sábado, 17 de enero de 2015

Armando Rafael Andrade CRONISTA VISUAL DEL ORIENTE VENEZOLANO







ARMANDO RAFAEL ANDRADE CRONISTA VISUAL DEL
                      ORIENTE   VENEZOLANO

“Si se le pregunta por su verdadero oficio anotará  que carpintero. No es verdad: es pintor”. (Tomado de: Alfredo Armas Alfonzo, 1969, Octubre, 23-24, Catálogo de la Exposición: Andrade; Savino: Dos Pintores Ingenuos de Barcelona, Primer Encuentro de Periodistas Oriente-Sur, Club de Leones,  Barcelona: Asociación Venezolana de Periodistas, Seccional Anzoátegui, p. s/n.)

Armando Rafael Andrade. Alfredo Armas Alfonzo, (s.f.).  Fotografía en blanco y negro, Clarines, estado Anzoátegui. Colección Biblioteca Nacional de   Venezuela,  Archivo Audio Visual de Venezuela/División de Obras Planas, Ficha  Nº 11, Caracas, Distrito Capital, Venezuela. Digitalización de la Institución.

                                  INTRODUCCIÓN

     Sin desmerecer el mérito que yo pudiera tener en la elaboración de esta investigación, no es menos cierto que la contribución que han hecho amigos y coleccionistas es invalorable, a tal punto,  que sin su apoyo no hubiese podido materializarse. Mi aporte,  modestamente, ha sido reunir la información dispersa en la memoria de los que conocieron al artista, que me sirvieron de testimonio, que, naturalmente, no estaba escrito. La literatura especializada de autores como Juan Calzadilla, Francisco Da Antonio, Alfredo Armas Alfonzo, de consulta obligada,  fue de suma importancia, aunque ellos  no se ocuparon de la última etapa de la vida del pintor. No puedo dejar de lado los consejos de mi amigo Manuel Alcalá en la escritura del trabajo, quien al igual que yo, tenemos un extenso archivo hemerográfico, catálogos de exposiciones de vieja data, que hemos guardado durante años. Muchos de esto catálogos mimeografiados,  son de un tiraje extremadamente limitado; que es casi un milagro que hayan  llegado hasta hoy. Estos documentos los puso a mi disposición. En este mismo planteamiento no puedo dejar de expresar mi agradecimiento a José “Cheo” Hurtado Moy quien sin ningún interés,  me dio acceso para hacer el trabajo fotográfico de  las obras de su colección  y de  fuentes documentales y fotográficas de gran mérito; además de datos sobres materiales de referencias que yo no conocía y la recomendación de personas que bien podían suministrarme información de primera mano, como fue contacto con Armando Robles,  hijo del pintor,  quien me  dio a conocer una faceta de Andrade poco conocida y que no aparece reflejada en más de un centenar de fuentes que consulté,  y me  cedió además unos 14 artículos de prensa que yo no tenía  y  que fueron de utilidad para la investigación en general y para la escritura de los Subtítulos: Retrato de una Ciudad, Localización de los Paisajes e Historia, Los Balnearios, Flores y Frutas, Los Mosaicos, Hoja de Vida de Armando Rafael Andrade y Armando Rafael Andrade Después de Vida, que constituyen la estructura de este trabajo.

      He podido reunir en este estudio unas sesenta y cuatro (64) obras antológicas pintadas en distintas épocas,  de distintos pueblos del oriente  venezolano.  Hago un paréntesis en este espacio,  para expresar mi gratitud a los coleccionistas mencionados aquí, y muy especialmente a la Biblioteca Nacional de Venezuela, Dirección de Archivo Audiovisual de Venezuela, División de Obras Planas/ División de Sonido y Cine a cargo de Isabel Suárez; al Ministerio del Poder Popular para la Cultura, Fundación de Museos Nacionales, Galería de Arte Nacional, Centro de Información y Documentación Nacional de las Artes Plásticas (CINAP), que a través de la comunicación Nº 71, en la gestión de Juan Calzadilla,  Director General y Marysabel Suárez (CINAP) por permitirme la utilización tres (3) imágenes digitalizadas de tres obras: (Castillo de Cumaná, 1974; Píritu Edo. Anzoátegui, 1972 y Calle 8ª La Chica, 1974). A Zarina Villamini, quien fue empleadora del artista en los años sesenta en la funeraria de su propiedad; y a José Luis Castro Gómez, Antonio Casanova, Luis Rojas, propietario de la Galería “Nuevo Arte”, Dr. Oswaldo Mora, Armando Robles, Beatriz Pereira, Mario Abarca Serrano, Henry Camacho  quienes gentilmente me permitieron hacer las fotografías de sus pinturas o enviarme las imágenes digitales por correo electrónicos; que  Indudablemente fueron fundamentales en la realización de este trabajo, y que  en mi criterio, estas obras vienen a fortalecer el título del trabajo y a su vez justificarlo, porque no hay dudas, que Armando Rafael Andrade  es un relator y un cronista visual  del oriente del país, tan meritorio como Ramón Bolet Peraza; en una época en la que la posibilidad de poseer una cámara fotográfica era para pocos, no obstante, sus pinturas se convirtieron en un documento fundamental de testimonio visual.

     Escribir un trabajo de esta naturaleza implicó no sólo la lectura de la literatura a la  que pude accesar, que desde luego es de vital importancia, sino la reflexión crítica de ella y escuchar opiniones de personas que conocieron a Andrade, quienes tenían una imagen del pintor desconocida para mí y que a mi parecer daba la impresión de  que  se trataba de otra persona. Muchas veces, las opiniones   del  artista en las entrevistas  se contradecían, pude leer declaraciones dadas por el mismo,  en la que en su testimonio desvariaba, sobre todo,  en la última etapa de su vida, quizá por los estragos que el alcohol había hecho en su memoria. De modo que una investigación como esta no debe partir de la premisa de repetir lo que otros hayan dicho, que es importante,  y no quiero caer en el terreno del desprecio, sino que es una especie de rompecabezas que debemos armar,  y que cuando creemos que está listo, aparece una nueva pieza.  Es el obstáculo  natural de quien escribe un texto de este tipo. Muchas veces por falta de llegar a fuentes (escrita o testimonial), que no conocemos dejamos de lado  involuntariamente información valiosa y que obviamente merece reseñar. Pero es un riesgo que tenemos que correr; yo creo que peor es no hacerlo,  porque silenciamos el pasado humano.

      De obligatoria actividad, fue la de visitar los lugares que el artista pintó para poder escribir los subtítulos arriba indicados. Esto me permitió además escuchar los testimonios de las personas que conocieron al artista, naturalmente sin dejar de lado el material escrito y de video. Quiero hacer público mi gratitud al escultor Aníbal Rodríguez quien me acompañó en mi recorrido por Clarines para visitar las casas donde vivieron Armando Rafael Andrade y Alfredo Armas Alfonzo y  la casa del “Negro” Lucas, los sitios pintados por el artista de esta localidad. De igual manera a mi amigo Álvaro Armas Bellorín, Cronista de Clarines, conocedor de su planeamiento arquitectónico,  de su gente, de sus tradiciones, de  su historia y  de los lugares de antaño de este poblado,  quien me suministró información valiosa sobre este particular para escribir el subtítulo:  “Localización de los Paisajes e Historia”. Sus consejos fueron oportunos y sabios. De igual manera al pintor Francisco Rolingson en mi estadía en Píritu,  para recorrer los sitios  que pintó Andrade de este pueblo. Afortunadamente conozco todo el eje costero centro-oriental del país lo que me facilitó escribir sobre esta región. En relación a los paisajes de Barcelona, ciudad en la que viví 50 años, que la conozco bien, aun así recorrí los sectores pintados por el artista. Cabe señalar aquí, que mi tertulia con mi amigo el Profesor Jorge Salas, una de esas personas que ha vivido por siempre en esta ciudad,  en la calle Zamora,  adyacente al Parque El Tucusito y que conoce la dinámica de los cambios internos que se han suscitados en ella, su testimonio fue muy valioso.  Este era una de los sectores frecuentados por el pintor. A mi amigo Víctor A. Hernández, quien tuvo la paciencia del diseño, montaje electrónico y edición del trabajo, además de leer y corregir el texto en mi blog sin lucro alguno. Finalmente, reitero mi gratitud a todas las personas que aparecen en los agradecimientos que en algunas medidas su aporte por insignificante que parezca fue  tan oportuno en cuanto a información, que vino a contribuir a armar esta especie de juego de abalorios que fue la realización de este estudio.


                                RETRATO DE UNA CIUDAD

      A Armando Rafael Andrade le queda estrecho el adjetivo “Cronista Visual de Barcelona”, yo diría que hasta mezquino, porque también nos dejó retratadas otras localidades del Oriente de Venezuela tales como: Clarines, Píritu, Puerto Píritu, Boca de Uchire, Boca de Chávez, Puerto La Cruz, Lechería, Anaco, Guanta, Caigua, Naricual (Anzoátegui); Maturín, (Monagas); Carenero(Miranda) La Soledad, Catuaro, Cumaná,  Bajo Seco, Chiguana, Santa María de Cariaco (Sucre); donde estaba, en este último pueblo, entre la bodega que atendía y el caballete. Naturalmente, sobre la zona de oriente  complementaré más adelante en los subtítulos siguientes a lo largo de este trabajo. Pero para efecto del propósito que me ocupa aquí en este subtítulo, escribir sobre el trabajo pictórico que el artista realizó en Barcelona, sobre esta ciudad; donde a pesar de haber vivido de manera intermitente en distintos lugares de la Región Oriental, en zonas rurales en aquel momento; hoy urbanas, en la que nos dejó en sus pinturas la estampa de “casas de bahareque  con techos de paja o de tejas” y otras modernizadas con el techo de zinc, en la que el artista deja entrever en sus pinturas el óxido de las láminas metálicas. Como se puede visualizar en el trabajo fotográfico aquí presentado  y como lo ratifica tres pinturas a témpera sobre cartón piedra  y masonite dedicados a los pueblos de la zona del oriente: Píritu, Estado Anzoátegui (1972), Castillo de Cumaná (1974) y Calle 8ª La Chica (1974), (Barcelona); pertenecientes al Ministerio del Poder Popular para la Cultura Fundación Museos Nacionales, Galería de Arte Nacional. Esta última obra refiere la calle donde estaba el negocio Comercial “La Uriqueña” de José Manuel Martínez “Chemane”, que da a la Avenida Fuerzas Armadas conocida también como “Carrera 8” de Barcelona. Y otras obras que mencionaré más adelante. El artista vivió en muchos lugares; pero fue en la capital de Anzoátegui donde se detuvo más tiempo, inclusive, los últimos diez años de su vida se radicó en ésta, de manera permanente y es quizá el único pueblo del oriente, según lo que dejó pintado, donde se aprecia el mayor número de obras dedicada a esta ciudad que a otros lugares, a lo largo de  las distintas épocas  de sus 44 años de pintor.

     Desde los tiempos de Ramón Bolet Peraza, creador de las revistas costumbrista El Oasis en Barcelona, quien dejó entre otras cosas dos grabados sobre esta ciudad: La Iglesia Parroquial de Barcelona y la Plaza San Cristóbal (hoy Catedral y Plaza Boyacá) en 1856 y que según Boulton (1968) editada en Barcelona en el siglo XIX, a quien Calzadilla (1967; 1975; 1997) considera un agudo cronista del lápiz y del costumbrismo gráfico venezolano quien se convierte en una especie de RELATOR y CRONISTA del país, no habíamos tenido, artista alguno, que se ocupara de dejarnos una imagen de la capital anzoatiguense como las que nos dejó Andrade. Lugares hoy desaparecidos, borrados por la negligencia gubernamental,  muchas casas que hoy están en pie han sido convertidas (las del Casco Histórico) en un “Cascarón”; por  la indiferencia cómplice de los ciudadanos y comerciantes inescrupulosos, la mayoría de ellas son sólo fachadas; serán recordadas por siempre gracias al fino pincel de Armando Rafael Andrade, quedando así en los anales de la Historia de Anzoátegui. Su pintura hoy por hoy se torna en denuncia acusatoria en contra de la violencia hacia esta ciudad, de la que sólo nos queda el recuerdo de una Barcelona que ya pasó.

     En (1968/1973) y (1977/1983), Armas Alfonzo en Armas, Edda (Comp.) (2003) la describió como “solemne y agria de todos los tiempos… agredida sin remedio que se estanca entre las ruinas de la Casa Fuerte y El Arrollo ya sin corriente de agua y basurero marginal”… (p. 95; 107). Por cierto un arroyo que Armando Andrade tantas veces pintó. Hacia (1980/1983), en una conversación entre el pintor Raúl Aquiles Savino y el escritor Armas Alfonzo, que éste recoge, nos deja el testimonio de la opinión que tenía Savino de la ciudad. “Todo se acaba, todo se derrumba. La casa de Carrasquel se sabrá que existió por yo haberla pintado” (ob. cit. p116). No está por demás aclarar, que el pintor, a quien se refiere aquí el literato, es el amigo de Andrade en el arte y la farra de alcohol, que por cierto, éste lo metió en el mundo de la pintura. Participan juntos en 1969 en el Primer Encuentro de Periodista Oriente – Sur organizado por la Seccional Anzoátegui de la Asociación Venezolana de Periodistas (AVP) celebrada en el Club de Leones de Barcelona. No  obstante, la casa de Carrasquel que Savino pintó fue expuesta en este evento, Armas Alfonzo (1980/1983) en Armas, Edda. (Comp.)(2003). Cabe señalar que la persona a  quien menciona aquí, es el beisbolista Alfonzo “Chico” Carrasquel gloria del deporte barcelonés y de Venezuela.

      De modo que la visión que se ha tenido de Barcelona históricamente es de una ciudad trágica, agredida, olvidada; que en otro tiempo, fue una especie de ciudadela amurallada por un entorno rural, que al decir Armas Alfonzo (1977/1983) en Armas, Edda. (ob. cit.) “Por las calles de Barcelona casi nunca pasa nada como no sea el entierro de poca significación”… (p.107). Tiempo más atrás, la misma imagen dramática de esta ciudad nos la ha dejado Miguel María Lisboa, brasileño conocido como “Consejero Lisboa” (1954) citado por Forzán Dagger, (s.f.) quien visitó Barcelona en 1952. “Por todas partes se veía la pobreza y la desgracia de su destino. Casas ruinosas, escombros, desolación… los rasgos de su fisionomía destruidos por las guerras” (p.327). Ese panorama de urbe como detenida en el tiempo, fue cambiando no para bien, porque el deterioro de las casas del “Casco Colonial” se acentuó. El crecimiento demográfico sin ninguna planificación urbanística la llevó a lo que el historiador inglés Arnold Toynbee (1991) a ser una imagen terrorífica tanto física como espiritual; devastándose a sí misma, cambiando otrora sanos núcleos, por barrios enfermizos, en su entorno; sobre todo en los últimos treinta años, que contribuyen a crear caos en la ciudad. Una ciudad, que  al decir Chevige Guayke, sus aceras son tan estrechas para el volumen de gentes que quienes la transitan tienen que caminar con un pie en ella y el otro en la calle como si fuéramos cojos. Una ciudad portuaria, en otro momento de su historia donde abundaban ganados de toda especie, comercializados desde el año 1795, sobre todo en tiempos de paz con las grandes y pequeñas Antillas como refiere en su viaje a Barcelona en 1799 Humboldt (1769-1859) citado por Forzán Dagger (s.f.)

     La ciudad del Neverí como la denomina este autor, (ob. cit.),  una urbe que al menos hasta principios de los años ochenta estuvo prácticamente estática, pero como señala Toynbee (1991) son ciudades en movimiento, el indicador del modo que han alcanzado en términos de caos es su naturaleza o la manera de cómo han crecido, y una forma de sentirlo es el volumen del tránsito vehicular y de las gentes en sus calles. De esto se percató Armando Rafael Andrade. Plasma en sus pinturas, en la última década de su vida, en los años (1990-1999) esta situación. Para ratificar lo afirmado, observemos sus cuadros, sobre todo, las de los años: cincuenta, sesenta, setenta y ochenta; nos daremos cuenta que no tienen personajes ni vehículos. Son calles solitarias. Sobre este punto el artista en una conversación con Armas Alfonzo, (1979) en Armas, Edda (Comp.)(2003) dice: “No meto gente porque la belleza es un problema de soledad. Usted a esa calle de Píritu le pone una multitud y ya no ve esa tranquilidad y esa paz de que tanto habla el hombre y no sabe qué es” (p. 106). Aunque Armas Alfonzo  relata que en la exposición en la Galería Polo & Bot en 1968 pintó dos cuadros en la que aparecen la  persona humana en escena de un entierro con pocos acompañantes a través de una carretera tortuosa como puede ser la de Guanta a Cumaná (Lo Llevan al Cementerio de Chorrerón, 1968); y en la Calle San Francisco de Anaco (La Cosecha de Mangos, 1968). En aquellos tiempos, creo que fue las únicas que pintó  en que aparecen personajes en sus obras; al menos es el testimonio que nos dejó su principal biógrafo y mentor: Alfredo Armas Alfonzo. De esta dos obras nos ha dejado testimonio con esta descripción Alí Brett Martínez, (1975) quien  ha dicho del primer cuadro lo siguiente: “…Van dos hombres con una urna. Postes de madera con pantallas verdes a media asta y cables con aisladores blancos…” (p.4).

 Del segundo: “Casas blancas de zócalos azules, amarillos, rojos y verdes. Viviendas ingenuas con floreros llenos de rosas rojas…Un muchacho  de pantalón azul y franela amarilla arrea un burro  cargado de leña por el centro del pueblo”… (Ibídem). Estos cuadros de esta etapa de la vida del pintor eran excepcionales. Su obra en general se caracterizaba por no tener presencia humana. Alí Brett Martínez, (ob. cit., p. 5) nos deja esta semblanza de la obra del pintor “La ausencia de gente  es muy notable en sus cuadros. Casas con puertas abiertas donde nadie se asoma. Calles y más calles sin que en ellas se vea siquiera  un perro, animal tan callejero y por demás pueblerino”. Pero el tiempo que transcurre en los años noventa, en el que va ha tener residencia fija en Barcelona, vive en carne propia la fuerza telúrica del aluvión de personas que transitan por el Boulevard 5 de Julio y las calles alternas, solitarias en otra época. De la ciudad solitaria que nos retrata Armas Alfonzo, sólo queda un recuerdo nostálgico. Este fenómeno, naturalmente es ocasionado por la aparición desordenada de las barriadas alrededor de Barcelona, sin servicios básicos, sin comercios, que obviamente, se trasladan a la capital anzoatiguense en su búsqueda. Ahora la ciudad se ve estrecha, sobre poblada, angustiada, caótica. Sus pinturas lo expresan. Ya nunca más pintará calles solitarias. Esto nos recuerda lo que refiere Francisco Da Antonio (s.f.) en Calzadilla (1967), quien nos ha dejado testimonio de lo que Armando Andrade considera en relación a su pintura: “La pintura es lo que uno vea y lo que uno siente” (p.165). Sobre este punto, continúa Da Antonio, con esta afirmación el artista sintetiza las premisas de su ejercicio plástico, y que su pintura responde a ese enunciado. En los años noventa, aunque su trabajo mantiene más o menos el mismo esquema compositivo general, se puede observar como elemento nuevo, adicional, calles llenas de personajes y vehículos modernos.

     Armando Andrade es un personaje de Barcelona que vive por dentro la ciudad. Nunca dejó de pintarla. Salía siempre con su cuaderno bajo el brazo y un lápiz, si veía un motivo atractivo para pintarlo o por razón de algún encargo, lo boceteaba en el cuaderno, a manera de borrador, tomaba nota de los colores de las casas y sus detalles, cuando llegaba a su casa lo pintaba. Ya por la edad o por el alcohol no trazaba el tendido del alumbrado eléctrico a mano alzada con su fino pincel hecho por el mismo con pelo de caballo o de cerdo  como en otros tiempos, ahora emplea la regla para ello y el lápiz de grafito o de tinta para hacer esos dibujos lineales trabajados con un diseño a escala como el plano arquitectónico de los paisajes de la ciudad; que luego pintaba con plaka o pintura al frío en pequeñas canvas que el mismo hacía para luego salir a venderlos. Pintaba telas de pequeño,  mediano y  gran formato cuando se los encargaban sus clientes. Las canvas pequeñas —apunta el artista— en una conversación que tuve con él en 1998  “son más fáciles de vender”. Pintó en muchos casos en cartón piedra, madera contra enchapada, telas, masonite;  dispuestas horizontalmente alargadas y angostas como los dos cuadros Calle La Victoria 1 y Calle La Victoria 2 pintados en 1973,   y en algunos casos cuadrados. Dominó la plaka de manera excepcional.

      El recorrido para la venta de sus cuadros el de siempre. Sus clientes: La Marquetería “Barcelona” de Manuel Alcalá, quien le adquiría sus obras regularmente. La Galería Arte Latino de Henry Camacho, por cierto desaparecida en un incendio el 11 de marzo de 2001, donde se perdieron bajo las llamas cuarenta cuadros del artista; José “Cheo” Hurtado Moy; Zanoni Armas donde el artista vivió a finales de los noventa; Ricardo Trevisón, mi amigo, muerto prematuramente, propietario de la Óptica Solimar; Néstor Cardona, dueño de la U.E. “Cardona”; Zarina Villamini, propietaria de la Funeraria “San Celestino” donde el pintor trabajó haciendo cofres para niños y vivió, cuando se trasladó de Clarines a vivir en Barcelona en los años sesenta. En el Museo Anzoátegui: Arquitecto Luis Felipe Salazar Maza y Milagros Torres. La Librería – Galería Trópico de Benito Pereira (+), en Puerto La Cruz; Galería La Marina de Jairo Valencia, ubicada en el Centro Comercial CADA en Puerto La Cruz, donde en 1981 Andrade estuvo en una exposición colectiva permanente de pintores venezolanos, José Manuel Guerra, quien lo conoció en 1986, cuando vivía en un rancho en Barrio Bolívar y le dejó una fotografía que él había tomado de calle San Antonio de Clarines para que se la pintara, Andrade se la entregó, apunta Guerra,  (2000) el 22 de diciembre de ese año. Los Armas; Elia  de Arias y el Dr. Aníbal Arias, médico residenciado en Lechería , casa  que visitaba Armando Andrade,  desde 1970 al 1972, tiempo en el cual el artista vivía en el Estado Sucre; ellos  le encargaron un cuadro de la Iglesia La Inmaculada Concepción de Píritu fechada de 1970, que, naturalmente le pintó y que presentamos aquí y otras cuadros: Carrera 8 (1970); La Cuadra Frente al Viejo Hospital Razetti (1969) , Avenida Fuerzas Armadas con Calle San Carlos (1972) y Vivienda Campesina, Estado Sucre (1970); que pertenecieron  a su colección y  que ahora son de mi propiedad; Antonio Casanova un comerciante del Boulevard 5 de Julio, quien le  adquirió a lo largo de la década del noventa unas treinta obras de formatos de 5x5 hasta de 50x60 centímetros. La lista de clientes del  pintor es interminable  que sería imposible  elaborarla en este espacio.

     Toda la década de los noventa va ha estar activo como pintor. Ya no fabrica urnas. Vive de la dádiva de la gente que le conoce o de algún cuadrito que pinta para venderlo. Ya está viejo. El Alcohol ha hecho estragos en su salud; sin embargo, sigue pintando. Sus temas: alguna naturaleza muerta, raramente una marina, o algún mosaico (combinación en un lienzo horizontal o cuadrado en donde el artista pinta varios temas en forma secuencial, en algunos casos superpuestos uno arriba del otro, que conforman un conjunto de temas pintados en miniatura. Pintó paisajes también en cajas de fósforos; pero su máxima inspiración: las calles de Barcelona y el paisaje en general. La mayor parte de sus cuadros son paisajes urbanos de calles que a diario transitaba y de zonas rurales que el conoció o donde vivió, que él pintó desde el recuerdo de su vida. Apunta Calzadilla (1975) dejó la imagen de…”edificaciones ruinosas que en la perspectiva solitaria del pueblo atestiguan el paso inexorable del tiempo”… (p.136). Cabe decir que Andrade era muy meticuloso para hacer sus pinturas. Prestaba atención a los detalles de las calles que quería pintar, respetando las características y particularidades. En una oportunidad, me comentó Manuel Alcalá, que Andrade le dejó en la marquetería un cuaderno lleno de bocetos de las calles de Barcelona; un testimonio similar me dio a conocer Zanoni Armas, quien le dio cuando el artista vivía en su casa por allá por mediados de los noventa, dos cuaderno llenos de bocetos y notas de calles de Barcelona,  desgraciadamente estos bocetos se extraviaron. Hubiera sido interesante darlos a conocer para penetrar e ilustrar el proceso creativo del artista. 

Con lujo de detalles pintó en 1972 la intercepción de la calle San Carlos con Avenida Fuerzas Armadas, en aquélla la vista se extiende hasta el Mercado Municipal de Barcelona, que en primer plano se ve la calle rota, en reparación con un aviso “NO HAY PASO”; a la derecha la avenida referida, justo donde toca con la calle, está una vieja casona que para la época estaba pintaba de amarillo pálido y el rodapié en amarillo limón; que hace unos cinco años fue repintada de la misma manera evocando aquel momento y reafirmando el carácter realista de algunas de sus pinturas. Esta casona está aún en pie, actualmente está pintada de verde y amarillo. Esta obra la comento en el subtítulo siguiente: Localización de los Paisajes e Historia. Cabe acotar aquí lo que me comentó su hijo Armando Robles, cuando el artista vivía en Clarines,  motivado por la afición al béisbol, deporte que practicaba cuando se jugaban esas  “caimaneras” en el pueblo, y su amistad con   Remigio Camero, hermano del “negro Lucas”, una gloria de la pelota de Clarines, Andrade  le hizo un retrato  a Camero,  que Robles aun conserva, que fue unos de los primeros cuadros que pintó hacia 1945, los paisajes vinieron después. Naturalmente es una rareza en su producción, no tengo noticia de otra obra de esta naturaleza pintada por Armando Andrade,  que nos haya llegado hasta hoy de las varias que pintó.

     En esta misma idea, por citar algunos de los paisajes urbanos de la capital de Anzoátegui que el pintor plasmó se tienen: Calle Maturín, Panificadora El Carmen (1 y 2), Calle San Carlos, Patio del Pintor Barcelona Nº 1 Barcelona y Patio del Pintor Nº 2, La Cuadra Frente al Viejo Hospital Razetti, La Chica, Calle La  Victoria Nº1 y Calle Victoria Nº2, Panorámica de Barcelona, EL Arroyo, El Cardonal, Los Cardones de Barcelona, Carrera 8 y Calle de Portugal. Este sector es una de las barriadas de Barcelona más viejas. Sobre  este punto Miguel María Lisboa (1854) citado por Forzán Dagger, (s.f.) relata que visitó Barcelona en la fecha antes indicada (1852) y nos dejó el testimonio de haber estado en la gruta de Lourdes del barrio Portugal o Barcelonesa como se le llamó hace algún tiempo, inclusive afirma la existencia de la cárcel, desaparecida hoy.

     Muchas de las casas de esta ciudad, que se remontan a la época de la Colonia han desaparecido. Sus calles han cambiado su fisionomía, cuadras enteras cedieron el paso a modernas construcciones. Continua Lisboa, (ob. cit.) con la descripción del plano arquitectónico de la ciudad: “La mayor parte de sus casas… en ángulos rectos y dividida en cuarterones o cuadras equidistantes… en tiempos del dominio español esta ciudad llegó a tener 20.000 habitantes y apenas cuenta 7.000”… (pp. 306 – 307). Claro está, la ciudad ha sufrido, en términos urbanísticos, cambios fundamentales, no solo por el deterioro de las casas, sino también por el crecimiento poblacional en su entorno, que satura al cuadriculado asentamiento, que capta el pintor en sus cuadros al introducir la presencia humana y modernos vehículos; por lo que su  pintura, valga el término, viene  a ser una “pintura habitada”.

     Armando Rafael Andrade es el “Cronista Visual de Barcelona”. Testigo de su tiempo. Va ha pintar algunos lugares de la ciudad en sus obras con ojo fotográfico, como lo demuestra en la obra “Panorama de Barcelona” donde  nos presenta la ciudad en forma de cuadrícula con la torre de la Catedral que se alza imponente, al fondo, el mar hacia Playa Maurica. Va ha estar activo en   Barcelona en un periodo de tiempo que va desde 1965 hasta 1999. Esa condición emotiva de cómo ve el paisaje de la ciudad, de cómo la pinta va ha responder más a una situación espiritual y vital que a las normas de la Academia, aunque como señala Calzadilla (1967) su paisaje tiene la sabiduría de César Prieto, en la que ambos crean armonías muy ajustadas, definidas y sólidas, sin sacrificar la emoción y el lirismo interior que los impulsa a pintar, en  donde a través de la distribución de los planos geométricos muy luminosos consigue un raro volumen y profundidad de perspectiva. Sobre este tópico ha referido Armas Alfonzo (1968/1973) en Armas, Edda. (Comp.)(2003) “…la arquitectura urbana prolijamente proyectada en perspectiva y proporciones, el detalle constructivo como pudiera hacerlo una mano acostumbrada al uso de la regla”… (p.96). Calzadilla (2012) ha planteado sobre el pintor en relación a su estilo una interrogante: ¿Cabe dentro de este estilo una manera naturalista de tratar el paisaje que parezca en contradicción con los valores hasta ahora admitidos para la identidad ingenua: incorrección técnica, torpeza en el dibujo, falta de perspectiva, supremacía de recuerdo, simbolismo de la representación? (p.  s/n.) 

      Andrade, por una parte va ha romper con los cánones que hasta entonces se había tenido sobre el paisaje dentro del ingenuismo; con  este modelo de “paisaje geometrizado”, de gran perfección, cercano al del dibujo hecho por un arquitecto; y, por la otra,  le da a su pintura cierto realismo, apegándose a las particularidades  del lugar, de su entorno, las que el pintor emula, lo que viene ha justificar que haga  una “crónica de lo cotidiano” con sus cuadros, de una ciudad que está herida en sus simientes, de ese proceso como diría Arnold Toynbee, (1991)  de devastación así misma de la ciudad, de cambios bruscos incontrolados, que, en algunos casos, la destruyen, por otra futura, en este caso, claro, de manera irracional. Las ciudades están en movimiento, Barcelona no es la excepción. Bastaría ver la estampa, material y espiritual que nos han dejado en estos doscientos años Alejandro de Humboldt, Ramón Bolet Peraza, Miguel María Lisboa, Armas Alfonzo y, naturalmente: Armando Rafael Andrade para darnos cuenta. ¿A qué precio? Sobre ello habría que reflexionar. Lo que si estoy seguro, que en el mañana sabremos más de la historia de Barcelona por sus pinturas que por cualquier libro de historia, por lo menos de la Barcelona de la segunda mitad del siglo XX. Sus pinturas anuncian estos cambios de la ciudad. Para confirmar esto,  invito a los lectores a mirar de manera cronológica sus cuadros sobre la temática indicada desde los años sesenta hasta sus últimas obras, en 1999;  los que pongo a  su disposición en este  espacio.

     Naturalmente, un pintor como Andrade, andariego, sin ningún oficio sino el del “divino ocio” de la pintura, y hacerles sus ofrendas  a Baco; no se le puede ocurrir otra cosa que pintar su entorno. Pintar la cuadra de José Manuel Martínez “Chemane”  en el Boulevard 5 de Julio, donde iba a diario a comprar el cuartito de Ron RY o de Florida cuando vendía algún cuadrito, o el vasito de a medio, cuando la cosa estaba dura. La mayor parte del tiempo se la pasaba en el sector La Chica, en el callejón del mismo nombre o de “Los Borrachos” como le llamaban también; o en el Calle Victoria adyacente al parque “El Tucusito”, que comienza en  carrera 7, justo en la esquina donde estuvo la Funeraria Izaguirre, que ahora están los negocios: Chemanes I y Perfumería Don Antonio y  que se alarga hasta la Avenida “Pedro María Freites”, sector  Camino Nuevo, donde termina. En esta calle vivió hace algún tiempo su amigo de copas y discípulo en la pintura: Raúl Aquiles Savino. A la derecha de ésta, está el Callejón Victoria. De este pintor no se sabe nada hoy. Se sabe que Armando Rafael Andrade entre 1973-1974 pintó una obra dedicada a su amigo: Patio del Pintor Raúl Aquiles Savino. Este dato me lo suministró el artista plástico José Graterón Luque quien fue propietario de la obra.

      Por la época, cuando era empleado de la Funeraria “San Celestino” de Zarina Villamini por allá a finales de los sesenta pintó para ella, el solar que quedó una vez derribado el viejo Hospital ‘’Luis Razetti” en la que se divisa en  la calle Ayacucho  el negocio mencionado. En la que se puede ver además la cuadra frente al viejo hospital donde funcionaba entonces la funeraria de la familia Silva; que era para aquel entonces, la competencia de la Funeraria “San Celestino”, al fondo del cuadro se divisa el Hotel Neverí, que era, para el momento, el edificio de mayor altura que tenía la ciudad de Barcelona. No se salvó de su pincel las calles del barrio Portugal, que para ese tiempo, casi todas las casas eran de bahareque, que hoy han sufrido metamorfosis, que yo creo necesario, en el sentido que la gente tiene el derecho de mejoras a sus viviendas, hechas ahora de bloque y cemento. Esa estampa de barriada que yo llamo de “barro y avestina” quedó escrita visualmente por nuestro pintor, que viene a dar testimonio de una ciudad de otro tiempo.

      Ahora bien, lo que hace más trágica a la ciudad de Barcelona hoy, es la comparación entre la “ciudad real” y la “ciudad pintada” por el artista, sobre todo en el “Casco Histórico”, esa especie de “álbum de fotografía” que viene a ser el conjunto de obras pintadas que nos dejó Armando, como testimonio arquitectónico de la ciudad, que pone en duda aquellos discursos, que los políticos de turno que retóricamente daban en las efemérides patrias, o en el cumpleaños de la ciudad, refiriéndose a la preservación del Casco Colonial, declarado Patrimonio Nacional; sin embargo, sobre este particular decía Raúl Aquiles Savino “vivir aquí en este pueblo grande es lo peor que puede pasarle a uno… todo se derrumba” Armas Alfonzo (1980) en Armas, Edda (Comp.) (2003, p. 116).

      Este libro blanco, donde calcó la imagen de la ciudad, Andrade, que para no tener duda si es fidedigna o no, bastaría traer al recuerdo aquella afirmación parca, pero aguda del pintor – “Yo no las  pinto; ellas ya están pintadas” – Armas Alfonzo (1979) en Armas, Edda (Comp.)(2003)(p106).   Es decir el artista lo que hace en alguna medida es  emular la ciudad real en sus pinturas. Sobre este punto Armas Alfonzo (1968/1973) en (ob. cit.):

… la teja calada con absoluta precisión, el empedrado como no pudo acomodarlo mejor el alarife, el zócalo al hilo, el cable de la luz y la bombilla en el sitio preciso con arreglo a la composición, el palo del alumbrado con la arruga de la corteza; todo muy limpio, de una sobriedad y una ingenuidad como solamente podía aspirarse de un profesional avezado (p 96).
     Ese poder de observación natural e innata en él, es una aptitud vocacional de tener ese “ojo fotográfico” para representar planimétricamente el espacio arquitectónico de la ciudad, que el mismo ratifica al  afirmar en relación a esto lo siguiente:

|      Usted quiere saber de dónde me vino hacer cuadros… eran más los días de descanso que los de trabajo. A mí siempre me gustó verle el más allá de las cosas. Yo veo una casa y no le estoy atendiendo a la pared que me queda enfrente solamente; yo la completo mentalmente. Así me pasó con la iglesia de Clarines; me puse a completarla en el pedazo de cartón – piedra y entonces me salió darle color, con sapolín, con ese aceite que venía antes en potecitos… (Armas Alfonzo, 1979 en ob. cit. p105).
     El pintor se refiere aquí al primer cuadro paisajístico que pintó en esos días de ocio en la carpintería mientras esperaba algún cliente bien sea para el encargo de la mesa o de alguna urna, cuando se decidió pintar la iglesia referida que él veía de donde tenía el taller, que le vendió después por un “fuerte” a Claudio Alén (ob. cit.). Sobre este particular en el texto del catálogo de la exposición de pintura organizada por el Consejo Municipal Municipio Autónomo de Bolívar, 1988 el artista afirma:

Desde pequeño me gustaba pintar, pero cuando niño no sabía nada, después fué (sic) que aprendí… Pero siempre no fué (Sic) así, cuando pequeño abandoné todo porque tenía que trabajar, cargando agua, vendiendo leña, dulces, el trabajo que saliera. Porque usted sabe cómo son las cosas cuando uno queda huérfano” (p. s/n).
     Así de esta manera con el ojo de un geómetra, en 1971, pinta dos versiones de la Panificadora “El Carmen”, cuando estaba en ruinas, a raíz de un incendio ocasionado por un cortocircuito, el artista la pintó con todos los detalles del caso. Esta panadería estaba en pleno Casco Histórico a una cuadra del Boulevard 5 de Julio ubicada en una de las esquinas que hace las calles Carabobo con Maturín, frente donde estuvo a la Zapatería La Rápida mudada en la misma calle al frente. Naturalmente, esta casona colonial no fue restaurada y se terminó de derrumbar; o la dejaron derrumbar, hoy está en ese lugar un edificio. El mismo destino tuvo, en el centro de la ciudad, en La Carrera 8, que arranca desde la calle Zamora pasando la cuadra del parque “El Tucusito”, atravesando la antigua Avenida 5 de Julio, la cuadrícula de Chemane, (calle Maturín) hasta la del desaparecido Supermercado “Aosta” (calle San Carlos) y desemboca en la Avenida Fuerzas Armadas, a orillas del río Neverí. Estas  cuatro manzanas sufrieron un cambio radical en su fisionomía, a tal punto que los cuadros que pintó de esa calle, que damos a conocer en este espacio; si la comparamos con lo que es hoy, pareciera de otra ciudad. La misma suerte tuvo la cuadra de Chemane, donde estuvo el negocio de él: Comercial “La Uriqueña”; frente a la Avenida 5 de Julio, ubicada entre La Carrera 8º y el Callejón La Chica o de “Los Borrachos” del sector La Chica, la cual fue borrada en su totalidad por la “picota del progreso”, pintadas tantas veces, que aquí se ofrecen dos versiones realizadas en 1981 y 1990. El mismo destino tuvo la Calle Victoria.

