaney (2007).
Colección y fotografía de la artista, Cantaura, estado Anzoátegui, Venezuela
EL
CRISTO DEL MUSEO DE LA LEYENDA
Una mañana
mientras visitaba el Museo de la Leyenda, en una capillita se encontraba una
talla de gran formato de Jesús Crucificado. Una talla que indiscutiblemente
robaba la escena de las otras imágenes que en dicho aposento se encontraban
para el culto religioso. No pude dejar de lado la tentación de preguntarle a José
Delfín, el propietario, quién le había hecho esa talla en madera, a lo que me
respondió — Alejandro Méndez— El tratado de la madera, la destreza manual de
este artista saltaba a la vista, la gente que visita el museo y su capilla, no
aguanta la tentación de persignarse y pedirle al Cristo la Bendición. En esa
oportunidad me dijo Delfín que vivía en el caserío La Encantada, y fue
precisamente a través de él que lo conocí, y por ser un baluarte de la región
merece unas líneas en este trabajo.
Alejandro Méndez. Desde 1994 está
activo como tallista en el caserío La Encantada, municipio “Juan Manuel
Cajigal”, Alejandro Méndez, quien nació en esta localidad el 14 de julio de
1971. Cursó estudios en la Escuela Técnica Agropecuaria “Rafael Peñalver” entre 1985-1991 de donde
egresó como Técnico Agropecuario. Los temas en que se inspira son variadísimos,
tales como: religioso, animales diversos (pájaros, pavos, caimanes); desde
luego, la iconografía del Libertador. Policroma sus tallas con pintura al frío
que luego barniza. Sus obras denotan elegancia y esmero en su ejecución, que
solo puede ser logrado por alguien que disfruta
de su trabajo y ha logrado la excelencia. Ha participado en exposiciones
locales auspiciado por la Alcaldía de municipio “Juan Manuel Cajigal”. Su obra
está representada en la iglesia de La Encantada y en el Museo de la Leyenda en
Pachaquito. (Alejandro Méndez, entrevista telefónica, 2009).
Alejandro Méndez. Simón Bolívar, (2009).
SERIE
MATRIMONIO
La primera obra
que vi de Daysy Gómez fue en 1998 cuando participó en el IV Salón de Jóvenes
Artista que se celebraba en las instalaciones del Ateneo de Barcelona “Miguel
Otero Silva” titulada Serie Matrimonio de la que hizo varias versiones
organizadas por esta institución dependiente de la Dirección de Cultura del
Estado Anzoátegui. Dicha obra pasó a formar parte de la colección, que tiempo
después tuvo como destino pasar a la colección de arte del Museo de Anzoátegui.
Al año siguiente participó en el Salón Bigott de Arte Popular inaugurado en el
Centro de Arte “Lía Bermúdez” de Maracaibo con la obra “Junto a los
Ángeles”, las obras participantes fueron
reseñadas en un libro que publicó la institución auspiciante. Ese mismo año
participó en la “1era. Colectiva de Pintores Populares” en la Sala Luís Méndez
de la Dirección de Cultura de la Gobernación del Estado Anzoátegui. En mi
opinión las obras la Serie Matrimonio, son las obras pintadas por la artista de
mayor calidad plástica.
Daysy Gómez. Al sur del estado
Anzoátegui, en El Tigre, municipio “Simón Rodríguez”, está activa como pintora
desde 1998, Daysy Gómez, nacida en San José de Guanipa (El Tigrito) de la misma
entidad federal el 10 de diciembre de 1962. Se dio a conocer con su
participación en el IV Salón Regional de Jóvenes Artistas en 1998, donde
recibió el Premio Especial con su obra: “Serie Matrimonio”, (1998). La
particularidad de su obra descansa en que sus motivos pictóricos son el reflejo
de una realidad imaginaria donde el ensueño y el deseo, sueño y ensueño se
confunden. En tal sentido la artista refiere: “… mis pinturas son imaginaciones
que vienen a mi mente, es decir, lo que pienso lo llevo al lienzo”, (Daysy Gómez,
entrevista personal, 2000, Noviembre). Sostiene —la artista— el tema que más me
ha marcado es la serie matrimonio, también ha dedicado lienzo a paisajes
locales como Río Caris y temas religiosos. Como un reconocimiento a su trabajo
creador, la Universidad Nacional Experimental “Simón Rodríguez”, Núcleo
Barcelona, en el marco de la celebración del 229 Aniversario del Natalicio del
epónimo de esta alma mater recayó en mi
persona organizarle junto a Margarita Liscano la muestra individual “Daysy
Gómez Pintura Popular” en los espacios del Ateneo de Barcelona “Miguel Otero
Silva” en el año 2001.
Daysy Gómez. Junto a los Ángeles. (1999).
Colección y fotografía Manuel Bas, Caracas, D. C. , Venezuela
UNA
ARTISTA VISITANTE
Eventualmente
Laura Hernández visita la capital anzoatiguense, se hospeda en la casa de los
artistas plástico Manuel Alcalá y Yovanina Tineo, hermana y cuñado
respectivamente. No solo viene de visita, sino a pintar uno que otro cuadro
bajo la tutela de sus anfitriones. Ella muchas veces ha presenciado desde su
infancia las regatas por mar que le hacen a la Virgen del Valle, cosa que le ha
servido de inspiración a sus pinturas. En los últimos años que ha visitado la
capital del estado Anzoátegui ha participado en las muestras de arte que
organiza José Manuel Guerra en la Sala “Régulo Martínez” de la Biblioteca
Pública Central “Julián Temístocles Maza” los 8 de septiembre en honor a la
Virgen Marinera.
Laura Hernández. Laura Hernández,
aunque no vive en el estado Anzoátegui, lo visita periódicamente, tomando como
residencia personal desde 1990 la residencia de Alcalá. Nació en el Hospital
Vargas, Caracas el 22 de enero de 1974, donde vive hasta los diez años de edad,
a esta edad se residencia hasta ahora, en Santa Fe, estado Sucre. Es iniciada
en la pintura por Yovanina Tineo y Manuel Alcalá en 1996, parte de su actividad
como pintora la ha realizado en la entidad anzoatiguense donde se inicia.
Hernández puede ser considerada lo que pudiéramos llamar una “artista
visitante”, debido a que su tiempo de
estadía en Barcelona pinta uno que otro cuadro. (Manuel Alcalá, entrevista
personal, 2013 Enero, 23).
Trabaja sus
cuadros con pintura acrílica y al frío en pequeño y mediano formato, abordando
como temática: paisajes, religioso y el micro mundo de los formícidas, familia
de insectos del orden de los himenópteros, este último tema es el más trabajado
por la artista. En el 2004 participó en la muestra: “Perspectivas Múltiples
Arte Ingenuo Venezolano” organizada por Moshe Aramati, Director-Gerente de Sharon’
Galería Centro de Arte, el 2008 en exposición ¡Salve Virgen Marinera! En
homenaje a la Virgen del Valle, organizada por José Manuel Guerra en la Sala
“Régulo Martínez” de la Biblioteca Pública Central “Julián Temístocles Maza” de
Barcelona.
LA
ARQUITECTURA TRADICIONAL DE MAPIRE
Mapire tiene tres paisajistas excepcionales: Alfredo Coa,
Ramón Marquís y José Reyes. Tres
lecturas y tres visiones diferentes del paisaje de un mismo lugar. Reyes a
quien me refiero en este espacio, se ocupa de un paisaje cuya representación es
de la arquitectura del emplazamiento urbano de esta ciudad. Esa estampa
anecdótica cargada de nostalgia que busca petrificar la imagen de un pueblo que
cada día muere y renace en otro hijo del progreso y la incesante metamorfosis a que está sujeto por el embate del tiempo. Busca en una especie
de realismo pictórico, y no es que quiere retroceder a esa etapa de la pintura,
sino servirse de ella para su propósito, que no es más inmortalizar las casas
tradicionales de barro, antiguas, típicas del pueblo de Mapire, para
inmortalizarlas en sus lienzos y que sirva de memoria histórica o álbum de
fotografía de la ciudad como lo hizo en otro tiempo en este estado, en
Barcelona, Ramón Bolet Peraza y Bernardo
González.
