ORIENTE
VENEZOLANO
“Si se le pregunta
por su verdadero oficio anotará que
carpintero. No es verdad: es pintor”. (Tomado de: Alfredo Armas Alfonzo, 1969,
Octubre, 23-24, Catálogo de la Exposición: Andrade; Savino: Dos Pintores
Ingenuos de Barcelona, Primer Encuentro de Periodistas Oriente-Sur, Club de Leones,
Barcelona: Asociación Venezolana de Periodistas,
Seccional Anzoátegui, p. s/n.)
Armando Rafael Andrade. Alfredo Armas
Alfonzo, (s.f.). Fotografía en blanco y
negro, Clarines, estado Anzoátegui. Colección Biblioteca Nacional de Venezuela,
Archivo Audio Visual de Venezuela/División de Obras Planas, Ficha Nº 11, Caracas, Distrito Capital, Venezuela. Digitalización
de la Institución.
INTRODUCCIÓN
Sin desmerecer el mérito que yo pudiera
tener en la elaboración de esta investigación, no es menos cierto que la
contribución que han hecho amigos y coleccionistas es invalorable, a tal
punto, que sin su apoyo no hubiese
podido materializarse. Mi aporte,
modestamente, ha sido reunir la información dispersa en la memoria de
los que conocieron al artista, que me sirvieron de testimonio, que,
naturalmente, no estaba escrito. La literatura especializada de autores como
Juan Calzadilla, Francisco Da Antonio, Alfredo Armas Alfonzo, de consulta
obligada, fue de suma importancia,
aunque ellos no se ocuparon de la última
etapa de la vida del pintor. No puedo dejar de lado los consejos de mi amigo
Manuel Alcalá en la escritura del trabajo, quien al igual que yo, tenemos un
extenso archivo hemerográfico, catálogos de exposiciones de vieja data, que
hemos guardado durante años. Muchos de esto catálogos mimeografiados, son de un tiraje extremadamente limitado; que
es casi un milagro que hayan llegado
hasta hoy. Estos documentos los puso a mi disposición. En este mismo
planteamiento no puedo dejar de expresar mi agradecimiento a José “Cheo” Hurtado
Moy quien sin ningún interés, me dio
acceso para hacer el trabajo fotográfico de las obras de su colección y de fuentes documentales y fotográficas de gran
mérito; además de datos sobres materiales de referencias que yo no conocía y la
recomendación de personas que bien podían suministrarme información de primera
mano, como fue contacto con Armando Robles,
hijo del pintor, quien me dio a conocer una faceta de Andrade poco
conocida y que no aparece reflejada en más de un centenar de fuentes que
consulté, y me cedió además unos 14 artículos de prensa que
yo no tenía y que fueron de utilidad para la investigación
en general y para la escritura de los Subtítulos: Retrato de una Ciudad, Localización
de los Paisajes e Historia, Los Balnearios, Flores y Frutas, Los Mosaicos, Hoja de Vida de Armando Rafael
Andrade y Armando Rafael Andrade Después de Vida, que constituyen la
estructura de este trabajo.
He
podido reunir en este estudio unas sesenta y cuatro (64) obras antológicas
pintadas en distintas épocas, de
distintos pueblos del oriente
venezolano. Hago un paréntesis en
este espacio, para expresar mi gratitud
a los coleccionistas mencionados aquí, y muy especialmente a la Biblioteca
Nacional de Venezuela, Dirección de Archivo Audiovisual de Venezuela, División
de Obras Planas/ División de Sonido y Cine a cargo de Isabel Suárez; al
Ministerio del Poder Popular para la Cultura, Fundación de Museos Nacionales,
Galería de Arte Nacional, Centro de Información y Documentación Nacional de las
Artes Plásticas (CINAP), que a través de la comunicación Nº 71, en la gestión
de Juan Calzadilla, Director General y
Marysabel Suárez (CINAP) por permitirme la utilización tres (3) imágenes
digitalizadas de tres obras: (Castillo de Cumaná, 1974; Píritu Edo. Anzoátegui,
1972 y Calle 8ª La Chica, 1974). A Zarina Villamini, quien fue empleadora del
artista en los años sesenta en la funeraria de su propiedad; y a José Luis
Castro Gómez, Antonio Casanova, Luis Rojas, propietario de la Galería “Nuevo
Arte”, Dr. Oswaldo Mora, Armando Robles, Beatriz Pereira, Mario Abarca Serrano,
Henry Camacho quienes gentilmente me
permitieron hacer las fotografías de sus pinturas o enviarme las imágenes
digitales por correo electrónicos; que
Indudablemente fueron fundamentales en la realización de este trabajo, y
que en mi criterio, estas obras vienen a
fortalecer el título del trabajo y a su vez justificarlo, porque no hay dudas,
que Armando Rafael Andrade es un relator
y un cronista visual del oriente del
país, tan meritorio como Ramón Bolet Peraza; en una época en la que la posibilidad
de poseer una cámara fotográfica era para pocos, no obstante, sus pinturas se
convirtieron en un documento fundamental de testimonio visual.
Escribir un trabajo de esta naturaleza
implicó no sólo la lectura de la literatura a la que pude accesar, que desde luego es de vital
importancia, sino la reflexión crítica de ella y escuchar opiniones de personas
que conocieron a Andrade, quienes tenían una imagen del pintor desconocida para
mí y que a mi parecer daba la impresión de que se
trataba de otra persona. Muchas veces, las opiniones del
artista en las entrevistas se
contradecían, pude leer declaraciones dadas por el mismo, en la que en su testimonio desvariaba, sobre
todo, en la última etapa de su vida,
quizá por los estragos que el alcohol había hecho en su memoria. De modo que
una investigación como esta no debe partir de la premisa de repetir lo que
otros hayan dicho, que es importante, y
no quiero caer en el terreno del desprecio, sino que es una especie de rompecabezas
que debemos armar, y que cuando creemos
que está listo, aparece una nueva pieza.
Es el obstáculo natural de quien
escribe un texto de este tipo. Muchas veces por falta de llegar a fuentes
(escrita o testimonial), que no conocemos dejamos de lado involuntariamente información valiosa y que
obviamente merece reseñar. Pero es un riesgo que tenemos que correr; yo creo
que peor es no hacerlo, porque
silenciamos el pasado humano.
De obligatoria actividad, fue la de visitar
los lugares que el artista pintó para poder escribir los subtítulos arriba
indicados. Esto me permitió además
escuchar los testimonios de las personas que conocieron al artista,
naturalmente sin dejar de lado el material escrito y de video. Quiero hacer
público mi gratitud al escultor Aníbal Rodríguez quien me acompañó en mi
recorrido por Clarines para visitar las casas donde vivieron Armando Rafael
Andrade y Alfredo Armas Alfonzo y la
casa del “Negro” Lucas, los sitios pintados por el artista de esta localidad. De
igual manera a mi amigo Álvaro Armas Bellorín, Cronista de Clarines, conocedor
de su planeamiento arquitectónico, de su
gente, de sus tradiciones, de su
historia y de los lugares de antaño de
este poblado, quien me suministró
información valiosa sobre este particular para escribir el subtítulo: “Localización
de los Paisajes e Historia”. Sus
consejos fueron oportunos y sabios. De igual manera al pintor Francisco
Rolingson en mi estadía en Píritu, para
recorrer los sitios que pintó Andrade de
este pueblo. Afortunadamente conozco todo el eje costero centro-oriental del
país lo que me facilitó escribir sobre esta región. En relación a los paisajes
de Barcelona, ciudad en la que viví 50 años, que la conozco bien, aun así
recorrí los sectores pintados por el artista. Cabe señalar aquí, que mi
tertulia con mi amigo el Profesor Jorge Salas, una de esas personas que ha vivido
por siempre en esta ciudad, en la calle
Zamora, adyacente al Parque El Tucusito
y que conoce la dinámica de los cambios internos que se han suscitados en ella,
su testimonio fue muy valioso. Este era
una de los sectores frecuentados por el pintor. A mi amigo Víctor A. Hernández,
quien tuvo la paciencia del diseño, montaje electrónico y edición del trabajo, además de leer y corregir el texto
en mi blog sin lucro alguno. Finalmente, reitero mi gratitud a todas las personas
que aparecen en los agradecimientos que en algunas medidas su aporte por
insignificante que parezca fue tan oportuno
en cuanto a información, que vino a contribuir a armar esta especie de juego de
abalorios que fue la realización de este estudio.
RETRATO DE UNA CIUDAD
A
Armando Rafael Andrade le queda estrecho el adjetivo “Cronista Visual de
Barcelona”, yo diría que hasta mezquino, porque también nos dejó retratadas
otras localidades del Oriente de Venezuela tales como: Clarines, Píritu, Puerto
Píritu, Boca de Uchire, Boca de Chávez, Puerto La Cruz, Lechería, Anaco,
Guanta, Caigua, Naricual (Anzoátegui); Maturín, (Monagas); Carenero(Miranda) La
Soledad, Catuaro, Cumaná, Bajo Seco, Chiguana,
Santa María de Cariaco (Sucre); donde estaba, en este último pueblo, entre la
bodega que atendía y el caballete. Naturalmente, sobre la zona de oriente complementaré más adelante en los subtítulos
siguientes a lo largo de este trabajo. Pero para efecto del propósito que me
ocupa aquí en este subtítulo, escribir sobre el trabajo pictórico que el
artista realizó en Barcelona, sobre esta ciudad; donde a pesar de haber vivido
de manera intermitente en distintos lugares de la Región Oriental, en zonas
rurales en aquel momento; hoy urbanas, en la que nos dejó en sus pinturas la
estampa de “casas de bahareque con
techos de paja o de tejas” y otras modernizadas con el techo de zinc, en la que
el artista deja entrever en sus pinturas el óxido de las láminas metálicas.
Como se puede visualizar en el trabajo fotográfico aquí presentado y como lo ratifica tres pinturas a témpera
sobre cartón piedra y masonite dedicados
a los pueblos de la zona del oriente: Píritu, Estado Anzoátegui (1972),
Castillo de Cumaná (1974) y Calle 8ª La Chica (1974), (Barcelona); pertenecientes
al Ministerio del Poder Popular para la Cultura Fundación Museos Nacionales,
Galería de Arte Nacional. Esta última obra refiere la calle donde estaba el
negocio Comercial “La Uriqueña” de José Manuel Martínez “Chemane”, que da a la
Avenida Fuerzas Armadas conocida también como “Carrera 8” de Barcelona. Y otras
obras que mencionaré más adelante. El artista vivió en muchos lugares; pero fue
en la capital de Anzoátegui donde se detuvo más tiempo, inclusive, los últimos
diez años de su vida se radicó en ésta, de manera permanente y es quizá el
único pueblo del oriente, según lo que dejó pintado, donde se aprecia el mayor
número de obras dedicada a esta ciudad que a otros lugares, a lo largo de las distintas épocas de sus 44 años de pintor.
Desde los tiempos de Ramón Bolet Peraza,
creador de las revistas costumbrista El Oasis en Barcelona, quien dejó entre
otras cosas dos grabados sobre esta ciudad: La Iglesia Parroquial de Barcelona
y la Plaza San Cristóbal (hoy Catedral y Plaza Boyacá) en 1856 y que según
Boulton (1968) editada en Barcelona en el siglo XIX, a quien Calzadilla (1967;
1975; 1997) considera un agudo cronista del lápiz y del costumbrismo gráfico
venezolano quien se convierte en una especie de RELATOR y CRONISTA del país, no
habíamos tenido, artista alguno, que se ocupara de dejarnos una imagen de la
capital anzoatiguense como las que nos dejó Andrade. Lugares hoy desaparecidos,
borrados por la negligencia gubernamental,
muchas casas que hoy están en pie han sido convertidas (las del Casco
Histórico) en un “Cascarón”; por la
indiferencia cómplice de los ciudadanos y comerciantes inescrupulosos, la
mayoría de ellas son sólo fachadas; serán recordadas por siempre gracias al fino
pincel de Armando Rafael Andrade, quedando así en los anales de la Historia de
Anzoátegui. Su pintura hoy por hoy se torna en denuncia acusatoria en contra de
la violencia hacia esta ciudad, de la que sólo nos queda el recuerdo de una
Barcelona que ya pasó.
En (1968/1973) y (1977/1983), Armas
Alfonzo en Armas, Edda (Comp.) (2003) la describió como “solemne y agria de
todos los tiempos… agredida sin remedio que se estanca entre las ruinas de la
Casa Fuerte y El Arrollo ya sin corriente de agua y basurero marginal”… (p. 95;
107). Por cierto un arroyo que Armando Andrade tantas veces pintó. Hacia
(1980/1983), en una conversación entre el pintor Raúl Aquiles Savino y el
escritor Armas Alfonzo, que éste recoge, nos deja el testimonio de la opinión
que tenía Savino de la ciudad. “Todo se acaba, todo se derrumba. La casa de
Carrasquel se sabrá que existió por yo haberla pintado” (ob. cit. p116). No
está por demás aclarar, que el pintor, a quien se refiere aquí el literato, es
el amigo de Andrade en el arte y la farra de alcohol, que por cierto, éste lo
metió en el mundo de la pintura. Participan juntos en 1969 en el Primer
Encuentro de Periodista Oriente – Sur organizado por la Seccional Anzoátegui de
la Asociación Venezolana de Periodistas (AVP) celebrada en el Club de Leones de
Barcelona. No obstante, la casa de
Carrasquel que Savino pintó fue expuesta en este evento, Armas Alfonzo
(1980/1983) en Armas, Edda. (Comp.)(2003). Cabe señalar que la persona a quien menciona aquí, es el beisbolista
Alfonzo “Chico” Carrasquel gloria del deporte barcelonés y de Venezuela.
De
modo que la visión que se ha tenido de Barcelona históricamente es de una
ciudad trágica, agredida, olvidada; que en otro tiempo, fue una especie de
ciudadela amurallada por un entorno rural, que al decir Armas Alfonzo (1977/1983)
en Armas, Edda. (ob. cit.) “Por las calles de Barcelona casi nunca pasa nada
como no sea el entierro de poca significación”… (p.107). Tiempo más atrás, la
misma imagen dramática de esta ciudad nos la ha dejado Miguel María Lisboa,
brasileño conocido como “Consejero Lisboa” (1954) citado por Forzán Dagger,
(s.f.) quien visitó Barcelona en 1952. “Por todas partes se veía la pobreza y
la desgracia de su destino. Casas ruinosas, escombros, desolación… los rasgos
de su fisionomía destruidos por las guerras” (p.327). Ese panorama de urbe como
detenida en el tiempo, fue cambiando no para bien, porque el deterioro de las
casas del “Casco Colonial” se acentuó. El crecimiento demográfico sin ninguna
planificación urbanística la llevó a lo que el historiador inglés Arnold
Toynbee (1991) a ser una imagen terrorífica tanto física como espiritual;
devastándose a sí misma, cambiando otrora sanos núcleos, por barrios
enfermizos, en su entorno; sobre todo en los últimos treinta años, que
contribuyen a crear caos en la ciudad. Una ciudad, que al decir Chevige Guayke, sus aceras son tan
estrechas para el volumen de gentes que quienes la transitan tienen que caminar
con un pie en ella y el otro en la calle como si fuéramos cojos. Una ciudad
portuaria, en otro momento de su historia donde abundaban ganados de toda
especie, comercializados desde el año 1795, sobre todo en tiempos de paz con
las grandes y pequeñas Antillas como refiere en su viaje a Barcelona en 1799
Humboldt (1769-1859) citado por Forzán Dagger (s.f.)
La ciudad del Neverí como la denomina este
autor, (ob. cit.), una urbe que al menos
hasta principios de los años ochenta estuvo prácticamente estática, pero como
señala Toynbee (1991) son ciudades en movimiento, el indicador del modo que han
alcanzado en términos de caos es su naturaleza o la manera de cómo han crecido,
y una forma de sentirlo es el volumen del tránsito vehicular y de las gentes en
sus calles. De esto se percató Armando Rafael Andrade. Plasma en sus pinturas,
en la última década de su vida, en los años (1990-1999) esta situación. Para
ratificar lo afirmado, observemos sus cuadros, sobre todo, las de los años:
cincuenta, sesenta, setenta y ochenta; nos daremos cuenta que no tienen
personajes ni vehículos. Son calles solitarias. Sobre este punto el artista en
una conversación con Armas Alfonzo, (1979) en Armas, Edda (Comp.)(2003) dice:
“No meto gente porque la belleza es un problema de soledad. Usted a esa calle
de Píritu le pone una multitud y ya no ve esa tranquilidad y esa paz de que
tanto habla el hombre y no sabe qué es” (p. 106). Aunque Armas Alfonzo relata que en la exposición en la Galería
Polo & Bot en 1968 pintó dos cuadros en la que aparecen la persona humana en escena de un entierro con
pocos acompañantes a través de una carretera tortuosa como puede ser la de
Guanta a Cumaná (Lo Llevan al Cementerio de Chorrerón, 1968); y en la Calle San
Francisco de Anaco (La Cosecha de Mangos, 1968). En aquellos tiempos, creo que
fue las únicas que pintó en que aparecen
personajes en sus obras; al menos es el testimonio que nos dejó su principal
biógrafo y mentor: Alfredo Armas Alfonzo. De esta dos obras nos ha dejado
testimonio con esta descripción Alí Brett Martínez, (1975) quien ha dicho del primer cuadro lo siguiente: “…Van
dos hombres con una urna. Postes de madera con pantallas verdes a media asta y
cables con aisladores blancos…” (p.4).
Del segundo: “Casas blancas de zócalos azules, amarillos, rojos y verdes. Viviendas ingenuas con floreros llenos de rosas rojas…Un muchacho de pantalón azul y franela amarilla arrea un burro cargado de leña por el centro del pueblo”… (Ibídem). Estos cuadros de esta etapa de la vida del pintor eran excepcionales. Su obra en general se caracterizaba por no tener presencia humana. Alí Brett Martínez, (ob. cit., p. 5) nos deja esta semblanza de la obra del pintor “La ausencia de gente es muy notable en sus cuadros. Casas con puertas abiertas donde nadie se asoma. Calles y más calles sin que en ellas se vea siquiera un perro, animal tan callejero y por demás pueblerino”. Pero el tiempo que transcurre en los años noventa, en el que va ha tener residencia fija en Barcelona, vive en carne propia la fuerza telúrica del aluvión de personas que transitan por el Boulevard 5 de Julio y las calles alternas, solitarias en otra época. De la ciudad solitaria que nos retrata Armas Alfonzo, sólo queda un recuerdo nostálgico. Este fenómeno, naturalmente es ocasionado por la aparición desordenada de las barriadas alrededor de Barcelona, sin servicios básicos, sin comercios, que obviamente, se trasladan a la capital anzoatiguense en su búsqueda. Ahora la ciudad se ve estrecha, sobre poblada, angustiada, caótica. Sus pinturas lo expresan. Ya nunca más pintará calles solitarias. Esto nos recuerda lo que refiere Francisco Da Antonio (s.f.) en Calzadilla (1967), quien nos ha dejado testimonio de lo que Armando Andrade considera en relación a su pintura: “La pintura es lo que uno vea y lo que uno siente” (p.165). Sobre este punto, continúa Da Antonio, con esta afirmación el artista sintetiza las premisas de su ejercicio plástico, y que su pintura responde a ese enunciado. En los años noventa, aunque su trabajo mantiene más o menos el mismo esquema compositivo general, se puede observar como elemento nuevo, adicional, calles llenas de personajes y vehículos modernos.
Del segundo: “Casas blancas de zócalos azules, amarillos, rojos y verdes. Viviendas ingenuas con floreros llenos de rosas rojas…Un muchacho de pantalón azul y franela amarilla arrea un burro cargado de leña por el centro del pueblo”… (Ibídem). Estos cuadros de esta etapa de la vida del pintor eran excepcionales. Su obra en general se caracterizaba por no tener presencia humana. Alí Brett Martínez, (ob. cit., p. 5) nos deja esta semblanza de la obra del pintor “La ausencia de gente es muy notable en sus cuadros. Casas con puertas abiertas donde nadie se asoma. Calles y más calles sin que en ellas se vea siquiera un perro, animal tan callejero y por demás pueblerino”. Pero el tiempo que transcurre en los años noventa, en el que va ha tener residencia fija en Barcelona, vive en carne propia la fuerza telúrica del aluvión de personas que transitan por el Boulevard 5 de Julio y las calles alternas, solitarias en otra época. De la ciudad solitaria que nos retrata Armas Alfonzo, sólo queda un recuerdo nostálgico. Este fenómeno, naturalmente es ocasionado por la aparición desordenada de las barriadas alrededor de Barcelona, sin servicios básicos, sin comercios, que obviamente, se trasladan a la capital anzoatiguense en su búsqueda. Ahora la ciudad se ve estrecha, sobre poblada, angustiada, caótica. Sus pinturas lo expresan. Ya nunca más pintará calles solitarias. Esto nos recuerda lo que refiere Francisco Da Antonio (s.f.) en Calzadilla (1967), quien nos ha dejado testimonio de lo que Armando Andrade considera en relación a su pintura: “La pintura es lo que uno vea y lo que uno siente” (p.165). Sobre este punto, continúa Da Antonio, con esta afirmación el artista sintetiza las premisas de su ejercicio plástico, y que su pintura responde a ese enunciado. En los años noventa, aunque su trabajo mantiene más o menos el mismo esquema compositivo general, se puede observar como elemento nuevo, adicional, calles llenas de personajes y vehículos modernos.
Armando Andrade es un personaje de
Barcelona que vive por dentro la ciudad. Nunca dejó de pintarla. Salía siempre
con su cuaderno bajo el brazo y un lápiz, si veía un motivo atractivo para
pintarlo o por razón de algún encargo, lo boceteaba en el cuaderno, a manera de
borrador, tomaba nota de los colores de las casas y sus detalles, cuando
llegaba a su casa lo pintaba. Ya por la edad o por el alcohol no trazaba el
tendido del alumbrado eléctrico a mano alzada con su fino pincel hecho por el
mismo con pelo de caballo o de cerdo
como en otros tiempos, ahora emplea la regla para ello y el lápiz de
grafito o de tinta para hacer esos dibujos lineales trabajados con un diseño a
escala como el plano arquitectónico de los paisajes de la ciudad; que luego
pintaba con plaka o pintura al frío en pequeñas canvas que el mismo hacía para
luego salir a venderlos. Pintaba telas de pequeño, mediano y gran formato cuando se los encargaban sus
clientes. Las canvas pequeñas —apunta el artista— en una conversación que tuve
con él en 1998 “son más fáciles de
vender”. Pintó en muchos casos en cartón piedra, madera contra enchapada,
telas, masonite; dispuestas horizontalmente
alargadas y angostas como los dos cuadros Calle La Victoria 1 y Calle La
Victoria 2 pintados en 1973, y en
algunos casos cuadrados. Dominó la plaka de manera excepcional.
El
recorrido para la venta de sus cuadros el de siempre. Sus clientes: La
Marquetería “Barcelona” de Manuel Alcalá, quien le adquiría sus obras regularmente.
La Galería Arte Latino de Henry Camacho, por cierto desaparecida en un incendio
el 11 de marzo de 2001, donde se perdieron bajo las llamas cuarenta cuadros del
artista; José “Cheo” Hurtado Moy; Zanoni Armas donde el artista vivió a finales
de los noventa; Ricardo Trevisón, mi amigo, muerto prematuramente, propietario
de la Óptica Solimar; Néstor Cardona, dueño de la U.E. “Cardona”; Zarina
Villamini, propietaria de la Funeraria “San Celestino” donde el pintor trabajó
haciendo cofres para niños y vivió, cuando se trasladó de Clarines a vivir en
Barcelona en los años sesenta. En el Museo Anzoátegui: Arquitecto Luis Felipe
Salazar Maza y Milagros Torres. La Librería – Galería Trópico de Benito Pereira
(+), en Puerto La Cruz; Galería La Marina de Jairo Valencia, ubicada en el
Centro Comercial CADA en Puerto La Cruz, donde en 1981 Andrade estuvo en una
exposición colectiva permanente de pintores venezolanos, José Manuel Guerra,
quien lo conoció en 1986, cuando vivía en un rancho en Barrio Bolívar y le dejó
una fotografía que él había tomado de calle San Antonio de Clarines para que se
la pintara, Andrade se la entregó, apunta Guerra, (2000) el 22 de diciembre de ese año. Los
Armas; Elia de Arias y el Dr. Aníbal
Arias, médico residenciado en Lechería , casa
que visitaba Armando Andrade,
desde 1970 al 1972, tiempo en el cual el artista vivía en el Estado
Sucre; ellos le encargaron un cuadro de
la Iglesia La Inmaculada Concepción de Píritu fechada de 1970, que,
naturalmente le pintó y que presentamos aquí y otras cuadros: Carrera 8 (1970);
La Cuadra Frente al Viejo Hospital Razetti (1969) , Avenida Fuerzas Armadas con
Calle San Carlos (1972) y Vivienda Campesina, Estado Sucre (1970); que
pertenecieron a su colección y que ahora son de mi propiedad; Antonio
Casanova un comerciante del Boulevard 5 de Julio, quien le adquirió a lo largo de la década del noventa
unas treinta obras de formatos de 5x5 hasta de 50x60 centímetros. La lista de
clientes del pintor es interminable que sería imposible elaborarla en este espacio.
Toda la década de los noventa va ha estar
activo como pintor. Ya no fabrica urnas. Vive de la dádiva de la gente que le
conoce o de algún cuadrito que pinta para venderlo. Ya está viejo. El Alcohol
ha hecho estragos en su salud; sin embargo, sigue pintando. Sus temas: alguna
naturaleza muerta, raramente una marina, o algún mosaico (combinación en un
lienzo horizontal o cuadrado en donde el artista pinta varios temas en forma
secuencial, en algunos casos superpuestos uno arriba del otro, que conforman un
conjunto de temas pintados en miniatura. Pintó paisajes también en cajas de
fósforos; pero su máxima inspiración: las calles de Barcelona y el paisaje en
general. La mayor parte de sus cuadros son paisajes urbanos de calles que a
diario transitaba y de zonas rurales que el conoció o donde vivió, que él pintó
desde el recuerdo de su vida. Apunta Calzadilla (1975) dejó la imagen
de…”edificaciones ruinosas que en la perspectiva solitaria del pueblo
atestiguan el paso inexorable del tiempo”… (p.136). Cabe decir que Andrade era
muy meticuloso para hacer sus pinturas. Prestaba atención a los detalles de las
calles que quería pintar, respetando las características y particularidades. En
una oportunidad, me comentó Manuel Alcalá, que Andrade le dejó en la
marquetería un cuaderno lleno de bocetos de las calles de Barcelona; un
testimonio similar me dio a conocer Zanoni Armas, quien le dio cuando el
artista vivía en su casa por allá por mediados de los noventa, dos cuaderno
llenos de bocetos y notas de calles de Barcelona, desgraciadamente estos bocetos se
extraviaron. Hubiera sido interesante darlos a conocer para penetrar e ilustrar
el proceso creativo del artista.
Con lujo de detalles pintó en 1972 la intercepción de la calle San Carlos con Avenida Fuerzas Armadas, en aquélla la vista se extiende hasta el Mercado Municipal de Barcelona, que en primer plano se ve la calle rota, en reparación con un aviso “NO HAY PASO”; a la derecha la avenida referida, justo donde toca con la calle, está una vieja casona que para la época estaba pintaba de amarillo pálido y el rodapié en amarillo limón; que hace unos cinco años fue repintada de la misma manera evocando aquel momento y reafirmando el carácter realista de algunas de sus pinturas. Esta casona está aún en pie, actualmente está pintada de verde y amarillo. Esta obra la comento en el subtítulo siguiente: Localización de los Paisajes e Historia. Cabe acotar aquí lo que me comentó su hijo Armando Robles, cuando el artista vivía en Clarines, motivado por la afición al béisbol, deporte que practicaba cuando se jugaban esas “caimaneras” en el pueblo, y su amistad con Remigio Camero, hermano del “negro Lucas”, una gloria de la pelota de Clarines, Andrade le hizo un retrato a Camero, que Robles aun conserva, que fue unos de los primeros cuadros que pintó hacia 1945, los paisajes vinieron después. Naturalmente es una rareza en su producción, no tengo noticia de otra obra de esta naturaleza pintada por Armando Andrade, que nos haya llegado hasta hoy de las varias que pintó.
Con lujo de detalles pintó en 1972 la intercepción de la calle San Carlos con Avenida Fuerzas Armadas, en aquélla la vista se extiende hasta el Mercado Municipal de Barcelona, que en primer plano se ve la calle rota, en reparación con un aviso “NO HAY PASO”; a la derecha la avenida referida, justo donde toca con la calle, está una vieja casona que para la época estaba pintaba de amarillo pálido y el rodapié en amarillo limón; que hace unos cinco años fue repintada de la misma manera evocando aquel momento y reafirmando el carácter realista de algunas de sus pinturas. Esta casona está aún en pie, actualmente está pintada de verde y amarillo. Esta obra la comento en el subtítulo siguiente: Localización de los Paisajes e Historia. Cabe acotar aquí lo que me comentó su hijo Armando Robles, cuando el artista vivía en Clarines, motivado por la afición al béisbol, deporte que practicaba cuando se jugaban esas “caimaneras” en el pueblo, y su amistad con Remigio Camero, hermano del “negro Lucas”, una gloria de la pelota de Clarines, Andrade le hizo un retrato a Camero, que Robles aun conserva, que fue unos de los primeros cuadros que pintó hacia 1945, los paisajes vinieron después. Naturalmente es una rareza en su producción, no tengo noticia de otra obra de esta naturaleza pintada por Armando Andrade, que nos haya llegado hasta hoy de las varias que pintó.
En esta misma idea, por citar algunos de
los paisajes urbanos de la capital de Anzoátegui que el pintor plasmó se tienen:
Calle Maturín, Panificadora El Carmen (1 y 2), Calle San Carlos, Patio del
Pintor Barcelona Nº 1 Barcelona y Patio del Pintor Nº 2, La Cuadra Frente al
Viejo Hospital Razetti, La Chica, Calle La
Victoria Nº1 y Calle Victoria Nº2, Panorámica de Barcelona, EL Arroyo,
El Cardonal, Los Cardones de Barcelona, Carrera 8 y Calle de Portugal. Este
sector es una de las barriadas de Barcelona más viejas. Sobre este punto Miguel María Lisboa (1854) citado
por Forzán Dagger, (s.f.) relata que visitó Barcelona en la fecha antes
indicada (1852) y nos dejó el testimonio de haber estado en la gruta de Lourdes
del barrio Portugal o Barcelonesa como se le llamó hace algún tiempo, inclusive
afirma la existencia de la cárcel, desaparecida hoy.
Muchas de las casas de esta ciudad, que se
remontan a la época de la Colonia han desaparecido. Sus calles han cambiado su
fisionomía, cuadras enteras cedieron el paso a modernas construcciones.
Continua Lisboa, (ob. cit.) con la descripción del plano arquitectónico de la
ciudad: “La mayor parte de sus casas… en ángulos rectos y dividida en
cuarterones o cuadras equidistantes… en tiempos del dominio español esta ciudad
llegó a tener 20.000 habitantes y apenas cuenta 7.000”… (pp. 306 – 307). Claro
está, la ciudad ha sufrido, en términos urbanísticos, cambios fundamentales, no
solo por el deterioro de las casas, sino también por el crecimiento poblacional
en su entorno, que satura al cuadriculado asentamiento, que capta el pintor en
sus cuadros al introducir la presencia humana y modernos vehículos; por lo que
su pintura, valga el término, viene a ser una “pintura habitada”.
Armando Rafael Andrade es el “Cronista
Visual de Barcelona”. Testigo de su tiempo. Va ha pintar algunos lugares de la
ciudad en sus obras con ojo fotográfico, como lo demuestra en la obra “Panorama
de Barcelona” donde nos presenta la
ciudad en forma de cuadrícula con la torre de la Catedral que se alza
imponente, al fondo, el mar hacia Playa Maurica. Va ha estar activo en Barcelona en un periodo de tiempo que va
desde 1965 hasta 1999. Esa condición emotiva de cómo ve el paisaje de la
ciudad, de cómo la pinta va ha responder más a una situación espiritual y vital
que a las normas de la Academia, aunque como señala Calzadilla (1967) su
paisaje tiene la sabiduría de César Prieto, en la que ambos crean armonías muy
ajustadas, definidas y sólidas, sin sacrificar la emoción y el lirismo interior
que los impulsa a pintar, en donde a
través de la distribución de los planos geométricos muy luminosos consigue un
raro volumen y profundidad de perspectiva. Sobre este tópico ha referido Armas
Alfonzo (1968/1973) en Armas, Edda. (Comp.)(2003) “…la arquitectura urbana
prolijamente proyectada en perspectiva y proporciones, el detalle constructivo
como pudiera hacerlo una mano acostumbrada al uso de la regla”… (p.96).
Calzadilla (2012) ha planteado sobre el pintor en relación a su estilo una
interrogante: ¿Cabe
dentro de este estilo una manera naturalista de tratar el paisaje que parezca
en contradicción con los valores hasta ahora admitidos para la identidad ingenua:
incorrección técnica, torpeza en el dibujo, falta de perspectiva, supremacía de
recuerdo, simbolismo de la representación? (p.
s/n.)
Andrade,
por una parte va ha romper con los cánones que hasta entonces se había tenido
sobre el paisaje dentro del ingenuismo; con
este modelo de “paisaje geometrizado”, de gran perfección, cercano al
del dibujo hecho por un arquitecto; y, por la otra, le da a su pintura cierto realismo,
apegándose a las particularidades del
lugar, de su entorno, las que el pintor emula, lo que viene ha justificar que
haga una “crónica de lo cotidiano” con
sus cuadros, de una ciudad que está herida en sus simientes, de ese proceso
como diría Arnold Toynbee, (1991) de
devastación así misma de la ciudad, de cambios bruscos incontrolados, que, en
algunos casos, la destruyen, por otra futura, en este caso, claro, de manera
irracional. Las ciudades están en movimiento, Barcelona no es la excepción.
Bastaría ver la estampa, material y espiritual que nos han dejado en estos
doscientos años Alejandro de Humboldt, Ramón Bolet Peraza, Miguel María Lisboa,
Armas Alfonzo y, naturalmente: Armando Rafael Andrade para darnos cuenta. ¿A
qué precio? Sobre ello habría que reflexionar. Lo que si estoy seguro, que en
el mañana sabremos más de la historia de Barcelona por sus pinturas que por
cualquier libro de historia, por lo menos de la Barcelona de la segunda mitad
del siglo XX. Sus pinturas anuncian estos cambios de la ciudad. Para confirmar
esto, invito a los lectores a mirar de
manera cronológica sus cuadros sobre la temática indicada desde los años
sesenta hasta sus últimas obras, en 1999; los que pongo a su disposición en este espacio.
Naturalmente, un pintor como Andrade,
andariego, sin ningún oficio sino el del “divino ocio” de la pintura, y
hacerles sus ofrendas a Baco; no se le
puede ocurrir otra cosa que pintar su entorno. Pintar la cuadra de José Manuel
Martínez “Chemane” en el Boulevard 5 de
Julio, donde iba a diario a comprar el cuartito de Ron RY o de Florida cuando
vendía algún cuadrito, o el vasito de a medio, cuando la cosa estaba dura. La
mayor parte del tiempo se la pasaba en el sector La Chica, en el callejón del
mismo nombre o de “Los Borrachos” como le llamaban también; o en el Calle
Victoria adyacente al parque “El Tucusito”, que comienza en carrera 7, justo en la esquina donde estuvo
la Funeraria Izaguirre, que ahora están los negocios: Chemanes I y Perfumería
Don Antonio y que se alarga hasta la
Avenida “Pedro María Freites”, sector
Camino Nuevo, donde termina. En esta calle vivió hace algún tiempo su
amigo de copas y discípulo en la pintura: Raúl Aquiles Savino. A la derecha de
ésta, está el Callejón Victoria. De este pintor no se sabe nada hoy. Se sabe
que Armando Rafael Andrade entre 1973-1974 pintó una obra dedicada a su amigo:
Patio del Pintor Raúl Aquiles Savino. Este dato me lo suministró el artista
plástico José Graterón Luque quien fue propietario de la obra.
Por
la época, cuando era empleado de la Funeraria “San Celestino” de Zarina
Villamini por allá a finales de los sesenta pintó para ella, el solar que quedó
una vez derribado el viejo Hospital ‘’Luis Razetti” en la que se divisa en la calle Ayacucho el negocio mencionado. En la que se puede ver
además la cuadra frente al viejo hospital donde funcionaba entonces la
funeraria de la familia Silva; que era para aquel entonces, la competencia de
la Funeraria “San Celestino”, al fondo del cuadro se divisa el Hotel Neverí,
que era, para el momento, el edificio de mayor altura que tenía la ciudad de
Barcelona. No se salvó de su pincel las calles del barrio Portugal, que para
ese tiempo, casi todas las casas eran de bahareque, que hoy han sufrido
metamorfosis, que yo creo necesario, en el sentido que la gente tiene el
derecho de mejoras a sus viviendas, hechas ahora de bloque y cemento. Esa
estampa de barriada que yo llamo de “barro y avestina” quedó escrita
visualmente por nuestro pintor, que viene a dar testimonio de una ciudad de
otro tiempo.
Ahora
bien, lo que hace más trágica a la ciudad de Barcelona hoy, es la comparación
entre la “ciudad real” y la “ciudad pintada” por el artista, sobre todo en el
“Casco Histórico”, esa especie de “álbum de fotografía” que viene a ser el
conjunto de obras pintadas que nos dejó Armando, como testimonio arquitectónico
de la ciudad, que pone en duda aquellos discursos, que los políticos de turno
que retóricamente daban en las efemérides patrias, o en el cumpleaños de la
ciudad, refiriéndose a la preservación del Casco Colonial, declarado Patrimonio
Nacional; sin embargo, sobre este particular decía Raúl Aquiles Savino “vivir
aquí en este pueblo grande es lo peor que puede pasarle a uno… todo se
derrumba” Armas Alfonzo (1980) en Armas, Edda (Comp.) (2003, p. 116).
Este
libro blanco, donde calcó la imagen de la ciudad, Andrade, que para no tener
duda si es fidedigna o no, bastaría traer al recuerdo aquella afirmación parca,
pero aguda del pintor – “Yo no las
pinto; ellas ya están pintadas” – Armas Alfonzo (1979) en Armas, Edda
(Comp.)(2003)(p106). Es decir el artista
lo que hace en alguna medida es emular
la ciudad real en sus pinturas. Sobre este punto Armas Alfonzo (1968/1973) en
(ob. cit.):
… la teja calada con absoluta precisión, el empedrado
como no pudo acomodarlo mejor el alarife, el zócalo al hilo, el cable de la luz
y la bombilla en el sitio preciso con arreglo a la composición, el palo del
alumbrado con la arruga de la corteza; todo muy limpio, de una sobriedad y una
ingenuidad como solamente podía aspirarse de un profesional avezado (p 96).
