REPÚBLICA BOLIVARIANA DE
VENEZUELA
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL
LIBERTADOR
INSTITUTO PEDAGÓGICO
DE CARACAS
SUBDIRECCIÓN DE INVESTIGACIÓN Y
POSTGRADO
DOCTORADO EN CULTURA Y ARTE PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
Curso: Teoría del Conocimiento
Profesora: Dra. Aura Orta
Participante: Manuel Bas
Caracas, 9 de junio de 2015
“Con la postmodernidad hemos descubierto
que la ciencia también está hecha de carne y hueso de sus representantes, carne
y hueso que están formados de historicidad, de cultura, de lenguaje, socialidad y que hace todo aquello no remita
sino a la contingencia y a la finitud del ser humano”, (Tomás Ibáñez, 2002, p.8).
“Por su esencia, el mundo de la vida
equivale a una pluralidad de horizontes, y con ello, a un conjunto altamente
diferenciado en el que sin dudas encuentra también su lugar la pretensión de
validez objetiva, la cual, sin embargo, está desprovista ya de su monopolio”. (Gadamer, 1998, p. 150)
LA HERMENÉUTICA COMO INTERPRETACIÓN EN EL
MÉTODO BIOGRÁFICO
Palabras Iniciales. El
propósito en este espacio es hacer una reflexión en relación al empleo de la hermenéutica
de Gadamer como interpretación en el método biográfico; para lo cual se
revisará los contextos: modernidad,
postmodernidad, transmodernidad, tardomodernidad; el concepto de
paradigma y los paradigmas: cuantitativo (positivista), cualitativo
(emergentes), la teoría construccionista en sus aspectos ontológico, epistemológico y metodológico coherente con el método
biográfico y sus técnicas de recolección de información: entrevista en
profundidad y grupo de discusión y su interpretación hermenéutica.
Cabe acotar que tanto el método biográfico como el método hermenéutico
están emparentados con la investigación cualitativa, ésta tiene entre sus
características, ser dialéctica, hermenéutica, fenomenológica, intersubjetiva,
contextual, emergente, no contempla dentro de ella un cuerpo teórico monolítico
ni homogéneo, ni siquiera en la teoría socio construccionista, donde habitan
las más variadas tendencias, no obstante, los métodos de investigación cualitativa no
son tampoco un constructo unificado, están permeados entre sí, claro,
naturalmente, existe uno de mayor presencia que le da la caracterización
particular, mayor énfasis, como es el caso que me ocupa aquí: se emplea el
método hermenéutico como apoyo al método biográfico, porque cualquier método,
busca interpretar, lo que viene a justificar su uso en el relato de vida o en
la historia de vida, claro está, sin perder la coherencia paradigmática,
ontológica, epistémica y metodológica.
He aquí el propósito de este breve ensayo, que de alguna manera, el reto
está en encausar sabiamente en la
investigación cualitativa: teoría, epistemología, ontología, metodología dentro
del paradigma respectivo dándole coherencia, ilación y sentido.
De la Modernidad a la
Postmodernidad, Transmodernidad y Tardomodernidad. Paradigmas de Investigación.
De la modernidad solo voy a hacer referencia sobre algunos aspectos que
guarden más bien relación con el propósito de esta disertación— la ciencia y el
conocimiento—, sus aspectos subyacentes, en términos de sus implicaciones en la
vida social. Entrando en el tema, Ibáñez, (2001, 2002) sobre la modernidad dice
que nace a la par de un conjunto de innovaciones tecnológicas que darán origen a un nuevo modo
de producción y en la razón científica que le otorgó la potestad de decir que
es verdad y que no es, que a su vez se articula como elemento clave del proceso
social. Más allá de la fecha atribuida por la historiografía de carril — Caída
de Constantinopla, Imperio Romano de Oriente, 1453; Descubrimiento de América,
1492— o con el Renacimiento, que Nietzsche denominó la “muerte de Dios” , que
naturalmente marcaron hito en la historia humana; no es menos cierto, que éstas
son consecuencias visibles, de causas que hay que ir a buscar en el desarrollo
de la ciencia y de la tecnología, que va a tener, en este contexto, según Ibáñez, (2001) es el legado cartesiano
que diferencia claramente dos mundos: interno y externo al sujeto, como
dicotomía radical. Sobre esta idea dice Boaventura de Sousa Santos, (2009): “El
rigor científico se calibra por el rigor de las mediciones… lo que no es cuantificable
es científicamente irrelevante… el método científico se basa en la reducción de
la complejidad. Conocer significa dividir y clasificar para después poder
determinar las relaciones sistemáticas entre lo que se separó… aspira a
formular leyes, a la luz de regularidades observables”, (p. 24-25). Estas ideas,
continúa este autor, fueron aplicadas, sin cautela, para descubrir las leyes de
la sociedad, que tuvo entre sus precursores: Bacon, Vico y Montesquieu, que se
concreta con el positivismo del siglo XIX con Auguste Comte, Saint-Simon y el
británico Stuart Mill. El mismo nombre de la obra publicada por Comte entre
1839 y 1842, Física Social, que así se
llamó en principio, en mi opinión, ya anunciaba el exabrupto científico del
positivismo.
Esta manera de hacer ciencia de la modernidad, según Ibañez, (2002)
condujo a la hipervaloración de la razón, al universalismo y a la falsa
creencia de una verdad segura y a la centralidad del sujeto y la conciencia. Este
autor, (2001) ha caracterizado la ciencia de esta época, en
cuatro mitos: el conocimiento como representación; el objeto como elemento
constitutivo del mundo; la realidad como independiente de nosotros y la verdad
científica como criterio decisorio. A respecto Taylor y Bogdan, (1994) señalan
“Los positivistas buscan en los hechos o causas de los fenómenos sociales con
independencia de los estados subjetivos de los individuaos”, (p. 15). Cabe
recordar los planteamientos hechos por Husserl, (1982) que el conocimiento, en
todas sus formas, es una vida psíquica; es conocimiento del sujeto que conoce.