José
Reyes. Nació
en el Hospital Dr. Luís Razetti de Barcelona, estado Anzoátegui en 1980, para
la época sus padres vivían en Clarines, municipio “Manuel Ezequiel Bruzual” de
la misma entidad federal. En esta población va a vivir hasta los ocho años de edad,
para pasar residenciarse en la población
de Mapire, capital del municipio “José Gregorio Monagas”, también perteneciente
a Anzoátegui. Su actividad artística la comienza a una edad precoz: a los doce
años en la que empleaba acuarelas y lápices de creyones; pero es a partir de
1997 cuando se inicia con el empleo del óleo, es su comienzo como pintor
propiamente dicho. El tema que aborda Reyes es el paisaje, donde busca resaltar
la exuberancia de la flora, sin dejar de lado las casas de antaño de su pueblo.
Casas de bahareque con techo de zinc o paja, típica de la arquitectura rural
tradicional. El artista busca inmortalizar las casas del pueblo como una manera
de que permanezca en la memoria colectiva de los mapirenses. En la ejecución de
la pintura de caballete ha empleado variados soportes tales como: cuero,
madera, tela, concha de quelonios; también ha dedicado tiempo a la pintura
mural. José Reyes es del linaje de artistas que dibuja la obra para pasar a
pintarla, es característico en su obra la luminiscencia empleando el color
blanco. (José Reyes, entrevista telefónica, 2013 Abril, 27).
José Reyes. Casa de la pumar (2006)
Colección de la Artista. Fotografía: Carlos Lozada (2008)
Digitalización de imagen: Esp. (bi) TSU Víctor A. Hernández
UNAS
MANOS PRODIGIOSAS
Conocí a Luisa Jiménez en el año 2014 por intermedio de
mi amigo Francisco Rolingson, y fue esta vez que me enteré que de las manos
prodigiosas de esta mujer es que toman
forma esas estampas típicas de las mujeres de Píritu en sus labores cotidianas
hechas con tapara, arcilla y madera, que pueblan los puestos de artesanías a lo
largo de la carretera de la costa, desde
El Tejar de Píritu hasta la entrada de la vía Onoto. Unas manos con la
que representa a la genuina mujer piriteña, de la que ella es la más exquisita
estampa. Madre, profesional de la docencia, esposa, amiga, ceramista,
muñequera, tejedora de cesta, poetiza y tantas otras cosas que sabrá Dios que
podrá hacer en el futuro con sus manos prodigiosas.
Luisa Jiménez. Nació en Píritu, estado
Anzoátegui el 28 de mayo de 1957. Trabajó como docente en la Casa de la Cultura
de Clarines, es Técnico Superior Universitario Promoción Cultural egresada de
la Escuela de Promotores Culturales “Alfredo Almeida”-Universidad Simón
Rodríguez Núcleo Barcelona. Ha sido docente en la Escuela de Especialidades
Femeninas “Petra Calcaño Silva Chique” y en el INCES Industrial de Boyacá,
Barcelona como profesora de dulcería. Actualmente se desempeña como docente en
la Escuela de la Diversidad Cultural de Cantaura, de la entidad anzoatiguense.
Jiménez es de
una personalidad polifacética en el campo de la cultura popular, donde ha
destacado en: muñequería, cerámica, tejido, cestería, escultura, dulcería
criolla, teatro, poesía, lencería. Su actividad como artesana se remonta hacia
1978, la artística es de data más reciente, hacia 1997, con una tendencia hacia
la escultura de bulto en la que emplea diversos materiales tales como: taparas,
madera, arcilla, entre otros, trabajada de forma individual o combinando los
materiales, bellamente policromadas en la que representa faenas tradicionales
típicas de la mujeres de Píritu, lo que viene a representar una especie de
crónica de lo cotidiano de carácter narrativo.
Luisa Jiménez. Mujeres Piriteñas, (s. f.). Colección de la artista,
Píritu, estado Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.
EN
LA TIENDA GUNDA
La tienda de
artesanía “Gunda” estuvo ubicada en la calle Bolívar de Barcelona, justo al
frente de Ipostel. Y llevaba ese nombre por una abuela de Irving Molletones, su
propietario, llamada Segunda. Molletones fue víctima del hampa en su propio negocio,
muriendo después en el Hospital “Luís Razetti” de Barcelona. Con la muerte de
Molletones, la tienda pasó a sus dos hijos que la mantuvieron un tiempo, luego
cambió de rubro comercial de las especies para posteriormente cerrar
definitivamente. En este negocio fue empleado Ceferino Cabello para atender a
los clientes, sin embargo en él había un extraño interés por la artesanía y el
trabajo manual que inspirado en obras de la grandes figuras del arte popular:
Viviano Vargas, Tomás Flores, Juan Bañes, Consuelo Torrealba, María Edicta La
Cruz, Elda La Cruz, Cirilo Rodríguez y tantas otras se unió a estas figuras
estelares y comenzó a modelar el barro, y muchas de sus piezas terminaron
siendo exhibidas en la tienda “Gunda”
Ceferino Cabello. En Barcelona, estado
Anzoátegui, nació Ceferino Cabello en 1969, ciudad donde está activo como
ceramista desde 1998. Cabello es egresado de la Universidad de Oriente, Núcleo
Anzoátegui como Licenciado en Administración Industrial. Desde niño sintió el
deseo de trabajar la arcilla, que vino a cristalizar en edad adulta. En 1998
trabajaba en la tienda de artesanía y arte popular “Gunda” de Irving Molletones
(+), en una oportunidad un turista extranjero le propuso comprarle a Molletones
una máscara de arcilla procedente del estado Lara, de su colección privada, a
la que respondió que no estaba en venta; Ceferino Cabello quien estaba presente
le propuso al cliente hacerle una réplica a lo que el cliente estuvo de
acuerdo, tiempo después se la hizo, quedando satisfecho el cliente. Aquí
comenzó su carrera artística, sin maestro alguno. (Ceferino Cabello, entrevista
personal, 2007, Mayo).
Después de
este trabajo, inspirado en obras de “la catira” Consuelo Torrealba, Esmeralda
Colmenares, loceras del estado Lara, y tallas en madera de Viviano Vargas y
Juan Bañez siguió modelando la arcilla. De estos autores tomó su inspiración religiosa. Desde
aquel momento hizo vírgenes, cristos, santos, últimas cenas, todas de singular
belleza, estilización con un sello muy personal. En el año 2009 participó en la
muestra: “Pesebres de Anzoátegui” organizada en la Galería “Pedro Báez” de
Barcelona.
Ceferino Cabello. Cristo Negro (2001). Barcelona, Edo. Anzoátegui.