Ese poder de observación natural e innata
en él, es una aptitud vocacional de tener ese “ojo fotográfico” para
representar planimétricamente el espacio arquitectónico de la ciudad, que el
mismo ratifica al afirmar en relación a
esto lo siguiente:
| Usted quiere saber de dónde me vino hacer cuadros… eran más los
días de descanso que los de trabajo. A mí siempre me gustó verle el más allá de
las cosas. Yo veo una casa y no le estoy atendiendo a la pared que me queda
enfrente solamente; yo la completo mentalmente. Así me pasó con la iglesia de
Clarines; me puse a completarla en el pedazo de cartón – piedra y entonces me
salió darle color, con sapolín, con ese aceite que venía antes en potecitos…
(Armas Alfonzo, 1979 en ob. cit. p105).
El pintor se refiere aquí al primer cuadro
paisajístico que pintó en esos días de ocio en la carpintería mientras esperaba
algún cliente bien sea para el encargo de la mesa o de alguna urna, cuando se
decidió pintar la iglesia referida que él veía de donde tenía el taller, que le
vendió después por un “fuerte” a Claudio Alén (ob. cit.). Sobre este particular
en el texto del catálogo de la exposición de pintura organizada por el Consejo
Municipal Municipio Autónomo de Bolívar, 1988 el artista afirma:
Desde pequeño me gustaba pintar, pero cuando niño no
sabía nada, después fué (sic) que aprendí… Pero siempre no fué (Sic) así,
cuando pequeño abandoné todo porque tenía que trabajar, cargando agua,
vendiendo leña, dulces, el trabajo que saliera. Porque usted sabe cómo son las
cosas cuando uno queda huérfano” (p. s/n).
Así de esta manera con el ojo de un geómetra,
en 1971, pinta dos versiones de la Panificadora “El Carmen”, cuando estaba en
ruinas, a raíz de un incendio ocasionado por un cortocircuito, el artista la
pintó con todos los detalles del caso. Esta panadería estaba en pleno Casco
Histórico a una cuadra del Boulevard 5 de Julio ubicada en una de las esquinas
que hace las calles Carabobo con Maturín, frente donde estuvo a la Zapatería La
Rápida mudada en la misma calle al frente. Naturalmente, esta casona colonial
no fue restaurada y se terminó de derrumbar; o la dejaron derrumbar, hoy está
en ese lugar un edificio. El mismo destino tuvo, en el centro de la ciudad, en
La Carrera 8, que arranca desde la calle Zamora pasando la cuadra del parque
“El Tucusito”, atravesando la antigua Avenida 5 de Julio, la cuadrícula de
Chemane, (calle Maturín) hasta la del desaparecido Supermercado “Aosta” (calle
San Carlos) y desemboca en la Avenida Fuerzas Armadas, a orillas del río
Neverí. Estas cuatro manzanas sufrieron
un cambio radical en su fisionomía, a tal punto que los cuadros que pintó de
esa calle, que damos a conocer en este espacio; si la comparamos con lo que es
hoy, pareciera de otra ciudad. La misma suerte tuvo la cuadra de Chemane, donde
estuvo el negocio de él: Comercial “La Uriqueña”; frente a la Avenida 5 de
Julio, ubicada entre La Carrera 8º y el Callejón La Chica o de “Los Borrachos”
del sector La Chica, la cual fue borrada en su totalidad por la “picota del
progreso”, pintadas tantas veces, que aquí se ofrecen dos versiones realizadas en
1981 y 1990. El mismo destino tuvo la Calle Victoria.
Los Cardones de Barcelona, una obra en la
que el artista refiere una zona de las afuera de Barcelona, para entonces (años
setenta) semirrural, agreste, marginal, en las que los árboles naturales de la
localidad son cactus, de allí el nombre del lugar y del cuadro. Esta zona corresponde a lo que hoy es
29 de Marzo y Barrio Bolívar, donde estuvo tiempo atrás la Laguna de Los Patos,
donde según Guerra (2000) vivió Andrade hacia 1986. En una ranchería producto
de invasiones, por la que bajaban los arroyos que atraviesan a la Sultana del
Neverí como se le llamó en otro tiempo.
Nuestro pintor, al igual que el artista
francés Miguel Utrillo, pintor también de calles, necesita del motivo real. Sus
obras representan calles en las que la perspectiva está observada con precisión
y el espacio organizado en planos de colores, puesto según un procedimiento
puntillista; en la que Andrade siguiendo esta técnica, para pintarlas se ceñía
a los colores que tenían las casas, porque era muy detallista, o tomaba notas y
hacía un esquema previo. En el caso que no lo hiciera, era porque conocía
sobradamente las calles, por las que transitaba a diario. En relación a esta
idea a dicho Calzadilla (1975) que poseía “Una extraña intuición de las
propiedades del color puro, empleado en forma dividida, lo lleva a valerse de
una técnica puntillista, que aplica a
una pintura de paisajes sumamente descriptivos, ejecutados de memoria…” (p.136).
En 1991, cumple setenta años de edad, los
años y el alcohol han hecho estragos en su salud. Aun así, sigue pintando, una
que otra pequeña canvas para subsistir. Va ha estar activo como pintor hasta el
último año del siglo XX. A pesar de
tener una familia numerosa está solo. Vivía en la casa de la señora Josefina en
el barrio 29 de Marzo. La última vez que lo vi fue una mañana de octubre de
1999 en la plaza Boyacá donde usualmente estaba con sus dos amigos inseparables
Antonio Loroño y “Orejitas” sostuvimos
una conversación de una hora. Desde noviembre de ese año, no se le ve más por los lugares de rutina: La Chica, Museo
Anzoátegui, Boulevard 5 de Julio. Días después se corre el rumor de que está enfermo. Una
semana más tarde se sabe que es grave la
enfermedad. Los familiares, de Clarines se enteran de la gravedad por
intermedio de la señora Josefina donde vivía en ese momento. No hay mucha esperanza de que mejore su
salud. Sus hijos: Ana Rosa Robles y Franklin Robles, como me lo testimonió, su otro hijo,
Armando Robles, lo van a buscar y
se lo llevan al caserío Guayabal,
Municipio Píritu, en la casa de su hija Ana Rosa Robles donde estuvo pintando
uno que otro cuadrito, a pesar de la
enfermedad. Su situación se agrava, en este poblado murió de cirrosis hepática,
el 23 de diciembre, al día siguiente, se lo llevan a Clarines donde es velado;
el 25 es enterrado en esta ciudad, donde
tiempo atrás llegó, hacia 1938, procedente de Río Chico, Estado Miranda, donde
nació el 24 de julio de 1921. De Clarines se alista para el servicio militar en Valencia en 1939
de donde egresó y regresó nuevamente en
1942, como lo afirma su hijo Armando
Robles. En Clarines echó raíces y va a tener una familia numerosa de trece
hijos con Josefina Robles y se inicia
como pintor en 1955, como lo confirma en el video grabación realizada
por Oronoz, Yolanda y Ortega, Miguel Ángel en 1992 con el auspicio de la
División de Tecnología Educativa del Ministerio de Educación. Se va con el
siglo. Con su muerte se cierra un capítulo de la pintura popular venezolana. En
una oportunidad sobre su obra escribió Armas Alfonzo, (s. f.), lo siguiente:
No ha perdido su obra el cándido ingenuismo, el rico color,
el acabado diseño, la preferencia por el tema de alargadas perspectivas
urbanas, Dentro del panorama plástico venezolano, él, Armando Rafael Andrade,
tiene ya bien afirmado su presencia con
una obra constante, de tanta calidad
para que provocara el entusiasmo de un exigente espectador crítico como Juan Calzadilla”, (p. s/n.).
En su homenaje, el poeta Enrique Hidalgo
(2000) escribió el poema: Adiós a Armando Andrade, que reproduzco, aquí:
Se marchó el viejo bohemio./la muerte lo retrató/ flaco,
con la ropa sucia/ y tostado por el sol./ Aquel niño que en Río Chico/ dulces y
leña vendió,/ en las tierras de Unare Sobre esta idea / descubrió su
profesión./ Pintar era su deseo/ y sin apuros pintó,/ la casa del negro Lucas,/
el cerro y el callejón;/ sobre madera o cartones/ que a su paso consiguió,/ sin
perder su dignidad,/ pulsando su buen humor,/ con el dibujo más limpio,/
armonizando el color,/ y dejando en cada trazo/ la esencia de su pasión./ Río
Chico sabe muy poco/ sobre el hijo que perdió;/ Barcelona lo ha llorado/ sin
expresar su dolor. / Clarines mucho lamenta/ la muerte de su pintor, / quien
fue tras Alfredo Armas, / su mas (sic)
genuino mentor (p. s/n).
De igual manera el poeta Rubén Darío Valecillos,
(2002) en honor al pintor y a su hijo Armando Robles, escribió este poema: “Vamos contigo a tu
mundo/ los cantores a la flor /los que buscamos en el murmullo/una nota para
nuestra canción /que le da vida sea un arrullo/del pensamiento y la razón
/donde vive cada uno /dando vestigios de creación”. (p.19) Para finalizar este
este punto cabe recordar aquella semblanza que escribió A. Z. en (1980, p. E-11) sobre Armando, que
cito a continuación: “Andrade es uno de esos típicos personajes criollos,
conversador, de gran labia y mucha chispa”.Murió en la pobreza económica,
abandonado, en la más terrible soledad. No sin razón Roberto Alonzo el 25 de
febrero del 2000 en su columna: “Aquí y Ahora, en el diario El Norte, [Especial],
p.16 titulado:” Se Llamaba Armando
Andrade La Desgraciada Vida de un Pintor en Barcelona”, donde entre otras cosas,
comenta la desgraciada vida de sus últimos días en la ciudad de Barcelona donde
enfermó. Adiós Armando, que encuentres en el Cielo, la paz que no hallaste en
la Tierra. Descanso para tu alma.
Retrato de Remigio Camero, 1945.
Colección Armando Robles, Clarines, estado Anzoátegui.
Armando Rafael Andrade en su taller. (Tomado
de Oronoz, Yolanda, Producción, y Ortega, Miguel Ángel, Edición, 1992. La
Cultura Popular. Pintores Populares de Barcelona: Régulo Martínez, Armando
Andrade, Luís Méndez. Videograbación.
Caracas: Ministerio de Educación, División de Tecnología Educativa).Extracción
de imagen de videograbación. Víctor A. Hernández. Colección Biblioteca Nacional
de Venezuela, Archivo Audiovisual, División de Sonido y Cine, Caracas, D. C.
Portada del Catálogo de la Exposición
Andrade, Savino: Dos Pintores Ingenuos de Barcelona. (Tomado de Asociación
Venezolana de Periodistas Seccional Anzoátegui, 1999, Octubre. Primer Encuentro de Periodistas Oriente-Sur,
Club de Leones, Barcelona, estado Anzoátegui). Colección Fundación Museos
Nacionales, Galería de Arte Nacional-SINAP, Caracas D. C. Ingreso por CEDIN, 25
de Septiembre de 2009. Digitalización Esp. Víctor A. Hernández.
LOCALIZACIÓN
DE LOS PAISAJES E HISTORIA
ESTADO ANZOÁTEGUI
BARCELONA
PANORAMA DE
BARCELONA, (s.f.).
Este paisaje está ubicado en el “Casco Colonial” de la ciudad de Barcelona,
Parroquia San Cristóbal, Municipio Simón Bolívar, estado Anzoátegui. Es una vista aérea de la
población donde resalta la Torre de la Catedral de Barcelona, de fondo el Mar
Caribe, y el contraste que combina la vegetación y la arquitectura que mitiga la excesiva luz tropical.
Este modelo arquitectónico que recoge Amando Rafael Andrade, con “ojo
fotográfico”, representa la arquitectura tradicional que mezcla aportes
autóctonos y de la cultura foránea que
se rigen por patrones ancestrales, construidas con materiales y técnicas
propias de la región; determinados por el clima y la geografía. Se puede ver en
dicha obra: puertas y ventanas en perfecta formación; fachadas continuas y las
esquinas sorpresivas conformando calles generadoras de manzanas…La iglesia, la
plaza…Muchas de estas casas que se ven en la obra fueron demolidas. La iglesia,
por su altura ocupa un papel privilegiado en la obra del artista. Este monumento
colonial se empezó a construir en 1748 por el Cura Don Manuel de Sotomayor y
fue terminada en 1773. En 1854 Ramón Bolet Peraza grabador-propietario de la
Revista El Oasis realizó un grabado de este templo, que hasta entonces se la
llamaba: ”Iglesia de Santa Eulalia de la Nueva Barcelona, hoy catedral de
Barcelona y de la Plaza San Cristóbal (hoy Plaza Boyacá). De estas estampas se
hicieron unas reproducciones en 1971 a propósito
de la celebración del tricentenario de esta ciudad. En 1856 aparece una
litografía de ella del original grabado hecho de un dibujo por Ramón Bolet Peraza, en la revista literaria El Oasis, editada en Barcelona por su
Editor-Propietario Dr. Nicanor Bolet Poleo con el nombre de “Iglesia de San
Cristóbal” o Iglesia Parroquial de Barcelona,
donde aparece en este ejemplar la
ilustración referida y la Plaza San Cristóbal, que así se llamaba entonces la
Plaza Boyacá. En 1969 el pintor Raúl Aquiles Savino hizo un cuadro de este monumento
arquitectónico, exhibida en la exposición: Andrade; Savino, dos Pintores
Ingenuos de Barcelona, organizada en esta ciudad por la Asociación Venezolana
de Periodistas Seccional Anzoátegui, en el Primer Encuentro de Periodista
Seccional Anzoátegui de la A V P
celebrada en el Club de Leones de
Barcelona, los días 23 y 24 de octubre organizada por Armas Alfonzo.
Panorama de Barcelona, (s.f.) (Tomado de Armando Andrade, Realidad, Luz y Color, 2000, Galería de Arte Comisión Legislativa del Estado Anzoátegui, Barcelona, p. s/n.)
LA CUADRA
FRENTE AL VIEJO HOSPITAL, (1969) .Esta obra está ubicada en
el “Casco Colonial” de Barcelona, Parroquia San Cristóbal, Municipio Simón
Bolívar, Estado Anzoátegui, en la cuadra
de la calle Maturín entre las calles:
Ayacucho (derecha) y la Liberal (izquierda), que el artista pinta desde el
solar que quedó una vez derribado el antes Hospital Antituberculoso de la Caridad del Cobre, después Hospital “Luís
Razetti”, que estuvo funcionando entre las plazas Bolívar y Miranda. Esta
cuadra es donde actualmente funciona el Banco del Sur (esquina izquierda ) y
Farmacias “Meditotal “ (esquina derecha); que por cierto , es la única casa de
la época que queda en pie hoy, que pertenece a la familia Silva, en la que
funcionó la Funeraria de su propiedad,
donde se vislumbra en la sala del negocio mencionado un Cristo de pedestal. La
casa de al lado por la Ayacucho, de dos niveles, que se ve es donde funciona todavía la Funeraria “San Celestino”
de Zarina Villamini, donde trabajó Andrade
en los años sesenta, al fondo el Hotel Neverí, que era para la época el
edificio más alto que tenía Barcelona
.Esta obra la exhibió el artista en 1969
en el Primer Encuentro de Periodista
Oriente-Sur organizado por la AVP
de Anzoátegui, oportunidad que expuso, como ya indiqué con Raúl Aquiles Savino.
Esta obra es de mi propiedad aunque no está fechada pudiera ser de ese año.
Aquí está otra versión titulada: Calle Ayacucho con Maturín, Barcelona (1969),
perteneciente a la colección de Zarina Villamini; que la traté aparte, por un lado por que los
títulos son diferentes y por el otro porque en esta versión tiene visual hacia la
calle Ayacucho, y en la otra no. Es decir el artista se coloca en la calle
Ayacucho del lado de la Plaza Bolívar por esa razón capta en diagonal la
Funeraria San Celestino, que es imposible verla en la otra versión debido a que
está a mitad de la manzana de casas por la calle Maturín, y por las leyes del escorzo no puede captar el
negocio de Villamini. Sobre este tema quiero aclarar lo siguiente: Armas Alfonzo,
(1973) en Edda Armas (Comp.) (2003) afirma que en la obra “La Cuadra Frente al
Viejo Hospital Razetti —que es la otra versión, la de mi propiedad— afirma que se visualiza hasta el dibujo de la
tumba de San Celestino de la funeraria del mismo nombre”, (p.100). Cosa que no
es cierta, la visual que se ve de frente en este solar es la de la funeraria de
los Silva, que en esta obra (la que presento aquí) se puede apreciar el Cristo
de pedestal; no tiene la visual de esta funeraria desde aquí por el escorzo. Ni
siquiera si la viera desde la calle Ayacucho, del lado de la plaza: Calle
Ayacucho con Maturín, (1969) desde ese
lugar, solo si estuviera de frente a la Funeraria San Celestino y el aviso a
manera de pendón que hace ángulo recto con la pared, al menos el que sale en el
cuadro, no tiene este logotipo.
CARRERA 8a, La
CHICA, (1970, 1972 y 1974). La carrera 8 está ubicada en
el “Casco Colonial” de Barcelona, Parroquia San Cristóbal, Municipio Simón
Bolívar, Estado Anzoátegui. Este callejón abarca cuatro cuadras que comienza en
la Zamora pasa por el Boulevard 5 de Julio, calle Maturín, calle San Carlos,
para culminar en la Avenida Fuerzas Armadas. Ofrecemos aquí tres versiones realizadas por el artista en tres momentos diferentes: 1970 ,1972 y
1974; las de 1970 y 1972 fueron pintadas
en diagonal desde la esquina de Chemane, (sector La Chica), en la que capta la
mitad de la segunda y la tercera y última cuadra, un solar del lado derecho que se fusiona con el bosque a las riveras del Río Neverí que le
sirve de fondo junto a las lejanas montañas del sector “Ojo de Agua “. En la
versión de 1970, aparece, a diferencia
de la de 1972, que en la parte de arriba
de la casa un aviso de Pepsicola en el que se ve incompleto el anuncio
publicitario; pero yo como conocedor de la zona, la publicidad en cuestión es
de la Heladería “Internacional” que funcionó allí a finales de los sesenta y
principios de los setenta. Era una fábrica de helados para la época. En la otra
obra, a pesar de estar pintada más o menos siguiendo el mismo patrón
compositivo, la propaganda mencionada ya no está, se observa además la casa más
deteriorada, un cocotero en el patio y repintada de otro color con avestina.
Ambas manzanas desaparecieron totalmente. La obra de 1974 pertenece a la
colección de la Ministerio del Poder Popular para la Cultura Fundación Museos
Nacionales, Galería de Arte Nacional que aparece titulada: Calle 8ª La Chica,
Barcelona Anzoátegui (antes Calle 8ª La Chica). Son tres versiones pintadas en
distintos años de la misma calle. Esta última sigue el mismo patrón compositivo
de las anteriores. Las obras de 1970 y 1972 aunque están firmadas y fechadas no
tienen el nombre de las obras en el reverso, pero no tengo dudas que son de la
carrera 8, La Chica, por ello preferí
colocarle el nombre de la calle como acostumbraba el pintor, desconozco el
motivo por el cual no le puso el título.
Cabe destacar que aunque las tres obras se
refieren a la Carrera 8, La Chica, Barcelona, tienen algunos elementos
distintivos. La pintada en 1970, de más vieja data: mientras que las otras
dos—1972 y 1974— creadas más recientes reseñan una situación de mayor
antigüedad ¿Cómo se explica esto? Nótese que el cuadro de 1970 a diferencia de
las otras no se observa la planta de palmera,
pero sí la Heladería Internacional que ya estaba en funcionamiento en la casa
que en las otras dos pinturas estaba en construcción. Y se observa en estas dos
últimas el árbol mencionado. La explicación es simple. La obra pintada en 1970
se corresponde a ese año, en tanto a referencia del lugar; mientras que las
otras dos aunque pintadas de datas posteriores reflejan un momento anterior a
1970, quizá a fechas 1968-1969. Ya para el año siguiente estaba construida
seguramente de acuerdo al ritmo de construcción de las casas para la época,
como lo testifica Armando Andrade, seguramente tomadas de bocetos previamente
elaborados o de alguna fotografía como acostumbraba para hacer ocasionalmente sus
pinturas. Son la clara evidencia de como
él evoca recuerdos traídos de la memoria para pintar en el presente escenas del
pasado; en este caso no pinta lo que ve sino lo que él vio.
Carrera 8, La Chica, 1972. Colección y Fotografía Dr. Oswaldo Mora Núñez. Valencia, estado Carabobo.
Carrera 8, La Chica, 1974. Colección y Fotografía Fundación Museos Nacionales, Galería de Arte Nacional, CINAP. Caracas, D.C.
PANIFICADORA
EL CARMEN, (1971). En esta obra el pintor capta una casa,
donde estuvo una de las primeras panaderías que tuvo Barcelona junto con la
Panadería Virgen del Valle ubicada en el sector La Chica. Una panadería que yo
conocí en mi niñez, en la que se podía leer en el cartel publicitario, de esos
hechos de manera artesanal por uno que otro pintor de carteles para la época, José
Arrechidel, en un tiempo en que no había la tecnología de la que disponemos hoy
para hacer este tipo de anuncios, pintado
con esmalte industrial, como se ve en el cuadro del pintor: “Panificadora El
Carmen” que era el aviso comercial que
estaba fijado en la pared a la entrada del negocio. El nombre como aparece en
el subtitulo lo tomé, al igual que la imagen de la obra de Francisco Da Antonio,
(1974), El Arte Ingenuo en Venezuela, p.110 editado en Caracas por el Ministerio
de Información y Turismo. Esta obra figuró en la muestra individual: Armando Rafael Andrade, realizada en la Sala de
Exposiciones Plaza Bolívar de Caracas bajo el auspicio de la Gobernación del
Distrito Federal el 19 de agosto de 1973 con el nombre: Ruinas de la Panadería
El Carmen Barcelona 1, la cual aparece
en el registro fotográfico del catálogo Nº 59, realizado por el fotógrafo
Fermín Romero. En este evento el artista expuso otra versión: Ruinas de la El
Carmen 2, de la que lamentablemente no
está sino el nombre, pero no la
fotografía en el referido documento. Desconozco el destino de estas obras.
Se puede observar en el cuadro el aviso publicitario que identifica la panadería que funcionó en los años sesenta en ese lugar, hasta que se incendió provocado por un cortocircuito en el cableado 1968, al poco tiempo de Arrechidel haberlo pintado. Este paisaje está ubicado en la Zona Colonial de Barcelona, Municipio “Simón Bolívar”, Parroquia San Cristóbal, Estado Anzoátegui; en una esquina entre las calles: Maturín con Carabobo, al frente, esta otra vieja casona que se divisa en el cuadro, que hoy sigue en pie donde estuvo para la época una bodega, la esquina que hace la diagonal estaba el Supermercado Carabobo; justo donde hoy está la venta de bicicletas; en la esquina que sigue en el sentido izquierdo se encontraba la Zapatería La Rápida, que quedaba frente con frente con la panadería por la Carabobo; la zapatería mencionada fue mudada hace poco tiempo en la misma cuadra ubicada diagonalmente de donde estuvo. A una cuadra del Boulevard 5 de Julio funcionó la Panificadora El Carmen. Actualmente en ese lugar se construyó un edificio: “Edificio Mardelli“, propiedad de esta familia. Creo que el nombre de la panadería se debe a que a dos cuadras de allí, por la calle Carabobo o por la Freites, en sentido hacia el río Neverí, está la Iglesia Nuestra Señora del Carmen. Esta panadería pertenecía a una familia de inmigrantes portugueses. Esta casa en ruinas denota el paso inexorable del tiempo y la indolencia oficial, pasó años en ruinas no se llegó a restaurar y fue el pretexto perfecto para su demolición; perdiéndose de esta manera una de las joyas arquitectónicas del Casco Colonial de Barcelona añeja en historia. Un dato curioso, es que esta panadería repartía el pan a domicilio, recuerdo que mis padres eran clientes de ella.
Se puede observar en el cuadro el aviso publicitario que identifica la panadería que funcionó en los años sesenta en ese lugar, hasta que se incendió provocado por un cortocircuito en el cableado 1968, al poco tiempo de Arrechidel haberlo pintado. Este paisaje está ubicado en la Zona Colonial de Barcelona, Municipio “Simón Bolívar”, Parroquia San Cristóbal, Estado Anzoátegui; en una esquina entre las calles: Maturín con Carabobo, al frente, esta otra vieja casona que se divisa en el cuadro, que hoy sigue en pie donde estuvo para la época una bodega, la esquina que hace la diagonal estaba el Supermercado Carabobo; justo donde hoy está la venta de bicicletas; en la esquina que sigue en el sentido izquierdo se encontraba la Zapatería La Rápida, que quedaba frente con frente con la panadería por la Carabobo; la zapatería mencionada fue mudada hace poco tiempo en la misma cuadra ubicada diagonalmente de donde estuvo. A una cuadra del Boulevard 5 de Julio funcionó la Panificadora El Carmen. Actualmente en ese lugar se construyó un edificio: “Edificio Mardelli“, propiedad de esta familia. Creo que el nombre de la panadería se debe a que a dos cuadras de allí, por la calle Carabobo o por la Freites, en sentido hacia el río Neverí, está la Iglesia Nuestra Señora del Carmen. Esta panadería pertenecía a una familia de inmigrantes portugueses. Esta casa en ruinas denota el paso inexorable del tiempo y la indolencia oficial, pasó años en ruinas no se llegó a restaurar y fue el pretexto perfecto para su demolición; perdiéndose de esta manera una de las joyas arquitectónicas del Casco Colonial de Barcelona añeja en historia. Un dato curioso, es que esta panadería repartía el pan a domicilio, recuerdo que mis padres eran clientes de ella.
Panificadora El Carmen, 1971. (Tomado de Francisco Da Antonio, 1974, El Arte Ingenuo en Venezuela, Caracas: Ministerio de Información y Turismo, p. 110).
LA CHICA,
(1981 y 1990). Son dos versiones pintadas en dos
momentos distintos. En ellas el artista captura la imagen de la “cuadra de
Chemane” donde éste comerciante de Barcelona
procedente de Urica, Estado Anzoátegui, tenía el negocio que fundó en 1948: Comercial
La Uriqueña y que estuvo funcionando en ese lugar hasta febrero de 1991; que
está ubicado frente de la entonces
Avenida 5 de Julio ahora Boulevard del
mismo nombre, entre la Carrera 8: (derecha) y callejón “La Chica” (izquierda). La
Chica es un sector popular de Barcelona, adyacente al parque “El Tucusito”, en el Casco Colonial, Parroquia
San Cristóbal, Municipio Simón Bolívar, estado
Anzoátegui. Este nombre se debe a que en este lugar, frente al negocio de los
Trías Valera estuvo un árbol de gran tamaño de “Chica”, lo que le
dio la toponimia a ese lugar.
La de 1981, está pintada en diagonal desde
la parte izquierda, frente al negocio ferretero de Trías Valera desde donde se
puede observar las cuatro casas que conforman la cuadra, la cuarta, la de
corredor, esquina derecha, estaba la
pulpería de José Manuel Martínez “Chemane”, personaje sobradamente
conocido en la ciudad; comercio que el artista frecuentaba, para comprar la
“bebida espirituosa”. Un dato curuiso sobre esta obra, es que la adquirí en el
Mercado de Los Corotos de Quinta Crespo, Caracas.
El otro cuadro, pintado en 1990, Armando R. Andrade, para hacerlo,
se coloca en la esquina ubicada entre la Avenida 5 de Julio y Carrera 8 (a la
derecha) en posición diagonal, esquematiza la obra, desde el lado donde estuvo
la Heladería Internacional, en este orden,
la primera casa es la del comerciante antes nombrado, luego las otras tres
casas en sentido Trías Valera. Esta hilera de casas ya no está.
INTERCEPCIÓN
CALLE SAN CARLOS CON AVENIDA FUERZAS ARMADAS, (1972). Armando
Rafael Andrade recoge en este paisaje, que está justo donde se interceptan la
calle San Carlos con la Avenida Fuerzas Armadas, adyacente donde está el
monumento “La Burra” en la plaza “Luis José Bonilla”, pintor baluarte de la
plástica nacional, que fue inaugurada el 12 de octubre de 2008, a la entrada
del Mercado Municipal, barrio La Aduana, Parroquia San Cristóbal, Barcelona,
Municipio “Simón Bolívar”, estado Anzoátegui.
El artista se ubica, justo en el triángulo
izquierdo que hacen las dos arterias viales al encontrarse; desde allí
esquematiza la obra. A los lados izquierdo y derecho se extiende la calle y la avenida
indicada, al centro la plazoletita triangulada, en la que al fondo se divisa la pequeña iglesia, que
existe todavía con el nombre: Capilla La Aduana, claro hoy día está con
modificaciones. Dicha plaza hoy lleva el nombre del poeta, pintor y dibujante:
“Eduardo Lezama”.
La pinta con ojo fotográfico, en términos
realista, La casa Nº 0-8 pintada de amarrillo claro y rodapié amarillo limón,
que se ve en primer plano a la derecha, que existe todavía, actualmente funciona allí Helados Cali y una
venta de gas, que hoy está pintada de verde y amarillo, a cuatro casas de Mercantil Internacional y a
tres del Hotel Estoril en sentido hacia la Redoma Los Pájaros. Hace unos seis
años fue repintada del mismo color como aparece en el cuadro, evocando la época
en que Andrade la retrató. Al fondo se observa una vegetación que contrasta con
el paisaje humanizado, las montañas de Ojo de Agua y más al fondo un cielo
aderezado con níveas nubes. Esta obra aunque está firmada y fechada, no tiene
el nombre escrito en el reverso, asumí como título tomando como criterio el
nombre del lugar, como el pintor acostumbraba a titular sus cuadros.
PAISAJE
ARROYO, (1998). Este paisaje fue pintado al final de
su vida, tomó como motivo una zona a las afueras de Barcelona, cercana a las
barriadas entonces en proceso de formación, lo que es hoy 29 de Marzo-Barrio
Bolívar, donde estuvo la Laguna de Los Patos, conocido como sector “El Arroyo”
que fue en su momento el aliviadero de los riachuelos que atraviesan la capital
anzoatiguense, un lugar semiárido, salitroso por su cercanía al mar; donde el
artista vivió hacia 1986. Este lugar es
hoy asentamiento de unas de las barriadas
de Barcelona Parroquia San Cristóbal, Municipio “Simón Bolívar” del Estado
Anzoátegui, que se fue urbanizando bajo la necesidad de la gente por falta de
vivienda y la violencia contra el medio ambiente, donde la marginalidad marcó
la pauta.
Se observa en la obra un arroyito que se
bifurca en dos ramales de agua, al lado de cada
uno, un ranchito de una
habitación, típico de los construidos en las invasiones, hecha su
estructura con madera cortada de los
árboles del lugar, luego cubierta con láminas de zinc recicladas (materiales de
fácil transporte); piso seguramente de tierra, carentes de servicios. Hoy es
difícil de precisar el lugar exacto, debido a los cambios ocurridos; no
obstante, Armando Rafael Andrade nos presenta una fotografía del lugar para el
momento, en que el mismo presenció
cuando fue residente del lugar en un rancho que habitó para entonces, y que además fue testigo del surgimiento de
estas rancherías y de otras en la capital del estado.
CALLE AYACUCHO
CON MATURÍN, BARCELONA, (1969). En esta obra al igual que la
“Cuadra Frente al Viejo Hospital, 1969”, nos deja el testimonio del segmento de
la calle Maturín entre Ayacucho y Liberal, en el Casco Histórico de Barcelona,
Parroquia San Cristóbal, Municipio “Simón Bolívar”, estado Anzoátegui; que a
diferencia del otro, el pintor se coloca
en la acera de la plaza Bolívar de donde capta en diagonal la cuadra referida.
En primer plano está el solar que quedó cuando fue demolido el viejo hospital
“Razetti”. Del lado derecho desemboca la calle Ayacucho que finaliza en el
Boulevard 5 de Julio, desde donde enfoca las tres primeras casas del lado
izquierdo en sentido Avenida Fuerzas
Armadas; la primera, que hace esquina, es la de la familia Silva donde estuvo
una funeraria de su propiedad, la segunda casa, de dos niveles, es donde está la
Funeraria “San Celestino” de zarina Villamini, donde trabajó y vivió Armando R.
Andrade a finales de los años sesenta. A la derecha, de la calle referida,
visualiza de manera parcial una vieja
casona donde funcionó en los años cincuenta el Liceo “Don Bosco” y
posteriormente, el colegio “Francisco de Miranda” que estuvo allí hasta
1987 y que luego fue demolida.
Actualmente funciona en este lugar el Banco Mercantil. A la izquierda, en la
esquina de la Liberal, se divisa una casa en franca ruina, que es donde ahora
está la sede del Banco del Sur. Detrás se puede observar el Hotel Neverí, más
al fondo las montañas de la Zona Industrial Los Montones y el acostumbrado
cielo azul oriental. Esta imagen captada por el artista en 1969, de manera casi
fotográfica y realista da testimonio de los cambios que ha sufrido la ciudad de
manera radical estos últimos cuarenta y cinco años. Esta es una versión de la
obra: Cuadra del Viejo Hospital, (1969),
pero le di un tratamiento aparte porque ésta a diferencia de aquélla, abarca la visual de la calle Ayacucho y la
esquina donde está ahora el Banco Mercantil; que no obstante no aparece en la otra versión.
Esta dos obras estuvieron expuestas en
la muestra: Andrade –Savino Dos Pintores Ingenuos de Barcelona, Primer Encuentro
de Periodista Oriente-Sur, en el Club de Leones de Barcelona, organizada por la
Asociación Venezolana de Periodista
Seccional Anzoátegui del 23 al 24 de octubre de 1969.
PATIO
DEL PINTOR BARCELONA Nº 1, (1973). PATIO DEL PINTOR Nº 2, (1973). Estos dos cuadros, los otros dos
de la Calle La Victoria, (1974) y
Castillo de Cumaná Estado Sucre (1974) y Calle 8ª La Chica, Barcelona
Anzoátegui, (1974); cabe señalar, que el artista utiliza un recurso pictórico
no comentado, al menos en las fuentes
que he consultado y, que ha pasado
inadvertidamente por la gente que ha escrito sobre la obra del pintor, que es el empleo en algunos paisajes, de
esos cartones “horizontalmente
alargados”, en desproporción con la altura o la verticalidad, con el propósito
de darle la mayor captura posible a la
escena o panorámica que desea pintar, no le importa mucho, en estos casos, la
relación cielo-tierra en la obra—la altura— , como en otras situaciones o
soluciones plásticas, sino más bien, abarcar de derecha a izquierda el mayor
plano posible de la ciudad o del paisaje en el cartón, y de esta manera
comprimir en él, si se me permite el término, una extensa panorámica del lugar,
que en condiciones normales sería imposible atrapar no solo en cuanto a los
detalles, sino también en extensión. Se
trata además de trasladar al cuadro una visión casi imposible con la mirada
binocular, que es como vemos las cosas. La visión binocular humana es la que se
obtiene al emplear los ojos conjuntamente, se le llama fusión binocular también,
debido a que se ve una sola imagen a pesar de que cada ojo tiene su propio
punto de vista, en este sentido el campo visual que pueden percibir los seres
humanos es de 100º. Es casi como si integráramos en un mismo plano, distintos puntos de vista del pintor a la
manera secuencial como en una cinta de film. Estas dos obras son importantes
porque dan testimonio del regreso del artista de Santa María de Cariaco a
Barcelona donde toma residencia nuevamente.
Patio del Pintor Barcelona Nº 1, es unas
de las pocas obras junto con el Panorama de Barcelona en las que el artista nos
ofrece una vista aérea de la ciudad de Barcelona y en general es una de las
pocas obras pintadas de esta manera. Por lo común, el pintor emplea en su perspectiva la línea de
horizonte a nivel de los ojos del
espectador, de la que, naturalmente, él no pudiera captar los tejados de las
casas, motivo por el cual recurre a la
perspectiva aérea. La obra habla por sí sola. Es un paisaje del centro de la
ciudad de Barcelona, que obviamente de aquella data hasta hoy ha sufrido cambios
después de cuarenta años de haber sido pintada. Es un paisaje que él ve desde
un solar ubicado en la cuadrícula cuyos perímetros son: las calles: Juncal,
Zamora, Anzoátegui y Avenida 5 de Julio—Boulevard 5 de Julio— donde estuvo una
especie de solar con una ranchería, casi al frente del Salón de Actos
Anzoátegui donde el pintor vivió para ese entonces, que actualmente funge de
estacionamiento; que para pintarlo Andrade se coloca del lado de la calle
Anzoátegui, y en diagonal, desde allí,
capta todo el tejado de la cuadra referida y los postes de la avenida
nombrada, hasta atrapar el edificio del Hotel Barcelona con la publicidad
respectiva, para que no tengamos duda que es una panorámica de capital
anzoatiguense. La otra versión del lugar: Patio del Pintor nº 2, está pintada
en una posición opuesta a la anterior, es decir, se coloca al fondo del solar y
retrata todo el espacio baldío con la visión
a la altura de la línea del horizonte en dirección a la calle
Anzoátegui; que es la calle que se
observa, razón por la cual no se ve el Hotel Barcelona. Estas dos obras
estuvieron expuestas en la muestra: Armando Andrade Realidad Luz y Color en la Galería de Arte
Comisión Legislativa del Estado
Anzoátegui en el año 2000.
Patio del Pintor Barcelona N° 1, 1973. Colección Benito Pereira (+), Puerto La Cruz, estado Anzoátegui.
Patio del Pintor Barcelona N° 2, 1973. Colección Benito Pereira. Puerto L a Cruz, estado Anzoátegui.
CALLE LA
VICTORIA Nº 1, (1974). CALLE LA VICTORIA Nº 2, (1974). (BARCELONA). Estos
dos cuadros, al igual que los otros dos
antes presentados: Patio del Pintor Barcelona
Nº 1 (1973) y Patio del Pintor Nº 2 (1974) se refieren a la ciudad de Barcelona y,
naturalmente tienen su historia. Hacia 1986, en Puerto La Cruz, en la Librería
Trópico de propiedad de Benito Pereira (+), que yo frecuentaba para comprar
libros de las publicaciones de la Universidad Central de Venezuela, las revista
de la Academia de Ciencias de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialista
(URSS) y el Semanario Sputnik editados en castellano, que allí se vendían, ya
casi al final de la “guerra fría”; vi en esa época los cuadros arriba
señalados y cuatros “flores” pintadas en
1978, que el señor Pereira le compró directamente al pintor de quien era amigo.