     Los Cardones de Barcelona, una obra en la que el artista refiere una zona de las afuera de Barcelona, para entonces (años setenta) semirrural, agreste, marginal, en las que los árboles naturales de la localidad son cactus, de allí el nombre del lugar y del  cuadro. Esta zona corresponde a lo que hoy es 29 de Marzo y Barrio Bolívar, donde estuvo tiempo atrás la Laguna de Los Patos, donde según Guerra (2000) vivió Andrade hacia 1986. En una ranchería producto de invasiones, por la que bajaban los arroyos que atraviesan a la Sultana del Neverí como se le llamó en otro tiempo.

     Nuestro pintor, al igual que el artista francés Miguel Utrillo, pintor también de calles, necesita del motivo real. Sus obras representan calles en las que la perspectiva está observada con precisión y el espacio organizado en planos de colores, puesto según un procedimiento puntillista; en la que Andrade siguiendo esta técnica, para pintarlas se ceñía a los colores que tenían las casas, porque era muy detallista, o tomaba notas y hacía un esquema previo. En el caso que no lo hiciera, era porque conocía sobradamente las calles, por las que transitaba a diario. En relación a esta idea a dicho Calzadilla (1975) que poseía “Una extraña intuición de las propiedades del color puro, empleado en forma dividida, lo lleva a valerse de una  técnica puntillista, que aplica a una pintura de paisajes sumamente descriptivos, ejecutados de memoria…” (p.136).

     En 1991, cumple setenta años de edad, los años y el alcohol han hecho estragos en su salud. Aun así, sigue pintando, una que otra pequeña canvas para subsistir. Va ha estar activo como pintor hasta el último año del siglo XX. A pesar  de tener una familia numerosa está solo. Vivía en la casa de la señora Josefina en el barrio 29 de Marzo. La última vez que lo vi fue una mañana de octubre de 1999 en la plaza Boyacá donde usualmente estaba con sus dos amigos inseparables Antonio Loroño y  “Orejitas” sostuvimos una conversación de una hora. Desde noviembre de ese año, no se le ve más  por los lugares de rutina: La Chica, Museo Anzoátegui, Boulevard 5 de Julio. Días después se  corre el rumor de que está enfermo. Una semana más tarde  se sabe que es grave la enfermedad. Los familiares, de Clarines se enteran de la gravedad por intermedio de la señora Josefina donde vivía en ese momento.  No hay mucha esperanza de que mejore su salud. Sus hijos: Ana Rosa Robles y Franklin Robles, como me  lo testimonió, su otro  hijo,  Armando Robles,  lo van a buscar y se lo llevan al   caserío Guayabal, Municipio Píritu, en la casa de su hija Ana Rosa Robles donde estuvo pintando uno que otro cuadrito,  a pesar de la enfermedad. Su situación se agrava, en este poblado murió de cirrosis hepática, el 23 de diciembre, al día siguiente, se lo llevan a Clarines donde es velado; el 25 es enterrado en esta ciudad,  donde tiempo atrás llegó, hacia 1938, procedente de Río Chico, Estado Miranda, donde nació el 24 de julio de 1921. De Clarines se alista  para el servicio militar en Valencia en 1939 de donde egresó y regresó   nuevamente en 1942, como lo afirma  su hijo Armando Robles. En Clarines echó raíces y va a tener una familia numerosa de trece hijos con Josefina Robles y se inicia  como pintor en 1955, como lo confirma en el video grabación realizada por Oronoz, Yolanda y Ortega, Miguel Ángel en 1992 con el auspicio de la División de Tecnología Educativa del Ministerio de Educación. Se va con el siglo. Con su muerte se cierra un capítulo de la pintura popular venezolana. En una oportunidad sobre su obra escribió Armas Alfonzo, (s. f.), lo siguiente:                   
                   
No ha perdido su obra el cándido ingenuismo, el rico color, el acabado diseño, la preferencia por el tema de alargadas perspectivas urbanas, Dentro del panorama plástico venezolano, él, Armando Rafael Andrade, tiene ya bien afirmado su presencia  con una obra constante, de tanta calidad  para que provocara el entusiasmo de un exigente espectador  crítico como Juan Calzadilla”, (p. s/n.).
     En su homenaje, el poeta Enrique Hidalgo (2000) escribió el poema: Adiós a Armando Andrade, que reproduzco, aquí:

Se marchó el viejo bohemio./la muerte lo retrató/ flaco, con la ropa sucia/ y tostado por el sol./ Aquel niño que en Río Chico/ dulces y leña vendió,/ en las tierras de Unare Sobre esta idea / descubrió su profesión./ Pintar era su deseo/ y sin apuros pintó,/ la casa del negro Lucas,/ el cerro y el callejón;/ sobre madera o cartones/ que a su paso consiguió,/ sin perder su dignidad,/ pulsando su buen humor,/ con el dibujo más limpio,/ armonizando el color,/ y dejando en cada trazo/ la esencia de su pasión./ Río Chico sabe muy poco/ sobre el hijo que perdió;/ Barcelona lo ha llorado/ sin expresar su dolor. / Clarines mucho lamenta/ la muerte de su pintor, / quien fue tras Alfredo Armas, / su mas (sic)  genuino mentor (p. s/n).
     De igual manera el poeta Rubén Darío Valecillos, (2002) en honor al pintor y a su hijo Armando Robles,  escribió este poema: “Vamos contigo a tu mundo/ los cantores a la flor /los que buscamos en el murmullo/una nota para nuestra canción /que le da vida sea un arrullo/del pensamiento y la razón /donde vive cada uno /dando vestigios de creación”. (p.19) Para finalizar este este punto cabe recordar aquella semblanza que escribió  A. Z. en (1980, p. E-11) sobre Armando, que cito a continuación: “Andrade es uno de esos típicos personajes criollos, conversador, de gran labia y mucha chispa”.Murió en la pobreza económica, abandonado, en la más terrible soledad. No sin razón Roberto Alonzo el 25 de febrero del 2000 en su columna: “Aquí y Ahora, en el diario El Norte, [Especial], p.16  titulado:” Se Llamaba Armando Andrade La Desgraciada Vida de un Pintor en Barcelona”, donde entre otras cosas, comenta la desgraciada vida de sus últimos días en la ciudad de Barcelona donde enfermó. Adiós Armando, que encuentres en el Cielo, la paz que no hallaste en la Tierra. Descanso para tu alma.

 Retrato de Remigio Camero, 1945. Colección Armando Robles, Clarines, estado Anzoátegui.

Armando Rafael Andrade en su taller. (Tomado de Oronoz, Yolanda, Producción, y Ortega, Miguel Ángel, Edición, 1992. La Cultura Popular. Pintores Populares de Barcelona: Régulo Martínez, Armando Andrade, Luís Méndez. Videograbación. Caracas: Ministerio de Educación, División de Tecnología Educativa).Extracción de imagen de videograbación. Víctor A. Hernández. Colección Biblioteca Nacional de Venezuela, Archivo Audiovisual, División de Sonido y Cine, Caracas, D. C.

Portada del Catálogo de la Exposición Andrade, Savino: Dos Pintores Ingenuos de Barcelona. (Tomado de Asociación Venezolana de Periodistas Seccional Anzoátegui, 1999, Octubre.  Primer Encuentro de Periodistas Oriente-Sur, Club de Leones, Barcelona, estado Anzoátegui). Colección Fundación Museos Nacionales, Galería de Arte Nacional-SINAP, Caracas D. C. Ingreso por CEDIN, 25 de Septiembre de 2009. Digitalización Esp. Víctor A. Hernández. 


       LOCALIZACIÓN DE LOS PAISAJES E HISTORIA
                                  ESTADO ANZOÁTEGUI

BARCELONA

     PANORAMA DE BARCELONA, (s.f.). Este paisaje está ubicado en el “Casco Colonial” de la ciudad de Barcelona, Parroquia San Cristóbal, Municipio Simón Bolívar,  estado Anzoátegui. Es una vista aérea de la población donde resalta la Torre de la Catedral de Barcelona, de fondo el Mar Caribe, y el contraste que combina la vegetación y la  arquitectura que mitiga la excesiva luz tropical. Este modelo arquitectónico que recoge Amando Rafael Andrade, con “ojo fotográfico”, representa la arquitectura tradicional que mezcla aportes autóctonos  y de la cultura foránea que se rigen por patrones ancestrales, construidas con materiales y técnicas propias de la región; determinados por el clima y la geografía. Se puede ver en dicha obra: puertas y ventanas en perfecta formación; fachadas continuas y las esquinas sorpresivas conformando calles generadoras de manzanas…La iglesia, la plaza…Muchas de estas casas que se ven en la obra fueron demolidas. La iglesia, por su altura ocupa un papel privilegiado en la obra del artista. Este monumento colonial se empezó a construir en 1748 por el Cura Don Manuel de Sotomayor y fue terminada en 1773. En 1854 Ramón Bolet Peraza grabador-propietario de la Revista El Oasis realizó un grabado de este templo, que hasta entonces se la llamaba: ”Iglesia de Santa Eulalia de la Nueva Barcelona, hoy catedral de Barcelona y de la Plaza San Cristóbal (hoy Plaza Boyacá). De estas estampas se hicieron  unas reproducciones en 1971 a propósito de la celebración del tricentenario de esta ciudad. En 1856 aparece una litografía de ella  del original grabado  hecho de un dibujo por Ramón Bolet Peraza,  en la revista literaria El Oasis,  editada en Barcelona por su Editor-Propietario Dr. Nicanor Bolet Poleo con el nombre de “Iglesia de San Cristóbal”  o Iglesia Parroquial de Barcelona, donde aparece en  este ejemplar la ilustración referida y la Plaza San Cristóbal, que así se llamaba entonces la Plaza Boyacá. En 1969 el pintor Raúl Aquiles Savino hizo un cuadro de este monumento arquitectónico, exhibida en la exposición: Andrade; Savino, dos Pintores Ingenuos de Barcelona, organizada en esta ciudad por la Asociación Venezolana de Periodistas Seccional Anzoátegui, en el Primer Encuentro de Periodista Seccional Anzoátegui de la A V P  celebrada en el  Club de Leones de Barcelona, los días 23 y 24 de octubre organizada por Armas Alfonzo.



Panorama de Barcelona, (s.f.) (Tomado de Armando Andrade, Realidad, Luz y Color, 2000, Galería de Arte Comisión Legislativa del Estado Anzoátegui, Barcelona, p. s/n.)

     LA CUADRA FRENTE AL VIEJO HOSPITAL, (1969) .Esta obra está ubicada en el “Casco Colonial” de Barcelona, Parroquia San Cristóbal, Municipio Simón Bolívar, Estado Anzoátegui,  en la cuadra de la calle Maturín  entre las calles: Ayacucho (derecha) y la Liberal (izquierda), que el artista pinta desde el solar que quedó una vez derribado el antes Hospital Antituberculoso  de la Caridad del Cobre, después Hospital “Luís Razetti”, que estuvo funcionando entre las plazas Bolívar y Miranda. Esta cuadra es donde actualmente funciona el Banco del Sur (esquina izquierda ) y Farmacias “Meditotal “ (esquina derecha); que por cierto , es la única casa de la época que queda en pie hoy, que pertenece a la familia Silva, en la que funcionó  la Funeraria de su propiedad, donde se vislumbra en la sala del negocio mencionado un Cristo de pedestal. La casa de al lado por la Ayacucho, de dos niveles, que se ve es donde  funciona todavía la Funeraria “San Celestino” de Zarina Villamini, donde trabajó Andrade  en los años sesenta, al fondo el Hotel Neverí, que era para la época el edificio más alto que tenía  Barcelona .Esta obra la exhibió  el artista en 1969 en el Primer Encuentro de Periodista  Oriente-Sur  organizado por la AVP de Anzoátegui, oportunidad que expuso, como ya indiqué con Raúl Aquiles Savino. Esta obra es de mi propiedad aunque no está fechada pudiera ser de ese año. Aquí está otra versión titulada: Calle Ayacucho con Maturín, Barcelona (1969), perteneciente a la colección de Zarina Villamini; que  la traté aparte, por un lado por que los títulos son diferentes y por el otro  porque en esta versión tiene visual hacia la calle Ayacucho, y en la otra no. Es decir el artista se coloca en la calle Ayacucho del lado de la Plaza Bolívar por esa razón capta en diagonal la Funeraria San Celestino, que es imposible verla en la otra versión debido a que está a mitad de la manzana de casas por la calle Maturín,  y por las leyes del escorzo no puede captar el negocio de Villamini. Sobre este tema quiero aclarar lo siguiente: Armas Alfonzo, (1973) en Edda Armas (Comp.) (2003) afirma que en la obra “La Cuadra Frente al Viejo Hospital Razetti —que es la otra versión, la de mi propiedad—  afirma que se visualiza hasta el dibujo de la tumba de San Celestino de la funeraria del mismo nombre”, (p.100). Cosa que no es cierta, la visual que se ve de frente en este solar es la de la funeraria de los Silva, que en esta obra (la que presento aquí) se puede apreciar el Cristo de pedestal; no tiene la visual de esta funeraria desde aquí por el escorzo. Ni siquiera si la viera desde la calle Ayacucho, del lado de la plaza: Calle Ayacucho con Maturín, (1969)  desde ese lugar, solo si estuviera de frente a la Funeraria San Celestino y el aviso a manera de pendón que hace ángulo recto con la pared, al menos el que sale en el cuadro, no tiene este logotipo.

Cuadra Frente al Viejo Hospital Razetti, 1969. Colección Manuel Bas. Caracas, D. C.

     CARRERA 8a, La CHICA, (1970, 1972 y 1974). La carrera 8 está ubicada en el “Casco Colonial” de Barcelona, Parroquia San Cristóbal, Municipio Simón Bolívar, Estado Anzoátegui. Este callejón abarca cuatro cuadras que comienza en la Zamora pasa por el Boulevard 5 de Julio, calle Maturín, calle San Carlos, para culminar en la Avenida Fuerzas Armadas. Ofrecemos aquí  tres versiones realizadas  por el artista  en tres momentos diferentes: 1970 ,1972 y 1974; las de 1970 y 1972 fueron  pintadas en diagonal desde la esquina de Chemane, (sector La Chica), en la que capta la mitad de la segunda y la tercera y última cuadra, un solar  del lado derecho que se fusiona con  el bosque a las riveras del Río Neverí que le sirve de fondo junto a las lejanas montañas del sector “Ojo de Agua “. En la versión de 1970, aparece,  a diferencia de la de 1972, que  en la parte de arriba de la casa un aviso de Pepsicola en el que se ve incompleto el anuncio publicitario; pero yo como conocedor de la zona, la publicidad en cuestión es de la Heladería “Internacional” que funcionó allí a finales de los sesenta y principios de los setenta. Era una fábrica de helados para la época. En la otra obra, a pesar de estar pintada más o menos siguiendo el mismo patrón compositivo, la propaganda mencionada ya no está, se observa además la casa más deteriorada, un cocotero en el patio y repintada de otro color con avestina. Ambas manzanas desaparecieron totalmente. La obra de 1974 pertenece a la colección de la Ministerio del Poder Popular para la Cultura Fundación Museos Nacionales, Galería de Arte Nacional que aparece titulada: Calle 8ª La Chica, Barcelona Anzoátegui (antes Calle 8ª La Chica). Son tres versiones pintadas en distintos años de la misma calle. Esta última sigue el mismo patrón compositivo de las anteriores. Las obras de 1970 y 1972 aunque están firmadas y fechadas no tienen el nombre de las obras en el reverso, pero no tengo dudas que son de la carrera 8, La Chica,  por ello preferí colocarle el nombre de la calle como acostumbraba el pintor, desconozco el motivo por el cual no le puso el título.

     Cabe destacar que aunque las tres obras se refieren a la Carrera 8, La Chica, Barcelona, tienen algunos elementos distintivos. La pintada en 1970, de más vieja data: mientras que las otras dos—1972 y 1974— creadas más recientes reseñan una situación de mayor antigüedad ¿Cómo se explica esto? Nótese que el cuadro de 1970 a diferencia de las otras  no se observa la planta de palmera, pero sí la Heladería Internacional que ya estaba en funcionamiento en la casa que en las otras dos pinturas estaba en construcción. Y se observa en estas dos últimas el árbol mencionado. La explicación es simple. La obra pintada en 1970 se corresponde a ese año, en tanto a referencia del lugar; mientras que las otras dos aunque pintadas de datas posteriores reflejan un momento anterior a 1970, quizá a fechas 1968-1969. Ya para el año siguiente estaba construida seguramente de acuerdo al ritmo de construcción de las casas para la época, como lo testifica Armando Andrade, seguramente tomadas de bocetos previamente elaborados o de alguna fotografía como acostumbraba para hacer ocasionalmente sus pinturas.  Son la clara evidencia de como él evoca recuerdos traídos de la memoria para pintar en el presente escenas del pasado; en este caso no pinta lo que ve sino lo que él vio.


Carrera 8, La Chica, 1970. Colección Manuel Bas. Caracas, D. C.


Carrera 8, La Chica, 1972. Colección y Fotografía Dr. Oswaldo Mora Núñez. Valencia, estado Carabobo.


Carrera 8, La Chica, 1974. Colección y Fotografía Fundación Museos Nacionales, Galería de Arte Nacional, CINAP. Caracas, D.C.

     PANIFICADORA EL CARMEN, (1971). En esta obra el pintor capta una casa, donde estuvo una de las primeras  panaderías que tuvo Barcelona junto con la Panadería Virgen del Valle ubicada en el sector La Chica. Una panadería que yo conocí en mi niñez, en la que se podía leer en el cartel publicitario, de esos hechos de manera artesanal por uno que otro pintor de carteles para la época, José Arrechidel, en un tiempo en que no había la tecnología de la que disponemos hoy  para hacer este tipo de anuncios, pintado con esmalte industrial, como se ve en el cuadro del pintor: “Panificadora El Carmen”  que era el aviso comercial que estaba fijado en la pared a la entrada del negocio. El nombre como aparece en el subtitulo lo tomé, al igual que la imagen de la obra de Francisco Da Antonio, (1974), El Arte Ingenuo en Venezuela, p.110 editado en Caracas por el Ministerio de Información y Turismo. Esta obra figuró en la muestra individual: Armando  Rafael Andrade, realizada en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar de Caracas  bajo el auspicio de la Gobernación del Distrito Federal el 19 de agosto de 1973 con el nombre: Ruinas de la Panadería El Carmen  Barcelona 1, la cual aparece en el registro fotográfico del catálogo Nº 59, realizado por el fotógrafo Fermín Romero. En este evento el artista expuso otra versión: Ruinas de la El Carmen  2, de la que lamentablemente no está sino el nombre, pero  no la fotografía en el referido documento. Desconozco el destino de estas obras. 

Se puede observar en el cuadro el aviso publicitario que identifica la panadería que funcionó en los años sesenta en ese lugar, hasta que  se incendió  provocado por un cortocircuito en el cableado 1968,  al poco tiempo de Arrechidel haberlo pintado. Este paisaje está ubicado en la Zona Colonial de Barcelona, Municipio “Simón Bolívar”, Parroquia San Cristóbal, Estado Anzoátegui; en una esquina entre las calles: Maturín con Carabobo, al  frente, esta otra vieja casona que se divisa en el cuadro, que hoy sigue en pie donde estuvo para la época una bodega, la esquina que hace la diagonal estaba el Supermercado Carabobo; justo donde hoy está la venta de bicicletas; en la esquina que sigue en el sentido izquierdo se encontraba  la Zapatería La Rápida, que quedaba frente con frente con la panadería por la Carabobo; la zapatería mencionada fue mudada hace poco tiempo en la misma cuadra ubicada diagonalmente de donde estuvo. A una cuadra del Boulevard 5 de Julio funcionó la Panificadora El Carmen. Actualmente en ese lugar se construyó un edificio: “Edificio Mardelli“, propiedad de esta familia. Creo que el nombre de la panadería se debe a que a dos cuadras de allí,  por la calle Carabobo o por la Freites, en sentido hacia el río Neverí, está la Iglesia Nuestra Señora del Carmen. Esta panadería pertenecía a una familia de inmigrantes portugueses. Esta casa en ruinas denota el paso inexorable del tiempo y la indolencia oficial, pasó años en ruinas no se llegó a restaurar y fue el pretexto perfecto para su demolición; perdiéndose de esta manera una de las joyas arquitectónicas del Casco Colonial de Barcelona añeja en historia. Un dato curioso, es que  esta panadería repartía el pan a domicilio, recuerdo que mis padres eran clientes de ella.


     En relación a esta obra cabe decir además la acotación que hace Alí Brett Martínez, (1975 p. 4)  en el trabajo titulado: ”El Ingenuo: Armando Rafael Andrade de Fabricante de Urnas en Clarines a la Bienal de Sao Paulo” en la que refiere el error de imprenta en la obra de Francisco Da Antonio  arriba indicada, en la p. 106, me refiero la publicación en Caracas por la Compañía Shell de Venezuela, en la que  se lee en el pie de foto del cuadro: Panificadora El Carmen/ Arístides Arenas. Cabe señalar que este error fue subsanado en una publicación ese mismo año, en Caracas, en una edición del Ministerio de Información y Turismo, que quizá Brett Martínez desconocía por eso no lo menciona. “Ruinas de la Panadería El Carmen, de Barcelona” es el  título  con el que aparece en el catálogo Nº 59  de la exposición: Armando Rafael Andrade  presentada en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar; pero que en  el libro de Da Antonio está titulada con el nombre de: “Panificadora El Carmen”, que  es el nombre del negocio que aparece en el aviso publicitario; en la publicación que he venido comentando en vez de el nombre de Armando Rafael Andrade aparece el del también pintor Arístides Arena. Sobre este error de imprenta Francisco Da Antonio, (1988) en el texto del catálogo para el Salón Nacional Cervecería de Oriente, Arte Ingenuo , Pintura y Talla Populares, p. 33, lo admite cuando comenta en forma crítica esta obra, a la   que se refiere de esta manera: …”un libro plagado de errores y erratas tipográficas”…Sin embargo,  continúa este autor expresa en esta forma los juicios emitido por un crítico de arte como Carlos Silva, (1976)  en su trabajo: ”El Auge de lo Ingenuo” “…quien por lo demás me distingue con muy ponderados conceptos”…(ibídem). Silva a pesar de los errores, considera una obra de importancia para el estudio de esta tendencia artística. La  obra de donde tomé la imagen aquí presentada es de la versión publicada en Caracas ese mismo año por el  Ministerio de Información y Turismo donde en la p. 110,  en la que en  el pie de foto del cuadro en cuestión se puede apreciar la corrección de este error y se puede leer, cito textualmente: “A. R. Andrade /Panificadora El Carmen”, (1971). Escribir en  este trabajo  en relación a la otra publicación con el error subsanado, de alguna manera trato de hacer justicia al trabajo de Da Antonio, que visto en perspectiva,  tiene un valor histórico  importante hoy para el estudio del arte popular venezolano. No está demás de ratificar su esfuerzo; y al mismo tiempo relatar una historia en torno a esta pintura.  


Panificadora El Carmen, 1971. (Tomado de Francisco Da Antonio, 1974, El Arte Ingenuo en Venezuela, Caracas: Ministerio de Información y Turismo, p. 110).

     LA CHICA, (1981 y 1990). Son dos versiones pintadas en dos momentos distintos. En ellas el artista captura la imagen de la “cuadra de Chemane” donde éste  comerciante de Barcelona procedente de Urica,  Estado Anzoátegui,  tenía el negocio que fundó en 1948: Comercial La Uriqueña y que estuvo funcionando en ese lugar hasta febrero de 1991; que está ubicado frente  de la entonces Avenida 5 de Julio  ahora Boulevard del mismo nombre, entre la Carrera 8: (derecha) y callejón “La Chica” (izquierda). La Chica es un sector popular de Barcelona, adyacente al parque  “El Tucusito”, en el Casco Colonial, Parroquia San Cristóbal, Municipio  Simón Bolívar, estado Anzoátegui. Este nombre se debe a que en este lugar, frente al negocio de los Trías Valera estuvo un árbol de gran tamaño de “Chica”, lo  que  le dio la toponimia a ese  lugar. 

     La de 1981, está pintada en diagonal desde la parte izquierda, frente al negocio ferretero de Trías Valera desde donde se puede observar las cuatro casas que conforman la cuadra, la cuarta, la de corredor, esquina derecha, estaba la  pulpería de José Manuel Martínez “Chemane”, personaje sobradamente conocido en la ciudad; comercio que el artista frecuentaba, para comprar la “bebida espirituosa”. Un dato curuiso sobre esta obra, es que la adquirí en el Mercado de Los Corotos de Quinta Crespo, Caracas.

     El otro cuadro,  pintado en 1990, Armando R. Andrade, para hacerlo, se coloca en la esquina ubicada entre la Avenida 5 de Julio y Carrera 8 (a la derecha) en posición diagonal, esquematiza la obra, desde el lado donde estuvo la Heladería Internacional,  en este orden, la primera casa es la del comerciante antes nombrado, luego las otras tres casas en sentido Trías Valera. Esta hilera de casas ya no está.


La Chica, Barcelona ,1981. Colección Manuel Bas. Caracas, D. C.

La Chica, Barcelona ,1990. Colección Manuel Bas. Caracas, D. C.

     INTERCEPCIÓN CALLE SAN CARLOS CON AVENIDA FUERZAS ARMADAS, (1972). Armando Rafael Andrade recoge en este paisaje, que está justo donde se interceptan la calle San Carlos con la Avenida Fuerzas Armadas, adyacente donde está el monumento “La Burra” en la plaza “Luis José Bonilla”, pintor baluarte de la plástica nacional, que fue inaugurada el 12 de octubre de 2008, a la entrada del Mercado Municipal, barrio La Aduana, Parroquia San Cristóbal, Barcelona, Municipio “Simón Bolívar”, estado Anzoátegui.

     El artista se ubica, justo en el triángulo izquierdo que hacen las dos arterias viales al encontrarse; desde allí esquematiza la obra. A los lados izquierdo y derecho se extiende la calle y la avenida indicada, al centro la plazoletita triangulada, en la  que al fondo se divisa la pequeña iglesia, que existe todavía con el nombre: Capilla La Aduana, claro hoy día está con modificaciones. Dicha plaza hoy lleva el nombre del poeta, pintor y dibujante: “Eduardo Lezama”.

     La pinta con ojo fotográfico, en términos realista, La casa Nº 0-8 pintada de amarrillo claro y rodapié amarillo limón, que se ve en primer plano a la derecha, que   existe todavía,  actualmente funciona allí Helados Cali y una venta de gas, que hoy está pintada de verde y amarillo,  a cuatro casas de Mercantil Internacional y a tres del Hotel Estoril en sentido hacia la Redoma Los Pájaros. Hace unos seis años fue repintada del mismo color como aparece en el cuadro, evocando la época en que Andrade la retrató. Al fondo se observa una vegetación que contrasta con el paisaje humanizado, las montañas de Ojo de Agua y más al fondo un cielo aderezado con níveas nubes. Esta obra aunque está firmada y fechada, no tiene el nombre escrito en el reverso, asumí como título tomando como criterio el nombre del lugar, como el pintor acostumbraba a titular sus cuadros.

Calle San Carlos, (con) Avenida Fuerzas Armadas, 1972. Colección Manuel Bas. Caracas, D. C.
     PAISAJE ARROYO, (1998). Este paisaje fue pintado al final de su vida, tomó como motivo una zona a las afueras de Barcelona, cercana a las barriadas entonces en proceso de formación, lo que es hoy 29 de Marzo-Barrio Bolívar, donde estuvo la Laguna de Los Patos, conocido como sector “El Arroyo” que fue en su momento el aliviadero de los riachuelos que atraviesan la capital anzoatiguense, un lugar semiárido, salitroso por su cercanía al mar; donde el artista vivió hacia 1986.  Este lugar es hoy asentamiento de unas de las barriadas  de Barcelona Parroquia San Cristóbal, Municipio “Simón Bolívar” del Estado Anzoátegui, que se fue urbanizando bajo la necesidad de la gente por falta de vivienda y la violencia contra el medio ambiente, donde la marginalidad marcó la pauta. 

     Se observa en la obra un arroyito que se bifurca en dos ramales de agua, al lado de cada  uno,  un ranchito de una habitación, típico de los construidos en las invasiones, hecha su estructura  con madera cortada de los árboles del lugar, luego cubierta con láminas de zinc recicladas (materiales de fácil transporte); piso seguramente de tierra, carentes de servicios. Hoy es difícil de precisar el lugar exacto, debido a los cambios ocurridos; no obstante, Armando Rafael Andrade nos presenta una fotografía del lugar para el momento,  en que el mismo presenció cuando fue residente del lugar en un rancho que habitó para entonces,  y que además fue testigo del surgimiento de estas rancherías y de otras en la capital del estado.

Paisaje Arrollo, 1998, Colección y Fotografía Dr. Oswaldo Mora. Valencia, estado Carabobo.

     CALLE AYACUCHO CON MATURÍN, BARCELONA, (1969). En esta obra al igual que la “Cuadra Frente al Viejo Hospital, 1969”, nos deja el testimonio del segmento de la calle Maturín  entre Ayacucho y  Liberal, en el Casco Histórico de Barcelona, Parroquia San Cristóbal, Municipio “Simón Bolívar”, estado Anzoátegui; que a diferencia del otro,  el pintor se coloca en la acera de la plaza Bolívar de donde capta en diagonal la cuadra referida. En primer plano está el solar que quedó cuando fue demolido el viejo hospital “Razetti”. Del lado derecho desemboca la calle Ayacucho que finaliza en el Boulevard 5 de Julio, desde donde enfoca las tres primeras casas del lado izquierdo  en sentido Avenida Fuerzas Armadas; la primera, que hace esquina, es la de la familia Silva donde estuvo una funeraria de su propiedad, la segunda casa, de dos niveles, es donde está la Funeraria “San Celestino” de zarina Villamini, donde trabajó y vivió Armando R. Andrade a finales de los años sesenta. A la derecha, de la calle referida, visualiza de manera parcial una  vieja casona donde funcionó en los años cincuenta el Liceo “Don Bosco” y posteriormente, el colegio “Francisco de Miranda” que estuvo allí hasta 1987  y que luego fue demolida. Actualmente funciona en este lugar el Banco Mercantil. A la izquierda, en la esquina de la Liberal, se divisa una casa en franca ruina, que es donde ahora está la sede del Banco del Sur. Detrás se puede observar el Hotel Neverí, más al fondo las montañas de la Zona Industrial Los Montones y el acostumbrado cielo azul oriental. Esta imagen captada por el artista en 1969, de manera casi fotográfica y realista da testimonio de los cambios que ha sufrido la ciudad de manera radical estos últimos cuarenta y cinco años. Esta es una versión de la obra: Cuadra del Viejo Hospital, (1969), pero le di un tratamiento aparte porque ésta a diferencia de aquélla,  abarca la visual de la calle Ayacucho y la esquina donde está ahora el Banco Mercantil; que  no obstante no aparece en la otra versión. Esta dos obras estuvieron expuestas  en la muestra: Andrade –Savino Dos Pintores Ingenuos de Barcelona, Primer Encuentro de Periodista Oriente-Sur, en el Club de Leones de Barcelona, organizada por la Asociación  Venezolana de Periodista Seccional Anzoátegui del 23 al 24 de octubre de 1969.

Calle Ayacucho con Maturín, 1968. Colección Zarina Villamini. Barcelona, estado Anzoátegui.

     PATIO DEL PINTOR BARCELONA Nº 1, (1973). PATIO DEL PINTOR Nº 2, (1973). Estos dos cuadros, los otros dos de la Calle La  Victoria, (1974) y Castillo de Cumaná Estado Sucre (1974) y Calle 8ª La Chica, Barcelona Anzoátegui, (1974); cabe señalar, que el artista utiliza un recurso pictórico no comentado, al menos  en las fuentes que he consultado  y, que ha pasado inadvertidamente por la gente que ha escrito sobre la obra  del pintor, que  es el empleo en algunos paisajes, de esos  cartones “horizontalmente alargados”, en desproporción con la altura o la verticalidad, con el propósito de darle  la mayor captura posible a la escena o panorámica que desea pintar, no le importa mucho, en estos casos, la relación cielo-tierra en la obra—la altura— , como en otras situaciones o soluciones plásticas, sino más bien, abarcar de derecha a izquierda el mayor plano posible de la ciudad o del paisaje en el cartón, y de esta manera comprimir en él, si se me permite el término, una extensa panorámica del lugar, que en condiciones normales sería imposible atrapar no solo en cuanto a los detalles,  sino también en extensión. Se trata además de trasladar al cuadro una visión casi imposible con la mirada binocular, que es como vemos las cosas. La visión binocular humana es la que se obtiene al emplear los ojos conjuntamente, se le llama fusión binocular también, debido a que se ve una sola imagen a pesar de que cada ojo tiene su propio punto de vista, en este sentido el campo visual que pueden percibir los seres humanos es de 100º. Es casi como si integráramos en un mismo plano,  distintos puntos de vista del pintor a la manera secuencial como en una cinta de film. Estas dos obras son importantes porque dan testimonio del regreso del artista de Santa María de Cariaco a Barcelona donde toma residencia nuevamente. 

     Patio del Pintor Barcelona Nº 1, es unas de las pocas obras junto con el Panorama de Barcelona en las que el artista nos ofrece una vista aérea de la ciudad de Barcelona y en general es una de las pocas obras pintadas de esta manera. Por lo común, el  pintor emplea en su perspectiva la línea de horizonte  a nivel de los ojos del espectador, de la que, naturalmente, él no pudiera captar los tejados de las casas,  motivo por el cual recurre a la perspectiva aérea. La obra habla por sí sola. Es un paisaje del centro de la ciudad de Barcelona, que  obviamente  de aquella data hasta hoy ha sufrido cambios después de cuarenta años de haber sido pintada. Es un paisaje que él ve desde un solar ubicado en la cuadrícula cuyos perímetros son: las calles: Juncal, Zamora, Anzoátegui y Avenida 5 de Julio—Boulevard 5 de Julio— donde estuvo una especie de solar con una ranchería, casi al frente del Salón de Actos Anzoátegui donde el pintor vivió para ese entonces, que actualmente funge de estacionamiento; que para pintarlo Andrade se coloca del lado de la calle Anzoátegui, y en diagonal, desde allí,  capta todo el tejado de la cuadra referida y los postes de la avenida nombrada, hasta atrapar el edificio del Hotel Barcelona con la publicidad respectiva, para que no tengamos duda que es una panorámica de capital anzoatiguense. La otra versión del lugar: Patio del Pintor nº 2, está pintada en una posición opuesta a la anterior, es decir, se coloca al fondo del solar y retrata todo el espacio baldío con la visión  a la altura de la línea del horizonte en dirección a la calle Anzoátegui;  que es la calle que se observa, razón por la cual no se ve el Hotel Barcelona. Estas dos obras estuvieron expuestas en la muestra: Armando Andrade  Realidad Luz y Color en la Galería de Arte Comisión Legislativa  del Estado Anzoátegui en el año 2000.

Patio del Pintor Barcelona N° 1, 1973. Colección Benito Pereira (+), Puerto La Cruz, estado Anzoátegui.

Patio del Pintor Barcelona N° 2, 1973. Colección Benito Pereira. Puerto L a Cruz, estado Anzoátegui.

     CALLE LA VICTORIA Nº 1, (1974). CALLE LA VICTORIA Nº 2, (1974). (BARCELONA). Estos dos cuadros, al igual que los  otros dos antes presentados: Patio del Pintor Barcelona  Nº 1 (1973) y Patio del Pintor Nº 2 (1974)  se refieren a la ciudad de Barcelona y, naturalmente tienen su historia. Hacia 1986, en Puerto La Cruz, en la Librería Trópico de propiedad de Benito Pereira (+), que yo frecuentaba para comprar libros de las publicaciones de la Universidad Central de Venezuela, las revista de la Academia de Ciencias de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialista (URSS) y el Semanario Sputnik editados en castellano, que allí se vendían, ya casi al final de la “guerra fría”; vi en esa época los cuadros arriba señalados  y cuatros “flores” pintadas en 1978, que el señor Pereira le compró directamente al pintor de quien era amigo.