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C. Venezuela
EL
PÍRITU DE AYER
Francisco Rolingson es
tataranieto de General James Rolingson, médico y militar que vino a Venezuela con la legión británica
desde Londres en 1816 a combatir a favor de su Independencia. Y nieto de Pedro
Rolingson Herrera, (maestro, político, médico, orador, arquitecto,
investigador, ingeniero luchador social), epónimo de dos liceos: en Píritu y Anaco. Ha
vivido la rancia tradición colonial en la que resalta un
profundo fervor religioso que viene a formar parte de su cultura popular,
costumbres, modo de vida, religiosidad,
que tiene como testigo la iglesia de Píritu o “Damas de las Mil Caras” como la
denomina Valentín Rodríguez “Invarro”, que se ha visto amenazada por el
progreso, por los cambios de una sociedad tradicional a una posmoderna, en la
que se ha ido metamorfoseando desde sus entrañas a una ciudad distinta: el
Píritu de ayer. De modo que sobre las espaldas de Francisco Rolingson pesa, por
un lado el rancio linaje de un apellido que figura en las letras de la historia
patria, y por el otro, haber nacido en un pueblo de mucha historia. Él ha
escuchado la historia pasada de la boca de sus antepasados y la ha vivido en su
presente, de modo que es testigo principesco de los acontecimientos de esta
ciudad que hasta hace poco era un pueblo, ha vivido con nostalgia ese Píritu
que se va, que nunca más vendrá, por otro, que es hijo de la modernidad. Por
razón, por nostalgia, por dejar un legado de ese Píritu que está pasando,
descubre en la pintura la posibilidad de dejarles a los hombres y mujeres del
mañana un álbum de fotografía del Píritu de ayer: sus procesiones, velorios de
cruz de mayo, velorios de familiares, acontecimientos históricos…
Francisco Rolingson. Francisco Rolingson viene a
ser un artista de transición de este período y el siguiente, donde van aparecer
nuevos valores que no introducen cambios sustanciales ni en la pintura, talla ni
cerámica. Nació en Píritu, municipio Píritu, Anzoátegui en 1968 donde reside
actualmente. Aunque pinta su primera obra en 1983, (Iglesia de Píritu), retoma
la pintura en 1999 cuando pinta un paisaje de su pueblo natal, pintura que él
me mostró en el año 2000, oportunidad en la cual le sugerí que se dedicara a
pintar. De esta data comienza a incursionar de manera firme en la pintura,
expuso por primera vez el 6 de diciembre del 2005 en la colectiva: “Ofrenda a
la Inmaculada de Píritu”, en el marco de la celebración de las fiestas
patronales de Píritu. Al año siguiente participó en la subasta y exhibición de
arte internacional: “Oncología sobre Lienzo” en el contexto de la conmemoración
del LXX Aniversario del Instituto Oncológico “Luís Razetti” organizada por la
Fundación BANDAN Y Faber Castell a beneficio de los enfermos de cáncer de
Venezuela en la ciudad de Londres, Inglaterra. (Francisco Rolingson, entrevista
personal, 2007, Mayo).
Rolingson vive
en una localidad de añeja tradición religiosa que se remonta a la colonia,
cuando fue hecha por los misioneros franciscanos la iglesia Inmaculada
Concepción de Píritu, que antes era pueblo y ahora es ciudad, sin embargo, ha
mantenido en lo esencial su cultura de antaño. Ha pintado de su pueblo sus
festividades, tradiciones religiosas, que tiene como telón de fondo su
arquitectura tradicional como testimonio vivo de su acontecer tales como:
procesiones, velorios de cruz de mayo, festividades carnestolendas, hechos
históricos, velorios, entre otros.
Además de los
elementos señalados, en Píritu se está gestando, desde hace aproximadamente un
poco más de dos décadas un interesante movimiento artístico en la que
participan creadores como: Valentín Rodríguez (Invarro), Margot Fernández
García, Robinson Alvarado Pedro Castro, María Méndez, Hugo Castillo, Simón
Bellorín, Rogelio González, Alfredo Yánez, José Delfín, Pedro Barroyeta, Jaime
Rolingson y, naturalmente Francisco Rolingson, que se había iniciado con el
grupo TAPINPI (Taller de Pintores Piriteños), hoy desaparecido, pero que hace
algún tiempo nucleó un número importante de pintores impulsando en movimiento
plástico de la localidad. En estos últimos 10 años el trabajo de Francisco
Rolingson se ha visto fortalecido, quizá sea el pintor popular más importante
que ha aparecido en estos últimos tiempo en el estado Anzoátegui, que está en
la transición entre el Tercer Período, Nuevos Artistas, Nuevos Lenguajes y el
Cuarto Período, Nuevos Valores, de lo que me ocuparé en adelante.
Francisco Rolingson. Fusilamiento de Pacífico Tarache el 6 de enero de 1862 en la plaza Fedrderación de Píritu (2015).
Colección del artista, Píritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.
Francisco Rolingson. Las Hijas de María (2014). Colección del artista Píritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.
Francisco Rolingson. La Quema de las Calendas en Píritu (2015). Colección del artista Píritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.
Francisco Rolingson. Mar de Amor (2015). Colección del artista Píritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.
Francisco Rolingson. Iglesia Inmaculada Concepción de Píritu (2015). Colección del artista Píritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.
Francisco Rolingson. La Fragua de Píritu (2015).
Francisco Rolingson. La Hora de las Ánimas en Píritu (2013). Colección del artista Píritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.
Francisco Rolingson. Fusilamiento de Pacífico Tarache el 6 de enero de 1862 en la plaza Fedrderación de Píritu (2015).
Colección del artista, Píritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas.
Francisco Rolingson.
La Fundación de Píritu de la Purísima Inmaculada Concepción de María por Fray Juan de Mendoza 1656 (2015)
Colección del artista Píritu, Edo. Anzoátegui. Fotografía Manuel Bas
CUARTO PERÍODO (2000-2015)
NUEVOS VALORES
Este período se caracteriza, entre otras cosas, por la
aparición de nuevos valores, algunos de ellos nacidos en nuestro estado, otros
residenciados en él a partir del año 2000 procedente de otras entidades
federales, han venido tanto en pintura, talla en madera, cerámica. Su aparición
en salones de arte es de data reciente. En pintura aunque no hay cambios
sustanciales en relación a la temática, y quizá sus creaciones no estén a la
altura de Gerardo Aguilera Silva, Armando Rafael Andrade, Luís Méndez, Rosa
Vegas y Juan de Dios Campos, quienes dejaron una profunda huella en el arte
nacional de Venezuela; no dejan de ser importantes sus creaciones como un
aporte al arte del estado y de la nación, donde se puede incluir a Francisco
Rolingson, quizá el más connotado, dentro de este grupo de los que cabe nombrar
en pintura: Betty Marchan, Miriam Missel, Carmen Mendoza, Vanessa Uribe, Betsy
Uribe, Mary Herrera, Elimelec Reyes, Leonardo Alvarado (+), Migdalia Campos,
Solange Campos; talla: Jobani Martínez, Laura Buen Año, Maritza González, Mary
Herrera; Cerámica orfebrería y ensamblaje: Carmen Mendoza.
DOS
SENDEROS UN MISMO DESTINO
Migdalia y
Solange, hijas de Juan de Dios Campos,
decidieron seguir la senda que un tiempo atrás siguió su padre: la del arte. Se
iniciaron juntas en la pintura y la escultura, los temas tradicionales son su
pasión, dos vidas consagradas al arte,
un mismo destino: dos vidas.
Migdalia Campos y Solange Campos. Migdalia
Campos. Nació en Soledad, municipio
Independencia del estado Anzoátegui en 1951, estudio educación primaria en la
escuela “Tomás Montilla” y la secundaria en los liceos: “Carlos E. Salom”;
Julián Temístocles Maza” y “Fernando de Peñalver” de donde egresó, de este
último como Bachiller en Ciencias. En 1975 se inicia como maestra de educación
primaria en la Escuela Unitaria S/N, Núcleo Escolar Rural (NER) 240, luego pasó
a la Escuela Concentrada 120, del mismo Núcleo Escolar Rural. Posteriormente
pasó a ser maestra demostradora en el NER 321 en el municipio Independencia de
la misma entidad federal. Ocupó en su ejercicio docentes los cargos de
Subdirectora, Directora y Supervisora, cargo con que salió jubilada el 1 de
octubre de 2003. Campos es egresada de Mejoramiento Profesional del Magisterio
como Maestra de Primaria y Licenciada en Educación Integral, Mención Ciencias
Sociales de la Universidad Nacional Abierta (UNA).