A mediados del año 2000, la Galería de
Arte Comisión Legislativa del Estado Anzoátegui, a cargo de la Coordinadora Margarita
Liscano le organizó la muestra a Armando Andrade Realidad, Luz y Color, y quien
escribe, en esa oportunidad le comuniqué a Liscano la existencia de las obras
arriba descritas, que, naturalmente, fueron incluidas en el evento
referido y en el catálogo. Presentamos
en este espacio dos versiones de esta calle de la ciudad de Barcelona pintadas
el mismo año como lo indican las fechas de las obras. La Calle Victoria Nº 1, (1974) es una calle del centro de la
capital de Anzoátegui, en el Municipio “Simón Bolívar” adyacente al parque El
Tucusito que comienza en la 7ª Carrera, justo en la esquina donde estuvo la
Funeraria Izaguirre y ahora se encuentran los negocios: Chemanes 1 y la Perfumería
Don Antonio, y se extiende hasta la Avenida “Pedro María Freites” en el sector
Camino Nuevo, donde termina.
En realidad el artista no retrata solo
esta calle, como lo enuncia el título de la obra, sino también el tramo de la 7ª Carrera desde Las calles: La Victoria hasta la Zamora en una época cuando no había sido
construida la Urbanización Camino Nuevo. Armando Rafael Andrade para pintar el
cuadro se ubica en la acera del parque, de donde capta vertical y
horizontalmente en forma de ángulo recto, la cuadrícula urbana (7ª Carrera-
Zamora) para dejarnos esa estampa de casas de bahareque y techos de zinc y de
tejas, algunas de ellas ya en franco deterioro, que innegablemente en el
transcurrir del tiempo, al construir la urbanización comentada, y los naturales
cambios que los vecinos le hacen a sus viviendas han desaparecido; que pareciera
la calle de otra ciudad, que quedó atrás hace 40 años. En esa calle, en una de esas casas, vivió el pintor Raúl Aquiles Savino.
El otro cuadro: Calle La Victoria Nº 2, es
una obra pintada de la misma calle, pero vista, desde lo que pudiéramos llamar
el punto de vista del pintor desde otro
punto de observación; que es, no obstante, el lugar desde el cual el
artista puede diseñar o construir la perspectiva de lo que está viendo. Esta
obra indudablemente fue pintada posteriormente a la otra, aunque el mismo año
como lo señala el título del cuadro, que a diferencia del otro, el pintor para diseñar la perspectiva se coloca en la
7ª Carrera, del lado derecho de la
calle Victoria, en diagonal, en sentido el parque El Tucusito –Avenida “Pedro
María Freites”; de donde capta la línea de casas del lado izquierdo que se va
extendiendo hacia la avenida. Está pintada básicamente en dos colores: azul
suave y blanco; que hace la diferencia de la otra versión, además que permite
visualizar mejor y con más detalles las
casas por el ángulo de visión, pues son vistas casi de frente; cosa que no
permite la otra obra debido a que es vista de perfil, y por las leyes de la
perspectiva, el escorzo acorta las
paredes y se obtiene una panorámica algo distorsionada del lugar. En este
cuadro el artista deja entrever esa línea de casas de bahareque en deplorable estado,
y al fondo del cuadro un azulísimo cielo poblado de nubes. Esta fue una calle
que frecuentó y pintó con ese ojo fotográfico tantas veces el artista, y que en una oportunidad, en una de esas casas, estuvieron conversando:
Raúl Aquiles Savino, Armando Rafael Andrade y Alfredo Armas Alfonzo. Estas dos
obras en el año 2000, estuvieron exhibidas en la Galería de Arte Comisión
Legislativa del Estado Anzoátegui.
Calle La Victoria N° 1 Barcelona, 1974.
Colección Benito Pereira (+). Puerto La Cruz, estado Anzoátegui.
Calle La Victoria N° 2 Barcelona, 1974. Colección Benito Pereira (+). Puerto La Cruz, estado Anzoátegui.
PAISAJE, (1999).
Esta obra, aunque literalmente no es sólo estrictamente
un paisaje, que en palabras del artista denomina “Mosaico”, ya que incluye
además como motivos: Flores y Frutas, que así denominaba él a las naturalezas muertas. La pintura está
elaborada en un soporte horizontal, con cuatro temas. Arriba y abajo, a la
izquierda: Paisajes y Frutas; a la derecha Flores y Paisaje. La importancia de
este cuadro, entre otras cosas, radica, además de su calidad plástica, en que
fue unas de las últimas de su producción, en ese año, de fin de su existencia.
En relación a los dos paisajes aquí
descritos, es difícil precisar el
lugar por los pocos detalles que ofrece
el cuadro y por los cambios que se han suscitado en la ciudad en estos últimos
tiempos, que, indudablemente, por las características y elementos distintivos
de sus casas pudiera ser el barrio 29 de Marzo, u otra barriada de la periferia
urbana de Barcelona.
EL CARDONAL,
(1984). La estampa que nos dejó Armando Rafael
Andrade de este lugar, es, por sus características de una zona rural, que es
típica de las barriadas que han nacido en la periferia de Barcelona, que en algún momento fueron
parcelamientos del entonces Instituto Agrario Nacional (IAN); aparecidas bajo
el cobijo de invasiones que han azotado los alrededores de la capital
anzoatiguense. Pareciera una imagen del campo, y no sin razón, porque mucha
gente que habitó este lugar provenía de allí, y en alguna medida reprodujo su modelo
urbanístico en la ciudad.
El Barrio El Cardonal se formó debido a la
irrupción de familias que ocuparon terrenos, en los que construyeron casas al
margen de la planificación urbanística del Estado, que es lo que retrata
nuestro pintor: un modelo precario de construcción de viviendas hechas por
gentes que reproduce en la urbe el rancho campesino. Este sitio nació en 1981,
su Santo Patrono es San Martín de Porres, yo que estuve varias veces en el
lugar, recuerdo una calle principal que iba de extremo a extremo del
emplazamiento urbano, al final del mismo, una montaña de poca altura. Era en
aquel momento un pintoresco lugar con muchos árboles de cactus (o cardón como
se les llama también a estas plantas) de allí su toponimia. Este lugar está
ubicado adyacente a Los Mesones,
Parroquia San Cristóbal, Municipio “Simón Bolívar”, Estado Anzoátegui; claro
está, de la fecha de la obra a este tiempo, su fisonomía ha cambiado
radicalmente. No confundamos este lugar con los cardones de Barcelona que era
un lagar de antaño que quedaba a las afueras de la ciudad hacia lo que es hoy
el Barrio 29 de Marzo; que el artista, desde luego, pintó y por donde vivió en
los años ochenta y los últimos años de
su existencia; en la que naturalmente hay este tipo de vegetación xerófila.
En esta escena urbana, de apariencia
campestre, el artista nos retrata, en primer plano, al lado izquierdo, tres
ranchos de lámina de zinc, las parcelas
cercadas con estantes de madera y alambre de púa, en el centro de la
improvisada calle una enorme piedra; a la derecha una casa, a
medio ver de bahareque, al fondo cuatro casas en hilera; al final la montaña antes mencionada y el típico cielo azul como de costumbre
nuestro artista resolvía sus cuadros. A la mirada de hoy, este lugar pareciera
otro, que sin su testimonio sería imposible conocer los grandes cambios que han
ocurrido en la dinámica socio-urbanística de Barcelona y de otras ciudades del
oriente venezolano.
PAISAJE (PLAZA
BUENOS AIRES, BARCELONA), (1990). PAISAJE (CALLE BOLÍVAR, 29 MARZO BARCELONA), (1990).
Dispuse tratar
estos dos paisajes, que indudablemente
son de Barcelona, aunque el pintor no refiera el lugar, en este mismo
espacio por razones que esgrimiré a
continuación. Estas dos obras tienen un parentesco de origen común, además de
ser dos miniaturas (las únicas presentadas en este trabajo) cuyas dimensiones
son :la primera del subtítulo mide 5x10; la segunda de 5x15 centímetros; y por referirse
a Barcelona, fueron pintadas de una misma paleta de un mismo día del año 1990;
adquiridas en aquel entonces por Manuel Alcalá, cuando Armando Rafael Andrade
se las llevó a la Marquetería Barcelona, cuando ésta,
estaba ubicada al lado de la Tipografía Anzoátegui, en la esquina que
hacen las calles Bolívar con Maturín, por esta calle, en un local de esta vieja
casona estuvo ubicado este negocio. Fueron adquiridas por aquel tiempo en 15
bolívares cada una. Ese mismo año pasaron a la colección de Miriam Toledo y estuvieron en su poder hasta fecha reciente
cuando las adquirí. Estos cuadros pintados en este formatito tenían el
propósito según palabras del pintor “eran de fácil venta por el tamaño y su
bajo costo”. Fueron obras pintadas con un fin estrictamente comercial; aunque
no obstante no le quita calidad a su trabajo.
Plaza Buenos Aires, Barcelona, 1990. Es un
paisaje de la ciudad de Barcelona. El título original es: Paisaje. Pero sin
lugar a dudas el artista se refiere a este espacio público. Esta placita, por
disposición del ejecutivo regional en noviembre del 2007, le cambió el nombre
de: Plaza “Eduardo Sifontes”. Está ubicada frente de la parte lateral izquierda
de la sede de la Gobernación del estado Anzoátegui, en la capital de esta
entidad federal. Adyacente a este lugar estuvo hacia 1940 una barriada pobre de
techos de paja y paredes de bahareque,
donde en 1943 nació el Artista Plástico
Régulo Martínez. El artista toma la visual del espacio desde la calle 7 Monagas
detrás de él está el edificio de gobierno; y desde allí toma la vista en diagonal, en
primer plano la plazoleta y la casa
que hace esquina con las calles Monagas,
donde está parado el artista, y El Carmen,
que se corta justo en una casita de esquina ubicada entre la Avenida Cumanagoto y la prolongación de la
Avenida Miranda; estas dos vías (El
Carmen y la Cumanagoto) hacen ángulo recto,
en esta última están alineadas 5 casas con unos árboles de mangos en los patios
y el azulísimo cielo de costumbre, de fondo. Las otras dos calles que conforman
el perímetro o los linderos del ágora
del lado derecho: calle Flores y en la parte de abajo del cuadro: la Monagas,
no se divisan por el ángulo de visión desde donde el pintor construye la
perspectiva y visualiza el plano. Como
ya dije esta obra mide 5 x10 centímetros; pero no obstante, Armando Rafael Andrade maneja con
precisión el espacio sin comprometer la
composición, distribuyendo en ella los elementos armónicamente. Está pintado a
la altura de la línea del horizonte, es decir, a la altura de los ojos, lo que explica que los árboles de
caoba de esta zona de esparcimiento sean captados de manera parcial por el
pintor. Naturalmente como es de costumbre en sus obras, el detalle define su
esquematización por lo que se explica el
follaje que vemos en el parque.
Calle Bolívar 29 de Marzo, Barcelona, 1990. La calle Bolívar es una de las calles
más largas de Barcelona. Atraviesa de un
extremo a otro la ciudad de norte a sur. Comienza en la plaza “San Felipe de
Neri” en el barrio Portugal Arriba y termina en el barrio Bolívar en la calle Emilio Zapata. Esta era una calle
que el pintor transitaba a diario cuando
vivía en Barrio Bolívar. El pintor capta el tramo de esta calle que intercepta
la calle Brisas de Mar, que está ubicada en el segmento que hacen las calles La
Esperanza, en 29 de Marzo, con Las Flores, en el barrio Brisas del Mar. Justo
esa mitad de cuadra, que se deja entrever por la izquierda 3 casas (amarilla,
blanca y amarilla, con zócalos naranja) y a la derecha 4 casas (azul con rejas,
blanca con zócalo naranja, blanca con un
jardín con plantas ornamentales, y una blanca al final); para desembocar en la
calle referida. El pintor capta el paisaje como si estuviera de manera
equidistante a ambos lados de la calle, es decir en el centro de la vía, a la
altura de la mirada; viéndose de fondo los frondosos árboles frutales de mangos
de los patios de las casas. En el punto de fuga, se ve una casa que diera la impresión, de que esta calle es un callejón sin salida;
pero no obstante, la calle desvía a la izquierda para ir en sentido Barrio
Bolívar por eso da esa sensación óptica. Da la impresión que la Bolívar termina
en la casa blanca con naranja, que tiene una media pared de bloque y tubular de
herrería. Esta es una estampa de esas barriadas populares de Barcelona pintada hace
24 años por Armando Rafael Andrade. La calle Brisar del Mar está en los
confines de 29 de Marzo para pasar al Barrio Bolívar.
Paisaje (Plaza Buenos Aires), Barcelona. 1990. Fotografía José Daniel Pinto Toledo. Colección Manuel Bas. Caracas, D. C.
Cale Bolívar, 29 de Marzo, Barcelona, 1990. Fotografía José Daniel Toledo Pinto. Colección Manuel Bas, Caracas, D. C.
CALLE EL
ARROYO, (1995). El título de la obra es obvio. La calle
lleva el nombre de un arroyo que bordea parte de la ciudad de Barcelona. Es un riachuelo que atraviesa el centro de la
ciudad pasando por la Avenida Caracas, cruzándola y dirigiéndose por detrás del
Centro Comercial “Videmar” y Centro Médico “Zambrano” hasta atravesar la Avenida “Pedro María Freites”; ubicada entre
las calles: Principal y Brisas del Mar,
Barrio Corea, Parroquia San Cristóbal, Barcelona, Municipio “Simón Bolívar”, estado Anzoátegui, es el segmento o cuadra,
de la calle El Arroyo que capta el artista,
adyacente al Callejón San José;
es donde está localizado este paisaje, el frente de las casas dan la vista hacia el canal. Para
pintarlo, el artista, se coloca en una de las orillas de donde visualiza la
cuadra en diagonal, en primer plano, el arroyito lleno de boras o taruyas o lirios acuáticos como así le denominan a estas plantas acuáticas; sobre el que está un puente
improvisado de madera que comunica una orilla con la otra del canal; que hoy
está sustituido por uno de hierro con barandas y la visual parcial de la línea
de casas de la cuadrícula urbana y al fondo el azulado cielo que viene a
constituir esta tarjeta postal de la capital anzoatiguense que nos dejó Armando
Rafael Andrade. Claro está el lugar ha sufrido algunas variaciones desde la fecha
en que fue pintada: 1995 hasta hoy.
EN BARCELONA
EDO. ANZOÁTEGUI, (1998). Esta obra y la que aparece
en El Mosaico, (1988), número 8, de las presentadas aquí,
relacionadas a espacios interiores son escasas
en su producción debido a que la mayor parte de sus pinturas, particularmente
el paisaje, están representados los temas a
“cielo abierto”. El carácter y visión intimista expresada aquí por el artista, a diferencia de Federico
Brandt, es la parquedad y ausencia de mobiliarios. Busca resaltar la
ambientación arquitectónica, los volúmenes están demarcados por un contorno
lineal, y el ángulo de visión concentrada en el aposento. En primer plano están
dos personajes, a cada lado una lámpara y un pasadizo y otro al fondo que comunican con tres
habitaciones; del techo cuelga un matero, y en el piso, a la izquierda, hacia
atrás: un porrón; ambos con flores. La manera de cómo representa la habitación
da la impresión de que se trata de una
casona, del centro de Barcelona, en el Casco Histórico, en la calle Juncal, a
media cuadra del Boulevard 5 de Julio, en sentido Avenida “Pedro María Freites”
donde estuvieron por esa época la Escuela de Artesanía de la Dirección de
Cultura de la Gobernación del Estado Anzoátegui, y posteriormente la U.E. Colegio “Isabel La
Católica”, y actualmente funciona la U. E. Colegio “Bolívar Libertador” en la
que artista vivió entre 1994 y 1996, que él cuidaba, y que le servía de vivienda y de taller para pintar;
que le fue adjudicada para que viviera temporalmente, que según testimonio de José “Cheo” Hurtado Moy,
quien era Comisionado de la Gobernación en la gestión de Dennis Balza, para ese
entonces, y que en un encuentro que tuvo
en la plaza Boyacá de la capital del estado con el pintor, al preguntarle donde
estaba viviendo, a lo que Andrade respondió jocosamente, como acostumbraba
responder, le dijo—que estaba viviendo en el “Hotel Plaza”--; Lo que quiso
decir, es que vivía en la plaza a la intemperie, Hurtado, lo levantó, y le
alquiló una habitación en el Hotel Boyacá para que pasara la noche. Al día
siguiente gestionó ante Daría de Millán, la entonces Directora de Cultura, para
permitirle vivir temporalmente en la
casa antes mencionada.
UN POBRE ENTRE
DOS RICOS, (1998). Esta obra fue exhibida en el Salón
Bigott de Arte Popular del 9 de mayo al 11 de julio de 1999, en el Centro
de Arte de Maracaibo “Lía Bermúdez”, fue
el último evento de confrontación de esta naturaleza en el que participó
Armando Rafael Andrade, en vida, quizá enviado por algún conocido debido que el
artista ni acostumbraba mandar cuadros a salones ni de asistir a éstos. El lugar
pintado aquí es indeterminado; es unas de esas obras pintadas desde el recuerdo,
que no recoge fiel y estrictamente algún sitio en particular, pero que
naturalmente nos deja una estampa de lo que pudiéramos llamar el “arquetipo” urbanístico
de Barcelona, que obviamente es de naturaleza freudiana, que denota los cambios
que han acontecido en ella en estos últimos 35 años: gentes en las calles, no
usual en sus pinturas antes de los años noventa, vehículos modernos; casas en
ruinas que dejan entrever el paso del tiempo y
que han cedido el espacio a modernas construcciones de hormigón; y otras
todavía en pie de bahareque y techo de
zinc, de dos aguas; otras de bloque con el mismo tipo de techo, más actuales, de una agua hacia el patio. Es un ambiente
de ciudad que péndula entre la tipología de residencia de la provincia y la naciente,
desde sus entrañas, de otra ciudad camino a la metrópolis. Es una obra irónica que muestra ese
desbalance social venezolano. Hay otra versión: Un Rico Entre Dos Pobres. De
estas versiones se sabe que expuso dos obras en 1991 en el XXVII Salón de Arte
Nueva Galería, Segunda Colectiva de Artistas del Estado Anzoátegui, organizada
por el Banco Mercantil, Oficina Barcelona.
(Tomado de Fundación Bigott, Salón
Bigott de Arte Popular, 1999, Caracas, p. 122)
CALLE SIN
RUMBO, (1995). El título de esta obra es muy sugestivo,
¿Calle sin Rumbo? ¿No va a ninguna parte? ¿A dónde va? Es un nombre irónico.
Como irónico y jocoso era Armando R. Andrade. El artista sabía que es una vía
que se extiende a lo largo de varios poblados: La China, San Miguel, Pedregal,
hasta llegar al Clarines de añejos recuerdos para él. Este cuadro pertenece a
la colección de mi amigo José “Cheo” Hurtado Moy, quien se lo compró
directamente a Andrade. La localización de este paisaje, según testimonio de su
propietario, el artista le había confesado
que este lugar es de la vía a Caigua. Quizá el tramo entre este pueblo y El
Pilar. Un paisaje donde se puede observar la vista parcial de la carretera, un
paraje lleno de vegetación, un ranchito a un lado del camino, como es de
costumbre en esta región, la
construcción de este tipo de viviendas a un costado de la arteria vial. Es
difícil precisar donde es exactamente el lugar, por los cambios que se suscitan
en las localidades y el tiempo transcurrido. Se sabe por boca del artista que
el paisaje es de Caigua. Jesús, María y José de Caigua, que fue el nombre que se le puso cuando fue
fundada 24 de marzo de 1667 por el
fraile Don Manuel Yangües. Es una parroquia del Municipio “Simón Bolívar”,
pertenece a Barcelona, ubicada al oeste
y a 40 kilómetros de esta ciudad y al norte del Estado Anzoátegui. Con esta
obra el artista nos dejó una estampa de la Venezuela rural de esta región del
oriente; que día a día es desplazada por otra de carácter urbana.
PAISAJES, (1995)
(CALLEJÓN GATO NEGRO). Esta
obra originalmente está titulada por el artista como: “Paisajes”, debido que en
una pequeña canvas están pintados tres en secuencia; el del centro es el que tratamos
aquí, los otros dos: izquierda y derecha son paisajes rurales donde la
vegetación es el centro de la escena. Me tomé la atribución de tratar aparte este
tema, por una parte, porque los otros dos a pesar de ser temas del
oriente venezolano, identificable por su flora, orografía, relieve, clima, luminosidad, entre otros; pero es difícil
determinar el lugar exacto y que en alguna medida ya he tratado temas con otras
obras precedentemente, de esta naturaleza. Son paisajes de carácter arquetípico
de esta región del país. Por la otra, porque el paisaje tratado en este espacio
refiere un lugar de Barcelona fácilmente identificable, aunque el pintor no lo dice en el cuadro. Este
cuadro nos deja una estampa de un lugar de Barcelona, del Casco Histórico, que
poco transita por allí la gente, excepto los que habitan este viejo y olvidado
callejón que no se extiende más de una cuadra. Una callejuela que en las noches,
el que lo ha caminado no deja de
erizársele la piel. Siempre solo en el día, que podemos esperar de las noches.
Su mismo nombre está en un halo de misterio,
inclusive desde los tiempos fundacionales donde está Barcelona a partir de
1671. Mi propósito aquí no es,
naturalmente, desentrañar este
acertijo, sino señalar algunas versiones que existen en relación a su
toponimia. Se sabe a través de Fernando del Bastardo y Loayza,(1710-1788),
Barcelona, Vicario Foráneo y Juez Eclesiástico
de esta ciudad, quien culminó la Iglesia Parroquial —Iglesia de San Cristóbal—
comenzada en 1748 por el Cura Don Manuel de Sotomayor, en el gobierno del Teniente
Gobernador Pedro de Mesones, (1673), quien vivió en la casa donde actualmente
funciona el Museo de Anzoátegui, que este callejón ya existía, por allí, por
estar cerca del río Neverí trasladaban a los negros esclavos que iban a ser
vendidos en la plaza Mayor—hoy plaza Boyacá—. Era el camino por donde los
comerciantes de la época que vivían en las adyacencias trasladaban sus
mercancías a Puerto de Río, lugar donde está actualmente el puente Boyacá,
frente el Hotel Neverí; por allí se iban por navegación fluvial hasta las
costas de Maurica, y de allí abrirse paso a las Antillas y el Caribe.
Sobre el nombre de este callejón existen
varias versiones que las doy a conocer sin aires de desentrañar el misterio de
su nombre como ya advertí. La que comento a continuación me la suministró Manuel Alcalá (entrevista
telefónica, 21 de septiembre de 2014), una de ellas cuenta que en ese lugar
funcionaba un expendio de licores con el nombre “Bar Gato Negro”, de allí su
nombre. Otra es que por allí vivió una curandera que le gustaban mucho los
“gatos negros”. No olvidemos que para muchas personas supersticiosas los felinos de este color están asociados a
la hechicería, inclusive para los
practicantes de estos ritos diabólicos. Otra historia es la que cuenta que en
el período presidencial de Raúl Leoni, éste, designó al Doctor Rafael Antonio Fernández
Padilla como Gobernador del Estado
Anzoátegui, quien tenía un familiar por
el callejón que hemos venido refiriendo, Fernández Padilla, eventualmente
visitaba a un familiar en este lugar, un día estuvo de visita como de costumbre, mientras conversaba se le hizo de
noche, cuando salió para irse estaba tan
oscuro, que dijo: “—esto parece un “gato negro”; no obstante, diciendo además:
—si Cumaná tiene el callejón “El Alacrán”, entonces nosotros tenemos un
callejón “Gato Negro—”.
Otros
dos pequeños cuentos me lo suministró José “Cheo” Hurtado Moy (entrevista telefónica, 21 de septiembre de
2014), uno refiere al Teniente Gobernador Pedro de Mesones, para la época las
calles de Barcelona se alumbraban con faroles, éste recibió un atentado por
parte de unos indios quienes lo acorralaron por ambas entradas del callejón a
lo que exclamó ¡“todo parece un gato
negro”¡ La otra refiere que Pedro Carillón, un habitante de ese callejón, en
una oportunidad que se presentó una trifulca en el cabildo y temiendo una agresión o atentado, huyó a su
casa, viéndose cercado, dijo—“estoy acorralado como un gato negro”—
El Callejón Gato Negro se haya tan cercano y tan distante a la vez. Está a media cuadra
de la sede de la Alcaldía del Municipio “Simón Bolívar”, detrás del Museo de
Anzoátegui. Entre las calles: San Carlos y Ricaurte. Una calle de seguro
nuestro pintor caminaba a diario, y que él conocía muy bien como buen habitante
de Barcelona caminador de sus calles. Armando Rafael Andrade capta la visual de
esta vía ubicado en el centro de ella,
equidistante entre las dos calles referidas, mirando hacia la Ricaurte,
el pintor retrata ,del lado izquierdo : dos casas, la primera pintada de color blanco y naranja y la otra de amarillo y
verde y la parte extrema de la pared de blanco y amarillo; del derecho tres
casas : una pintada de color rosado con azul,
la siguiente de blanco y rojo la última de amarillo y verde, con el extremo de
la pared de blanco y amarillo; al fondo del callejón, en la calle Ricaurte, está una casa pintada de verde con amarillo, con una puerta blanca a medio ver
que perteneció al doctor Francisco
Javier Rodríguez, farmaceuta, propietario de la Farmacia Juncal, que en una
época estuvo en la esquina que hacen la calles: la que acabo de referir con la
Juncal, frente a la Alcaldía de Barcelona. En esta casa en otro momento, cuando
Rodríguez vivía cultivaba orquídeas, que era su entretenimiento cuando estaba
fuera del mostrador del expendio de medicinas. En esa casa vive aún su viuda ya
nonagenaria cargada de años. El estado del callejón Gato Negro hoy es
deplorable, Dios quiera que recobre la fisonomía de sus mejores tiempos, como
la de aquella estampa que nos dejó de este lugar hace 19 años Armando Rafael
Andrade.
Paisajes (Callejón Gato Negro), 1995. Colección y Fotografía Antonio Casanova. Barcelona, estado Anzoátegui.
PUERTO LA CRUZ.
PUERTO LA
CRUZ, (1997). El artista nos dejó con esta obra una
especie de fotografía de este lugar que hace resistencia a la incesante
construcción de grandes edificaciones, que en alguna medida han quedado
rezagadas estas viejas casas de cemento
y zinc .Lo que se conocía y se conoce como Puerto La Cruz en un sentido
estricto de la palabra, es el Casco
Central, cuya referencia o epicentro es la Plaza Bolívar, localizada en la parroquia del mismo nombre, ubicada en el
Municipio “Juan Antonio Sotillo”, capital: Puerto La Cruz. Este paisaje es
difícil de localizar por los cambios suscitados en estos últimos años, y que
estoy seguro que el artista lo pintó desde el recuerdo que guardaba del lugar
que frecuentaba tiempo atrás; pero no obstante, es posible que pertenezca a las
viejas casas ubicadas en el extremo
noroeste de Puerto La Cruz, en las adyacencias donde estuvo el colegio
Madre María Rosa Molas de las monjas de la consolación; que pudiera ser algunas
de las calles de ese emplazamiento urbano como por ejemplo la calle Simón
Rodríguez. Lo importante aquí es que nos dejó una especie de “álbum de la ciudad” que lo convierte más bien en un fiel
documentalista de la arquitectura tradicional de nuestro Estado.
SIMÓN RODRÍGUEZ
CON BOLÍVAR, PUERTO LA CRUZ, (1976). Este sitio está
ubicado más o menos en el mismo lugar que el otro paisaje de la otra obra dedicada a la urbe, capital del Municipio
“Juan Antonio Sotillo” (Puerto La Cruz, 1998), solo que en este cuadro
especifica las calles; que innegablemente están localizadas hacia el noroeste ,
del “casco central” de la ciudad de Puerto La Cruz; en la que nos dejó la
imagen de aquella época, de arquitectura tradicional de pueblo, ahora ciudad, que se ha ido para dar paso a otra de modernas
construcciones de propiedad horizontal; y que hoy, esa imagen nos resulta extraña,
como la huella de otra población. Nótese al fondo de la obra, por la calle Simón
Rodríguez, el “Paseo Colón ahora “Paseo de la Cruz y el Mar” y la azulísima
bahía de Pozuelos.
Simón Rodríguez con Bolívar, Puerto La Cruz, 1976. Colección José Luis Castro Gómez.
Barcelona, estado Anzoátegui.
GUANTA
PAISAJES, (1998). Esta
obra no indica el título sólo la fecha y la firma del pintor. Sin embargo, como
en tantos otros cuadros que he visto, asumí el título genérico “paisajes”, como
de costumbre lo hacía Armando Rafael Andrade, sobre todo en las obras de sus
últimos años de pintor influenciado por la nostalgia que le producen los
recuerdos de los lugares visitados o donde vivió en el oriente venezolano. La
luminosidad, el relieve, la orografía, la vegetación—árboles de araguaney,
bucare y apamate— y la planimetría del espacio urbano así lo confirman.
Los elementos urbanísticos que reflejan la
pintura nos ubica en Guanta, estado Anzoátegui.
Es un paisaje veraniego, luminoso, ausentes de nubes y los árboles
observados en el cuadro, nos ponen en el tiempo y espacio. El poste del
alumbrado que se ve en primer plano nos ubica en una vía principal del poblado.
Estudiando la planimetría urbanística de Guanta, Municipio Guanta, una
población localizada en el extremo nororiental de Anzoátegui, en los límites
del Estado Sucre. No obstante, el artista nos coloca en una de las arterias
viales principal de esta ciudad. De acuerdo a datos suministrados por el
artista en la obra, pareciera la Avenida Arizaleta, el tramo entre las calles
Los Cocalitos y La Picha.
Desde el punto de vistas constructivo
vemos, como todos los cuadros característicos de la década de los noventa,
personajes y modernos vehículos automotores en las calles como espectadores de
las obras de otro tiempo del pintor de Armando Rafael Andrade. Al fondo del espacio humanizado, una
loma con cuatro árboles de los arriba descritos y el acostumbrado azulísimo
cielo veraniego ausentes de níveas nubes.
PÍRITU.
PÍRITU,
EDO. ANZOÁTEGUI, (1972). Esta El
título de la obra es obvio. Se refiere a un paisaje de este poblado. El artista
para pintarla se ubica en el patio de las dos casas: a la izquierda está una casona
construida de bahareque y tejas; a la derecha, otra hecha con los mismos
materiales; pero en franco deterioro, de allí el nombre del cuadro. Se puede
observar en ella las cañas amargas que conforman la estructura de las tapias,
con la ausencia parcial de la argamasa que sirve relleno elaborada de barro con paja. Parece una radiografía de la
pared. Entre las dos viviendas de rancia estirpe colonial, se deja entrever, a
través de una especie de brecha o rendija, en primer plano un tranquero que
cierra el paso hacia las residencias, más adelante en el otro extremo, un
pórtico de entrada que da acceso a la plazoleta de la Iglesia Inmaculada
Concepción de Píritu, que se divisa parcialmente, debido a
que delante de ella, está lo que
queda de la muralla de piedra que es parte
de este recinto, que impide su visibilidad total. Detrás del templo colonial
como un espaldar de silla, el Cerro “El Calvario”, y más al fondo, la lejanía
de un azulísimo cielo. Estas casas estuvieron ubicadas en la calle Peñalver, en
el Casco Colonial de Píritu, Municipio Píritu, Estado Anzoátegui, justo al
frente del monumento histórico referido;
que, naturalmente, ya no están porque han sufrido el embate del
tiempo, dando paso a modernas quintas que hoy están en ese lugar.
Esta pintura es la huella que nos ha dejado Armando Rafael Andrade del Píritu de ayer, como un “Álbum de Fotografías” de esta ciudad de añeja historia. Esta obra estuvo expuesta en 1973 en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar de la Gobernación del Distrito Federal, Caracas, la cual aparece en el registro fotográfico del catálogo Nº 59, en la Serie de Píritu, Estado Anzoátegui titulada: La Casa en Ruinas. La fotografía de esta obra aparece en el reportaje realizado por Alí Brett Martínez, publicado por la Revista Líneas, Nº 215, p. 4, titulado: El Ingenuo: Armando Rafael Andrade: De Fabricantes de Urnas en Clarines a la Bienal de Sao Paulo, publicado en Caracas en marzo de 1975 por Edición C. A. La Electricidad de Caracas/Luz Eléctrica de Venezuela. Y en el trabajo escrito por Alfredo Armas Alfonzo, (1979, Enero-Mayo): Armando Rafael Andrade: Una Ideología de la Justicia publicado en Caracas por la Universidad Simón Bolívar, Revista Tiempo Real, Nº 9, p. 9. Esta obra actualmente pertenece a la colección del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, Fundación de Museos Nacionales, Galería de Arte Nacional registrada en el Centro de Información y Documentación de las Artes Plásticas (CINAP) en la ficha técnica con nombre de: Píritu Estado Anzoátegui, (1972) que fue el que empleé arriba en el subtítulo; la imagen digitalizada del cuadro aquí presentada fue cortesía de esta Institución museística. Esta obra estuvo expuesta en julio del 2012 en la muestra Los Tejedores de Sueños en la Galería de Arte Nacional. Esta es una de las obras más documentada del artista junto con “Cerro de los Chivos”. Esta obra, que tratamos aquí al igual que Carrera 8, La Chica, (1974); Castillo de Cumaná, (1974); Paisaje Arroyo, (1998); Puerto La Cruz, (1997); Maturín, Edo. Monagas, (1993), La Soledad, Edo. Sucre, (1972) aparecen reseñadas desde el 9 de septiembre de 2014 en Wiki Historia del Arte Venezolano en la dirección electrónica: vereda.ula.ve/wiki_artevenezolano/index.php/Andrade,_ Armando_Rafael.
Esta pintura es la huella que nos ha dejado Armando Rafael Andrade del Píritu de ayer, como un “Álbum de Fotografías” de esta ciudad de añeja historia. Esta obra estuvo expuesta en 1973 en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar de la Gobernación del Distrito Federal, Caracas, la cual aparece en el registro fotográfico del catálogo Nº 59, en la Serie de Píritu, Estado Anzoátegui titulada: La Casa en Ruinas. La fotografía de esta obra aparece en el reportaje realizado por Alí Brett Martínez, publicado por la Revista Líneas, Nº 215, p. 4, titulado: El Ingenuo: Armando Rafael Andrade: De Fabricantes de Urnas en Clarines a la Bienal de Sao Paulo, publicado en Caracas en marzo de 1975 por Edición C. A. La Electricidad de Caracas/Luz Eléctrica de Venezuela. Y en el trabajo escrito por Alfredo Armas Alfonzo, (1979, Enero-Mayo): Armando Rafael Andrade: Una Ideología de la Justicia publicado en Caracas por la Universidad Simón Bolívar, Revista Tiempo Real, Nº 9, p. 9. Esta obra actualmente pertenece a la colección del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, Fundación de Museos Nacionales, Galería de Arte Nacional registrada en el Centro de Información y Documentación de las Artes Plásticas (CINAP) en la ficha técnica con nombre de: Píritu Estado Anzoátegui, (1972) que fue el que empleé arriba en el subtítulo; la imagen digitalizada del cuadro aquí presentada fue cortesía de esta Institución museística. Esta obra estuvo expuesta en julio del 2012 en la muestra Los Tejedores de Sueños en la Galería de Arte Nacional. Esta es una de las obras más documentada del artista junto con “Cerro de los Chivos”. Esta obra, que tratamos aquí al igual que Carrera 8, La Chica, (1974); Castillo de Cumaná, (1974); Paisaje Arroyo, (1998); Puerto La Cruz, (1997); Maturín, Edo. Monagas, (1993), La Soledad, Edo. Sucre, (1972) aparecen reseñadas desde el 9 de septiembre de 2014 en Wiki Historia del Arte Venezolano en la dirección electrónica: vereda.ula.ve/wiki_artevenezolano/index.php/Andrade,_ Armando_Rafael.
Píritu, Edo. Anzoátegui, 1972. Colección y Fotografía Ministerio para el Poder Popular para la Cultura, Fundación Museos Nacionales, Galería de Arte Nacional, CINAP. Caracas, D. C.
IGLESIA DE
PÍRITU ANZOÁTEGUI, (1970). La Iglesia Nuestra Señora Inmaculada
Concepción de Píritu es una joya de la arquitectura estilo barroco colonial de América. Fue construida
entre 1654 y 1745 bajo la tutela de Fray Salvador Romero. Su decoración y
culminación se le atribuye a Fray Cristóbal Martínez. Para mediados del siglo
XX, este monumento estaba en franco deterioro por lo que fue restaurada. Según
Castro y Castillo, (1993) los estudios de la restauración, ejecución y
dirección de las obras estuvieron a cargo del Proyectista, Constructor y
Restaurador Luis López Diez entre los años 1952-1954, en la gestión del
Gobernador del Estado Anzoátegui Dr.
Manuel José Arreaza. En criterio de Graziano Gasparini citado por Castro y Castillo
(ob. cit.) “…era la primera restauración que se estaba ejecutando con criterios
científicos… Que eran los trabajos más perfectos que había conocido…” (p. s/n.)
Este templo se encuentra ubicado en la calle “Peñalver” adyacente al cerro El
Vigía o El Calvario como también lo llaman los piriteños a este lugar montañoso
de la población de Píritu, Municipio Píritu, Estado Anzoátegui, que desde la Carretera Nacional se puede ver el
monumento ataviada de blanco y rojo sentada sobre la poltrona que hace la verde
loma, imponente, que nos deslumbra con su belleza.
Por su majestad y admiración no sólo los
vecinos, sino todo aquél que ha visitado
Píritu la han elogiado. Ha sido pintada por muchos pintores locales
tales como: Valentín Rodríguez “Invarro”,
quien la llama la “Dama de las Mil Caras”, Mabel Barquero, María Méndez,
Alberto Rivas, Robinson Alvarado, Francisco Rolingson, Margot Fernández García
(+), entre otros. En 1970 Armando Rafael Andrade pintó la versión de esta
edificación presentada aquí, y quizá no haya sido la única pintada por el
artista, debido a que en el Catálogo Nº
59 de la exposición Armando Rafael Andrade, llevada a cabo el 19 de agosto en
la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar en Caracas donde aparece en la Serie
Píritu Estado Anzoátegui el cuadro: La Iglesia, pintada probablemente hacia 1972.