     A mediados del año 2000, la Galería de Arte Comisión Legislativa del Estado Anzoátegui, a cargo de la Coordinadora Margarita Liscano le organizó la muestra a Armando Andrade Realidad, Luz y Color, y quien escribe, en esa oportunidad le comuniqué a Liscano la existencia de las obras arriba descritas, que, naturalmente, fueron incluidas en el evento referido  y en el catálogo. Presentamos en este espacio dos versiones de esta calle de la ciudad de Barcelona pintadas el mismo año como lo indican las fechas de las obras. La Calle Victoria  Nº 1, (1974) es una calle del centro de la capital de Anzoátegui, en el Municipio “Simón Bolívar” adyacente al parque El Tucusito que comienza en la 7ª Carrera, justo en la esquina donde estuvo la Funeraria Izaguirre y ahora se encuentran los negocios: Chemanes 1 y la Perfumería Don Antonio, y se extiende hasta la Avenida “Pedro María Freites” en el sector Camino Nuevo, donde termina.

     En realidad el artista no retrata solo esta calle, como lo enuncia el título de la obra, sino también el tramo de  la 7ª Carrera desde Las calles: La  Victoria hasta  la Zamora en una época cuando no había sido construida la Urbanización Camino Nuevo. Armando Rafael Andrade para pintar el cuadro se ubica en la acera del parque, de donde capta vertical y horizontalmente en forma de ángulo recto, la cuadrícula urbana (7ª Carrera- Zamora) para dejarnos esa estampa de casas de bahareque y techos de zinc y de tejas, algunas de ellas ya en franco deterioro, que innegablemente en el transcurrir del tiempo, al construir la urbanización comentada, y los naturales cambios que los vecinos le hacen a sus viviendas han desaparecido;  que  pareciera la calle de otra ciudad, que quedó atrás hace 40 años. En esa calle,  en una de esas casas,  vivió el pintor Raúl Aquiles Savino.

     El otro cuadro: Calle La Victoria Nº 2, es una obra pintada de la misma calle, pero vista, desde lo que pudiéramos llamar el punto de vista del pintor desde otro  punto de observación; que es, no obstante, el lugar desde el cual el artista puede diseñar o construir la perspectiva de lo que está viendo. Esta obra indudablemente fue pintada posteriormente a la otra, aunque el mismo año como lo señala el título del cuadro, que a diferencia del otro, el pintor  para diseñar la perspectiva se coloca en la 7ª Carrera, del   lado derecho de la calle Victoria, en diagonal, en sentido el parque El Tucusito –Avenida “Pedro María Freites”; de donde capta la línea de casas del lado izquierdo que se va extendiendo hacia la avenida. Está pintada básicamente en dos colores: azul suave y blanco; que hace la diferencia de la otra versión, además que permite visualizar mejor y con más detalles  las casas por el ángulo de visión, pues son vistas casi de frente; cosa que no permite la otra obra debido a que es vista de perfil, y por las leyes de la perspectiva,  el escorzo acorta las paredes y se obtiene una panorámica algo distorsionada del lugar. En este cuadro el artista deja entrever esa línea de casas de bahareque en deplorable estado, y al fondo del cuadro un azulísimo cielo poblado de nubes. Esta fue una calle que frecuentó y pintó con ese ojo fotográfico tantas veces  el artista, y que en una oportunidad,  en una de esas casas, estuvieron conversando: Raúl Aquiles Savino, Armando Rafael Andrade y Alfredo Armas Alfonzo. Estas dos obras en el año 2000, estuvieron exhibidas en la Galería de Arte Comisión Legislativa del Estado Anzoátegui.

Calle La Victoria N° 1 Barcelona, 1974. Colección Benito Pereira (+). Puerto La Cruz, estado Anzoátegui.

Calle La Victoria N° 2 Barcelona, 1974. Colección Benito Pereira (+). Puerto La Cruz, estado Anzoátegui. 

     PAISAJE, (1999). Esta obra, aunque literalmente no es sólo estrictamente un paisaje, que en palabras del artista denomina “Mosaico”, ya que incluye además como motivos: Flores y Frutas, que así denominaba él  a las naturalezas muertas. La pintura está elaborada en un soporte horizontal, con cuatro temas. Arriba y abajo, a la izquierda: Paisajes y Frutas; a la derecha Flores y Paisaje. La importancia de este cuadro,  entre otras cosas,  radica, además de su calidad plástica, en que fue unas de las últimas de su producción, en ese año, de fin de su existencia. En relación a los dos  paisajes aquí descritos,  es difícil precisar el lugar  por los pocos detalles que ofrece el cuadro y por los cambios que se han suscitado en la ciudad en estos últimos tiempos, que, indudablemente, por las características y elementos distintivos de sus casas pudiera ser el barrio 29 de Marzo, u otra barriada de la periferia urbana de Barcelona.

Paisaje, 1999. Colección Luís Rojas. Barcelona, estado Anzoátegui.

     EL CARDONAL, (1984). La estampa que nos dejó Armando Rafael Andrade de este lugar, es, por sus características de una zona rural, que es típica de las barriadas que han nacido en la periferia de  Barcelona, que en algún momento fueron parcelamientos del entonces Instituto Agrario Nacional (IAN); aparecidas bajo el cobijo de invasiones que han azotado los alrededores de la capital anzoatiguense. Pareciera una imagen del campo, y no sin razón, porque mucha gente que habitó este lugar provenía de allí, y en alguna medida reprodujo su modelo urbanístico en la ciudad.

     El Barrio El Cardonal se formó debido a la irrupción de familias que ocuparon terrenos, en los que construyeron casas al margen de la planificación urbanística del Estado, que es lo que retrata nuestro pintor: un modelo precario de construcción de viviendas hechas por gentes que reproduce en la urbe el rancho campesino. Este sitio nació en 1981, su Santo Patrono es San Martín de Porres, yo que estuve varias veces en el lugar, recuerdo una calle principal que iba de extremo a extremo del emplazamiento urbano, al final del mismo, una montaña de poca altura. Era en aquel momento un pintoresco lugar con muchos árboles de cactus (o cardón como se les llama también a estas plantas) de allí su toponimia. Este lugar está ubicado adyacente a  Los Mesones, Parroquia San Cristóbal, Municipio “Simón Bolívar”, Estado Anzoátegui; claro está, de la fecha de la obra a este tiempo, su fisonomía ha cambiado radicalmente. No confundamos este lugar con los cardones de Barcelona que era un lagar de antaño que quedaba a las afueras de la ciudad hacia lo que es hoy el Barrio 29 de Marzo; que el artista, desde luego, pintó y por donde vivió en los años ochenta  y los últimos años de su existencia; en la que naturalmente hay este tipo de vegetación xerófila.

     En esta escena urbana, de apariencia campestre, el artista nos retrata, en primer plano, al lado izquierdo, tres ranchos de lámina de zinc,  las parcelas cercadas con estantes de madera y alambre de púa, en el centro de la improvisada  calle  una enorme piedra; a la derecha una casa, a medio ver de bahareque, al fondo cuatro casas en hilera; al final la  montaña antes mencionada  y el típico cielo azul como de costumbre nuestro artista resolvía sus cuadros. A la mirada de hoy, este lugar pareciera otro, que sin su testimonio sería imposible conocer los grandes cambios que han ocurrido en la dinámica socio-urbanística de Barcelona y de otras ciudades del oriente venezolano.

El Cardonal, 1984. Colección Luís Rojas. Barcelona, estado Anzoátegui.

     PAISAJE (PLAZA BUENOS AIRES, BARCELONA), (1990). PAISAJE (CALLE BOLÍVAR, 29 MARZO BARCELONA), (1990). Dispuse  tratar estos dos paisajes, que indudablemente  son de Barcelona, aunque el pintor no refiera el lugar, en este mismo espacio  por razones que esgrimiré a continuación. Estas dos obras tienen un parentesco de origen común, además de ser dos miniaturas (las únicas presentadas en este trabajo) cuyas dimensiones son :la primera del subtítulo mide 5x10; la segunda de 5x15 centímetros; y por referirse a Barcelona, fueron pintadas de una misma paleta de un mismo día del año 1990; adquiridas en aquel entonces por Manuel Alcalá, cuando Armando Rafael Andrade se las llevó a la Marquetería Barcelona, cuando   ésta,  estaba ubicada al lado de la Tipografía Anzoátegui, en la esquina que hacen las calles Bolívar con Maturín, por esta calle, en un local de esta vieja casona estuvo ubicado este negocio. Fueron adquiridas por aquel tiempo en 15 bolívares cada una. Ese mismo año pasaron a la colección de Miriam Toledo  y estuvieron en su poder hasta fecha reciente cuando las adquirí. Estos cuadros pintados en este formatito tenían el propósito según palabras del pintor “eran de fácil venta por el tamaño y su bajo costo”. Fueron obras pintadas con un fin estrictamente comercial; aunque no obstante no le quita calidad a su trabajo.

     Plaza Buenos Aires, Barcelona, 1990. Es un paisaje de la ciudad de Barcelona. El título original es: Paisaje. Pero sin lugar a dudas el artista se refiere a este espacio público. Esta placita, por disposición del ejecutivo regional en noviembre del 2007, le cambió el nombre de: Plaza “Eduardo Sifontes”. Está ubicada frente de la parte lateral izquierda de la sede de la Gobernación del estado Anzoátegui, en la capital de esta entidad federal. Adyacente a este lugar estuvo hacia 1940 una barriada pobre de techos de paja  y paredes de bahareque, donde en 1943  nació el Artista Plástico Régulo Martínez. El artista toma la visual del espacio desde la calle 7 Monagas detrás de él está el edificio de gobierno;  y desde allí toma la vista en diagonal, en primer plano la plazoleta  y la casa que  hace esquina con las calles Monagas, donde está parado el artista,  y El Carmen, que se corta justo en una casita de esquina ubicada entre  la Avenida Cumanagoto y la prolongación de la Avenida Miranda; estas dos vías  (El Carmen y  la Cumanagoto) hacen ángulo recto, en esta última están alineadas 5 casas con unos árboles de mangos en los patios y el azulísimo cielo de costumbre, de fondo. Las otras dos calles que conforman el perímetro  o los linderos del ágora del lado derecho: calle Flores y en la parte de abajo del cuadro: la Monagas, no se divisan por el ángulo de visión desde donde el pintor construye la perspectiva y  visualiza el plano. Como ya dije esta obra mide 5 x10 centímetros; pero no obstante,  Armando Rafael Andrade maneja con precisión  el espacio sin comprometer la composición, distribuyendo en ella los elementos armónicamente. Está pintado a la altura de la línea del horizonte, es decir, a la altura de  los ojos, lo que explica que los árboles de caoba de esta zona de esparcimiento sean captados de manera parcial por el pintor. Naturalmente como es de costumbre en sus obras, el detalle define su esquematización  por lo que se explica el follaje que vemos en el parque.

     Calle Bolívar 29 de Marzo, Barcelona, 1990. La calle Bolívar es una de las calles más largas de Barcelona. Atraviesa  de un extremo a otro la ciudad de norte a sur. Comienza en la plaza “San Felipe de Neri” en el barrio Portugal Arriba y termina en el barrio Bolívar  en la calle Emilio Zapata. Esta era una calle que el pintor transitaba a  diario cuando vivía en Barrio Bolívar. El pintor capta el tramo de esta calle que intercepta la calle Brisas de Mar, que está ubicada en el segmento que hacen las calles La Esperanza, en 29 de Marzo, con Las Flores, en el barrio Brisas del Mar. Justo esa mitad de cuadra, que se deja entrever por la izquierda 3 casas (amarilla, blanca y amarilla, con zócalos naranja) y a la derecha 4 casas (azul con rejas, blanca  con zócalo naranja, blanca con un jardín con plantas ornamentales, y una blanca al final); para desembocar en la calle referida. El pintor capta el paisaje como si estuviera de manera equidistante a ambos lados de la calle, es decir en el centro de la vía, a la altura de la mirada; viéndose de fondo los frondosos árboles frutales de mangos de los patios de las casas. En el punto de fuga, se ve  una casa que diera la impresión,  de que esta calle es un callejón sin salida; pero no obstante, la calle desvía a la izquierda para ir en sentido Barrio Bolívar por eso da esa sensación óptica. Da la impresión que la Bolívar termina en la casa blanca con naranja, que tiene una media pared de bloque y tubular de herrería. Esta es una estampa de esas  barriadas populares de Barcelona pintada hace 24 años por Armando Rafael Andrade. La calle Brisar del Mar está en los confines de 29 de Marzo para pasar al  Barrio Bolívar.

Paisaje (Plaza Buenos Aires), Barcelona. 1990. Fotografía José Daniel Pinto Toledo. Colección Manuel Bas. Caracas, D. C.

Cale Bolívar, 29 de Marzo, Barcelona, 1990. Fotografía José Daniel Toledo Pinto. Colección Manuel Bas, Caracas, D. C.

      CALLE EL ARROYO, (1995). El título de la obra es obvio. La calle lleva el nombre de un arroyo que bordea parte de la ciudad de Barcelona. Es  un riachuelo que atraviesa el centro de la ciudad pasando por la Avenida Caracas, cruzándola y dirigiéndose por detrás del Centro Comercial “Videmar” y Centro Médico “Zambrano” hasta atravesar la  Avenida “Pedro María Freites”; ubicada entre las calles: Principal y  Brisas del Mar, Barrio Corea, Parroquia San Cristóbal, Barcelona,  Municipio “Simón Bolívar”,  estado Anzoátegui, es el segmento o cuadra, de la calle El Arroyo que capta el artista,   adyacente al Callejón San José;   es donde está localizado este paisaje, el frente de  las casas dan la vista hacia el canal. Para pintarlo, el artista, se coloca en una de las orillas de donde visualiza la cuadra en diagonal, en primer plano, el arroyito lleno de boras o taruyas  o lirios acuáticos como así le denominan  a estas plantas  acuáticas; sobre el que está un puente improvisado de madera que comunica una orilla con la otra del canal; que hoy está sustituido por uno de hierro con barandas y la visual parcial de la línea de casas de la cuadrícula urbana y al fondo el azulado cielo que viene a constituir esta tarjeta postal de la capital anzoatiguense que nos dejó Armando Rafael Andrade. Claro está el lugar ha sufrido algunas variaciones desde la fecha en que fue pintada: 1995 hasta hoy. 


Calle El Arrollo, 1995. Colección José “Cheo” Hurtado Moy. Barcelona, estado Anzoátegui.

     EN BARCELONA EDO. ANZOÁTEGUI, (1998). Esta obra y la que aparece en El Mosaico, (1988), número 8, de las presentadas aquí, relacionadas a espacios interiores  son escasas en su producción debido a que la mayor parte de sus pinturas, particularmente el paisaje, están representados los temas a  “cielo abierto”. El carácter y visión intimista expresada aquí  por el artista, a diferencia de Federico Brandt, es la parquedad y ausencia de mobiliarios. Busca resaltar la ambientación arquitectónica, los volúmenes están demarcados por un contorno lineal, y el ángulo de visión concentrada en el aposento. En primer plano están dos personajes, a cada lado una lámpara y un pasadizo  y otro al fondo que comunican con tres habitaciones; del techo cuelga un matero, y en el piso, a la izquierda, hacia atrás: un porrón; ambos con flores. La manera de cómo representa la habitación da la  impresión de que se trata de una casona, del centro de Barcelona, en el Casco Histórico, en la calle Juncal, a media cuadra del Boulevard 5 de Julio, en sentido Avenida “Pedro María Freites” donde estuvieron por esa época la Escuela de Artesanía de la Dirección de Cultura de la Gobernación del Estado Anzoátegui, y  posteriormente la U.E. Colegio “Isabel La Católica”, y actualmente funciona la U. E. Colegio “Bolívar Libertador” en la que artista vivió entre 1994 y 1996, que él cuidaba, y que  le servía de vivienda y de taller para pintar; que le fue adjudicada para que viviera temporalmente, que  según testimonio de José “Cheo” Hurtado Moy, quien era Comisionado de la Gobernación en la gestión de Dennis Balza, para ese entonces, y que  en un encuentro que tuvo en la plaza Boyacá de la capital del estado con el pintor, al preguntarle donde estaba viviendo, a lo que Andrade respondió jocosamente, como acostumbraba responder, le dijo—que estaba viviendo en el “Hotel Plaza”--; Lo que quiso decir, es que vivía en la plaza a la intemperie, Hurtado, lo levantó, y le alquiló una habitación en el Hotel Boyacá para que pasara la noche. Al día siguiente gestionó ante Daría de Millán, la entonces Directora de Cultura, para permitirle  vivir temporalmente en la casa antes mencionada.

En Barcelona Edo. Anzoátegui, 1998. Colección Luis Rojas. Barcelona, estado Anzoátegui.

     UN POBRE ENTRE DOS RICOS, (1998). Esta obra fue exhibida en el Salón Bigott de Arte Popular del 9 de mayo al 11 de julio de 1999, en el Centro de  Arte de Maracaibo “Lía Bermúdez”, fue el último evento de confrontación de esta naturaleza en el que participó Armando Rafael Andrade, en vida, quizá enviado por algún conocido debido que el artista ni acostumbraba mandar cuadros a salones ni de asistir a éstos. El lugar pintado aquí es indeterminado; es unas de esas obras pintadas desde el recuerdo, que no recoge fiel y estrictamente algún sitio en particular, pero que naturalmente nos deja una estampa de lo que pudiéramos llamar el “arquetipo” urbanístico de Barcelona, que obviamente es de naturaleza freudiana, que denota los cambios que han acontecido en ella en estos últimos 35 años: gentes en las calles, no usual en sus pinturas antes de los años noventa, vehículos modernos; casas en ruinas que dejan entrever el paso del tiempo y  que han cedido el espacio a modernas construcciones de hormigón; y otras todavía en pie de bahareque y techo de  zinc, de dos aguas; otras de bloque con el mismo tipo de techo,  más actuales,   de una agua hacia el patio. Es un ambiente de ciudad que péndula entre la tipología de residencia de la provincia y la naciente, desde sus entrañas, de otra ciudad camino a la metrópolis.  Es una obra irónica que muestra ese desbalance social venezolano. Hay otra versión: Un Rico Entre Dos Pobres. De estas versiones se sabe que expuso dos obras en 1991 en el XXVII Salón de Arte Nueva Galería, Segunda Colectiva de Artistas del Estado Anzoátegui, organizada por el Banco Mercantil, Oficina Barcelona.

Un pobre entre Dos Ricos, 1998,
(Tomado de Fundación Bigott, Salón Bigott de Arte Popular, 1999, Caracas, p. 122)

     CALLE SIN RUMBO, (1995). El título de esta obra es muy sugestivo, ¿Calle sin Rumbo? ¿No va a ninguna parte? ¿A dónde va? Es un nombre irónico. Como irónico y jocoso era Armando R. Andrade. El artista sabía que es una vía que se extiende a lo largo de varios poblados: La China, San Miguel, Pedregal, hasta llegar al Clarines de añejos recuerdos para él. Este cuadro pertenece a la colección de mi amigo José “Cheo” Hurtado Moy, quien se lo compró directamente a Andrade. La localización de este paisaje, según testimonio de su propietario, el artista le había  confesado que este lugar es de la vía a Caigua. Quizá el tramo entre este pueblo y El Pilar. Un paisaje donde se puede observar la vista parcial de la carretera, un paraje lleno de vegetación, un ranchito a un lado del camino, como es de costumbre  en esta región, la construcción de este tipo de viviendas a un costado de la arteria vial. Es difícil precisar donde es exactamente el lugar, por los cambios que se suscitan en las localidades y el tiempo transcurrido. Se sabe por boca del artista que el paisaje es de Caigua. Jesús, María y José de Caigua,  que fue el nombre que se le puso cuando fue fundada 24 de marzo  de 1667 por el fraile Don Manuel Yangües. Es una parroquia del Municipio “Simón Bolívar”, pertenece a Barcelona, ubicada  al oeste y a 40 kilómetros de esta ciudad y al norte del Estado Anzoátegui. Con esta obra el artista nos dejó una estampa de la Venezuela rural de esta región del oriente; que día a día es desplazada por otra de carácter urbana.

Calle sin Rumbo, 1995. Colección José “Cheo” Hurtado Moy. Barcelona, estado Anzoátegui. 

     PAISAJES, (1995) (CALLEJÓN  GATO NEGRO). Esta obra originalmente está titulada por el artista como: “Paisajes”, debido que en una pequeña canvas están pintados tres  en secuencia; el del centro es el que tratamos aquí, los otros dos: izquierda y derecha son paisajes rurales donde la vegetación es el centro de la escena. Me tomé la atribución de tratar aparte este tema,  por una parte,  porque los otros dos a pesar de ser temas del oriente venezolano, identificable por su flora, orografía, relieve, clima,  luminosidad, entre otros; pero es difícil determinar el lugar exacto y que en alguna medida ya he tratado temas con otras obras precedentemente, de esta naturaleza. Son paisajes de carácter arquetípico de esta región del país. Por la otra, porque el paisaje tratado en este espacio refiere un lugar de Barcelona fácilmente identificable,  aunque el pintor no lo dice en el cuadro. Este cuadro nos deja una estampa de un lugar de Barcelona, del Casco Histórico, que poco transita por allí  la gente,  excepto los que habitan este viejo y olvidado callejón que no se extiende más de una cuadra. Una callejuela que en las noches,  el que lo ha caminado no deja de erizársele la piel. Siempre solo en el día, que podemos esperar de las noches.

     Su mismo nombre está en un halo de misterio, inclusive desde los tiempos fundacionales donde está Barcelona a partir de 1671. Mi propósito aquí no es,  naturalmente,  desentrañar este acertijo, sino señalar algunas versiones que existen en relación a su toponimia. Se sabe a través de Fernando del Bastardo y Loayza,(1710-1788), Barcelona,  Vicario Foráneo y Juez Eclesiástico de esta ciudad, quien culminó la Iglesia Parroquial —Iglesia de San Cristóbal— comenzada en 1748 por el Cura Don Manuel de Sotomayor, en el gobierno del Teniente Gobernador Pedro de Mesones, (1673), quien vivió en la casa donde actualmente funciona el Museo de Anzoátegui, que este callejón ya existía, por allí, por estar cerca del río Neverí trasladaban a los negros esclavos que iban a ser vendidos en la plaza Mayor—hoy plaza Boyacá—. Era el camino por donde los comerciantes de la época que vivían en las adyacencias trasladaban sus mercancías a Puerto de Río, lugar donde está actualmente el puente Boyacá, frente el Hotel Neverí; por allí se iban por navegación fluvial hasta las costas de Maurica,  y de allí  abrirse paso a las Antillas y el Caribe. 

     Sobre el nombre de este callejón existen varias versiones que las doy a conocer sin aires de desentrañar el misterio de su nombre como ya advertí. La que comento a continuación  me la suministró Manuel Alcalá (entrevista telefónica, 21 de septiembre de 2014), una de ellas cuenta que en ese lugar funcionaba un expendio de licores con el nombre “Bar Gato Negro”, de allí su nombre. Otra es que por allí vivió una curandera que le gustaban mucho los “gatos negros”. No olvidemos que para muchas personas supersticiosas  los felinos de este color están asociados a la hechicería, inclusive para  los practicantes de estos ritos diabólicos. Otra historia es la que cuenta que en el período presidencial de Raúl Leoni, éste,  designó al Doctor Rafael Antonio Fernández Padilla  como Gobernador del Estado Anzoátegui,  quien tenía un familiar por el callejón que hemos venido refiriendo, Fernández Padilla, eventualmente visitaba a un familiar en este lugar, un día estuvo de visita como de  costumbre, mientras conversaba se le hizo de noche,  cuando salió para irse estaba tan oscuro, que dijo: “—esto parece un “gato negro”; no obstante, diciendo además: —si Cumaná tiene el callejón “El Alacrán”, entonces nosotros tenemos un callejón “Gato Negro—”.

     Otros dos pequeños cuentos me lo suministró José “Cheo” Hurtado Moy  (entrevista telefónica, 21 de septiembre de 2014), uno refiere al Teniente Gobernador Pedro de Mesones, para la época las calles de Barcelona se alumbraban con faroles, éste recibió un atentado por parte de unos indios quienes lo acorralaron por ambas entradas del callejón a lo que exclamó  ¡“todo parece un gato negro”¡ La otra refiere que Pedro Carillón, un habitante de ese callejón, en una oportunidad que se presentó una trifulca en el cabildo y  temiendo una agresión o atentado, huyó a su casa, viéndose cercado, dijo—“estoy acorralado como un gato negro”— 

     El Callejón Gato Negro se haya tan cercano y tan distante a la vez. Está a media cuadra de la sede de la Alcaldía del Municipio “Simón Bolívar”, detrás del Museo de Anzoátegui. Entre las calles: San Carlos y Ricaurte. Una calle de seguro nuestro pintor caminaba a diario, y que él conocía muy bien como buen habitante de Barcelona caminador de sus calles. Armando Rafael Andrade capta la visual de esta vía ubicado en el centro de ella,  equidistante entre las dos calles referidas, mirando hacia la Ricaurte, el pintor retrata ,del lado izquierdo : dos casas, la  primera pintada de color  blanco y naranja y la otra de amarillo y verde y la parte extrema de la pared de blanco y amarillo; del derecho tres casas : una pintada  de color rosado con azul, la siguiente de blanco y rojo la última de amarillo y verde, con el extremo de la pared de blanco y amarillo; al fondo del callejón, en la calle Ricaurte,   está una casa pintada de verde con  amarillo, con una puerta blanca a medio ver que perteneció al doctor Francisco Javier Rodríguez, farmaceuta, propietario de la Farmacia Juncal, que en una época estuvo en la esquina que hacen la calles: la que acabo de referir con la Juncal, frente a la Alcaldía de Barcelona. En esta casa en otro momento, cuando Rodríguez vivía cultivaba orquídeas, que era su entretenimiento cuando estaba fuera del mostrador del expendio de medicinas. En esa casa vive aún su viuda ya nonagenaria cargada de años. El estado del callejón Gato Negro hoy es deplorable, Dios quiera que recobre la fisonomía de sus mejores tiempos, como la de aquella estampa que nos dejó de este lugar hace 19 años Armando Rafael Andrade.

Paisajes (Callejón Gato Negro), 1995. Colección y Fotografía Antonio Casanova. Barcelona, estado Anzoátegui.
PUERTO LA CRUZ.

     PUERTO LA CRUZ, (1997). El artista nos dejó con esta obra una especie de fotografía de este lugar que hace resistencia a la incesante construcción de grandes edificaciones, que en alguna medida han quedado rezagadas  estas viejas casas de cemento y zinc .Lo que se conocía y se conoce como Puerto La Cruz en un sentido estricto de la palabra,  es el Casco Central, cuya referencia o epicentro es la Plaza Bolívar, localizada en la  parroquia del mismo nombre, ubicada en el Municipio “Juan Antonio Sotillo”, capital: Puerto La Cruz. Este paisaje es difícil de localizar por los cambios suscitados en estos últimos años, y que estoy seguro que el artista lo pintó desde el recuerdo que guardaba del lugar que frecuentaba tiempo atrás; pero no obstante, es posible que pertenezca a las viejas casas ubicadas en el extremo  noroeste de Puerto La Cruz, en las adyacencias donde estuvo el colegio Madre María Rosa Molas de las monjas de la consolación; que pudiera ser algunas de las calles de ese emplazamiento urbano como por ejemplo la calle Simón Rodríguez. Lo importante aquí es que nos dejó una especie de “álbum de la  ciudad” que lo convierte más bien en un fiel documentalista de la arquitectura tradicional de nuestro Estado.

Puerto La Cruz, 1997. Colección y Fotografía Dr. Oswaldo Mora. Valencia, estado Carabobo.

     SIMÓN RODRÍGUEZ CON BOLÍVAR, PUERTO LA CRUZ, (1976). Este sitio está ubicado más o menos en el mismo lugar que el otro paisaje de la otra obra  dedicada a la urbe, capital del Municipio “Juan Antonio Sotillo” (Puerto La Cruz, 1998), solo que en este cuadro especifica las calles; que innegablemente están localizadas hacia el noroeste , del “casco central” de la ciudad de Puerto La Cruz; en la que nos dejó la imagen de aquella época, de arquitectura tradicional  de pueblo, ahora ciudad, que se  ha ido para dar paso a otra de modernas construcciones de propiedad horizontal; y que hoy, esa imagen nos resulta extraña, como la huella de otra población. Nótese al fondo de la obra, por la calle Simón Rodríguez, el “Paseo Colón  ahora  “Paseo de la Cruz y el Mar” y la azulísima bahía de Pozuelos.

Simón Rodríguez con Bolívar, Puerto La Cruz, 1976. Colección José Luis Castro Gómez.

 Barcelona, estado Anzoátegui.

GUANTA

     PAISAJES, (1998). Esta obra no indica el título sólo la fecha y la firma del pintor. Sin embargo, como en tantos otros cuadros que he visto, asumí el título genérico “paisajes”, como de costumbre lo hacía Armando Rafael Andrade, sobre todo en las obras de sus últimos años de pintor influenciado por la nostalgia que le producen los recuerdos de los lugares visitados o donde vivió en el oriente venezolano. La luminosidad, el relieve, la orografía, la vegetación—árboles de araguaney, bucare y apamate— y la planimetría del espacio urbano así lo confirman. 

     Los elementos urbanísticos que reflejan la pintura nos ubica en Guanta, estado Anzoátegui.  Es un paisaje veraniego, luminoso, ausentes de nubes y los árboles observados en el cuadro, nos ponen en el tiempo y espacio. El poste del alumbrado que se ve en primer plano nos ubica en una vía principal del poblado. Estudiando la planimetría urbanística de Guanta, Municipio Guanta, una población localizada en el extremo nororiental de Anzoátegui, en los límites del Estado Sucre. No obstante, el artista nos coloca en una de las arterias viales principal de esta ciudad. De acuerdo a datos suministrados por el artista en la obra, pareciera la Avenida Arizaleta, el tramo entre las calles Los Cocalitos y La Picha. 

     Desde el punto de vistas constructivo vemos, como todos los cuadros característicos de la década de los noventa, personajes y modernos vehículos automotores en las calles como espectadores de las obras de otro tiempo del pintor de Armando Rafael  Andrade. Al fondo del espacio humanizado, una loma con cuatro árboles de los arriba descritos y el acostumbrado azulísimo cielo veraniego ausentes de níveas nubes.

Paisaje, (1998). Colección y Fotografía Luís Maita, Barcelona, estado Anzoátegui.

PÍRITU.

     PÍRITU, EDO. ANZOÁTEGUI, (1972). Esta  El título de la obra es obvio. Se refiere a un paisaje de este poblado. El artista para pintarla se ubica en el patio de las dos casas: a la izquierda está una casona construida de bahareque y tejas; a la derecha, otra hecha con los mismos materiales; pero en franco deterioro, de allí el nombre del cuadro. Se puede observar en ella las cañas amargas que conforman la estructura de las tapias, con la ausencia parcial de la argamasa que sirve relleno elaborada de  barro con paja. Parece una radiografía de la pared. Entre las dos viviendas de rancia estirpe colonial, se deja entrever, a través de una especie de brecha o rendija, en primer plano un tranquero que cierra el paso hacia las residencias, más adelante en el otro extremo, un pórtico de entrada que da acceso a la plazoleta de la Iglesia Inmaculada Concepción de Píritu, que se divisa parcialmente,  debido a  que delante de ella,  está lo que queda de la muralla de piedra que es parte   de este recinto, que impide su visibilidad total. Detrás del templo colonial como un espaldar de silla, el Cerro “El Calvario”, y más al fondo, la lejanía de un azulísimo cielo. Estas casas estuvieron ubicadas en la calle Peñalver, en el Casco Colonial de Píritu, Municipio Píritu, Estado Anzoátegui, justo al frente del  monumento histórico referido; que,  naturalmente,  ya no están porque han sufrido el embate del tiempo, dando paso a modernas quintas que hoy están en ese lugar.

       Esta pintura es la huella que nos ha dejado Armando Rafael Andrade  del Píritu de ayer, como un “Álbum de Fotografías” de esta ciudad de añeja historia. Esta obra estuvo expuesta en 1973 en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar de la Gobernación del Distrito Federal, Caracas, la cual aparece en el registro fotográfico del catálogo Nº 59, en la Serie de Píritu, Estado Anzoátegui titulada: La Casa en Ruinas. La fotografía de esta obra aparece en el reportaje  realizado por Alí Brett Martínez, publicado por la Revista Líneas, Nº 215, p. 4, titulado: El Ingenuo: Armando Rafael Andrade: De Fabricantes de Urnas en Clarines  a la Bienal de Sao Paulo, publicado en Caracas en marzo de 1975 por Edición C. A. La Electricidad de Caracas/Luz Eléctrica de Venezuela. Y en el trabajo escrito por Alfredo Armas Alfonzo, (1979, Enero-Mayo): Armando Rafael Andrade: Una Ideología de la Justicia publicado en Caracas por la Universidad Simón Bolívar, Revista Tiempo Real, Nº 9, p. 9. Esta obra actualmente pertenece a la colección del Ministerio del Poder Popular para la Cultura,  Fundación de Museos Nacionales, Galería de Arte Nacional registrada en el Centro de Información y Documentación de las Artes Plásticas (CINAP) en la ficha técnica con nombre de: Píritu Estado Anzoátegui, (1972) que fue el que empleé arriba en el subtítulo;  la imagen digitalizada del cuadro aquí presentada   fue cortesía de esta Institución museística.   Esta obra estuvo expuesta en julio del 2012 en la muestra Los Tejedores de Sueños en la Galería de Arte Nacional. Esta es una de las obras más documentada del artista junto con “Cerro de los Chivos”. Esta obra,  que tratamos aquí al igual que Carrera 8, La Chica, (1974); Castillo de Cumaná, (1974); Paisaje Arroyo, (1998); Puerto La Cruz, (1997); Maturín, Edo. Monagas, (1993), La Soledad, Edo. Sucre, (1972) aparecen reseñadas desde el 9 de septiembre de 2014 en Wiki Historia del Arte Venezolano en la dirección electrónica: vereda.ula.ve/wiki_artevenezolano/index.php/Andrade,_ Armando_Rafael.

Píritu, Edo. Anzoátegui, 1972. Colección y Fotografía Ministerio para el Poder Popular para la Cultura, Fundación Museos Nacionales, Galería de Arte Nacional, CINAP.   Caracas, D. C.

     IGLESIA DE PÍRITU ANZOÁTEGUI, (1970). La Iglesia Nuestra Señora Inmaculada Concepción de Píritu es una joya de la arquitectura estilo  barroco colonial de América. Fue construida entre 1654 y 1745 bajo la tutela de Fray Salvador Romero. Su decoración y culminación se le atribuye a Fray Cristóbal Martínez. Para mediados del siglo XX, este monumento estaba en franco deterioro por lo que fue restaurada. Según Castro y Castillo, (1993) los estudios de la restauración, ejecución y dirección de las obras estuvieron a cargo del Proyectista, Constructor y Restaurador Luis López Diez entre los años 1952-1954, en la gestión del Gobernador del Estado Anzoátegui  Dr. Manuel José Arreaza. En criterio de Graziano Gasparini citado por Castro y Castillo (ob. cit.) “…era la primera restauración que se estaba ejecutando con criterios científicos… Que eran los trabajos más perfectos que había conocido…” (p. s/n.) Este templo se encuentra ubicado en la calle “Peñalver” adyacente al cerro El Vigía o El Calvario como también lo llaman los piriteños a este lugar montañoso de la población de Píritu, Municipio Píritu, Estado Anzoátegui, que  desde la Carretera Nacional se puede ver el monumento ataviada de blanco y rojo sentada sobre la poltrona que hace la verde loma, imponente, que nos deslumbra con su belleza. 

     Por su majestad y admiración no sólo los vecinos, sino todo aquél que ha visitado  Píritu la han elogiado. Ha sido pintada por muchos pintores locales tales como: Valentín Rodríguez “Invarro”,   quien la llama la “Dama de las Mil Caras”, Mabel Barquero, María Méndez, Alberto Rivas, Robinson Alvarado, Francisco Rolingson, Margot Fernández García (+), entre otros. En 1970 Armando Rafael Andrade pintó la versión de esta edificación presentada aquí, y quizá no haya sido la única pintada por el artista, debido a que  en el Catálogo Nº 59 de la exposición Armando Rafael Andrade, llevada a cabo el 19 de agosto en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar en Caracas donde aparece en la Serie Píritu Estado Anzoátegui el cuadro: La Iglesia, pintada probablemente hacia 1972. En este documento no se indica la data en que fue pintada ni aparece el registro fotográfico de la obra. No tengo manera de demostrar si se trata de la misma pintura, aunque la señora Elia de Arias y el Dr. Aníbal Arias sus antiguos propietarios me testimoniaron que fue un encargo que le hicieron a Armando Rafael Andrade. Otra obra alusiva a esta iglesia y la de Clarines es el cuadro: La Iglesia de Píritu no es Mejor que la de Clarines expuesta en junio de 1968 en la Galería Polo & Bot, Caracas. 

     El pintor realizó este cuadro a 16 años de su restauración y fue pintada desde la planicie  del piso empedrado adyacente a la iglesia ubicado en diagonal a ésta lo que le permitió tener una visión de la parte frontal-lateral derecha de la misma; con una vista casi en ángulo recto, que da la sensación de cuadratura del edificio; pero no obstante, a través del empleo del escorzo el artista de acuerdo con la regla de la perspectiva logra reducir el largo (lado derecho) dando la impresión geométrica señalada.  Un dato curioso en relación al sobretecho o torre que se levanta sobre el techo base, es que el pintor omitió la ventana de este aposento quizá por descuido. En primer plano captó el muro de piedra que data de la misma época en que la iglesia fue construida, luego el piso empedrado, la iglesia y  el aljibe y  detrás de ella el cerro El Vigía y más al fondo como telón, un azulísimo cielo poblado con unas pintorescas nubes.