Y por Habermas, (1986) que la
racionalidad de la ciencia es una forma histórica, una acción más o menos pasiva del marco
institucional de los subsistemas de la acción racional.
Ahora bien, además de la problemática en torno a la ciencia y la
tecnología que he venido comentando, Quijano, en Lander, (2000) ha dicho que la
modernidad nos ha traído el capitalismo con una estructura de las relaciones de
trabajo (división del trabajo) con grandes conflictos de intereses sociales y
grandes contradicciones; la cultura represiva del cristianismo, que a mi
juicio, fue tan abusiva como la dominación política europea, que al decir
Baudrillard y Morin, (2003) el proceso de conquista de América, fue posible gracias al desarrollo científico y
tecnológico que además hizo posible la navegación alrededor del globo, con las
consecuencias arriba descritas por Quijano, que viene a continuarse con la
globalización, término que se acuña en 1990 para describir el desarrollo
técnico-económico global que ha propiciado, entre otras cosas, el
hiperindividualismo y la pérdida de
solidaridad humana. Un panorama que Sfez, (2005) califica de ficción, de relato
apocalíptico, de un fenómeno
contrapuesto generados por sus dos protagonistas: tekné y polis, es
decir, por los efectos devastadores de la tecnología al servicio de las causas
más viles, y con la política con su juego perverso y nefasto en la sociedad,
donde la ciencia dicen Baudrillard y Morin, (ob. cit.) se cohesionan para
producir armas nucleares.
Profundizando esta idea, Morin, (2001) refiere que la vida humana siente
el horror del pensamiento mutilante, donde el compromiso más inmediato hoy, es
la integración de los valores aislados,
disociados de las estructuras de los saberes que propicia un conocimiento donde
se excluye a la sociedad, a lo humano y a la vida. En este orden ideas, Bauman,
(2003, 2006, 2009) nos habla acerca de la fragilidad de los vínculos humanos y
del sentido de seguridad que inspira deseos de conflictos. Son tiempos de
incertidumbre, de masas migratorias (árabe, africana asiática), de injusticias
y de un mercado sin fronteras que no puede ser controlado por leyes, del
terrorismo musulmán, con el peligro implícito de combatirlo por los países, que
los ha llevado de algún modo a la pérdida de libertad. Es la época además del
capitalismo global, de la civilización del espectáculo, de lo que llama Bauman
“el paraíso perdido” caracterizado por la falta de sentimiento, de
seguridad, de estabilidad en un mundo
cada vez más dinámico y cambiante. Una sociedad en la que se han establecido
las valoraciones más radicales, con diferencias insuperables, donde se han
formulado conceptualizaciones extremas como barbarie y civilización, que
naturalmente busca invisibilizar al otro, propiciando a su vez la violencia
generadora de alteridades que en nombre de la razón excluye el imaginario del
otro.
Nuestra modernidad, por todas estas razones que he venido comentando, ha
recibido, no sin razón, los más diversos adjetivos: “El Desierto de lo Real”
(Zizek); “Modernidad Líquida” (Bauman); “Capitalismo Tardío” (Fredric
Jamenson); “El Modelo Frankenstein” (Rosa María Rodríguez) para describir los
grandes desequilibrios científicos, tecnológicos, sociales, políticos, que dieron pie a los
conceptos de Postmodernidad y Transmodernidad y tardomodernidad con todas una
constelación de las más variadas y opuestas corrientes del pensamiento
(emergentes) en el campo de la ciencia que
son impredecibles en cuanto a su planteamiento en el sentido de la falta
de homogeneización de sus fundamentos, solo por citar una de ellas me referiré
al construccionismo, que al respecto dice Ibáñez, citado por Sandoval, (2010)
es una verdadera “galaxia constructiva” por lo complejo de encuadrarla en una
teoría pura, como en los modelos clásicos; sin embargo, tiene como denominador
común la reformulación ontológica, epistemológica y metodológica, cuyo fin es
la emancipación, la libertad y la construcción del conocimiento en una relación
sujeto-sujeto de manera dialógica.
La postmodernidad es un término que según Vásquez, (2011) aparece en el
contexto del arte y pasa luego al campo
de la filosofía, con el trabajo: “La Condición Postmoderna” escrito por Jean
Lyotard publicado en 1979 que tiene su
razón de ser en la emancipación, la razón y la libertad, que va a ser el norte de muchas
corrientes tales como: socio crítico, socio construccionismo, estudio “decolonial”,
enfoque de género, entre otros, presentándose entonces como una
reivindicación de lo individual y local
frente a lo universal, naturalmente contraria a la homogeneización cultural con
su intento de eliminar toda diversidad y pluralidad.
Es de algún modo una amalgama de planteamientos que tiene sus raíces en
el pragmatismo inglés, en Heidegger,
y Nietzsche y en los existencialistas.
Lyotard, citado por Vásquez, (ob. cit.) define este tiempo con una frase
simple: “…es la edad de la cultura”, (p.3). La postmodernidad centra su interés
en la epistemología de la cultura, es la época que anuncia según Lyotard la
muerte de las grandes narrativas o Meta- narrativas características de la
modernidad. Es la era además del conocimiento y de la información, que de algún
modo citando a Morín, (2001) propone una concepción de orden, desorden y organización en el
contexto de los problemas humanos, sociales y políticos, que busca además la
integración de las verdades aisladas, de las contradicciones y de las dudas,
entendiendo estas última, como un terreno fértil para el desarrollo del pensamiento, para
salirle al paso a la disociación de las estructuras de los saberes, y a la
sobre simplificación reductora del pensamiento en una sola fórmula lógica como
en la modernidad.