En este documento no se indica la data en que fue pintada ni aparece el
registro fotográfico de la obra. No tengo manera de demostrar si se trata de la
misma pintura, aunque la señora Elia de Arias y el Dr. Aníbal Arias sus
antiguos propietarios me testimoniaron que fue un encargo que le hicieron a
Armando Rafael Andrade. Otra obra alusiva a esta iglesia y la de Clarines es el
cuadro: La Iglesia de Píritu no es Mejor que la de Clarines expuesta en junio
de 1968 en la Galería Polo & Bot, Caracas.
El pintor realizó este cuadro a 16 años de
su restauración y fue pintada desde la planicie
del piso empedrado adyacente a la iglesia ubicado en diagonal a ésta lo
que le permitió tener una visión de la parte frontal-lateral derecha de la
misma; con una vista casi en ángulo recto, que da la sensación de cuadratura
del edificio; pero no obstante, a través del empleo del escorzo el artista de
acuerdo con la regla de la perspectiva logra reducir el largo (lado derecho)
dando la impresión geométrica señalada.
Un dato curioso en relación al sobretecho o torre que se levanta sobre
el techo base, es que el pintor omitió la ventana de este aposento quizá por
descuido. En primer plano captó el muro de piedra que data de la misma época en
que la iglesia fue construida, luego el piso empedrado, la iglesia y el aljibe y
detrás de ella el cerro El Vigía y más al fondo como telón, un azulísimo
cielo poblado con unas pintorescas nubes.
CLARINES.
PERSPECTIVA DE
LA CALLE DE SAN ANTONIO, CLARINES, (1974). Quizá
esta sea la calle más privilegiada de esta ciudad, al menos espiritualmente. Digo
esto, porque lleva el mismo nombre del pueblo: San Antonio de Padua de
Clarines; el nombre de este poblado data
de 1673 cuando se lo asignó Fray Cristóbal. Esta ciudad de génesis colonial
está ubicado al norte del Estado Anzoátegui, en el oriente del país, en el
Municipio “Manuel Ezequiel Bruzual”, a 9.3991 de latitud y -65.1652 de longitud. Esta
ciudad fue epicentro de una entrañable
amistad de dos personas: Alfredo Armas Alfonzo y Armando Rafael Andrade. Una
amistad que la propició Claudio Alén en 1956. Que en palabras del escritor, en 1973 describió “…desde entonces data una relación
con Andrade que no ha quebrantado ni las ausencias ni las distancias”, (p. s/n). El primero para
decirlo con palabras de Alí Brett Martínez “… con una persistente y meritorio
trabajo de cuentista ha hecho de Clarines, donde nació en 1921, o mejor dicho
del Unare, su universo afectivo y literario”, (p.2) .El segundo de Río Chico, y
como ha dicho Luis Alberto Crespo en Edda Armas, (2003) “…en cuya enfrentada
diligencia privilegiaba la de clavetear esos lechos de la eternidad”, (p.18). En
el desempeño del oficio: fabricante de urnas, mesas, sillas; es decir, con el oficio, como decía
él: carpintero, lo conoció el escritor.
Pero el verdadero oficio, un oficio
solapado por otro donde privaba la necesidad, era el de maestro de pintor, como
se les decía a los pintores en la Época Colonial. Decide un buen día hacer un
cartel publicitario para su embrionario negocio, como esos que eran común para
la época, artesanalmente en las barriadas y en los pueblos de la provincia,
donde había uno que otro artista que se dedicaba a estos menesteres, como
Ciriaco Iriarte en Naiquatá, Jesús “Clavito” Herrera en Portugal Arriba de Barcelona,
Emerjo Darío Lunar en Cabimas o Arrechidel en el casco histórico de Barcelona.
Lo cierto es que este aviso no estimuló el interés de la gente de Clarines más
allá del propósito para lo cual el artista lo había pensado y hecho; pero sí de
Alfredo Armas Alfonzo.
Este cartel le trajo más fama que fortuna,
sin entendemos por ésta, riquezas materiales. Le aseguró un puesto en la Historia del Arte de Venezuela.
Ambos, escritor y pintor emprendieron juntos una amistad y la aventura de dejar
para la posteridad, una semblanza, una estampa del Clarines de ayer. Alfredo
Armas Alfonzo usó la pluma y el lente de la cámara fotográfica para poner en la
mirada de los venezolanos, aquel
Clarines que ya pasó: sus gentes, sus costumbres, sus tradiciones; como nos los dejó testimoniado en su obra: “Un Pueblo
Hecho de Recuerdos /Clarines Bien Lejos” publicada en 1981, por Lagoven, S. A.,
en la seria “Cuadernos Lagoven” que entre otras cosas nos muestra una vieja
estampa de esta población de los años cincuenta, donde podemos apreciar sus
gente en diferentes roles en su quehacer diario, a San Antonio de Padua, su Santo Patrono, sacado en procesión frente a la iglesia por el lado
izquierdo de ésta, por la calle del mismo nombre, acompañado por su feligresía,
quienes lo veneran con música y fervor religioso. Armando Rafael Andrade nos dejó esos paisajes, esos lugares, esos parajes,
esas calles sin gentes, estiradas y como
si hubieran sido pintadas por estudioso del dibujo arquitectónico. Esas calles
desoladas sin presencia humana; donde la arquitectura del pueblo se apodera de
la escena, la cual denota el paso inexorable del tiempo. Escribió con su
pincel una crónica visual invalorable de
este pueblo de linaje colonial. Alfredo Armas y Armando R. Andrade son dos
maneras de ser, de expresar, cuyas obras vienen a ser como una misma historia contada dos veces,
con ellos la palabra y la imagen son una misma cosa, toma corporeidad, se
convierten en una misma sustancia y en un mismo relato de pueblo.
En relación a la obra aquí tratada: “Perspectiva
de la Calle de San Antonio Clarines” de la cual tomé la imagen del reportaje
que escribió Alí Brett Martínez en marzo
de 1975 titulado: El Ingenuo: Armando Rafael Andrade de Fabricante
de Urnas en Clarines a la Bienal de Sao
Paulo publicado por C. A. electricidad de Caracas /Luz Eléctrica de Venezuela,
Revista Líneas, Nº 215, pp.2-5; es posible que la haya pintado hacia 1974, al
propósito de la cuarta muestra individual que se le haya hecho al artista en la Sala Ocre, Sabana Grande, en Caracas este año, en el mes de noviembre, seguramente pintada en
Barcelona tomando como modelo una fotografía, de más vieja data que la fecha
del cuadro, quizá de finales de los cincuenta principios de los sesenta.
Sabemos que de esta calle había otra versión
pintada antes de 1974, mirando en retrospectiva su participación en
eventos expositivos se sabe que en 1965 cuando expuso junto a Bárbaro Rivas,
Gerardo Aguilera Silva y Jesús María Oliveros, aunque todas las obras que
expuso siete en total, todas eran
referidas a Clarines no figuró una obra dedicada a esta calle, a pesar de estar
recién residenciado en Barcelona procedente de la ciudad del Unare. Cuando se
le organizó su primera a muestra individual en la Galería Polo & Bot en
Caracas en 1968 expuso un cuadro titulado: “Calle San Antonio, Clarines”. En
1969 en la exposición: “Andrade / Sabino Dos Pintores Ingenuos de Barcelona”
organizada por la Asociación Venezolana de Periodistas Seccional Anzoátegui, llevada a cabo en el Club de Leones de Barcelona, solo exhibió seis obras todas
dedicadas a la ciudad capital del Estado Anzoátegui. En 1973, refiere Armas Alfonzo, (La Ficha del
Coleccionista) parte del texto del
catálogo Nº 59 de la exposición llevada a cabo en la Sala de Exposiciones Plaza
Bolívar, que Andrade expuso en el Ateneo de Barcelona, momento en el cual vivía
en Santa María de Cariaco, como refiere Trina Martínez muestra obras de la experiencia vivida en
esta población del Estado Sucre. A pesar de que la muestra de 1973 (la de la Sala de
Exposiciones de la Plaza Bolívar auspiciada por la Gobernación del Distrito
Federal, Caracas), su tercera exposición individual, aunque presentó obras de Clarines no figuró obra
referida a la calle San Antonio. Se sabe que en 1986, por encargo del Periodista José Manuel
Guerra, de una fotografía que éste había tomado de esta calle, el pintor le
hizo un cuadro de este lugar. Valecillos y Alcalá (2002) en un reportaje para
el diario Metropolitano, Cultura, p. 16, en el espacio “Vertientes”, que le
hicieron al hijo del artista, Armando Robles titulado: “De Armando Andrade a Armando Robles” reseñan fotográficamente un
cuadro de la calle de este pueblo, que es la misma obra que Guerra le encargó
al pintor, de una fotografía que fue tomada por él.
La calle San Antonio de Clarines es una de las calles más vieja de
esta población de génesis colonial, que está precisamente en pleno Casco
Histórico. Comienza donde desemboca la calle Tacarigua, El Toco, adyacente a la
iglesia de este pueblo y se extiende hasta el Parque Los Venados. Sector las Colinas
del Ávila, cercano al C.D.I. “Ávila”, en el Casco Central Sur de la Parroquia
Clarines. Es posible que este cuadro haya sido pintado en el último trimestre
de 1973 o hacia 1974, y muy probablemente se expusiera en la muestra
individual titulada: “Armando Rafael
Andrade Ingenuo de Clarines” realizada en la Sala Ocre en Sabana Grande, Caracas, ese año, en
noviembre. En el catálogo de evento no se reseña las obras exhibidas en él.
Esta obra es contemporánea con un conjunto de obras cuyas características en
común son las siguientes: el empleo por
el artista de cartón piedra como soporte, angostos, horizontales, cuya altura
es cuadriplicada por su largo; pareciera que el pintor buscaba abarcar una
amplia panorámica que la visión normal (100 grados de la captación del campo
visual humano) le sería imposible capturar. Dentro de estas obras: Calle 8ª La
Chica, Barcelona, (1974); Calle Victoria Nº 1 Barcelona, (1974): Calle Victoria
Nº 2, Barcelona, (1974); Castillo de Cumaná, Edo. Sucre, (1974); Patio del
Pintor Nº 1, Barcelona, (1973) y Patio
del Pintor Nº 2, (1973). Estas características esgrimidas aquí son válidas y
hay que tomarlas en cuenta a la hora de estudiar el cuadro del que nos ocupamos
aquí.
Este paisaje en particular —perspectiva de la Calle de San
Antonio, Clarines — seguramente fue pintado tomando como modelo una fotografía
del lugar de una data mucho antes de 1974.Sobre esta idea Álvaro Armas Bellorín, Cronista de Clarines,
quien conoce la obra a través de una copia digital que le envié a su cuenta de
correo electrónico, me aseguró tener una fotografía del lugar pintado por
Armando Andrade muy similar; no obstante la fotografía en cuestión, data de
finales de los años cuarenta o principios de los cincuenta. Claro está, la
fisonomía de este segmento de la calle San Antonio que abarca desde las calles transversales: Rafael A. “Negro”
Portillo y El Sol, que es la primera cuadra que aparece en primer plano, ha
cambiado en el tiempo. En todo caso se trata de un cuadro donde el manejo
espacial está hecho de modo brillante, acompañado del empleo de una perspectiva
lineal trazada como si fuese hecho con
el uso de la regla por su precisión, sin embargo, sabemos que fue hecha a ojo, a mano alzada, a
la altura de la mirada del pintor donde
las líneas rectas le dan profundidad al cuadro, se va estirando la calle hasta
perderse en el punto de fuga. La manera como está esquematizado nos da la sensación de que el artista nos hiciera transitar por
la calle rumbo hacia el Casco-Central-Sur. La composición es limpia, trabajada
al detalle, sin descuidar las proporciones, logrando el volumen indicado por las leyes de la
perspectiva y del color sabiamente
determinado. Por esta razón fue que en una oportunidad, Juan Calzadilla en 1968 , sobre este punto señalo lo siguiente: “Andrade
puede ser considerado un pintor ingenuo solo por su pureza y frescura del mundo
poético que nos transcribe … pero no es un artista ingenuo por su procedimiento
de trabajo”(p.89).
Analizando un poco más al detalle esta obra, el pintor toma la visual de la
calle San Antonio colocándose al lado derecha de ésta, desde donde capta en
diagonal del lado izquierdo, detrás de
él tiene la calle Rafael A. “Negro” Portillo que es transversal a la San Antonio,
y paralela a la calle El Sol, que es la
que se ve al fondo donde están las dos casas que hacen esquina. En primer plano
se ve una casa de corredor construida de
paredes de bahareque y techo de tejas, que pertenece a César Amaral, donde está
ahora una farmacia; al lado de ésta, está
un terreno baldío o solar donde estuvieron unas casas que fueron demolidas,
quizá por su deterioro con el correr del tiempo. En ese mismo lado de la cuadra
está una casa que se ve ubicada en el centro del cuadro, que es una vivienda
que hace esquina con las calles: San Antonio y El Sol, que es propiedad del
Cronista de Clarines, Álvaro Armas Bellorín; a la derecha del cuadro está una
casa de esquina que perteneció a José
Antonio Medina, que fue adquirida por UNEARTE que da frente con frente con la de Armas Bellorín.
La casa que se ve más en la lejanía a través del solar está ubicada en la calle
Bolívar, que va paralela a la San Antonio. Para finalizar, esta visual del
artista está tomada del segmento de calle de la San Antonio ubicada entre las
transversales José R. “Negro” Portillo y El Sol, a mitad de cuadra, del lado
derecho, desde allí capta desde el lado
izquierdo, el solar a través del cual tiene la visual de la calle Bolívar, del
lado derecho de ésta se visualizan tres casas.
Las dos casas que están en la calle El
Sol, son la antesala por donde se
desliza la empedrada vía para finalizar en el Parque Los Venados y de fondo el
cielo azul como de costumbre con sus níveas
nubes.
Perspectiva de la Calle San Antonio de Clarines, 1974. (Tomado de Alí Brett Martínez, 1975, El Ingenuo Armando Rafael Andrade: De Fabricante de Urnas en Clarines a la Bienal de Sao Paulo, Revista Líneas, N° 215, C. A. La Electricidad de Caracas/Luz Eléctrica de Venezuela, Caracas, p.3). Colección Biblioteca Nacional de Venezuela, Hemeroteca Nacional, Sala “Leoncio Martínez”, Caracas, D. C.
CALLE EL SOL,
CLARINES, (1972). En la casa que se ve del lado izquierdo,
en primer plano en esta obra, en la esquina
que hacen las calles: Comercio con El Sol, casa Nº 8, vivió Alfredo
Armas Alfonzo, al lado estuvo la oficina del telégrafo donde trabajaba Claudio Alén, el personaje
que le compró el primer paisaje que pintó Armando Rafael Andrade: la Iglesia de
Clarines. Al doblar la esquina de la casa del escritor por la calle Comercio, a dos casas vivía el pintor. En este lugar
comienza la historia de Armando Rafael Andrade como pintor, que vista en retrospectiva, nos deja un testimonio.
Es como un documento que hace remembranza de una historia que tuvo que ver con
tres personajes como en una novela: Claudio Alén, Alfredo Armas Alfonzo y
Armando Rafael Andrade. En este lugar comenzó la historia del pintor y su obra.
No podía hacer menos nuestro pintor, que haber pintado la casa de su amigo,
promotor y mentor Alfredo Armas Alfonzo. Casi desde este lugar (casa del
telégrafo) en 1956, Andrade toma la visual para pintar el cuadro Cerro de los Chivos;
solo que ahora ésta es opuesta, es decir, en vez de mirar en sentido del Cerro
de los Chivos y del depósito del INOS, lo hace hacia la
Avenida Principal de Clarines, “Fernández Padilla”, hacia el cementerio. Se
coloca frente a la casa del escritor, del lado izquierdo de la calle empedrada
de añeja historia, hoy asfaltada, a su espalda está la calle Comercio, desde
allí capta en diagonal la vía, en primer plano la casa de Alfredo Armas Alfonzo
y la del telégrafo que por el escorzo no tiene mejor visual que la del lado derecho, la casa del frente, en ruinas, la hilera de casas,
calle abajo la empedrada vía que nos recuerda la época colonial y al propio
tiempo testigo silente de acontecimientos históricos en esta ciudad, que se va estirando hasta
perderse hacía donde está hoy el barrio
El Paraíso y en la letanía y de fondo el azulísimo cielo. De la calle comercio
a la avenida Fernández Padilla de Clarines, hay un segmento que abarca 4
cuadras cortadas por las transversales: San Antonio, Bolívar, Sucre, hasta la
avenida referida. Solo que el artista tiene la visual de las dos primeras cuadras;
justo en la Bolívar la calle hace un decline que desde la posición o campo
visual del pintor no se alcanza a ver
las dos cuadras que siguen hasta la avenida referida. Esta obra estuvo expuesta
en la muestra: Armando Rafael Andrade en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar
de Caracas, aparece en el registro
fotográfico del catálogo Nº 59,
la fotografía de la obra la hizo el fotógrafo Fermín Romero. De este lugar hay otra
versión: La Calle del Telégrafo, (1965) que estuvo expuesta en 1965 en el Salón
Pirichu de la Universidad de Oriente Núcleo Anzoátegui de Puerto La Cruz con motivo del 21 aniversario de la
consagración municipal de la ciudad capital del Distrito Sotillo.
Calle El Sol, (Tomado de la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar, 1973. Armando Rafael Andrade, Catalogo N° 59, Gobernación del Distrito Federal, Caracas, p. s/n.). Colección José “Cheo” Hurtado Moy, Barcelona, estado Anzoátegui.
IGLESIA SAN
ANTONIO CLARINES, (1988). IGLESIA DE SAN ANTONIO DE CLARINES, (1984). En
esta edificación de rígida blancura, de planta arquitectónica cruciforme, paradigma
del barroco colonial, se inspiró Armando Rafael Andrade para pintar este paisaje en 1956. La Iglesia
San Antonio de Padua de Clarines fue construida en el siglo XVIII y declarada el 2 de agosto de 1960 Monumento
Histórico Nacional. Está ubicada en el extremo norte de la población de
Clarines, en el Casco Colonial, Municipio “Manuel Ezequiel Bruzual”, Estado
Anzoátegui, ocupa una manzana, de izquierda a derecha, respectivamente las calles: San Antonio y Bolívar;
al frente, la plaza que lleva el nombre
de nuestro Libertador. Esta joya de la arquitectura religiosa, fue siempre tema de inspiración a lo largo de su carrera
artística. También se conoce una versión de este templo denominada: La Iglesia
de Clarines desde La Escondía, o la laguna de La Escondida, que quedaba del lado derecho
del templo, hacia la calle Bolívar, que por el continuo urbanismo se ha visto
reducida la depresión donde estuvo, de
donde el artista tiene la visual lateral derecha de la joya colonial, esta obra
fue expuesta en 1968 en la Galería Polo & Bot. Y naturalmente las que presento aquí. El
primer paisaje que pintó Armando Rafael Andrade fue precisamente esta iglesia.
Dejemos a Alfredo Armas Alfonzo, (1973) que nos relate:
…un
paisaje de la iglesia de Clarines, hecho con admirable ojo fotográfico, desde
el patio de la casa que habita en la calle hacia el bajo de Casilda que es la
que le compra Claudio Alén y lo cuelga como único adorno de la sala, en lo que
era la oficina del telégrafo, de una alcayata. (p. s/n.).
La calle a la que se refiere el escritor es
la calle Comercio, la parte en que toca con la calle El Sol, donde para la
época vivió el pintor. Sobre este cuadro continúa el autor, Ibídem:
…cuando acudimos a
la oficina de comunicaciones para avisar a Caracas la llegada, y sucede que
además de Morse y Mogollón y Claudio que
se alegraba de vernos, descubrimos la ventana
aquella de la sala por lo que se asomaba la torre campanaria y la
sacristía con la pátina de muchas oxidaciones.”
— “Sí, hombre — se alegró Claudio—. ¿Verdad que es bien bueno? No cesaba
de alabar la pintura y el precio que
había pagado por él… (p. s/n).
Sobre este punto, aunque el artista la ve
desde su casa como apunta Armas Alfonzo, (ob cit) en realidad está pintada como
si él la capta en diagonal, el mismo Andrade sobre este particular citado por Armas Alfonzo, (1979) en Edda Armas, (2003) señala: “ …me pareciera que
uno la estuviera viendo de frente, parado en el toco” p.(105). El toco es un
árbol que está en la plaza Bolívar que todavía existe, que está situado frente al Centro Comercial Casa Amarilla, del lado
izquierdo de la calle San Antonio, de allí como dije pinta en diagonal la
iglesia en cuestión.
La primera versión que presentamos aquí
(1988), que aparecen en el Mosaico, (centro),
número 5, está pintada como si el pintor la estuviera
viendo de la calle San Antonio, adyacente a la calle Tacarigua, con la
perspectiva como que la Plaza Bolívar la
tuviera a su espalda, casi donde comienza una plazuela para acceder
a la iglesia, la vista es casi lateral, ligeramente diagonal, al fondo del
cuadro el acostumbrado azulísimo cielo acompañado de una que otra nube. En la
otra versión (1984), está vista también diagonal, pero armando Rafael Andrade,
se coloca más retirado del templo que en la otra versión, más al lado derecho
de la calle San Antonio, antes de la esquina de la Plaza Bolívar, justo donde está la entrada principal de la
Casa Amarilla lo que viene a explicar
la visual parcial de la rama de un árbol
que es el de toco ya comentado, que está en primer plano, luego la iglesia y al fondo el azul cielo de un verano del
oriente del país con sus racimo de nubes. Esta obra estuvo expuesta en el año
2000 en la exposición: Armando Andrade Realidad, Luz y Color en la Galería de
Arte Comisión Legislativa del Estado Anzoátegui.
Iglesia San Antonio de Clarines, 1984. Colección Henry Camacho. Fotografía Daniel Camacho. Barcelona, estado Anzoátegui.
LA SUBIDA DE
DOÑA FIDELIA, CLARINES, (1972). Esta obra junto con Cerro de los Chivos y Píritu
Edo. Anzoátegui, dentro del conjunto de obras que pintó el Armando Rafael
Andrade a lo largo de su vida, son las
más documentadas. Está en particular aparece
mencionada en el catálogo Nº 59
de la exposición individual: “Armando Rafael Andrade” presentada en la Sala de Exposiciones Plaza
Bolívar de la Gobernación del Distrito
Federal, Caracas inaugurada en agosto
de 1973. Presumo que estuvo expuesta también en noviembre de 1974 en la muestra:
“Armando Rafael Andrade El Ingenuo de Clarines”
llevada a cabo en la Sala Ocre en la capital del país. Aparece en los
registros fotográficos del reportaje realizado por Alí Brett Martínez titulado: “Armando Rafael Andrade de Fabricante de Urnas en Clarines a la
Bienal de Sao Paulo” publicado en
Caracas en la Revista Líneas, Nº 215, p. 4, editada por C. A. La Electricidad
de Caracas /Luz Eléctrica de Venezuela, en marzo de 1975.Y en el trabajo escrito por Alfredo Armas Alfonzo
titulado: “Armando Rafael Andrade: Una Ideología de la Justicia”, publicado en
Caracas por la Universidad Simón Bolívar
en la Revista Tiempo Real, Nº 9,
p. 10, (Enero-Febrero) de 1979.
Esta
pintura fue realizada en 1972 cuando el pintor vivía en Santa María de Cariaco,
Estado Sucre. Es una obra que respira nostalgia, la nostalgia del Clarines que lo acogió en su
juventud, donde dejó parte de su vida. Quizá se desvinculó físicamente de este
pueblo; pero jamás espiritualmente, y la prueba de ello, son el conjunto de
cuadros que pintó desde un periodo que va desde 1965 cuando se va a Barcelona
donde estuvo hasta 1969, año en el cual se traslada a la entidad sucrense donde
estuvo hasta 1972, sin contar las que
pintó el tiempo que vivió en la capital de Anzoátegui hasta sus últimos días.
Clarines estuvo siempre en su corazón. Bastaría nombrar las obras pintadas para
darle fuerza a lo aquí afirmado por mí, reseñar las obras expuestas en el Salón
Pirichu de la Universidad de Oriente en
1965 (La Calle del Telégrafo, De Pesca
en la Laguna de Unare, El Unare en Verano); las exhibidas en la Galería Polo
&Bot en 1968 (La Iglesia de Clarines
desde la Escondía, El Cerro de los Chivos Otra Vez, La Bodega de María
Santamaría), y las presentadas en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar,
Caracas 1973 (Plaza Bolívar de Clarines, La Subida de Doña Fidelia, Clarines y
Calle El Sol, Clarines). Podemos incluir aquí las dos versiones de la Iglesia
de San Antonio de Clarines presentadas en este espacio que datan de 1984 y
1988.
Es posible que para pintar estas obras
cuando ya no vivía en el Municipio Bruzual, haya acudido al recurso de sus
meticulosos apuntes de los lugares o paisajes de su interés y naturalmente a su prodigiosa memoria
fotográfica, o quizá al emplear de alguna fotografía que le suministró Alfredo
Armas Alfonzo. Como se sabe en 1986 le pintó a José Manuel Guerra la Calle San Antonio,
Clarines, de una fotografía que Guerra le había dejado. Hay un dato importante en
relación a este lugar que pintó Andrade; que, curiosamente es el mismo que
capta Graziano Gasparini en una
fotografía, que aparece en la p.79 en el
libro de Alfredo Armas Alfonzo: “Un Pueblo Hecho de Recuerdo /Clarines Bien Lejos”,
publicado en Caracas por Lagoven Filial de Petróleos de Venezuela, S. A, en la
seria Cuadernos Lagoven en 1981. Este
argumento deja abierta la posibilidad de
que algunas obras hayan sido pintadas teniendo como modelos fotografías. Lo de la foto de Gasparini
y la obra que aquí tratamos tienen el mismo punto de vista desde donde se observa, ¿es coincidencia? ¿O sencillamente
fue pintada de esta fotografía? A pesar de
que el libro fue editado en 1981 las fotografías datan de mucho tiempo atrás.
Claro no quiero que se me entienda que por el hecho de que nuestro pintor haya tomado modelos
fotográficos significa necesariamente que desmejore su trabajo, al contrario,
el lirismo que caracteriza su trabajo es más bien una reinterpretación de la
fotografía, nunca una mera copia. No le quita su sello personal que le dio al
paisaje venezolano esa meticulosa planimetría, apoyada en la línea para dar
esos paisanajes geométricos, adosado con
el uso de los colores puros para dar volumen y corporeidad al paisaje, ese
sentido poético y lírico; no creo que
en el arte popular haya habido hasta ahora, un pintor con tal virtud.
Sin lugar a dudas, Armando Rafael Andrade
capta la panorámica de la calle Tomás Fernández
de Clarines ubicada en el Casco Histórico. Esta vía comienza en la
Avenida “Fernández Padilla” y se
extiende interceptando las calles: Sucre, Bolívar, San Antonio, Comercio, hasta
llegar a la Monseñor Arturo Celestino Álvarez (Monseñor Álvarez). El
artista pinta este cuadro como que si
estuviera parado en la calle San Antonio, desde allí construye la perspectiva
de la obra. En primer plano, dos casas blancas
con zócalos amarillo (izquierda), que fue tumbada para hacer una moderna edificación, en la que actualmente funciona un comercio de
ventas de cauchos para motos: y azul (derecha)
en la que vive Leticia Chacín. La empedrada calle de rancia estirpe
colonial, hace una especie de chinchorro, donde están a cada lado dos solares,
luego viene una subida, en el pico de ésta,
vivía Fidelia Armas Domínguez; esta calle se va estirando hasta perderse
y tener como fondo el azulísimo cielo que de costumbre pone de telón de fondo
Armando R. Andrade. Un dato curioso en relación a este lugar me lo suministró
en una conversación telefónica el 29 de mayo con el Cronista de Clarines,
Álvaro Armas Bellorín, quien me indicó que la casa de Doña Fidelia está ubicada
en la esquina que hacen las calles: Tomás Fernández con la Comercio, al lado de
la Alcaldía del Municipio “Manuel Ezequiel Bruzual” y al frente del Museo
Histórico Clarines. El esposo de ella era el Bachiller Pedro Antonio Medina
Ramírez, y que por el parentesco
conyugal adoptó llamarse Fidelia de
Medina Ramírez. Esta es la razón de la toponimia de este sitio: “La Subida de
Fidelia” por la inclinación topográfica al frente a la casa de esta mujer, orgullo
de Clarines y, naturalmente le da el nombre que le puso
nuestro pintor al cuadro. Esta casa todavía está en pie. No está demás decir
que es un paisaje de singular belleza; es una estampa del Clarines de ayer que
nos dejó Armando Rafael Andrade.
Subida de Doña Fidelia, 1972. (Tomado de Alí Brett Martínez, 1975, El Ingenuo Armando Rafael Andrade: De Fabricante de Urnas en Clarines a la Bienal de Sao Paulo, Revista Líneas, N° 215, C. A. La Electricidad de Caracas/Luz Eléctrica de Venezuela, Caracas, p. 4). Colección Biblioteca Nacional de Venezuela, Hemeroteca Nacional, Sala “Leoncio Martínez”, Caracas, D. C.
Calle Tomás Fernández, Clarines. (Tomado de Armas Alfonzo, Alfredo, 1981. U n Pueblo Hecho de Recuerdos/Clarines Bien Lejos. Fotografía Graziano Gasparini. Cuadernos Lagoven, Caracas: Lagoven Filial de Petróleos de Venezuela S. A., p. 79). Colección Biblioteca Nacional de Venezuela, Caracas, D. C.
LA PLAZA
BOLÍVAR DE CLARINES, (1972). Un dato curioso de esta
obra, es que aparece a todo color en la portada del Catálogo Nº 59 de la
muestra individual que le realizaron al
artista, en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar de la Gobernación del
Distrito Federal inaugurada el 19 de agosto de 1973 enmarcado dentro del Plan
Cultural Caracas. La fotografía de esta obra fue tomada por el Fotógrafo Fermín
Romero, la cual fue empleada por el Diseñador Gráfico Raúl Oswaldo Acosta M.
para realizar el cartel publicitario (64x44cm), del evento donde se puede leer
lo siguiente: “Armando Rafael Andrade, Plan Cultural Caracas, Gobierno del
Distrito Federal, en la gestión de
Guillermo Álvarez Bajares, Sala de Exposiciones Plaza Bolívar, 19 de agosto de
1973. De este afiche existe uno en la colección de la Biblioteca Nacional de
Venezuela, Dirección de Archivo Audiovisual, División de Obras Planas, bajo la
cota: 7500740987 A185. Es un paisaje de Clarines: La Plaza Bolívar,
que el artista pintó desde la parte lateral de la Iglesia San Antonio de
Clarines, calle San Antonio antes
de la calle Tacarigua, que en primer plano a la derecha se ve una
casa de esquina que da la entrada a dicha calle
de donde capta de manera parcial ese lado de la iglesia en la que se
divisa la torre de la misma; en la que la vista se extiende a lo largo de la
plaza, en la que se observa uno que otro
árbol, hasta el otro extremo, donde se
puede mirar en ángulo recto dos líneas
de casas que comprenden los
segmentos, de izquierda a derecha la calle Bolívar ubicada desde el callejón Bolívar y el hoy boulevard Rafael A. “Negro” Portillo
y el segmento del boulevard desde la
Bolívar hasta la calle San Antonio, más al fondo la letanía de un cielo azul
con unas tímidas nubes.
Plaza Bolívar de Clarines, 1972. (Tomado de la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar, Gobernación del Distrito Federal, Armando Rafael Andrade, Catalogo N° 59, Caracas, p. s/n.). Colección Biblioteca Nacional de Venezuela, División de Obras Planas, Caracas, D. C. Digitalizada por esta institución.
Afiche publicitario de la exposición Armando Rafael Andrade. (Tomado de Romero, Fermín, Fotógrafo y Acosta M., Raúl Oswaldo, 1973, Agosto 19. Armando Rafael Andrade, Plaza Bolívar de Clarines, 1972. Afiche 64 x 44 cms. Caracas: Sala de Exposiciones Plaza Bolívar, Gobernación del Distrito Federal/Imprenta Nacional de Venezuela). Colección Biblioteca Nacional de Venezuela, División de Obras Planas, Caracas, D. C. Digitalización Esp. Víctor A. Hernández.
PATIO DE
CLARINES, (S.F.). En esta obra, en primer plano,
se vislumbra la pared de bahareque
en franco deterioro, que se le ve el
entramado de caña amarga, y las vigas de
madera de la estructura de la casa; al lado, en
el patio, se puede ver: materiales de construcción y albañilería, una
pala, un tobo, una escalera, madera para
columnas; un burro amarrado, lo que deja entrever que se está en proceso de
reparación de la vivienda; al otro lado, otra
vivienda de bahareque y techo de
tejas, que también ha sufrido los embates del tiempo, más al fondo, como es
costumbre, de Armando Rafael Andrade, un
cielo azulísimo tímidamente adornado con nubes. Este modelo de vivienda es
paradigmático en la arquitectura tradicional del oriente venezolano. Esta es indudablemente la casa donde el
pintor vivió cuando tenía residencia en Clarines, Municipio “Manuel Ezequiel
Bruzual”, que el escritor Alfredo Armas Alfonzo (1968/1973) en Edda, Armas,
(2003) sitúa “la casa que habita en la calle hacia el bajo de Casilda” (p. 96-97).
Esta residencia en cuestión está ubicada
en la calle Comercio, a dos casas de donde se hospedaba el escritor. Según
Álvaro Armas, Cronista de Clarines y sobrino de Alfredo Armas Alfonzo, era una
casa de unos tíos suyos: Ricardo Alfonzo Rojas y María Enriqueta Domínguez, que
hacía esquina con las calles: Comercio y El Sol Nº 8 que está ubicada en diagonal donde funciona actualmente la
Policía Metropolitana. Al frente de su residencia, que le servía de taller de carpintería, tenía
Andrade el paraván de cartón piedra, con
un paisaje de Clarines: “Cerro de los Chivos”
y la escritura hecha por él, donde se leía: “SE HACEN URNAS Y TODA CLASE
DE MUEBLES A LA MEDIDA CALIDAD GARANTIZADA ARMANDO R. ANDRADE PRECIOS
CONVENCIONALES CLARINES DISTRITO
BRUSUAL(sic) ESTADO ANZOÁTEGUI VENEZUELA AMÉRICA DEL SUR”. Este aviso se lo
compra Armas Alfonzo, que seguramente
vio al pasar frente al negocio del
pintor, ya que eran vecinos de su casa de Clarines y que se conocían por
intermedio de un amigo en común: Claudio Alén, de quien era el cuadro de la
Iglesia de Clarines que le había comprado
a Armando Andrade y que el escritor vio en la oportunidad que iba a
mandar un telegrama en la oficina del telégrafo donde trabajaba Alén que
quedaba al lado de su casa, que fue lo que motivó la amistad entre el literato
y el pintor. En 1969, me comentó Álvaro Armas, con el dinero que obtuvo Alfredo Armas Alfonso, con el Premio Nacional de Literatura de Venezuela,
con la obra: Osario de Dios, el escritor
adquirió la casa comentada.
Patio de Clarines, s. f. (Tomado de Francisco Da Antonio, 1967, Pintores Ingenuos: En: Juan Calzadilla, 1967, El Arte en Venezuela, Caracas, Edición Especial del círculo Musical, p.157)
CERRO DE LOS
CHIVOS, (1956). Con esta obra y La Casa del Negro
Lucas participó en el XVIII Salón Oficial de Arte Venezolano y en la IV Bienal
del Museo de Arte Moderno, Sao Paulo, Brasil en
1957. Este es el paisaje que
Armando Rafael Andrade pintó en el paraván que él fabricó con cartón piedra,
donde además incluyó la propaganda de la carpintería. Dejemos a Armas Alfonzo
(1973) en Edda Armas (2003) que nos comente: “Armando Rafael Andrade fabrica un
paraván con cartón piedra y unos talicones que le sobraban y para que no quede duda de lo que se propone,
sobre el plano del parapeto, trazada con fino pulso inscribe la propaganda del negocio: Se hacen
urnas y toda clase de muebles a la medida calidad garantizada
Armanda R. Andrade precios convencionales Clarines Distrito Brasual (sic) Estado
Anzoátegui, Venezuela América del Sur”. Sobre esta obra Alí Brett Martínez
comenta lo siguiente: “El paraván fue
cortado en dos partes y la sección del letrero
quedó en la Galería Polo & Bot
cuando Armas Alfonzo mandó a montar el paisaje para los fines de las
exposiciones ya mencionadas”, (p.3). En
1974 arrepentido de haber recortado el paraván, Armas Alfonzo escribió lo
siguiente: “El pedazo de paraván, que todavía
lamento haber serruchado”. (p. s/n) En relación a la ubicación del
paisaje dejemos a Alfredo Armas Alfonzo que nos relate:
…antepone, a lo largo y a lo ancho del cartón piedra, un
paisaje de Clarines que él ve desde la casa del telégrafo: la casa de alto que
fuera de don Eleodoro García, con el balconcito desde donde se domina el Otro
Lado y los montes de Guara, la casa de Petra Ramos con su única ventanita,
donde acaba la cuadra, en el cerro los chivos y el depósito elevado del Inos,
el corte del cerro a la derecha y las azules lejanías de Paraguayaco al fondo.
Monte y empedrado están dados con una técnica puntillista, y el cielo, vasto e
incansable, en un solo lampazo azul sin nubes que lo disimule, la arquitectura
urbana prolijamente proyectada en perspectiva y proporciones, el detalle
constructivo como pudiera hacerlo una mano acostumbrada al uso de la regla, la
teja calada con absoluta precisión, el empedrado como no acomodarlo mejor el
alarife, el zócalo al hilo, el cable de la luz y la bombilla en el sitio preciso con arreglo a la composición, el palo del
alumbrado con la arruga de la corteza, todo muy limpio, de una sobriedad y una
ingenuidad como solamente podía aspirarse
de un profesional avezado. (p.96)
Sobre esta obra, continúa
Armas Alfonso, (1974):
…un paisaje del cerro de los chivos desde la casa en
ruinas entonces de balcón; muy puntillista la técnica, a saltitos de brocha la
lejana serranía, el monte próximo y la calle empedrada, muy blanco de cal la
casa de Petra Ramos, muy verde culoebotella la puertecita, el pilar de la luz
con sus cables y un limpio cielo azul: la técnica de un ingenuo fabricante de
belleza, pero con oficio que se
traslucía en problemas resueltos de
armonías, texturas y acertada composición.(p. s./n)
La casa del telégrafo estuvo ubicada al
lado de la casa Nº 8 de la calle El Sol de Alfredo Armas Alfonzo que hace esquina con la calle Comercio, en
ésta, vivía Armando Rafael Andrade a dos
casas del escritor, que es de donde el
pintor visualizó el paisaje para pintarlo —calle El Sol—. Estas casas: la de
Alfredo Armas Alfonzo y la del pintor aún están en pie; en la de este
último viven su familia todavía. Esta
obra fue expuesta en 1965 en el Salón Píritu de la Universidad de Oriente, en
Puerto La Cruz, con motivo de la consagración municipal de esta ciudad. De este
lugar el artista pintó otra versión conocida denominada: El Cerro Los Chivos
Otra Vez, la cual fue expuesta en 1968 en la Galería Polo & Bot. En 1963 la
Universidad de Oriente, Núcleo Sucre, escogió esta obra para ilustrar su tarjeta
navideña. En 1973 apareció fotografiada en el Catálogo Nº 59, de la exposición:
Armando Rafael Andrade, realizada en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar,
Gobernación del Distrito Federal, Caracas. Y en el reportaje presentado por Alí
Brett Martínez, publicado en Caracas en marzo de 1975 en la Revista Líneas, Nº 215, pp. 4 y 5, titulado:
El Ingenuo: Armando Rafael Andrade: De Fabricante de Urnas en clarines a la
Bienal de Sao Paulo publicada por C. A. La Electricidad de Caracas/Luz
Eléctrica de Venezuela. Es su obra más documentada.
