miércoles, 24 de junio de 2015

LA HERMENÉUTICA COMO INTERPRETACIÓN EN EL MÉTODO BIOGRÁFICO




                      REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
       UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR
                         INSTITUTO PEDAGÓGICO DE CARACAS  
              SUBDIRECCIÓN DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO 
        DOCTORADO  EN  CULTURA  Y  ARTE  PARA  AMÉRICA  LATINA  Y  EL  CARIBE

Curso: Teoría del Conocimiento
Profesora: Dra. Aura Orta
Participante: Manuel Bas                                                                                                 
Caracas, 9 de junio de 2015 


     “Con la postmodernidad hemos descubierto que la ciencia también está hecha de carne y hueso de sus representantes, carne y hueso que están formados de historicidad, de cultura, de lenguaje,  socialidad y que hace todo aquello no remita sino a la contingencia y a la finitud del ser humano”, (Tomás Ibáñez, 2002, p.8).

     “Por su esencia, el mundo de la vida equivale a una pluralidad de horizontes, y con ello, a un conjunto altamente diferenciado en el que sin dudas encuentra también su lugar la pretensión de validez objetiva, la cual, sin embargo, está desprovista ya de su monopolio”. (Gadamer, 1998, p. 150)


  LA HERMENÉUTICA COMO INTERPRETACIÓN EN EL MÉTODO BIOGRÁFICO


     Palabras Iniciales. El propósito en este espacio es hacer una reflexión en relación al empleo de la hermenéutica de Gadamer como interpretación en el método biográfico; para lo cual se revisará los contextos: modernidad,  postmodernidad, transmodernidad, tardomodernidad; el concepto de paradigma y los paradigmas: cuantitativo (positivista), cualitativo (emergentes), la teoría construccionista en sus aspectos ontológico, epistemológico y metodológico coherente con el método biográfico y sus técnicas de recolección de información: entrevista en profundidad y grupo de discusión y su interpretación hermenéutica.

     Cabe acotar que tanto el método biográfico como el método hermenéutico están emparentados con la investigación cualitativa, ésta tiene entre sus características, ser dialéctica, hermenéutica, fenomenológica, intersubjetiva, contextual, emergente, no contempla dentro de ella un cuerpo teórico monolítico ni homogéneo, ni siquiera en la teoría socio construccionista, donde habitan las más variadas tendencias, no obstante,  los métodos de investigación cualitativa no son tampoco un constructo unificado, están permeados entre sí, claro, naturalmente, existe uno de mayor presencia que le da la caracterización particular, mayor énfasis, como es el caso que me ocupa aquí: se emplea el método hermenéutico como apoyo al método biográfico, porque cualquier método, busca interpretar, lo que viene a justificar su uso en el relato de vida o en la historia de vida, claro está, sin perder la coherencia paradigmática, ontológica, epistémica y metodológica.

     He aquí el propósito de este breve ensayo, que de alguna manera, el reto está en encausar sabiamente en  la investigación cualitativa: teoría, epistemología, ontología, metodología dentro del paradigma respectivo dándole coherencia, ilación y sentido.

     De la Modernidad a la Postmodernidad, Transmodernidad y Tardomodernidad. Paradigmas de Investigación. De la modernidad solo voy a hacer referencia sobre algunos aspectos que guarden más bien relación con el propósito de esta disertación— la ciencia y el conocimiento—, sus aspectos subyacentes, en términos de sus implicaciones en la vida social. Entrando en el tema, Ibáñez, (2001, 2002) sobre la modernidad dice que nace a la par de un conjunto de innovaciones  tecnológicas que darán origen a un nuevo modo de producción y en la razón científica que le otorgó la potestad de decir que es verdad y que no es, que a su vez se articula como elemento clave del proceso social. Más allá de la fecha atribuida por la historiografía de carril — Caída de Constantinopla, Imperio Romano de Oriente, 1453; Descubrimiento de América, 1492— o con el Renacimiento, que Nietzsche denominó la “muerte de Dios” , que naturalmente marcaron hito en la historia humana; no es menos cierto, que éstas son consecuencias visibles, de causas que hay que ir a buscar en el desarrollo de la ciencia y de la tecnología, que va a tener, en este contexto,   según Ibáñez, (2001) es el legado cartesiano que diferencia claramente dos mundos: interno y externo al sujeto, como dicotomía radical. Sobre esta idea dice Boaventura de Sousa Santos, (2009): “El rigor científico se calibra por el rigor de las mediciones… lo que no es cuantificable es científicamente irrelevante… el método científico se basa en la reducción de la complejidad. Conocer significa dividir y clasificar para después poder determinar las relaciones sistemáticas entre lo que se separó… aspira a formular leyes, a la luz de regularidades observables”, (p. 24-25). Estas ideas, continúa este autor, fueron aplicadas, sin cautela, para descubrir las leyes de la sociedad, que tuvo entre sus precursores: Bacon, Vico y Montesquieu, que se concreta con el positivismo del siglo XIX con Auguste Comte, Saint-Simon y el británico Stuart Mill. El mismo nombre de la obra publicada por Comte entre 1839 y 1842, Física Social,  que así se llamó en principio, en mi opinión, ya anunciaba el exabrupto científico del positivismo.