Profundizando esta idea Baudrillard y Morín, (2003) señalan que es paradójico que el período tan
cruel de la historia humana—modernidad— de dominación, de injusticias nacidas en
Europa, nace también en ella, las idea
de emancipación. Para Ibáñez, (2002) el planteamiento de la postmodernidad va
en dos direcciones: primero, una crítica severa de deconstrucción del discurso
de la modernidad y de sus supuestos ideológicos que él llama (anti modernidad)
y segundo, la legitimación de una nueva época, de la aniquilación de las
diferencias (desigualdades). Es una época en la cual es imposible, en términos
de la ciencia elaborar modelos predictivos, debido a que el contexto simbólico no es formalizable
ni determinable. Es un tiempo, según Ibáñez, (2005) en la que hay que repensar
las relaciones de poder, ir contra la retórica de la verdad que hegemoniza la
razón científica y la iglesia.
Este tiempo—postmodernidad— está de alguna manera vinculado al de
transmodernidad como la realización de lo que escapó de las manos de la
postmodernidad en su afán de recomponer los desaciertos de la modernidad, con
la sumatoria de los problemas de la era de la globalización de los mercados sin
fronteras. La transmodernidad es un tiempo de incertidumbre y de la
descomposición social ya comentada en los planteamientos de Morín, (2001);
Baudrillard y Morín, (2003); Sfez, (2005) Bauman, (2003, 2006,2009) que dio con
lo que se ha denominado el “engendro del 11 de septiembre”— el derrumbe del
World Trade Center—, centro de comercio mundial en los Estados Unidos.
En lo esencial, el término transmodernidad aparece con la publicación en
1989 del libro: “La Sonrisa de Saturno, Hacia una Teoría Transmoderna” escrito
por María Rosa Rodríguez, que se concreta con otra obra publicada en 1997
titulada: “El Modelo Frankenstein: De la Diferencia a la Cultura Post”; en
relación a este vocablo solo voy a hacer algunas consideraciones generales, con
el propósito de contextualizar y justificar la aparición de los paradigmas
emergentes que surgirán a fines del siglo XX
y lo que va del XXI.
La transmodernidad describe la
situación en que nos hallamos actualmente (2015), un tiempo de egoísmo,
anomalías, caos, guerra global, incertidumbre, que nace de la crisis histórica
y de la descomposición de la estructura
cultural, política, económica, social, y
espiritual de la postmodernidad. La Trans-Modernidad se compone
lingüísticamente de un prefijo “trans” y el vocablo modernidad lo cual implica
transcender la crisis de la modernidad, reiterando los retos pendientes ético y
político (igualdad, libertad, justicia) asumidos por la crítica postmoderna,
que es un intento además del quiebre del eurocentrismo. La cultura del monstruo
(Frankenstein), de las paradojas, del fin del petróleo, de la escasez de
alimentos y del agua, del cambio climático. El gran mito de la transmodernidad
es el “superhombre”; por ello de alguna
manera retorna el planteamiento de
Nietzsche del superhombre; contrario al de Frankenstein.
En el marco de la filosofía de Nietzsche y de Heidegger y de las artes,
particularmente la arquitectura aparece el movimiento tardomoderno, a finales
del siglo XX, lo califico de movimiento, y no de época como en la modernidad,
porque si bien es cierto que busca rescatar algunos aspectos de la modernidad,
no penetra profundamente la sociedad en los aspectos económicos, político,
artísticos, morales; viene a ser más bien una reacción frente a las injusticias
que nacen en el seno de la modernidad, y la postmodernidad rescatando lo válido
y al propio tiempo enfrentando los problemas que la postmodernidad y la
transmodernidad no pudo solventar. Esta tendencia considera vigente la esencia
del “movimiento moderno” con la ambición del viejo mito de la creación del
“hombre nuevo”, aunque su fisonomía filosófica es borrosa, pues no enuncia
características específicas en términos formales que permitan hablar como tal,
lo que si es cierto que es un movimiento que busca rescatar algunos elementos
de la modernidad, por ello, existen riesgos en tratarle con los mismo criterios
que la Época Moderna, de —época— en virtud de aspectos económicos, sociales,
históricos, políticos, filosóficos, tecnológicos y humanos, quizá por lo pronto, en su devenir de la
historia humana.
Además de lo ya señalado, quiero advertir que algunas de sus corrientes
como los estudios decolonial, en su búsqueda de la comunicación intercultural y
deconstruccionista del posestructuralismo, que nos recuerda que la realidad
medible cuantificable está allí, subyacente, y a su vez por la marea de
corrientes (teoría crítica, construccionismo, fenomenología, hermenéutica, etc.)
que tienen también su razón de ser en el “Modelo Frankenstein” se anotan en la
tardomodernidad, que vienen formar parte,
algunas de ellas, del paradigma de investigación cualitativa, aunque tienen
algunos rasgos de la ciencia modernidad, que se
integran gracias al milagro del pensamiento complejo de Morín; no sin
recordar, que el modelo cartesiano ha sido reformulado por el pospositivismo, y
de algún modo por los tardomodernista.
Sabemos también, y esto hay que dejarlo claro, que la tardomodernidad no
acepta a ultranza los postulados de la modernidad, sino más bien algunos
elementos, en sentido crítico, el tardomodernismo se origina por un choque con
los postulados de la modernidad y la postmodernidad, nace como diría Hegel, de
contradicciones que se superan así mismas, y que tienen su raíz con la
evolución de las ciudades, su gente, la arquitectura urbana, de las cuales
surgen nuevas maneras de pensar, estilos de vida, entre otros.