Iglesia de Píritu Anzoátegui, 1970. Colección Manuel Bas. Caracas, D. C.

CLARINES.

     PERSPECTIVA DE LA CALLE DE SAN ANTONIO, CLARINES, (1974). Quizá esta sea la calle más privilegiada de esta ciudad, al menos espiritualmente. Digo esto, porque lleva el mismo nombre del pueblo: San Antonio de Padua de Clarines; el  nombre de este poblado data de 1673 cuando se lo asignó Fray Cristóbal. Esta ciudad de génesis colonial está ubicado al norte del Estado Anzoátegui, en el oriente del país, en el Municipio “Manuel Ezequiel Bruzual”, a 9.3991  de latitud y -65.1652 de longitud. Esta ciudad  fue epicentro de una entrañable amistad de dos personas: Alfredo Armas Alfonzo y Armando Rafael Andrade. Una amistad que la propició Claudio Alén en 1956. Que  en palabras del escritor,  en 1973  describió “…desde entonces data una relación con Andrade que no ha quebrantado ni las ausencias  ni las distancias”, (p. s/n). El primero para decirlo con palabras de Alí Brett Martínez “… con una persistente y meritorio trabajo de cuentista ha hecho de Clarines, donde nació en 1921, o mejor dicho del Unare, su universo afectivo y literario”, (p.2) .El segundo de Río Chico, y como ha dicho Luis Alberto Crespo en Edda Armas, (2003) “…en cuya enfrentada diligencia privilegiaba la de clavetear esos lechos de la eternidad”, (p.18). En el desempeño del oficio: fabricante de urnas, mesas, sillas; es decir, con el oficio,  como  decía él: carpintero, lo conoció el escritor.

     Pero el verdadero oficio, un oficio solapado por otro donde privaba la necesidad, era el de maestro de pintor, como se les decía a los pintores en la Época Colonial. Decide un buen día hacer un cartel publicitario para su embrionario negocio, como esos que eran común para la época, artesanalmente en las barriadas y en los pueblos de la provincia, donde había uno que otro artista que se dedicaba a estos menesteres, como Ciriaco Iriarte en Naiquatá, Jesús “Clavito” Herrera en Portugal Arriba de Barcelona, Emerjo Darío Lunar en Cabimas o Arrechidel en el casco histórico de Barcelona. Lo cierto es que este aviso no estimuló el interés de la gente de Clarines más allá del propósito para lo cual el artista lo había pensado y hecho; pero sí de Alfredo Armas Alfonzo. 

     Este cartel le trajo más fama que fortuna, sin entendemos por ésta, riquezas materiales. Le aseguró  un puesto en la Historia del Arte de Venezuela. Ambos, escritor y pintor emprendieron juntos una amistad y la aventura de dejar para la posteridad, una semblanza, una estampa del Clarines de ayer. Alfredo Armas Alfonzo usó la pluma y el lente de la cámara fotográfica para poner en la mirada de  los venezolanos, aquel Clarines que ya pasó: sus gentes,  sus costumbres,  sus tradiciones; como nos los  dejó testimoniado en su obra: “Un Pueblo Hecho de Recuerdos /Clarines Bien Lejos” publicada en 1981, por Lagoven, S. A., en la seria “Cuadernos Lagoven” que entre otras cosas nos muestra una vieja estampa de esta población de los años cincuenta, donde podemos apreciar sus gente en diferentes roles en su quehacer diario, a San Antonio de Padua,  su Santo Patrono, sacado  en procesión frente a la iglesia por el lado izquierdo de ésta, por la calle del mismo nombre, acompañado por su feligresía, quienes lo veneran con música y fervor religioso. Armando Rafael Andrade  nos dejó esos paisajes, esos lugares, esos parajes, esas calles sin gentes,  estiradas y como si hubieran sido pintadas por estudioso del dibujo arquitectónico. Esas calles desoladas sin presencia humana; donde la arquitectura del pueblo se apodera de la escena, la cual denota el paso inexorable del tiempo. Escribió con su pincel  una crónica visual invalorable de este pueblo de linaje colonial. Alfredo Armas y Armando R. Andrade son dos maneras de ser, de expresar, cuyas obras vienen a ser  como una misma historia contada dos veces, con ellos la palabra y la imagen son una misma cosa, toma corporeidad, se convierten en una misma sustancia y en un mismo relato de pueblo. 

     En relación a la obra aquí tratada: “Perspectiva de la Calle de San Antonio Clarines” de la cual tomé la imagen del reportaje que escribió Alí Brett Martínez  en marzo de 1975  titulado:  El Ingenuo: Armando Rafael Andrade de Fabricante de Urnas  en Clarines a la Bienal de Sao Paulo publicado por C. A. electricidad de Caracas /Luz Eléctrica de Venezuela, Revista Líneas, Nº 215, pp.2-5; es posible que la haya pintado hacia 1974, al propósito de la cuarta muestra individual que se le haya hecho al artista  en la Sala Ocre, Sabana Grande,  en Caracas este año,  en el mes de noviembre, seguramente pintada en Barcelona tomando como modelo una fotografía, de más vieja data que la fecha del cuadro, quizá de finales de los cincuenta principios de los sesenta.

     Sabemos que de esta calle había  otra versión  pintada antes de 1974, mirando en retrospectiva su participación en eventos expositivos se sabe que en 1965 cuando expuso junto a Bárbaro Rivas, Gerardo Aguilera Silva y Jesús María Oliveros, aunque todas las obras que expuso  siete en total, todas eran referidas a Clarines no figuró una obra dedicada a esta calle, a pesar de estar recién residenciado en Barcelona procedente de la ciudad del Unare. Cuando se le organizó su primera a muestra individual en la Galería Polo & Bot en Caracas en 1968 expuso un cuadro titulado: “Calle San Antonio, Clarines”. En 1969 en la exposición: “Andrade / Sabino Dos Pintores Ingenuos de Barcelona” organizada por la Asociación Venezolana de Periodistas  Seccional Anzoátegui,  llevada a cabo en el Club de Leones de  Barcelona, solo exhibió seis obras todas dedicadas a la ciudad capital del Estado Anzoátegui. En 1973,  refiere Armas Alfonzo, (La Ficha del Coleccionista) parte del  texto del catálogo Nº 59 de la exposición llevada a cabo en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar, que Andrade expuso en el Ateneo de Barcelona, momento en el cual vivía en Santa María de Cariaco, como refiere Trina Martínez  muestra obras de la experiencia vivida en esta población del Estado Sucre. A pesar  de que la muestra de 1973 (la de la Sala de Exposiciones de la Plaza Bolívar auspiciada por la Gobernación del Distrito Federal, Caracas), su tercera exposición individual, aunque  presentó obras de Clarines no figuró obra referida a la calle San Antonio. Se sabe que en 1986,  por encargo del Periodista José Manuel Guerra, de una fotografía que éste había tomado de esta calle, el pintor le hizo un cuadro de este lugar. Valecillos y Alcalá (2002) en un reportaje para el diario Metropolitano, Cultura, p. 16, en el espacio “Vertientes”, que le hicieron al hijo del artista, Armando Robles titulado: “De Armando Andrade  a Armando Robles” reseñan fotográficamente un cuadro de la calle de este pueblo, que es la misma obra que Guerra le encargó al pintor, de una fotografía que fue tomada por él.

     La calle San Antonio de  Clarines es una de las calles más vieja de esta población de génesis colonial, que está precisamente en pleno Casco Histórico. Comienza donde desemboca la calle Tacarigua, El Toco, adyacente a la iglesia de este pueblo y se extiende hasta el Parque Los Venados. Sector las Colinas del Ávila, cercano al C.D.I. “Ávila”, en el Casco Central Sur de la Parroquia Clarines. Es posible que este cuadro haya sido pintado en el último trimestre de 1973 o hacia 1974, y muy probablemente se expusiera en la muestra individual  titulada: “Armando Rafael Andrade Ingenuo de Clarines” realizada en la Sala Ocre  en Sabana Grande, Caracas, ese año, en noviembre. En el catálogo de evento no se reseña las obras exhibidas en él. Esta obra es contemporánea con un conjunto de obras cuyas características en común son las  siguientes: el empleo por el artista de cartón piedra como soporte, angostos, horizontales, cuya altura es cuadriplicada por su largo; pareciera que el pintor buscaba abarcar una amplia panorámica que la visión normal (100 grados de la captación del campo visual humano) le sería imposible capturar. Dentro de estas obras: Calle 8ª La Chica, Barcelona, (1974); Calle Victoria Nº 1 Barcelona, (1974): Calle Victoria Nº 2, Barcelona, (1974); Castillo de Cumaná, Edo. Sucre, (1974); Patio del Pintor Nº 1,  Barcelona, (1973) y Patio del Pintor Nº 2, (1973). Estas características esgrimidas aquí son válidas y hay que tomarlas en cuenta a la hora de estudiar el cuadro del que nos ocupamos aquí.

     Este paisaje  en particular —perspectiva de la Calle de San Antonio, Clarines — seguramente fue pintado tomando como modelo una fotografía del lugar de una data mucho antes de 1974.Sobre esta idea  Álvaro Armas Bellorín, Cronista de Clarines, quien conoce la obra a través de una copia digital que le envié a su cuenta de correo electrónico, me aseguró tener una fotografía del lugar pintado por Armando Andrade muy similar; no obstante la fotografía en cuestión, data de finales de los años cuarenta o principios de los cincuenta. Claro está, la fisonomía de este segmento de la calle San Antonio que abarca desde las  calles transversales: Rafael A. “Negro” Portillo y El Sol, que es la primera cuadra que aparece en primer plano, ha cambiado en el tiempo. En todo caso se trata de un cuadro donde el manejo espacial está hecho de modo brillante, acompañado del empleo de una perspectiva lineal  trazada como si fuese hecho con el uso de la regla por su precisión, sin embargo,  sabemos que fue hecha a ojo, a mano alzada, a la altura de la mirada del pintor  donde las líneas rectas le dan profundidad al cuadro, se va estirando la calle hasta perderse en el punto de fuga. La manera como está esquematizado  nos da la sensación  de que el artista nos hiciera transitar por la calle rumbo hacia el Casco-Central-Sur. La composición es limpia, trabajada al detalle, sin descuidar las proporciones, logrando  el volumen indicado por las leyes de la perspectiva  y del color sabiamente determinado. Por esta razón fue que en una oportunidad,  Juan Calzadilla en 1968 ,  sobre este punto señalo lo siguiente: “Andrade puede ser considerado un pintor ingenuo solo por su pureza y frescura del mundo poético que nos transcribe … pero no es un artista ingenuo por su procedimiento de trabajo”(p.89).

     Analizando un poco más al detalle  esta obra, el pintor toma la visual de la calle San Antonio colocándose al lado derecha de ésta, desde donde capta en diagonal del  lado izquierdo, detrás de él tiene la calle Rafael A. “Negro” Portillo que es transversal a la San Antonio, y paralela a la calle  El Sol, que es la que se ve al fondo donde están las dos casas que hacen esquina. En primer plano se ve una casa de corredor  construida de paredes de bahareque y techo de tejas, que pertenece a César Amaral, donde está ahora una farmacia;  al lado de ésta, está un terreno baldío o solar donde estuvieron unas casas que fueron demolidas, quizá por su deterioro con el correr del tiempo. En ese mismo lado de la cuadra está una casa que se ve ubicada en el centro del cuadro, que es una vivienda que hace esquina con las calles: San Antonio y El Sol, que es propiedad del Cronista de Clarines, Álvaro Armas Bellorín; a la derecha del cuadro está una casa de esquina que  perteneció a José Antonio Medina, que fue adquirida por UNEARTE que  da frente con frente con la de Armas Bellorín. La casa que se ve más en la lejanía a través del solar está ubicada en la calle Bolívar, que va paralela a la San Antonio. Para finalizar, esta visual del artista está tomada del segmento de calle de la San Antonio ubicada entre las transversales José R. “Negro” Portillo y El Sol, a mitad de cuadra, del lado derecho, desde allí  capta desde el lado izquierdo, el solar a través del cual tiene la visual de la calle Bolívar, del lado  derecho de ésta se visualizan tres casas. Las dos  casas que están en la calle El Sol,  son la antesala por donde se desliza la empedrada vía para finalizar en el Parque Los Venados y de fondo el cielo azul como de costumbre  con sus níveas nubes.


Perspectiva de la Calle San Antonio de Clarines, 1974. (Tomado de Alí Brett Martínez, 1975, El Ingenuo Armando Rafael Andrade: De Fabricante de Urnas en Clarines a la Bienal de Sao Paulo, Revista Líneas, N° 215, C. A. La Electricidad de Caracas/Luz Eléctrica de Venezuela, Caracas, p.3). Colección Biblioteca Nacional de Venezuela, Hemeroteca Nacional, Sala “Leoncio Martínez”, Caracas, D. C.

     CALLE EL SOL, CLARINES, (1972). En la casa que se ve del lado izquierdo, en primer plano en esta obra, en la esquina  que hacen las calles: Comercio con El Sol, casa Nº 8, vivió Alfredo Armas Alfonzo, al lado estuvo la oficina del telégrafo  donde trabajaba Claudio Alén, el personaje que le compró el primer paisaje que pintó Armando Rafael Andrade: la Iglesia de Clarines. Al doblar la esquina de la casa del escritor por la calle Comercio,  a dos casas vivía el pintor. En este lugar comienza la historia de Armando Rafael Andrade como pintor, que  vista en retrospectiva, nos deja un testimonio. Es como un documento que hace remembranza de una historia que tuvo que ver con tres personajes como en una novela: Claudio Alén, Alfredo Armas Alfonzo y Armando Rafael Andrade. En este lugar comenzó la historia del pintor y su obra. No podía hacer menos nuestro pintor, que haber pintado la casa de su amigo, promotor y mentor Alfredo Armas Alfonzo. Casi desde este lugar (casa del telégrafo) en 1956, Andrade toma la visual para pintar el cuadro Cerro de los Chivos; solo que ahora ésta es opuesta, es decir, en vez de mirar en sentido del Cerro de los Chivos  y  del depósito del INOS, lo hace hacia la Avenida Principal de Clarines, “Fernández Padilla”, hacia el cementerio. Se coloca frente a la casa del escritor, del lado izquierdo de la calle empedrada de añeja historia,  hoy asfaltada,  a su espalda está la calle Comercio, desde allí capta en diagonal la vía, en primer plano la casa de Alfredo Armas Alfonzo y la del telégrafo que por el escorzo no tiene mejor visual  que la  del lado derecho, la  casa del frente, en ruinas, la hilera de casas, calle abajo la empedrada vía que nos recuerda la época colonial y al propio tiempo testigo silente de acontecimientos históricos   en esta ciudad, que se va estirando hasta perderse  hacía donde está hoy el barrio El Paraíso y en la letanía y de fondo el azulísimo cielo. De la calle comercio a la avenida Fernández Padilla de Clarines, hay un segmento que abarca 4 cuadras cortadas por las transversales: San Antonio, Bolívar, Sucre, hasta la avenida referida. Solo que el artista tiene la visual de las dos primeras cuadras; justo en la Bolívar la calle hace un decline que desde la posición o campo visual del pintor no se alcanza a  ver las dos cuadras que siguen hasta la avenida referida. Esta obra estuvo expuesta en la muestra: Armando Rafael Andrade en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar de Caracas, aparece en el registro  fotográfico del catálogo  Nº 59, la fotografía  de la  obra la hizo el fotógrafo  Fermín Romero. De este lugar hay otra versión: La Calle del Telégrafo, (1965) que estuvo expuesta en 1965 en el Salón Pirichu de la Universidad de Oriente Núcleo Anzoátegui  de Puerto La Cruz  con motivo del 21 aniversario de la consagración municipal de la ciudad capital del Distrito Sotillo.

Calle El Sol, (Tomado de la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar, 1973. Armando Rafael Andrade, Catalogo N° 59, Gobernación del Distrito Federal, Caracas, p. s/n.). Colección José “Cheo” Hurtado Moy, Barcelona, estado Anzoátegui.


Casa donde vivió Armando Rafael Andrade en Clarines, estado Anzoátegui.


Casa de la calle El Sol N° 8 donde vivió Alfredo Armas Alfonzo en Clarines, estado Anzoátegui.

     IGLESIA SAN ANTONIO CLARINES, (1988). IGLESIA DE SAN ANTONIO DE CLARINES, (1984). En esta edificación de rígida blancura, de planta arquitectónica cruciforme, paradigma del barroco colonial, se inspiró Armando Rafael Andrade  para pintar este paisaje en 1956. La Iglesia San Antonio de Padua de Clarines fue construida en el siglo XVIII  y declarada el 2 de agosto de 1960 Monumento Histórico Nacional. Está ubicada en el extremo norte de la población de Clarines, en el Casco Colonial, Municipio “Manuel Ezequiel Bruzual”, Estado Anzoátegui, ocupa una manzana, de izquierda a derecha,  respectivamente las calles: San Antonio y Bolívar; al  frente, la plaza que lleva el nombre de nuestro Libertador. Esta joya de la arquitectura religiosa, fue siempre  tema de inspiración a lo largo de su carrera artística. También se conoce una versión de este templo denominada: La Iglesia de Clarines desde La Escondía,  o la  laguna  de La Escondida, que quedaba del lado derecho del templo, hacia la calle Bolívar, que por el continuo urbanismo se ha visto reducida la depresión donde estuvo,  de donde el artista tiene la visual lateral derecha de la joya colonial, esta obra fue expuesta en 1968 en la Galería Polo & Bot.  Y naturalmente las que presento aquí. El primer paisaje que pintó Armando Rafael Andrade fue precisamente esta iglesia. Dejemos a Alfredo Armas Alfonzo, (1973) que nos relate:

 un paisaje de la iglesia de Clarines, hecho con admirable ojo fotográfico, desde el patio de la casa que habita en la calle hacia el bajo de Casilda que es la que le compra Claudio Alén y lo cuelga como único adorno de la sala, en lo que era la oficina del telégrafo, de una alcayata. (p.  s/n.).
     La calle a la que se refiere el escritor es la calle Comercio, la parte en que toca con la calle El Sol, donde para la época vivió el pintor. Sobre este cuadro continúa el autor, Ibídem: 

 …cuando acudimos a la oficina de comunicaciones para avisar a Caracas la llegada, y sucede que además de Morse y  Mogollón y Claudio que se alegraba de vernos, descubrimos la ventana  aquella de la sala por lo que se asomaba la torre campanaria y la sacristía con la pátina de muchas oxidaciones.”  — “Sí, hombre — se alegró Claudio—. ¿Verdad que es bien bueno? No cesaba de alabar la pintura  y el precio que había pagado por él… (p.  s/n).
     Sobre este punto, aunque el artista la ve desde su casa como apunta Armas Alfonzo, (ob cit) en realidad está pintada como si él la capta en diagonal, el mismo Andrade sobre este particular  citado por Armas Alfonzo, (1979) en  Edda Armas, (2003) señala: “ …me pareciera que uno la estuviera viendo de frente, parado en el toco” p.(105). El toco es un árbol  que  está en la plaza Bolívar  que todavía existe, que está situado frente  al Centro Comercial Casa Amarilla, del lado izquierdo de la calle San Antonio, de allí como dije pinta en diagonal la iglesia en cuestión.

     La primera versión que presentamos aquí (1988), que aparecen en el Mosaico, (centro), número 5,  está pintada como si el pintor la estuviera viendo de la calle San Antonio, adyacente a la calle Tacarigua, con la perspectiva como que la  Plaza Bolívar la tuviera  a su espalda,  casi donde comienza una plazuela para acceder a la iglesia, la vista es casi lateral, ligeramente diagonal, al fondo del cuadro el acostumbrado azulísimo cielo acompañado de una que otra nube. En la otra versión (1984), está vista también diagonal, pero armando Rafael Andrade, se coloca más retirado del templo que en la otra versión, más al lado derecho de la calle San Antonio, antes de la esquina de la Plaza Bolívar,  justo donde está la entrada principal de la Casa Amarilla lo que   viene a explicar la visual parcial de la rama de  un árbol que es el de toco ya comentado, que está en primer plano, luego la iglesia  y al fondo el azul cielo de un verano del oriente del país con sus racimo de nubes. Esta obra estuvo expuesta en el año 2000 en la exposición: Armando Andrade Realidad, Luz y Color en la Galería de Arte Comisión Legislativa del Estado Anzoátegui.  


Iglesia San Antonio de Clarines, 1988. Colección Manuel Bas. Caracas, D. C.


Iglesia San Antonio de Clarines, 1984. Colección Henry Camacho. Fotografía Daniel Camacho. Barcelona, estado Anzoátegui.

     LA SUBIDA DE DOÑA FIDELIA, CLARINES, (1972). Esta obra junto con Cerro de los Chivos y Píritu Edo. Anzoátegui, dentro del conjunto de obras que pintó el Armando Rafael Andrade  a lo largo de su vida, son las más documentadas. Está en particular aparece  mencionada en el catálogo Nº 59  de la exposición individual: “Armando Rafael Andrade”  presentada en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar  de la Gobernación del Distrito Federal, Caracas inaugurada   en agosto de 1973. Presumo que estuvo expuesta también en noviembre de 1974 en la muestra: “Armando Rafael Andrade El Ingenuo de Clarines”  llevada a cabo en la Sala Ocre en la capital del país. Aparece en los registros fotográficos del reportaje realizado por Alí Brett Martínez  titulado: “Armando Rafael Andrade  de Fabricante de Urnas en Clarines a la Bienal de Sao Paulo”  publicado en Caracas en la Revista Líneas, Nº 215, p. 4, editada por C. A. La Electricidad de Caracas /Luz Eléctrica de Venezuela, en marzo de 1975.Y en  el trabajo escrito por Alfredo Armas Alfonzo titulado: “Armando Rafael Andrade: Una Ideología de la Justicia”, publicado en Caracas por la Universidad Simón Bolívar  en la Revista Tiempo Real, Nº 9,  p. 10, (Enero-Febrero) de 1979. 

     Esta pintura fue realizada en 1972 cuando el pintor vivía en Santa María de Cariaco, Estado Sucre. Es una obra que respira nostalgia, la  nostalgia del Clarines que lo acogió en su juventud, donde dejó parte de su vida. Quizá se desvinculó físicamente de este pueblo; pero jamás espiritualmente, y la prueba de ello, son el conjunto de cuadros que pintó desde un periodo que va desde 1965 cuando se va a Barcelona donde estuvo hasta 1969, año en el cual se traslada a la entidad sucrense donde estuvo hasta 1972, sin  contar las que pintó el tiempo que vivió en la capital de Anzoátegui hasta sus últimos días. Clarines estuvo siempre en su corazón. Bastaría nombrar las obras pintadas para darle fuerza a lo aquí afirmado por mí, reseñar las obras expuestas en el Salón Pirichu   de la Universidad de Oriente en 1965  (La Calle del Telégrafo, De Pesca en la Laguna de Unare, El Unare en Verano); las exhibidas en la Galería Polo &Bot  en 1968 (La Iglesia de Clarines desde la Escondía, El Cerro de los Chivos Otra Vez, La Bodega de María Santamaría), y las presentadas en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar, Caracas 1973 (Plaza Bolívar de Clarines, La Subida de Doña Fidelia, Clarines y Calle El Sol, Clarines). Podemos incluir aquí las dos versiones de la Iglesia de San Antonio de Clarines presentadas en este espacio que datan de 1984 y 1988.

     Es posible que para pintar estas obras cuando ya no vivía en el Municipio Bruzual, haya acudido al recurso de sus meticulosos apuntes de los lugares o paisajes de su interés  y naturalmente a su prodigiosa memoria fotográfica, o quizá al emplear de alguna fotografía que le suministró Alfredo Armas Alfonzo. Como se sabe en 1986 le pintó a José Manuel Guerra la Calle San Antonio, Clarines, de una fotografía que Guerra le había dejado. Hay un dato importante en relación a este lugar que pintó Andrade; que, curiosamente es el mismo que capta Graziano Gasparini  en una fotografía,  que aparece en la p.79 en el libro de Alfredo Armas Alfonzo: “Un Pueblo Hecho de Recuerdo /Clarines Bien Lejos”, publicado en Caracas por Lagoven Filial de Petróleos de Venezuela, S. A, en la seria Cuadernos Lagoven en 1981.  Este argumento deja abierta la posibilidad  de que algunas obras hayan sido pintadas teniendo como  modelos fotografías. Lo de la foto de Gasparini y la obra que aquí tratamos tienen el mismo punto de vista desde donde  se observa, ¿es coincidencia? ¿O sencillamente fue pintada de esta fotografía? A pesar de  que el libro fue editado en 1981 las fotografías datan de mucho tiempo atrás. Claro no quiero que se me entienda que por  el hecho de  que nuestro pintor haya tomado modelos fotográficos significa necesariamente que desmejore su trabajo, al contrario, el lirismo que caracteriza su trabajo es más bien una reinterpretación de la fotografía, nunca una mera copia. No le quita su sello personal que le dio al paisaje venezolano esa meticulosa planimetría, apoyada en la línea para dar esos paisanajes geométricos, adosado  con el uso de los colores puros para dar volumen y corporeidad al paisaje, ese sentido poético y lírico;  no creo que en  el arte popular  haya habido hasta ahora,  un pintor con tal virtud.

     Sin lugar a dudas, Armando Rafael Andrade capta la panorámica de la calle Tomás Fernández  de Clarines ubicada en el Casco Histórico. Esta vía comienza en la Avenida “Fernández Padilla”  y se extiende interceptando las calles: Sucre, Bolívar, San Antonio, Comercio, hasta llegar a la Monseñor Arturo Celestino Álvarez (Monseñor Álvarez). El artista  pinta este cuadro como que si estuviera parado en la calle San Antonio, desde allí construye la perspectiva de la obra. En primer plano, dos casas blancas  con zócalos amarillo (izquierda), que fue tumbada  para hacer una moderna edificación,  en la que actualmente funciona un comercio de ventas de cauchos para motos: y azul (derecha)  en la que vive Leticia Chacín. La empedrada calle de rancia estirpe colonial, hace una especie de chinchorro, donde están a cada lado dos solares, luego viene una subida, en el pico de ésta,  vivía Fidelia Armas Domínguez; esta calle se va estirando hasta perderse y tener como fondo el azulísimo cielo que de costumbre pone de telón de fondo Armando R. Andrade. Un dato curioso en relación a este lugar me lo suministró en una conversación telefónica el 29 de mayo con el Cronista de Clarines, Álvaro Armas Bellorín, quien me indicó que la casa de Doña Fidelia está ubicada en la esquina que hacen las calles: Tomás Fernández con la Comercio, al lado de la Alcaldía del Municipio “Manuel Ezequiel Bruzual” y al frente del Museo Histórico Clarines. El esposo de ella era el Bachiller Pedro Antonio Medina Ramírez,  y que por el parentesco conyugal  adoptó llamarse Fidelia de Medina Ramírez. Esta es la razón de la toponimia de este sitio: “La Subida de Fidelia” por la inclinación topográfica al frente a la casa de esta mujer, orgullo de Clarines  y,  naturalmente le da el nombre que le puso nuestro pintor al cuadro. Esta casa todavía está en pie. No está demás decir que es un paisaje de singular belleza; es una estampa del Clarines de ayer que nos dejó Armando Rafael Andrade.


Subida de Doña Fidelia, 1972. (Tomado de Alí Brett Martínez, 1975, El Ingenuo Armando Rafael Andrade: De Fabricante de Urnas en Clarines a la Bienal de Sao Paulo, Revista Líneas, N° 215, C. A. La Electricidad de Caracas/Luz Eléctrica de Venezuela, Caracas, p. 4). Colección Biblioteca Nacional de Venezuela, Hemeroteca Nacional, Sala “Leoncio Martínez”, Caracas, D. C.



Calle Tomás Fernández, Clarines. (Tomado de Armas Alfonzo, Alfredo, 1981. U n Pueblo Hecho de Recuerdos/Clarines Bien Lejos. Fotografía Graziano Gasparini. Cuadernos Lagoven, Caracas: Lagoven Filial de Petróleos de Venezuela S. A., p. 79). Colección Biblioteca Nacional de Venezuela, Caracas, D. C.

     LA PLAZA BOLÍVAR DE CLARINES, (1972). Un dato curioso de esta obra, es que aparece a todo color en la portada del Catálogo Nº 59 de la muestra individual que le  realizaron al artista, en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar de la Gobernación del Distrito Federal inaugurada el 19 de agosto de 1973 enmarcado dentro del Plan Cultural Caracas. La fotografía de esta obra fue tomada por el Fotógrafo Fermín Romero, la cual fue empleada por el Diseñador Gráfico Raúl Oswaldo Acosta M. para realizar el cartel publicitario (64x44cm), del evento donde se puede leer lo siguiente: “Armando Rafael Andrade, Plan Cultural Caracas, Gobierno del Distrito Federal, en la gestión  de Guillermo Álvarez Bajares, Sala de Exposiciones Plaza Bolívar, 19 de agosto de 1973. De este afiche existe uno en la colección de la Biblioteca Nacional de Venezuela, Dirección de Archivo Audiovisual, División de Obras Planas, bajo la cota: 7500740987 A185.   Es un paisaje de Clarines: La Plaza Bolívar, que el artista pintó desde la parte lateral de la Iglesia San Antonio de Clarines,  calle San Antonio antes de  la calle Tacarigua,  que en primer plano a la derecha se ve una casa de esquina que da la entrada a dicha calle  de donde capta de manera parcial ese lado de la iglesia en la que se divisa la torre de la misma; en la que la vista se extiende a lo largo de la plaza, en la que  se observa uno que otro árbol, hasta el otro extremo,  donde se puede mirar en ángulo recto dos líneas  de casas que comprenden  los segmentos, de izquierda a derecha la calle Bolívar ubicada desde  el callejón Bolívar y el  hoy boulevard Rafael A. “Negro” Portillo y  el segmento del boulevard desde la Bolívar hasta la calle San Antonio, más al fondo la letanía de un cielo azul con unas tímidas nubes. 


Plaza Bolívar de Clarines, 1972. (Tomado de la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar, Gobernación del Distrito Federal,  Armando Rafael Andrade, Catalogo N° 59, Caracas, p. s/n.). Colección Biblioteca Nacional de Venezuela, División de Obras Planas, Caracas, D. C. Digitalizada por esta institución.


Afiche publicitario de la exposición Armando Rafael Andrade. (Tomado de Romero, Fermín, Fotógrafo y Acosta M., Raúl Oswaldo, 1973, Agosto 19. Armando Rafael Andrade, Plaza Bolívar de Clarines, 1972. Afiche 64 x 44 cms. Caracas: Sala de Exposiciones Plaza Bolívar,   Gobernación del Distrito Federal/Imprenta Nacional de Venezuela). Colección  Biblioteca Nacional de Venezuela, División de Obras Planas, Caracas, D. C. Digitalización Esp. Víctor A. Hernández.

     PATIO DE CLARINES, (S.F.). En esta obra, en primer plano, se vislumbra la pared de bahareque en franco deterioro, que se le ve el entramado de caña amarga, y las  vigas de madera de la estructura de la casa; al lado, en  el patio, se puede ver: materiales de construcción y albañilería, una pala, un tobo, una  escalera, madera para columnas; un burro amarrado, lo que deja entrever que se está en proceso de reparación de la vivienda; al otro lado, otra  vivienda de bahareque  y techo de tejas, que también ha sufrido los embates del tiempo, más al fondo, como es costumbre,  de Armando Rafael Andrade, un cielo azulísimo tímidamente adornado con nubes. Este modelo de vivienda es paradigmático en la arquitectura tradicional del oriente venezolano.  Esta es indudablemente la casa donde el pintor vivió cuando tenía residencia en Clarines, Municipio “Manuel Ezequiel Bruzual”, que el escritor Alfredo Armas Alfonzo (1968/1973) en Edda, Armas, (2003) sitúa “la casa que habita en la calle hacia el bajo de Casilda” (p. 96-97). Esta residencia en cuestión  está ubicada en la calle Comercio, a dos casas de donde se hospedaba el escritor. Según Álvaro Armas, Cronista de Clarines y sobrino de Alfredo Armas Alfonzo, era una casa de unos tíos suyos: Ricardo Alfonzo Rojas y María Enriqueta Domínguez, que hacía esquina con las calles: Comercio y El Sol Nº 8    que está ubicada en  diagonal donde funciona actualmente la Policía Metropolitana. Al frente de su residencia,  que le servía de taller de carpintería, tenía Andrade  el paraván de cartón piedra, con un paisaje de Clarines: “Cerro de los Chivos”  y la escritura hecha por él, donde se leía: “SE HACEN URNAS Y TODA CLASE DE MUEBLES A LA MEDIDA CALIDAD GARANTIZADA ARMANDO R. ANDRADE PRECIOS CONVENCIONALES CLARINES  DISTRITO BRUSUAL(sic) ESTADO ANZOÁTEGUI VENEZUELA AMÉRICA DEL SUR”. Este aviso se lo compra Armas Alfonzo,  que seguramente vio al pasar frente al negocio del  pintor, ya que eran vecinos de su casa de Clarines y que se conocían por intermedio de un amigo en común: Claudio Alén, de quien era el cuadro de la Iglesia de Clarines que le había comprado  a Armando Andrade y que el escritor vio en la oportunidad que iba a mandar un telegrama en la oficina del telégrafo donde trabajaba Alén que quedaba al lado de su casa, que fue lo que motivó la amistad entre el literato y el pintor. En 1969, me comentó Álvaro Armas, con el dinero que  obtuvo Alfredo Armas Alfonso, con  el Premio Nacional de Literatura de Venezuela,  con la obra: Osario de Dios, el escritor adquirió la casa comentada.  


Patio de Clarines, s. f. (Tomado de Francisco Da Antonio, 1967, Pintores Ingenuos: En: Juan Calzadilla, 1967, El Arte en Venezuela, Caracas, Edición Especial del círculo Musical, p.157)

     CERRO DE LOS CHIVOS, (1956). Con esta obra y La Casa del Negro Lucas participó en el XVIII Salón Oficial de Arte Venezolano y en la IV Bienal del Museo de Arte Moderno, Sao Paulo, Brasil en   1957. Este es el paisaje que Armando Rafael Andrade pintó en el paraván que él fabricó con cartón piedra, donde además incluyó la propaganda de la carpintería. Dejemos a Armas Alfonzo (1973) en Edda Armas (2003) que nos comente: “Armando Rafael Andrade fabrica un paraván con cartón piedra y unos talicones que le sobraban  y para que no quede duda de lo que se propone, sobre el plano del parapeto, trazada con fino pulso  inscribe la propaganda del negocio: Se hacen urnas  y toda  clase de muebles a la medida calidad garantizada Armanda R. Andrade precios convencionales Clarines Distrito Brasual (sic) Estado Anzoátegui, Venezuela América del Sur”. Sobre esta obra Alí Brett Martínez comenta lo siguiente: “El paraván  fue cortado en dos partes y la sección del letrero  quedó en la Galería Polo & Bot  cuando Armas Alfonzo mandó a montar el paisaje para los fines de las exposiciones  ya mencionadas”, (p.3). En 1974 arrepentido de haber recortado el paraván, Armas Alfonzo escribió lo siguiente: “El pedazo de paraván, que todavía  lamento haber serruchado”. (p. s/n) En relación a la ubicación del paisaje dejemos a Alfredo Armas Alfonzo que nos relate:

…antepone, a lo largo y a lo ancho del cartón piedra, un paisaje de Clarines que él ve desde la casa del telégrafo: la casa de alto que fuera de don Eleodoro García, con el balconcito desde donde se domina el Otro Lado y los montes de Guara, la casa de Petra Ramos con su única ventanita, donde acaba la cuadra, en el cerro los chivos y el depósito elevado del Inos, el corte del cerro a la derecha y las azules lejanías de Paraguayaco al fondo. Monte y empedrado están dados con una técnica puntillista, y el cielo, vasto e incansable, en un solo lampazo azul sin nubes que lo disimule, la arquitectura urbana prolijamente proyectada en perspectiva y proporciones, el detalle constructivo como pudiera hacerlo una mano acostumbrada al uso de la regla, la teja calada con absoluta precisión, el empedrado como no acomodarlo mejor el alarife, el zócalo al hilo, el cable de la luz y la bombilla en el sitio preciso  con arreglo a la composición, el palo del alumbrado con la arruga de la corteza, todo muy limpio, de una sobriedad y una ingenuidad como solamente  podía aspirarse de un profesional avezado. (p.96)
Sobre esta obra, continúa Armas Alfonso, (1974):

…un paisaje del cerro de los chivos desde la casa en ruinas entonces de balcón; muy puntillista la técnica, a saltitos de brocha la lejana serranía, el monte próximo y la calle empedrada, muy blanco de cal la casa de Petra Ramos, muy verde culoebotella la puertecita, el pilar de la luz con sus cables y un limpio cielo azul: la técnica de un ingenuo fabricante de belleza, pero con oficio  que se traslucía  en problemas resueltos de armonías, texturas  y acertada  composición.(p. s./n)
     La casa del telégrafo estuvo ubicada al lado de la casa Nº 8 de la calle El Sol de Alfredo Armas Alfonzo  que hace esquina con la calle Comercio, en ésta,  vivía Armando Rafael Andrade a dos casas del escritor, que es  de donde el pintor visualizó el paisaje para pintarlo —calle El Sol—. Estas casas: la de Alfredo Armas Alfonzo y la del pintor aún están en pie; en la de este último  viven su familia todavía. Esta obra fue expuesta en 1965 en el Salón Píritu de la Universidad de Oriente, en Puerto La Cruz, con motivo de la consagración municipal de esta ciudad. De este lugar el artista pintó otra versión conocida denominada: El Cerro Los Chivos Otra Vez, la cual fue expuesta en 1968 en la Galería Polo & Bot. En 1963 la Universidad de Oriente, Núcleo Sucre, escogió esta obra para ilustrar su tarjeta navideña. En 1973 apareció fotografiada en el Catálogo Nº 59, de la exposición: Armando Rafael Andrade, realizada en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar, Gobernación del Distrito Federal, Caracas. Y en el reportaje presentado por Alí Brett Martínez, publicado en Caracas en marzo de 1975 en  la Revista Líneas, Nº 215, pp. 4 y 5, titulado: El Ingenuo: Armando Rafael Andrade: De Fabricante de Urnas en clarines a la Bienal de Sao Paulo publicada por C. A. La Electricidad de Caracas/Luz Eléctrica de Venezuela. Es su obra más documentada.