Este es el segundo paisaje que pinta; mas
no su segunda obra, se sabe que antes de comenzar a pintar este tipo de cuadros ya
había hecho uno que otros retratos. ¿Cuántos? No se sabe, lo que si es
confirmado, es que este motivo pictórico
precedió la del paisaje. El mismo Andrade lo afirma en una entrevista que le
hizo el Director de Cultura de la Gobernación del Estado Anzoátegui, Gustavo
Pereira, que apareció publicada en el diario Metropolitano el 30 de agosto de
1991 cuando se le pregunta: ¿Qué comenzó
a pintar? El respondió:- “Perfiles, pero
abandoné porque no me llamaba la atención…
eso para mí no tenía sentido pintar caras”. De estos retratos sobrevivió en el
tiempo uno que pertenece a la colección de su hijo Armando Robles, que
presentamos aquí: “Retrato de Remigio Camero”. Lo sorprendente es que esta obra—Cerro
de los Chivos— para ser su segundo paisaje,
es de excelente calidad por su factura. Pareciera la de un pintor
experimentado. Andrade es uno de esos grandes prodigios a la que la razón
humana no le puede hallar explicación. Los cuadros pintados cuando vivía en Clarines en un lapso de tiempo que van
desde 1956 hasta 1964, de los que algunos de ellos fueron apreciados por Juan
Calzadilla, cautivándolo; dentro de los cuales está: Cerro de los Chivos, nos
dejó la siguiente opinión de
su obra en 1966:
…pinta con un asombroso sentido de la composición del
espacio. Sus pocas obras conocidas representan calles en las que la perspectiva
está observada con precisión y el
espacio organizado en plano de colores puestos según un procedimiento puntillista…Esta disposición por planos
geométricos y volúmenes impresionistas
se combinan con un tratamiento tierno y poético de la atmósfera que nos hace
recordar algunas obras de Rafael Monasterios.(p.89).
Con razón, digo por la calidad y maestría
con que realiza sus paisajes, en una oportunidad, apuntó calzadilla sobre Andrade lo siguiente:
“Andrade puede ser considerado un pintor ingenuo sólo
en la pureza y frescura del mundo
poético que nos transcribe, en un estilo
caracterizado por la elegancia y
transparencia de la factura; pero no es
un artista ingenuo por su procedimiento de trabajo”. (Ibídem). Esta obra, y las
pintadas—sus primeras pinturas— las pintadas desde 1956 hasta 1964, cuando se
va de Clarines para Barcelona fueron pintadas con esmalte industrial, su
posterior incursión con otras técnicas —guache y plaka—se debe en parte a
Alfredo Armas Alfonso y otros coleccionistas que le insistieron que pintara con
ella.
Cerro de los Chivos, 1956. (Tomado de Alí Brett Martínez, 1975, El Ingenuo Armando Rafael Andrade: De Fabricante de Urnas en Clarines a la Bienal de Sao Paulo. Revista Líneas, N° 215, La Electricidad de Caracas/Luz Eléctrica de Venezuela, Caracas, p. 5). Colección Biblioteca Nacional de Venezuela, Hemeroteca Nacional, Sala “Leoncio Martínez”, Caracas, D. C. Digitalizada por la Institución.
BOCA DE UCHIRE
PAISAJES,
(1998). Aquí encontramos tres paisajes en una misma obra: a la izquierda, arriba:
la calle de tierra de una barriada; a la
derecha, abajo: una marina, en el resto del cuadro, más o menos en el centro, otro que nos retrata una escena de naturaleza campestre.
Me referiré a este último. En primer plano, nótese que están dispuestas varias
casas de manera irregular en el espacio, con una vegetación escasa; más al
fondo, en el contorno superior de la pintura se ve un tupido bosque de mangle
y la laguna de Unare al fondo. Este
paisaje está localizado en Boca de Uchire, Municipio San Juan de Capistrano, Estado
Anzoátegui, que se divisa desde la Carretera Nacional (carretera de la costa)
en una ranchería, cercano a los restaurantes que dan con la parte sur de la depresión
antes señalada. Naturalmente que este sitio ha sufrido modificaciones con el
paso del tiempo. Los otros dos, pudieran estar inspirados en motivos de este
lugar.
ESTADO SUCRE
SANTA MARÍA DE CARIACO.
VIVIENDA CAMPESINA EDO. SUCRE, (1970).
Esta obra fue pintada por Andrade en la fecha arriba indicada cuando estaba residenciado en Santa María de
Cariaco, Municipio Rivero, Estado Sucre. Es un paisaje rural de la zona, dada
la distancia en el tiempo y los cambios suscitados en esta localidad, es
difícil precisar de manera específica el lugar, y no contamos naturalmente con el testimonio
del artista. En todo caso, recoge una estampa de las viviendas hechas por el
campesinado venezolano; elaboradas con los materiales disponibles en el lugar:
techo de paja, bahareque entretejido con caña amarga y barro amasado con paja;
con el fogón a leña, en primer plano. A sus alrededores utensilios de trabajo: hacha, piedra de amolar las
herramientas de labranza, silla de montar, el pilón y su mano; el burro
amarrado, escalera, y animales
domésticos. En segundo plano, otra casa, con las mismas características, a la
anterior, pero con la variación del techo de zinc y más al fondo la vegetación y el azulísimo
cielo sucrense.
SANTA MARÍA DE
CARIACO, EDO. SUCRE (CASA DEL PINTOR), (1990).
Santa María de Cariaco, pertenece al Municipio Rivero, que conforma uno de los
15 municipios del Estado Sucre, Venezuela. Está ubicado al centro-oeste de esta
entidad federal, tiene una superficie de 1480 kilómetros cuadrados y una
población, según el último censo de 58.192 habitantes, su capital es Cariaco,
fue fundado por Juan de Urpín en el siglo XVII. Sus principales ciudades son: Cacahual,
Campearito, Campoma, Catuaro, Chamariapa, Chiguana, El Muelle, Guacarapo, Santa
María, Saucedo, Pantoño y, naturalmente: Santa María de Cariaco. Es una población
agrícola a 62 kilómetros de Cumaná. Frente al muelle de Cariaco hay un cruce del lado contrario a la costa,
es una carretera, a 16 kilómetros del cruce de Santa María, cercano al pueblo
está la represa de Clavellino. Fue fundado en 1658 por Fray Pedro de Berja, en
su paso evangelizador por Venezuela. Este pueblo está geográficamente ubicado
en la Región Nor-Oriental del país.
En este poblado sucrense vivió Armando
Rafael Andrade entre 1969 y 1973.Un dato
curioso de esta obra es la leyenda que está en el reverso de la obra donde se
puede apreciar lo siguiente: “Santa María de Cariaco, Edo.
Sucre. En esta casa vivió el pintor Armando R. Andrade años 1957 a 1962. Paisaje 90”. Innegablemente
el título de la obra nos ubica en el lugar. Este paisaje fue pintado cuando el
artista vivía en Barcelona, una vez que se vino nuevamente en 1973, permaneció
en ella hasta su muerte en 1999. En ese discurrir del tiempo se sabe que vivió
en varios lugares de la capital de Anzoátegui; en algunos casos cuidando solares
o casas que estaban solas. No creo que el pintor se haya trasladado hasta Santa
María de Cariaco para pintar la obra. Lo que sí se sabe, y es seguro, lo
metódico que era para pintar sus cuadros, le gustaba tomar notas y apuntes
sobre aquellos lugares que le interesaba pintar para luego llevarlo al soporte.
Además de esto, el artista tenía el don de tener una memoria casi fotográfica,
lo que le permitía recordar con gran precisión los lugares que visitaba. En
relación a este punto, en una oportunidad
le dijo a Alfredo Armas Alfonzo, (1979) en Edda Armas, (Comp.) (2003), lo
siguiente:
“…A
mí me gusta verle el más allá a las cosas. Yo veo una casa y no le estoy
atendiendo a la pared que me queda enfrente solamente, yo la completo
mentalmente. Así me pasó con la Iglesia de Clarines; me puse a completarla en
el pedazo de cartón piedra y entonces me
salió darle color, con sapolín, con ese aceite que venía en unos potecitos…Me
gustaría y me da cosa, ánimo, voluntad,
pintar. Si yo encontrara cómo me la pasaría en eso, recordando de memoria esos
pueblos” (pp.105-106).
Lo arriba indicado, deja claro este punto,
es posible que el artista o haya tenido los apuntes y detalles sobre la casa o
quizá, por haber vivido allí la haya traído de la memoria, para ser pintada,
aunque ya no vivía en Santa María de Cariaco. Esta cuadro fue pintado en Barcelona, es más ya
tenía casi dos décadas residenciado en ella.
Otro dato curioso de esta obra, y no
sabemos la razón, coloca en el reverso del cuadro: “En esta casa vivió el
Pintor Armando R. Andrade años 1957 a
1962”…Innegablemente, esto no es verosímil, debido que en esos años estuvo
residenciado en Clarines trabajando de carpintero, desde 1942 cuando salió del
servicio militar hasta 1965 cuando se residenció en Barcelona donde trabajó en
la Funeraria “San Celestino”, donde estuvo hasta 1969. En esta data se traslada
a Santa María de Cariaco donde vivió hasta 1973 cuando regresa a Barcelona,
como lo comprueba las dos obras: Patio de la Casa del Pintor, Barcelona Nº1,
(1973) y Patio del Pintor Nº2; que tuvo
como motivo un solar donde vivía diagonal al Salón de Actos Anzoátegui; desde
esta fecha hasta 1999 tuvo
residencia fija en la capital de Anzoátegui.
Esto lo no lo digo alegremente y sin fundamento, sino
apoyado en el testimonio de quienes lo conocieron, entre ellos su hijo Armando
Robles, quien me dijo que su papá vivió en Clarines hasta 1965, data en la cual
se residencia en Barcelona como lo afirma también Alfredo Armas Alfonzo, (1973)
en Edda Armas (Comp.) (2003): “Ya no se le vio más por la 5 de Julio ni en la carpintería de la calle Ayacucho
donde a veces dormía. Y no de su boca ciertamente llegamos a enterarnos de que
se había ido a Santa María de Cariaco, montaña arriba frente al golfo. Lázaro
Hernández y Sebastián Garrido lo
hallaron allá al frente de una pulpería. Pintaba en el tiempo que le dejaba el
despacho del centavo de papelón o la bolsita de ace”, (p.101) Por esta misma
época, según testimonio de Henry Camacho, lo vieron en Santa María de Cariaco
en 1970-1972 Humberto Calderón Berti y Víctor Cremonesi en la bodega que tenía
en la ocasión que se detuvieron a comprar unos refrescos, en el local exhibía
unos paisajes de la localidad. De este poblado se vino en 1973. (Manuel Alcalá entrevista
telefónica, 2014 Abril, 26) quien lo
visitó por esa época en ese poblado nos dejó la siguiente semblanza de aquel
lugar:
Vivía en la calle Principal de Santa María de Cariaco, al
final de la calle, en una loma en forma de “U” donde habían tres o cuatro
casas, era una casa de bahareque, hecha con caña amarga y barro con paja, piso de tierra, techo de zinc, que el mismo
artista construyó, la casa tenía una
salita donde funcionaba la bodega y un cuartito que le servía de dormitorio.
El tema de “El Patio de la Casa del
Pintor” ha estado presente a lo largo de su carrera artística. Ha sido
costumbre en él pintar los lugares donde ha vivido. Es así que desde sus comienzos pinta las obras: El
Patio de la Casa del Pintor, (1965), expuesta en el Salón Pirichu de la
Universidad de Oriente, en Puerto La Cruz, época en la cual ya el pintor vivía en Barcelona, quizá esta
obra sea de más vieja data y se refiera a la casa donde vivió en Clarines, esto
lo sustento debido a que las obras exhibidas en esta oportunidad hacen
referencia a esta población y a la
comunidad circunvecina de Boca de Chave, además, estoy casi seguro que fueron
pintadas en Clarines. Otra obra relacionada con este motivo pictórico es: Patio
de Clarines, la cual aparece en el trabajo de Francisco Da Antonio: Pintores Ingenuos,
(1967), compilada e incluido por Juan Calzadilla en su libro: El Arte en Venezuela,
(1967), publicado en Caracas por Ediciones del Círculo Musical. Es posible que
esta obra sea de la misma época que la anterior. En 1973 cuando regresa a Barcelona pintó: Patio del
Pintor Nº1, Barcelona y Patio del Pintor
Nº2, en la que hace recordatorio de un solar con un rancho ubicado en la
calle Anzoátegui de Barcelona donde vivió algún tiempo .Estas obras las
presentamos aquí en este trabajo. Obviamente no son las únicas relacionadas con
este tema que pintó .Y naturalmente la que tratamos en este subtítulo que data de 1990, pintada en la capital del Estado
Anzoátegui .Lo extraño de esta obra, reitero, es la leyenda que escribió el
pintor de su puño y letra, donde él se ubica entre 1957.1962 en Santa María de
Cariaco, cuando en realidad vivía en Clarines donde estuvo hasta 1965. En todo
caso, solo el artista pudiera responder esta incógnita, cosa imposible hoy. Lo
que sí es seguro que con este cuadro hace remembranza de su tiempo en este
pueblo.
Esta
obra figuró en las muestras individuales
postmortem: La organizada por Henry
Camacho en la Galería Arte Latino de su
propiedad inaugurada el sábado 5 de
febrero, evento con la grabación del programa de TV Prisma conducido por
Francisco Quijada televisado por Tele-Caribe, reseñado el día 9 del mismo mes y
año por el periodista José Manuel Guerra
en el diario El Norte, Cultura, Columna: Rostros y Voces, p. 16 titulado
:“Se nos fue Andrade el Artista Ingenuo más puro de la Plástica”, la cual
incluyó la fotografía de la obra a la que me estoy refiriendo. Y la exposición:
Armando Rafael Andrade, Realidad, Luz y Color
organizada por Margarita Liscano,
Coordinadora de la Galería de Arte Comisión Legislativa del Estado Anzoátegui en
julio del año 2000. Esta obra pertenece a la colección de Henry Camacho, quien
por cierto me comentó que se salvó del incendio ocurrido su Galería porque estaban en préstamo y una
vez que terminó el evento no las había ido a buscar.
Esta obra está pintada con la vista del
patio hacia la casa, donde en primer plano se observa el típico baño construido
de bloque fuera del aposento, al final
del patio, un árbol seco que yace en el
suelo, un tendedero de ropa, más al fondo
la casa de bahareque con techo de zinc de una agua con caída hacia el
fondo (la segunda casa), al frente de ésta un frondoso árbol de mango y de
fondo un cielo teñido de añil; contrastado con las tonalidades ocres de las
tierras que le dan fisonomía al suelo. Al lado de la casa del pintor están
otras casas que siguen un patrón urbanístico en forma de “U”.
Santa María de Cariaco, Estado Sucre (Casa del Pintor), 1990. Colección Henry Camacho. Fotografía Daniel Camacho. Barcelona, estado Anzoátegui.
LA SOLEDAD, EDO.
SUCRE, (1972). Es el nombre de la obra escrita del puño
y letra del artista en el reverso de
la obra. Este cuadro fue pintado en la época que nuestro pintor vivía en Santa
María de Cariaco, Municipio Rivero, Estado Sucre. La Soledad de San Antonio del
Golfo, Municipio Mejía, está ubicado en
la vía de acceso, en la subida, por donde va la carretera alterna que comunica
este pueblo con Cumanacoa, la entrada a esta vía está frente a la Estación de
Servicio Pericantar. Desde esa loma donde está el pueblito, pinta el cuadro, en
perspectiva aérea, en la que focaliza en primer plano unas viviendas campesinas
más o menos con las mismas características de la obra anteriormente comentada:
(Vivienda Campesina Edo Sucre ,1970) al fondo están las azules agua del Golfo
de Cariaco y las montañas áridas y rocosas que lo bordean. Está pintada con la
vista en sentido San Antonio del Golfo hacia la Carretera Nacional y la
depresión referida. Esta obra fue exhibida en la muestra individual: Armando
Rafael Andrade inaugurada el 19 de
agosto de 1973 en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar de la Gobernación del
Distrito Federal, Caracas, la cual aparece en el registro fotográfico del
Catálogo Nº 59 de la Serie de La Soledad, Estado Sucre con el nombre: La Casa
de Alto, por lo que no tengo dudas de que se trata de la misma obra. Su nombre
es obvio, es una casa que está en una loma de donde se divisa el Golfo de
Cariaco. Este cuadro actualmente es de mi propiedad y preferí optar por colocar
el nombre en la ficha técnica como aparece originalmente en el reverso del
cuadro, que es como está titulado en
este subtitulo. Esta obra la adquirí en MercadoLibre.
CUMANÁ.
CALLE DE
CUMANÁ EDO. SUCRE, (1995). UN PUNTO EN ORIENTE, EDO. SUCRE, (1995). En
la experiencia de la estadía del pintor en el Estado Sucre, trabajó de
obrero en las tabaqueras de Cumaná,
ciudad que una persona tan andariega como Armando conoció por dentro; no
obstante, dada la distancia en el tiempo de aquel entonces hasta 1995 cuando son hechas estas dos
obras, es obvio, que son traídas
y pintadas desde el recuerdo. Son unas estampas arquitectónicas del urbanismo
de las barriadas de la capital sucrense, por lo cual es difícil precisar el
lugar; pero a pesar de ello, nos presenta una imagen fidedigna de la vivienda
popular y del emplazamiento arquitectónico de este lado del oriente venezolano.
CASTILLO
DE CUMANÁ EDO. SUCRE, (1974). (ANTES
CASTILLO DE CUMANÁ). Esta obra pertenece a la colección del Ministerio del
Poder Popular para la Cultura, Fundación Museos Nacionales, Galería de Arte
Nacional, anteriormente este cuadro, y así está escrito en el reverso del puño
y letra del artista tenía por nombre: “Castillo de Cumaná”: sin embargo he
preferido adoptar el título que la
institución arriba indicada (Galería de Arte Nacional, Centro de Información y
Documentación Nacional para las Artes Plásticas) le confirió en la ficha
técnica de registro del cuadro por razones de respeto hacia esta institución
museística que muy gentilmente me permitió el empleo de las imágenes digitales
de las obras de su patrimonio. El nombre que Armando Rafael Andrade le puso a
la obra fue: “Castillo de Cumaná”, que es como comúnmente la gente del Estado
Sucre le llama a esta fortaleza del Periodo Colonial de Venezuela, por demás, rancia en historias.
También es conocido como: “Castillo de San Antonio de Cumaná”. El nombre
original de esta joya de la arquitectura bélica es: “Castillo de San Antonio de
la Eminencia”.
Esta fortificación fue construida por los
españoles en el siglo XVII para defender la ciudad de Cumaná de corsarios y
piratas ingleses, franceses y españoles que azotaban el Caribe. Para la
época el castillo se encontraba a las
orillas del mar como era lógico, debido
que su finalidad era proteger a la ciudad de los vándalos que venían por mar en
embarcaciones enemigas: pero actualmente está distante de éste porque con el
tiempo el agua se ha retirado de la
fortificación, en el lugar se ha edificado
parte de la nueva ciudad. Para la época era la construcción más importante que
protegía a Cumaná. Tiene forma de estrella de cuatro puntas, cada una de ellas
está orientada en sentido de los cuatro puntos cardinales, fue construido con
piedras coralinas, sus paredes miden dos metros de espesor. Es un fortín
militar que estratégicamente se construyó en la parte más alta de Cumaná,
considerado hoy su mirador más alto. Está ubicado en el Municipio “Antonio José
de Sucre” en el cerro Pan de Azúcar,
adyacente al cerro Quetepe, de donde se tiene dominio visual del mar, del casco
central de la ciudad de Cumaná, de la Península de Araya, del Golfo de Cariaco
y de la Isla de Margarita. Este lugar fue visitado hacia 1799 por el barón
Alejandro de Humboldt. Allí estuvieron presos José Antonio Páez (1849-1850) y
José Tadeo Monagas. Funcionó como cuartel hasta 1945 cuando se construyó el
Cuartel “Antonio José de Sucre”. El 29 de octubre de 1965 fue declarado
Monumento Nacional. Actualmente en ese lugar existe la Fundación
San Antonio de la Eminencia de Cumaná, la cual unificó al castillo, el
Museo de Arte Contemporáneo, la Plazoleta y todo el entorno paisajístico para
conformar un complejo cultural. En las adyacencias hay una barriada con el nombre Cerro Pan de Azúcar.
Como se sabe, en la estadía de Armando
Rafael Andrade en el Estado Sucre, trabajó de obrero en las tabacaleras de la
ciudad de Cumaná, época en la cual conoció dicho monumento. Fue pintado nueve
años después de haber sido declarado
Patrimonio Nacional; cuando ya residía en Barcelona, estado Anzoátegui.
No creo que el artista lo haya pintado teniéndolo frente a sí; y mucho menos
que se haya trasladado hasta Cumaná exclusivamente para pintarlo, pero por el
lujo de detalles como fue pintado y por su realismo me inclino a pensar que antes de trasladarse a la capital
anzoatiguense realizó varios bocetos de la fortaleza, con sus colores y
detalles específicos y los apuntes necesarios que le sirvieron luego para
ejecutar la obra con la precisión requerida, claro está con el lirismo que
caracteriza sus paisajes.
De
esta manera han procedido muchos
artistas en la historia de la pintura
venezolana, inclusive han ejecutado obras
tomando los apuntes de otros. Para arrojar luces sobre este particular
comentaré lo que refiere Rohl, (1971), cuando a Martín Tovar y Tovar estaba en
París, donde tenía su taller se le encargó los dos plafones: Batalla de
Carabobo (1887) y Batalla de Junín (1895) que van a ser en el tiempo unas de
las obras maestras de la pintura venezolana, pero como éste no se encontraba
en Venezuela para elaborar el estudio
respectivo en los lugares donde se llevó a cabo los trascendente episodios
épicos y, naturalmente no tenía mayores detalles para la
ejecución de una obra de tal envergadura e importancia y se veía imposibilitado para trasladarse a
Venezuela y Perú, le encargó al también pintor y amigo Antonio Herrera Toro,
quien estaba en nuestro país, que se trasladara Carabobo y al territorio
incaico donde acontecieron las batallas con la intención de hacer los croquis
respectivos, dos planos topográficos, tres o cuatro retratos de los jefes
principales que allí estuvieron y los
diseños de los uniformes usados en aquella época por ambos ejércitos, luego le
fueron enviados por Herrera Toro en 1887 a Tovar y Tovar por intermedio de su
cuñado Manuel M. Herrera para hacer las obras. Este ejemplo ilustra lo que vengo
afirmando en relación a cómo Armando Rafael Andrade pintó la obra: “El Castillo
de Cumaná” en 1974 cuando ya residía en
Barcelona. Además sabemos por el testimonio de Manuel Alcalá y Zanoni Armas que
Armando Andrade hacía bocetos previos y estudios preliminares de algunas de las
obras que iba a pintar.
Para la ejecución de esta obra el artista
toma la vista del fortín casi a la altura de la línea del horizonte para lo
cual lo capta desde la cima del cerro Pan de Azúcar adyacente al terraplén donde
fue construido, de frente a la cara sur; cabe recordar que el diseño
estructural del mismo tiene forma de estrella de cuatro puntas orientadas en sentido
de los puntos cardinales, no obstante en primer plano está una casa pintada de
rosado con rodapié rojo, la calle que da acceso a la fortaleza y una cerca
perimetral de bloques de cemento dentro de la cual hay una especie de parcela en forma
triangular donde están construidas varias viviendas, luego la estructura
arquitectónica en la que se divisa las tres garitas de vigilancia cada una en
la punta de la estrella; a la izquierda está la oeste, en el medio la sur y a la derecha la este. A lo largo de la loma
que sirve de montículo, el artista
trabaja con ocre las tierras ligeramente matizadas o moteadas de
tonalidades verde lo que le da fisonomía
a la escasa vegetación xerófila que ambienta al paisaje, más al fondo el
azulísimo Mar Caribe cumanés que cromáticamente domina la escena y el esquema
compositivo del cuadro dándole cierto balance; y viene a conformar la garita de la parte
norte que no es visible desde donde el pintor capta la imagen. El año de elaboración
del cuadro es 1974, tiene unos 39 años, pero la imagen que recoge en este
paisaje es de más vieja data, que fue el momento en que tomó los apuntes para
hacer el cuadro que yo la sitúo entre 1970-1971. Este lugar está hoy
completamente cambiado debido a que el gobierno regional lo convirtió en el complejo cultural que hoy
está en ese lugar. De modo que lo que Armando Rafael Andrade nos dejó de ese
sitio de recogimiento de las “musas de las artes” es una estampa visual de esta obra
paradigmática de la arquitectura hispana colonial venezolana de otros tiempos.
Castillo de Cumana, Edo. Sucre, 1974. Colección y Fotografía Ministerio del Poder Popular para la Cultura, Fundación Museos Nacionales, Galería de Arte Nacional, CINAP, Caracas, D. C. Digitalizada por la Institución.
BAJO SECO ESTADO
SUCRE, (1972) .Esta es una de las barriadas que se
formaron en Cumaná producto de invasiones. De la data en que fue pintada la
obra, hasta ahora, han transcurrido un tiempo considerable para poder
determinar con exactitud milimétrica el lugar, más aún, si se considera que
estas soluciones habitacionales por autogestión comienzan por el rancho
improvisado, para pasar luego al barrio consolidado con sus mejoras
sustanciales, y las progresivas sustituciones de las casas de zinc por las de
bloque de concreto o arcilla. Son ejemplos de
Ciudades en movimiento como diría Tonybee, (1991) que están en constante
transformaciones. Sin embargo, podemos
suministrar algunos datos del lugar. Bajo Seco es un sector del barrio Cruz de
La Unión de la Parroquia Santa Inés, una de las 7 del Municipio “Sucre”, cuya
capital es Cumaná, el más importante del Estado Sucre. Esta obra es testimonio
vivo del proceso de urbanismo popular de Venezuela y viene a ser una especie de
“álbum fotográfico de ciudad”. Esta obra fue exhibida en la Sala de
Exposiciones Plaza Bolívar en Caracas auspiciada por la Gobernación del
entonces Distrito Federal. Cabe señalar aquí que en el catálogo 59, por error aparece
como una barriada de Barcelona, en realidad pertenece a la capital del Estado
Sucre.
Bajo Seco, 1972. (Tomado de Sala de Exposiciones Plaza Bolívar, Gobernación del Distrito Federal, Armando Rafael Andrade, Catalogo N° 59, Caracas, p. s/n.). Colección José “Cheo” Hurtado Moy, Barcelona, estado Anzoátegui.
CATUARO.
MEDIODÍA
DE CATUARO, ESTADO SUCRE, (1972). El sol incandescente azota un mediodía
cualquiera a esta población. Es un
paisaje rural con las características urbanísticas de un poblado cualquiera
descritas en otro momento en este trabajo, por lo que no voy a redundar en ello.
El sector Catuaro ha sufrido metamorfosis en el tiempo, que nada tiene que ver
con el de hoy. Catuaro es un vocablo resultante de la corrupción de la palabra
Cautaro que es el nombre de un río que está ubicado al este de Cumaná y de una
etnia del Estado Sucre. De modo que es un toponímico. El artista nos dejó la
memoria fotográfica de este lugar de hace 41 años. Esta Parroquia, pertenece al Municipio “Rivero”,
cuya capital es Cariaco; uno de los quince municipios del Estado Sucre, ubicado
en el centro-oeste de esta entidad federal; ayer una aldea, hoy unos de los
principales pueblos de esta jurisdicción al lado de: Chiguana, Santa María,
Saucedo, pero que en otro tiempo fue una estampa campesina de ranchos de
bahareque y paja.
Mediodía de Catuaro, 1972. (Tomado de la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar, Gobernación del Distrito Federal, Armando Rafael Andrade, Catalogo N° 59, Caracas, (p. s/n.). Colección José “Cheo” Hurtado Moy, Barcelona, estado Anzoátegui.
CHIGUANA.
EL ZÓCALO
MORADO CHIGUANA, ESTADO SUCRE, (1972). LA VÍA DE LA PLAYA CHIGUANA, ESTADO
SUCRE, (1972). Estas dos obras, por sus características
pueden ser consideradas postales. Son paisajes de la costa del Oriente de
Venezuela. Un testimonio para el futuro, de lo que fue en otro tiempo este
poblado, hace cuarenta y tres años atrás. Estas pinturas, como las otras aquí
comentadas y, en general todas las pintadas referidas a paisajes de los pueblos
de la región oriental del país por Armando Rafael Andrade, en mi opinión,
sustentada en la revisión de colecciones y catálogos, representan un documento,
una crónica visual invalorable. Ambos paisajes están ubicados en el pueblito de
Chiguana , una palabra de origen
africano que significa: espíritu, Dios,
que pertenece actualmente al Municipio “Rivero”, cuya capital es Cariaco,
que constituye uno de los quince Ayuntamientos
del Estado Sucre, Venezuela; localizado en el centro-oeste, a 157 metros
sobre el nivel del mar, a 6 kilómetros de Cumaná. Fue fundado por Juan de Urpín
en el siglo XVII. Sus principales centros urbanos de esta jurisdicción son,
además de Chiguana; Catuaro, Campoma, Saucedo, Santa María…
El Zócalo Morado Chiguana, Estado Sucre,
capta, en primer plano, una plazoleta típica de ese modelo arquitectural
tradicional traído de España al continente que es muy común a lo largo y ancho
de Venezuela, con las diferencias dadas por el paisaje y por los elementos
autóctonos. En general es muy común en
todos los lugares del país; por tener un origen similar: España y su cultura.
Entre las características de las casas se tienen: fachadas continuas y esquinas
sorpresivas conformando calles generadoras de manzanas o cuadrículas, y un
conjunto de valores que estructuran la toponimia nacional; y las respuestas que
da el ser humano al medio y las culturas cercanas asimiladas que le otorgan
particularidades morfológicas a su arquitectura dependiendo de su ubicación
natural; como es el caso que nos ocupa aquí: costas, piso térmico, vegetación,
que podemos visualizar en estas pinturas.
La Vía de la Playa Chiguana, Estado Sucre,
es un paisaje de orilla de playa. El título es demasiado obvio. A la derecha,
en primer plano, una empalizada hecha de madera “bruta”, de la que tenemos una
vista parcial que supone parte de una vivienda. Seguidamente, una franja de
seis casas, separadas en dos grupos de tres de fachadas
continuas por un solar y patios que dan
al mar con sus típicos árboles de cocoteros. A la izquierda dos residencias
pegadas, con sus palmeras y bananos; ambas hileras de casas conforman la vía que da entrada a la
playa. El motivo pintado por si mismo le da el nombre a la obra.
El Zócalo Morado Chiguana, estado Sucre, 1972. Tomado de la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar, Gobernación del Distrito Federal, 1973, Armando Rafael Andrade, Catálogo N°59, Caracas, p. s/n.) Colección José “Cheo” hurtado Moy, Barcelona, estado Anzoátegui.
ESTADO SUCRE O ANZOÁTEGUI. LUGAR INDETERMINADO.
EN ORIENTE (1997). PAISAJE (1992). Estos lugares son paisajes
de la típica imagen de la población de los
estados Sucre y Anzoátegui, son
modelos de esa estampa “arquetípica” de la Región Oriental de Venezuela, que
más que ser pintado literalmente de la realidad
o de la semi-realidad, como en otros paisajes, con los detalles y la
meticulosidad de un facsímil o de una ilustración de algún lugar en particular;
están realizados con base a lo que él conoció o recuerda de los lugares donde
vivió, son imágenes de recuerdos memorables, pinta lo que sabe de los lugares
que ha visto, pinta la idea de cómo son las cosas. Retrata en ellos, también el follaje de esos pueblos,
sus paisajes son como un inventario de árboles de: apamate, pericoco, bucare, Araguaney,
palo sano, entre otros. Capta el espíritu
de esos poblados: su arquitectura, su planimetría, su relieve, sus casas;
pintados con la insinuante paleta de los colores de esas barriadas populares, de sus árboles con su
natural sello oriental.
PAISAJE
ORIENTAL (1992). El título de esta obra es muy genérico.
¿Paisaje Oriental? ¿De qué parte del oriente venezolano? ¿De qué lugar en
particular? Son preguntas difíciles de responder. Sin embargo, por las características del relieve pareciera que fuera del Estado Sucre, de uno
de esos pueblos aferrados a la orilla de la Carretera Nacional de la Costa, y
al pie de la cadena montañosa de esta
parte del país. Es una obra impregnada de nostalgia. Pintada desde el recuerdo,
en la última etapa de su vida y de pintor. Digo de pintor, porque en mi opinión
la pintura de Armando Rafael Andrade, aunque a lo largo de su trayectoria, su
tema siempre fue el paisaje (paisajes sin presencia humana); se pueden observar
dos etapas bien diferenciadas en su pintura: una que va desde sus inicios en
1956 caracterizada por la ausencias de personajes, donde las calles solitarias
y la arquitectura urbanística de los pueblos del Oriente de Venezuela se
apoderan de la escena, juegan papel protagónico; y la otra con la presencia humana, construcciones modernas, modernos vehículos y lugares indeterminados, por lo cual le asigna
títulos a las obras muy genéricos: Paisajes; aunque en línea generales mantiene en cierta
medida el mismo esquema y técnica compositiva empleada desde sus inicios hasta 1990. En esta etapa
hay como un empeño de traer de la memoria, del recuerdo, aquellos sitios que Él
conoció, que son como un arquetipo del paisaje del oriente del país.
Representa más bien esos elementos
característicos de esta latitud: relieve vegetación, arquitectura de las casas
de bahareque, en la que han sustituido el techo de paja por el de zinc.
Es un paisaje que por su orografía
indudablemente es del Estado Sucre, en la vía Puerto La Cruz-Cumaná, al lado
derecho de la carretera, se puede observar el tramo oriental de la Cordillera
de la Costa, que se ve como en un espejo en las azules aguas del Mar Caribe que
se extiende de la mano de la montaña a lo largo de la carretera con sus
características casas alineadas paralelamente al reservorio pesquero y a las elevadas tierras. La autopista está
como custodiada por esos dos elementos naturales. Naturalmente el lugar es
indeterminado; el artista no le interesa como en otras ocasiones precisar el
lugar, sino más bien, plasmar esa estampa de la vida campesina de la que él
formó parte en una época y que ahora
añora. Busca de alguna manera presentarnos una escena costumbrista de una región
que el pintor conoció y, que gracias a
esa memoria prodigiosa del artista y de ese don para captar al detalle los
elementos estructurales del paisaje: luminosidad, paisanada, flora, vegetación arquitectura,
relieve; innegablemente nos pone en el lugar, al menos sabemos que es del oriente,
particularmente de la región sucrense. Esta
obra denota la vida del campo y sus costumbres, que el aspira con tristeza, ser
parte de ella. El pintor en 1973 le refiere a Armas Alfonzo, lo siguiente:
¿Qué voy a querer? ¿Qué gana el pobre con querer nada?
Pero si lo ponen a escoger, que es un supuesto, él no dudaría, aunque tal vez le cueste trabajo confesarlo,
en preferir una casa lejana y extraña a
la multitud, un patio con gallinas, una mujer y demasiados hijos, un rincón
llenos de potes de pintura para un tiempo de previsión de diez años, un
corredor alumbrado de sol abundante y la
seguridad de con qué adquirir la carne, la leche, y el pan. En la tardecita,
por un camino de trocha, caminaría hasta la casa del vecino, donde se expenda
cerveza y allí, simplemente recostado del mostrador, se enteraría de los
sucesos del mundo… (p.101).
Esta estampa de pueblo que nos describe
con las palabras, la expresa con esta pintura. En primer plano un pequeño riachuelo con dos puentes
improvisados de madera, gente a pie cruzándolo con unos bultos en la cabeza,
otros atravesando el río sobre el lomo de dos burros cargado de víveres y bastimento; al otro lado,
en la orilla del río dos casas una a la derecha otra a la izquierda; cada una
con una gran roca en frente; una carretera bordea el arroyo, en la ribera una
línea de casa, unas 22, que se aparejan con el cauce fluvial, en el mismo
sentido los postes del alumbrado y más al fondo la cadena montañosa, en la fila
de ella, dos casas que parecieran
emerger de la vegetación, y un azulísimo cielo que lucha por aparecer en escena.
En esta obra el pintor emplea una fina técnica puntillista para darle forma a la orografía con tonalidades verde y las
tierras con ocre que le vienen a dar fisonomía
al suelo y al paisaje en general. Este tipo de paisaje es característico
de las tierras sucrenses, sobre todo en
las zonas rurales de la costa -montaña del oriente de Venezuela. Desde el punto de vista
plástico, este paisaje, como tantos otros, está ordenado siguiendo un principio
constructivo que aplica por intuición; la división de la pincelada nos recuerda
el esquema neo impresionista o divisionista o puntillismo francés, que en
alguna oportunidad había visto en alguna revista. Capta con su fino pincel el paisaje,
su morfología densa, su orogénesis, su orografía,
su relieve; a través del tratamiento sabiamente del color con el cual logra los volúmenes;
aunque mantiene la misma técnica
colorística de costumbre, se
aleja un poco de esos paisajes de perspectiva lineal geometrizado a los que
estamos acostumbrados a ver. Deja de lado
el dibujo lineal y emplea un
dibujo sólido, trabajando el volumen, las sombras y la luz apoyado en las
tonalidades del color.