Desde mediados de los ochenta, se
pueden apreciar dos claras tendencias en la evolución de la tardomodernidad. El
High-Tech y la Deconstrucción. La
primera, High-Tech—Alta Tecnología— su traducción literal, toma su nombre del
libro: “The Industrial Style and Source Book for the Home” publicado en 1978
por Joan Kron y Suzane Slesin denominado “estilo tardomoderno”, encuadrado
dentro del movimiento arquitectónico. De modo que es un movimiento que tiene en
común con la postmodernidad, que nacen en el seno de las artes. La segunda
tendencia, la deconstrucción, es un término creado por el filósofo
posestructuralista Jacques Derrida, que basa sus postulados en el análisis etimológico de la historia de la filosofía de
Heidegger que trata de desmontar cómo se ha construido un concepto cualquiera a
partir de procesos históricos acumulados, creando un discurso apoyado en la
metáfora y la metonimia. Es desde aquí que podemos comprender algunos
planteamientos que se vienen haciendo en América Latina en relación a su
imaginario, lo simbólico, del ser, de esta parte del mundo, no estudiado por
Heidegger.
Por ejemplo, en 1995, “La Casa de
las Culturas del Mundo” de Berlín, en las personas de Gerhard Harpt y Bend M.
Sherer, (colaborador) acuñaron el término: “Síndrome Marco Polo”, que naturalmente
es una metáfora envuelta en una metonimia para explicar los problemas surgidos
por la falta de comunicación o de comprensión intercultural, el epistemicidio,
la universalidad excluyente, causado por el exacerbado eurocentrismo, como
consecuencia de la dominación colonial y neocolonial a través de la globalización, que
paradójicamente, las teorías emancipadoras en boga, nacen precisamente, como
apunta Morín, en los países de la Europa de la dominación imperial, como son
los casos de la postmodernidad, transmodernidad y tardomodernidad.
En lo esencial, la postmodernidad y la transmodernidad surgen como una reacción contra la modernidad cartesiana y los grandes
problemas que en su seno alberga en el campo de la ciencia, y a la promesa mesiánica
salvadora de la humanidad, que lejos de solucionarlos, generó en ella una
especie de “Hidra” o “Efigie” que no sabemos cómo descifrar y enfrentar. Frente
a esta realidad surge el paradigma cualitativo, que encuentra en Morin, el
creador del pensamiento complejo y uno
de sus avatares. Para este autor la complejidad es una palabra problema y no
una palabra solución. La teoría del pensamiento complejo se sostiene en una
epistemología capaz de unir conceptos que se rechazan entre sí; que pueden ser
desglosados, catalogados en compartimiento por el pensamiento no complejo, es
decir, por el paradigma cuantitativo.
El Paradigma Cualitativo. Otra
Visión de la Investigación. Kunh, (1970) citado por Pérez Serrano, (1998)
sostiene que toda investigación científica trabaja conforme a paradigmas. En mi
opinión la palabra paradigma encierra complejidad, en muchos casos, por la
diversidad de definiciones: conceptos contradictorios. Esto se debe a su
carácter polisémico. Para tener una idea de lo que afirmo, Mastermam, (1970)
citado por Guba, (1985) le atribuye a Kuhn unas veintiuna definiciones. Para Guba
sencillamente el paradigma es una serie de creencias que guían la acción o
acciones de cada día determinado. Lo importante en todo caso, es no quedarnos
atrapados en el ejercicio intelectual de buscar una definición universal, sino
más bien, lo que implica en su sentido práctico: dejar de lado la “polisemia
conceptual” de paradigma, y tener presente tres palabras: “visión del mundo”—
no una, sino varias— independiente de las definiciones que hagamos de este
vocablo, en la práctica es intrascendente.
En este orden idea, cualquier paradigma que adoptemos, según Guba, (ob.
cit.) debe responder a tres preguntas fundamentales: lo ontológico (cuál es la
naturaleza de la realidad); lo epistemológico (relación entre el investigador y
lo conocido) y lo metodológico (qué
debería hacer el investigador para averiguar sobre el conocimiento). Desde
luego, cabe acotar que no debemos perder de vista que son construcciones
humanas, por lo tanto los resultados o hallazgos están sujetos a errores como toda acción humana.
Pérez Serrano, en relación a esta afirmación, sostiene que el paradigma
adoptado va a condicionar los procedimientos a seguir en la investigación.
En la perspectiva que aquí nos ocupa, la cualitativa, antes de avanzar
hacia la disertación relacionada con la hermenéutica de Gadamer como
interpretación en el método biográfico, es conveniente revisar algunas
definiciones. Para Martínez, (1999) la investigación cualitativa no se trata de
un estudio de cualidades separadas o separables, sino de un estudio de un todo
integrado que forma una unidad de
análisis que hace que algo sea lo que es: una persona, una entidad empresarial,
entre otros. Para González Rey, (2006) es de carácter
constructivo-interpretativo, representa una síntesis teórica, que no excluye
referencias previas, solo que no puede ser entidades cerradas (camisa de
fuerza). De allí su coherencia con la hermenéutica y el método biográfico. Al
respecto, hay que dejar claro, que este tipo de investigación no se ciñe a
etapas, pasos, ni a recetas, no es lineal, su desarrollo es dialéctico. Dice
Pérez Serrano, la investigación cualitativa es muy amplia, en ella tienen
cabida gran cantidad de corrientes del pensamiento.
