JESÚS OVALLES
NATURALEZA
MUERTA
NATURALEZA MUERTA
Naturaleza Muerta del Artista Plástico
y Profesor de Dibujo y Pintura de la
Escuela de Artes Plásticas “Armando Reverón”, Jesús Ovalles,
es el título de esta muestra conformada por doce obras. Ovalles nace en
Barcelona en 1.963, su vida ha transcurrido a las orillas del Mar Caribe, sus
playas le han servido de fuente de inspiración. Toda su trayectoria artística
de alguna manera tiene que ver con el mar. Desde aquellos dibujos de peces de
sus primeros trabajos, donde la línea parecía un tinglado de hilos de
naturaleza constructiva, pasando por su segunda propuesta: Velámenes,
hasta la actual que presentamos aquí.
Este tema alude uno de nuestros
maestros de la pintura venezolana, Marcos Castillo, quien es considerado por la
crítica como el último representante de la tradición en la que habían destacado
Cristóbal Rojas, Rivero Sanabria y Federico Brandt. Pero ya Castillo a
destiempo de estos creadores tomó de Matisse esa audacia elegante para emplear los
colores vivos en grandes planos, y los elementos constructivos de Cézanne transfiriéndole a su obra un sentido poético
y una reinterpretación de la naturaleza muerta, a través de una nueva
valoración del color y del espacio. Así como Castillo, Ovalles descubre en este
tema una nueva posibilidad de tratamiento del color, de la agrupación de los
objetos en una superficie plana distinta a la que estamos acostumbrados al
mirar la naturaleza muerta; que parece una especie de borrasca, donde los objetos parecieran
estar organizados accidentalmente sin la intervención de la mano del artista.
Cabe destacar que el artista venía
trabajando en su propuesta anterior (Velámenes) con colores brillantes, con
trazo gestual muy acentuado como los informalitas y más cercana a la abstracción lírica. En Naturaleza Muerta ocurre un cambio
considerable, en el sentido de que deja de un lado su paleta lumínica para
utilizar colores fríos, nórdicos que le da a su creación cierto hieratismo y
misterio. El trazo gestual lo cambia por el empleo del grafito, con el que
construye una suerte de urdimbre acompañada de manchas (salpicados); su trabajo
se hace más figurativo. Trabaja también grandes telas donde crea con la línea
un entramado puesto sobre colores fríos, como si retornara a su etapa
dibujística, quizás por su vocación de dibujante.
Además del grafito, emplea a mayor escala
el acrílico, lo que le permite la pincelada que no deja la huella del pincel
proporcionándole una base suavizada de colores: gris, azul, ocre, y verde;
sobre la que al centro de la tela están los motivos de la Naturaleza Muerta
(elementos del mar o traídos por el mar): frutos, flores, peces y otros
elementos más, trasladados por el (vaivén) de las olas del mar, por una suerte
de marejadas o mare mágnum imaginario, transfigurado o metamorfoseados, que, al
propio tiempo, la superficie plana de apoyo tradicional desaparece; una fuerza
sobrenatural agrupa los objetos de la composición y los mantienen como que
levitaran. Aquí los elementos de la naturaleza muerta no están dispuestos como
estamos acostumbrados a verlos, debido a que hay una reestructuración del
espacio y del concepto constructivo.
Claro está, la técnica empleada por el
artista viene a favorecer su trabajo en el sentido de que el acrílico brinda
una superficie bien uniforme, en parte deseable por él para entramar el
conjunto de elementos en el lienzo, pero con el cual, con él es imposible
lograr texturas, que, aunque no son abundantes, las emplea para lograr cierta
tridimensionalidad y volumen. Para ello, se sirve del gesso para conseguir el
tratamiento matérico preciso y necesario.
Naturaleza Muerta, puede ser
entendida como una metáfora del color, que así como la palabra es a la poesía;
el color es a la composición artística, en cuanto a la elaboración cromática
debido a que se emplea con mayor libertad y sentido poético. En ella, el color es como en los números, su
combinación es infinita, de ello tiene conciencia Jesús Ovalles.