La actividad artística de Migdalia Campos y
Solange Campos se ha inspirado en su padre Juan de Dios Campos (+). En el año
2000 se inscriben el Taller Libre de Arte “Arsenio Pasarín” Casas de de Tejas donde estudió escultura con el profesor
Basanta y pintura con la profesora Esther Mosqueda y en el Instituto de Artes
Visuales “Armando Reverón” de ciudad Bolívar estado Bolívar. A partir de
entonces comienza la carrera de estas dos prodigiosas creadoras. En el año 2005
crean la Fundación “Juan de Dios Campos” para preservación del patrimonio cultural de Juan
De Dios Campos uno de los más grandes creadores de Venezuela de estos últimos
tiempos. Ambas creadoras han seguido el camino de su padre. Juntas emprendido, unidas
por un sentimiento artístico, dos carreras individuales colmadas de éxitos. Las
artistas trabajan también la cerámica, la artesanía y las manualidades, para lo
que emplea, además del material tradicional,
los de desechos. La temática de Migdalia Campos abarca la figura humana,
paisajes, ecológicos, animales (iguanas, pericos) y otros más bien relacionado
con el abstraccionismo. Trabaja el retrato de personajes históricos tales como:
Bolívar, Sucre, Prieto Figueroa, entre otros. Trabaja con variadas técnicas
como el óleo, carboncillo, acrílico. En el año 2005, ambas artistas participaron
en la II Mega Exposición Homenaje a Jesús Soto, que es la primera exposición en
la que participa. Actualmente Migdalia Campos reside en Soledad, su pueblo
natal.
Solange Campos
nació en Soledad, estado Anzoátegui el 6 de noviembre de 1953 se gradúa de
bachiller y de secretariado comercial, pasa a ser empleada de Compañía Nacional
Teléfonos de Venezuela (CANTV), una vez que queda desempleada encontró consuelo
en el arte, su versatilidad y necesidad de experimentar la ha llevado a emplear variadas técnicas:
pastel, tiza, óleo, acrílico, acuarela; sobre los más variados soportes que van
desde tela, cartón, cartulina, papel, además de materiales de desecho que le
sirvan para su propósitos artísticos. Aborda en sus creaciones temas
patrióticos, tradiciones, religiosos, escenas del campo, bailes populares,
entre otros. Actualmente reside en Ciudad Bolívar.
PINTANDO
CERÁMICAS EN CALSUR
En la vía
alterna que va de Barcelona a Puerto La Cruz, cercano Al sector Barrio Sucre se
encuentra la empresa de ventas de cerámicas de producción industrial Calsur.
Días tras días Carmen Mendoza tenía como oficio pintar las figuras de cerámicas o biscochos como le llaman vulgarmente, a estas
piezas, de variados temas que van desde imaginería religiosa, animales
diversos, motivos florales y tantos otros como su imaginación se lo permitan.
Como ella, habían otros empleados que religiosamente hacían todos los días lo
mismo que ella, pero no siguieron la senda del arte como sí lo hizo Mendoza, de
lo que podemos deducir que había en ella cierta sensibilidad y disposición para
las artes. El resto es historia. Carmen Mendoza es el fiel ejemplo de lo que
pudiéramos llamar el artista múltiple. Se ha desarrollado artísticamente en los
campos de la orfebrería, pintura, escultura, cerámica, ensamblaje, diseño,
joyería, corte y costura, bisutería, con un solo propósito: el arte, que
integra sabiamente en su trabajo, desarrollando nuevos lenguajes, que además va
acompañado de la constante experimentación , que a simple vista pareciera,
improvisación; pero no nos engañemos, no hay nada fortuito en su creación, pues
todo responde a un orden, a una planificación y a un trabajo bien madurado,
solo una mujer que en cuerpo y alma lleva las artes, porque no creo, que todo
el que pinte cerámicas en Calsur va a ser un artista, tan sabia como Carmen
Mendoza.
Carmen Mendoza. Es uno de nuestros
nuevos talentos en la pintura, cerámica, orfebrería, escultura, ensamblaje.
Nació en Caracas el 28 de abril de 1964. Desde muy pequeña se residencia en
Píritu, estado Anzoátegui, donde reside actualmente. Su aparición en la escena
artística es de reciente data. Su acercamiento con la actividad plástica fue a
través de la cerámica pintando piezas con pintura al frío en la tienda de
cerámica (biscocho) Calsur ubicada en la vía alterna de Barcelona. Esta
experiencia va abrir la brecha en su desarrollo artístico en el campo de
ceramista, que viene a completar con sus conocimientos en orfebrería adquiridos
en el taller de cerámica de la Escuela de Artes Plásticas “Armando Reverón” de
Barcelona a cargo del profesor Hernán Coa. También se ha desarrollado en el
campo de la bisutería, lo que vendría a explicar la alta calidad de sus piezas
religiosas elaboradas en cerámica, dentro de las que figuran advocaciones
marianas, a las que engalana con preciosos vestidos, joyas, accesorios de
bisutería, elaborados por la misma artista, a estas piezas le coloca cabellos
naturales, como a las tallas coloniales. (Carmen Mendoza, entrevista por correo
electrónico, 2013, Febrero 16); (Mendoza, C., 2013).
Su trabajo con
la pintura no deja de ser menos interesante, Carmen Mendoza es una artista muy
versátil, está continuamente experimentando con nuevas técnicas, o
combinándolas. Gracias al pintor Hugo Castillo quien la ha apoyado y guiado y
la estimula a participar en el año 2002 en el Primer Salón Cerro Negro por el
Arte Emergente en la que expuso la obra: “Los Chigüires del Petróleo”, una obra
en la que expresa una metáfora de la rivalidad entre el progreso y la reducción
del espacio natural de la fauna silvestre en la localidad de Jose a raíz del
desarrollo de los proyectos industriales llevados a cabo por Petróleos de
Venezuela y sus empresas filiales en la zona.
Su trabajo
pictórico puede ser caracterizado por el empleo de elementos “matéricos” para
lo cual emplea como soporte madera o MDF por su resistencia ya que Carmen
Mendoza busca lograr volúmenes encolando en su obra pasta realizada con
marmolina, pasta profesional, aserrín, en algunos casos se sirve de objetos, su
pintura busca esa sensación de tridimensionalidad que no le puede dar la
pintura en sí misma, sino en apariencia, apoyándose en las leyes de la
perspectiva, la cual deja de lado, su trabajo está en la línea limítrofe entre
lo bidimensional y lo tridimensional. Se sirve de variadas técnicas: óleo,
acrílico, pintura al frío. Su temática es muy variada: motivos religiosos,
paisajes de su entorno, escenas de la vida cotidiana. En el año 2010 participó
en la X Bienal de Arte Popular “Salvador Valero”, Trujillo, estado Trujillo,
Venezuela.
Carmen Mendoza. Inmaculada Concepción de Píritu, (2013).
DOS
ARTISTAS UNIDAS POR LA SANGRE Y EL ARTE
En la población de Sabana de Uchire hay dos artistas:
madre e hija que juntas han emprendido el camino del arte, con el mismo ímpetu
que su crianza su madre la ha guiado en
la senda del arte. Denota su trabajo una pasión por la anatomía humana,
buscando quizá en Leonardo o en Miguel Ángel la perfección del cuerpo humano,
lo que vendría a explicar la naturaleza de su trabajo, que se aleja de lo que
comúnmente hacen nuestros artistas populares. Esas líneas paralelas que trazan
la sangre y el gusto por tallar la madera hacen que su unión consanguínea se encuentre
más fortalecida por la afinidad en las artes entre estas dos mujeres.
Maritza González y Laura Buen Año. Desde el año 2002 están
activas como tallistas en Sabana de Uchire, municipio “Manuel Ezequiel Bruzual”
del estado Anzoátegui Maritza González y Laura Buen Año. González nació en
Altagracia de Orituco, estado Guárico en 1960, se residenció en la localidad
uchirense en 1980. En este pueblo de manera autodidacta hizo sus primeras
tallas. De la afición por la carpintería derivó el interés de hacer tallas en
madera. Aborda como temática: animales, imaginería religiosa (en menor
cuantía), la figura humana, que sin dudas, son las de mayor riqueza plástica,
caracterizada por una tendencia hacia lo escultórica clásica, en la que busca
resaltar la anatomía humana en términos realistas, sin descuidar las
proporciones del cuerpo humano. Su trabajo denota delicadeza, esmero y
conocimiento del oficio. Expuso por primera vez junto a su hija Laura Buen Año
en la Galería de Arte Popular “Luís Méndez” de la Dirección de Cultura del estado
Anzoátegui, Barcelona en el año 2005. (Maritza González, entrevista telefónica,
2009).