Además de lo señalado, hay que considerar los aspectos teórico y
metodológico que tengan coherencia con el paradigma cualitativo, que el caso
que me ocupa aquí, es la teoría construccionista y el método biográfico (historia
de vida) empleando la entrevista en profundidad, grupo de discusión, utilizando
como método de interpretación la hermenéutica, lo cual me permite conocer la
vida de una persona como actor social, que a su vez es un informante-investigador.
La Construcción de la Realidad Social e
Historia de Vida. Dice Pérez Serrano, (ob. cit.) que el paradigma
escogido va a condicionar la investigación. Sabemos que no existen criterios
absolutos de demarcación en la ciencia. Wiesenfeld, (2001) al respecto señala
que el paradigma seleccionado guarda relación con nuestros intereses
personales, profesionales, intelectuales, ideológicos, investigativos,
motivacionales, etc. Además de lo
señalado responde también a una profunda reflexión en relación al contexto
donde se va a ser la investigación; la postura asumida por el investigador, a
lo investigado y a la metodología adoptada para obtener la información
(hallazgos).
De acuerdo con el propósito que me ocupa aquí (historia de vida), la
teoría más conveniente es la socio construccionista. Un concepto más o menos
genérico de este paradigma no los ofrece Wiesenfeld, (2001), quien sostiene que
es un enfoque que niega la objetividad lingüística y epistémica de las teorías psicológicas, así
como también que la realidad externa es independiente de nosotros, admitiendo
la subjetividad como una forma privilegiada de conocer. Para Lincoln y Guba,
(1985) citado por Wiesenfeld, (ob. cit.) “la realidad es una construcción
mental inseparables de entidades tangibles: personas…, pero advierte que los significados que le dan
sentido y organización a tales realidades son construidas en la interacción
social”, (p. 122). Dicen Lincoln, (1990), Guba, (1985) citados por Wiesenfeld,
(ob. cit.) que el paradigma socio construccionista requiere de tres criterios
fundamentales: ontología relativista, es decir, la realidad es una construcción
mental, que de acurdo con Müller y Halder, (1976) para el relativismo “… no existe verdad absoluta, universal, ni una moral con
vigencia perenne para el hombre, sino que todo conocimiento es sólo relativo y
dependientes de condiciones”, (p. 377). Esta es una teoría muy antigua que se
remonta al filósofo griego Protágoras, el más importante de los sofistas a
quien Platón le dedica un diálogo con su nombre. Epistemología
transaccional/subjetivista por cuanto el investigador y lo investigado se
fusiona en forma (monística) y metodología hermenéutica/dialéctico, de la
hermenéutica.
De acuerdo con Márquez Pérez, (2009) el proceso hermenéutico
es una forma compleja (progresiva-regresiva) de permanente reflexión,
zigzagueante, creativo que complejiza la información obtenida. Sobre la
interpretación hermenéutica apunta Merleau-Ponty, (1991) citado por González
Rey, (2006) es un vaivén entre la
experiencia y la construcción o la reconstrucción para darle zonas de sentido; o
expresión de sentido (Márquez Pérez,
2009); o zona de identidad y zonas de significado (Berger y Luckmann,
1968). En esta visión, la hermenéutica más que un método pasa a ser una manera
de interpretar los hallazgos de la investigación como veremos más adelante.
No quiero cerrar este punto sin
recordar una advertencia que nos hace Gergen, (2007) que me parece
pertinente, para los que trabajamos con historia de vida traída desde el paradigma
construccionista. Para este autor, los principios de la interacción humana no
se pueden desarrollar fácilmente con el paso del tiempo, porque se basan en
hechos, que generalmente no permanecen estables.
El Método de Vida como Construcción de Historia
de Vida. El
método biográfico o perspectiva biográfica abarca múltiples enfoques tales
como: relato de vida, relato autobiográfico, discurso autobiográfico, todos
encuadradas en diversas escuelas de pensamiento y de distinto objeto
sociológico, tales como: marxismo sartreano (neo marxismo de Ferrarotti); neo
materialismo (Wallerstein); teoría de los roles (Luchtherhand); hermenéutica (Kohl); interaccionismo
simbólico (Denzim) y diversa teorías inspiradas en Max Weber, (Bertaux, citado por Rusque, 2001). Antes de
entrar directamente en la historia de vida es conveniente revisar algunas
definiciones relacionadas con el método biográfico. Para Álvarez y De La Cruz,
(2012) se ocupa de dar a conocer el testimonio subjetivo de una persona o grupo
de personas o de instituciones relacionadas con acontecimientos trascendentes y
de las valoraciones que dichos informantes hacen de su propia existencia y de
su interpretación del contexto social.
Por su parte, Bolívar y Domingo, (2012) lo consideran un método
multifacético sustentados en múltiples enfoques. Sanz, (2005) lo define como un juego de
intersubjetividades que emerge esencialmente de la persona y de su testimonio
ya sea oral o escrito. El relato de vida y la historia de vida se insertan en
el método biográfico. Este juego de intersubjetividades se ordena a
través de un proceso de construcción o de reconstrucción desde una postura
relativista, donde el testimonio pasa a ser el centro de interés del
investigador. De allí que Moreno, (ob. cit) denomine al investigador
historiador y al informante (investigado) cohistoriador. Por lo tanto la
historia de vida nos da a conocer la historia de una persona, grupo de personas
e institución. Sandín, (2003) advierte el carácter polisémico de la
expresión de la expresión “historia de vida”. Para Pereira, (1991)
citado por Veras, (2010) “… lo importante es que sean captados las experiencias
del entrevistado. Él es quien determina qué es relevante o no para ser narrado,
él es quien tiene el hilo conductor. Nada de lo que relata puede ser
considerado superfluo, pues todo se encadena para componer y explicar su
existencia., (p. 145). Estos aspectos, a mi juicio dejan claro lo relacionado
con la historia de vida, salirse de estas consideraciones, en el mejor de los casos,
estaremos haciendo investigación, obviamente; pero no historia de vida.