     Esta manera de hacer ciencia de la modernidad, según Ibañez, (2002) condujo a la hipervaloración de la razón, al universalismo y a la falsa creencia de una verdad segura y a la centralidad del sujeto y la conciencia. Este autor, (2001)   ha caracterizado la ciencia de esta época, en cuatro mitos: el conocimiento como representación; el objeto como elemento constitutivo del mundo; la realidad como independiente de nosotros y la verdad científica como criterio decisorio. A respecto Taylor y Bogdan, (1994) señalan “Los positivistas buscan en los hechos o causas de los fenómenos sociales con independencia de los estados subjetivos de los individuaos”, (p. 15). Cabe recordar los planteamientos hechos por Husserl, (1982) que el conocimiento, en todas sus formas, es una vida psíquica; es conocimiento del sujeto que conoce. Y por   Habermas, (1986) que la racionalidad de la ciencia es una forma histórica,  una acción más o menos pasiva del marco institucional de los subsistemas de la acción racional.

     Ahora bien, además de la problemática en torno a la ciencia y la tecnología que he venido comentando, Quijano, en Lander, (2000) ha dicho que la modernidad nos ha traído el capitalismo con una estructura de las relaciones de trabajo (división del trabajo) con grandes conflictos de intereses sociales y grandes contradicciones; la cultura represiva del cristianismo, que a mi juicio, fue tan abusiva como la dominación política europea, que al decir Baudrillard y Morin, (2003) el proceso de conquista de América,  fue posible gracias al desarrollo científico y tecnológico que además hizo posible la navegación alrededor del globo, con las consecuencias arriba descritas por Quijano, que viene a continuarse con la globalización, término que se acuña en 1990 para describir el desarrollo técnico-económico global que ha propiciado, entre otras cosas, el hiperindividualismo y  la pérdida de solidaridad humana. Un panorama que Sfez, (2005) califica de ficción, de relato apocalíptico, de un fenómeno  contrapuesto generados por sus dos protagonistas: tekné y polis, es decir, por los efectos devastadores de la tecnología al servicio de las causas más viles, y con la política con su juego perverso y nefasto en la sociedad, donde la ciencia dicen Baudrillard y Morin, (ob. cit.) se cohesionan para producir armas nucleares.

     Profundizando esta idea, Morin, (2001) refiere que la vida humana siente el horror del pensamiento mutilante, donde el compromiso más inmediato hoy, es la integración de los  valores aislados, disociados de las estructuras de los saberes que propicia un conocimiento donde se excluye a la sociedad, a lo humano y a la vida. En este orden ideas, Bauman, (2003, 2006, 2009) nos habla acerca de la fragilidad de los vínculos humanos y del sentido de seguridad que inspira deseos de conflictos. Son tiempos de incertidumbre, de masas migratorias (árabe, africana asiática), de injusticias y de un mercado sin fronteras que no puede ser controlado por leyes, del terrorismo musulmán, con el peligro implícito de combatirlo por los países, que los ha llevado de algún modo a la pérdida de libertad. Es la época además del capitalismo global, de la civilización del espectáculo, de lo que llama Bauman “el paraíso perdido” caracterizado por la falta de sentimiento, de seguridad,  de estabilidad en un mundo cada vez más dinámico y cambiante. Una sociedad en la que se han establecido las valoraciones más radicales, con diferencias insuperables, donde se han formulado conceptualizaciones extremas como barbarie y civilización, que naturalmente busca invisibilizar al otro, propiciando a su vez la violencia generadora de alteridades que en nombre de la razón excluye el imaginario del otro.

     Nuestra modernidad, por todas estas razones que he venido comentando, ha recibido, no sin razón, los más diversos adjetivos: “El Desierto de lo Real” (Zizek); “Modernidad Líquida” (Bauman); “Capitalismo Tardío” (Fredric Jamenson); “El Modelo Frankenstein” (Rosa María Rodríguez) para describir los grandes desequilibrios científicos, tecnológicos,  sociales, políticos, que dieron pie a los conceptos de Postmodernidad y Transmodernidad y tardomodernidad con todas una constelación de las más variadas y opuestas corrientes del pensamiento (emergentes) en el campo de la ciencia que  son impredecibles en cuanto a su planteamiento en el sentido de la falta de homogeneización de sus fundamentos, solo por citar una de ellas me referiré al construccionismo, que al respecto dice Ibáñez, citado por Sandoval, (2010) es una verdadera “galaxia constructiva” por lo complejo de encuadrarla en una teoría pura, como en los modelos clásicos; sin embargo, tiene como denominador común la reformulación ontológica, epistemológica y metodológica, cuyo fin es la emancipación, la libertad y la construcción del conocimiento en una relación sujeto-sujeto de manera dialógica.