     Este es el segundo paisaje que pinta; mas no su segunda obra, se sabe que antes de  comenzar a pintar este tipo de cuadros ya había hecho uno que otros retratos. ¿Cuántos? No se sabe, lo que si es confirmado,  es que este motivo pictórico precedió la del paisaje. El mismo Andrade lo afirma en una entrevista que le hizo el Director de Cultura de la Gobernación del Estado Anzoátegui, Gustavo Pereira, que apareció publicada en el diario Metropolitano el 30 de agosto de 1991  cuando se le pregunta: ¿Qué comenzó a pintar? El respondió:-  “Perfiles, pero abandoné   porque no me llamaba la atención… eso para mí no tenía sentido pintar caras”. De estos retratos sobrevivió en el tiempo uno que pertenece a la colección de su hijo Armando Robles, que presentamos aquí: “Retrato de Remigio Camero”. Lo sorprendente es que esta obra—Cerro de  los Chivos— para ser su segundo paisaje, es de excelente calidad por su factura. Pareciera la de un pintor experimentado. Andrade es uno de esos grandes prodigios a la que la razón humana no le puede hallar explicación. Los cuadros pintados cuando vivía  en Clarines en un lapso de tiempo que van desde 1956 hasta 1964, de los que algunos de ellos fueron apreciados por Juan Calzadilla, cautivándolo; dentro de los cuales está: Cerro de los Chivos, nos dejó la siguiente opinión de su obra en 1966:

…pinta con un asombroso sentido de la composición del espacio. Sus pocas obras conocidas representan calles en las que la perspectiva está observada con precisión  y el espacio organizado en plano de colores puestos según un procedimiento  puntillista…Esta disposición por planos geométricos y volúmenes  impresionistas se combinan con un tratamiento tierno y poético de la atmósfera que nos hace recordar algunas obras de Rafael Monasterios.(p.89).
     Con razón, digo por la calidad y maestría con que realiza sus paisajes, en una oportunidad,   apuntó calzadilla sobre Andrade lo siguiente: “Andrade puede ser considerado un pintor ingenuo   sólo  en la pureza  y frescura del mundo poético que nos transcribe, en un estilo  caracterizado por la elegancia  y transparencia  de la factura; pero no es un artista ingenuo por su procedimiento de trabajo”. (Ibídem). Esta obra, y las pintadas—sus primeras pinturas— las pintadas desde 1956 hasta 1964, cuando se va de Clarines para Barcelona fueron pintadas con esmalte industrial, su posterior incursión con otras técnicas —guache y plaka—se debe en parte a Alfredo Armas Alfonso y otros coleccionistas que le insistieron que pintara con ella.


Cerro de los Chivos, 1956. (Tomado de Alí Brett Martínez, 1975, El Ingenuo Armando Rafael Andrade: De Fabricante de Urnas en Clarines a la Bienal de Sao Paulo. Revista Líneas, N° 215, La Electricidad de Caracas/Luz Eléctrica de Venezuela, Caracas, p. 5). Colección Biblioteca Nacional de Venezuela, Hemeroteca Nacional, Sala “Leoncio Martínez”, Caracas, D. C. Digitalizada por la Institución.

BOCA DE UCHIRE

     PAISAJES, (1998). Aquí encontramos tres paisajes en una misma obra: a la izquierda, arriba: la calle de tierra de  una barriada; a la derecha, abajo: una marina, en el resto del cuadro, más o menos en el centro,  otro que nos retrata una escena de naturaleza campestre. Me referiré a este último. En primer plano, nótese que están dispuestas varias casas de manera irregular en el espacio, con una vegetación escasa; más al fondo, en el contorno superior de la pintura se ve un tupido bosque de mangle y  la laguna de Unare al fondo. Este paisaje está localizado en Boca de Uchire, Municipio San Juan de Capistrano, Estado Anzoátegui, que se divisa desde la Carretera Nacional (carretera de la costa) en una ranchería,  cercano a los restaurantes  que dan con la parte sur de la depresión antes señalada. Naturalmente que este sitio ha sufrido modificaciones con el paso del tiempo. Los otros dos, pudieran estar inspirados en motivos de este lugar.


Paisajes, 1998. Colección Luís Rojas, Barcelona, estado Anzoátegui.

ESTADO SUCRE
SANTA MARÍA DE CARIACO.    

      VIVIENDA CAMPESINA EDO. SUCRE, (1970). Esta obra fue pintada por Andrade en la fecha arriba indicada  cuando estaba residenciado en Santa María de Cariaco, Municipio Rivero, Estado Sucre. Es un paisaje rural de la zona, dada la distancia en el tiempo y los cambios suscitados en esta localidad, es difícil precisar de manera específica el lugar,  y no contamos naturalmente con el testimonio del artista. En todo caso, recoge una estampa de las viviendas hechas por el campesinado venezolano; elaboradas con los materiales disponibles en el lugar: techo de paja, bahareque entretejido con caña amarga y barro amasado con paja; con el fogón a leña, en primer plano. A sus alrededores utensilios  de trabajo: hacha, piedra de amolar las herramientas de labranza, silla de montar, el pilón y su mano; el burro amarrado, escalera, y  animales domésticos. En segundo plano, otra casa, con las mismas características, a la anterior, pero con la variación del techo de zinc  y más al fondo la vegetación y el azulísimo cielo sucrense.


Vivienda Campesina estado Sucre, 1970. Colección Manuel Bas. Caracas, D. C.

     SANTA MARÍA DE CARIACO, EDO. SUCRE (CASA DEL PINTOR), (1990). Santa María de Cariaco, pertenece al Municipio Rivero, que conforma uno de los 15 municipios del Estado Sucre, Venezuela. Está ubicado al centro-oeste de esta entidad federal, tiene una superficie de 1480 kilómetros cuadrados y una población, según el último censo de 58.192 habitantes, su capital es Cariaco, fue fundado por Juan de Urpín en el siglo XVII. Sus principales ciudades son: Cacahual, Campearito, Campoma, Catuaro, Chamariapa, Chiguana, El Muelle, Guacarapo, Santa María, Saucedo, Pantoño y, naturalmente: Santa María de Cariaco. Es una población agrícola a 62 kilómetros de Cumaná. Frente al muelle de Cariaco  hay un cruce del lado contrario a la costa, es una carretera, a 16 kilómetros del cruce de Santa María, cercano al pueblo está la represa de Clavellino. Fue fundado en 1658 por Fray Pedro de Berja, en su paso evangelizador por Venezuela. Este pueblo está geográficamente ubicado en la Región Nor-Oriental del país.  

     En este poblado sucrense vivió Armando Rafael Andrade  entre 1969 y 1973.Un dato curioso de esta obra es la leyenda que está en el reverso de la obra donde se puede apreciar   lo siguiente: “Santa María de Cariaco, Edo. Sucre. En esta casa vivió el pintor Armando R. Andrade  años 1957 a 1962. Paisaje 90”. Innegablemente el título de la obra nos ubica en el lugar. Este paisaje fue pintado cuando el artista vivía en Barcelona, una vez que se vino nuevamente en 1973, permaneció en ella hasta su muerte en 1999. En ese discurrir del tiempo se sabe que vivió en varios lugares de la capital de Anzoátegui; en algunos casos cuidando solares o casas que estaban solas. No creo que el pintor se haya trasladado hasta Santa María de Cariaco para pintar la obra. Lo que sí se sabe, y es seguro, lo metódico que era para pintar sus cuadros, le gustaba tomar notas y apuntes sobre aquellos lugares que le interesaba pintar para luego llevarlo al soporte. Además de esto, el artista tenía el don de tener una memoria casi fotográfica, lo que le permitía recordar con gran precisión los lugares que visitaba. En relación a este punto, en  una oportunidad le dijo a Alfredo Armas Alfonzo, (1979) en Edda Armas, (Comp.) (2003), lo siguiente:

       “…A mí me gusta verle el más allá a las cosas. Yo veo una casa y no le estoy atendiendo a la pared que me queda enfrente solamente, yo la completo mentalmente. Así me pasó con la Iglesia de Clarines; me puse a completarla en el pedazo de cartón piedra  y entonces me salió darle color, con sapolín, con ese aceite que venía en unos potecitos…Me gustaría  y me da cosa, ánimo, voluntad, pintar. Si yo encontrara cómo me la pasaría en eso, recordando de memoria esos pueblos” (pp.105-106).
     Lo arriba indicado, deja claro este punto, es posible que el artista o haya tenido los apuntes y detalles sobre la casa o quizá, por haber vivido allí la haya traído de la memoria, para ser pintada, aunque ya no vivía en Santa María de Cariaco. Esta  cuadro fue pintado en Barcelona, es más ya tenía casi dos décadas residenciado en ella. 

     Otro dato curioso de esta obra, y no sabemos la razón, coloca en el reverso del cuadro: “En esta casa vivió el Pintor  Armando R. Andrade años 1957 a 1962”…Innegablemente, esto no es verosímil, debido que en esos años estuvo residenciado en Clarines trabajando de carpintero, desde 1942 cuando salió del servicio militar hasta 1965 cuando se residenció en Barcelona donde trabajó en la Funeraria “San Celestino”, donde estuvo hasta 1969. En esta data se traslada a Santa María de Cariaco donde vivió hasta 1973 cuando regresa a Barcelona, como lo comprueba las dos obras: Patio de la Casa del Pintor, Barcelona Nº1, (1973)  y Patio del Pintor Nº2; que tuvo como motivo un solar donde vivía diagonal al Salón de Actos Anzoátegui; desde esta fecha hasta 1999 tuvo residencia fija en  la capital de Anzoátegui.   

     Esto lo no lo  digo alegremente y sin fundamento, sino apoyado en el testimonio de quienes lo conocieron, entre ellos su hijo Armando Robles, quien me dijo que su papá vivió en Clarines hasta 1965, data en la cual se residencia en Barcelona como lo afirma también Alfredo Armas Alfonzo, (1973) en Edda Armas (Comp.) (2003): “Ya no se le vio más por la 5 de Julio  ni en la carpintería de la calle Ayacucho donde a veces dormía. Y no de su boca ciertamente llegamos a enterarnos de que se había ido a Santa María de Cariaco, montaña arriba frente al golfo. Lázaro Hernández y Sebastián Garrido  lo hallaron allá al frente de una pulpería. Pintaba en el tiempo que le dejaba el despacho del centavo de papelón o la bolsita de ace”, (p.101) Por esta misma época, según testimonio de Henry Camacho, lo vieron en Santa María de Cariaco en 1970-1972 Humberto Calderón Berti y Víctor Cremonesi en la bodega que tenía en la ocasión que se detuvieron a comprar unos refrescos, en el local exhibía unos paisajes de la localidad. De este poblado se vino en 1973. (Manuel Alcalá entrevista telefónica, 2014 Abril, 26) quien  lo visitó por esa época en ese poblado nos dejó la siguiente semblanza de aquel lugar:
Vivía en la calle Principal de Santa María de Cariaco, al final de la calle, en una loma en forma de “U” donde habían tres o cuatro casas, era una casa de bahareque, hecha con caña amarga  y barro con paja,  piso de tierra, techo de zinc, que el mismo artista  construyó, la casa tenía una salita donde funcionaba la bodega y un cuartito que le servía de dormitorio.  
     El tema de “El Patio de la Casa del Pintor” ha estado presente a lo largo de su carrera artística. Ha sido costumbre en él pintar los lugares donde ha vivido. Es así  que desde sus comienzos pinta las obras: El Patio de la Casa del Pintor, (1965), expuesta en el Salón Pirichu de la Universidad de Oriente, en Puerto La Cruz, época en la cual  ya el pintor vivía en Barcelona, quizá esta obra sea de más vieja data y se refiera a la casa donde vivió en Clarines, esto lo sustento debido a que las obras exhibidas en esta oportunidad hacen referencia a esta población y  a la comunidad circunvecina de Boca de Chave, además, estoy casi seguro que fueron pintadas en Clarines. Otra obra relacionada con este motivo pictórico es: Patio de Clarines, la cual aparece en el trabajo de Francisco Da Antonio: Pintores Ingenuos, (1967), compilada e incluido por Juan Calzadilla en su libro: El Arte en Venezuela, (1967), publicado en Caracas por Ediciones del Círculo Musical. Es posible que esta obra sea de la misma época que la anterior. En 1973  cuando regresa a Barcelona pintó: Patio del Pintor Nº1, Barcelona y Patio del Pintor  Nº2, en la que hace recordatorio de un solar con un rancho ubicado en la calle Anzoátegui de Barcelona donde vivió algún tiempo .Estas obras las presentamos aquí en este trabajo. Obviamente no son las únicas relacionadas con este tema que pintó .Y naturalmente la que tratamos en este subtítulo  que data de 1990, pintada en la capital del Estado Anzoátegui .Lo extraño de esta obra, reitero, es la leyenda que escribió el pintor de su puño y letra, donde él se ubica entre 1957.1962 en Santa María de Cariaco, cuando en realidad vivía en Clarines donde estuvo hasta 1965. En todo caso, solo el artista pudiera responder esta incógnita, cosa imposible hoy. Lo que sí es seguro que con este cuadro hace remembranza de su tiempo en este pueblo.

      Esta obra figuró en las muestras  individuales postmortem: La  organizada por Henry Camacho  en la Galería Arte Latino de su propiedad  inaugurada el sábado 5 de febrero, evento con la grabación del programa de TV Prisma conducido por Francisco Quijada televisado por Tele-Caribe, reseñado el día 9 del mismo mes y año por el periodista José Manuel Guerra   en el diario El Norte, Cultura, Columna: Rostros y Voces, p. 16 titulado :“Se nos fue Andrade el Artista Ingenuo más puro de la Plástica”, la cual incluyó la fotografía de la obra a la que me estoy refiriendo. Y la exposición: Armando Rafael Andrade, Realidad, Luz y Color  organizada  por Margarita Liscano, Coordinadora de la Galería de Arte Comisión Legislativa del Estado Anzoátegui en julio del año 2000. Esta obra pertenece a la colección de Henry Camacho, quien por cierto me comentó que se salvó del incendio ocurrido  su Galería porque estaban en préstamo y una vez que terminó el evento no las había ido a buscar. 

     Esta obra está pintada con la vista del patio hacia la casa, donde en primer plano se observa el típico baño construido de bloque  fuera del aposento, al final del patio, un árbol seco  que yace en el suelo, un tendedero de ropa, más al fondo  la casa de bahareque con techo de zinc de una agua con caída hacia el fondo (la segunda casa), al frente de ésta un frondoso árbol de mango y de fondo un cielo teñido de añil; contrastado con las tonalidades ocres de las tierras que le dan fisonomía al suelo. Al lado de la casa del pintor están otras casas que siguen un patrón urbanístico en forma de “U”.  


Santa María de Cariaco, Estado Sucre (Casa del Pintor), 1990. Colección Henry Camacho. Fotografía Daniel Camacho. Barcelona, estado Anzoátegui.

     LA SOLEDAD, EDO. SUCRE, (1972). Es el nombre de la obra escrita del puño y letra del artista en el reverso de la obra. Este cuadro fue pintado en la época que nuestro pintor vivía en Santa María de Cariaco, Municipio Rivero, Estado Sucre. La Soledad de San Antonio del Golfo, Municipio  Mejía, está ubicado en la vía de acceso, en la subida, por donde va la carretera alterna que comunica este pueblo con Cumanacoa, la entrada a esta vía está frente a la Estación de Servicio Pericantar. Desde esa loma donde está el pueblito, pinta el cuadro, en perspectiva aérea, en la que focaliza en primer plano unas viviendas campesinas más o menos con las mismas características de la obra anteriormente comentada: (Vivienda Campesina Edo Sucre ,1970) al fondo están las azules agua del Golfo de Cariaco y las montañas áridas y rocosas que lo bordean. Está pintada con la vista en sentido San Antonio del Golfo hacia la Carretera Nacional y la depresión referida. Esta obra fue exhibida en la muestra individual: Armando Rafael Andrade  inaugurada el 19 de agosto de 1973 en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar de la Gobernación del Distrito Federal, Caracas, la cual aparece en el registro fotográfico del Catálogo Nº 59 de la Serie de La Soledad, Estado Sucre con el nombre: La Casa de Alto, por lo que no tengo dudas de que se trata de la misma obra. Su nombre es obvio, es una casa que está en una loma de donde se divisa el Golfo de Cariaco. Este cuadro actualmente es de mi propiedad y preferí optar por colocar el nombre en la ficha técnica como aparece originalmente en el reverso del cuadro, que es  como está titulado en este subtitulo. Esta obra la adquirí en MercadoLibre.


La Soledad estado Sucre, 1972. Colección Manuel Bas. Caracas, D. C.

CUMANÁ.

     CALLE DE CUMANÁ EDO. SUCRE, (1995). UN PUNTO EN ORIENTE, EDO. SUCRE, (1995). En la experiencia de la estadía del pintor en el Estado Sucre, trabajó de obrero  en las tabaqueras de Cumaná, ciudad que una persona tan andariega como Armando conoció por dentro; no obstante, dada la distancia en el tiempo de aquel entonces  hasta 1995 cuando son hechas  estas dos  obras, es obvio, que son  traídas y pintadas desde el recuerdo. Son unas estampas arquitectónicas del urbanismo de las barriadas de la capital sucrense, por lo cual es difícil precisar el lugar; pero a pesar de ello, nos presenta una imagen fidedigna de la vivienda popular y del emplazamiento arquitectónico de este lado del oriente venezolano.

Calle de Cumana, estado Sucre, 1995. Colección Antonio Casanova. Barcelona, estado Anzoátegui.

     CASTILLO DE CUMANÁ EDO. SUCRE, (1974). (ANTES CASTILLO DE CUMANÁ). Esta obra pertenece a la colección del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, Fundación Museos Nacionales, Galería de Arte Nacional, anteriormente este cuadro, y así está escrito en el reverso del puño y letra del artista tenía por nombre: “Castillo de Cumaná”: sin embargo he preferido adoptar el título  que la institución arriba indicada (Galería de Arte Nacional, Centro de Información y Documentación Nacional para las Artes Plásticas) le confirió en la ficha técnica de registro del cuadro por razones de respeto hacia esta institución museística que muy gentilmente me permitió el empleo de las imágenes digitales de las obras de su patrimonio. El nombre que Armando Rafael Andrade le puso a la obra fue: “Castillo de Cumaná”, que es como comúnmente la gente del Estado Sucre le llama a esta fortaleza del Periodo Colonial  de Venezuela, por demás, rancia en historias. También es conocido como: “Castillo de San Antonio de Cumaná”. El nombre original de esta joya de la arquitectura bélica es: “Castillo de San Antonio de la Eminencia”.

     Esta fortificación fue construida por los españoles en el siglo XVII para defender la ciudad de Cumaná de corsarios y piratas ingleses, franceses y españoles que azotaban el Caribe. Para la época  el castillo se encontraba a las orillas del mar  como era lógico, debido que su finalidad era proteger a la ciudad de los vándalos que venían por mar en embarcaciones enemigas: pero actualmente está distante de éste porque con el tiempo el agua  se ha retirado de la fortificación, en el lugar  se ha edificado parte de la nueva ciudad. Para la época era la construcción más importante que protegía a Cumaná. Tiene forma de estrella de cuatro puntas, cada una de ellas está orientada en sentido de los cuatro puntos cardinales, fue construido con piedras coralinas, sus paredes miden dos metros de espesor. Es un fortín militar que estratégicamente se construyó en la parte más alta de Cumaná, considerado hoy su mirador más alto. Está ubicado en el Municipio “Antonio José de Sucre”  en el cerro Pan de Azúcar, adyacente al cerro Quetepe, de donde se tiene dominio visual del mar, del casco central de la ciudad de Cumaná, de la Península de Araya, del Golfo de Cariaco y de la Isla de Margarita. Este lugar fue visitado hacia 1799 por el barón Alejandro de Humboldt. Allí estuvieron presos José Antonio Páez (1849-1850) y José Tadeo Monagas. Funcionó como cuartel hasta 1945 cuando se construyó el Cuartel “Antonio José de Sucre”. El 29 de octubre de 1965 fue declarado Monumento Nacional. Actualmente en ese lugar existe  la Fundación  San Antonio de la Eminencia de Cumaná, la cual unificó al castillo, el Museo de Arte Contemporáneo, la Plazoleta y todo el entorno paisajístico para conformar un complejo cultural. En las adyacencias  hay una barriada con el nombre Cerro Pan de Azúcar.

     Como se sabe, en la estadía de Armando Rafael Andrade en el Estado Sucre, trabajó de obrero en las tabacaleras de la ciudad de Cumaná, época en la cual conoció dicho monumento. Fue pintado nueve años después de haber sido declarado  Patrimonio Nacional; cuando ya residía en Barcelona, estado Anzoátegui. No creo que el artista lo haya pintado teniéndolo frente a sí; y mucho menos que se haya trasladado hasta Cumaná exclusivamente para pintarlo, pero por el lujo de detalles como fue pintado y por su realismo me inclino a pensar  que antes de trasladarse a la capital anzoatiguense realizó varios bocetos de la fortaleza, con sus colores y detalles específicos y los apuntes necesarios que le sirvieron luego para ejecutar la obra con la precisión requerida, claro está con el lirismo que caracteriza sus paisajes.

De esta manera han  procedido muchos artistas en la historia  de la pintura venezolana, inclusive  han ejecutado obras tomando los apuntes de otros. Para arrojar luces sobre este particular comentaré lo que refiere Rohl, (1971), cuando a Martín Tovar y Tovar estaba en París, donde tenía su taller se le encargó los dos plafones: Batalla de Carabobo (1887) y Batalla de Junín (1895) que van a ser en el tiempo unas de las obras maestras de la pintura venezolana, pero como éste no se encontraba en  Venezuela para elaborar el estudio respectivo en los lugares donde se llevó a cabo los trascendente episodios épicos  y,  naturalmente no tenía mayores detalles para la ejecución de una obra de tal envergadura e importancia  y se veía imposibilitado para trasladarse a Venezuela y Perú, le encargó al también pintor y amigo Antonio Herrera Toro, quien estaba en nuestro país, que se trasladara Carabobo y al territorio incaico donde acontecieron las batallas con la intención de hacer los croquis respectivos, dos planos topográficos, tres o cuatro retratos de los jefes principales que allí estuvieron  y los diseños de los uniformes usados en aquella época por ambos ejércitos, luego le fueron enviados por Herrera Toro en 1887 a Tovar y Tovar por intermedio de su cuñado Manuel M. Herrera para hacer las obras. Este ejemplo ilustra lo que vengo afirmando en relación a cómo Armando Rafael Andrade pintó la obra: “El Castillo de Cumaná”  en 1974 cuando ya residía en Barcelona. Además sabemos por el testimonio de Manuel Alcalá y Zanoni Armas que Armando Andrade hacía bocetos previos y estudios preliminares de algunas de las obras que iba a pintar.

     Para la ejecución de esta obra el artista toma la vista del fortín casi a la altura de la línea del horizonte para lo cual lo capta desde la cima del cerro Pan de Azúcar adyacente al terraplén donde fue construido, de frente a la cara sur; cabe recordar que el diseño estructural del mismo tiene forma de estrella de cuatro puntas orientadas en sentido de los puntos cardinales, no obstante en primer plano está una casa pintada de rosado con rodapié rojo, la calle que da acceso a la fortaleza y una cerca perimetral de bloques de cemento dentro de la  cual hay una especie de parcela en forma triangular donde están construidas varias viviendas, luego la estructura arquitectónica en la que se divisa las tres garitas de vigilancia cada una en la punta de la estrella; a la izquierda está la oeste,  en el medio la sur y  a la derecha la este. A lo largo de la loma que sirve de montículo,  el artista trabaja con ocre las tierras ligeramente matizadas o moteadas de tonalidades  verde lo que le da fisonomía a la escasa vegetación xerófila que ambienta al paisaje, más al fondo el azulísimo Mar Caribe cumanés que cromáticamente domina la escena y el esquema compositivo del cuadro dándole  cierto balance;  y viene a conformar la garita de la parte norte que no es visible desde donde el pintor capta la imagen. El año de elaboración del cuadro es 1974, tiene unos 39 años, pero la imagen que recoge en este paisaje es de más vieja data, que fue el momento en que tomó los apuntes para hacer el cuadro que yo la sitúo entre 1970-1971. Este lugar está hoy completamente cambiado debido a que el gobierno regional  lo convirtió en el complejo cultural que hoy está en ese lugar. De modo que lo que Armando Rafael Andrade nos dejó de ese sitio de recogimiento de las “musas de las artes”  es una estampa visual de esta obra paradigmática de la arquitectura hispana colonial venezolana de otros tiempos.


Castillo de Cumana, Edo. Sucre, 1974. Colección y Fotografía Ministerio del Poder Popular para la Cultura, Fundación Museos Nacionales, Galería de Arte Nacional, CINAP, Caracas, D. C. Digitalizada por la Institución.

     BAJO SECO ESTADO SUCRE, (1972) .Esta es una de las barriadas que se formaron en Cumaná producto de invasiones. De la data en que fue pintada la obra, hasta ahora, han transcurrido un tiempo considerable para poder determinar con exactitud milimétrica el lugar, más aún, si se considera que estas soluciones habitacionales por autogestión comienzan por el rancho improvisado, para pasar luego al barrio consolidado con sus mejoras sustanciales, y las progresivas sustituciones de las casas de zinc por las de bloque de concreto o arcilla. Son ejemplos de    Ciudades en movimiento como diría Tonybee, (1991) que están en constante transformaciones.  Sin embargo, podemos suministrar algunos datos del lugar. Bajo Seco es un sector del barrio Cruz de La Unión de la Parroquia Santa Inés, una de las 7 del Municipio “Sucre”, cuya capital es Cumaná, el más importante del Estado Sucre. Esta obra es testimonio vivo del proceso de urbanismo popular de Venezuela y viene a ser una especie de “álbum  fotográfico de ciudad”.  Esta obra fue exhibida en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar en Caracas auspiciada por la Gobernación del entonces Distrito Federal. Cabe señalar aquí que en el catálogo 59, por error aparece como una barriada de Barcelona, en realidad pertenece a la capital del Estado Sucre.


Bajo Seco, 1972. (Tomado  de Sala de Exposiciones Plaza Bolívar, Gobernación del Distrito Federal, Armando Rafael Andrade, Catalogo N° 59, Caracas, p. s/n.). Colección José “Cheo” Hurtado Moy, Barcelona, estado Anzoátegui. 

CATUARO.

     MEDIODÍA DE CATUARO, ESTADO SUCRE, (1972). El sol incandescente azota un mediodía cualquiera  a esta población. Es un paisaje rural con las características urbanísticas de un poblado cualquiera descritas en otro momento en este trabajo, por lo que no voy a redundar en ello. El sector Catuaro ha sufrido metamorfosis en el tiempo, que nada tiene que ver con el de hoy. Catuaro es un vocablo resultante de la corrupción de la palabra Cautaro que es el nombre de un río que está ubicado al este de Cumaná y de una etnia del Estado Sucre. De modo que es un toponímico. El artista nos dejó la memoria fotográfica de este lugar de hace 41 años. Esta  Parroquia, pertenece al Municipio “Rivero”, cuya capital es Cariaco; uno de los quince municipios del Estado Sucre, ubicado en el centro-oeste de esta entidad federal; ayer una aldea, hoy unos de los principales pueblos de esta jurisdicción al lado de: Chiguana, Santa María, Saucedo, pero que en otro tiempo fue una estampa campesina de ranchos de bahareque y paja.


Mediodía de Catuaro, 1972. (Tomado de la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar, Gobernación del Distrito Federal, Armando Rafael Andrade, Catalogo N° 59, Caracas, (p. s/n.). Colección José “Cheo” Hurtado Moy, Barcelona, estado Anzoátegui.

CHIGUANA.

     EL ZÓCALO MORADO CHIGUANA, ESTADO SUCRE, (1972). LA VÍA DE LA PLAYA CHIGUANA, ESTADO SUCRE, (1972). Estas dos obras, por sus características pueden ser consideradas postales. Son paisajes de la costa del Oriente de Venezuela. Un testimonio para el futuro, de lo que fue en otro tiempo este poblado, hace cuarenta y tres años atrás. Estas pinturas, como las otras aquí comentadas y, en general todas las pintadas referidas a paisajes de los pueblos de la región oriental del país por Armando Rafael Andrade, en mi opinión, sustentada en la revisión de colecciones y catálogos, representan un documento, una crónica visual invalorable. Ambos paisajes están ubicados en el pueblito de Chiguana , una palabra de origen  africano que significa: espíritu, Dios,  que pertenece actualmente al Municipio “Rivero”, cuya capital es Cariaco, que constituye uno de los quince Ayuntamientos  del Estado Sucre, Venezuela; localizado en el centro-oeste, a 157 metros sobre el nivel del mar, a 6 kilómetros de Cumaná. Fue fundado por Juan de Urpín en el siglo XVII. Sus principales centros urbanos de esta jurisdicción son, además de Chiguana; Catuaro, Campoma, Saucedo, Santa María…

     El Zócalo Morado Chiguana, Estado Sucre, capta, en primer plano, una plazoleta típica de ese modelo arquitectural tradicional traído de España al continente que es muy común a lo largo y ancho de Venezuela, con las diferencias dadas por el paisaje y por los elementos autóctonos. En general es muy común  en todos los lugares del país; por tener un origen similar: España y su cultura. Entre las características de las casas se tienen: fachadas continuas y esquinas sorpresivas conformando calles generadoras de manzanas o cuadrículas, y un conjunto de valores que estructuran la toponimia nacional; y las respuestas que da el ser humano al medio y las culturas cercanas asimiladas que le otorgan particularidades morfológicas a su arquitectura dependiendo de su ubicación natural; como es el caso que nos ocupa aquí: costas, piso térmico, vegetación, que podemos visualizar en estas pinturas.

     La Vía de la Playa Chiguana, Estado Sucre, es un paisaje de orilla de playa. El título es demasiado obvio. A la derecha, en primer plano, una empalizada hecha de madera “bruta”, de la que tenemos una vista parcial que supone parte de una vivienda. Seguidamente, una franja de seis  casas,  separadas en dos grupos de tres de fachadas continuas  por un solar y patios que dan al mar con sus típicos árboles de cocoteros. A la izquierda dos residencias pegadas, con sus palmeras y bananos; ambas hileras de  casas conforman la vía que da entrada a la playa. El motivo pintado por si mismo le da el nombre a la obra.


El Zócalo Morado Chiguana, estado Sucre, 1972. Tomado de la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar, Gobernación del Distrito Federal,  1973, Armando Rafael Andrade, Catálogo N°59, Caracas, p. s/n.) Colección José “Cheo” hurtado Moy, Barcelona, estado Anzoátegui.

ESTADO SUCRE O ANZOÁTEGUI. LUGAR INDETERMINADO.

     EN ORIENTE (1997). PAISAJE (1992). Estos lugares son paisajes de la típica imagen de la población de los  estados  Sucre y Anzoátegui, son modelos de esa estampa “arquetípica” de la Región Oriental de Venezuela, que más que ser pintado literalmente de la realidad  o de la semi-realidad, como en otros paisajes, con los detalles y la meticulosidad de un facsímil o de una ilustración de algún lugar en particular; están realizados con base a lo que él conoció o recuerda de los lugares donde vivió, son imágenes de recuerdos memorables, pinta lo que sabe de los lugares que ha visto, pinta la idea de cómo son las cosas. Retrata en  ellos, también el follaje de esos pueblos, sus paisajes son como un inventario de árboles de: apamate, pericoco, bucare, Araguaney, palo sano, entre otros. Capta el espíritu  de esos poblados: su arquitectura, su planimetría, su relieve, sus casas; pintados con la insinuante paleta de los colores de  esas barriadas populares, de sus árboles con su natural sello oriental. 

En Oriente, 1997. Colección Darío Falanelli, Puerto La Cruz, estado Anzoátegui

Paisaje, 1992. Colección y fotografía Milagros Torres, Barcelona, estado Anzoátegui.

     PAISAJE ORIENTAL (1992). El título de esta obra es muy genérico. ¿Paisaje Oriental? ¿De qué parte del oriente venezolano? ¿De qué lugar en particular? Son preguntas difíciles de responder. Sin embargo,  por las características del relieve  pareciera que fuera del Estado Sucre, de uno de esos pueblos aferrados a la orilla de la Carretera Nacional de la Costa, y al  pie de la cadena montañosa de esta parte del país. Es una obra impregnada de nostalgia. Pintada desde el recuerdo, en la última etapa de su vida y de pintor. Digo de pintor, porque en mi opinión la pintura de Armando Rafael Andrade, aunque a lo largo de su trayectoria, su tema siempre fue el paisaje (paisajes sin presencia humana); se pueden observar dos etapas bien diferenciadas en su pintura: una que va desde sus inicios en 1956 caracterizada por la ausencias de personajes, donde las calles solitarias y la arquitectura urbanística de los pueblos del Oriente de Venezuela se apoderan de la escena, juegan papel protagónico;  y la otra con la  presencia humana, construcciones modernas,  modernos vehículos y  lugares indeterminados, por lo cual le asigna títulos a las obras muy genéricos: Paisajes;   aunque en línea generales mantiene en cierta medida el mismo esquema y técnica compositiva empleada  desde sus inicios hasta 1990. En esta etapa hay como un empeño de traer de la  memoria, del recuerdo, aquellos sitios que Él conoció, que son como un arquetipo del paisaje del oriente del país. Representa  más bien esos elementos característicos de esta latitud: relieve vegetación, arquitectura de las casas de bahareque, en la que han sustituido el techo de paja por el de zinc.  

     Es un paisaje que por su orografía indudablemente es del Estado Sucre, en la vía Puerto La Cruz-Cumaná, al lado derecho de la carretera, se puede observar el tramo oriental de la Cordillera de la Costa, que se ve como en un espejo en las azules aguas del Mar Caribe que se extiende de la mano de la montaña a lo largo de la carretera con sus características casas alineadas paralelamente al reservorio pesquero y  a las elevadas tierras. La autopista está como custodiada por esos dos elementos naturales. Naturalmente el lugar es indeterminado; el artista no le interesa como en otras ocasiones precisar el lugar, sino más bien, plasmar esa estampa de la vida campesina de la que él formó parte en una época  y que ahora añora. Busca de alguna manera presentarnos una escena costumbrista de una región que el pintor conoció  y, que gracias a esa memoria prodigiosa del artista y de ese don para captar al detalle los elementos estructurales del paisaje: luminosidad, paisanada, flora, vegetación arquitectura, relieve; innegablemente nos pone en el lugar, al menos sabemos que es del oriente, particularmente de la región sucrense.  Esta obra denota la vida del campo y sus costumbres, que el aspira con tristeza, ser parte de ella. El pintor en 1973 le refiere a Armas Alfonzo, lo siguiente:

¿Qué voy a querer? ¿Qué gana el pobre con querer nada? Pero si lo ponen a escoger, que es un supuesto, él  no dudaría, aunque tal vez le cueste trabajo confesarlo, en preferir una casa lejana  y extraña a la multitud, un patio con gallinas, una mujer y demasiados hijos, un rincón llenos de potes de pintura para un tiempo de previsión de diez años, un corredor alumbrado de sol abundante  y la seguridad de con qué adquirir la carne, la leche, y el pan. En la tardecita, por un camino de trocha, caminaría hasta la casa del vecino, donde se expenda cerveza y allí, simplemente recostado del mostrador, se enteraría de los sucesos del mundo… (p.101).
     Esta estampa de pueblo que nos describe con las palabras, la expresa con esta pintura. En primer plano  un pequeño riachuelo con dos puentes improvisados de madera, gente a pie cruzándolo con unos bultos en la cabeza, otros atravesando el río sobre el lomo de dos burros  cargado de víveres y bastimento; al otro lado, en la orilla del río dos casas una a la derecha otra a la izquierda; cada una con una gran roca en frente; una carretera bordea el arroyo, en la ribera una línea de casa, unas 22, que se aparejan con el cauce fluvial, en el mismo sentido los postes del alumbrado y más al fondo la cadena montañosa, en la fila de ella,  dos casas que parecieran emerger de la vegetación, y un azulísimo cielo que lucha por aparecer en escena. En esta obra el pintor emplea una fina técnica puntillista para darle forma  a la orografía con tonalidades verde y las tierras con ocre que le vienen a dar fisonomía  al suelo y al paisaje en general. Este tipo de paisaje es característico de las tierras sucrenses, sobre todo  en las zonas rurales de la costa -montaña del oriente  de Venezuela. Desde el punto de vista plástico, este paisaje, como tantos otros, está ordenado siguiendo un principio constructivo que aplica por intuición; la división de la pincelada nos recuerda el esquema neo impresionista o divisionista o puntillismo francés, que en alguna oportunidad había visto en alguna revista. Capta con su fino pincel el paisaje,  su morfología densa, su orogénesis, su orografía, su relieve; a través del tratamiento sabiamente  del color con el cual logra los volúmenes; aunque mantiene la misma técnica  colorística  de costumbre, se aleja un poco de esos paisajes de perspectiva lineal geometrizado a los que estamos acostumbrados a ver. Deja de lado   el dibujo lineal  y emplea un dibujo sólido, trabajando el volumen, las sombras y la luz apoyado en las tonalidades del color.
     Esta obra estuvo expuesta en las muestras: Armando Andrade Realidad, Luz y Color en la Galería de Arte Comisión Legislativa del Estado Anzoátegui, Barcelona en el año 2000, no aparece en el catálogo debido a que cuando llevé la obra ya estaba hecho el catálogo, pero aun así estuvo expuesta. Y en la exposición: Paisajes, Historias, Festividades, y Tradiciones Religiosas en la Pintura Popular de Anzoátegui realizada en la Sala de Exposiciones de la Cruz  Roja Venezolana, Comité Ejecutivo Seccional Barcelona  en el año 2007. Perteneció a la colección de Ricardo Trevisón (+), la adquirí a través de Manuel Alcalá en el año 1999. Desde el 2009 pertenece a la colección: Los Tejedores de Sueños de Mario Abarca Serrano. 