Del Investigador, el Informante y
la Información. Hemos llegado a un punto en el recorrido de esta
disertación en la que nos estamos
acercando a la realidad investigada, los hallazgos. Vamos viendo con mayor
nitidez la relación intersubjetiva (investigador-investigado), de donde surge
monísticamente la información requerida. Esta relación tiene como norte los
aspectos: ontológico, epistemológico y metodológico propios de la investigación
cualitativa y del paradigma socio construccionista. Dice Moreno, (s. f.) por
los vínculos que se estrechan en esta modalidad de investigación entre el que
investiga y el investigado, nos habla de historiador y cohistoriador. Por lo tanto no hay
investigador ni investigado porque se consideran miembros de un mismo mundo del
que son coparticipe en el cual producen conocimiento en igualdad de condiciones
y en diversidad de preparación y apertura intelectual.
Al respecto Pujadas, (1992) nos dice que mediante sucesivas entrevistas,
el investigador tiene como objetivo mostrar el testimonio subjetivo de una
persona, acontecimientos de su vida y sus valores. Hay que dejar claro, que el
objetivo de la investigación no es la búsqueda de la verdad, como en el
paradigma positivista, sino la revelación del testimonio de vida del
investigado, que se traduce en hallazgos, o sencillamente en la narración que
una persona gentilmente la da a conocer por intermedio del investigador, que
pasa a ser un historiador como dice Moreno, (ob. cit.)
En relación a la obtención de la información, la técnica más conveniente
empleada en el método biográfico es la entrevista en profundidad y el grupo de
discusión. En esta idea Ibáñez, (2000) citado por Márquez Pérez, (2007) nos
dice “… que las entrevistas cualitativas son dinámicas, flexibles, por lo que se constituyen en una narración
conversacional creada conjuntamente por el investigador y el investigado. Debe
tener además coherencia con el diseño de investigación cualitativa, razón por
la cual el investigador selecciona [él o los informantes] que participarán en
la investigación. La entrevista cualitativa tiene carácter interpretativo en el
contexto, y su propósito es que las personas estudiadas hablen por sí mismas, y
que ambos (investigador e investigado) desarrollen un papel protagónico.
En el contexto del método biográfico, particularmente en la historia de
vida, se recomienda la entrevista en profundidad y el grupo de discusión. Para
Ruiz e Ispizua, (1989) citado por Márquez Pérez, (2007) la entrevista en
profundidad debe estar consustanciada con la ontología y la epistemología de la
investigación cualitativa, y de manera muy particular en el caso que me ocupa
aquí, con la teoría socio construccionista, para comprender a partir del propio
actor (entrevistado) su propia visión del mundo, por lo tanto, el fin de esta
técnica es comprender la perspectiva y la experiencia de las personas que son
entrevistadas, sin ser aisladas de su entorno social, que en mi opinión, es la
regla de oro de la entrevista en profundidad. Ruiz, (1996) nos dice algo
importante al respecto, que la entrevista en profundidad nace de una ignorancia
consciente por parte del entrevistador, quien valora el sentido que los
individuos (actores sociales) le dan a sus actos. Para este autor, la
entrevista en profundidad: “… es la entrevista profesional que se realiza entre
el entrevistador y un informante sobre su vida, en general, sobre un tema,
proceso o experiencia de una persona”, (p.2). Cabe advertir que no es
conveniente entrevistar a más de un informante, y el tiempo de duración no debe
exceder más de dos horas. Este tipo de entrevista según su propósito se
clasifican en holística y enfocadas; la primera cuando el interés se centra en temas
generales, la segunda, cuando busca esclarecer aspectos particulares. Para
finalizar este punto, cabe recordar que la entrevista en profundidad es un
discurso dual, una conversación donde los hablantes co-construyen en cada
instante el discurso.
Por otra parte, me referiré
ahora al grupo de discusión. Esta técnica, es una entrevista grupal que tiene
como finalidad captar y analizar los discursos ideológicos y las
representaciones simbólicas asociadas a cualquier fenómeno social, (Arboleda,
2008). Para Ruiz, (1996) es un grupo simulado, manipulable, imaginado, una
entrevista que se realiza a un grupo de personas. En esta tipo de técnica debe
existir un moderador (investigador) que facilite recordar y expresar los
detalles de una situación dada que sea útil para analizar los procesos
sociales. Aigneren, (2009) lo denomina grupo focales, este autor, citando a
Korman, (1986, p. 2) expresa: “… es una reunión de un grupo de individuos
seleccionados por el investigador para discurrir y elaborar, desde la
experiencia personal, una temática, un hecho social, que sea objeto de
investigación”. Para Cervantes, citado por Ireta, Berttolini y González, (2010)
y estos autores, el grupo de discusión
es un diálogo desde donde se produce unidades de sentido en la construcción
discursiva de los hallazgos de la investigación. En mi opinión unos de los
elementos básicos del grupo de discusión es la interacción que se produce en el
seno del grupo. Galeano lo concibe como un método en sentido de estrategia de
investigación. Ibáñez y Johnson, (2002) lo problematizan dentro de un marco
ontológico y epistemológico, en este caso, que me ocupa aquí, dentro del
paradigma socio construccionista.