Naturalmente, el pintor le imprime a su obra
un lado de subjetividad que lo induce a emplear de manera distinta los objetos,
su distribución espacial en la superficie de manera distinta de lo que comúnmente representan, logrando así, una
reinterpretación del tema. Si buscáramos un paralelismo desde este punto de
vista que pudiera ilustrar este asunto, pensaríamos en la artista uruguaya
Amalia Nieto, quien ha trabajado esta materia. En su trabajo Naturaleza Muerta Mental II, encontramos
elementos geométricos que sustituyen a los tradicionales, dispuestos de manera
horizontal en una superficie plana, que proyectan sus sombras en el plano como
la expresión dual: materia y espíritu representado con fuerza telúrica su
psiquismo, que bajo ningún concepto debe ser entendida de manera literal. Así
como esta artista, Jesús Ovalles le da un valor agregado metafísico a su
trabajo que no debe ser apreciado ingenuamente como se ha entendido la
naturaleza muerta: como un ejercicio pictórico, o sustancialmente como la
representación de objetos inanimados; sino como una metáfora del color que
tiene vida propia, de tal manera, sería erróneo valorarla con los cánones
estéticos convencionales. Estos, desde luego, puede crear en el espectador un
choque mental por el grado de sugestividad de los elementos representados, ya
sea por su planteamiento físico o psíquico en el plano de los elementos de la
composición a través de una metafísica arquitectural constructiva y del color;
que viene a reemplazar la manera convencional de cómo se han pintado este
motivo.
Esto es lo que han querido decir, de alguna forma, los artistas desde el arte rupestre de la
cueva de Altamira, España hasta el presente, quienes han venido representando
elementos que han estado antes(pasado) y después(futuro) como productos culturales.
En la dinámica cultural aparecen motivos pictóricos que no existían y que de alguna manera son convencionalismos de la sociedad en que se
vive, que los seres humanos hemos
creados por una necesidad vital o existencial, que se han ido incorporando como
temas dentro de las artes plásticas. Los objetos representados en la naturaleza
muerta, como: botellas de vinos, guitarras, panes, etc, son el mejor ejemplo de estas afirmaciones,
sin embargo, han sido sustituidos en el tiempo por nuevos elementos que antes no
existían. Son expresiones humanos, que vienen a formar parte de lo real y lo
concreto. Pero hay objetos por venir que habitan en el futuro y en la
imaginación del hombre que serán los nuevos temas en las artes visuales, y
naturalmente de la naturaleza muerta que
por el momento son abstracciones.
Wassily
kandisky, el creador del arte abstracto, en su propuesta: “De lo
Espiritual en Arte” formuló una teoría artística basada en al total
independencia del modelo con respeto a la realidad natural y una nueva teoría del color, creando
formas desconocidas y desconcertante, pero que vinieron a poblar las artes
desde allí en adelante. De tal manera que no todo está dicho de manera
definitiva, el camino del arte es
dinámico e infinito. En este sentido Jesús Ovalles puede tomar elementos para
sus Naturalezas Muertas que no
han sido utilizadas para este tipo de creación artística y, así como el
arquitecto, diseñar una manera distinta de utilizar los elementos,
ubicarlos en el plano, darle una nueva
hermenéutica del espacio y del color. De esto se trata el proyecto pictórico de
Jesús Ovalles que se complace en presentarles. *
- *M. Sc. Manuel Bas.
- Caracas, Distrito Capital, Venezuela, abril de 2011 (Versión Original)
MUESTRA VISUAL
JESÚS OVALLES
NATURALEZA MUERTA
TEXTO: Manuel Bas
FOTOGRAFÍA: Rosalinda Laya
CORRECCIÓN DE TEXTO, DISEÑO Y EDICIÓN ELECTRÓNICA. Esp. Víctor A. Hernández
SERIE
NATURALEZA MUERTA, (2010-2011)
ACRÍLICO Y
GRAFITO/TELA
COLECCIÓN
PARTICULAR
CARACAS,
DISTRITO CAPITAL, VENEZUELA, 11 DE ENERO DE 2015
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