Laura Buen Año
nació en Clarines, municipio “Manuel Ezequiel Bruzual” el 3 de julio de 1983.
Su madre Maritza González la entusiasma e inicia en la talla en madera, razón
por la cual se observan en su trabajo rasgos comunes, dentro de lo que cabe
destacar el tema de la figura humana y la ausencia de policromía y el empleo de
maderas nobles como el cedro y la caoba con las que busca resaltar al igual que
González, los aspectos anatómicos del cuerpo humano. Su trabajo, a diferencia
de su madre es esencialmente figurativo: desnudos femeninos inspirados en los
clásicos grecolatinos como “La Venus en
la Ducha”, característica que se sale de lo típico en este tipo de artistas. Su
trabajo dada sus características, al igual que Maritza González no policroma
sus tallas. (Laura Buen Año, entrevista telefónica, 2009).
LA
PASIÓN POR INVENTAR
Conocí a Jobani Martínez en el año 2004 en la inauguración del Segundo Salón Cerro
Negro, en el que participó con una curiosa fotografía que había tomado con una
cámara fotográfica que él mismo había inventado. Un año antes había visto algunas cosas de Martínez en la Galería de
Arte Sotage de propiedad de Pilar Gisper. Eran unas esculturas hechas con
botellas plásticas de refresco muy curiosas. Posteriormente pudimos conversar
sobre su acercamiento a las artes. La impresión que tengo de él es que es un
hombre muy inteligente, que desafía cualquier circunstancia que se le presente
que ponga a prueba su ingenio, para mostrarnos sin arrogancia la pasión por
inventar, crear no sólo obras de arte con los materiales más insospechables
sino objetos utilitarios de la vida diaria como encendedores eléctricos de
cocina o cualquier otro que la necesidad se lo exija.
Jobani Martínez. En la localidad de
Clarines, estado Anzoátegui nació el 29 de diciembre de 1955 Jobani Martínez.
En esta ciudad está activo como tallista y artesano desde el 2002. Martínez es
de profesión Técnico en Electrónica, tiene en su pueblo natal un local donde se
dedica a este oficio. Sin embargo desde
la data arriba indicada siempre deja tiempo para hacer sus tallas, artesanías e
inventos, porque Martínez es un hombre de gran imaginación y talento, invento
una cámara fotográfica, con la que se ha dedicado a fotografiar los sitios
históricos de Clarines. También ha inventado encendedores eléctricos de cocina. Ha trabajado la artesanía con
materiales de desecho (botellas plásticas) con la que ha creado esculturas
figurativas con un contenido social y protestatario. El tema trabajado en las tallas en madera son
los gallos bellamente policromados con esmalte industrial cuya característica
es su sencillez y tendencia minimalista. (Jobani Martínez, entrevista
telefónica, 2009).
Martínez ha
asistido a talleres sobre valoración del patrimonio cultural a través de la fotografía dictados por la
Fundación Imagen, Clarines. En el 2004 participó en el Segundo Salón Cerro Negro por el Arte Emergente inaugurado
el 2 de septiembre en la sede del Ateneo “Miguel Otero Silva” de Barcelona, con
una fotografía del cementerio de Clarines titulada “Principio a la Vida y
Final”. Esta curiosa obra es la fotografía del camposanto comentado realizado en negativo y positivo
(blanco y negro), que representa la dualidad como lo enuncia el título de la
obra. Jobani Martínez es el único artista popular del estado Anzoátegui que ha
trabajado la fotografía bajo este concepto.
Jobani Matínez. Gallo (s. f.). Colección y fotografía Aníbal Rodríguez,
PUEBLO
ESCONDIDO
Este es el título de la obra con que hizo debut en las
artes Miriam Missel en el año 2005 en el Certamen Mayor de las Artes y las
Letras organizado por el entonces Ministerio de la Cultura. Fue la primera obra
que pintó, con la que participó
posteriormente en la muestra que yo organicé junto a Zamira Seijas Pisani,
Directora del Museo de Anzoátegui en el año 2007, que hoy pertenece a mi
colección de arte popular. Missel es esencialmente una pintora de
paisajes, paisajes idílicos,
paradisiacos, sin violencia de ningún tipo por su condición de cristiana
evangélica, razón por la cual no pinta imágenes religiosas; pero si pueblos
remotos, donde denota armonía del hombre con la naturaleza, sin contaminación,
sin violencia contra el medio ambiente, que casi hoy no vemos, por la falta de
responsabilidad del ser humano hacia la naturaleza, por eso hoy, este tipo de
poblado, es un pueblo escondido que ya no vemos.
Miriam Missel. En la ciudad de
Cantaura, estado Anzoátegui, lugar donde nació, está activa desde el año 2004
Miriam Missel. Se dio a conocer en
agosto de 2005 en el I Certamen Mayor de las Artes y las Letras, Capítulo Artes
Visuales con la obra: “Pueblo Escondido”. Missel por su condición de creencia
religiosa evangélica no aborda el tema religioso, su obra es esencialmente
paisajística. Pinta paisajes preciosos, casi paradisiacos, con una pincelada
firme, intuitiva, muy gestual que deja entrever la relación del hombre con la
naturaleza y cierta nostalgia. (Miriam Missel, entrevista telefónica, 2007,
Mayo).
LA
ESCUELA DE CARIAQUITO
Aunque Betty Marchan está activa en Puerto La Cruz desde
el año 2005, su formación pictórica la ha recibido del artista plástico Luís
Malavé. Malavé ha sido en el arte popular además de artista y promotor
cultural, lo que pudiéramos llamar un motivador, un entusiasta que ha sabido
darles las herramientas necesarias a sus discípulas sin contaminar su trabajo
con el suyo, es decir, ha encontrado la forma de que sus alumnos, bajo su
dirección, se encaminen, desarrollen su trabajo, evitando en lo posible que se
contaminen con su obra, que crean un lenguaje y un estilo plástico propio, creo
que este es su gran mérito. Marchán vive en Puerto La Cruz, pero ha cultivado
su pintura en la población de Cariaquito.
Berenice Marchán (Betty Marchán). Está
activa en Puerto La Cruz, estado Anzoátegui desde el año 2005. Nación en
Caracas en 1967, suele firmar sus obras como Betty Marchan. Marchan es sobrina
del artista popular y promotor cultural Luís Malavé quien la inició en la
pintura. Malvé tiene en su casa de Cariaquito, estado Sucre una escuela de
pintura popular que yo he dado en llamar la “Escuela de Cariaquito” donde se iniciaron
Cipriana Malavé de Castro, Zenaida Malavé de Hurtado, María Hurtado, José
Astudillo, quienes han venido participando en salones y bienales nacionales.
Malavé ha tenido la sabiduría de conducir los grupos de tal forma que se
expresen de manera personal de acuerdo a sus inclinaciones lo que viene a
explicar la influencia de éste en sus discípulos más allá de los consejos que
un pintor exitoso les comunique a sus estudiantes. Sus trabajos testifican mis
afirmaciones.
En el año
2006, Betty Marchán figura en el catálogo de la edición del 26 Salón de Pintura
Ateneo de Carúpano. Su obra es esencialmente costumbrista, aborda temas que
evocan recuerdos y momentos vividos en Cariaquito, escenas campesinas, de la
vida cotidiana que tiene que ver con las costumbres del pueblo donde ha pasado
la mayor parte de su vida. Su forma de entender el paisaje tiene que ver con
una intención narrativa y anecdótica, de lo que se sirve para contar sus
vivencias. (Betty Marchán, entrevista personal, 2009). En el año 2008 participó
en la VII Exposición de Arte Guanta en homenaje a Víctor Gil García auspiciado
por la Alcaldía del Municipio Guanta con la obra: “Betty la Patrona Oriental”,
pintura alusiva a la Virgen del Valle.