La Interpretación Hermenéutica de
Gadamer, los Hallazgos de la Investigación. Etimológicamente la palabra
hermenéutica proviene del verbo griego hermeneuin que traduce “interpretar” y
está asociado al personaje de la mitología griega Hermes Trimegisto, mensajero
de los dioses y los hombres. Desde la antigüedad se hablaba de los libros de
Hermes, documentos de difícil comprensión, de allí derivó la palabra hermético,
lo que es imposible comprender si no se tiene una clave de interpretación. En
la tradición científica y filosófica este vocablo, de manera general, es
entiendo como el arte de interpretar. Estuvo vinculado en un comienzo a la
religión para descifrar los textos sagrados, luego pasó a la filosofía. Aquí me
voy a referir más bien a la interpretación de la información obtenida a través de la entrevista en profundidad y el
grupo de discusión, presentada en términos de hallazgos en la investigación
cualitativa, de ningún modo se presenta
como verdad científica. La hermenéutica como ya señalé se basa en la interpretación.
Müller y Halder, (1976) se refieren a la hermenéutica como el “arte de la
interpretación”, (p.216). Esta definición puede prestarse a ser mal entendida,
porque en general, el consenso hoy, es que que todo conocimiento es
interpretación, subjetivación del mundo, porque las cosas no se ven sino desde
distintos paradigmas y perspectivas de donde se investiga, como ya lo señalé en
líneas precedentes, inclusive, la investigación cualitativa, dentro de los
métodos contempla el método hermenéutico, como señala Martínez, (1999).
Entonces surge la interrogante ¿qué discrimina la hermenéutica como método de
investigación cualitativa a la hermenéutica como metodología en el paradigma
construccionista y como técnica de interpretación de la información en el
método biográfico? Este es el punto focal de que me ocupa ahora.
Según Müller y Halder, (ob.
cit.), Gadamer tiene como mérito de fundamentar en el campo de la filosofía una
nueva hermenéutica cuyo propósito no es comprender el comportamiento de un
sujeto con un objeto dado, sino el acontecer de una acción histórica. Gadamer
deja claro dos cosas desde mi punto de vista. La hermenéutica puede transitar
dos vías. Una que arranca de una
interpretación que hace el sujeto del mundo de manera unilateral, o con
pretensión de objetivarlo, y otra que surge de la intersubjetividad entre
sujetos de manera dialéctica. Pero antes de avanzar debo aclarar el significado
de subjetividad, para ahondar aún más en el de intersubjetividad. La
subjetividad es la visión particular que cada sujeto tiene del mundo, su
interpretación de él y de la realidad condicionada por su experiencia,
formación intelectual, militancia ideológica, entre otras. De tal manera que la
intersubjetividad es una especie de vaivén donde participan al menos dos
sujetos a través de un proceso de intercambio, dialéctico, de donde surge una
síntesis teórica. En este contexto surge la interpretación intersubjetiva. Una
tradición que se remonta al filósofo griego Sócrates con su famoso simposium
(método socrático).
En este mismo orden de ideas, Márquez Pérez, (2009) señala que el
proceso de interpretación del discurso oral es una práctica humana reflexiva,
sin reglas a priori, es una forma compleja de relación entre la interpretación
y lo estudiado producido en la interacción investigador-participante-contexto
de manera (progresiva-regresiva). De modo que la hermenéutica como [método] es
más bien una interpretación unilateral-bilateral— no necesariamente bilateral—
del mundo; como técnica es una interacción investigado-informante
(intersubjetividad). Generalmente, la interpretación se entiende a la totalidad
de la ciencia dominada por el ideal metodológico alejada de todo proceso
constructivo. Porque el proceso constructivo–deconstructivo exige la
interactividad, el diálogo, la intersubjetividad, la conversación inacabada que
no tiene palabra de punto y final.
El proceso deconstructivo forma
parte de la hermenéutica, el cual no constituye un método determinado para
caracterizar a un grupo de disciplinas
científicas, se refiere más bien a todo un ámbito de la comunicación humana.
Para Gadamer, (1998) la hermenéutica es un juego de preguntas y respuestas, una
conversación que ofrece una perspectiva que no se encontraba en ninguno de los
interlocutores. Juntos construyen un mundo común a través del intercambio permanente que se produce en la conversación. Aquí la
hermenéutica está vista desde el paradigma socio construccionista, donde se
circunscribe el método biográfico. Es por ello que para Gadamer los seres
humanos construyen un mundo interconectado, porque todo conocimiento es
reconocimiento del otro.
Como complemento a estas consideraciones, es conveniente referirse al
lenguaje. Éste permite la conversación y la construcción y reconstrucción del
conocimiento, por lo tanto toda conversación queda inconclusa, nunca se puede
revelar completamente la realidad, por eso se habla de hallazgo, nunca de
verdad o conclusiones.
Al respecto, Márquez Pérez, (2009) dice: “La postura ontoepistemológica
que sustenta los procesos de interpretación hermenéutica concibe la realidad
como una construcción humana… sujeta a múltiples interpretaciones”, (p. s/n.).
Lo que hay que tener claro de acuerdo con Marinas, (2007) citado por Márquez
Pérez, (ob. cit.) es que los procesos de interpretación hermenéutica implican:
coherencia paradigmática; enfoque teórico asumido; los procesos intelectuales
del investigador en el desarrollo de sus interpretaciones y las formas
complejas de interpretación.
Profundizando este planteamiento, Márquez Pérez, (ob. cit.) nos dice que
el proceso de interpretación hermenéutica trata de ir al plano subjetivo de la
construcción de sentido, que según González Rey, (2006) nunca aparece
explícito, él está implícito en todas
las experiencias humanas vividas cargadas de sentido para las personas, lo que
Berger y Luckmann, (1968) denominan la realidad del sentido común. Lo que
Márquez Pérez denomina “expresiones de sentido” y González Rey, “zonas de sentido”. Por ello una de las
actividades del investigador es crear el sentido, dar significado a la información
obtenida de los informantes o actores sociales.