Paisaje Oriental, 1992. Colección y fotografía Mario Abarca Serrano, Maracay, estado Aragua.

     PAISAJE (1989). Firmado A. R. Andrade. Esta pequeña obra de 10,5 x 15,5 cm. está pintada con plaka sobre tela, perteneció a mi amigo Álvaro Armas Bellorín, sobrino de Alfredo Armas Alfonzo, actual Cronista de la ciudad de Clarines. Este cuadrito me lo donó su propietario en enero de 2017. Al igual que otras tantas obras pintadas por Andrade, su título "paisaje", es un nombre genérico empleado por el artista para indicar una obra que no se refiere a un lugar en particular, sino más bien a una pintura elaborada desde sus recuerdos por lugares que él visitó o donde vivió en el Oriente de Venezuela. Cabe destacar, que hay casos que el pintor para realizar sus obras iba a los lugares de interés que deseaba pintar, ya sea por un encargo pendiente o por otra circunstancia, realizaba de manera meticulosa el boceto con lujo de detalles indicando los colores y demás elementos caracterizadores de paisaje, y el tipo de vivienda; en otros casos se servía de fotografías. El paisaje aquí presentado, si lo analizamos con detalle el relieve, la orografía, la vegetación, los colores del follage, el tipo de vivienda, definitivamente concluiríamos que es un paisaje de cualquier zona rural del oriente del país que el pintor conoció ¿Dónde? Esta es una buena pregunta. En todo caso sería mi amigo Andrade quien la pudiera contestar. Lo que si es seguro es que puede ser de los estados Anzoátegui o Sucre, en la zona rural. Lo que yo sé por boca del pintor es que las obras pintadas en formato pequeño o miniaturas las hacía con el mismo rigor artístico que las de gran formato, solo que aquellas se podían pintar con mayor rapidez (no más fácil de pintar), y el acceso a estos materiales era de menos dificultad, muchos de ellos los pintaba desde el recuerdo, a su vez por su bajo costo eran de fácil venta y lo sacaba de algún apuro. Esta obra en particular, aquí presentada esta realizaba siguiendo la técnica puntillista o puntilleo que debió de ver o conocido a través de alguna revista. El pintor tenía en su mente un cierto arquetipo de los pueblos de la zona oriental del país producto de sus vivencias.


   Paisaje, 1989. Colección y fotografia Manuel Bas, Caracas, D. C.

                                 ESTADO MONAGAS
MATURÍN.

      MATURÍN EDO. MONAGAS, (1993). Este paisaje, en testimonio del artista: es de Maturín ¿Dónde? Buena pregunta. No creo, que literalmente hablando, se refiera a algún lugar en particular de esta ciudad oriental; creo más bien que está pintado desde el recuerdo de sus vivencias. No está pintando un lugar en particular como en otras oportunidades, sino lo que él conoce o recuerda de los lugares donde vivió  o que él  haya visitado. No se trata de un facsímil de un sitio. Me inclino a pensar sobre este particular, que es un modelo o arquetipo de las barriadas de esta región, de la arquitectura tradicional  del oriente del país, no obstante, en término urbanístico. En primer plano, una plazoleta  más o menos circular  donde se puede observar una calle horizontal que da entrada a la derecha y a la izquierda, otra de manera vertical que produce una intercepción en forma de cruz, casas construidas de manera tradicional: paredes de bahareque y techo de  tejas, de dos agua, una da a la calle y la otra al patio; otras construcciones más modernas de bloque y zinc  con una caída de agua en dirección al patio, detrás de la casa; que viene a armonizar con una tupida vegetación y un azulísimo cielo como telón de fondo.

     Esta obra perteneció a la colección de Ricardo Trevisón (+), quien se la compró directamente al artista en 1993. Fue adquirida por mí en 1999 por intermedio de Manuel Alcalá. Ha estado expuesta en las siguientes exposiciones: Armando Andrade Realidad Luz y Color en la Galería de Arte Comisión Legislativa del Estado Anzoátegui, Barcelona, (2000), no aparece en el catálogo debido a que ya lo  habían hecho, sin embargo estuvo en sala. Colectiva de Pintura Popular realizada en el Ateneo de Barcelona “Miguel Otero Silva” en el marco de la celebración de los 229 Aniversario del Natalicio de Don Simón Rodríguez, organizada por la Universidad Nacional Experimental “Simón Rodríguez”, Núcleo Barcelona, (2000).  Luís Méndez, Rosa Vegas, Pedro Caigua, Régulo Martínez, Armando Andrade, Misticismo, Arte y Vida, Sala Cultural Polar de la Cervecería Polar de Oriente C. A., Barcelona, (2002).Y Arte Popular del Estado Anzoátegui  Homenaje a Gerardo Aguilera Silva 1907-1976 en el Museo de Anzoátegui,  Barcelona, 2007. 

Maturín, estado Monagas, 1993. Colección Manuel Bas. Caracas, D. C.

                               LOS BALNEARIOS

     BALNEARIO, (1996). BALNEARIO DE NEGRITAS, (1991). BALNEARIO LAS NEGRITAS, (1992). PAISAJE MARINO, (1992). BALNEARIO, 1995. FLORES, PAISAJE Y PLAYA, (1996). BALNEARIO LAS MANZANAS, (1991). Este conjunto de obras, que naturalmente son paisajes; pero unos paisajes distintos a los que estamos acostumbrado a ver del artista, es decir, temas que tienen que ver con actividades de esparcimiento a la orillas del mar, lagos o ríos,  donde se observa gente de color,  típica de la región oriental costera bañándose, jugando con los flotadores, canoas y con los papagayos. El caso de las obras: —Balneario ,1990 y Balneario, 1995— se puede mirar a los bañistas jugando este último juego.  El papagayo en Venezuela es un juego esencialmente popular, que quizá apareció en Venezuela a finales del siglo XVIII y principios del XIX , se comienza a jugar en los tiempos de cuaresma desde mediados de marzo y bien entrado el mes de abril cuando la brisa es mejor, por lo cual este juego circunscribe a los bañistas en un tiempo determinado: marzo-abril, en tiempo de vacaciones en cualquier lugar de la región centro-occidental de Venezuela, desde San José de  Río Chico hasta Santa María de Cariaco donde el pintor vivió y sus alrededores que él conoció muy bien. Indiscutiblemente no tienen como escenario la playa como en otros casos; sino más bien una poza de esas que hay tantas en el Estado Sucre de origen lacustre,  de aguas termales o de manantiales o en ríos.

     Balneario Las Negritas, (1992), obviamente que el pintor no se refiere al Balneario Las Negritas ubicado en el Estado Cojedes, con saltos de agua y pozas donde las personas pueden disfrutar bañándose en éste, debido a que  en esta entidad federal no hay playas; los balnearios son lacustre o fluviales. La obra aquí presentada evoca un balneario a orillas del mar. El nombre   de la obra viene porque los bañistas son gentes de color o afroamericanos. Se puede apreciar en el cuadro un malecón  y árboles típicos de la zona costera como los cocoteros, local comercial construido con bloque y techo de zinc  que se prolonga en espacio abierto donde son atendidos los clientes, puertas metálicas que abren de abajo hacia arriba, donde está un saliente que sirve de mesón o mostrador. Este diseño arquitectónico es típico en los estados costeros  Anzoátegui y Sucre. Al igual que a los anteriores comentados, la gente está en esparcimiento. Balneario, (1991) a diferencia del anterior, pareciera más bien que los bañistas estuvieran a orillas de un río, o una de esas pozas de aguas termales o de un manantial que existen tantos en la región sucrense. Los bañistas son también gentes de color al igual que las otras dos obras: Paisaje Marino, (1992) y Playa, (1996) —Flores, Paisaje y Playa, —que es un mosaico— y que en este espacio lo trato como “playa”—, que innegablemente,   el contexto es el mar, la obra lo dice para no tener dudas sobre este particular. El primero refiere una playa donde el mar pareciera estar atrapado por una depresión bordeada por una tierra árida,  reseca, pedregosa,  de poca vegetación que pareciera el Golfo de Cariaco, en la que se ve venir un personaje en un bote. El segundo, al igual que el primero, es una playa, donde aparecen en escena personas bañando con sus flotadores, pelota de playa; los típicos vehículos y la gente de color que son un denominador común de esta temática, que por sus características nos circunscriben en la década de los años noventa.  

        La temática aparece en la actividad artística del pintor  a partir de 1990; caracterizada por paisajes de la costa que él conoció desde San José de Río Chico, hasta Santa María de Cariaco, donde trabajó como bodeguero; con  abundantes personajes, gente de  color en sano esparcimiento, con una arquitectura típica de la región costera del oriente venezolano.  El lugar es indeterminado, naturalmente traído del recuerdo de lugares que visitó, que más bien viene a ser una imagen anecdótica que nos permite visualizar la evolución de la población y del urbanismo de esta latitud. Es una estampa arquetípica regional. Son paisajes Marinos que nos recuerda el Golfo de Cariaco en el Estado Sucre con esas montañas rocosas áridas que atrapan esas azulísimas aguas de esta depresión natural. No nos olvidemos que nuestro pintor siempre vivió en la zona costera de Venezuela. Las obras: Balneario Las Negritas, (1992) estuvo expuesta en el año 2008 en la muestra: Testimonio en el Tiempo en el Museo de Anzoátegui. Aparece en el registro fotográfico del catálogo de dicha exposición. Balneario, (1996) y Balneario Las Manzanas, (1991) fueron exhibidas en octubre de 2004 en Sharo’n Galería Centro de Arte, Lechería Estado Anzoátegui en la exposición: “Perspectivas Múltiples” Arte Ingenuo Venezolano. Aparece registrada fotográficamente en la portada del catálogo. Y Balneario de Negritas, (1991) estuvo expuesta en la muestra individual titulada: Armando Andrade que se le hizo al artista en 1995 en el Museo Histórico Clarines, Municipio “Manuel Ezequiel Bruzual”, Estado Anzoátegui.

     Son característicos en estas obras la aparición de gente de color, mar, río o laguna como escenario, modernos vehículos automotores, gentes en actividades de esparcimiento,  que anuncian otra etapa de la vida del pintor y la modernidad en estas localidades que tienen ya fisonomía de ciudad que en otros tiempos fueron aldeas. Esta temática es tardía en la creación artística del pintor. No aparece en las exposiciones precedentes tales como: Salón Pirichu de la Universidad de Oriente, Puerto La Cruz, (1965); Galería Polo & Bot, Caracas, (1968); Club de Leones de Barcelona, Primer Encuentro de Periodistas Oriente-Sur, (1969); Ateneo de Barcelona “Miguel Otero Silva”, (1972); Sala de Exposiciones Plaza Bolívar, Caracas, (1973). Sala Ocre, Caracas, (1974).Tampoco he visto comentarios sobre esta temática en el más de un centenar de documentos que he leído sobre el pintor. Estas obras pertenecen a lo que yo llamo la segunda etapa de la vida de pintor, caracterizada por la incorporación de personajes y modernos vehículos, pareciera que tuviera horror vacui , empeñándose en no dejar espacio vacío en la obra rellenándolo. ¿O acaso ahora mete gente porque la belleza y la paz y la tranquilidad ya no es posible? ¿Será que su angustia existencial y su soledad ya lo reflejan sus pinturas y no le queda otra opción que pintar lo que vive y lo que ve? Definitivamente estas obras son un tributo del artista a la negritud venezolana.

Balneario, 1996, (Tomado de Sharon´s Galería, Centro de Arte, Perspectivas Múltiples, Arte Ingenuo Venezolano, Lecherías p. s/n.)

Balneario de Negritas, 1991. (Tomado de Armando Andrade,  Fundación Cultural Clarines, Municipio “Manuel Ezequiel Bruzual” 1995, p. s/n.). Digitalización Esp. Víctor A. Hernández.


Balneario Las Negritas, 1992. Colección Manuel Bas. Caracas, D.C. 


Paisaje Marino, 1992. Colección Darío Falanelli. Puerto La Cruz, estado Anzoátegui.

Balneario, 1995. Colección y Fotografía Antonio Casanova, Barcelona, estado Anzoátegui.

Flores, Paisajes y Playa, 1996. Colección Manuel Alcalá, Barcelona, estado Anzoátegui. 

Balneario Las Manzanas, 1991. Colección y Fotografía Moshe Aramati, Lechería, estado Anzoátegui.

                                FLORES Y FRUTAS

     Flores y Frutas son los nombres que le daba Armando Rafael Andrade a la naturaleza muerta o bodegón. Los títulos aludidos hablan por sí solo de que se trata. Vienen a ser dos nombres genéricos para denominar la producción de estas dos categorías de obras relacionadas con la flora. La distinción o identificación viene dada por su  data y numeración —por ejemplo Frutas I, Frutas II; Flores 4, Flores 6—, etc., o sencillamente: Flores y Frutas.

     Este es un  tema que aparece en su producción tardíamente, quizá sobre el  año setenta, al menos es lo revelan los catálogos de las exposiciones realizadas en: 1965 en el Salón Pirichu de la  Universidad de Oriente, Puerto La Cruz;  1968 en la Galería Polo & Bot, Caracas; 1969 en el Club de Leones de Barcelona en el Primer Encuentro de Periodista Oriente-Sur organizado por la AVP Anzoátegui; 1972 realizada en el Ateneo “Miguel Otero Silva” de Barcelona—aunque no se hizo catálogo tengo el testimonio de Manuel Alcalá quien estuvo presente, que este tema no se expuso en1973 en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar de la Gobernación del Distrito Federal, Caracas, en las que afortunadamente indican los títulos de las obras que estuvieron en sala, en las cuales no reseña obras de esta naturaleza .

     Las obras más antiguas que conozco relacionadas con las flores son cuatros pintadas en 1974 que pertenecieron a Benito Pereira (+). En  más de un centenar de fuentes consultadas y revisadas no he tenido noticias de obras de este género. Los críticos que en sus primeros tiempos estudiaron sus obras: Juan Calzadilla, que por cierto hace unos comentarios generosos sobre su obra se refiere más bien a los paisajes, de igual manera Francisco Da Antonio; esto naturalmente porque el artista para aquellos días se ocupaba más del paisaje —se exceptúa aquí las marinas que son también de producción tardía,  hacia 1990—El primer trabajo donde se reseña un bodegón fue el escrito por Alfredo Armas Alfonso, titulado: Armando Rafael Andrade Una Ideología de la Justicia, publicado en Caracas  en 1979  por la Universidad Simón Bolívar  en la revista Tiempo Real, Nº 9, p.10, en la cual reseña una naturaleza muerta, que no indica el año, pero la data de la aparición del documento la sitúa antes de 1980. La obra comentada da la impresión que es el interior de una bodega, donde en primer plano,  sobre probablemente una mesa,  se hayan unas frutas y hortalizas, más atrás se encuentra un racimo de cambur manzano, al fondo está una repisa con unos frascos y unos recipientes. Este es el único documento desde sus inicios hasta el año de publicación del documento arriba indicado donde aparece una obra de estas características. Tampoco conozco trabajos, al menos de los que he leído para realizar este trabajo, que pueden los lectores verlos en las referencias de esta investigación  y tantos otros que leí, pero que no cité por lo repetitivo de la información, sobre todo los artículos periodísticos, que refieran esta temática—las naturalezas muertas—Todos los análisis formales de la obra de Armando Rafael Andrade se refieren estrictamente sobre los paisajes, que por cierto, los de las zonas rurales, menos humanizados, en los que  el artista nos dejó un inventario botánico de árboles tales como: bucare, pericoco, apamate, palosano, puy, araguaney, típicos de la Región Oriental de Venezuela. 

     Sin embargo, podemos hacer algunas consideraciones sobre las flores y frutas, si las comparamos con los paisajes representan obras menores, no obstante, su obra paisajística es de mayor complejidad compositiva; se une a ello en importancia su carácter documentalista  que se ha convertido en el tiempo su obra, en una especie de “álbum de ciudad” en el que ha recogido como en la fotografía esa estampa de ciudad, —en una época cuando no todas las personas disponían de una cámara fotográfica — que ha dejado para la posteridad la fisonomía de caseríos, pueblos y ciudades de otros tiempos. Este tema—paisaje— ha sido pintado en mayor cuantía y todos los comentarios de los críticos  han girado en torno a esa temática. Las  flores y frutas, han quedadas marginadas de todo comentario crítico y, naturalmente ha sido pintadas en menor cantidad, aunque en los últimos diez años de su vida tuvo un repunte importante la producción de estos motivos pictóricos. En las últimas exposiciones de su vida ocupó más bien un espacio de relleno; en algunos otros casos fueron omitidos a la hora de seleccionar las obras que iban a estar en las  salas de exposiciones. Cuando se le hizo en 1995 la exposición Armando Andrade en el Museo Histórico Clarines muchas de estas obras fueron obviadas por considerarlas de poco valor plástico, según me comento José Graterón Luque, quien asistió a ella, y estuvo cercano al evento organizativo. (José Graterón Luque, entrevista personal, abril de 2014).

     Pero cabe destacar que en un estudio de la obra de un artista, sobre todo cuando ya no está entre nosotros, excluir algunas de sus obras en mi opinión es un error, se deben incluir el mayor número de obras posibles para poder penetrar en su genio creativo; de lo contrario la apreciación de su trabajo sería parcial. Un caso ilustrativo en la Historia del Arte son los casos de Picasso y Klee, de quienes en el pasado muchas de sus obras fueron consideradas de importancia secundaria por la crítica, sin embargo,  hoy con una mirada a su obra más en perspectiva han sido revalorizada, quizá por la ausencia de éstas en el mercado, independiente de los temas, o porque  muchas de ellas fueron de poca simpatía para la gente. Las épocas cambian y con ello los gustos y la apreciación de las personas (por y sobre)  el arte,  y se teje una  nueva forma y paradigma de mirarlo. Esto pasa y ha pasado siempre, al menos desde el Renacimiento hasta el presente. Sabemos que los gustos de los galerista, coleccionistas y amantes del arte en general cambian en el tiempo, así como también nuestros paradigmas culturales. Por otra parte, la producción de un artista, en parte, se debe a sus motivaciones e intereses independientemente de la solicitud de los clientes. Por ello le dedico unas líneas a esta temática.  

     Sus naturalezas muertas —Flores y Frutas—, sin dudas, recogen todo un repertorio de frutas de mesa  y flores de los patios de los hogares humildes, Él plasma en el lienzo,  su naturaleza interior y visual, con ellos  encontró la forma de representar su entorno y traducirlos plásticamente con absoluta libertad. Pinta no sólo como un ejercicio pictórico, sino también con el fin de documentar como bien pudieron hacer los pintores de la “ilustración venezolana” en las tres primeras décadas del siglo XIX. No pudo  en su pintura hacer otra cosa que representar el entorno donde Él vivió. Incluyó aquí naturalmente paisajes, flores y frutas. Este espacio presento cuatro obras sobre la temática: FLORES, (1984); FLORES, (1974); FRUTAS, (S. F.) y FLORES, (1993). Flores, (1974) fue expuesta en el año 2000 en la muestra: Armando Rafael Andrade  Realidad Luz y Color en la Galería de Arte Comisión Legislativa del Estado Anzoátegui, Barcelona.

Flores, 1984. Colección Luis Rojas, Barcelona, estado Anzoátegui.

Flores, 1974.Colcción Benito Pereira (+), Puerto La Cruz, estado Anzoátegui. (Tomado de  Armando Andrade Realidad Luz y Color, 2000,  Galería de Arte Comisión Legislativa del Estado Anzoátegui, Barcelona, p. s/n.)

Frutas, s.f. Detalle. (Tomado de Armando Andrade Realidad, Luz y Color, Galería de Arte Comisión Legislativa del Estado Anzoátegui, Barcelona, p. s/n.). Digitalización  Esp. Víctor A: Hernández.
Flores, 1993. Colección y Fotografía Moshe Aramati, Lechería, estado Anzoátegui.

                             LOS MOSAICOS
     La palabra mosaico etimológicamente proviene del griego “musas” o arte inspirados en las Musas. Las Musas son las deidades de las artes. Y del latín mosaicum: obra relativa a las Musas. Ambos refieren más o menos lo mismo. El mosaico es una obra de arte realizada con pedazos de materiales tales como: vidrio, plástico, cerámica, piedra, entre otros. Similares de forma y colores muy diversos llamados “teselas” unidas mediante  yeso u otro aglomeramiento para formar composiciones geométricas o figurativas o de otra naturaleza. Es una técnica muy antigua que se remonta al mundo antiguo: Mesopotamia, Creta, Grecia, Roma, Imperio Bizantino, entre otros. 

      Los mosaicos de Armando Rafael Andrade no tienen nada que ver con los arriba descritos, se tratan más bien de pinturas; que ni siquiera en similitud se le aproximan. Tanto la pintura como el mosaico como arte naturalmente guardan algunas similitudes, pero también diferencias. En relación a la primera, ambas  son obras bidimensionales, los elementos compositivos y la estructuración de la obra en cuanto forma y color guardan cierta relación; pero tienen elementos que las distancian, en  la pintura las pinceladas vienen a sustituir a los trocitos de materiales, emplea argamasa para adherirlos, no se pueden lograr las tonalidades del color como con la pintura, por lo que hay que escoger sabiamente los pedazos de materiales, y finalmente,  las técnicas son muy diferentes; aunque en la pintura se puede lograr un efecto visual similar  muy original parecido a un mosaico. 

     Un caso ilustrativo de lo que he venido planteando sobre este particular es el del pintor aragüeño Luís Enrique Moreno Díaz, cuya técnica pictórica él ha denominado “mosaiquismo”, que naturalmente no tiene nada que ver con el “puntillismo”  ni con el “neo-impresionismo” francés. Es más [parecido] a los mosaicos bizantinos, al decorado ostentoso de los palacios de Marrakan, o del arte musulmán, mudéjar o mozárabe de España, o de los ambientes de mosaicos, tapices del mundo islámico.

     Pero cabe aclarar aquí, que una cosa es el efecto visual que logra Moreno parecido a un mosaico y otra cosa que lo sea realmente en cuanto ha contenido, es decir: técnica, materiales, procedimiento de elaboración, entre otras. Aquí la tesela es sustituida por la pincelada, la manera de estructuración a manera de rompecabezas; que en la pintura cambia por la manera cómo se le asigna los valores cromáticos a la obra, a través de las tonalidades del color  basados en las leyes del claroscuro. Se trata aquí más que de  un verdadero mosaico, a  una representación ilusoria, de una realidad mimetizada por el arte.  

     Pero los mosaicos de Armando Rafael Andrade, para estudiarlos, tendríamos que penetrar en la semántica particular del término, de un nuevo uso del vocablo, que viene a ser una especie de traslación semántica, en la que conceptualmente no se corresponde de lo que desde el punto de vista del significante y del significado ha representado ordinariamente. De modo que habría que definir en primer término,  lo que el artista denomina “mosaico”,  que es la tarea que me propongo ahora. Como se sabe de la definición arriba indicada supone la estructuración de manera unitaria de una obra de arte empleando pedazos de materiales; que no es en ningún sentido la manera como Andrade elabora las obras denominadas por Él,  “mosaico”. El procedimiento empleado por el pintor en líneas generales consiste en primer lugar elegir el soporte o plano, el cual divide en varios que podríamos llamar “sub-planos”, o pequeños planos individuales, que van a ser los destinados para la ejecución de obras en miniaturas, que no necesariamente guardan relación una con la otra, más allá de compartir un mismo soporte, de temática variada,  que el pintor valora como una sola obra  y que la comercializa de esta manera. Pareciera más bien como un pequeño álbum de barajitas, que compone al mosaico.  

    No obstante, esta pudiera ser una de las  lecturas que se le puede hacer a la obra si la vemos desde la intención del artista. Pero no nos olvidemos que las obras de arte cobran vida propia, y el espectador descubre en ellas cosas que el artista no se había planteado al ejecutarla. Por ejemplo,  la valoración que se les hizo a las pinturas de   Rousseau  y Claude Monet, en un comienzo en el Salón Anual en Francia, visto con los esquemas valorativos de la época,  y lo que representaron después en el arte universal  ilustran bien lo que afirmo, inclusive Picasso consideró a Rousseau como el mejor pintor del mundo. Sin dudas,  que los mosaicos son trabajos que implican mucha laboriosidad, por ejemplo,  el Mosaico, 1988, que consta de 9 obras en miniaturas lo afirma. Cada una de estas obras pueden ser vistas como obras individuales también, no están pintadas de ninguna manera como los díptico o los trípticos, en el sentido de  que al dividir los paneles o los soportes de las obras se tienen la impresión de que fueron partidas a la mitad, o fragmentadas, porque  se trata de —una sola obra—  pintadas en varios soportes que se arman a la manera de un “rompecabezas”. Las pequeñas obras del mosaico son pinturitas ejecutadas individualmente,  insisto.

     Para concluir este punto,  invito a los  lectores a reflexionar lo que les voy a proponer. Imaginemos que algún galerista le haya comprado a Armando Rafael Andrade un mosaico de 5 motivos pictóricos,  y que éste decida luego  dividirlas de manera individual, ¿creen ustedes que si los clientes de la galería  no tienen mayor pormenores de la obra en cuestión, no la han visto nunca,  no conocen las particularidades de cómo Andrade las pinta,   podrán estar seguros si se trata de un mosaico —una obra— o de pequeñas obras pintadas por el artista, que como sabemos ejecutó cuadros de estas dimensiones, como las dos que ofrecemos aquí: Plaza Buenos Aires y Calle Bolívar 29 de Marzo de 10x5 cm. y 10x15 cm respectivamente? Respondan ustedes en su interior la pregunta. 

     Es así que para comprender lo que Armando Rafael Andrade denomina mosaico habría que “desaprender” lo que se ha venido conceptualizado y aceptando por esta terminología, y aprender  el modo particular el que le asignado el artista, independientemente del valor conceptual  general universalmente formalizado, al menos entre las artes visuales.

     Presentamos en este trabajo seis (6) mosaicos tres (3) de ellos tratados ya en el tema intitulado: Localización de los Paisajes e Historia —Estado Sucre Lugar Indeterminado— titulados: Flores, Paisaje y Playa, (1996); y —Estado Anzoátegui, Barcelona —Paisajes, (1998) y Paisajes, (1999), solo que en aquella oportunidad se trataron sólo lo relacionado con los paisajes. El primero de estos dos últimos, en la esquina izquierda-superior está un paisaje; en la derecha-inferior, una marina, y un tercer paisaje que abarca la diagonal espacial que hacen los  ángulos: izquierdo-inferior y derecho-superior de la obra. El segunda, al igual que le  primero, el soporte es más o menos rectangular, en él están pintadas cuatro (4) obras, dispuestas en forma regular  en las partes: izquierdo-derecho-superior: Paisaje y  Flores en el izquierdo-derecho-inferior: Frutas y Paisaje. En relación a la obra: Flores, Paisaje y Playa, (1996); los dos primeros motivos están pintados en la parte izquierda-derecha-superior y en la inferior del cuadro está pintada la playa o marina. Cabe señalar aquí, que estas tres obras ya referidas, aunque no llevan el título de mosaico, entran dentro del criterio que el pintor denomina así.

     Me ocuparé ahora aquí de un mosaico denominado Paisaje, (1998), en el cual están dispuestos en el mismo soporte rectangular, de izquierda a derecha: uno en cada extremo y en el centro del plano dos paisajes, uno debajo del otro.  Las dos obras restantes: Mosaico, (1988) y Mosaico Nº 1, 1995; ambas están trabajadas de manera simétrica en cuanto a disposición espacial —aunque a veces lo dispone de manera asimétrica—  en el caso particular de estas dos obras , el pintor divide el plano,  en primer término en cuadriculas a manera de un tablero de damero, que vienen a constituir si se me permite el término en “sub-planos”, en la que de manera independiente el pintor ejecuta las pequeñas obras —miniaturas— que vienen a integrar una sola obra con las temáticas: flores, frutas, paisajes, marinas que vienen a ser una síntesis de su repertorio artístico. Para finalizar este punto, debo indicar que las obras pintadas por el artista de mayor valor plástico son los paisajes, sobre todo la de   los años 50 60 y 70 de esta última década en adelante sus obras comienzan a declinar, a desmejorar considerablemente, a tal punto que comienza a emplear la regla, en algunos casos traza las líneas con bolígrafos o con lo que encuentre. En segundo plano en cuanto a calidad plástica están las flores y frutas (naturalezas muertas).   
   

Paisaje, 1998. Colección Luis Rojas, Barcelona, estado Anzoátegui.

Mosaico, 1988. Colección Manuel Bas. Caracas, D. C.

Mosaico N° 1, 1995. Colección y Fotografía Antonio Casanova, Barcelona, estado Anzoátegui.



     HOJA DE VIDA DE ARMANDO RAFAEL ANDRADE

Armando Rafael Andrade. José “Cheo” Hurtado Moy, 1999. Fotografía a color, Barcelona, estado Anzoátegui. Colección del Autor. Digitalización Esp. Víctor A. Hernández.  

     1921. Nació en Río Chico, Estado Miranda, Venezuela, el 24 de julio.

     1928. Su madre lo envía a la escuela de Higuerote con el maestro Guillermo, asistió dos veces a clase  en primer grado y no fue más. No cursó estudios de primaria.
     1929. A los 8 años de edad quedó huérfano.

    1929-1937. Trabajó en su tierra natal cargando agua, vendiendo leña y dulces; el trabajo que saliera. 

     1938. Llegó a Clarines con la familia Marcia Acosta de visita a la residencia de Adán Cabeza Coche donde se quedó viviendo. En esa época juega en el equipo de béisbol Los Halcones de Remigio Camero.

     1939. Estando en Clarines se va voluntariamente al servicio militar. 
     1942. Pagó tres años de servicio militar en Valencia, estado. Carabobo  donde aprendió a leer y a escribir,  se le dio la baja con el grado de Sargento.  De allí pasa  a Cumaná donde trabajó de obrero en las tabaqueras. Ese mismo año retornó a Clarines, Municipio “Manuel Ezequiel Bruzual”, Estado Anzoátegui,  en donde se había alistado. Se residenció en este pueblo y se dedicó a la carpintería y a la pintura  hasta 1965. En esta ciudad conoció a Josefina Robles (Chime). 

     1944. Se une en familia con Josefina Robles, con quien tuvo una numerosa familia de 13 hijos: Luis, Orlando, Wilfredo, Franklin, Noel, Frank, Ana Rosa, Deyanira, Minerva, Josefina, Milena, Armando y Juaneggi; este último ya fallecido.

     1945. Nació su primer hijo: Ana Rosa Robles. Pintó su primer cuadro: Retrato de Remigio Camero, un amigo de Armando Rafael Andrade compañero del juego de béisbol y una gloria del deporte de Clarines. Y otros retratos que no han llegado hasta nosotros.

     1956. Comenzó su actividad pictórica profesional. Pintó su primer paisaje: Iglesia de San Antonio  Clarines, con sapolín (esmalte industrial) sobre cartón piedra que se la vendió a su amigo Claudio Alén, encargado del telégrafo,  por un fuerte, que éste colgó en la oficina.

     Conoció en Clarines por intermedio del telegrafista Claudio Alén a Alfredo Armas Alfonzo. Éste le compró dos cuadros: Casa del Negro Lucas y Cerro de los Chivos pintados en 1956. El Negro Lucas era el hijo de Carmen Camero, muerto al desprenderse del andamio mientras pintaba la fachada de la iglesia de Clarines según versión de Alfredo Armas Alfonzo, (1973) en el trabajo: Armando Rafael Andrade: EL Blanco de la Inocencia, que formó parte del texto del Catálogo Nº 59 de la exposición que se le hizo en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar, Gobernación del Distrito Federal, Caracas. Vale mencionar otra versión que me dijo un pariente del Negro Lucas;  Aníbal Rodríguez, quien habita hoy el lugar donde estuvo la casa en cuestión en la calle Sucre de Clarines, que pintó Andrade en 1956, que Lucas murió al caerse del techo de la edificación  del Grupo Escolar “Monseñor Celestino  Álvarez”  y que actualmente en esa edificación funciona la Biblioteca Silvio Rinconi Dalmante. Remigio Camero el personaje a quien Armando Rafael Andrade le hizo el retrato  en 1945 y el Negro Lucas eran hermanos.  

     1957. Participó en el XVIII Salón Oficial  de Arte Venezolano, Museo de Bellas Artes, Caracas, con dos obras: Cerro de los Chivos y La Casa del Negro Lucas. Con estos cuadros asistió en la IV Bienal del Museo de Arte Moderno, Sao Paulo, Brasil. Armas Alfonzo, 1973 en Edda Armas (Comp.) (2003); Francisco Da Antonio, (1974)  afirma de este último  evento se publicaron los siguientes reportajes en la prensa capitalina: el 9 de mayo en  El Nacional: Interesada la Bienal de Sao Paulo en la pintura de los espontáneos venezolanos; el 13 de julio en El Universal: Irán 9 pintores venezolanos a la IV bienal de Sao Paulo; y en la misma data en El Nacional: Seleccionados los pintores que representarán a Venezuela en la Bienal de Sao Paulo; y el 5 de octubre en El Heraldo, escrito por Eduardo Sigler: Venezuela en la IV Bienal de Sao Paulo. Da Antonio Francisco, (1974,  pp.128-129). 



Ese año el Departamento de Relaciones Públicas de la Creole Petroleum Corporation publica el álbum: “Pintura Venezolana 18º Salón Oficial 1957” con un comentario crítico de Gastón Diehl de tan magno evento de la pintura venezolana; en dicho documento, en la Sección de Pintura, expositores, p. s/n., aparece reseñado Armando Rafael Andrade (postdata, febrero 2020).


Portada del Cátalogo de la IV Bienal del Museo de Arte Moderno, Sao Paulo, Brasil, 1957. (Tomado de Fundación Museo Jorge Otaiza, 2008, Marzo 5. IV Bienal do Museu de Arte Moderno, Sao Paulo, Brasil, 1958. Documento en linea, disponible en: http://www.museooteiza.org/2008/03/lang_esiv-bienal-del-museo-de-arte-moderno-1957-sao-paulo-brasil-arte-modernoaren-museoaren-iv-bienalalang_es/ )

     1959. Francisco Da Antonio publicó el trabajo: Panorama de la Pintura Ingenua Contemporánea  de Venezuela: Feliciano Carvallo, Federico Sandoval, Bárbaro Rivas, Víctor  Millán Salvador Valero y Armando Andrade. Revista Farol Nº 185, Caracas, (Noviembre –Diciembre).

     1963. La Universidad del Zulia, a través de la Facultad de Humanidades y Educación, publicó en Maracaibo la obra de Francisco Da Antonio: Pintura Ingenua Venezolana del Siglo XX donde reseñó a Armando Rafael Andrade. Este año la Universidad de Oriente, Núcleo Sucre escogió la obra: Cerro de  los Chivos, (1956) para ilustrar la tarjeta navideña de esta Casa de Estudios. 

     1964. Este se traslada a Barcelona. De esta data hasta 1969 trabaja haciendo urnas en la Funeraria “San Celestino” de Zarina Villamini.

     1965. Del 29 de enero al 14 de febrero, expuso  al lado de Bárbaro Rivas, Jesús María Oliveros, Gerardo Aguilera Silva  en el Salón Pírichu  de la Universidad de Oriente, Puerto La Cruz;  con motivo del XXI Aniversario de la Consagración Municipal de la capital  del Distrito Sotillo. Expuso las siguientes obras : Cerro de los Chivos, Ranchería de Chave, La Cruz de Belén, De Pesca en la Laguna de Unare,  El Patio de la Casa del Pintor, El Unare en Verano y Calle del Telégrafo.   Armas Alfonzo, (1973) en Edda Armas (Comp.) (2003). Esta exposición fue exhibida también en Cumaná y Barcelona. Reside en Barcelona no vuelve más a Clarines sino hasta 1994, en la ocasión de la celebración del cuatricentenario de esta ciudad  donde le rindió homenaje la Alcaldía de Bruzual y la Junta Organizadora de las Fiestas Patronales. Reside en Barcelona desde este año hasta 1969 cuando se traslada a Santa María de Cariaco. En su estadía en Barcelona trabajó en la Funeraria “San Celestino” haciendo urnas  entre 1965-68.  Este año fue restaurada la iglesia San Antonio de Padua de Clarines bajo la dirección del Arquitecto  Paolo Gasparini, donde Armando Rafael Andrade trabajó como carpintero y talló en madera la paloma de la cúpula del altar mayor del templo. En este año se viene de Clarines a vivir a Barcelona; para decirlo con palabras de Armas Alfonzo, (1979) en Edda Armas, (Comp.) (2003) “totalmente se desvincula de Clarines por razones que nunca se dirán”,  (p.104).