Esta obra estuvo expuesta en las muestras:
Armando Andrade Realidad, Luz y Color en la Galería de Arte Comisión
Legislativa del Estado Anzoátegui, Barcelona en el año 2000, no aparece en el
catálogo debido a que cuando llevé la obra ya estaba hecho el catálogo, pero aun
así estuvo expuesta. Y en la exposición: Paisajes, Historias, Festividades, y
Tradiciones Religiosas en la Pintura Popular de Anzoátegui realizada en la Sala
de Exposiciones de la Cruz Roja
Venezolana, Comité Ejecutivo Seccional Barcelona en el año 2007. Perteneció a la colección de
Ricardo Trevisón (+), la adquirí a través de Manuel Alcalá en el año 1999. Desde
el 2009 pertenece a la colección: Los Tejedores de Sueños de Mario Abarca
Serrano.
Paisaje Oriental, 1992. Colección y
fotografía Mario Abarca Serrano, Maracay, estado Aragua.
PAISAJE (1989). Firmado A. R. Andrade. Esta pequeña obra de 10,5 x 15,5 cm. está pintada con plaka sobre tela, perteneció a mi amigo Álvaro Armas Bellorín, sobrino de Alfredo Armas Alfonzo, actual Cronista de la ciudad de Clarines. Este cuadrito me lo donó su propietario en enero de 2017. Al igual que otras tantas obras pintadas por Andrade, su título "paisaje", es un nombre genérico empleado por el artista para indicar una obra que no se refiere a un lugar en particular, sino más bien a una pintura elaborada desde sus recuerdos por lugares que él visitó o donde vivió en el Oriente de Venezuela. Cabe destacar, que hay casos que el pintor para realizar sus obras iba a los lugares de interés que deseaba pintar, ya sea por un encargo pendiente o por otra circunstancia, realizaba de manera meticulosa el boceto con lujo de detalles indicando los colores y demás elementos caracterizadores de paisaje, y el tipo de vivienda; en otros casos se servía de fotografías. El paisaje aquí presentado, si lo analizamos con detalle el relieve, la orografía, la vegetación, los colores del follage, el tipo de vivienda, definitivamente concluiríamos que es un paisaje de cualquier zona rural del oriente del país que el pintor conoció ¿Dónde? Esta es una buena pregunta. En todo caso sería mi amigo Andrade quien la pudiera contestar. Lo que si es seguro es que puede ser de los estados Anzoátegui o Sucre, en la zona rural. Lo que yo sé por boca del pintor es que las obras pintadas en formato pequeño o miniaturas las hacía con el mismo rigor artístico que las de gran formato, solo que aquellas se podían pintar con mayor rapidez (no más fácil de pintar), y el acceso a estos materiales era de menos dificultad, muchos de ellos los pintaba desde el recuerdo, a su vez por su bajo costo eran de fácil venta y lo sacaba de algún apuro. Esta obra en particular, aquí presentada esta realizaba siguiendo la técnica puntillista o puntilleo que debió de ver o conocido a través de alguna revista. El pintor tenía en su mente un cierto arquetipo de los pueblos de la zona oriental del país producto de sus vivencias.
Paisaje, 1989. Colección y fotografia Manuel Bas, Caracas, D. C.
ESTADO MONAGAS
MATURÍN.
MATURÍN EDO. MONAGAS, (1993). Este
paisaje, en testimonio del artista: es de Maturín ¿Dónde? Buena pregunta. No
creo, que literalmente hablando, se refiera a algún lugar en particular de esta
ciudad oriental; creo más bien que está pintado desde el recuerdo de sus
vivencias. No está pintando un lugar en particular como en otras oportunidades,
sino lo que él conoce o recuerda de los lugares donde vivió o que él haya visitado. No se trata de un facsímil de
un sitio. Me inclino a pensar sobre este particular, que es un modelo o
arquetipo de las barriadas de esta región, de la arquitectura tradicional del oriente del país, no obstante, en término
urbanístico. En primer plano, una plazoleta
más o menos circular donde se
puede observar una calle horizontal que da entrada a la derecha y a la
izquierda, otra de manera vertical que produce una intercepción en forma de
cruz, casas construidas de manera tradicional: paredes de bahareque y techo
de tejas, de dos agua, una da a la calle
y la otra al patio; otras construcciones más modernas de bloque y zinc con una caída de agua en dirección al patio,
detrás de la casa; que viene a armonizar con una tupida vegetación y un
azulísimo cielo como telón de fondo.
Esta obra perteneció a la colección de
Ricardo Trevisón (+), quien se la compró directamente al artista en 1993. Fue
adquirida por mí en 1999 por intermedio de Manuel Alcalá. Ha estado expuesta en
las siguientes exposiciones: Armando Andrade Realidad Luz y Color en la Galería
de Arte Comisión Legislativa del Estado Anzoátegui, Barcelona, (2000), no
aparece en el catálogo debido a que ya lo
habían hecho, sin embargo estuvo en sala. Colectiva de Pintura Popular
realizada en el Ateneo de Barcelona “Miguel Otero Silva” en el marco de la
celebración de los 229 Aniversario del Natalicio de Don Simón Rodríguez,
organizada por la Universidad Nacional Experimental “Simón Rodríguez”, Núcleo
Barcelona, (2000). Luís Méndez, Rosa Vegas,
Pedro Caigua, Régulo Martínez, Armando Andrade, Misticismo, Arte y Vida, Sala
Cultural Polar de la Cervecería Polar de Oriente C. A., Barcelona, (2002).Y
Arte Popular del Estado Anzoátegui
Homenaje a Gerardo Aguilera Silva 1907-1976 en el Museo de
Anzoátegui, Barcelona, 2007.
LOS BALNEARIOS
BALNEARIO,
(1996). BALNEARIO DE NEGRITAS, (1991). BALNEARIO LAS NEGRITAS, (1992). PAISAJE
MARINO, (1992). BALNEARIO, 1995. FLORES, PAISAJE Y PLAYA, (1996). BALNEARIO LAS
MANZANAS, (1991). Este conjunto de obras, que
naturalmente son paisajes; pero unos paisajes distintos a los que estamos
acostumbrado a ver del artista, es decir, temas que tienen que ver con
actividades de esparcimiento a la orillas del mar, lagos o ríos, donde se observa gente de color, típica de la región oriental costera bañándose,
jugando con los flotadores, canoas y con los papagayos. El caso de las obras:
—Balneario ,1990 y Balneario, 1995— se puede mirar a los bañistas jugando este
último juego. El papagayo en Venezuela
es un juego esencialmente popular, que quizá apareció en Venezuela a finales
del siglo XVIII y principios del XIX , se comienza a jugar en los tiempos de
cuaresma desde mediados de marzo y bien entrado el mes de abril cuando la brisa
es mejor, por lo cual este juego circunscribe a los bañistas en un tiempo
determinado: marzo-abril, en tiempo de vacaciones en cualquier lugar de la
región centro-occidental de Venezuela, desde San José de Río Chico hasta Santa María de Cariaco donde
el pintor vivió y sus alrededores que él conoció muy bien. Indiscutiblemente no
tienen como escenario la playa como en otros casos; sino más bien una poza de
esas que hay tantas en el Estado Sucre de origen lacustre, de aguas termales o de manantiales o en ríos.
Balneario Las Negritas, (1992), obviamente
que el pintor no se refiere al Balneario Las Negritas ubicado en el Estado
Cojedes, con saltos de agua y pozas donde las personas pueden disfrutar
bañándose en éste, debido a que en esta
entidad federal no hay playas; los balnearios son lacustre o fluviales. La obra
aquí presentada evoca un balneario a orillas del mar. El nombre de la obra viene porque los bañistas son gentes
de color o afroamericanos. Se puede apreciar en el cuadro un malecón y árboles típicos de la zona costera como los
cocoteros, local comercial construido con bloque y techo de zinc que se prolonga en espacio abierto donde son
atendidos los clientes, puertas metálicas que abren de abajo hacia arriba,
donde está un saliente que sirve de mesón o mostrador. Este diseño
arquitectónico es típico en los estados costeros Anzoátegui y Sucre. Al igual que a los
anteriores comentados, la gente está en esparcimiento. Balneario, (1991) a
diferencia del anterior, pareciera más bien que los bañistas estuvieran a
orillas de un río, o una de esas pozas de aguas termales o de un manantial que
existen tantos en la región sucrense. Los bañistas son también gentes de color
al igual que las otras dos obras: Paisaje Marino, (1992) y Playa, (1996) —Flores,
Paisaje y Playa, —que es un mosaico— y que en este espacio lo trato como
“playa”—, que innegablemente, el
contexto es el mar, la obra lo dice para no tener dudas sobre este particular.
El primero refiere una playa donde el mar pareciera estar atrapado por una
depresión bordeada por una tierra árida,
reseca, pedregosa, de poca
vegetación que pareciera el Golfo de Cariaco, en la que se ve venir un
personaje en un bote. El segundo, al igual que el primero, es una playa, donde
aparecen en escena personas bañando con sus flotadores, pelota de playa; los
típicos vehículos y la gente de color que son un denominador común de esta temática,
que por sus características nos circunscriben en la década de los años noventa.
La temática aparece en la actividad
artística del pintor a partir de 1990;
caracterizada por paisajes de la costa que él conoció desde San José de Río
Chico, hasta Santa María de Cariaco, donde trabajó como bodeguero; con abundantes personajes, gente de color en sano esparcimiento, con una arquitectura
típica de la región costera del oriente venezolano. El lugar es indeterminado, naturalmente traído
del recuerdo de lugares que visitó, que más bien viene a ser una imagen
anecdótica que nos permite visualizar la evolución de la población y del
urbanismo de esta latitud. Es una estampa arquetípica regional. Son paisajes Marinos
que nos recuerda el Golfo de Cariaco en el Estado Sucre con esas montañas
rocosas áridas que atrapan esas azulísimas aguas de esta depresión natural. No
nos olvidemos que nuestro pintor siempre vivió en la zona costera de Venezuela.
Las obras: Balneario Las Negritas, (1992) estuvo expuesta en el año 2008 en la
muestra: Testimonio en el Tiempo en el Museo de Anzoátegui. Aparece en el
registro fotográfico del catálogo de dicha exposición. Balneario, (1996) y
Balneario Las Manzanas, (1991) fueron exhibidas en octubre de 2004 en Sharo’n
Galería Centro de Arte, Lechería Estado Anzoátegui en la exposición: “Perspectivas
Múltiples” Arte Ingenuo Venezolano. Aparece registrada fotográficamente en la
portada del catálogo. Y Balneario de Negritas, (1991) estuvo expuesta en la
muestra individual titulada: Armando Andrade que se le hizo al artista en 1995
en el Museo Histórico Clarines, Municipio “Manuel Ezequiel Bruzual”, Estado
Anzoátegui.
Son característicos en estas obras la
aparición de gente de color, mar, río o laguna como escenario, modernos
vehículos automotores, gentes en actividades de esparcimiento, que anuncian otra etapa de la vida del pintor
y la modernidad en estas localidades que tienen ya fisonomía de ciudad que en
otros tiempos fueron aldeas. Esta temática es tardía en la creación artística
del pintor. No aparece en las exposiciones precedentes tales como: Salón
Pirichu de la Universidad de Oriente, Puerto La Cruz, (1965); Galería Polo
& Bot, Caracas, (1968); Club de Leones de Barcelona, Primer Encuentro de
Periodistas Oriente-Sur, (1969); Ateneo de Barcelona “Miguel Otero Silva”, (1972);
Sala de Exposiciones Plaza Bolívar, Caracas, (1973). Sala Ocre, Caracas,
(1974).Tampoco he visto comentarios sobre esta temática en el más de un
centenar de documentos que he leído sobre el pintor. Estas obras pertenecen a
lo que yo llamo la segunda etapa de la vida de pintor, caracterizada por la
incorporación de personajes y modernos vehículos, pareciera que tuviera horror
vacui , empeñándose en no dejar espacio vacío en la obra rellenándolo. ¿O acaso
ahora mete gente porque la belleza y la paz y la tranquilidad ya no es posible?
¿Será que su angustia existencial y su soledad ya lo reflejan sus pinturas y no
le queda otra opción que pintar lo que vive y lo que ve? Definitivamente estas
obras son un tributo del artista a la negritud venezolana.
Balneario, 1996, (Tomado de Sharon´s Galería,
Centro de Arte, Perspectivas Múltiples, Arte Ingenuo Venezolano, Lecherías p.
s/n.)
Balneario de Negritas, 1991. (Tomado
de Armando Andrade, Fundación Cultural
Clarines, Municipio “Manuel Ezequiel Bruzual” 1995, p. s/n.). Digitalización
Esp. Víctor A. Hernández.
FLORES Y FRUTAS
Flores y Frutas son los nombres que le
daba Armando Rafael Andrade a la naturaleza muerta o bodegón. Los títulos
aludidos hablan por sí solo de que se trata. Vienen a ser dos nombres genéricos
para denominar la producción de estas dos categorías de obras relacionadas con
la flora. La distinción o identificación viene dada por su data y numeración —por ejemplo Frutas I,
Frutas II; Flores 4, Flores 6—, etc., o sencillamente: Flores y Frutas.
Este es un
tema que aparece en su producción tardíamente, quizá sobre el año setenta, al menos es lo revelan los
catálogos de las exposiciones realizadas en: 1965 en el Salón Pirichu de la Universidad de Oriente, Puerto La Cruz; 1968 en la Galería Polo & Bot, Caracas;
1969 en el Club de Leones de Barcelona en el Primer Encuentro de Periodista
Oriente-Sur organizado por la AVP Anzoátegui; 1972 realizada en el Ateneo
“Miguel Otero Silva” de Barcelona—aunque no se hizo catálogo tengo el
testimonio de Manuel Alcalá quien estuvo presente, que este tema no se expuso
en1973 en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar de la Gobernación del Distrito
Federal, Caracas, en las que afortunadamente indican los títulos de las obras
que estuvieron en sala, en las cuales no reseña obras de esta naturaleza .
Las obras más antiguas que conozco
relacionadas con las flores son cuatros pintadas en 1974 que pertenecieron a
Benito Pereira (+). En más de un
centenar de fuentes consultadas y revisadas no he tenido noticias de obras de
este género. Los críticos que en sus primeros tiempos estudiaron sus obras:
Juan Calzadilla, que por cierto hace unos comentarios generosos sobre su obra
se refiere más bien a los paisajes, de igual manera Francisco Da Antonio; esto
naturalmente porque el artista para aquellos días se ocupaba más del paisaje
—se exceptúa aquí las marinas que son también de producción tardía, hacia 1990—El primer trabajo donde se reseña
un bodegón fue el escrito por Alfredo Armas Alfonso, titulado: Armando Rafael
Andrade Una Ideología de la Justicia, publicado en Caracas en 1979
por la Universidad Simón Bolívar
en la revista Tiempo Real, Nº 9, p.10, en la cual reseña una naturaleza
muerta, que no indica el año, pero la data de la aparición del documento la
sitúa antes de 1980. La obra comentada da la impresión que es el interior de
una bodega, donde en primer plano, sobre
probablemente una mesa, se hayan unas
frutas y hortalizas, más atrás se encuentra un racimo de cambur manzano, al
fondo está una repisa con unos frascos y unos recipientes. Este es el único
documento desde sus inicios hasta el año de publicación del documento arriba
indicado donde aparece una obra de estas características. Tampoco conozco
trabajos, al menos de los que he leído para realizar este trabajo, que pueden
los lectores verlos en las referencias de esta investigación y tantos otros que leí, pero que no cité por lo
repetitivo de la información, sobre todo los artículos periodísticos, que refieran
esta temática—las naturalezas muertas—Todos los análisis formales de la obra de
Armando Rafael Andrade se refieren estrictamente sobre los paisajes, que por
cierto, los de las zonas rurales, menos humanizados, en los que el artista nos dejó un inventario botánico de
árboles tales como: bucare, pericoco, apamate, palosano, puy, araguaney,
típicos de la Región Oriental de Venezuela.
Sin embargo, podemos hacer algunas
consideraciones sobre las flores y frutas, si las comparamos con los paisajes
representan obras menores, no obstante, su obra paisajística es de mayor
complejidad compositiva; se une a ello en importancia su carácter
documentalista que se ha convertido en
el tiempo su obra, en una especie de “álbum de ciudad” en el que ha recogido
como en la fotografía esa estampa de ciudad, —en una época cuando no todas las
personas disponían de una cámara fotográfica — que ha dejado para la posteridad
la fisonomía de caseríos, pueblos y ciudades de otros tiempos. Este tema—paisaje—
ha sido pintado en mayor cuantía y todos los comentarios de los críticos han girado en torno a esa temática. Las flores y frutas, han quedadas marginadas de
todo comentario crítico y, naturalmente ha sido pintadas en menor cantidad,
aunque en los últimos diez años de su vida tuvo un repunte importante la
producción de estos motivos pictóricos. En las últimas exposiciones de su vida
ocupó más bien un espacio de relleno; en algunos otros casos fueron omitidos a
la hora de seleccionar las obras que iban a estar en las salas de exposiciones. Cuando se le hizo en
1995 la exposición Armando Andrade en el Museo Histórico Clarines muchas de
estas obras fueron obviadas por considerarlas de poco valor plástico, según me
comento José Graterón Luque, quien asistió a ella, y estuvo cercano al evento
organizativo. (José Graterón Luque, entrevista personal, abril de 2014).
Pero cabe destacar que en un estudio de la
obra de un artista, sobre todo cuando ya no está entre nosotros, excluir
algunas de sus obras en mi opinión es un error, se deben incluir el mayor
número de obras posibles para poder penetrar en su genio creativo; de lo
contrario la apreciación de su trabajo sería parcial. Un caso ilustrativo en la
Historia del Arte son los casos de Picasso y Klee, de quienes en el pasado
muchas de sus obras fueron consideradas de importancia secundaria por la
crítica, sin embargo, hoy con una mirada
a su obra más en perspectiva han sido revalorizada, quizá por la ausencia de éstas
en el mercado, independiente de los temas, o porque muchas de ellas fueron de poca simpatía para
la gente. Las épocas cambian y con ello los gustos y la apreciación de las
personas (por y sobre) el arte, y se teje una nueva forma y paradigma de mirarlo. Esto pasa
y ha pasado siempre, al menos desde el Renacimiento hasta el presente. Sabemos
que los gustos de los galerista, coleccionistas y amantes del arte en general
cambian en el tiempo, así como también nuestros paradigmas culturales. Por otra
parte, la producción de un artista, en parte, se debe a sus motivaciones e intereses
independientemente de la solicitud de los clientes. Por ello le dedico unas
líneas a esta temática.
Sus naturalezas muertas —Flores y Frutas—,
sin dudas, recogen todo un repertorio de frutas de mesa y flores de los patios de los hogares humildes,
Él plasma en el lienzo, su naturaleza
interior y visual, con ellos encontró la
forma de representar su entorno y traducirlos plásticamente con absoluta
libertad. Pinta no sólo como un ejercicio pictórico, sino también con el fin de
documentar como bien pudieron hacer los pintores de la “ilustración venezolana”
en las tres primeras décadas del siglo XIX. No pudo en su pintura hacer otra cosa que representar
el entorno donde Él vivió. Incluyó aquí naturalmente paisajes, flores y frutas.
Este espacio presento cuatro obras sobre la temática: FLORES, (1984); FLORES, (1974); FRUTAS, (S. F.) y FLORES, (1993). Flores, (1974) fue
expuesta en el año 2000 en la muestra: Armando Rafael Andrade Realidad Luz y Color en la Galería de Arte Comisión
Legislativa del Estado Anzoátegui, Barcelona.
Flores, 1974.Colcción Benito Pereira
(+), Puerto La Cruz, estado Anzoátegui. (Tomado de Armando Andrade Realidad Luz y Color, 2000, Galería de Arte Comisión Legislativa del Estado
Anzoátegui, Barcelona, p. s/n.)
Frutas, s.f. Detalle. (Tomado de Armando Andrade Realidad, Luz y Color, Galería de Arte Comisión Legislativa del Estado Anzoátegui, Barcelona, p. s/n.). Digitalización Esp. Víctor A: Hernández.
LOS MOSAICOS
La palabra mosaico etimológicamente
proviene del griego “musas” o arte inspirados en las Musas. Las Musas son las
deidades de las artes. Y del latín mosaicum: obra relativa a las Musas. Ambos
refieren más o menos lo mismo. El mosaico es una obra de arte realizada con
pedazos de materiales tales como: vidrio, plástico, cerámica, piedra, entre
otros. Similares de forma y colores muy diversos llamados “teselas” unidas
mediante yeso u otro aglomeramiento para
formar composiciones geométricas o figurativas o de otra naturaleza. Es una
técnica muy antigua que se remonta al mundo antiguo: Mesopotamia, Creta, Grecia,
Roma, Imperio Bizantino, entre otros.
Los mosaicos de Armando Rafael Andrade no
tienen nada que ver con los arriba descritos, se tratan más bien de pinturas;
que ni siquiera en similitud se le aproximan. Tanto la pintura como el mosaico
como arte naturalmente guardan algunas similitudes, pero también diferencias. En
relación a la primera, ambas son obras
bidimensionales, los elementos compositivos y la estructuración de la obra en
cuanto forma y color guardan cierta relación; pero tienen elementos que las
distancian, en la pintura las pinceladas
vienen a sustituir a los trocitos de materiales, emplea argamasa para
adherirlos, no se pueden lograr las tonalidades del color como con la pintura,
por lo que hay que escoger sabiamente los pedazos de materiales, y finalmente, las técnicas son muy diferentes; aunque en la
pintura se puede lograr un efecto visual similar muy original parecido a un mosaico.
Un caso ilustrativo de lo que he venido
planteando sobre este particular es el del pintor aragüeño Luís Enrique Moreno
Díaz, cuya técnica pictórica él ha denominado “mosaiquismo”, que naturalmente
no tiene nada que ver con el “puntillismo”
ni con el “neo-impresionismo” francés. Es más [parecido] a los mosaicos bizantinos,
al decorado ostentoso de los palacios de Marrakan, o del arte musulmán, mudéjar
o mozárabe de España, o de los ambientes de mosaicos, tapices del mundo islámico.
Pero cabe aclarar aquí, que una cosa es el
efecto visual que logra Moreno parecido a un mosaico y otra cosa que lo sea
realmente en cuanto ha contenido, es decir: técnica, materiales, procedimiento
de elaboración, entre otras. Aquí la tesela es sustituida por la pincelada, la
manera de estructuración a manera de rompecabezas; que en la pintura cambia por
la manera cómo se le asigna los valores cromáticos a la obra, a través de las
tonalidades del color basados en las
leyes del claroscuro. Se trata aquí más que de un verdadero mosaico, a una representación ilusoria, de una realidad
mimetizada por el arte.
Pero los mosaicos de Armando Rafael
Andrade, para estudiarlos, tendríamos que penetrar en la semántica particular
del término, de un nuevo uso del vocablo, que viene a ser una especie de
traslación semántica, en la que conceptualmente no se corresponde de lo que
desde el punto de vista del significante y del significado ha representado
ordinariamente. De modo que habría que definir en primer término, lo que el artista denomina “mosaico”, que es la tarea que me propongo ahora. Como se
sabe de la definición arriba indicada supone la estructuración de manera
unitaria de una obra de arte empleando pedazos de materiales; que no es en
ningún sentido la manera como Andrade elabora las obras denominadas por Él, “mosaico”. El procedimiento empleado por el
pintor en líneas generales consiste en primer lugar elegir el soporte o plano,
el cual divide en varios que podríamos llamar “sub-planos”, o pequeños planos individuales,
que van a ser los destinados para la ejecución de obras en miniaturas, que no
necesariamente guardan relación una con la otra, más allá de compartir un mismo
soporte, de temática variada, que el
pintor valora como una sola obra y que la
comercializa de esta manera. Pareciera más bien como un pequeño álbum de
barajitas, que compone al mosaico.
No obstante, esta pudiera ser una de las lecturas que se le puede hacer a la obra si la vemos desde la intención del artista. Pero no nos olvidemos que las obras de arte cobran vida propia, y el espectador descubre en ellas cosas que el artista no se había planteado al ejecutarla. Por ejemplo, la valoración que se les hizo a las pinturas de Rousseau y Claude Monet, en un comienzo en el Salón Anual en Francia, visto con los esquemas valorativos de la época, y lo que representaron después en el arte universal ilustran bien lo que afirmo, inclusive Picasso consideró a Rousseau como el mejor pintor del mundo. Sin dudas, que los mosaicos son trabajos que implican mucha laboriosidad, por ejemplo, el Mosaico, 1988, que consta de 9 obras en miniaturas lo afirma. Cada una de estas obras pueden ser vistas como obras individuales también, no están pintadas de ninguna manera como los díptico o los trípticos, en el sentido de que al dividir los paneles o los soportes de las obras se tienen la impresión de que fueron partidas a la mitad, o fragmentadas, porque se trata de —una sola obra— pintadas en varios soportes que se arman a la manera de un “rompecabezas”. Las pequeñas obras del mosaico son pinturitas ejecutadas individualmente, insisto.
No obstante, esta pudiera ser una de las lecturas que se le puede hacer a la obra si la vemos desde la intención del artista. Pero no nos olvidemos que las obras de arte cobran vida propia, y el espectador descubre en ellas cosas que el artista no se había planteado al ejecutarla. Por ejemplo, la valoración que se les hizo a las pinturas de Rousseau y Claude Monet, en un comienzo en el Salón Anual en Francia, visto con los esquemas valorativos de la época, y lo que representaron después en el arte universal ilustran bien lo que afirmo, inclusive Picasso consideró a Rousseau como el mejor pintor del mundo. Sin dudas, que los mosaicos son trabajos que implican mucha laboriosidad, por ejemplo, el Mosaico, 1988, que consta de 9 obras en miniaturas lo afirma. Cada una de estas obras pueden ser vistas como obras individuales también, no están pintadas de ninguna manera como los díptico o los trípticos, en el sentido de que al dividir los paneles o los soportes de las obras se tienen la impresión de que fueron partidas a la mitad, o fragmentadas, porque se trata de —una sola obra— pintadas en varios soportes que se arman a la manera de un “rompecabezas”. Las pequeñas obras del mosaico son pinturitas ejecutadas individualmente, insisto.
Para concluir este punto, invito a los lectores a reflexionar lo que les voy a
proponer. Imaginemos que algún galerista le haya comprado a Armando Rafael
Andrade un mosaico de 5 motivos pictóricos,
y que éste decida luego dividirlas
de manera individual, ¿creen ustedes que si los clientes de la galería no tienen mayor pormenores de la obra en
cuestión, no la han visto nunca, no
conocen las particularidades de cómo Andrade las pinta, podrán
estar seguros si se trata de un mosaico —una obra— o de pequeñas obras pintadas
por el artista, que como sabemos ejecutó cuadros de estas dimensiones, como las
dos que ofrecemos aquí: Plaza Buenos Aires y Calle Bolívar 29 de Marzo de 10x5
cm. y 10x15 cm respectivamente? Respondan ustedes en su interior la pregunta.
Es así que para comprender lo que Armando
Rafael Andrade denomina mosaico habría que “desaprender” lo que se ha venido
conceptualizado y aceptando por esta terminología, y aprender el modo particular el que le asignado el
artista, independientemente del valor conceptual general universalmente formalizado, al menos
entre las artes visuales.
Presentamos en este trabajo seis (6)
mosaicos tres (3) de ellos tratados ya en el tema intitulado: Localización de
los Paisajes e Historia —Estado Sucre Lugar Indeterminado— titulados: Flores, Paisaje y Playa, (1996); y —Estado
Anzoátegui, Barcelona —Paisajes, (1998)
y Paisajes, (1999), solo que en
aquella oportunidad se trataron sólo lo relacionado con los paisajes. El
primero de estos dos últimos, en la esquina izquierda-superior está un paisaje;
en la derecha-inferior, una marina, y un tercer paisaje que abarca la diagonal
espacial que hacen los ángulos:
izquierdo-inferior y derecho-superior de la obra. El segunda, al igual que le primero, el soporte es más o menos rectangular,
en él están pintadas cuatro (4) obras, dispuestas en forma regular en las partes: izquierdo-derecho-superior: Paisaje
y Flores en el
izquierdo-derecho-inferior: Frutas y Paisaje. En relación a la obra: Flores,
Paisaje y Playa, (1996); los dos primeros motivos están pintados en la parte
izquierda-derecha-superior y en la inferior del cuadro está pintada la playa o
marina. Cabe señalar aquí, que estas tres obras ya referidas, aunque no llevan
el título de mosaico, entran dentro del criterio que el pintor denomina así.
Me ocuparé ahora aquí de un mosaico
denominado Paisaje, (1998), en el
cual están dispuestos en el mismo soporte rectangular, de izquierda a derecha:
uno en cada extremo y en el centro del plano dos paisajes, uno debajo del otro. Las dos obras restantes: Mosaico, (1988) y Mosaico Nº
1, 1995; ambas están trabajadas de manera simétrica en cuanto a disposición
espacial —aunque a veces lo dispone de manera asimétrica— en el caso particular de estas dos obras , el
pintor divide el plano, en primer
término en cuadriculas a manera de un tablero de damero, que vienen a
constituir si se me permite el término en “sub-planos”, en la que de manera
independiente el pintor ejecuta las pequeñas obras —miniaturas— que vienen a
integrar una sola obra con las temáticas: flores, frutas, paisajes, marinas que
vienen a ser una síntesis de su repertorio artístico. Para finalizar este punto,
debo indicar que las obras pintadas por el artista de mayor valor plástico son
los paisajes, sobre todo la de los años 50 60 y 70 de esta última década en
adelante sus obras comienzan a declinar, a desmejorar considerablemente, a tal
punto que comienza a emplear la regla, en algunos casos traza las líneas con
bolígrafos o con lo que encuentre. En segundo plano en cuanto a calidad
plástica están las flores y frutas (naturalezas muertas).
HOJA DE VIDA DE ARMANDO RAFAEL ANDRADE
Armando Rafael Andrade. José “Cheo” Hurtado Moy, 1999. Fotografía a color, Barcelona, estado Anzoátegui. Colección del Autor. Digitalización Esp. Víctor A. Hernández.
1921.
Nació en Río Chico, Estado Miranda, Venezuela, el 24 de julio.
1928.
Su madre lo envía a la escuela de Higuerote con el maestro Guillermo, asistió
dos veces a clase en primer grado y no
fue más. No cursó estudios de primaria.
1929. A
los 8 años de edad quedó huérfano.
1929-1937. Trabajó
en su tierra natal cargando agua, vendiendo leña y dulces; el trabajo que
saliera.
1938.
Llegó a Clarines con la familia Marcia Acosta de visita a la residencia de Adán
Cabeza Coche donde se quedó viviendo. En esa época juega en el equipo de
béisbol Los Halcones de Remigio Camero.
1939. Estando
en Clarines se va voluntariamente al servicio militar.
1942. Pagó
tres años de servicio militar en Valencia, estado. Carabobo donde aprendió a leer y a escribir, se le dio la baja con el grado de Sargento. De allí pasa
a Cumaná donde trabajó de obrero en las tabaqueras. Ese mismo año
retornó a Clarines, Municipio “Manuel Ezequiel Bruzual”, Estado Anzoátegui, en donde se había alistado. Se residenció en
este pueblo y se dedicó a la carpintería y a la pintura hasta 1965. En esta ciudad conoció a Josefina
Robles (Chime).
1944.
Se une en familia con Josefina Robles, con quien tuvo una numerosa familia de
13 hijos: Luis, Orlando, Wilfredo, Franklin, Noel, Frank, Ana Rosa, Deyanira,
Minerva, Josefina, Milena, Armando y Juaneggi; este último ya fallecido.
1945.
Nació su primer hijo: Ana Rosa Robles. Pintó su primer cuadro: Retrato de
Remigio Camero, un amigo de Armando Rafael Andrade compañero del juego de
béisbol y una gloria del deporte de Clarines. Y otros retratos que no han
llegado hasta nosotros.
1956. Comenzó
su actividad pictórica profesional. Pintó su primer paisaje: Iglesia de San
Antonio Clarines, con sapolín (esmalte
industrial) sobre cartón piedra que se la vendió a su amigo Claudio Alén,
encargado del telégrafo, por un fuerte,
que éste colgó en la oficina.
Conoció en Clarines por intermedio del
telegrafista Claudio Alén a Alfredo Armas Alfonzo. Éste le compró dos cuadros:
Casa del Negro Lucas y Cerro de los Chivos pintados en 1956. El Negro Lucas era
el hijo de Carmen Camero, muerto al desprenderse del andamio mientras pintaba
la fachada de la iglesia de Clarines según versión de Alfredo Armas Alfonzo,
(1973) en el trabajo: Armando Rafael Andrade: EL Blanco de la Inocencia, que
formó parte del texto del Catálogo Nº 59 de la exposición que se le hizo en la
Sala de Exposiciones Plaza Bolívar, Gobernación del Distrito Federal, Caracas.
Vale mencionar otra versión que me dijo un pariente del Negro Lucas; Aníbal Rodríguez, quien habita hoy el lugar
donde estuvo la casa en cuestión en la calle Sucre de Clarines, que pintó
Andrade en 1956, que Lucas murió al caerse del techo de la edificación del Grupo Escolar “Monseñor Celestino Álvarez”
y que actualmente en esa edificación funciona la Biblioteca Silvio
Rinconi Dalmante. Remigio Camero el personaje a quien Armando Rafael Andrade le
hizo el retrato en 1945 y el Negro Lucas
eran hermanos.
1957.
Participó en el XVIII Salón Oficial de
Arte Venezolano, Museo de Bellas Artes, Caracas, con dos obras: Cerro de los
Chivos y La Casa del Negro Lucas. Con estos cuadros asistió en la IV Bienal del
Museo de Arte Moderno, Sao Paulo, Brasil. Armas Alfonzo, 1973 en Edda Armas
(Comp.) (2003); Francisco Da Antonio, (1974) afirma de este último evento se publicaron los siguientes
reportajes en la prensa capitalina: el 9 de mayo en El Nacional: Interesada la Bienal de Sao
Paulo en la pintura de los espontáneos venezolanos; el 13 de julio en El
Universal: Irán 9 pintores venezolanos a la IV bienal de Sao Paulo; y en la
misma data en El Nacional: Seleccionados los pintores que representarán a
Venezuela en la Bienal de Sao Paulo; y el 5 de octubre en El Heraldo, escrito por
Eduardo Sigler: Venezuela en la IV Bienal de Sao Paulo. Da Antonio Francisco,
(1974, pp.128-129).
Ese
año el Departamento de Relaciones Públicas de la Creole Petroleum Corporation
publica el álbum: “Pintura Venezolana 18º Salón Oficial 1957” con un comentario
crítico de Gastón Diehl de tan magno evento de la pintura venezolana; en dicho
documento, en la Sección de Pintura, expositores, p. s/n., aparece reseñado
Armando Rafael Andrade (postdata, febrero 2020).
Portada del Cátalogo de la IV Bienal del Museo de Arte Moderno, Sao Paulo, Brasil, 1957. (Tomado de Fundación Museo Jorge Otaiza, 2008, Marzo 5. IV Bienal do Museu de Arte Moderno, Sao Paulo, Brasil, 1958. Documento en linea, disponible en: http://www.museooteiza.org/2008/03/lang_esiv-bienal-del-museo-de-arte-moderno-1957-sao-paulo-brasil-arte-modernoaren-museoaren-iv-bienalalang_es/ )
1959.
Francisco Da Antonio publicó el trabajo: Panorama de la Pintura Ingenua
Contemporánea de Venezuela: Feliciano
Carvallo, Federico Sandoval, Bárbaro Rivas, Víctor Millán Salvador Valero y Armando Andrade.
Revista Farol Nº 185, Caracas, (Noviembre –Diciembre).
1963.
La Universidad del Zulia, a través de la Facultad de Humanidades y Educación,
publicó en Maracaibo la obra de Francisco Da Antonio: Pintura Ingenua
Venezolana del Siglo XX donde reseñó a Armando Rafael Andrade. Este año la
Universidad de Oriente, Núcleo Sucre escogió la obra: Cerro de los Chivos, (1956) para ilustrar la tarjeta
navideña de esta Casa de Estudios.
1964.
Este se traslada a Barcelona. De
esta data hasta 1969 trabaja haciendo urnas en la Funeraria “San Celestino” de
Zarina Villamini.
1965.
Del 29 de enero al 14 de febrero, expuso
al lado de Bárbaro Rivas, Jesús María Oliveros, Gerardo Aguilera
Silva en el Salón Pírichu de la Universidad de Oriente, Puerto La Cruz; con motivo del XXI Aniversario de la
Consagración Municipal de la capital del
Distrito Sotillo. Expuso las siguientes obras : Cerro de los Chivos, Ranchería
de Chave, La Cruz de Belén, De Pesca en la Laguna de Unare, El Patio de la Casa del Pintor, El Unare en
Verano y Calle del Telégrafo. Armas
Alfonzo, (1973) en Edda Armas (Comp.) (2003). Esta exposición fue exhibida
también en Cumaná y Barcelona. Reside en Barcelona no vuelve más a Clarines
sino hasta 1994, en la ocasión de la celebración del cuatricentenario de esta
ciudad donde le rindió homenaje la
Alcaldía de Bruzual y la Junta Organizadora de las Fiestas Patronales. Reside
en Barcelona desde este año hasta 1969 cuando se traslada a Santa María de
Cariaco. En su estadía en Barcelona trabajó en la Funeraria “San Celestino”
haciendo urnas entre 1965-68. Este año fue restaurada la iglesia San
Antonio de Padua de Clarines bajo la dirección del Arquitecto Paolo Gasparini, donde Armando Rafael Andrade
trabajó como carpintero y talló en madera la paloma de la cúpula del altar
mayor del templo. En este año se viene de Clarines a vivir a Barcelona; para
decirlo con palabras de Armas Alfonzo, (1979) en Edda Armas, (Comp.) (2003)
“totalmente se desvincula de Clarines por razones que nunca se dirán”, (p.104).
1966. En
esta data, Juan Calzadilla escribió: Tradición y Actualidad del Arte Ingenuo, Revista
Cultura Universitaria Nº 93.85-90,
(Octubre-Diciembre), pp. 85-90, Universidad Central de Venezuela, Dirección de
Cultura, Caracas, donde reseña al artista. Este trabajo fue compilado— aunque
omitió algunos párrafos—por Rafael Strauss K., (1999) en el Diccionario de
Cultura Popular, t. II, p.540, editado en Caracas por la Fundación Bigott, titulado:
Arte Ingenuo.
1967. Apareció un comentario en el
volumen escrito por Juan Calzadilla: El Arte en Venezuela, Caracas: Edición
Especial del Círculo Musical, Fichero Crítico y Biográfico, p. 197.En la misma
obra está un trabajo de Francisco Da Antonio: Pintores Ingenuos, donde refiere
al artista en páginas: 157, 164-165. El mismo autor, en otra publicación: Primera Retrospectiva de
la Pintura Ingenua Venezolana del XX, editada en Caracas por Instituto Nacional
de Cultura y Bellas Artes /Galería de Arte Nacional /Círculo Musical reseña al
artista. El 14 de junio de 1967, se casa su hija mayor, Ana
Rosa Robles.