Este proceso se dificulta si no se tiene la compresión del lenguaje
necesaria para poder entender la realidad de la vida cotidiana, y encontrar las
zonas de identidad o zonas de significados, lo cual no se puede lograr sin la
interacción humana y comunicación por su naturaleza constructiva y
reconstructiva, pues no hay construcción final, sino reconstrucción sobre
construcciones, de esta manera se plantea la vida de los actores sociales. Es un
proceso que según Márquez Pérez, (ob. cit.) el investigador complejiza la
información a través de la triangulación de la información mediante diferentes
fuentes (informantes-investigadores-autores) y el empleo de variados métodos,
el fin aquí no es validar como en la corriente positivista, sino construir el
proceso investigativo de manera consensuada que viene a constituirse en los
hallazgos de la investigación. Cabe citar aquí a Rueda y Villarroel, (s. f.) la
hermenéutica busca revelar los significados de las cosas, penetrar en las
palabras, los escritos, los textos, la conducta humana gestual y las actitudes,
conservando su particularidad en el contexto donde están inmersos los actores
sociales. Cierro este punto con una frase de Márquez Pérez, (2009) “…no tenemos
otra forma de vivir que la de producir e interpretar sentido”, (p. s/n.).
Palabras Finales. Se
sabe hasta la saciedad, que el paradigma
positivista dominó por un tiempo considerable el escenario de la ciencia en la
producción de conocimiento enmarcado desde una postura objetivista. Se
caracterizó por su postura rígida a la hora de abordar algunos problemas en el
mundo científico y de la sociedad, inclusive generando problemas en el seno de
esta última. Esta representación del mundo tan pretenciosa del positivismo dejó
de lado una serie de problemáticas que suscitó en alguna medida la aparición en
escena del paradigma cualitativo. Este enfoque investigativo postula que el
conocimiento está fundamentado en la realidad, es subjetivo, temporal, cambiante, dialéctico,
inductivo, fenomenológico, holístico, dinámico; no hay un cuerpo teórico
determinado por su naturaleza emergente, a través de diferentes corrientes del
pensamiento (teoría crítica, construccionismo, estudios de género,
fenomenología, entre otros) se desarrolla en el seno del postmodernismo,
la transmodernidad y la tardomodernidad,
cuyo fin es el abordaje de la
problemática de la realidad, creada por la modernidad, para transformarla,
emanciparla (teoría crítica), reconstruirla (teoría construccionista) que la
que diserté en este espacio.
Dentro de los distintos enfoques investigativos, dentro de la
investigación cualitativa, se haya el
paradigma socio construccionista, de naturaleza ontológica relativista,
epistemología subjetivista y metodología
hermenéutica-dialéctica. En esta teoría se inscribe el método biográfico
(relato de vida), que se sustenta es tres aspectos centrales
(investigador-informante-contexto). De esta manera el investigador para
acercarse a la realidad (contexto investigativo) se sirve de dos técnicas para
la obtención de la información que obedezca al enunciado de la teoría socio construccionismo: la entrevista en
profundidad y el grupo de discusión; ambos son diálogo, conversación
interactiva, que procura descubrir el imaginario de los investigados en su propia
realidad social, donde además los actores son co-participes de la producción de
conocimiento junto con el investigador.
El propósito aquí no es la búsqueda de la verdad, sino el mostrar las experiencias de vida que es determinada
por los actores sociales en un clima de empatía, por lo tanto mostramos
hallazgos, no resultados, desde esta perspectiva la investigación no concluye
sino es un capítulo de ella.
Para acercarnos a los hallazgos, el investigador emplea la hermenéutica
interpretativa del discurso oral, de manera reflexiva, alejada de
procedimientos preestablecidos y predictivos, porque este proceso es
progresivo-regresivo, una especie de vaivén, de reacomodo, de zigzag, donde no
se aplica los criterios de validación como en el paradigma positivista, sino
que la información es triangulada a través de un proceso de complejización de
la información con la participación de los actores involucrados, para
complementar y balancear la información en términos de hallazgos.
Muestra Visual
...todas las experiencias humanas vividas cargadas de sentido para las personas... [y cada persona les da sentido desde su óptica]
Muestra Visual
...no hay construcción final, sino reconstrucción sobre construcciones, de esta manera se plantea la vida de los actores sociales...
Ramón Linares. Rostros urbanos (2011). Los Teques, estado Miranda
Pintura al frío / Tela
Colección y fotografía Manuel Bas, Caracas, D. C., Venezuela
… no existe verdad absoluta, universal, ni una moral con vigencia perenne para el hombre, sino que todo conocimiento es sólo relativo y dependientes de condiciones...
Alí Darias
Velorio, (2006). Trujillo, estado. Trujillo
Pintura al frío / Yute
Colección y fotografía Manuel Bas, Caracas, D. C., Venezuela
...todas las experiencias humanas vividas cargadas de sentido para las personas... [y cada persona les da sentido desde su óptica]
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Mixta / Tela
Colección y fotografía Manuel Bas, Caracas, D. C., Venezuela.
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AUTOR: M. Sc. Manuel Bas
Corección de Texto, Digitalización de Imagenes, Montaje Electrónico y Edición: Esp. Hernández Víctor A.
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LA HERMENÉUTICA COMO INTERPRETACIÓN EN EL MÉTODO BIOGRÁFICO
AUTOR: M. Sc. Manuel Bas
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Los Teques, junio de 2015.
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