     1966. En esta data, Juan Calzadilla escribió: Tradición y Actualidad del Arte Ingenuo, Revista Cultura Universitaria  Nº 93.85-90, (Octubre-Diciembre), pp. 85-90, Universidad Central de Venezuela, Dirección de Cultura, Caracas, donde reseña al artista. Este trabajo fue compilado— aunque omitió algunos párrafos—por Rafael Strauss K., (1999) en el Diccionario de Cultura Popular, t. II, p.540, editado en Caracas por la Fundación Bigott, titulado: Arte Ingenuo.

      1967. Apareció un comentario en el volumen escrito por Juan Calzadilla: El Arte en Venezuela, Caracas: Edición Especial del Círculo Musical, Fichero Crítico y Biográfico, p. 197.En la misma obra está un trabajo de Francisco Da Antonio: Pintores Ingenuos, donde refiere al artista en páginas: 157, 164-165. El mismo autor,  en otra publicación: Primera Retrospectiva de la Pintura Ingenua Venezolana del XX, editada en Caracas por Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes /Galería de Arte Nacional /Círculo Musical reseña al artista.      El 14  de junio de 1967, se casa su hija mayor, Ana Rosa Robles. 

      1968. La Galería Polo & Bot del 2 al 16 de junio con el patrocinio de la Universidad de Oriente (UDO) y el Instituto de Cultura y Bellas Artes (INCIBA) le organizaron su primera exposición individual: Armando R. Andrade,  con veinticuatro (24) obras: Cerro de los Chivos, Ranchería de Chave, De Pesca en la Laguna de Unare, El Unare en Verano, La Escopeta en la Horqueta , La Iglesia de Clarines desde la Escondía, El Callejón de Don Tomás  Miranda , La Bodega de María Santamaría , Calle La  Marina de Puerto Píritu, Calle Real de Píritu , Calle San Antonio de Clarines, El Solar de Zamuro, La Esquina de Misia Mercedes, La Cosecha de Mangos, El Cerro de los Chivos Otra Vez, La Cruz de Belén, Ahí está Enterrado el Dr. Rodríguez Marrero, La Iglesia de Píritu no es Mejor que la de Clarines , Lo Llevan al Cementerio de Chorrerón, La Que era  de Guategato, La Bajada de las Sifontes, El Malecón de Puerto Píritu, La Terecaya Colorada, A Carenero se lo Llevó el Diablo. En el  catálogo aparece el texto: Un Renegado de Diez Veinte a Once, escrito en Lechería, el 27 de mayo de ese año. En la portada del catálogo aparece una fotografía  de rostro  y en la parte interior una de  cuando estuvo en el ejército, denominada: Su Tiempo de Conscripto. Al propósito de la misma el artista viaja a caracas, pero no asistió a la inauguración. El 9 de junio apareció  en el Papel Literario de El Nacional  el trabajo sobre el artista: Armando Andrade, Fabricante de Urnas  Pintor de Paisajes. En el nº 26 del Quincenario  “Imagen”  apareció un escrito de R. G.  En Mesa Redonda  del 15 de junio titulado: Armando Andrade. Esta exposición fue reseñada en el Nº 26 de Carta Cultural de Venezuela, en junio, en el trabajo: Salvador Valero (en Galería Universitaria) y Armando Andrade (Galería Polo & Bot.), Dos Primitivos.    Alfredo Armas Alfonzo, el 27 de mayo publicó sobre el artista: Armando Rafael Andrade: Un Renegado de Diez Veinte a Once. Revista Oriente, Año 2, Nº 5, Cumaná: Universidad de Oriente.




1968 Catálogo de la exposición Armando R. Andrade, Galería Polo & Bot, Caracas,. Digitalizado por Esp. Víctor A. Hernández.

     1969. En el mes de octubre, expuso junto a Raúl Aquiles Savino en el Club de Leones de Barcelona con motivo del Primer Encuentro de Periodista Oriente-Sur por la Asociación Venezolana de Periodistas  Anzoátegui,  la muestra se titulaba: Andrade y Savino  Dos Pintores Ingenuos de Barcelona , la cual  fue organizada por Alfredo Armas Alfonzo. Expuso seis obras: Centro Profesionales de Lechería, La Cuadra Frente al Viejo Hospital, Calle de Portugal, Callejón de la Victoria, Calle Maturín y Calle San Carlos,  Armas Alfonzo,1973 en Armas, Edda (Comp.) (2003, p. 103) .Desde esta fecha hasta 1973 vivió en Santa María de Cariaco, Estado Sucre, donde trabajó como bodeguero y en las pesqueras y tabaqueras de Cumaná Edo. Sucre.

     1970. Pinta  con plaka sobre masonite la obra: Iglesia de Píritu, dedicado a la joya de arquitectura colonial: Nuestra Señora Inmaculada Concepción de Píritu, Píritu, Estado Anzoátegui, que es adquirida por el Dr. Arias.

     1971. Pintó los cuadro: Ruinas de la Panadería El Carmen 1 (Barcelona), Ruinas de la Panadería El Carmen 2,  las cuales aparecen reseñadas, la primera  en el registro fotográfico y la segunda solo el nombre,   en el catálogo nº 59 de la exposición individual: Armando Rafael Andrade realizada en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar de Caracas  de la Gobernación del Distrito Federal, Caracas.

     1972. Expuso en el Ateneo “Miguel Otero Silva” de Barcelona donde exhibió obras relacionadas con la experiencia vivida en esta población. Martínez, (2000). Exhibe su obra en la Fundación “José Ángel Lamas”, Caracas. Reside en Santa María de Cariaco donde trabaja como bodeguero sin abandonar la pintura. 

     1973. Este año el artista regresa a Barcelona procedente de Santa María de Cariaco. Esto se puede constatar con dos obras que presentadas en este trabajo: Patio del Pintor Barcelona Nº 1 y Patio del Pintor Nº 2  pintadas en 1973; que no cabe dudas que son de Barcelona ya que los títulos de las obras así lo confirman, no obstante, aparece en uno de estos cuadros (Nº 1) las vallas publicitarias de una de las edificaciones de mayor altitud de la ciudad  para aquel entonces: el  Hotel Barcelona,  en el que se puede observar en la azotea la palabra —Barcelona—y en el boulevard 5 de Julio en forma vertical las palabras sobre un aviso,  en acrílico—Hotel Barcelona— que el capta desde donde tiene residencia en ese momento en un solar que hoy funge como estacionamiento en la calle Anzoátegui, diagonal al Salón de Actos Anzoátegui. Este año aparece documentado en el Diccionario Biográfico de las Artes Plásticas en Venezuela Siglos XIX y XX,   publicado en Caracas por el Instituto Nacional  de Cultura y Bellas Artes (INCIBA).

     Armando Rafael Andrade expuso este año en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar de Caracas, en agosto –septiembre, auspiciado por la Gobernación del entonces Distrito Federal ,como parte del “Plan Cultural Caracas”, a través de la Dirección Civil y Pública  a cargo del Dr. José Luís Alvarenga , en la gestión del gobernador Guillermo Álvarez Bajares. Para esta muestra, inaugurada el 19 de agosto, Armas Alfonzo escribió en el catálogo Nº 59, Armando Rafael Andrade: El Blanco de la Inocencia. La Ficha del Coleccionista. Además  se incluyó tres fotografías del artista: El Hombre en 1956, fotografía de Alfredo Armas Alfonzo; El Hombre 1968, fotografía de Sebastián Garrido; y Las barras de Sargento (Armas Alfonzo), esta fotografía aparece en el trabajo de Francisco Da Antonio, (1967) Pintores Ingenuos, compilada por Juan Calzadilla, (1967) en su libro: “El Arte en Venezuela” publicada en Caracas por la Edición Especial Círculo Musical, p. 163, con la leyenda equivocada en el pie de la fotografía en la que aparece,  en vez  del nombre de Armando Rafael Andrade,  el de Federico Sandoval (El Policía), que Alí Brett Martínez, (1975) en su trabajo titulado :”El Ingenuo: Armando Rafael Andrade  de Fabricante de Urnas en Clarines a la Bienal de Sao Paulo”, p. 4, que acertadamente advierte este error de imprenta. Que es  la fotografía a la que se refiere Armas Alfonzo, (1973/1979/2003 ) de esta manera:  “…un servicio militar obligatorio del que apenas queda una fotografía al minuto de blusa y cristina el hombre, el rostro de los lozanos veinte año”…(p.s/n; p.9; p. 104) Esta última estuvo en el catálogo de la Galería Polo& Bot con el nombre:  “las barras del Sargento” y  en el trabajo de Francisco Da Antonio: Pintores Ingenuos, (1967); incluido en la obra de Juan Calzadilla (1967) El Arte en Venezuela, publicada en Caracas por Ediciones del Círculo Musical. Se hizo un cartel  para publicitar la exposición donde aparece la obra: Plaza Bolívar de Clarines, 1972; que es la misma que aparece en la portada del catálogo, ambos hechos a color  por el diseñador gráfico Raúl Oswaldo Acosta M. con base a la fotografía de Fermín Romero (fotógrafo). Estuvo en sala 20 obras de las cuales las que están en letras negritas aparecen en el registro fotográfico  del catálogo  hecho por Fermín Romero .Serie de La Soledad, Estado Sucre (1. La Casa de Alto, 2. El Bar); Serie de Píritu, Estado Anzoátegui (3. La Casa en Ruinas Píritu, 4.La Iglesia de Píritu); Serie de Barcelona, Estado Anzoátegui (5.Ruinas de la Panadería El Carmen I ,6.Ruinas de la Panadería El Carmen II, 7. La Casa Verde, 8. El Garaje de la Esquina, 9. Naricual); Serie Clarines (10.La Plaza Bolívar de Clarines ,11.El Cementerio de Clarines, 12. La Subida de Doña Fidelia, 13. Calle El Sol, Clarines); Serie de Chiguana, Estado Sucre (14.El Zócalo Morado, Chiguana, Estado Sucre, 15. La Vía de la Playa Chiguana Estado Sucre,); Serie de Catuaro, Estado Sucre (16. La Esquina del Bombillo, 17. La Jefatura de Catuaro, 18. Mediodía de Catuaro, Estado Sucre) Serie  Caigua (19. El Aljibe de la Iglesia de Caigua) y de Cumaná (Bajo Seco Estado Sucre). Este último pueblo por error en el catálogo aparece como que fuera de Caigua; y es realmente una barriada de Cumaná. Aparece además dos opiniones sobre su obra de dos autoridades en materia de arte popular  sobre el pintor: “Trayectoria Brillante” de Juan Calzadilla, (1967) en su obra: El Arte en Venezuela, Edición Especial del Círculo Musical, Caracas. Y “Las Tres Cualidades  Esenciales, de Francisco Da Antonio, (1967)  publicada en la obra ya indicada de Calzadilla. Este documento aparece en el Catálogo de la Biblioteca Nacional de Venezuela bajo el registro Nº  83.436. Desde esta data hasta  al menos 1981 estuvo pintando para la Galería La Marina de Jairo Valencia y Manuel Alcalá, ubicada, en ese entonces en la Marina Américo Vespucio, en Lechería, estado Anzoátegui y en la otra sede ubicada en Puerto La Cruz. Su obra estuvo en exposición permanente en este espacio la última data indicada.

      1974. Es reseñado por Francisco Da Antonio en su libro: El Arte Ingenuo en Venezuela, Caracas, editada por el Ministerio de Información y Turismo, pp.69-70 y 110. En esta misma obra aparece escrito en inglés por The Editor  un Summary (Sumario) donde es comentado el artista en la página 163 de la obra. Además de esta  publicación hay una Edición Especial de la Compañía Shell de Venezuela. Este año, en el mes de noviembre, la Sala Ocre, en Caracas presenta la muestra individual: Armando Rafael Andrade El Ingenuo de  Clarines, el texto del catálogo lo escribió Alfredo Armas Alfonzo. Este año pintó los cuadros: Castillo de Cumaná y Calle 8ª La Chica, Barcelona pertenecientes a la colección Fundación Museos Nacionales /Galería de Arte Nacional.




 Catálogo de la exposición Armando Rafael Andrade Ingenuo de Clarines, Sala Ocre, Caracas, noviembre de 1974. Digitalizado por Esp. Víctor A. Hernández.


     1975. Del 24 de julio al 10 de agosto se celebró el Primer Salón Nor-Oriental de Pintura Ateneo de Barcelona organizado por esta Institución y las Fuerzas Armadas de Cooperación, Comando Regional nº 7.Participó con tres paisajes. Y en el Museo de Arte Popular de Trujillo. (Lara Buriel y Alcalá, 1997). Alí Brett Martínez publicó el trabajo: El Ingenuo: Armando Rafael Andrade .Fabricante de Urnas en Clarines a la Bienal de Sao Paulo Revista Líneas Nº 215, Marzo, pp. 2-5, publicada en Caracas por C. A. La Electricidad de Caracas/Luz Eléctrica de Venezuela donde documenta gráficamente las siguientes obras: La Subida de Doña Fidelia, Clarines; Píritu Edo.  Anzoátegui; Perspectiva de la Calle de San Antonio, Clarines; Cerro de los Chivos. Este trabajo apareció una nota de prensa titulada: Armando Rafael Andrade, fabricante de urnas  en Clarines representó  a Venezuela en la Bienal de Sao Paulo, Brasil el día 1 de mayo de este año .Juan Calzadilla lo incluyó en sus libros: Pintura Venezolana de los Siglos XIX y XX, p. 136, publicado por Inversiones M. Barquín, C. A. y Pintores Venezolanos del Común editada por Compañía Nacional Teléfonos de Venezuela (CANTV). Y Armando Rafael Andrade  Fabricante de Urnas en Clarines, Representó a Venezuela en la Bienal de Sao Paulo, publicado el primero de mayo.

     1976. En esta data es comentado por los críticos de arte: Perán Erminy en su obra Pintores Populares de Caracas p. 61, publicada bajo el auspicio del Concejo Municipal del Distrito Federal, publicada en Caracas. Y  por Sergio Antillano en la p.58 de su libro: “Los Salones de Arte”, editado en Caracas por Maravén S. A.

     1978. Participó en la exposición: Pobladores de la Imaginación Cotidiana, Museo de Bellas Artes, Caracas, donde expusieron entre otros: Víctor Millán, Feliciano Carvallo, Gerardo Aguilera Silva, Bárbaro Rivas. Esta muestra apareció comentada en el diario El Nacional el 25 de junio, p. C-24 y en la Revista Venezuela Ahora, Año 5, Nº 186, p. 14, en Caracas el 13 de junio. Este material referido por Rafael Strauss  K., (1999) en su Diccionario de Cultura Popular, t. II, p. 949, editado en Caracas por la Fundación Bigott, titulado: Pobladores de la Imaginación Cotidiana. Este año, el 2 de agosto, ingresaron  al Archivo de Artes Plásticas, División de Diseño y Obras Gráficas del Archivo Audiovisual de Venezuela, División de Obras Planas  de la Biblioteca Nacional de Venezuela, los siguientes documentos :Un (01) catálogo de la exposición individual: Armando Rafael Andrade  realizada en la Galería Polo & Bot, Caracas, 1968. Otro de la muestra individual: Armando Rafael Andrade  realizadas en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar de Caracas, Gobernación del Distrito Federal, agosto de 1973.Un cartel publicitario de este evento realizado por el Diseñador Gráfico Raúl Oswaldo  Acosta M., con base a la fotografía del Fotógrafo Fermín Romero. Un (01) ejemplar de la ficha biográfica  titulada: Armando Rafael Andrade (transcripción) y una (01) fotografía en blanco y negro, Ficha Nº  11, del artista.

     1979. Armas Alfonzo en, en la Revista Tiempo Real, Nº 9, pp. 9-11 (Enero- Marzo), editada por la Universidad Simón Bolívar, escribió el artículo: Armando Rafael Andrade: Una Ideología de la Justicia. En este trabajo aparece los registros  fotográficos de las obras: La Subida de Doña Fidelia, Bodegón,   y  Píritu, Edo. Anzoátegui,  en las pp. 10-11. Armando Rafael Andrade aparece reseñado en el Anuario de la Pintura Venezolana Internacional, Capítulo Venezuela, 1979-1980, tomo 4, Índice de Pintores, página 291, escrito (Andrade Armando R. 1-2), publicado en Caracas por Edición de Producciones T. Y. C., C. A., lamentablemente, por descuido de la editorial omitieron la biografía del artista.

   1980. Estuvo presente en la Sala de Exposiciones del Ministerio de Energía y Minas, Caracas patrocinada por este ministerio y  organizada por el Ministro de esta cartera ministerial Humberto Calderón Berti. De esta muestra apareció una nota en el diario Últimas Noticias, p. 18, Armando Rafael Andrade expone en Caracas. Y en El Nacional el 23 de marzo, p. 11. Sección E un artículo  de A, Z., Positivo; sobre nuestro pintor. Este año, Monte Ávila Editores  y Galería de Arte Nacional  publicaron la obra de Alfredo Armas Alfonzo: Uno Ninguno, donde reseñó a Armando Andrade. Este año la Galería de Arte Nacional en la gestión de su Director-Fundador el artista plástico Manuel Espinoza por intermedio de Alfredo Armas Alfonzo adquirió tres obras para su colección: Píritu Estado Anzoátegui, (1972), Castillo de Cumaná, (1974) y Calle 8ª La Chica, (1974).Rafael Páez lo comentó en su obra: Feliciano Carvallo, Pintores Venezolanos 2, p. 56 , publicado en España por Ediciones Edime, a propósito de la delegación de pintores ingenuos que iban a representar a Venezuela en la IV Bienal de Arte Moderno, Sao Paulo, Brasil, dentro de los que iban: Feliciano Carvallo, Bárbaro Rivas, Víctor Millán y Armando Rafael Andrade. Francisco Da Antonio escribió el texto: La Obra de Feliciano Carvallo, no publicado ese año donde hizo un comentario sobre Andrade similar al de Páez arriba comentado. Este trabajo de Da Antonio salió publicado en el portal artemercado  on line,  dedicado a la venta de obras de arte en línea disponible en la dirección electrónica: www.artemercadoonline.com/img/felicianocarballo/pdf.

     1981. El Museo Anzoátegui, Barcelona exhibió una muestra individual del artista. Ese año, participó el Exposición Colectiva Permanente: Pintura Venezolana en la Galería La Marina, Centro Comercial CADA, Puerto La Cruz, organizada por su propietario Jairo Valencia. El trabajo de Francisco Da Antonio: “La Obra de Feliciano Carvallo” es publicada este año el 22 de febrero, como prólogo del catálogo  de la muestra realizada a Feliciano Carvallo en la Sala de Exposiciones de la Gobernación del Distrito Federal, bajo el auspicio de Fundarte.

Portada del catálogo de la exposición: Andrade, 1981, Museo Anzoátegui, Barcelona, estado Anzoátegui. Digitalización Esp. Víctor A. Hernández.

     1982. Participó en el II Salón Regional de Artes Plásticas  V Aniversario de Mindur, organizado por esta Institución y  el Museo Anzoátegui de Barcelona. Desde esta data hasta 1984, Armando Rafael Andrade estuvo viviendo en una casa en el “Centro” de Barcelona, ubicada en la esquina que hace las calles Freites con Altos de Belén que le cuidaba a Antonia Lindo. Este año es reseñado en el Diccionario de las Artes Visuales en Venezuela, t. I, pp. 21-22, publicado en Caracas por Monte Ávila Editores, C A, y Galería de Arte Nacional. Este año el trabajo de Francisco Da Antonio: La Obra de Feliciano Carvallo escrito en 1980, fue incluido en la publicación de Da Antonio “Textos sobre Arte”, editado en Caracas por Monte Ávila Editores.

     1983. Alfredo Armas Alfonzo publicó la obra: Uno Ninguno, editada por Monte Ávila Editores, Galería de Arte Nacional y CONAC donde recogió escritos de artistas plásticos entre 1958-1982, en esta obra comenta a Andrade. Ese mismo año, en las páginas 51-53  apareció el escrito: Raúl Aquiles Savino. El Entretenimiento de Savino, donde reseñó la exposición que éste hizo en 1969 con Armando Rafael Andrade en Barcelona, en el Club de Leones en el Primer Encuentro de Periodistas Oriente-Sur  por la Asociación Venezolana  de Periodistas Anzoátegui. 

     1984. Pinta el cuadro: Iglesia de San Antonio de Clarines, estado Anzoátegui perteneciente a la colección de Henry Camacho y la obra El Cardonal donde nos deja la estampa de la naciente barriada de Barcelona, sector Mesones de 1981. 

     1986. El entonces, Concejo Municipal del Distrito Bolívar, Barcelona le otorgó la Orden Ciudad de Barcelona, como un reconocimiento a su trabajo artístico. Vive en  un rancho en Barrio Bolívar en la cercanía de la Laguna de los Patos. Ese año le pintó al periodista José Manuel Guerra un cuadro tomado de una fotografía que éste había hecho de la calle San Antonio de Clarines, que es la que sale en el reportaje que le hace Rubén Darío Valecillos a su hijo Armando Robles, titulado: “De Armando Andrade a Armando Robles  dos Generaciones Unidas en el Teatro a través de un Oficio, de un Sueño, del Arte”,  para la  columna Vertientes publicada en el diario Metropolitano en Barcelona. Francisco Da Antonio lo comenta en el trabajo: “El Hombre del Anillo, Antonio José Fernández  un Maestro de la Escultura” para el texto del  catálogo de la I Bienal Nacional “Salvador Valero” de Arte Popular, p.31, Trujillo: Universidad de Los Andes, 1986-1987.

     1987. Nancy Noguera este año realizó el trabajo: “Raíces y Vigencia Arte Popular en Venezuela”   publicado por el Centro Gumilla  en Caracas, donde en la p- 546 refiere a Armando Rafael Andrade .Este documento está disponible en la red en esta dirección: gumilla.org/biblioteca/bases/biblo/texto/SIC/1987500_544-547.pdf.

     1988. Participó en la muestra Barcelona Parte I. Artistas Populares, organizado por el Consejo Municipal del Municipio “Simón Bolívar”, inaugurada el 13 de agosto, expuso junto a Luis Méndez, Amado Malavé, Gerardo Aguilera Silva y David Sabino. Willy Aranguren, escribió el ensayo: Apuntes Para la Trayectoria de la Investigación Relativa al Arte Popular Venezolano, para el catálogo de la Segunda Bienal Nacional “Salvador Valero de Arte Popular, en  Trujillo, donde comentó a Armando Rafael Andrade. Francisco Da Antonio, escribió para el catálogo del Salón Nacional Cervecería de Oriente, Arte Ingenuo, Pintura y Tala Populares  p. 31; auspiciado por la Cervecería Polar Oriente,  el trabajo: Del Arte Ingenuo al Arte Popular donde comenta a Armando Andrade. 

     1990. Expuso en la muestra: Todos los Artistas Todos los Espacios, en el marco de la celebración de la Semana Aniversario  de la Asociación Venezolana de Artistas Plásticos (AVAP), en homenaje a: Eduardo Lezama, del 23 al 29 de junio, Barcelona. Ese mismo año, participó en una muestra en la Galería del Aeropuerto Internacional  General de División “José Antonio Anzoátegui”, Barcelona. En el diario El Tiempo, Cultura, p, 9, del 27 de mayo apareció el trabajo: Un Arte Marginal  y Célebre: Armando Andrade  y Luis Méndez, entrevista de Roberto Alonzo a Manuel Alcalá. Este año, el trabajo de Francisco Da Antonio: “La Obra de Feliciano Carvallo, escrito originalmente en 1980 y publicado en 1981 como prólogo  para la exposición de Feliciano Carvallo el 22 de febrero en la Sala de Exposiciones de la Gobernación del Distrito Federal bajo el auspicio de Fundarte, aparece en  su libro:  “Texto sobre Arte” publicado por Monte Ávila 1982, donde refiere a Armando Rafael Andrade,  que figuró además en el catálogo de la muestra individual: “Feliciano Carvallo de Naiguatá, organizada por la Fundación José Ángel Lamas y el Museo de Petare, bajo el patrocinio de la Fundación Bigott , octubre-noviembre de 1990.

     Desde este año su obra sufre un cambio aunque no radical, introduce elementos nuevos como personajes y vehículos de combustión, aunque  sigue con el tema del paisaje y el mismo esquema compositivo. Su pintura viene a ser en este período una pintura habitada. Capta el ambiente de las ciudades  que ayer fueron aldeas y pueblos  con calles solitarias  y ahora urbes sobrecargadas de población. Pareciera que el artista se empeña en rellenar el espacio en sus cuadros  con la típica  vida de las ciudades de hoy. Se observa esa estampa de ciudad, si se me permite el término  acuñado por Mario Praz (1896-1982) “horror vacui”, miedo al vacío; miedo a la soledad  a la que tanto se apegó en su juventud y madurez. 

     1991. Participó en la muestra: Pintores Regionales, organizada por la Comisión de Cultura del Colegio de Médico  del Estado Anzoátegui y el ateneo “Miguel Otero Silva” de  Barcelona, inaugurada el 25 de febrero. Este año concurrió a la convocatoria del XXVII Salón de Arte “Nueva Galería”, Segunda Colectiva de Artistas del Estado Anzoátegui, organizado por el Banco Mercantil Oficina Barcelona, las obras se exhibieron desde el 31 de octubre al 5 de noviembre. Armando Rafael Andrade mandó tres obras: UN Pobre entre dos Rico, Un Rico entre dos Pobres y La Puerta Vieja. (Banco Mercantil, 1991) El viernes 30 de agosto apareció un reportaje que le hizo el diario Metropolitano titulado: Armando Rafael Andrade: Un Pintor Ingenuo. Nunca se ha Ganado Premios ni siquiera terminales. Este reportaje apareció este mismo año en los  diarios: Metropolitano el 30 de agosto y en  El Norte. Este año la Dirección de Cultura de la Gobernación del Estado Anzoátegui le rindió homenaje en la Galería de Arte de la Asamblea Legislativa en el mes de septiembre.

     1992. Este año, Yolanda Oronoz y Miguel Ángel Ortega grabaron en Barcelona, Anzoátegui,   el vídeo La Cultura Popular, Pintores Populares de Barcelona: Régulo Martínez, Armando Andrade y Luis Méndez, editado en Caracas, Venezuela, por la División  de Tecnología Educativa del Ministerio de Educación. Disponible en la Biblioteca Nacional de Venezuela, Archivo Audiovisual de Venezuela, División de Sonido y Cine, ubicado en colección: B-634, Caracas. El lugar donde se realizó la grabación en la que aparece el pintor Andrade fue en la Escuela de Artesanía ubicada en ese entonces en la calle Juncal de Barcelona, estado Anzoátegui.   

     1993. Aparece en el Programa de televisión, en Venezolana de Televisión, (VTV): La Cultura. Pintores Populares de Barcelona: Régulo Martínez, Armando Andrade y Luis Méndez, producido por la División de Tecnología del Ministerio de Educación, Caracas, Venezuela. En marzo de este año fue comentado por Francisco Da Antonio, en el trabajo: Víctor Millán Mares, Vírgenes y Territorios Azules, p. 8, en ocasión de la exposición en homenaje a Millán organizada por la Fundación Museo Armando Reverón, estado Vargas.

Armando Rafael Andrade en su taller. (Tomado de Oronoz, Yolanda, Producción, y Ortega, Miguel Ángel, Edición, 1992. La Cultura Popular. Pintores Populares de Barcelona: Régulo Martínez, Armando Andrade, Luís Méndez. Videograbación. Caracas: Ministerio de Educación, División de Tecnología Educativa).Extracción de imagen de videograbación. Víctor A. Hernández. Colección Biblioteca Nacional de Venezuela, Archivo Audiovisual, División de Sonido y Cine, Caracas, D. C.

     1994. Participó en la muestra organizada por la Alcaldía del Municipio “Simón  Bolívar”, Barcelona a través de la Dirección de Cultura y Turismo, en el marco de la celebración 27 de Abril Día de la Municipalidad: Pintores de Barcelona que estuvo en sala del 26 al 30 de abril. En junio esta Institución, organizó en su sede la Exposición Colectiva de Pintores, II Semana de la Municipal del Artista Plástico, homenaje  al pintor Pedro Centeno Vallenilla, en la que participó Armando Andrade. Y en la Exposición de Artistas Populares organizada por Jairo Valencia y Manuel Alcalá en las instalaciones del Hotel Meliá, Puerto La Cruz, Estado Anzoátegui. Este mismo año el 1 de noviembre, Álvaro Armas Bellorín, en su columna El Rescate de la Memoria del diario Metropolitano publicó el trabajo: Armando Andrade Pintor de Angelitos Negros, este artículo incluyó una fotografía del artista hecha por Hernán Coa. 

      En abril de  este año, se cumplió el Cuatricentenario de San Antonio de Clarines, me comentó su hijo Armando Robles, que  la Junta Organizadora de las  fiestas patronales y el ayuntamiento de esta ciudad en la gestión del  Alcalde Alirio Guacarán Mata,  le iban a rendir un pequeño homenaje a Armando Andrade  y acuerdan traerlo bajo  engaños a Clarines,  una ciudad que no visitaba desde 1965 cuando se vino a Barcelona; cuando éste se entera del asunto, le dice a Alirio Guacarán, con su jocosidad habitual: “Lo que me vayan a dar me lo dan en vida, porque los muertos no comen”En esta oportunidad lo  llevaron  a  la   casa de sus hijos, que tenía tiempo que no los veía, ocasión en la que su hijo y pintor Armando Robles lo conoció. Lo cierto es que además del gesto  del burgomaestre, la idea era condecorarlo como hijo ilustre de la ciudad por su destacada labor como pintor. Esta anécdota quedó para la historia, que la relató su hijo Armando. 


Carlos Armas
José Graterón Luque (izquierda) Armando Rafael Andrade (derecha) 1994.
Fotografía en blanco y negro. 
Colección Manuel Bas Caracas D. C.
 Posted Online, Eduardo Daniel Palmera Gómez, septiembre 2017

     1995. El Museo Histórico Clarines  con el apoyo de la Fundación Cultural Clarines, en el Municipio “Manuel Ezequiel Bruzual” le organizaron la muestra individual: Armando Rafael Andrade, curaduría del Artista Plástico  Manuel Espinoza,  donde se exhibieron 45 obras, en el catálogo de este evento apareció un fragmento  publicado por el diario Metropolitano (Información) el día 10 de febrero en la p. 19 , titulado :Andrades (sic) y Méndez Les Cambiaron el Arte por la Pobreza .Esta exposición fue reseñado el 25 de marzo, en el rotativo antes mencionado en  la p. 5 con el título: Armando Rafael Andrade  Expone Hoy en el Museo Histórico de  Clarines. 

    En el mes de mayo, con motivo de la celebración del Día del Artista Plástico, la Gobernación del Estado Anzoátegui, en la gestión del  gobernador Dennis Balza Ron, se le otorgó a Armando Rafael Andrade la Orden General de División “José Antonio Anzoátegui” Primera Clase por su destacada labor en el arte nacional, otorgándole además una pensión  y se hizo el intento ante el CONAC para una bolsa de trabajo que  nunca cristalizó. La Dirección de Cultura le rindió homenaje en sus espacios y exhibió una muestra individual del artista. Esta información salió reseñada en el diario Metropolitano, Información, p.19 el día 10 de febrero.

    1996.  Este año el fotógrafo colombiano Rafael Horacio Gómez Jiménez le realizó dos fotografías en su improvisado taller en la Escuela Lourdes Armas en Barcelona, estado Anzoátegui, de las cuales presento una en este trabajo. De esta misma data es la obra Balneario, (1996) perteneciente a la colección de Moshe Aramati, que entre otras cosas, es la obra de mayor formato aquí presentada (60 x100 cms.) presentada en esta investigación, emblemática en el sentido de que pertenece a lo que he llamado la segunda etapa de pintor.

Armando Rafael Andrade en su Taller. Rafael Horacio Gómez Jiménez (Fotógrafo), 1996. Fotografía en blanco y negro. Barcelona, estado Anzoátegui, Colección Manuel Bas. Caracas, D. C. Digitalización Esp. Víctor A. Hernández.

     1997. Carlos Lara Buriel y Manuel Alcalá publicaron en el diario Metropolitano, el 10 de marzo el trabajo: Gerardo Aguilera Armando Andrade y Luis Méndez: Genios de la Ingenuidad. Pinta la obra: En Oriente, una de sus obras características del periodo que va desde 1990 a 1999, caracterizada por la introducción como elemento adicional  en la esquematización de su obra,  personajes y modernos vehículos automotor.

     1998. Pinta el cuadro: Un Pobre entre dos Ricos, el cual es la última obra con que participa en un salón nacional de arte,  estando en vida. Estuvo expuesta en el Salón Bigott de Arte Popular en el Centro de Arte de Maracaibo “Lía Bermúdez”

     1999. Este año Rafael Horacio Gómez Jiménez, fotógrafo de profesión le realizó dos fotografías en la Plaza Boyacá de Barcelona de las cuales presento una en esta investigación donde aparece el pintor con su inseparable amigo  “Orejitas”, donde se le ve casi indigente. Esta fotografía fue hecha por Rafael Gómez poco tiempo antes de morir.  Pinta  la obra Paisajes (1999), que en realidad es lo que llama el pintor un “Mosaico”. En la casa de su hija Ana Rosa Robles, donde estuvo sus últimos días en el caserío Guayabal de Píritu, me dijo su hijo Armando Robles, que pintó algunos cuadros pequeños y dejó otros  sin terminar. Este año, concurrió a la convocatoria del Salón Bigott de Arte Popular celebrado del 9 de marzo al 11 de junio en el Centro de Arte de Maracaibo “Lía Bermúdez”  Estado Zulia con la obra: Un Pobre entre dos Ricos, (1998), este salón  continuó su peregrinación por el Museo de Barquisimeto, Estado Lara y finalizar en su recorrido en Caracas, en el Museo “Jacobo Borges” en el Parque del Oeste .En el catálogo de este prestigioso salón, Carol Cañizares escribió la monografía: Acerca de la Historia de los Salones de Arte Popular en Venezuela,  publicado por la Fundación Bigott en Caracas donde hace referencia a Armando Rafael  Andrade. Rafael Strauss K. lo incluyó en su trabajo: Diccionario de Cultura Popular, Tomo I, p.19 editado en Caracas por la Fundación Bigott donde además aparecen otros documentos compilados por este investigador relacionado con Andrade. Está residenciado en Barcelona, ciudad donde enferma, de donde dos  sus hijos lo trasladan al caserío Guayabal de Píritu, a  la casa de su hija Ana Robles, el 23 de diciembre muere en este poblado, al día siguiente es llevado y velado en  Clarines,  Municipio “Manuel Ezequiel Bruzual”, Estado Anzoátegui, el 25 es enterrado, en esta ciudad.




Orejitas y Armando Rafael Andrade (de izquierda a derecha), Plaza Boyacá. Rafael Horacio Gómez Jiménez (Fotógrafo), (1999)  Fotografía en blanco y negro. Barcelona, estado Anzoátegui, Colección Manuel Bas. Caracas, D. C. Digitalización Esp. Víctor A. Hernández. 


    ARMANDO RAFAEL ANDRADE DESPUÉS DE VIDA

Armando Rafael Andrade en su taller. (Tomado de Oronoz, Yolanda, Producción, y Ortega, Miguel Ángel, Edición, 1992. La Cultura Popular. Pintores Populares de Barcelona: Régulo Martínez, Armando Andrade, Luís Méndez. Videograbación. Caracas: Ministerio de Educación, División de Tecnología Educativa). Extracción de imagen de videograbación. Víctor A. Hernández. Colección Biblioteca Nacional de Venezuela, Archivo Audiovisual, División de Sonido y Cine, Caracas, D. C.

     2000. Henry Camacho, propietario de la Galería Arte Latino le organizó una muestra individual al artista, inaugurada el sábado 5 de febrero, grabada para el programa de TV “Prisma” conducido por Francisco Quijada, televisado por Telecaribe. (Guerra, 2000).El periodista de el diario El Norte, José Manuel Guerra, en la columna: Rostros y Voces, Cultura, p. 16, escribió el 9 de febrero el reportaje: Se Fue Andrade el Artista Ingenuo más Puro de la Plástica; donde comenta además la exposición arriba indicada. La Dirección de Cultura de la Gobernación del Estado Anzoátegui, en la gestión de Enrique Hidalgo le rindió homenaje al pintor con la nota de prensa escrita por Trina Martínez titulada: Andrade: El Quijote Barcelonés  que salió publicada en los diarios: El Tiempo, Cultura el día 19 de febrero  y El Norte, Regional  p.28 el día 20 de febrero. Del  artículo de prensa de Martínez se tomó un extracto y el poema escrito por Hidalgo Adiós para el texto del catálogo  de la muestra individual que le organizó esta institución anzoatiguense en la Sala de Arte Popular “Luis Méndez”, titulada: Armando Andrade Poética del Paisaje, en la ocasión de la celebración del Día del Artista Plástico el 10 de mayo. La Galería de Arte Comisión Legislativa del Estado Anzoátegui, en homenaje a este creador, inauguró el mes de julio la muestra: Armando Andrade Realidad Luz y Color, con la presentación de un trabajo escrito por Fidel Flores del mismo nombre.