1968. La Galería Polo & Bot del 2
al 16 de junio con el patrocinio de la Universidad de Oriente (UDO) y el Instituto
de Cultura y Bellas Artes (INCIBA) le organizaron su primera exposición individual:
Armando R. Andrade, con veinticuatro
(24) obras: Cerro de los Chivos, Ranchería de Chave, De Pesca en la Laguna de
Unare, El Unare en Verano, La Escopeta en la Horqueta , La Iglesia de Clarines
desde la Escondía, El Callejón de Don Tomás
Miranda , La Bodega de María Santamaría , Calle La Marina de Puerto Píritu, Calle Real de Píritu
, Calle San Antonio de Clarines, El Solar de Zamuro, La Esquina de Misia
Mercedes, La Cosecha de Mangos, El Cerro de los Chivos Otra Vez, La Cruz de
Belén, Ahí está Enterrado el Dr. Rodríguez Marrero, La Iglesia de Píritu no es
Mejor que la de Clarines , Lo Llevan al Cementerio de Chorrerón, La Que era de Guategato, La Bajada de las Sifontes, El
Malecón de Puerto Píritu, La Terecaya Colorada, A Carenero se lo Llevó el
Diablo. En el catálogo aparece el texto:
Un Renegado de Diez Veinte a Once, escrito en Lechería, el 27 de mayo de ese
año. En la portada del catálogo aparece una fotografía de rostro
y en la parte interior una de cuando estuvo en el ejército, denominada: Su Tiempo
de Conscripto. Al propósito de la misma el artista viaja a caracas, pero no
asistió a la inauguración. El 9 de junio apareció en el Papel Literario de El Nacional el trabajo sobre el artista: Armando Andrade,
Fabricante de Urnas Pintor de Paisajes.
En el nº 26 del Quincenario
“Imagen” apareció un escrito de R.
G. En Mesa Redonda del 15 de junio titulado: Armando Andrade. Esta
exposición fue reseñada en el Nº 26 de Carta Cultural de Venezuela, en junio,
en el trabajo: Salvador Valero (en Galería Universitaria) y Armando Andrade
(Galería Polo & Bot.), Dos Primitivos.
Alfredo Armas Alfonzo, el 27 de
mayo publicó sobre el artista: Armando Rafael Andrade: Un Renegado de Diez
Veinte a Once. Revista Oriente, Año 2, Nº 5, Cumaná: Universidad de Oriente.
1968 Catálogo de la exposición Armando R. Andrade, Galería Polo & Bot, Caracas,. Digitalizado por Esp. Víctor A. Hernández.
1969. En
el mes de octubre, expuso junto a Raúl Aquiles Savino en el Club de Leones de
Barcelona con motivo del Primer Encuentro de Periodista Oriente-Sur por la
Asociación Venezolana de Periodistas
Anzoátegui, la muestra se
titulaba: Andrade y Savino Dos Pintores
Ingenuos de Barcelona , la cual fue
organizada por Alfredo Armas Alfonzo. Expuso seis obras: Centro Profesionales
de Lechería, La Cuadra Frente al Viejo Hospital, Calle de Portugal, Callejón de
la Victoria, Calle Maturín y Calle San Carlos,
Armas Alfonzo,1973 en Armas, Edda (Comp.) (2003, p. 103) .Desde esta
fecha hasta 1973 vivió en Santa María de Cariaco, Estado Sucre, donde trabajó
como bodeguero y en las pesqueras y tabaqueras de Cumaná Edo. Sucre.
1970.
Pinta con plaka sobre masonite la obra:
Iglesia de Píritu, dedicado a la joya de arquitectura colonial: Nuestra Señora
Inmaculada Concepción de Píritu, Píritu, Estado Anzoátegui, que es adquirida
por el Dr. Arias.
1971. Pintó
los cuadro: Ruinas de la Panadería El Carmen 1 (Barcelona), Ruinas de la
Panadería El Carmen 2, las cuales
aparecen reseñadas, la primera en el
registro fotográfico y la segunda solo el nombre, en el catálogo
nº 59 de la exposición individual: Armando Rafael Andrade realizada en la Sala
de Exposiciones Plaza Bolívar de Caracas
de la Gobernación del Distrito Federal, Caracas.
1972.
Expuso en el Ateneo “Miguel Otero Silva” de Barcelona donde exhibió obras
relacionadas con la experiencia vivida en esta población. Martínez, (2000). Exhibe
su obra en la Fundación “José Ángel Lamas”, Caracas. Reside en Santa María de
Cariaco donde trabaja como bodeguero sin abandonar la pintura.
1973.
Este año el artista regresa a Barcelona procedente de Santa María de Cariaco.
Esto se puede constatar con dos obras que presentadas en este trabajo: Patio
del Pintor Barcelona Nº 1 y Patio del Pintor Nº 2 pintadas en 1973; que no cabe dudas que son
de Barcelona ya que los títulos de las obras así lo confirman, no obstante,
aparece en uno de estos cuadros (Nº 1) las vallas publicitarias de una de las
edificaciones de mayor altitud de la ciudad
para aquel entonces: el Hotel
Barcelona, en el que se puede observar
en la azotea la palabra —Barcelona—y en el boulevard 5 de Julio en forma
vertical las palabras sobre un aviso, en
acrílico—Hotel Barcelona— que el capta desde donde tiene residencia en ese
momento en un solar que hoy funge como estacionamiento en la calle Anzoátegui,
diagonal al Salón de Actos Anzoátegui. Este año aparece documentado en el
Diccionario Biográfico de las Artes Plásticas en Venezuela Siglos XIX y XX, publicado en Caracas por el Instituto Nacional
de Cultura y Bellas Artes (INCIBA).
Armando Rafael Andrade expuso este año en
la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar de Caracas, en agosto –septiembre,
auspiciado por la Gobernación del entonces Distrito Federal ,como parte del
“Plan Cultural Caracas”, a través de la Dirección Civil y Pública a cargo del Dr. José Luís Alvarenga , en la
gestión del gobernador Guillermo Álvarez Bajares. Para esta muestra, inaugurada
el 19 de agosto, Armas Alfonzo escribió en el catálogo Nº 59, Armando Rafael
Andrade: El Blanco de la Inocencia. La Ficha del Coleccionista. Además se incluyó tres fotografías del artista: El
Hombre en 1956, fotografía de Alfredo Armas Alfonzo; El Hombre 1968, fotografía
de Sebastián Garrido; y Las barras de Sargento (Armas Alfonzo), esta fotografía
aparece en el trabajo de Francisco Da Antonio, (1967) Pintores Ingenuos,
compilada por Juan Calzadilla, (1967) en su libro: “El Arte en Venezuela”
publicada en Caracas por la Edición Especial Círculo Musical, p. 163, con la
leyenda equivocada en el pie de la fotografía en la que aparece, en vez
del nombre de Armando Rafael Andrade, el de Federico Sandoval (El Policía), que Alí
Brett Martínez, (1975) en su trabajo titulado :”El Ingenuo: Armando Rafael
Andrade de Fabricante de Urnas en
Clarines a la Bienal de Sao Paulo”, p. 4, que acertadamente advierte este
error de imprenta. Que es la fotografía
a la que se refiere Armas Alfonzo, (1973/1979/2003 ) de esta manera: “…un servicio militar obligatorio del que
apenas queda una fotografía al minuto de blusa y cristina el hombre, el rostro
de los lozanos veinte año”…(p.s/n; p.9; p. 104) Esta última estuvo en el
catálogo de la Galería Polo& Bot con el nombre: “las barras del Sargento” y en el trabajo de Francisco Da Antonio:
Pintores Ingenuos, (1967); incluido en la obra de Juan Calzadilla (1967) El
Arte en Venezuela, publicada en Caracas por Ediciones del Círculo Musical. Se
hizo un cartel para publicitar la
exposición donde aparece la obra: Plaza Bolívar de Clarines, 1972; que es la
misma que aparece en la portada del catálogo, ambos hechos a color por el diseñador gráfico Raúl Oswaldo Acosta
M. con base a la fotografía de Fermín Romero (fotógrafo). Estuvo en sala 20
obras de las cuales las que están en letras negritas aparecen en el registro
fotográfico del catálogo hecho por Fermín Romero .Serie de La Soledad, Estado
Sucre (1. La Casa de Alto, 2. El Bar); Serie de Píritu, Estado Anzoátegui (3. La Casa en Ruinas Píritu, 4.La Iglesia
de Píritu); Serie de Barcelona, Estado Anzoátegui (5.Ruinas de la Panadería El Carmen I ,6.Ruinas de la Panadería El
Carmen II, 7. La Casa Verde, 8. El Garaje de la Esquina, 9. Naricual); Serie
Clarines (10.La Plaza Bolívar de
Clarines ,11.El Cementerio de Clarines, 12. La Subida de Doña Fidelia, 13. Calle El Sol, Clarines); Serie de
Chiguana, Estado Sucre (14.El Zócalo
Morado, Chiguana, Estado Sucre, 15. La
Vía de la Playa Chiguana Estado Sucre,); Serie de Catuaro, Estado Sucre
(16. La Esquina del Bombillo, 17. La Jefatura de Catuaro, 18. Mediodía de Catuaro, Estado Sucre)
Serie Caigua (19. El Aljibe de la
Iglesia de Caigua) y de Cumaná (Bajo
Seco Estado Sucre). Este último pueblo por error en el catálogo aparece como
que fuera de Caigua; y es realmente una barriada de Cumaná. Aparece además dos
opiniones sobre su obra de dos autoridades en materia de arte popular sobre el pintor: “Trayectoria Brillante” de
Juan Calzadilla, (1967) en su obra: El Arte en Venezuela, Edición Especial del
Círculo Musical, Caracas. Y “Las Tres Cualidades Esenciales, de Francisco Da Antonio, (1967) publicada en la obra ya indicada de
Calzadilla. Este documento aparece en el Catálogo de la Biblioteca Nacional de
Venezuela bajo el registro Nº 83.436. Desde
esta data hasta al menos 1981 estuvo
pintando para la Galería La Marina de Jairo Valencia y Manuel Alcalá, ubicada,
en ese entonces en la Marina Américo Vespucio, en Lechería, estado Anzoátegui y
en la otra sede ubicada en Puerto La Cruz. Su obra estuvo en exposición
permanente en este espacio la última data indicada.
1974. Es reseñado por Francisco Da Antonio en su libro: El Arte Ingenuo en
Venezuela, Caracas, editada por el Ministerio de Información y Turismo,
pp.69-70 y 110. En esta misma obra aparece escrito en inglés por The
Editor un Summary (Sumario) donde es
comentado el artista en la página 163 de la obra. Además de esta publicación hay una Edición Especial de la
Compañía Shell de Venezuela. Este año, en el mes de noviembre, la Sala Ocre, en
Caracas presenta la muestra individual: Armando Rafael Andrade El Ingenuo de Clarines, el texto del catálogo lo escribió
Alfredo Armas Alfonzo. Este año pintó los cuadros: Castillo de Cumaná y Calle
8ª La Chica, Barcelona pertenecientes a la colección Fundación Museos
Nacionales /Galería de Arte Nacional.
Catálogo de la exposición Armando
Rafael Andrade Ingenuo de Clarines, Sala Ocre, Caracas, noviembre de 1974.
Digitalizado por Esp. Víctor A. Hernández.
1975. Del
24 de julio al 10 de agosto se celebró el Primer Salón Nor-Oriental de Pintura
Ateneo de Barcelona organizado por esta Institución y las Fuerzas Armadas de
Cooperación, Comando Regional nº 7.Participó con tres paisajes. Y en el Museo
de Arte Popular de Trujillo. (Lara Buriel y Alcalá, 1997). Alí Brett Martínez
publicó el trabajo: El Ingenuo: Armando Rafael Andrade .Fabricante de Urnas en
Clarines a la Bienal de Sao Paulo Revista Líneas Nº 215, Marzo, pp. 2-5,
publicada en Caracas por C. A. La Electricidad de Caracas/Luz Eléctrica de
Venezuela donde documenta gráficamente las siguientes obras: La Subida de Doña Fidelia,
Clarines; Píritu Edo. Anzoátegui;
Perspectiva de la Calle de San Antonio, Clarines; Cerro de los Chivos. Este trabajo
apareció una nota de prensa titulada: Armando Rafael Andrade, fabricante de
urnas en Clarines representó a Venezuela en la Bienal de Sao Paulo, Brasil
el día 1 de mayo de este año .Juan Calzadilla lo incluyó en sus libros: Pintura
Venezolana de los Siglos XIX y XX, p. 136, publicado por Inversiones M.
Barquín, C. A. y Pintores Venezolanos del Común editada por Compañía Nacional
Teléfonos de Venezuela (CANTV). Y Armando Rafael Andrade Fabricante de Urnas en Clarines, Representó a
Venezuela en la Bienal de Sao Paulo, publicado el primero de mayo.
1976.
En esta data es comentado por los críticos de arte: Perán Erminy en su obra
Pintores Populares de Caracas p. 61, publicada bajo el auspicio del Concejo
Municipal del Distrito Federal, publicada en Caracas. Y por Sergio Antillano en la p.58 de su libro: “Los
Salones de Arte”, editado en Caracas por Maravén S. A.
1978.
Participó en la exposición: Pobladores de la Imaginación Cotidiana, Museo de
Bellas Artes, Caracas, donde expusieron entre otros: Víctor Millán, Feliciano
Carvallo, Gerardo Aguilera Silva, Bárbaro Rivas. Esta muestra apareció
comentada en el diario El Nacional el 25 de junio, p. C-24 y en la Revista
Venezuela Ahora, Año 5, Nº 186, p. 14, en Caracas el 13 de junio. Este material
referido por Rafael Strauss K., (1999)
en su Diccionario de Cultura Popular, t. II, p. 949, editado en Caracas por la
Fundación Bigott, titulado: Pobladores de la Imaginación Cotidiana. Este año,
el 2 de agosto, ingresaron al Archivo de
Artes Plásticas, División de Diseño y Obras Gráficas del Archivo Audiovisual de
Venezuela, División de Obras Planas de
la Biblioteca Nacional de Venezuela, los siguientes documentos :Un (01) catálogo
de la exposición individual: Armando Rafael Andrade realizada en la Galería Polo & Bot,
Caracas, 1968. Otro de la muestra individual: Armando Rafael Andrade realizadas en la Sala de Exposiciones Plaza
Bolívar de Caracas, Gobernación del Distrito Federal, agosto de 1973.Un cartel
publicitario de este evento realizado por el Diseñador Gráfico Raúl
Oswaldo Acosta M., con base a la fotografía
del Fotógrafo Fermín Romero. Un (01) ejemplar de la ficha biográfica titulada: Armando Rafael Andrade (transcripción)
y una (01) fotografía en blanco y negro, Ficha Nº 11, del artista.
1979.
Armas Alfonzo en, en la Revista Tiempo Real, Nº 9, pp. 9-11 (Enero- Marzo),
editada por la Universidad Simón Bolívar, escribió el artículo: Armando Rafael
Andrade: Una Ideología de la Justicia. En este trabajo aparece los registros fotográficos de las obras: La Subida de Doña
Fidelia, Bodegón, y Píritu, Edo. Anzoátegui, en las pp. 10-11. Armando Rafael Andrade aparece reseñado en el Anuario de la Pintura Venezolana Internacional, Capítulo Venezuela, 1979-1980, tomo 4, Índice de Pintores, página 291, escrito (Andrade Armando R. 1-2), publicado en Caracas por Edición de Producciones T. Y. C., C. A., lamentablemente, por descuido de la editorial omitieron la biografía del artista.
1980. Estuvo presente en la Sala de Exposiciones del Ministerio de Energía y Minas, Caracas patrocinada por este ministerio y organizada por el Ministro de esta cartera ministerial Humberto Calderón Berti. De esta muestra apareció una nota en el diario Últimas Noticias, p. 18, Armando Rafael Andrade expone en Caracas. Y en El Nacional el 23 de marzo, p. 11. Sección E un artículo de A, Z., Positivo; sobre nuestro pintor. Este año, Monte Ávila Editores y Galería de Arte Nacional publicaron la obra de Alfredo Armas Alfonzo: Uno Ninguno, donde reseñó a Armando Andrade. Este año la Galería de Arte Nacional en la gestión de su Director-Fundador el artista plástico Manuel Espinoza por intermedio de Alfredo Armas Alfonzo adquirió tres obras para su colección: Píritu Estado Anzoátegui, (1972), Castillo de Cumaná, (1974) y Calle 8ª La Chica, (1974).Rafael Páez lo comentó en su obra: Feliciano Carvallo, Pintores Venezolanos 2, p. 56 , publicado en España por Ediciones Edime, a propósito de la delegación de pintores ingenuos que iban a representar a Venezuela en la IV Bienal de Arte Moderno, Sao Paulo, Brasil, dentro de los que iban: Feliciano Carvallo, Bárbaro Rivas, Víctor Millán y Armando Rafael Andrade. Francisco Da Antonio escribió el texto: La Obra de Feliciano Carvallo, no publicado ese año donde hizo un comentario sobre Andrade similar al de Páez arriba comentado. Este trabajo de Da Antonio salió publicado en el portal artemercado on line, dedicado a la venta de obras de arte en línea disponible en la dirección electrónica: www.artemercadoonline.com/img/felicianocarballo/pdf.
1980. Estuvo presente en la Sala de Exposiciones del Ministerio de Energía y Minas, Caracas patrocinada por este ministerio y organizada por el Ministro de esta cartera ministerial Humberto Calderón Berti. De esta muestra apareció una nota en el diario Últimas Noticias, p. 18, Armando Rafael Andrade expone en Caracas. Y en El Nacional el 23 de marzo, p. 11. Sección E un artículo de A, Z., Positivo; sobre nuestro pintor. Este año, Monte Ávila Editores y Galería de Arte Nacional publicaron la obra de Alfredo Armas Alfonzo: Uno Ninguno, donde reseñó a Armando Andrade. Este año la Galería de Arte Nacional en la gestión de su Director-Fundador el artista plástico Manuel Espinoza por intermedio de Alfredo Armas Alfonzo adquirió tres obras para su colección: Píritu Estado Anzoátegui, (1972), Castillo de Cumaná, (1974) y Calle 8ª La Chica, (1974).Rafael Páez lo comentó en su obra: Feliciano Carvallo, Pintores Venezolanos 2, p. 56 , publicado en España por Ediciones Edime, a propósito de la delegación de pintores ingenuos que iban a representar a Venezuela en la IV Bienal de Arte Moderno, Sao Paulo, Brasil, dentro de los que iban: Feliciano Carvallo, Bárbaro Rivas, Víctor Millán y Armando Rafael Andrade. Francisco Da Antonio escribió el texto: La Obra de Feliciano Carvallo, no publicado ese año donde hizo un comentario sobre Andrade similar al de Páez arriba comentado. Este trabajo de Da Antonio salió publicado en el portal artemercado on line, dedicado a la venta de obras de arte en línea disponible en la dirección electrónica: www.artemercadoonline.com/img/felicianocarballo/pdf.
1981.
El Museo Anzoátegui, Barcelona exhibió una muestra individual del artista. Ese
año, participó el Exposición Colectiva Permanente: Pintura Venezolana en la
Galería La Marina, Centro Comercial CADA, Puerto La Cruz, organizada por su
propietario Jairo Valencia. El trabajo de Francisco Da Antonio: “La Obra de
Feliciano Carvallo” es publicada este año el 22 de febrero, como prólogo del
catálogo de la muestra realizada a
Feliciano Carvallo en la Sala de Exposiciones de la Gobernación del Distrito
Federal, bajo el auspicio de Fundarte.
Portada del catálogo de la exposición: Andrade, 1981, Museo Anzoátegui, Barcelona, estado Anzoátegui. Digitalización Esp. Víctor A. Hernández.
1982.
Participó en el II Salón Regional de Artes Plásticas V Aniversario de Mindur, organizado por esta
Institución y el Museo Anzoátegui de
Barcelona. Desde esta data hasta 1984, Armando Rafael Andrade estuvo viviendo
en una casa en el “Centro” de Barcelona, ubicada en la esquina que hace las
calles Freites con Altos de Belén que le cuidaba a Antonia Lindo. Este año es
reseñado en el Diccionario de las Artes Visuales en Venezuela, t. I, pp. 21-22,
publicado en Caracas por Monte Ávila Editores, C A, y Galería de Arte Nacional.
Este año el trabajo de Francisco Da Antonio: La Obra de Feliciano Carvallo
escrito en 1980, fue incluido en la publicación de Da Antonio “Textos sobre
Arte”, editado en Caracas por Monte Ávila Editores.
1983. Alfredo
Armas Alfonzo publicó la obra: Uno Ninguno, editada por Monte Ávila Editores,
Galería de Arte Nacional y CONAC donde recogió escritos de artistas plásticos
entre 1958-1982, en esta obra comenta a Andrade. Ese mismo año, en las páginas
51-53 apareció el escrito: Raúl Aquiles
Savino. El Entretenimiento de Savino, donde reseñó la exposición que éste hizo
en 1969 con Armando Rafael Andrade en Barcelona, en el Club de Leones en el
Primer Encuentro de Periodistas Oriente-Sur
por la Asociación Venezolana de
Periodistas Anzoátegui.
1984. Pinta
el cuadro: Iglesia de San Antonio de Clarines, estado Anzoátegui perteneciente a
la colección de Henry Camacho y la obra El
Cardonal donde nos deja la estampa de la naciente barriada de Barcelona,
sector Mesones de 1981.
1986.
El entonces, Concejo Municipal del Distrito Bolívar, Barcelona le otorgó la
Orden Ciudad de Barcelona, como un reconocimiento a su trabajo artístico. Vive
en un rancho en Barrio Bolívar en la
cercanía de la Laguna de los Patos. Ese año le pintó al periodista José Manuel
Guerra un cuadro tomado de una fotografía que éste había hecho de la calle San
Antonio de Clarines, que es la que sale en el reportaje que le hace Rubén Darío
Valecillos a su hijo Armando Robles, titulado: “De Armando Andrade a Armando
Robles dos Generaciones Unidas en el
Teatro a través de un Oficio, de un Sueño, del Arte”, para la columna Vertientes publicada en el diario
Metropolitano en Barcelona. Francisco Da Antonio lo comenta en el trabajo: “El
Hombre del Anillo, Antonio José Fernández
un Maestro de la Escultura” para el texto del catálogo de la I Bienal Nacional “Salvador
Valero” de Arte Popular, p.31, Trujillo: Universidad de Los Andes, 1986-1987.
1987.
Nancy Noguera este año realizó el trabajo: “Raíces y Vigencia Arte Popular en
Venezuela” publicado por el Centro
Gumilla en Caracas, donde en la p- 546
refiere a Armando Rafael Andrade .Este documento está disponible en la red en
esta dirección: gumilla.org/biblioteca/bases/biblo/texto/SIC/1987500_544-547.pdf.
1988.
Participó en la muestra Barcelona Parte I. Artistas Populares, organizado por
el Consejo Municipal del Municipio “Simón Bolívar”, inaugurada el 13 de agosto,
expuso junto a Luis Méndez, Amado Malavé, Gerardo Aguilera Silva y David Sabino.
Willy Aranguren, escribió el ensayo: Apuntes Para la Trayectoria de la
Investigación Relativa al Arte Popular Venezolano, para el catálogo de la
Segunda Bienal Nacional “Salvador Valero de Arte Popular, en Trujillo, donde comentó a Armando Rafael
Andrade. Francisco Da Antonio, escribió para el catálogo del Salón Nacional
Cervecería de Oriente, Arte Ingenuo, Pintura y Tala Populares p. 31; auspiciado por la Cervecería Polar
Oriente, el trabajo: Del Arte Ingenuo al
Arte Popular donde comenta a Armando Andrade.
1990.
Expuso en la muestra: Todos los Artistas Todos los Espacios, en el marco de la
celebración de la Semana Aniversario de
la Asociación Venezolana de Artistas Plásticos (AVAP), en homenaje a: Eduardo
Lezama, del 23 al 29 de junio, Barcelona. Ese mismo año, participó en una
muestra en la Galería del Aeropuerto Internacional General de División “José Antonio Anzoátegui”,
Barcelona. En el diario El Tiempo, Cultura, p, 9, del 27 de mayo apareció el
trabajo: Un Arte Marginal y Célebre:
Armando Andrade y Luis Méndez,
entrevista de Roberto Alonzo a Manuel Alcalá. Este año, el trabajo de Francisco
Da Antonio: “La Obra de Feliciano Carvallo, escrito originalmente en 1980 y
publicado en 1981 como prólogo para la
exposición de Feliciano Carvallo el 22 de febrero en la Sala de Exposiciones de
la Gobernación del Distrito Federal bajo el auspicio de Fundarte, aparece en su libro:
“Texto sobre Arte” publicado por Monte Ávila 1982, donde refiere a
Armando Rafael Andrade, que figuró además
en el catálogo de la muestra individual: “Feliciano Carvallo de Naiguatá,
organizada por la Fundación José Ángel Lamas y el Museo de Petare, bajo el
patrocinio de la Fundación Bigott , octubre-noviembre de 1990.
Desde este año su obra sufre un cambio
aunque no radical, introduce elementos nuevos como personajes y vehículos de combustión,
aunque sigue con el tema del paisaje y
el mismo esquema compositivo. Su pintura viene a ser en este período una
pintura habitada. Capta el ambiente de las ciudades que ayer fueron aldeas y pueblos con calles solitarias y ahora urbes sobrecargadas de población. Pareciera
que el artista se empeña en rellenar el espacio en sus cuadros con la típica
vida de las ciudades de hoy. Se observa esa estampa de ciudad, si se me
permite el término acuñado por Mario
Praz (1896-1982) “horror vacui”, miedo al vacío; miedo a la soledad a la que tanto se apegó en su juventud y
madurez.
1991. Participó
en la muestra: Pintores Regionales, organizada por la Comisión de Cultura del
Colegio de Médico del Estado Anzoátegui
y el ateneo “Miguel Otero Silva” de
Barcelona, inaugurada el 25 de febrero. Este año concurrió a la
convocatoria del XXVII Salón de Arte “Nueva Galería”, Segunda Colectiva de
Artistas del Estado Anzoátegui, organizado por el Banco Mercantil Oficina
Barcelona, las obras se exhibieron desde el 31 de octubre al 5 de noviembre.
Armando Rafael Andrade mandó tres obras: UN Pobre entre dos Rico, Un Rico entre
dos Pobres y La Puerta Vieja. (Banco Mercantil, 1991) El viernes 30 de agosto
apareció un reportaje que le hizo el diario Metropolitano titulado: Armando
Rafael Andrade: Un Pintor Ingenuo. Nunca se ha Ganado Premios ni siquiera
terminales. Este reportaje apareció este mismo año en los diarios: Metropolitano el 30 de agosto y en El Norte. Este año la Dirección de Cultura de
la Gobernación del Estado Anzoátegui le rindió homenaje en la Galería de Arte
de la Asamblea Legislativa en el mes de septiembre.
1992.
Este año, Yolanda Oronoz y Miguel Ángel Ortega grabaron en Barcelona, Anzoátegui, el vídeo La Cultura Popular, Pintores
Populares de Barcelona: Régulo Martínez, Armando Andrade y Luis Méndez, editado
en Caracas, Venezuela, por la División de Tecnología Educativa del Ministerio de Educación.
Disponible en la Biblioteca Nacional de Venezuela, Archivo Audiovisual de Venezuela,
División de Sonido y Cine, ubicado en colección: B-634, Caracas. El lugar donde
se realizó la grabación en la que aparece el pintor Andrade fue en la Escuela
de Artesanía ubicada en ese entonces en la calle Juncal de Barcelona, estado
Anzoátegui.
1993.
Aparece en el Programa de televisión, en Venezolana de Televisión, (VTV): La
Cultura. Pintores Populares de Barcelona: Régulo Martínez, Armando Andrade y
Luis Méndez, producido por la División de Tecnología del Ministerio de Educación,
Caracas, Venezuela. En marzo de este año fue comentado por Francisco Da Antonio,
en el trabajo: Víctor Millán Mares, Vírgenes y Territorios Azules, p. 8, en ocasión
de la exposición en homenaje a Millán organizada por la Fundación Museo Armando
Reverón, estado Vargas.
Armando Rafael Andrade en su taller.
(Tomado de Oronoz, Yolanda, Producción, y Ortega, Miguel Ángel, Edición, 1992.
La Cultura Popular. Pintores Populares de Barcelona: Régulo Martínez, Armando
Andrade, Luís Méndez. Videograbación.
Caracas: Ministerio de Educación, División de Tecnología Educativa).Extracción
de imagen de videograbación. Víctor A. Hernández. Colección Biblioteca Nacional
de Venezuela, Archivo Audiovisual, División de Sonido y Cine, Caracas, D. C.
1994.
Participó en la muestra organizada por la Alcaldía del Municipio “Simón Bolívar”, Barcelona a través de la Dirección
de Cultura y Turismo, en el marco de la celebración 27 de Abril Día de la
Municipalidad: Pintores de Barcelona que estuvo en sala del 26 al 30 de abril.
En junio esta Institución, organizó en su sede la Exposición Colectiva de
Pintores, II Semana de la Municipal del Artista Plástico, homenaje al pintor Pedro Centeno Vallenilla, en la que
participó Armando Andrade. Y en la Exposición de Artistas Populares organizada
por Jairo Valencia y Manuel Alcalá en las instalaciones del Hotel Meliá, Puerto
La Cruz, Estado Anzoátegui. Este mismo año el 1 de noviembre, Álvaro Armas
Bellorín, en su columna El Rescate de la Memoria del diario Metropolitano
publicó el trabajo: Armando Andrade Pintor de Angelitos Negros, este artículo
incluyó una fotografía del artista hecha por Hernán Coa.
En
abril de este año, se cumplió el
Cuatricentenario de San Antonio de Clarines, me comentó su hijo Armando Robles,
que la Junta Organizadora de las fiestas patronales y el ayuntamiento de esta
ciudad en la gestión del Alcalde Alirio
Guacarán Mata, le iban a rendir un
pequeño homenaje a Armando Andrade y
acuerdan traerlo bajo engaños a Clarines, una ciudad que no visitaba desde 1965 cuando
se vino a Barcelona; cuando éste se entera del asunto, le dice a Alirio
Guacarán, con su jocosidad habitual: “Lo que me vayan a dar me lo dan en vida,
porque los muertos no comen”En esta oportunidad lo llevaron
a la casa de sus hijos, que tenía tiempo que no
los veía, ocasión en la que su hijo y pintor Armando Robles lo conoció. Lo cierto
es que además del gesto del
burgomaestre, la idea era condecorarlo como hijo ilustre de la ciudad por su
destacada labor como pintor. Esta anécdota quedó para la historia, que la relató
su hijo Armando.
Carlos Armas
José Graterón Luque (izquierda) Armando Rafael Andrade (derecha) 1994.
Fotografía en blanco y negro.
Colección Manuel Bas Caracas D. C.
Posted Online, Eduardo Daniel Palmera Gómez, septiembre 2017
1995. El
Museo Histórico Clarines con el apoyo de
la Fundación Cultural Clarines, en el Municipio “Manuel Ezequiel Bruzual” le
organizaron la muestra individual: Armando Rafael Andrade, curaduría del Artista
Plástico Manuel Espinoza, donde se exhibieron 45 obras, en el catálogo
de este evento apareció un fragmento publicado
por el diario Metropolitano (Información) el día 10 de febrero en la p. 19 ,
titulado :Andrades (sic) y Méndez Les Cambiaron el Arte por la Pobreza .Esta
exposición fue reseñado el 25 de marzo, en el rotativo antes mencionado en la p. 5 con el título: Armando Rafael
Andrade Expone Hoy en el Museo Histórico
de Clarines.
En el mes de mayo, con motivo de la
celebración del Día del Artista Plástico, la Gobernación del Estado Anzoátegui,
en la gestión del gobernador Dennis
Balza Ron, se le otorgó a Armando Rafael Andrade la Orden General de División
“José Antonio Anzoátegui” Primera Clase por su destacada labor en el arte nacional,
otorgándole además una pensión y se hizo
el intento ante el CONAC para una bolsa de trabajo que nunca cristalizó. La Dirección de Cultura le
rindió homenaje en sus espacios y exhibió una muestra individual del artista.
Esta información salió reseñada en el diario Metropolitano, Información, p.19
el día 10 de febrero.
1996. Este año el fotógrafo colombiano Rafael
Horacio Gómez Jiménez le realizó dos fotografías en su improvisado taller en la
Escuela Lourdes Armas en Barcelona, estado Anzoátegui, de las cuales presento
una en este trabajo. De esta misma data es la obra Balneario, (1996)
perteneciente a la colección de Moshe Aramati, que entre otras cosas, es la
obra de mayor formato aquí presentada (60 x100 cms.) presentada en esta investigación,
emblemática en el sentido de que pertenece a lo que he llamado la segunda etapa
de pintor.
Armando Rafael Andrade en su Taller. Rafael
Horacio Gómez Jiménez (Fotógrafo), 1996. Fotografía en blanco y negro.
Barcelona, estado Anzoátegui, Colección Manuel Bas. Caracas, D. C. Digitalización
Esp. Víctor A. Hernández.
1997. Carlos
Lara Buriel y Manuel Alcalá publicaron en el diario Metropolitano, el 10 de
marzo el trabajo: Gerardo Aguilera Armando Andrade y Luis Méndez: Genios de la
Ingenuidad. Pinta la obra: En Oriente, una de sus obras características del
periodo que va desde 1990 a 1999, caracterizada por la introducción como
elemento adicional en la esquematización
de su obra, personajes y modernos
vehículos automotor.
1998.
Pinta el cuadro: Un Pobre entre dos Ricos, el cual es la última obra con que
participa en un salón nacional de arte,
estando en vida. Estuvo expuesta en el Salón Bigott de Arte Popular en
el Centro de Arte de Maracaibo “Lía Bermúdez”
1999.
Este año Rafael Horacio Gómez Jiménez, fotógrafo de profesión le realizó dos
fotografías en la Plaza Boyacá de Barcelona de las cuales presento una en esta
investigación donde aparece el pintor con su inseparable amigo “Orejitas”, donde se le ve casi indigente.
Esta fotografía fue hecha por Rafael Gómez poco tiempo antes de morir. Pinta
la obra Paisajes (1999), que en realidad es lo que llama el pintor un
“Mosaico”. En la casa de su hija Ana Rosa Robles, donde estuvo sus últimos días
en el caserío Guayabal de Píritu, me dijo su hijo Armando Robles, que pintó
algunos cuadros pequeños y dejó otros sin terminar. Este año, concurrió a la
convocatoria del Salón Bigott de Arte Popular celebrado del 9 de marzo al 11 de
junio en el Centro de Arte de Maracaibo “Lía Bermúdez” Estado Zulia con la obra: Un Pobre entre dos
Ricos, (1998), este salón continuó su
peregrinación por el Museo de Barquisimeto, Estado Lara y finalizar en su
recorrido en Caracas, en el Museo “Jacobo Borges” en el Parque del Oeste .En el
catálogo de este prestigioso salón, Carol Cañizares escribió la monografía:
Acerca de la Historia de los Salones de Arte Popular en Venezuela, publicado por la Fundación Bigott en Caracas donde
hace referencia a Armando Rafael
Andrade. Rafael Strauss K. lo incluyó en su trabajo: Diccionario de
Cultura Popular, Tomo I, p.19 editado en Caracas por la Fundación Bigott donde
además aparecen otros documentos compilados por este investigador relacionado
con Andrade. Está residenciado en Barcelona, ciudad donde enferma, de donde dos
sus hijos lo trasladan al caserío
Guayabal de Píritu, a la casa de su hija
Ana Robles, el 23 de diciembre muere en este poblado, al día siguiente es
llevado y velado en Clarines, Municipio “Manuel Ezequiel Bruzual”, Estado
Anzoátegui, el 25 es enterrado, en esta ciudad.
Orejitas y Armando Rafael Andrade (de izquierda a derecha), Plaza Boyacá. Rafael Horacio Gómez Jiménez (Fotógrafo), (1999) Fotografía en blanco y negro. Barcelona, estado Anzoátegui, Colección Manuel Bas. Caracas, D. C. Digitalización Esp. Víctor A. Hernández.
ARMANDO RAFAEL
ANDRADE DESPUÉS DE VIDA
Armando Rafael Andrade en su taller. (Tomado de Oronoz, Yolanda, Producción, y Ortega, Miguel Ángel, Edición, 1992. La Cultura Popular. Pintores Populares de Barcelona: Régulo Martínez, Armando Andrade, Luís Méndez. Videograbación. Caracas: Ministerio de Educación, División de Tecnología Educativa). Extracción de imagen de videograbación. Víctor A. Hernández. Colección Biblioteca Nacional de Venezuela, Archivo Audiovisual, División de Sonido y Cine, Caracas, D. C.
2000.
Henry Camacho, propietario de la Galería Arte Latino le organizó una muestra
individual al artista, inaugurada el sábado 5 de febrero, grabada para el
programa de TV “Prisma” conducido por Francisco Quijada, televisado por
Telecaribe. (Guerra, 2000).El periodista de el diario El Norte, José Manuel
Guerra, en la columna: Rostros y Voces, Cultura, p. 16, escribió el 9 de
febrero el reportaje: Se Fue Andrade el Artista Ingenuo más Puro de la Plástica;
donde comenta además la exposición arriba indicada. La Dirección de Cultura de
la Gobernación del Estado Anzoátegui, en la gestión de Enrique Hidalgo le
rindió homenaje al pintor con la nota de prensa escrita por Trina Martínez
titulada: Andrade: El Quijote Barcelonés
que salió publicada en los diarios: El Tiempo, Cultura el día 19 de
febrero y El Norte, Regional p.28 el día 20 de febrero. Del artículo de prensa de Martínez se tomó un
extracto y el poema escrito por Hidalgo Adiós para el texto del catálogo de la muestra individual que le organizó esta
institución anzoatiguense en la Sala de Arte Popular “Luis Méndez”, titulada:
Armando Andrade Poética del Paisaje, en la ocasión de la celebración del Día
del Artista Plástico el 10 de mayo. La Galería de Arte Comisión Legislativa del
Estado Anzoátegui, en homenaje a este creador, inauguró el mes de julio la
muestra: Armando Andrade Realidad Luz y Color, con la presentación de un
trabajo escrito por Fidel Flores del mismo nombre.