TRES
VALENCIANAS EN BARCELONA
Conocí a Mary
Herrera en 1999 por intermedio de Irving Molletones (+) propietario de la
Tienda “Gunda” en Barcelona ocasión en la cual le adquirí unas obras de artes
traídas de Valencia, estado Carabobo de artistas de esta entidad federal. Me
hice cliente de ella y le adquirí varias obras a lo largo de estos últimos años.
Desde ese entonces estuvo viniendo seguido a Barcelona, hasta su residencia
definitiva con sus dos hijas, viniendo a engrosar el patrimonio de artistas
plásticos de Anzoátegui.
María Luz Herrera (Mary Herrera). Proveniente de Valencia,
estado Carabobo ella y sus hijas Vanessa Uribe y Betsy Uribe se residenciaron
en Barcelona hacia el año 2006. Proviene de un árbol genealógico donde la mayor
parte de su familia son artistas plásticos. Mary Herrera, hija de padre
portugués y madre venezolana, nació el 27 de mayo de 1947 en San Cristóbal,
estado Táchira. A los ocho años de edad se traslada a Caracas donde vive hasta
los dieciocho. A esta edad se traslada a Puerto Cabello, luego pasa a Valencia
donde va a vivir intermitentemente entre esta ciudad y Patanemo de la entidad
carabobeña. En esta localidad va a tener contacto con la cultura afro caribeña
que va a influir en su vida artística.
Las tallas de
Mary Herrera anuncian la nostalgia de una mujer que ha vivido a plenitud su
vida, traducido en recuerdos de los lugares que visitó a lo largo de su vida y
de la gente que conoció, por ello aborda temáticas tales como: mujeres
embarazadas, vendedoras de conservas, el barberos Toto, y la iconografía religiosa
y la de Bolívar, tratados con vivos colores, alegres con un contenido narrativo
y anecdótico referido a la vida cotidiana. (Mary Herrera, entrevista persona,
2009).
Mary Herrera. Procesión de San Celestino en Barcelona. (2010).
Vanessa Uribe. Nació en Valencia,
estado Carabobo el 4 de agosto de 1985, comenzó a pintar desde los 10 años de
edad, ha participado en numerosas exposiciones, dentro de las que caben
destacar: Concurso infantil de Pintura Rápida, Día del Artista Plástico (1985)
en la que obtuvo el Primer Premio. En el 2002 junto a su hermana Betsy Uribe,
Saturnino Uribe (padre), Teo Uribe (hermano), participa en la exposición en las
Cocheras del Rey, El Escorial de Madrid, España, (Vanessa Uribe, s. f.). Unas
de las características de su pintura es el abordaje de temas relacionados con
la cotidianidad y las tradiciones, en la que emplea los colores puros que
divide a manera de vitral.
Vanessa Uribe. Matanza del Toro, (2002).
Colección y fotografía Manuel Bas, Caracas, D. C.
Betsy Uribe. En 1983 nació en Valencia, estado
Carabobo, se inicia al igual que su hermana Vanessa Uribe a temprana edad,
trabaja en sus pinturas temas relacionados con las tradiciones venezolanas. En
el año 2006 participó en el Salón de Jóvenes Artistas organizado por la
Dirección de Cultura de la Gobernación del Estado Anzoátegui, en la Sala de
exposiciones de la Escuela de Artes Plásticas “Armando Reverón” de Barcelona,
(Betsy Uribe, entrevista personal, 2009).
Betzy Uribe. Papagallos, (2002).
Colección y fotografía Manuel Bas, Caracas, D. C.
NO
HAY EDAD PARA COMENZAR A PINTAR
Ningún psicólogo ha podido explicar, sobre todo cuando
una persona ya entrada en años, un día de manera fortuita comienza la creación
artística. Que impulsa hacia el arte a una persona que ha pasado la mayor parte
de su vida en otras actividades. Lo que sí demuestran no las teorías, sino los
hechos es que no hay edad para comenzar en la senda del arte, este es de caso
de Gregorio Pino. Y le llega de una manera apasionada y entusiasta como a la
gente en plena juventud. Descubre su “Afrodita de Oro” que los griegos antiguos
asociaron a la eterna juventud. La Afrodita de Oro, esa bondadosa madre que nos
hace ver lo bello y bueno de la naturaleza y del alma. Esa fuerza misteriosa,
la fuerza de la juventud interior, esa parte que nunca muere, que nos permite
superar el tiempo y el espacio, fue lo que impulsó a Gregorio Pino a la
creación artística a una edad que nunca, en su juventud podía plantearse que
ese iba a ser su destino: ser eternamente joven.
Gregorio Pino. Pino es uno de esos
casos en los que la “musa del arte” llega a una edad en la que nadie
pronosticaría el inicio en la creación artística, sin estudio alguno, quizá por
una necesidad del espíritu humano de expresarse a través del lenguaje plástico,
un día, de forma deliberada, inexplicablemente comienza su carrera como
artista. Nació en El Tigre, estado Anzoátegui el 9 de mayo de 1963, a los 9
años de edad su familia se residencia en el municipio “Pedro María Freites” de
la entidad anzoatiguense, actualmente reside en la calle Ricaurte, sector El
Rincón de los Toros. Su actividad artística la inició en el año 2008. Expuso por primera vez en
septiembre de 2012 en el marco de la celebración del Festival de Teatro de
Cantaura en homenaje a Yiovanni Martínez. Aborda como temática la naturaleza:
animales de distintos géneros: aves, peces, tallados en madera, como escultura
de bulto, bajo y altorrelieve policromados de manera tradicional o con el
empleo del aerógrafo con lo que ha demostrado cierta destreza. Realiza trabajos
de talla en madera y artesanía, actividades de las cuales vive.
TRIBUTO
A MARÍA REYES
La muerte de un ser querido causa congoja y aflicción a
sus familiares, mucho más si se trata de la muerte de una madre. No todas las
personas reaccionan por igual, pero en general la tristeza marca la pauta.
Elimelec Reyes pierde a su madre, mujer que el amó por su ejemplo, buena
disposición y por sobre todo por su gran corazón. Era devota de la Virgen del
Valle, como él, fue después de ese irremediable duelo, con el luto en el alma, que
encontró consuelo al dolor pintando a Vallita.
Elimelec Reyes. Nació en Barcelona,
estado Anzoátegui el 4 de mayo de 1971. Desde 1998 pinta de manera ocasional
alguno que otro cuadro sin tomar en serio su actividad pictórica. A partir de
la muerte de su madre María Reyes acaecida en el año 2008 comienza de manera
más formal en estos menesteres. Desde esta data participa en las exposiciones
de pintura que se realizan en el sector Los Montones de Barcelona donde vive
actualmente.
Elimelec Reyes. Rostro de Bolívar (2011).
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela
ESTAMPAS
DE SU CUIDAD NATAL
De Leonardo
Alvarado se pueden decir tantas cosas buenas como hombre integro que dejó para
sus coterráneos dos libros referentes a la etnia cumanagotos: “Taramacaz
Ran-Nepar” (Libro Abierto con Amor) y Taramacaz Neri Cumanagoto-Caigna (Manual Lingüístico
Cumanagoto-Caribe) que hoy por hoy son una referencia importante para el
estudio de estos aborígenes. Sin embargo, valga la importancia de lo que acabo
de referir, y la naturaleza de lo que me ocupa en este trabajo y en este
espacio: el arte, refiero cuatro obras que me hizo llegar mi amigo Manuel
Alcalá de Leonardo Alvarado dedicadas al poblado que lo vio nacer, pintadas
entre 2011 y 2012, en este último año muere el 14 d septiembre, según me
informó Alcalá vía telefónica, como un tributo a su tierra, estas obras son:
Indio Cumanagoto (2011), La Laguna de Píritu (2012), Corocora en la Laguna
(2012) y Casa Colonial, Calle Bolívar de Píritu (2012), que nos quedan como una
estampa de su ciudad natal que nos dejó Leonardo Alvarado.