     La Universidad Nacional Experimental “Simón Rodríguez” Núcleo Barcelona, en el marco de la celebración de los 229 Aniversario del Natalicio de su Epónimo: Don Simón Rodríguez celebrado en octubre -noviembre, le rindió homenaje al artista con la muestra Colectiva de Pintura Popular, celebrada en los espacios del Ateneo de Barcelona “Miguel Otero Silva”, en la que se exhibió una obra: Maturín, Edo. Monagas, (1993)

     En marzo de este año, Luis Alberto Crespo escribió el ensayo: “Un País con las Manos y con la Palabra” donde comentó al artista, calificándolo como: “Bárbaro Rivas  de Oriente “, quien además de pintor (comenta el escritor) “…es fabricante de urnas, en cuya enfrentada diligencia privilegia la de clavetear esos lechos de la eternidad…”, p. (18) Dicho trabajo apareció en el prólogo de la obra de Edda Armas (Comp.)(2003): Alfredo Armas Alfonzo, Otro Cielo Aún Más Cerca Imaginario Popular, publicado en Caracas por Ediciones Fundación Alfredo Armas Alfonzo y Fundación Bigott, (pp.15-24).

     Además de los artículos de prensa arriba indicados, los periódicos locales reseñaron sobre el artista los siguientes artículos periodísticos: El día 25 de febrero  Roberto Alonzo, en su columna  Aquí y Ahora del diario El Norte (Especial), p. 16 escribió el artículo: Se Llamaba Armando Andrade. La Desgraciada Vida de un Pintor en Barcelona.  En esta misma prensa (Cultural), p. 34 del 14 de mayo apareció el escrito de José “Cheo” Hurtado Moy: Despidamos a Armando Andrade. José Manuel Guerra, en su columna Rostros y Voces (Especial), p. 16 de El Norte, el 10 de mayo escribió: Armando Reverón. El Artista de Macuto, en el marco de la celebración del día del artista plástico, reseñó el homenaje que le hizo la Dirección de Cultura de la Gobernación del Estado Anzoátegui a Armando Andrade en la Sala de Arte Popular “Luis Méndez” con una muestra individual. El diario El Tiempo, Cultura, p. 16,  el 16 de mayo publicó el titular: Se Inauguró la Exposición Homenaje al Pintor  Andrade en la Sala “Luis Méndez “. La misma se llevó a cabo con obras pertenecientes a colecciones privadas.  De la exposición en homenaje al artista Armando Andrade Realidad, Luz y Color, aparecieron los trabajos en el diario El Tiempo (Cultura), el 20 de julio: La Obra de Armando Andrade se Expone en la Galería Legislativa., y El Hacedor de Urnas en el mismo periódico.

     2001-2002. Del 7 de diciembre  al 23 de febrero se celebró el VI Salón Regional de Jóvenes Artistas, en esta oportunidad se le rindió homenaje a Armando Rafael Andrade. Este evento fue organizado por la Dirección de Cultura de la Gobernación del Estado Anzoátegui y Galería del Consejo Legislativo Estadal de Anzoátegui; además de las obras en sala de los participantes en esta confrontación, se exhibió una muestra individual  del homenajeado. Su obra es incluida en la muestra: Exposición de Artistas Venezolanos en el XIV Aniversario de la Fundación de la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho, Facultad de Odontología, Avenida Cajigal de Barcelona, organizada por Manuel Alcalá, y exhibida con el auspicio de la Dirección de Cultura del Estado Anzoátegui en la Sala de Arte Popular “Luis Méndez “.El año 2001,  “Sesquis” Alexander Campos, Productor y Conductor del programa radial :Barcelona y su Gente, de la Radio Comunitaria Cielo 99.2 FM, Barcelona, le dedicó un programa a Armando Rafael Andrade, teniendo como entrevistado a Manuel Bas.

      2002. La Sala Cultural Polar  de la Cervecería Polar de Oriente, C. A., sector “Ojo de Agua” de Barcelona, en el marco de la celebración del XXIV Aniversario de la Coral Polar  presentó la muestra: Luis Méndez, Rosa Vegas, Pedro Caigua, Régulo Martínez y Armando Andrade, Misticismo Arte y Vida. Esta muestra salió reseñada en la Revista Actualidad, Año 11, Nº 88 editada en Puerto La Cruz Estado Anzoátegui.

     Rubén Darío Valecillos, en Vertientes, Un Espacio para Exaltar el Arte y sus Creadores en el Metropolitano, (Cultura), p.19 del 7 de diciembre publicó la entrevista que le hizo a Armando Robles titulada: De Armando Andrade a Armando Robles, en la que exaltó dos generaciones unidas en el teatro a través de un oficio, de un sueño, del arte, en este reportaje apareció un fotografía de la obra de Armando Rafael Andrade, Calle San Antonio de Clarines,  tomada por José Manuel Guerra, perteneciente a su colección de arte. Fidel Flores en el texto del catálogo: ”Para Celebrar el Arte en Anzoátegui”, p.10 que escribió para el I Salón de Arte Cerro Negro por el Arte Emergente, organizado por el Ateneo “Miguel Otero Silva” de Barcelona,  Anzoátegui y la Operadora Cerro Negro, S. A., hace referencia a Armando Rafael Andrade.


    Este año, la Fundación  Fondo Editorial del Caribe publicó la obra poética de Víctor Gil "Cinco pañuelos en pinta morada" en la que está presente la memoria de un pueblo (Barcelona-Anzoátegui), de una ciudad, los hechos que la definen, sus personajes, en la p. 42 de dicha obra le dedica el poema "Espejo" a Armando Rafael Andrade, que cito textualmente a continuación:

A Armando Andrade es como si la ciudad
se le hubiese hecho hombre entre la poca carne
y le brotara en sapolín por las manos escuálidas.
En él caminan las calles con su querosén de pobrecía,
los barrios de torcidas simetrías y colores prestados,
el cielo obstruido  de azules y su  irrefutable pena de calcinaciones,
los patios con neumáticos inservibles y ámbitos sin techumbre alguna,
las empalizadas, los alambres de la electricidad, los precarios solares.
Letras de un abecedario de guarapos:
                                                      A de Andrade
                                                      B de Barcelona
                                                      C de calamidades
                                                      D de derrotas.
Sombras de una misma itinerancia.
La áspera soledad del hambre: los breves ojos de grises oquedades.
El otro universo del alcohol: su piel, su voz, su ausencia de arenas movedizas.
El río de aguas de quejidos: las insondables trincheras de su frente.
Trasuntados temblores de unas mismas piernas.
Hospicio del desaliño en doble aljibe.
Tácita moneda de una misma cara.

Cartón piedra embadurnado de reiteradas aflicciones.

     2003.  Edda Armas (Comp.) publicó la obra: Alfredo Armas Alfonzo, Otro Cielo Aún Más Cerca, Imaginario Popular en la que apareció varios trabajos escritos de este escritor sobre Armando Rafael Andrade: El Blanco de la Inocencia (1968; 1973), La Ficha del Coleccionista (1973) y Una Ideología de la Justicia (1979), editada en Caracas por la Fundación Ediciones Alfredo Armas Alfonzo y Fundación Bigott pp. , 95-106.Es incluido en la muestra: Arte Venezolano del Siglo XX. La Mega exposición. Arte Popular del estado Anzoátegui, exhibida en la Casa de la Cultura “Dr. Francisco Lazo Martí”, Calabozo, estado Guárico (2003-2004).
    2004. El jueves 28 de octubre, Sharon’s Galería Centro de Arte  inauguró en la ciudad de Lechería  Estado Anzoátegui la muestra: Perspectivas Múltiples, Arte Ingenuo, en la que participó Andrade con la obra: Balneario, (1990). Su obra estuvo en la muestra permanente este año de esta institución. El 23 de diciembre, en el aniversario de los 4 años del pintor, José Manuel Guerra en su columna: Rostros y Voces, en el diario Metropolitano escribió el trabajo: Hace 4 Años se nos fue Armando Andrade, en la que hizo una breve reseña de la vida del artista. 

     2005. La Fundación Galería de Arte Nacional, publicó la primera edición del Diccionario Biográfico de las Artes Visuales en Venezuela donde aparece reseñado Armando Rafael Andrade en las páginas 46-47, con una versión digital en esta dirección: 209.61.246/documentos /Demo/Dbartesvisuales.pdf. Su obra fue incluida en la Exposición de Artistas Venezolanos, organizada por Manuel Alcalá, en la Sala de Exposición Permanente, Hotel Caribbean Inn, Puerto La Cruz, Estado Anzoátegui. Y en la Muestra Colectiva  de Arte, Fiestas Patronales de San Mateo, Municipio Libertad, Estado Anzoátegui, organizada por Manuel Alcalá y Manuel Felipe López.

     2006. Fue incluido en la muestra: “Gesto Solidario” organizada por la Galería Óleo y Temple en Lechería Estado Anzoátegui, para recabar fondo para la intervención médica de nuestra amiga Dulce Navas. Este año apareció un escrito  de Juan Calzadilla: Exploración por la Palabra, compilado por Franklin Fernández en su libro: La Imagen Doble, p.17,  publicado en Caracas por la Fundación Editorial El Perro y La Rana donde comenta a Armando Rafael Andrade.

     2007. El Museo de Anzoátegui en la persona de Samira Seijas Pisani, Directora y Manuel Bas organizaron la muestra: Arte Popular del Estado Anzoátegui, homenaje a: Gerardo Aguilera Silva (1907-1976).En esta oportunidad se colocó en sala la obra de Andrade: Maturín Edo. Monagas, (1993). Esta exposición apareció reseñada en los diarios de circulación regional: el 7 de junio, en el   Metropolitano, Cultura, p.12 titulado: En el Museo Anzoátegui Hoy Abrirá Muestra del Pintor Gerardo Aguilera Silva  .Y  el 11 de junio  en el portal Web enoriente.com y el 13 de junio en Nueva Prensa, Arte y Cultura, p. C 5 con el nombre: El Museo Anzoátegui Inauguró Muestra de Arte Popular del Estado; escrito por el periodista José Manuel Guerra. Este año se publicó en Caracas la obra: Textos Sobre Arte, Venezuela 1682-1982 donde está incluido el trabajo: Feliciano Carvallo 1920-1980, 1981, Colección “Armando Reverón”, Serie Laberinto, editada por la Fundación Editorial El Perro y La Rana, donde es reseñado Armando Rafael Andrade  en la p. 279, a propósito de la participación de Carvallo, Rivas, Millán y Andrade en la IV Bienal de Arte Moderno  en Sao Paulo, Brasil.

     2008. En homenaje a Santiago Manasés Rodríguez (Manasés) y Antonio José Fernández (El Hombre del Anillo)se realizó la muestra de arte popular Testimonios en el Tiempo organizada por Nereida González, Directora del Museo Anzoátegui y Manuel Bas perteneciente a la colección de éste, en la que se exhibió la obra de Armando Rafael Andrade :Balneario las Negritas, (1992). Dicha exposición apareció un reportaje en el diario El Tiempo, Cultura, p. 18 del 30 de junio,  titulada: Testimonios en el Tiempo Recuerdan a los que no Están, escrito por Florángel Farías; en el Museo Anzoátegui en la que  Invita a disfrutar la muestra referida. En el rotativo Extra, Cultura, p.21, del 2 de julio, escrito por María Sofía Tineo .Y otro escrito por José Manuel Guerra, el 2 de julio, en el portal Web encontarte.com, con el título: En el Museo Anzoátegui: Muestra de Arte Popular Testimonios en el Tiempo. 

     La Dirección de Cultura de la Gobernación del Estado Anzoátegui a través de la Escuela de Promotores Culturales “Alfredo Almeida” organizaron la muestra de Artes Visuales Homenaje a: Armando Rafael Andrade del 7 de febrero al 30 de marzo en el Salón de Actos Anzoátegui.

     Las tesistas, de la Universidad de Los Andes, Núcleo “Rafael Rangel” Trujillo: Andrade, O. Y Villegas, Y., en marzo del 2008, presentaron el trabajo de grado no publicado titulado: Investigación y Práctica del Arte en la Escuela Primaria Bolivariana a Partir de la Obra de Rafaela Baroni, donde comentaron a Armando Andrade en la p. 3.

     Fue incluido este año, en la muestra: Paisajes, Historias, Festividades y Tradiciones Religiosas en la Pintura Popular de Anzoátegui, organizada por la Dirección de Cultura, de la Cruz Roja Venezolana Comité Ejecutivo Seccional Barcelona en la Sala de Exposiciones J. J. Marcano Maza organizada por  de Manuel Alcalá y Manuel Bas; se exhibió de Armando Andrade la obra: Paisaje del Oriente Venezolano, (1993).  De esta muestra apareció  el 3 de marzo un reportaje en el diario Metropolitano, Cultura, p.12 titulado: El Ingenuismo se Muestra en la Cruz Roja Seccional Anzoátegui.

     Armando Rafael Andrade, con la obra: “Paisaje Oriental”, 1992 ingresó a la colección  de Mario Serrano Abarca: Los Tejedores de Sueño: Pintura Popular Venezolana, una acción humanitaria con sentido pedagógico .Esta disponible en la dirección: www.tejedoresdesuenos.org.ve. El señor Mario Abarca Serrano  lo incluyó en la edición en CD: Los Tejedores de Sueños, Pintura Popular Venezolana, publicada en Maracay Estado Aragua, Venezuela.  Tres obras del artista: Carrera 8ª, 1972; Puerto La Cruz, 1997 y Paisaje Arroyo, 1998 son incluidas en la colección del Dr. Oswaldo Mora Núñez en su colección de arte popular venezolano y están disponible en el portal Web: colecionoswaldomora.com.ve/.

     2009. El 9 de mayo, la Revista Virtual de Arte Contemporáneo y Nuevas Tendencias, Escáner Cultural  publicó el trabajo referente a la I Muestra Internacional de Poesía Visual y Experimental en Venezuela en Homenaje a Juan Calzadilla y Clemente Pantin en el subtítulo: La Exploración Porla (sic) Palabra aparece un comentario sobre Armando Rafael Andrade disponible en el portal Web: revista .escaner.cl/node1479.

     2011. Apareció  una obra suya para ser subastada, en la Galería de Arte Odalys en esta dirección:odalys.com/odalys/galeriabiografia.php. Fundación Odalys, Casa de Subasta, Caracas, en el catálogo en línea de esta Institución: Biografías donde aparece  una reseña de Armando Rafael Andrade.

     2012. La Fundación de Museos Nacionales, Galería de Arte Nacional, presentó la muestra: Los Tejedores de Sueños, de mi amigo Mario Abarca Serrano, con la participación de obras de la colección de la  institución museística antes nombrada, a la que asistí; en ella se exhibió la obra de Armando Andrade: Píritu estad. Anzoátegui, (1972); se presentó además el trabajo de Juan Calzadilla: Los Tejedores de Sueños Acercamiento a una Utopía, donde es reseñado nuestro pintor. El catálogo de esta muestra se encuentra en esta dirección electrónica: vereda.ula.ve/Gan_Publicaciones_ArtePopular-TejedoresDeSue-julio .En el portal electrónico WikiHistoria del Arte Venezolano, el 28 de octubre apareció una biografía del pintor disponible en: vereda.ula.ve/wikiartevenezolano/index.php/Andrade _Armando Rafael. Este año aparece comentado en el trabajo: Arte Ingenuo, Arte Popular publicado en el portal Web: vereda.ula.ve/manja/?pag_id189 del Museo de Arte Moderno de Mérida “Juan Astorja Anta”, Proyecto Vereda,  Venezuela Red de Arte. Ana García Julio en noviembre de este año en el portal: Arte Moderna Salvaje, Láminas de un bestiario personal  escribió el texto: Polifonías: “Uno, Ninguno”  de Alfredo Armas Alfonzo, comentario sobre este trabajo del escritor, en la que presenta un comentario de Armando Rafael Andrade. Está disponible en la dirección electrónica: https://modernasalvaje.wordpress.com/tag/arte/
 
      Este año, es incluido en los siguientes trabajos: la versión digital de catálogo de la exposición: Testimonio en el Tiempo, realizada en el Museo Anzoátegui, Barcelona,  Estado Anzoátegui, en el 2008, en homenaje a Antonio José Fernández (El Hombre del Anillo), publicado el 15 de enero; en el trabajo Testimonio en el Tiempo, homenaje a Feliciano Carvallo (1920-2012),  el día 27 de abril y en la Tercera Edición de Testimonio en el Tiempo  homenaje a Gregorio Mijares (El Niño Bonito de Patanemo), el día 14 de noviembre con la exhibición de las siguientes obras del artista: Balneario las Negritas, (1990); La Soledad Edo. Sucre, (1972) y Maturín, Edo. Monagas, (1993) disponible en la  dirección electrónica: artepopularvenezolano.blogspot.com

     2013. El diario El Carabobeño , prensa digital, el martes 29 de julio publicó el artículo de Alfredo Weber: Feliciano Carvallo, Pintor de Sueños, para Recordar Siempre, hace un  comentario de los pintores ingenuos venezolanos que fueron a la IV Bienal del Museo de Arte Moderno de Sao Paulo Brasil donde mencionó además de Carvallo a Armando Andrade. Disponible en: el-carabobeño.com. 

     Este año, Marco Andrés Gamboa Acuña presentó el Trabajo de Grado de Maestría: Estudio de Caso: Bárbaro Rivas y el Rol de la Crítica de Arte en la Valoración de un Pintor Ingenuo, para optar al título  de Magíster Scientiarum  en Historia del Arte, en la Escuela de Postgrado  de la Pontificia Universidad  Católica del Perú, en Lima, donde comenta  en la p. 34 a Armando Rafael Andrade  en relación  a la IV Bienal  de Arte Moderno  de Sao Paulo , Brasil. Este trabajo está disponible en  la dirección electrónica: http/tesis.pucp.pe/repositorio/bitstream/handle/123456789/5182/GAMBOA_ACUNA_MARCO_ANDRES_ESTUDIO.pdf?sequencia=1

     2014. El trabajo de Grado de Maestría: Estudio de Caso: Bárbaro Rivas y el Rol de la Crítica de Arte en la Valoración de un Pintor Ingenuo de Marco Andrés Gamboa Acuña  fue publicado este año. Este año, el 28 de julio en el diario El Carabobeño es referido por Alfredo Weber  en el reportaje: Feliciano Carvallo  Pintor de Sueños, para Recordar Siempre  disponible en el portal digital: www.el.carabobeño.com/impreso/articulo/24875/Feliciano-carvallo,-pintor—sueos.-para-recordar-siempre. El 9 de septiembre, Wiki Historia del Arte Venezolano, Proyecto Vereda Universidad de los Andes /Fundación Museos Nacional, Galería de Arte Nacional  actualizaron  la [biografía] de Armando Rafael Andrade incluyendo ocho (8) obras [imágenes digitales] del pintor: Arroyo, (1998); Puerto La Cruz ;(1997); Carrera 8ª, La Chica, (1972). [Colección Dr. Oswaldo Mora Núñez],  Píritu, Edo. Anzoátegui, (1972); Castillo de Cumaná, Edo. Sucre, (1974); La Chica Barcelona, (1974). [Colección Fundación Museos Nacionales, Galería de Arte Nacional]; Maturín, Edo. Monagas, (1993); La Soledad, Edo. Sucre, (1972). Disponible en: vereda.ula.ve/wiki_artevenezolano/index.php/Andrade,_Armando_Rafael-

     Los días 6 y 8 de diciembre, del año en curso,  aparecen las versiones digitales de los catálogos de  las exposiciones: Testimonio en el Tiempo, homenaje a Antonio José Fernández (El Hombre del Anillo) y Santiago Manasés Rodríguez (Manasés), (2008)  y Arte Popular del Estado Anzoátegui, homenaje a Gerardo Aguilera Silva (1907-1976), (2007), llevadas a cabo en el Museo de Anzoátegui, disponibles en el portal: culturayarteamericano.blogspot.com.

                                    NOTAS DEL AUTOR

     NOTA DEL AUTOR Nº 1. La imagen de la portada es una copia digital de la fotografía en blanco y negro original tomada por Alfredo Armas Alfonzo, (s.f.),  al Pintor, pertenece a la colección de la Biblioteca Nacional de Venezuela, Archivo Audiovisual  de Venezuela, División de Obras Planas, Ficha Nº 11, Caracas, Venezuela. Fue Reproducida por esta Institución y utilizada por el investigador  con su autorización para estos fines. Ingresó al índice del Archivo de Artes Plásticas, División de Diseño y Obras Gráficas el 2 de agosto de 1978. Sólo hay una (1) copia de la fotografía en colección. Aparece en el trabajo de Francisco Da Antonio: Pintores Ingenuos, (1967), incluido  por Juan Calzadilla (Comp.), (1967) en su obra El Arte en Venezuela, p. 164, publicada en Caracas por la Edición Especial del Círculo Musical. De esta  fotografía existe una copia perteneciente a la colección del Museo Histórico Clarines, Estado Anzoátegui que estuvo expuesta en esta institución  en la muestra individual: Armando Andrade,  organizada  por ésta y la Fundación Cultural Clarines del 25 de marzo  al 25 de abril de 1995.

     NOTA DEL AUTOR Nº 2. La cronología de: Hoja de Vida de Armando Rafael Andrade  y Armando Rafael Andrade Después de la Vida, que  aquí son presentados sobre el artista fue elaborada por el investigador  con base a la documentación que he podido compilar en estos últimos diez años y el testimonio recogido de los entrevistados. Quiero expresar mi agradecimiento a Manuel Alcalá, José “Cheo” Hurtado  Moy,  Armando Robles y Henry Camacho quienes me facilitaron información documental y testimonial invalorable para  esta investigación.

     NOTA DEL AUTOR Nº 3. El archivo del Centro de Información y Documentación Nacional de las Artes Plásticas (CINAP) de la Fundación Museos Nacionales /Galería de Arte Nacional, bajo del código Nº 28 dispone sobre Armando Rafael Andrade la siguiente documentación: Prensa: Armando Rafael Andrade  Fabricantes de Urnas  en Clarines, Representó a Venezuela en la Bienal de Sao Paulo Brasil, 1 de mayo de 1975. Armando Rafael Andrade Expone en Caracas, diario Últimas Noticias  p. 18, 4 de agosto de1980, corresponsal Pugo Padilla. A. Z. Positivo Armando Rafael Andrade, El Nacional  p. E-11, 23 de mayo de 1980. Un Arte Marginal  y Célebre .Ingenuos, Cultura, El Tiempo p.9,  27 de mayo de 1990. Nunca he Ganado Premios ni Siquiera  en los Terminales, diario El Norte, 1991. Armando Andrade: El Rescate de la Memoria: Armando Andrade  Pintor de Angelitos Negros (Información),  p.15 diario Metropolitano, 1 de noviembre  1994. Armando Andrade Expone Hoy  en  el Museo Histórico de Clarines, diario Metropolitano, 25 de marzo de 1995. Andrades (sic) y Méndez  les Cambiaron  el Arte  por la Pobreza, diario Metropolitano, p. 19, 10 de febrero  de 1995. Revista: Armas Alfonzo, Alfredo, (1979, Enero-Marzo). Armando Rafael Andrade: Una Ideología de la Justicia. Revista Tiempo Real, Nº 9,  pp. 8-11 publicada por la Universidad Simón Bolívar, Caracas. Catálogo de Exposición: Asociación Venezolana de Periodistas, Seccional Anzoátegui. Primer Encuentro de Periodistas  Oriente-Sur, Barcelona, 23-24 de Octubre de 1969: Andrade y Savino  dos Pintores Ingenuos de Barcelona, Club de Leones, Barcelona. Sala Ocre, Caracas  (1974.), Armando  Rafael Andrade Ingenuo de Clarines, texto de Alfredo Armas Alfonzo. Armando R. Andrade  Galería Polo & Bot /Universidad de Oriente  /INCIBA, Caracas, 1968, texto de Alfredo Armas Alfonzo. Armando Rafael Andrade, Gobernación del Distrito Federal, Sala de Exposiciones Plaza Bolívar de Caracas, Plan Cultural Caracas, Catálogo Nº 59, 19 de agosto de 1973, texto de Alfredo Armas Alfonzo. Andrade, Museo de Anzoátegui, Barcelona, Dirección de Cultura de la Gobernación del Estado Anzoátegui, 1981. Armando Andrade, Fundación Cultural Clarines /Museo Histórico de Clarines, Estado Anzoátegui, 1995.

     NOTA DEL AUTOR Nº 4. En la Biblioteca Nacional de Venezuela /Archivo  Audiovisual  /División de Obras Planas, están en colección los siguientes documentos  de Armando Rafael Andrade: Catálogos: exposición individual: Armando Rafael Andrade, Galería Polo & Bot /Universidad de Oriente /INCIBA, Caracas, 1968,  textos de Alfredo Armas Alfonzo. Y Armando Rafael Andrade, catálogo Nº 59,  Sala de Exposiciones Plaza Bolívar, Gobernación del Distrito Federal, agosto de 1973, textos de Alfredo Armas Alfonzo. Una Ficha Biográfica de Armando Rafael Andrade (transcripción).Una fotografía blanco y negro de Armando Rafael Andrade, Ficha Nº 11. Y  un (1) cartel  publicitario de (64 x 44 cm.) elaborado por el Diseñador Gráfico Raúl Oswaldo Acosta M. con base a la fotografía tomada por Fermín Romero donde aparece la obra: Plaza Bolívar de Clarines, (1972) para la exposición individual: Armando Rafael Andrade, realizada en la Sala de Exposiciones Plaza Bolívar de Caracas, de la Gobernación del Distrito Federal en agosto de 1973.De este afiche hay uno (1) disponible en la colección de la referida Institución. En la División de Sonido y Cine  de la Biblioteca Nacional de Venezuela está en colección la videograbación: de Yolanda Oronoz (Producción) y Miguel Ángel  Ortega (Edición): La Cultura Popular .Pintores Populares de Barcelona: Régulo Martínez, Armando Andrade, Luis Méndez, producido en Caracas –Venezuela  por la División de Tecnología Educativa del Ministerio de Educación. Y en la Hemeroteca Nacional, Sala “Leoncio Martínez”, está disponible el trabajo de Alí Brett Martínez  titulado: El Ingenuo: Armando Rafael Andrade de Fabricante de Urnas en Clarines a la Bienal de Sao Paulo, publicado en Caracas, en marzo de 1975 por la Revista Líneas, Nº 215, pp. 2-5 Edición: C. A. Electricidad de Caracas/Luz Eléctrica de Venezuela. Y de Juan Calzadilla, (1968, Octubre-Diciembre), Tradición y Actualidad del Arte Ingenuo, Revista Cultura Universitaria, Nº 93.85-90, Dirección de Cultura de la Universidad Central de Venezuela, Caracas, donde aparece un excelente comentario del autor sobre el pintor.

     NOTA DEL AUTOR Nº 5. Las imágenes  de las obras: Perspectiva de la Calle de San Antonio, Clarines, 1972; Cerro de los Chivos, 1956 y La Subida de Doña Fidelia,  Clarines, 1972,  de Armando Rafael Andrade, fueron  tomadas de: Alí Brett Martínez, 1975, marzo,   Revista Líneas, Nº 215, pp. 3-5, Caracas, Edición C. A. La Electricidad de Caracas/Luz Eléctrica de Venezuela, las cuales  fueron digitalizadas por la Biblioteca Nacional de Venezuela /Hemeroteca Nacional, Sala “Leoncio Martínez”, pertenecientes a su colección, utilizada por el investigador con su autorización.
     NOTA DEL AUTOR Nº 6. Las imágenes digitales de las obras  que no indican la autoría en el pie de fotografía,  fueron tomadas por el investigador.
     NOTA DEL AUTOR Nº 7. Por razones de espacio el investigador omitió datos en el pie de foto de las obras: Perspectiva de la Calle San Antonio, Clarines, (1974); Casa del Negro Lucas, (1956) y La Subida de Doña Fidelia, (1974); del pintor Armando Rafael Andrade, tomadas del trabajo de: Alí Brett Martínez, 1975, Marzo, titulado: Armando Rafael Andrade: De Fabricante de Urnas a la Bienal de Sao Paulo. Para tener la información completa de la fuente remito los lectores  a las referencias. 

     NOTA DEL AUTOR Nº 8. Las obras presentadas aquí,  son una minúscula parte de las obras pintadas por el artista. Se sabe por la referencias de los catálogos y de personas que conozco y que conocieron al artista, que existen un número considerables de ellas a las que no he podido acceder por no tener idea en que colecciones están,  supongo que hay tanto más,  que seguramente pintó,  que nunca estuvieron en exposiciones,  que se encuentran en los hogares de los coleccionista en cualquier estado del país o del exterior,  como fueron las dos obras que le obsequié a mi amigo Jean Francois Remy cuando regresó nuevamente a París, Francia. Sin embargo, para el propósito de este trabajo he podido reunir un número representativo de ellas, que han sido ilustrativos para justificar el titulado de este trabajo. Este conjunto de obras abarcan desde 1945 hasta 1999 año en que murió el artista, pude considerarse antológicas.   

NOTA DEL AUTOR N° 9. Las imágenes de las obras: Panorama de Barcelona, (s. f.); Balneario, (1990) y Frutas, (s. f.) fueron escaneadas y digitalizadas por el Esp. Víctor A. Hernández tomadas de las fuentes originales indicadas en el pie de fotografía.

                                      CONCLUSIONES

     La obra de Armando Rafael Andrade, la mayor parte, está dedicada a los paisajes de los pueblos ubicados a lo largo de la Cordillera de la Costa, desde los Tramos: Central, Carenero, estado Miranda hasta el Oriental; pasando por los poblados de Anzoátegui: Boca de Uchire, Boca de Chave, Clarines, Píritu, Barcelona,      Lechería, Puerto La Cruz, Guanta; y los de Sucre: Cumaná, Chiguana, Catuaro y Santa María de Cariaco y algún otro lugar de Maturín, estado Monagas. Además de este tema ha dedicado, en menor cuantía a naturalezas muertas —flores y frutas— para decirlos con palabras del artista y algún espacio interior.

     Desde el punto de vista de la composición, su obra está esquematizada con el uso de la línea recta, son paisajes geometrizados con el empleo del color en sus propiedades, a la manera del puntillismo o divisionismo de los impresionistas o neoimpresionistas  franceses; sobre todo en el follaje de los paisajes para darle forma a la vegetación, en la que resaltan árboles de: apamate , bucare , pericoco, palosano, araguaney, puy, entre otros; más propiamente en aquellos menos humanizados o donde ha intervenido menos la mano del hombre. Generalmente están pintados a la altura de la mirada, con un punto de fuga, el plano está dividido de manera equidistante: cielo y tierra, es decir, en dos   mitades horizontales; sobre la cual orquesta la composición del cuadro. Ha pintado también uno que otro paisaje empleando la perspectiva aérea, o con la línea del horizonte alta.

     He dividido su obra en dos etapas: la primera que va desde sus inicios en 1956 hasta 1989, caracterizada por calles solitarias, sin la presencia de personajes, donde la arquitectura tradicional se apodera de la escena, pintada de manera minuciosa como en el caso de Miguel Utrillo teniendo frente a si el motivo; y en algunos casos sirviéndose de fotografías de vieja data o de anterior a la fecha de pintada la obra, empleando la plaka sobre cartón piedra , cuya características son esos cartones horizontales alargados de magnitud cuatro o cinco veces su altura , en la que se propone captar la mayor panorámica que en la visión normal —100º— le sería imposible . La segunda ubicada entre 1990 hasta su muerte en 1999. Este período como en el anterior mantiene en líneas generales el mismo esquema compositivo que el primero; pero introduce como elementos adicionales: personajes, modernos vehículos y construcciones. De esta época son los “Balnearios”, en las que representa actividades de esparcimiento en zona de interés turístico de la costa. Aparecen en escena gente en la playa, en lugares indeterminados, que por sus características sabemos que son del oriente del país. Lugares indeterminados que son además paisajes titulados valga el término, “paisajes” que no se refieren a un lugar en particular, muchos de ellos; aunque el conocedor de alguno de estos lugares pudiera inferir el sitio. Los paisajes son traídos del recuerdo de lugares que el visitó o vivió en el a lo largo de su vida. Estas obras para pintarlas emplea la regla para el trazado de las líneas, la vejes y el alcohol han hecho estrago en su vida, alma y cuerpo.

     Estas son obras pintadas con nostalgia donde el recuerdo marca la pauta como motivo pictórico, en la que plasma lo que pudiéramos llamar el “arquetipo de los pueblos del oriente venezolano”, en la que a diferencia de los paisajes pintados en otros tiempos (1956-1989) habita los paisajes con sus gentes. En las obras de la fecha indicada arriba no metía personajes porque según Andrade en Armas Alfonzo, (1979)  —“No meto gente porque la belleza  es un problema de soledad. Usted a esa calle de Píritu le pone una multitud  y ya no se ve esa tranquilidad  y esa paz de que tanto “habla el hombre y no sabe qué es”. (p. 11). Ahora la multitud anuncia angustia,   su angustia y la que vive la gente, su soledad y vejez;   y la convulsión telúrica  de la ciudad marcada por el caos de un urbanismo que tiene como madre la improvisación y la irresponsabilidad  gubernamental donde la marginalidad marca la pauta. Capta en esta última etapa de su vida y de pintor los cambios que se suscitan en la ciudad y pueblos que pintó, ya no pinta  calles solitarias, sino que su soledad lo lleva a pintar calles aglomeradas de personas, que es la transición que refiere los cambios que se han dado en estos lugares de la provincia, caracterizados por la baja tasa de crecimiento y densidad demográfica, situación que cambio y ahora convertida en urbe sobrepoblada. 

     La mayor parte de su producción son canvas —miniaturas y formatos pequeños— para la fácil venta y subsistencia, las vendía por lo que le dieran, los formatos mediano y grande los pintaban por encargo. Sin embargo ambas etapas tienen como elementos comunes: que representan paisajes de los pueblos del oriente venezolano; en los que nos dejó una estampa de su arquitectura, relieve,  vegetación,  los cambios ocurridos en la región estos últimos cuarenta y tres años, como lo testifican las 65 obras presentadas en esta investigación.    

     DATOS DEL AUTOR. Manuel Bas. Barcelona, Estado Anzoátegui, (1959). Profesor Agregado, Universidad Nacional Experimental “Simón Rodríguez” (UNESR). Coordinador  de la Comisión Delegada de Sistemas de  Estudios y Experiencias Acreditables  (UNESR, Los Teques). Facilitador de los Cursos: Metodología de Investigación I, Introducción a la Investigación, Investigación Educativa, Planificación de la Educación, Ética y Praxis de la Profesión Docente, (pregrado) y del Taller de Acreditación. Pregrado: Licenciado en Educación, Cum Laudem (UNESR). Postgrados: Especialista en Gerencia Educacional, Universidad Pedagógica Experimental Libertador, (UPEL). Magíster Scientiarum en Tecnología y Diseño Educativo, (UNESR). Curso de Postgrado de Ampliación: Comprensión de la Realidad Educativa Nacional y Ética de la Profesión Docente, (UNESR). Doctorado: Cultura y Arte para América Latina y el Caribe, Instituto Pedagógico de Caracas, (I P C). (Sin culminar).

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ARMANDO RAFAEL ANDRADE CRONISTA VISUAL DE BARCELONA

Textos y Entrevista
Manuel Bas. Profesor Agregado, Universidad Simón Rodríguez
Asistente de Investigación:
Licdo. Manuel Alcalá
Asistente Técnico:
Eduardo Palmera
Corrección Textos Diseño, Montaje Electrónico y Edición:
Esp. Víctor A. Hernández
Agradecimientos:
Licdo. Manuel Alcalá
José “Cheo” Hurtado Moy
Moshé Aramati
Rafael Horacio Gómez Jiménez
Armando Robles
Familia Robles
Eduardo Lezama.
Simón Gómez.
Aníbal Rodríguez
Prof. Jorge Salas
Luis Rojas
Zamira Seijas Pisani
Darío Falanelli
Elia de Arias
Dr. Aníbal Arias
Dr. Oswaldo Mora Núñez
Carlos Aponte
Zarina Villamini
Licda. María Teresa Gómez
Luís Maita
Antonio Casanova
José Luis Castro Gómez
Franco Urbano
Beatriz Pereira
Antonio “Toño” Pereira
Zanoni Armas
Miriam Toledo
José Daniel Pinto Toledo
Henry Camacho
Daniel Camacho
Licdo. Álvaro Armas Bellorín Cronista de Clarines
Benito Pereira (+)
Licdo .Francisco Rolingson
Víctor A. Hernández
Mario Abarca Serrano(Los Tejedores de Sueños)
Juan Calzadilla Director General de la Galería de Arte Nacional
Marysabel Suárez (CINAP) Galería de Arte Nacional
Ministerio del Poder Popular para la Cultura Fundación Museos Nacionales, Galería de Arte Nacional Centro de Información y Documentación Nacional de las Artes Plásticas CINAP, GAN
Sharon’s Galería, Centro de Arte
Floristería Zari José
Galería “Nuevo Arte”
Museo de Anzoátegui
Galería Óleo y Temple
Ateneo de Barcelona “Miguel Otero Silva”
Biblioteca Nacional de Venezuela, Archivo Audiovisual de Venezuela,  División de Obras Planas /División de Sonido y Cine/ Hemeroteca Nacional, Sala “Leoncio Martínez”.


Caracas, Distrito   Capital, Venezuela, enero de 2015

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