La Universidad Nacional Experimental “Simón
Rodríguez” Núcleo Barcelona, en el marco de la celebración de los 229
Aniversario del Natalicio de su Epónimo: Don Simón Rodríguez celebrado en
octubre -noviembre, le rindió homenaje al artista con la muestra Colectiva de
Pintura Popular, celebrada en los espacios del Ateneo de Barcelona “Miguel
Otero Silva”, en la que se exhibió una obra: Maturín, Edo. Monagas, (1993)
En marzo de este año, Luis Alberto Crespo
escribió el ensayo: “Un País con las Manos y con la Palabra” donde comentó al
artista, calificándolo como: “Bárbaro Rivas
de Oriente “, quien además de pintor (comenta el escritor) “…es
fabricante de urnas, en cuya enfrentada diligencia privilegia la de clavetear
esos lechos de la eternidad…”, p. (18) Dicho trabajo apareció en el prólogo de
la obra de Edda Armas (Comp.)(2003): Alfredo Armas Alfonzo, Otro Cielo Aún Más
Cerca Imaginario Popular, publicado en Caracas por Ediciones Fundación Alfredo
Armas Alfonzo y Fundación Bigott, (pp.15-24).
Además de los artículos de prensa arriba
indicados, los periódicos locales reseñaron sobre el artista los siguientes
artículos periodísticos: El día 25 de febrero
Roberto Alonzo, en su columna
Aquí y Ahora del diario El Norte (Especial), p. 16 escribió el artículo:
Se Llamaba Armando Andrade. La Desgraciada Vida de un Pintor en Barcelona. En esta misma prensa (Cultural), p. 34 del 14
de mayo apareció el escrito de José “Cheo” Hurtado Moy: Despidamos a Armando
Andrade. José Manuel Guerra, en su columna Rostros y Voces (Especial), p. 16 de
El Norte, el 10 de mayo escribió: Armando Reverón. El Artista de Macuto, en el
marco de la celebración del día del artista plástico, reseñó el homenaje que le
hizo la Dirección de Cultura de la Gobernación del Estado Anzoátegui a Armando
Andrade en la Sala de Arte Popular “Luis Méndez” con una muestra individual. El
diario El Tiempo, Cultura, p. 16, el 16
de mayo publicó el titular: Se Inauguró la Exposición Homenaje al Pintor Andrade en la Sala “Luis Méndez “. La misma
se llevó a cabo con obras pertenecientes a colecciones privadas. De la exposición en homenaje al artista
Armando Andrade Realidad, Luz y Color, aparecieron los trabajos en el diario El
Tiempo (Cultura), el 20 de julio: La Obra de Armando Andrade se Expone en la
Galería Legislativa., y El Hacedor de Urnas en el mismo periódico.
2001-2002. Del
7 de diciembre al 23 de febrero se
celebró el VI Salón Regional de Jóvenes Artistas, en esta oportunidad se le
rindió homenaje a Armando Rafael Andrade. Este evento fue organizado por la
Dirección de Cultura de la Gobernación del Estado Anzoátegui y Galería del
Consejo Legislativo Estadal de Anzoátegui; además de las obras en sala de los
participantes en esta confrontación, se exhibió una muestra individual del homenajeado. Su obra es incluida en la
muestra: Exposición de Artistas Venezolanos en el XIV Aniversario de la
Fundación de la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho, Facultad de Odontología,
Avenida Cajigal de Barcelona, organizada por Manuel Alcalá, y exhibida con el
auspicio de la Dirección de Cultura del Estado Anzoátegui en la Sala de Arte
Popular “Luis Méndez “.El año 2001,
“Sesquis” Alexander Campos, Productor y Conductor del programa radial
:Barcelona y su Gente, de la Radio Comunitaria Cielo 99.2 FM, Barcelona, le
dedicó un programa a Armando Rafael Andrade, teniendo como entrevistado a
Manuel Bas.
2002. La
Sala Cultural Polar de la Cervecería
Polar de Oriente, C. A., sector “Ojo de Agua” de Barcelona, en el marco de la
celebración del XXIV Aniversario de la Coral Polar presentó la muestra: Luis Méndez, Rosa Vegas,
Pedro Caigua, Régulo Martínez y Armando Andrade, Misticismo Arte y Vida. Esta
muestra salió reseñada en la Revista Actualidad, Año 11, Nº 88 editada en
Puerto La Cruz Estado Anzoátegui.
Rubén Darío Valecillos, en Vertientes, Un
Espacio para Exaltar el Arte y sus Creadores en el Metropolitano, (Cultura),
p.19 del 7 de diciembre publicó la entrevista que le hizo a Armando Robles
titulada: De Armando Andrade a Armando Robles, en la que exaltó dos generaciones
unidas en el teatro a través de un oficio, de un sueño, del arte, en este
reportaje apareció un fotografía de la obra de Armando Rafael Andrade, Calle
San Antonio de Clarines, tomada por José
Manuel Guerra, perteneciente a su colección de arte. Fidel Flores en el texto
del catálogo: ”Para Celebrar el Arte en Anzoátegui”, p.10 que escribió para el
I Salón de Arte Cerro Negro por el Arte Emergente, organizado por el Ateneo “Miguel
Otero Silva” de Barcelona, Anzoátegui y
la Operadora Cerro Negro, S. A., hace referencia a Armando Rafael Andrade.
Este año, la
Fundación Fondo Editorial del Caribe
publicó la obra poética de Víctor Gil "Cinco pañuelos en pinta
morada" en la que está presente la memoria de un pueblo
(Barcelona-Anzoátegui), de una ciudad, los hechos que la definen, sus
personajes, en la p. 42 de dicha obra le dedica el poema "Espejo" a
Armando Rafael Andrade, que cito textualmente a continuación:
A Armando
Andrade es como si la ciudad
se le hubiese
hecho hombre entre la poca carne
y le brotara en
sapolín por las manos escuálidas.
En él caminan
las calles con su querosén de pobrecía,
los barrios de
torcidas simetrías y colores prestados,
el cielo
obstruido de azules y su irrefutable pena de calcinaciones,
los patios con
neumáticos inservibles y ámbitos sin techumbre alguna,
las
empalizadas, los alambres de la electricidad, los precarios solares.
Letras de un
abecedario de guarapos:
A de Andrade
B
de Barcelona
C de calamidades
D de derrotas.
Sombras de una
misma itinerancia.
La áspera
soledad del hambre: los breves ojos de grises oquedades.
El otro
universo del alcohol: su piel, su voz, su ausencia de arenas movedizas.
El río de aguas
de quejidos: las insondables trincheras de su frente.
Trasuntados
temblores de unas mismas piernas.
Hospicio del desaliño
en doble aljibe.
Tácita moneda
de una misma cara.
Cartón piedra
embadurnado de reiteradas aflicciones.
2003. Edda Armas (Comp.) publicó la obra: Alfredo
Armas Alfonzo, Otro Cielo Aún Más Cerca, Imaginario Popular en la que apareció
varios trabajos escritos de este escritor sobre Armando Rafael Andrade: El Blanco
de la Inocencia (1968; 1973), La Ficha del Coleccionista (1973) y Una Ideología
de la Justicia (1979), editada en Caracas por la Fundación Ediciones Alfredo
Armas Alfonzo y Fundación Bigott pp. , 95-106.Es incluido en la muestra: Arte
Venezolano del Siglo XX. La Mega exposición. Arte Popular del estado
Anzoátegui, exhibida en la Casa de la Cultura “Dr. Francisco Lazo Martí”, Calabozo,
estado Guárico (2003-2004).
2004. El
jueves 28 de octubre, Sharon’s Galería Centro de Arte inauguró en la ciudad de Lechería Estado Anzoátegui la muestra: Perspectivas
Múltiples, Arte Ingenuo, en la que participó Andrade con la obra: Balneario,
(1990). Su obra estuvo en la muestra permanente este año de esta institución. El
23 de diciembre, en el aniversario de los 4 años del pintor, José Manuel Guerra
en su columna: Rostros y Voces, en el diario Metropolitano escribió el trabajo:
Hace 4 Años se nos fue Armando Andrade, en la que hizo una breve reseña de la
vida del artista.
2005.
La Fundación Galería de Arte Nacional, publicó la primera edición del
Diccionario Biográfico de las Artes Visuales en Venezuela donde aparece
reseñado Armando Rafael Andrade en las páginas 46-47, con una versión digital
en esta dirección: 209.61.246/documentos /Demo/Dbartesvisuales.pdf. Su obra fue
incluida en la Exposición de Artistas Venezolanos, organizada por Manuel
Alcalá, en la Sala de Exposición Permanente, Hotel Caribbean Inn, Puerto La
Cruz, Estado Anzoátegui. Y en la Muestra Colectiva de Arte, Fiestas Patronales de San Mateo,
Municipio Libertad, Estado Anzoátegui, organizada por Manuel Alcalá y Manuel
Felipe López.
2006.
Fue incluido en la muestra: “Gesto Solidario” organizada por la Galería Óleo y
Temple en Lechería Estado Anzoátegui, para recabar fondo para la intervención
médica de nuestra amiga Dulce Navas. Este año apareció un escrito de Juan Calzadilla: Exploración por la
Palabra, compilado por Franklin Fernández en su libro: La Imagen Doble, p.17, publicado en Caracas por la Fundación
Editorial El Perro y La Rana donde comenta a Armando Rafael Andrade.
2007.
El Museo de Anzoátegui en la persona de Samira Seijas Pisani, Directora y
Manuel Bas organizaron la muestra: Arte Popular del Estado Anzoátegui, homenaje
a: Gerardo Aguilera Silva (1907-1976).En esta oportunidad se colocó en sala la
obra de Andrade: Maturín Edo. Monagas, (1993). Esta exposición apareció
reseñada en los diarios de circulación regional: el 7 de junio, en el Metropolitano, Cultura, p.12 titulado: En el
Museo Anzoátegui Hoy Abrirá Muestra del Pintor Gerardo Aguilera Silva .Y el
11 de junio en el portal Web
enoriente.com y el 13 de junio en Nueva Prensa, Arte y Cultura, p. C 5 con el
nombre: El Museo Anzoátegui Inauguró Muestra de Arte Popular del Estado;
escrito por el periodista José Manuel Guerra. Este año se publicó en Caracas la
obra: Textos Sobre Arte, Venezuela 1682-1982 donde está incluido el trabajo:
Feliciano Carvallo 1920-1980, 1981, Colección “Armando Reverón”, Serie Laberinto,
editada por la Fundación Editorial El Perro y La Rana, donde es reseñado
Armando Rafael Andrade en la p. 279, a
propósito de la participación de Carvallo, Rivas, Millán y Andrade en la IV
Bienal de Arte Moderno en Sao Paulo,
Brasil.
2008.
En homenaje a Santiago Manasés Rodríguez (Manasés) y Antonio José Fernández (El
Hombre del Anillo)se realizó la muestra de arte popular Testimonios en el
Tiempo organizada por Nereida González, Directora del Museo Anzoátegui y
Manuel Bas perteneciente a la colección de éste, en la que se exhibió la obra
de Armando Rafael Andrade :Balneario las Negritas, (1992). Dicha exposición
apareció un reportaje en el diario El Tiempo, Cultura, p. 18 del 30 de junio, titulada: Testimonios en el Tiempo Recuerdan
a los que no Están, escrito por Florángel Farías; en el Museo Anzoátegui en la
que Invita a disfrutar la muestra
referida. En el rotativo Extra, Cultura, p.21, del 2 de julio, escrito por
María Sofía Tineo .Y otro escrito por José Manuel Guerra, el 2 de julio, en el
portal Web encontarte.com, con el título: En el Museo Anzoátegui: Muestra de
Arte Popular Testimonios en el Tiempo.
La Dirección de Cultura de la Gobernación
del Estado Anzoátegui a través de la Escuela de Promotores Culturales “Alfredo
Almeida” organizaron la muestra de Artes Visuales Homenaje a: Armando Rafael
Andrade del 7 de febrero al 30 de marzo en el Salón de Actos Anzoátegui.
Las tesistas, de la Universidad de Los
Andes, Núcleo “Rafael Rangel” Trujillo: Andrade, O. Y Villegas, Y., en marzo
del 2008, presentaron el trabajo de grado no publicado titulado: Investigación
y Práctica del Arte en la Escuela Primaria Bolivariana a Partir de la Obra de
Rafaela Baroni, donde comentaron a Armando Andrade en la p. 3.
Fue incluido este año, en la muestra:
Paisajes, Historias, Festividades y Tradiciones Religiosas en la Pintura
Popular de Anzoátegui, organizada por la Dirección de Cultura, de la Cruz Roja
Venezolana Comité Ejecutivo Seccional Barcelona en la Sala de Exposiciones J.
J. Marcano Maza organizada por de Manuel
Alcalá y Manuel Bas; se exhibió de Armando Andrade la obra: Paisaje del Oriente
Venezolano, (1993). De esta muestra
apareció el 3 de marzo un reportaje en
el diario Metropolitano, Cultura, p.12 titulado: El Ingenuismo se Muestra en la
Cruz Roja Seccional Anzoátegui.
Armando Rafael Andrade, con la obra:
“Paisaje Oriental”, 1992 ingresó a la colección
de Mario Serrano Abarca: Los Tejedores de Sueño: Pintura Popular Venezolana,
una acción humanitaria con sentido pedagógico .Esta disponible en la dirección:
www.tejedoresdesuenos.org.ve. El señor Mario Abarca Serrano lo incluyó en la edición en CD: Los Tejedores
de Sueños, Pintura Popular Venezolana, publicada en Maracay Estado Aragua,
Venezuela. Tres obras del artista:
Carrera 8ª, 1972; Puerto La Cruz, 1997 y Paisaje Arroyo, 1998 son incluidas en
la colección del Dr. Oswaldo Mora Núñez en su colección de arte popular
venezolano y están disponible en el portal Web: colecionoswaldomora.com.ve/.
2009. El
9 de mayo, la Revista Virtual de Arte Contemporáneo y Nuevas Tendencias, Escáner
Cultural publicó el trabajo referente a
la I Muestra Internacional de Poesía Visual y Experimental en Venezuela en
Homenaje a Juan Calzadilla y Clemente Pantin en el subtítulo: La Exploración
Porla (sic) Palabra aparece un comentario sobre Armando Rafael Andrade
disponible en el portal Web: revista .escaner.cl/node1479.
2011.
Apareció una obra suya para ser
subastada, en la Galería de Arte Odalys en esta
dirección:odalys.com/odalys/galeriabiografia.php. Fundación Odalys, Casa de
Subasta, Caracas, en el catálogo en línea de esta Institución: Biografías donde
aparece una reseña de Armando Rafael
Andrade.
2012.
La Fundación de Museos Nacionales, Galería de Arte Nacional, presentó la
muestra: Los Tejedores de Sueños, de mi amigo Mario Abarca Serrano, con la
participación de obras de la colección de la
institución museística antes nombrada, a la que asistí; en ella se exhibió
la obra de Armando Andrade: Píritu estad. Anzoátegui, (1972); se presentó
además el trabajo de Juan Calzadilla: Los Tejedores de Sueños Acercamiento a
una Utopía, donde es reseñado nuestro pintor. El catálogo de esta muestra se
encuentra en esta dirección electrónica:
vereda.ula.ve/Gan_Publicaciones_ArtePopular-TejedoresDeSue-julio .En el portal
electrónico WikiHistoria del Arte Venezolano, el 28 de octubre apareció una
biografía del pintor disponible en:
vereda.ula.ve/wikiartevenezolano/index.php/Andrade _Armando Rafael. Este año
aparece comentado en el trabajo: Arte Ingenuo, Arte Popular publicado en el
portal Web: vereda.ula.ve/manja/?pag_id189 del Museo de Arte Moderno de Mérida
“Juan Astorja Anta”, Proyecto Vereda,
Venezuela Red de Arte. Ana García Julio en noviembre de este año en el portal:
Arte Moderna Salvaje, Láminas de un bestiario personal escribió el texto: Polifonías: “Uno, Ninguno” de Alfredo Armas Alfonzo, comentario sobre
este trabajo del escritor, en la que presenta un comentario de Armando Rafael Andrade.
Está disponible en la dirección electrónica: https://modernasalvaje.wordpress.com/tag/arte/
Este año, es incluido en los siguientes
trabajos: la versión digital de catálogo de la exposición: Testimonio en el
Tiempo, realizada en el Museo Anzoátegui, Barcelona, Estado Anzoátegui, en el 2008, en homenaje a
Antonio José Fernández (El Hombre del Anillo), publicado el 15 de enero; en el trabajo
Testimonio en el Tiempo, homenaje a Feliciano Carvallo (1920-2012), el día 27 de abril y en la Tercera Edición de
Testimonio en el Tiempo homenaje a Gregorio
Mijares (El Niño Bonito de Patanemo), el día 14 de noviembre con la exhibición
de las siguientes obras del artista: Balneario las Negritas, (1990); La Soledad
Edo. Sucre, (1972) y Maturín, Edo. Monagas, (1993) disponible en la dirección electrónica:
artepopularvenezolano.blogspot.com
2013.
El diario El Carabobeño , prensa digital, el martes 29 de julio publicó el
artículo de Alfredo Weber: Feliciano Carvallo, Pintor de Sueños, para Recordar
Siempre, hace un comentario de los
pintores ingenuos venezolanos que fueron a la IV Bienal del Museo de Arte
Moderno de Sao Paulo Brasil donde mencionó además de Carvallo a Armando
Andrade. Disponible en: el-carabobeño.com.
Este año, Marco Andrés Gamboa Acuña presentó
el Trabajo de Grado de Maestría: Estudio de Caso: Bárbaro Rivas y el Rol de la
Crítica de Arte en la Valoración de un Pintor Ingenuo, para optar al título de
Magíster Scientiarum en Historia del
Arte, en la Escuela de Postgrado de la
Pontificia Universidad Católica del
Perú, en Lima, donde comenta en la p. 34
a Armando Rafael Andrade en
relación a la IV Bienal de Arte Moderno de Sao Paulo , Brasil. Este trabajo está
disponible en la dirección electrónica:
http/tesis.pucp.pe/repositorio/bitstream/handle/123456789/5182/GAMBOA_ACUNA_MARCO_ANDRES_ESTUDIO.pdf?sequencia=1
2014.
El trabajo de Grado de Maestría: Estudio de Caso: Bárbaro Rivas y el Rol de la
Crítica de Arte en la Valoración de un Pintor Ingenuo de Marco Andrés Gamboa
Acuña fue publicado este año. Este año,
el 28 de julio en el diario El Carabobeño es referido por Alfredo Weber en el reportaje: Feliciano Carvallo Pintor de Sueños, para Recordar Siempre disponible en el portal digital:
www.el.carabobeño.com/impreso/articulo/24875/Feliciano-carvallo,-pintor—sueos.-para-recordar-siempre.
El 9 de septiembre, Wiki Historia del Arte Venezolano, Proyecto Vereda
Universidad de los Andes /Fundación Museos Nacional, Galería de Arte Nacional actualizaron la [biografía] de Armando Rafael Andrade
incluyendo ocho (8) obras [imágenes digitales] del pintor: Arroyo, (1998);
Puerto La Cruz ;(1997); Carrera 8ª, La Chica, (1972). [Colección Dr. Oswaldo
Mora Núñez], Píritu, Edo. Anzoátegui,
(1972); Castillo de Cumaná, Edo. Sucre, (1974); La Chica Barcelona, (1974).
[Colección Fundación Museos Nacionales, Galería de Arte Nacional]; Maturín,
Edo. Monagas, (1993); La Soledad, Edo. Sucre, (1972). Disponible en:
vereda.ula.ve/wiki_artevenezolano/index.php/Andrade,_Armando_Rafael-
Los días 6 y 8 de diciembre, del año en curso,
aparecen las versiones digitales de los
catálogos de las exposiciones:
Testimonio en el Tiempo, homenaje a Antonio José Fernández (El Hombre del
Anillo) y Santiago Manasés Rodríguez (Manasés), (2008) y Arte Popular del Estado Anzoátegui,
homenaje a Gerardo Aguilera Silva (1907-1976), (2007), llevadas a cabo en el
Museo de Anzoátegui, disponibles en el portal:
culturayarteamericano.blogspot.com.
NOTAS DEL AUTOR
NOTA DEL AUTOR
Nº 1. La imagen de la portada es una copia digital de
la fotografía en blanco y negro original tomada por Alfredo Armas Alfonzo,
(s.f.), al Pintor, pertenece a la
colección de la Biblioteca Nacional de Venezuela, Archivo Audiovisual de Venezuela, División de Obras Planas, Ficha
Nº 11, Caracas, Venezuela. Fue Reproducida por esta Institución y utilizada por
el investigador con su autorización para
estos fines. Ingresó al índice del Archivo de Artes Plásticas, División de
Diseño y Obras Gráficas el 2 de agosto de 1978. Sólo hay una (1) copia de la
fotografía en colección. Aparece en el trabajo de Francisco Da Antonio:
Pintores Ingenuos, (1967), incluido por
Juan Calzadilla (Comp.), (1967) en su obra El Arte en Venezuela, p. 164,
publicada en Caracas por la Edición Especial del Círculo Musical. De esta fotografía existe una copia perteneciente a
la colección del Museo Histórico Clarines, Estado Anzoátegui que estuvo
expuesta en esta institución en la
muestra individual: Armando Andrade, organizada
por ésta y la Fundación Cultural Clarines del 25 de marzo al 25 de abril de 1995.
NOTA DEL AUTOR
Nº 2. La cronología de: Hoja de Vida de Armando Rafael Andrade y Armando
Rafael Andrade Después de la Vida, que aquí son presentados sobre el artista fue
elaborada por el investigador con base a
la documentación que he podido compilar en estos últimos diez años y el
testimonio recogido de los entrevistados. Quiero expresar mi agradecimiento a
Manuel Alcalá, José “Cheo” Hurtado Moy, Armando Robles y Henry Camacho quienes me
facilitaron información documental y testimonial invalorable para esta investigación.
NOTA DEL AUTOR
Nº 3. El archivo del Centro de Información y
Documentación Nacional de las Artes Plásticas (CINAP) de la Fundación Museos
Nacionales /Galería de Arte Nacional, bajo del código Nº 28 dispone sobre
Armando Rafael Andrade la siguiente documentación: Prensa: Armando Rafael Andrade
Fabricantes de Urnas en Clarines,
Representó a Venezuela en la Bienal de Sao Paulo Brasil, 1 de mayo de 1975. Armando
Rafael Andrade Expone en Caracas, diario Últimas Noticias p. 18, 4 de agosto de1980, corresponsal Pugo
Padilla. A. Z. Positivo Armando Rafael Andrade, El Nacional p. E-11, 23 de mayo de 1980. Un Arte
Marginal y Célebre .Ingenuos, Cultura, El
Tiempo p.9, 27 de mayo de 1990. Nunca he
Ganado Premios ni Siquiera en los Terminales,
diario El Norte, 1991. Armando Andrade: El Rescate de la Memoria: Armando
Andrade Pintor de Angelitos Negros
(Información), p.15 diario
Metropolitano, 1 de noviembre 1994.
Armando Andrade Expone Hoy en el Museo Histórico de Clarines, diario Metropolitano,
25 de marzo de 1995. Andrades (sic) y Méndez
les Cambiaron el Arte por la Pobreza, diario Metropolitano, p. 19,
10 de febrero de 1995. Revista: Armas Alfonzo, Alfredo, (1979,
Enero-Marzo). Armando Rafael Andrade:
Una Ideología de la Justicia. Revista Tiempo Real, Nº 9, pp. 8-11 publicada por la Universidad Simón Bolívar,
Caracas. Catálogo de Exposición:
Asociación Venezolana de Periodistas, Seccional Anzoátegui. Primer Encuentro de
Periodistas Oriente-Sur, Barcelona,
23-24 de Octubre de 1969: Andrade y Savino
dos Pintores Ingenuos de Barcelona, Club de Leones, Barcelona. Sala
Ocre, Caracas (1974.), Armando Rafael Andrade Ingenuo de Clarines, texto de
Alfredo Armas Alfonzo. Armando R. Andrade
Galería Polo & Bot /Universidad de Oriente /INCIBA, Caracas, 1968, texto de Alfredo Armas
Alfonzo. Armando Rafael Andrade, Gobernación del Distrito Federal, Sala de
Exposiciones Plaza Bolívar de Caracas, Plan Cultural Caracas, Catálogo Nº 59,
19 de agosto de 1973, texto de Alfredo Armas Alfonzo. Andrade, Museo de
Anzoátegui, Barcelona, Dirección de Cultura de la Gobernación del Estado
Anzoátegui, 1981. Armando Andrade, Fundación Cultural Clarines /Museo Histórico
de Clarines, Estado Anzoátegui, 1995.
NOTA DEL AUTOR
Nº 4. En la Biblioteca Nacional de Venezuela
/Archivo Audiovisual /División de Obras Planas, están en colección
los siguientes documentos de Armando
Rafael Andrade: Catálogos: exposición individual: Armando Rafael Andrade,
Galería Polo & Bot /Universidad de Oriente /INCIBA, Caracas, 1968, textos de Alfredo Armas Alfonzo. Y Armando
Rafael Andrade, catálogo Nº 59, Sala de
Exposiciones Plaza Bolívar, Gobernación del Distrito Federal, agosto de 1973,
textos de Alfredo Armas Alfonzo. Una Ficha Biográfica de Armando Rafael Andrade
(transcripción).Una fotografía blanco y negro de Armando Rafael Andrade, Ficha
Nº 11. Y un (1) cartel publicitario de (64 x 44 cm.) elaborado por
el Diseñador Gráfico Raúl Oswaldo Acosta M. con base a la fotografía tomada por
Fermín Romero donde aparece la obra: Plaza Bolívar de Clarines, (1972) para la exposición
individual: Armando Rafael Andrade, realizada en la Sala de Exposiciones Plaza
Bolívar de Caracas, de la Gobernación del Distrito Federal en agosto de 1973.De
este afiche hay uno (1) disponible en la colección de la referida Institución.
En la División de Sonido y Cine de la Biblioteca
Nacional de Venezuela está en colección la videograbación: de Yolanda Oronoz (Producción)
y Miguel Ángel Ortega (Edición): La
Cultura Popular .Pintores Populares de Barcelona: Régulo Martínez, Armando
Andrade, Luis Méndez, producido en Caracas –Venezuela por la División de Tecnología Educativa del
Ministerio de Educación. Y en la Hemeroteca Nacional, Sala “Leoncio Martínez”,
está disponible el trabajo de Alí Brett Martínez titulado: El Ingenuo: Armando Rafael Andrade
de Fabricante de Urnas en Clarines a la Bienal de Sao Paulo, publicado en
Caracas, en marzo de 1975 por la Revista Líneas, Nº 215, pp. 2-5 Edición: C. A.
Electricidad de Caracas/Luz Eléctrica de Venezuela. Y de Juan Calzadilla,
(1968, Octubre-Diciembre), Tradición y Actualidad del Arte Ingenuo, Revista
Cultura Universitaria, Nº 93.85-90, Dirección de Cultura de la Universidad
Central de Venezuela, Caracas, donde aparece un excelente comentario del autor
sobre el pintor.
NOTA DEL AUTOR
Nº 5. Las imágenes
de las obras: Perspectiva de la Calle de San Antonio, Clarines, 1972;
Cerro de los Chivos, 1956 y La Subida de Doña Fidelia, Clarines, 1972, de Armando Rafael Andrade, fueron tomadas de: Alí Brett Martínez, 1975,
marzo, Revista Líneas, Nº 215, pp. 3-5,
Caracas, Edición C. A. La Electricidad de Caracas/Luz Eléctrica de Venezuela,
las cuales fueron digitalizadas por la
Biblioteca Nacional de Venezuela /Hemeroteca Nacional, Sala “Leoncio Martínez”,
pertenecientes a su colección, utilizada por el investigador con su
autorización.
NOTA DEL AUTOR
Nº 6. Las imágenes digitales de las obras que
no indican la autoría en el pie de fotografía,
fueron tomadas por el investigador.
NOTA DEL AUTOR
Nº 7. Por razones de espacio el investigador
omitió datos en el pie de foto de las obras: Perspectiva de la Calle San
Antonio, Clarines, (1974); Casa del Negro Lucas, (1956) y La Subida de Doña
Fidelia, (1974); del pintor Armando Rafael Andrade, tomadas del trabajo de: Alí
Brett Martínez, 1975, Marzo, titulado: Armando Rafael Andrade: De Fabricante de
Urnas a la Bienal de Sao Paulo. Para tener la información completa de la fuente
remito los lectores a las referencias.
NOTA DEL AUTOR
Nº 8. Las obras presentadas aquí, son
una minúscula parte de las obras pintadas por el artista. Se sabe por la
referencias de los catálogos y de personas que conozco y que conocieron al
artista, que existen un número considerables de ellas a las que no he podido
acceder por no tener idea en que colecciones están, supongo que hay tanto más, que seguramente pintó, que nunca estuvieron en exposiciones, que se encuentran en los hogares de los
coleccionista en cualquier estado del país o del exterior, como fueron las dos obras que le obsequié a mi
amigo Jean Francois Remy cuando regresó nuevamente a París, Francia. Sin
embargo, para el propósito de este trabajo he podido reunir un número
representativo de ellas, que han sido ilustrativos para justificar el titulado
de este trabajo. Este conjunto de obras abarcan desde 1945 hasta 1999 año en
que murió el artista, pude considerarse antológicas.
NOTA DEL AUTOR N° 9. Las
imágenes de las obras: Panorama de Barcelona, (s. f.); Balneario, (1990) y
Frutas, (s. f.) fueron escaneadas y digitalizadas por el Esp. Víctor A. Hernández
tomadas de las fuentes originales indicadas en el pie de fotografía.
CONCLUSIONES
La obra de Armando Rafael Andrade, la
mayor parte, está dedicada a los paisajes de los pueblos ubicados a lo largo de
la Cordillera de la Costa, desde los Tramos: Central, Carenero, estado Miranda
hasta el Oriental; pasando por los poblados de Anzoátegui: Boca de Uchire, Boca
de Chave, Clarines, Píritu, Barcelona, Lechería,
Puerto La Cruz, Guanta; y los de Sucre: Cumaná, Chiguana, Catuaro y Santa María
de Cariaco y algún otro lugar de Maturín, estado Monagas. Además de este tema
ha dedicado, en menor cuantía a naturalezas muertas —flores y frutas— para
decirlos con palabras del artista y algún espacio interior.
Desde el punto de vista de la composición,
su obra está esquematizada con el uso de la línea recta, son paisajes
geometrizados con el empleo del color en sus propiedades, a la manera del
puntillismo o divisionismo de los impresionistas o neoimpresionistas franceses; sobre todo en el follaje de los
paisajes para darle forma a la vegetación, en la que resaltan árboles de:
apamate , bucare , pericoco, palosano, araguaney, puy, entre otros; más propiamente
en aquellos menos humanizados o donde ha intervenido menos la mano del hombre. Generalmente
están pintados a la altura de la mirada, con un punto de fuga, el plano está
dividido de manera equidistante: cielo y tierra, es decir, en dos mitades horizontales; sobre la cual orquesta
la composición del cuadro. Ha pintado también uno que otro paisaje empleando la
perspectiva aérea, o con la línea del horizonte alta.
He dividido su obra en dos etapas: la
primera que va desde sus inicios en 1956 hasta 1989, caracterizada por calles solitarias,
sin la presencia de personajes, donde la arquitectura tradicional se apodera de
la escena, pintada de manera minuciosa como en el caso de Miguel Utrillo
teniendo frente a si el motivo; y en algunos casos sirviéndose de fotografías
de vieja data o de anterior a la fecha de pintada la obra, empleando la plaka
sobre cartón piedra , cuya características son esos cartones horizontales
alargados de magnitud cuatro o cinco veces su altura , en la que se propone
captar la mayor panorámica que en la visión normal —100º— le sería imposible .
La segunda ubicada entre 1990 hasta su muerte en 1999. Este período como en el
anterior mantiene en líneas generales el mismo esquema compositivo que el
primero; pero introduce como elementos adicionales: personajes, modernos
vehículos y construcciones. De esta época son los “Balnearios”, en las que
representa actividades de esparcimiento en zona de interés turístico de la costa.
Aparecen en escena gente en la playa, en lugares indeterminados, que por sus
características sabemos que son del oriente del país. Lugares indeterminados
que son además paisajes titulados valga el término, “paisajes” que no se refieren a un lugar en particular, muchos de
ellos; aunque el conocedor de alguno de estos lugares pudiera inferir el sitio.
Los paisajes son traídos del recuerdo de lugares que el visitó o vivió en el a
lo largo de su vida. Estas obras para pintarlas emplea la regla para el trazado
de las líneas, la vejes y el alcohol han hecho estrago en su vida, alma y
cuerpo.
Estas son obras pintadas con nostalgia
donde el recuerdo marca la pauta como motivo pictórico, en la que plasma lo que
pudiéramos llamar el “arquetipo de los pueblos del oriente venezolano”, en la
que a diferencia de los paisajes pintados en otros tiempos (1956-1989) habita
los paisajes con sus gentes. En las obras de la fecha indicada arriba no metía
personajes porque según Andrade en Armas Alfonzo, (1979) —“No meto gente porque la belleza es un problema de soledad. Usted a esa calle
de Píritu le pone una multitud y ya no
se ve esa tranquilidad y esa paz de que tanto
“habla el hombre y no sabe qué es”. (p. 11). Ahora la multitud anuncia
angustia, su angustia y la que vive la gente,
su soledad y vejez; y la convulsión telúrica de la ciudad marcada por el caos de un
urbanismo que tiene como madre la improvisación y la irresponsabilidad gubernamental donde la marginalidad marca la
pauta. Capta en esta última etapa de su vida y de pintor los cambios que se
suscitan en la ciudad y pueblos que pintó, ya no pinta calles solitarias, sino que su soledad lo
lleva a pintar calles aglomeradas de personas, que es la transición que refiere
los cambios que se han dado en estos lugares de la provincia, caracterizados
por la baja tasa de crecimiento y densidad demográfica, situación que cambio y
ahora convertida en urbe sobrepoblada.
La mayor parte de su producción son canvas
—miniaturas y formatos pequeños— para la fácil venta y subsistencia, las vendía
por lo que le dieran, los formatos mediano y grande los pintaban por encargo.
Sin embargo ambas etapas tienen como elementos comunes: que representan
paisajes de los pueblos del oriente venezolano; en los que nos dejó una estampa
de su arquitectura, relieve, vegetación, los cambios ocurridos en la región estos
últimos cuarenta y tres años, como lo testifican las 65 obras presentadas en
esta investigación.
DATOS DEL
AUTOR. Manuel
Bas. Barcelona, Estado Anzoátegui, (1959). Profesor Agregado, Universidad Nacional Experimental “Simón
Rodríguez” (UNESR). Coordinador de la
Comisión Delegada de Sistemas de Estudios y Experiencias Acreditables (UNESR, Los Teques). Facilitador de los
Cursos: Metodología de Investigación I, Introducción a la Investigación,
Investigación Educativa, Planificación de la Educación, Ética y Praxis de la
Profesión Docente, (pregrado) y del Taller de Acreditación. Pregrado: Licenciado en Educación, Cum
Laudem (UNESR). Postgrados: Especialista
en Gerencia Educacional, Universidad Pedagógica Experimental Libertador, (UPEL).
Magíster Scientiarum en Tecnología y Diseño Educativo, (UNESR). Curso de
Postgrado de Ampliación: Comprensión de la Realidad Educativa Nacional y Ética
de la Profesión Docente, (UNESR). Doctorado:
Cultura y Arte para América Latina y el Caribe, Instituto Pedagógico de
Caracas, (I P C). (Sin culminar).
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Barcelona: Autor.
—Valecillos, Rubén
Darío. (2002). [Poesía].En: Valecillos, Rubén Darío y Alcalá, O. (Producción).
(2002, Diciembre 7). De Armando Andrade a Armando Robles. Dos Generaciones
Unidas en el Teatro a través de un Oficio, de un Sueño, del Arte.
Metropolitano, Cultura, Vertientes un Espacio para Exaltar el Arte y sus
Creadores, p. 19.
—Valecillos, Rubén
Darío. (2002, Diciembre7). Poesía. En: Valecillos, Rubén y Alcalá, Osiris. (2002, Diciembre 7) .De Armando
Andrade a Armando Robles. Dos Generaciones Unidas en el Teatro a través de un
Oficio, de un Sueño, del Arte. Metropolitano, Cultura, Vertientes un Espacio para
Exaltar el Arte y sus Creadores, p. 19.
ARMANDO RAFAEL ANDRADE CRONISTA VISUAL DE BARCELONA
Textos
y Entrevista
Manuel Bas. Profesor Agregado,
Universidad Simón Rodríguez
Asistente
de Investigación:
Licdo. Manuel Alcalá
Asistente
Técnico:
Eduardo Palmera
Corrección
Textos Diseño, Montaje Electrónico y Edición:
Esp. Víctor A. Hernández
Agradecimientos:
Licdo. Manuel Alcalá
José “Cheo” Hurtado Moy
Moshé Aramati
Rafael Horacio Gómez Jiménez
Armando Robles
Familia Robles
Eduardo Lezama.
Simón Gómez.
Aníbal Rodríguez
Prof. Jorge Salas
Luis Rojas
Zamira Seijas Pisani
Darío Falanelli
Elia de Arias
Dr. Aníbal Arias
Dr. Oswaldo Mora Núñez
Carlos Aponte
Zarina Villamini
Licda. María Teresa Gómez
Luís Maita
Antonio Casanova
José Luis Castro Gómez
Franco Urbano
Beatriz Pereira
Antonio “Toño” Pereira
Zanoni Armas
Miriam Toledo
José Daniel Pinto Toledo
Henry Camacho
Daniel Camacho
Licdo. Álvaro Armas Bellorín Cronista de
Clarines
Benito Pereira (+)
Licdo .Francisco Rolingson
Víctor A. Hernández
Mario Abarca Serrano(Los Tejedores de
Sueños)
Juan Calzadilla Director General de la
Galería de Arte Nacional
Marysabel Suárez (CINAP) Galería de Arte
Nacional
Ministerio del Poder Popular para la
Cultura Fundación Museos Nacionales, Galería de Arte Nacional Centro de Información
y Documentación Nacional de las Artes Plásticas CINAP, GAN
Sharon’s Galería, Centro de Arte
Floristería Zari José
Galería “Nuevo Arte”
Museo de Anzoátegui
Galería Óleo y Temple
Ateneo de Barcelona “Miguel Otero Silva”
Biblioteca Nacional de Venezuela,
Archivo Audiovisual de Venezuela, División de Obras Planas /División de Sonido y
Cine/ Hemeroteca Nacional, Sala “Leoncio Martínez”.
Caracas,
Distrito Capital, Venezuela, enero de
2015
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