Leonardo Alvarado. Nació en Puerto Píritu municipio “Fernando de Peñalver”, estado
Anzoátegui, en 1932, muere en Barcelona de la misma entidad federal en el año
2012. Su primer trabajo fue de arponero de mar afuera, en su tierra natal.
Estudio educación primaria en la Escuela Federal “Manuel Ezequiel Bruzual” de su lugar de nacimiento, la secundaria la
comenzó en el Colegio “San Juan Bosco”,
y la culmina en la Escuela Comercio “Margarita Ochitna” de Barcelona de donde
egresó como Bachiller Mercantil. Se graduó de Ingeniero Químico en la Escuela
Internacional de Petróleo. Fue gran defensor de la causa indígena de la etnia
cumanagoto, (Alvarado, 2008). Incursionó como pintor desde el año 2010 hasta su
muerte dos años después, razón por la cual su obra es muy escaza, las obras que
ofrezco en este espacio es gracias a mi amigo Manuel Alcalá quien era amigo de
Alvarado, a quien tiempo atrás le había obsequiado algunas pinturas sobre cartulina.
Para más información visitar en mi portal: artepopularvenezolano.blogspot.com
mi trabajo: Testimonio en el Tiempo IV Edición, Homenaje a: Leonardo Alvarado,
publicado el 29 de diciembre de 2012.
Leonardo Alvarado. La Laguna de Píritu (2012)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela
Leonardo Alvarado. Casa Colonial, Calle Bolívar de Píritu, estado anzoateguí (2012)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela
Leonardo Alvarado. Indio Cumanagoto (2011)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela
Leonardo Alvarado. Corocora en la Laguna de Píritu (2012)
Colección y fotografía Manuel Bas Caracas, D. C., Venezuela
CONCLUSIONES
El arte que se gesta en las colonias hispanoamericanas en
tiempo de dominación, tiene raíz claramente europea. De España, señala
Calzadilla (1981) llegaron obras de pintores de segunda, como también grabados
realizados en Alemania e Italia y pinturas de origen flamenco y de otras zonas
de Europa que tuvieron como destino, en un principio México (Reino de Nueva
España) primera colonia española de América en desarrollar un movimiento
artístico; Colombia (Nuevo Reino de Granada) cuyo principal escenario artístico
fue Santa Fe de Bogotá.
De la imitación de las obras traídas desde
Europa a la América, y sus continuas copias, que de ellas se hacían, llevaría
con el tiempo a alejarse del prototipo original que condujo casi de manera
involuntaria a permanentes reinterpretaciones que derivó en un estilo popular,
cuyo principal ejemplar es la “tabla colonial”. En Venezuela hubo un grupo de
pintores anónimos, de estilos regionales en la que los artistas-artesanos se
valían de los medios de que disponían para recrear imágenes religiosas, que en
muchos casos fueron protegidas por el aislamiento provincial en que se vivía en
aquella época en el país, que dio con
estilos populares muy particulares, muy diferentes a su prototipo europeo,
agregándole elementos autóctonos, y nuevas advocaciones marianas como la ya
casi olvidada Nuestra Señora de Venezuela,
que es de algún modo la expresión del sincretismo y el mestizaje cultural y la
hibridación cultural como la califica Adolfo Colombres
En relación al
anonimato de estas obras dispongo de dos versiones que a mi manera de ver no
son contradictorias sino más bien complementarias. Duarte (1984) sostiene que
los artistas no firmaban las obras porque su creación era en algún sentido un
acto devocional, es decir el imaginero colonial veía este tipo de arte muy
diferente como lo vemos nosotros hoy, y por lo tanto no era indispensable
firmarlas. Por su parte Boulton (1875) señala que la razón era que en Venezuela
como en otras regiones de América Hispana como Quito, México, Colombia los
artistas estaban organizados en gremios de artesanos y se les exigía la firma
en sus obras. Este autor señala además que la región oriental de Venezuela era
pobre en pinturas. Clasifica, de acuerdo a las características pictóricas de
las pinturas, en tres regiones bien diferenciadas: 1. Central, que comprenden
Caracas y los llanos de Calabozo, Guárico; 2. El Tocuyo, Lara, por cierto donde
se consolidó unas de las principales escuela de arte colonial: Escuela de El
Tocuyo, que en parte se debe según Boulton, (1975); Duarte, (1984) a la gran cantidad de
minerales de sus suelos que servían para hacer pinturas, entre ellos el cobre.
3. Y la región Los Andes: Trujillo y Mérida, esta última, el principal centro
de producción artística de la zona.
Nuestra
pintura popular tiene sus orígenes en el primer tercio del siglo XVIII, pero
era considerado un arte menor, sin importancia, situación que estuvo presente
hasta la segunda mitad del siglo XX, hasta el descubrimiento de Feliciano
Carvallo. Esto obedece además a que no había salones de arte ni mecanismos de
divulgación, y al aislamiento en que vivía Venezuela en aquel tiempo. Carvallo
es descubierto en 1948, un año después, se da a conocer públicamente en una
exposición en el Taller Libre de Arte, constituyéndose en el primer pintor de
este género que aparece en la historiografía.
Después de
Carvallo, vinieron Armando Rafael Andrade (1957), Gerardo Aguilera Silva (1964),
de quien sabemos que pintaban desde principios de los años veinte, Bárbaro
Ribas quien pintaba desde 1925, descubierto por Francisco Da Antonio en 1949,
dado a conocer públicamente en 1954 en una muestra en el Bar Sorpresa, Petare. Refiero estos casos solo para
ilustrar, porque si no, la lista sería interminable. Otro impulso al arte
popular se la dio la creación de salones de arte popular y las colecciones
privadas y a los museos de este género.
Sin embargo
cabe advertir, que la discusión en relación al termino arte popular, para
significar a artistas que no han estudiado arte de manera formar, no ha
terminado. Inclusive, este término se usa a menudo de forma polivalente y
polisémico conceptualmente, e incluye a artistas de temas muy variados que van
desde los tradicionales, históricos, religiosos, venidos de los comic, de acontecimientos
contemporáneos, de lo que los artistas participan por medio de la
globalización, motivados además por un pluralismo de intereses, por lo tanto no
se tiene la última palabra al respecto, solo lo enunciamos desde el paradigma
del presente referido a cómo se ha conceptualizado el arte hecho por personas
que han aprendido por cuenta propia, lo que por ahora se denomina arte popular;
producto del acuerdo entre investigadores, curadores, coleccionistas museólogos
y demás gente vinculados con este tema, que no deja de ser algo arbitrario,
pero es el término más conciliador hasta ahora.
Hay que
considerar además, en relación a los artistas populares que me ocupa aquí —los
del Estado Anzoátegui— su aparición en escena no obedece a movimientos artísticos
bien diferenciados como en el arte académico, por ejemplo a corrientes como el
cubismo, dadaísmo, impresionismo, expresionismo, abstraccionismos, aunque
podemos ver en algunos de nuestros artistas alguna de estas influencias; sino a
la aparición espontánea de manera indeterminada a lo largo del tiempo. Que
abordan temas religiosos, históricos, iconografía patria donde Bolívar es el
preferido, relacionados con la conservación ambiental, paisajes, temas
tradicionales, entre otros. Que han desarrollado un lenguaje plástico muy peculiar,
alejado de lo que se enseña en las escuelas de arte, técnicas de trabajo y
materiales que responden más que a los ortodoxos señalados por la universidades
o los que indican la tradición, movidos por una
necesidad vital de expresarse para lo cual se sirven muchas veces de lo
que disponen en un momento dado. El hombre siempre producirá arte en las universidades o fuera de ellas, por su
condición de “Homo Art” como lo ha demostrado la historia de la humanidad. Lo
importante aquí es la posibilidad de dejar testimonios tangibles, documentos
como parte de nuestra historia, que a veces se constituye en una especie de
narrativa visual que nos permite comprender más nuestra realidad, por ello,
salud a nuestros artistas populares, porque sin ellos, el arte se vería más
disminuido. ¿Qué sería de nuestro arte venezolano sin pintores como Bárbaro
Rivas, Feliciano Carvallo, Gerardo Aguilera Silva, Salvador Valero, Armando
Rafael Andrade, Emerio Darío Lunar? ¡Los
exhorto, vosotros lectores, a responder esta pregunta!...
NOTAS
ACLARATORIAS DE LOS AUTORES:
Nota Nº 1. Las imágenes de las obras de Bernardo
González y Ramón Bolet Peraza fueron tomadas del libro de Rafael Pineda, 1980,
Retrato Hablado de Venezuela, T. 2, Serie Cuadernos Lagovén, fotografía en blanco
y negro de Alí Araujo Nº: 169, 170, 171 y 173, Caracas: Lagovén Filial de Petróleos
de Venezuela, S. A., pp. 75-79. Digitalizadas por la Biblioteca Nacional de
Venezuela/Referencia Virtual, Caracas, 7 de mayo de 2015.
Nota Nº 2. Las imágenes de las obras de Cándido
Rojas fueron tomadas de la obra de Alfredo Armas Alfonzo, 1981, Un Pueblo Hecho
de Recuerdos: Clarines Bien Lejos, Serie Cuadernos Lagovén, fotografía en blanco y negro de Alfredo Armas
Alfonzo, Caracas: Lagovén Filial de Petróleos de Venezuela, S. A., p.23.
Digitalizadas por la Biblioteca Nacional de Venezuela/Referencia Virtual,
Caracas, 7 de mayo de 2015.
Nota Nº 3. La imagen donde aparece
Pedro Campos con sus creaciones: “El Pirata”, “El Bombero” y “La Burra de la
Fortuna” fue tomada del reportaje realizado por Daniel Olivares (Fotógrafo) Daniel Delgado Arocha
(Periodista), (2011 Julio, 17), Identidad local esculpida a la intemperie,
Ardentía La Revista del Diario El Tiempo, Año 5, Edición 279, pp. 16-17,
[Revista en línea] disponible en: www.media.eltiempo.com.ve/El
TIEMPO_VE_web/18/suplemento/docs/0305859001310775226.pdf.
Nota Nº 4. Los autores hacen del conocimiento
público a través de estas líneas, que para la realización de esta investigación
no recibieron ningún tipo de
financiamiento de entes público ni privado, y que la misma, fue financiada por
los investigadores.
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leyenda de El morrogallo. Tiempo Libre. Cultura. El Tiempo, p. 18. [Periódico
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Reverón”, Barcelona-Anzoátegui, 1958-2008. Barcelona: Dirección de Cultura,
Gobernación del Estado Anzoátegui.
ARTISTAS
POPULARES DEL ESTADO ANZOÁTEGUI
AUTORES:
Manuel Bas.
Barcelona, estado Anzoátegui, Venezuela, 1959. Pregrado: Licenciado en
Educación, Universidad Nacional Experimental “Simón Rodríguez” (UNESR).
Postgrado: Especialista en Gerencia Educacional, Universidad Pedagógica
Experimental Libertador (UPEL). Magister Scientiarum en Tecnología y Diseño
Educativo, (UNESR). Curso de Postgrado de Ampliación: Comprensión de la Realidad
Educativa Nacional y Ética de la Profesión Docente. Doctorado: Cultura y Arte
para América Latina y el Caribe, Instituto Pedagógico de Caracas (IPC)
(Cursando). Profesor Agregado, UNESR. La actividad docente la ha compartido con
la de coleccionista, promotor y divulgador del arte popular de Venezuela, ha
colaborado con Instituciones a nivel local, regional y nacional relacionadas
con las artes visuales.
Víctor Argenis Hernández
(Col.). Estado Miranda, Venezuela, 1962. Docente Colaborador en la Misión Sucre,
Aldea CULTCA Preescolar Nocturno. Instructor en el Instituto Militar
Universitario de Tecnología de la Guardia Nacional Bolivariana Coronel (f)
“Bastidas Torres”. Director de Auditoría Interna del Instituto Autónomo de
Policía Municipal de Guaicaipuro.
Técnico Asociado de Investigaciones, Instituto Venezolano de
Investigaciones Petroleras. (Estado Miranda). Pregrado. TSU. en Química
Instituto Universitario de Tecnología de la Región Capital (IUT-RC); TSU en Administración
Instituto Universitario de Tecnología Dr. Federico Rivero Palacios. Postgrado.
Especialista en Gerencia, Mención Gestión de la Producción, Instituto
Universitario Experimental de Tecnología de La Victoria, estado Aragua.
(IUET-LV), Especialista en Gerencia, Mención Organización (Sin TEG)
(Universidad Yacambu). Componente Docente, Universidad Pedagógica Experimental
Libertador (UPEL).
Estudiante
de la UNESR, Núcleo Los Teques de la Licenciatura en Administración, Mención
Recursos Materiales y Financieros.
CORECCIÓN DE TEXTO: (bi)
TSU. Esp. Víctor
A. Hernández. Licdo. Manuel Bas.
DIGITALIZACIÓN DE IMAGEN: (bi)
TSU. Esp. Víctor
A. Hernández. Biblioteca Nacional de Venezuela/ Referencia Virtual, Caracas, D.
C., Venezuela.
EDICIÓN ELECTRÓNICA: (bi)
TSU. Esp. Víctor
A. Hernández
FOTOGRAFÍA: Arquitecto Alfonso Sandoval, Profesora. Migdalia Campos, Licenciado Manuel Bas, Licencida Dexi
Vargas, Tony González, Alfredo Armas Alfonzo, Alí Araujo. Daniel Olivares,
Augusto Hernández, Carlos Lozada, Petre Maxim Vladimir Sersa, Adalberto Álvarez,
Alirio Briceño, Anibal Camejo, Juan Carlos Calanche, Charlie Riera, Juan García
Solis, José Delfín. Mario Abarca Serrano, Leobaldo Hernández, Aníbal Rodríguez,
Oscar Ramírez, Jipson Briceño, Rodrigo Benavides, Biblioteca Pública Central
“Julián Temístocles Maza”, Juan Aguilar, Pedro Torres, David Pérez, Chucho
Toro, Luís J. Pereira.
AGRADECIMIENTOS: Los
autores queremos agradecer de manera sincera a las personas e instituciones que
a continuación se mencionan en este espacio por su apoyo incondicional para ver
cristalizado la siguiente investigación, que no está demás recalcar lo
importante de su invalorable aporte:
Licdo. Fabián Pérez, Arq. Alfonso Sandoval, Licdo. Manuel
Alcalá, Licda. Rosa Sánchez, Rosalba Martínez, Licda. Carmen Fe Mayor, María
Caicuto, Profesora Migdalia Campos, Licdo. Francisco Rolingson, Licdo. Sandy Tucci,
Licdo. José Delfín, Museo de la Leyenda, Licdo. Alberto Rivas, Luís Malavé,
Darío Falanelli, Licdo. Daniel Alén, José Graterón Luque, Anibal Rodríguez,
Jorge Medina, Valentín Rodríguez “Invarro”, Antonieta Yasselli, Fundación Museos Nacionales, Galería de Arte
Nacional/ Centro de Investigación y Documentación de las Artes Plásticas (CINAP),
Museo de Anzoátegui, Biblioteca Nacional de Venezuela/Archivo Audiovisual de
Venezuela/División de Sonido y Cine/Referencia Virtual/División de Obras
Planas/Hemeroteca Nacional Sala “Leoncio Martínez”, Leobaldo Hernández, Luís
Guaregua, Cronista de Clarines Álvaro Armas Bellorín, Martha Guilarte, Manuel
Hurtado, Félix Chivico. Mario Abarca Serrano. Marysabel Suárez (CINAP).
Caracas,
Distrito Capital, Venezuela, enero
de 2016