     La postmodernidad es un término que según Vásquez, (2011) aparece en el contexto  del arte y pasa luego al campo de la filosofía, con el trabajo: “La Condición Postmoderna” escrito por Jean Lyotard publicado en 1979 que tiene  su razón de ser  en la emancipación,  la razón y  la libertad, que va a ser el norte de muchas corrientes tales como: socio crítico, socio construccionismo, estudio “decolonial”, enfoque de género, entre otros, presentándose entonces como una reivindicación  de lo individual y local frente a lo universal, naturalmente contraria a la homogeneización cultural con su intento de eliminar toda diversidad y pluralidad.

     Es de algún modo una amalgama de planteamientos que tiene sus raíces en el pragmatismo inglés, en  Heidegger, y  Nietzsche y en los existencialistas. Lyotard, citado por Vásquez, (ob. cit.) define este tiempo con una frase simple: “…es la edad de la cultura”, (p.3). La postmodernidad centra su interés en la epistemología de la cultura, es la época que anuncia según Lyotard la muerte de las grandes narrativas o Meta- narrativas características de la modernidad. Es la era además del conocimiento y de la información, que de algún modo citando a Morín, (2001) propone una concepción  de orden, desorden y organización en el contexto de los problemas humanos, sociales y políticos, que busca además la integración de las verdades aisladas, de las contradicciones y de las dudas, entendiendo estas última, como un terreno fértil  para el desarrollo del pensamiento, para salirle al paso a la disociación de las estructuras de los saberes, y a la sobre simplificación reductora del pensamiento en una sola fórmula lógica como en la modernidad.

     Profundizando esta idea Baudrillard y Morín, (2003)  señalan que es paradójico que el período tan cruel de la historia humana—modernidad— de dominación, de injusticias nacidas en Europa,  nace también en ella, las idea de emancipación. Para Ibáñez, (2002) el planteamiento de la postmodernidad va en dos direcciones: primero, una crítica severa de deconstrucción del discurso de la modernidad y de sus supuestos ideológicos que él llama (anti modernidad) y segundo, la legitimación de una nueva época, de la aniquilación de las diferencias (desigualdades). Es una época en la cual es imposible, en términos de la ciencia elaborar modelos predictivos, debido a  que el contexto simbólico no es formalizable ni determinable. Es un tiempo, según Ibáñez, (2005) en la que hay que repensar las relaciones de poder, ir contra la retórica de la verdad que hegemoniza la razón científica y la iglesia.

     Este tiempo—postmodernidad— está de alguna manera vinculado al de transmodernidad como la realización de lo que escapó de las manos de la postmodernidad en su afán de recomponer los desaciertos de la modernidad, con la sumatoria de los problemas de la era de la globalización de los mercados sin fronteras. La transmodernidad es un tiempo de incertidumbre y de la descomposición social ya comentada en los planteamientos de Morín, (2001); Baudrillard y Morín, (2003); Sfez, (2005) Bauman, (2003, 2006,2009) que dio con lo que se ha denominado el “engendro del 11 de septiembre”— el derrumbe del World Trade Center—, centro de comercio mundial en los Estados Unidos.

     En lo esencial, el término transmodernidad aparece con la publicación en 1989 del libro: “La Sonrisa de Saturno, Hacia una Teoría Transmoderna” escrito por María Rosa Rodríguez, que se concreta con otra obra publicada en 1997 titulada: “El Modelo Frankenstein: De la Diferencia a la Cultura Post”; en relación a este vocablo solo voy a hacer algunas consideraciones generales, con el propósito de contextualizar y justificar la aparición de los paradigmas emergentes que surgirán a fines del siglo XX  y lo que va del XXI.

     La transmodernidad describe la situación en que nos hallamos actualmente (2015), un tiempo de egoísmo, anomalías, caos, guerra global, incertidumbre, que nace de la crisis histórica y de la descomposición  de la estructura cultural, política, económica, social,  y espiritual de la postmodernidad. La Trans-Modernidad se compone lingüísticamente de un prefijo “trans” y el vocablo modernidad lo cual implica transcender la crisis de la modernidad, reiterando los retos pendientes ético y político (igualdad, libertad, justicia) asumidos por la crítica postmoderna, que es un intento además del quiebre del eurocentrismo. La cultura del monstruo (Frankenstein), de las paradojas, del fin del petróleo, de la escasez de alimentos y del agua, del cambio climático. El gran mito de la transmodernidad es el “superhombre”;  por ello de alguna manera retorna el planteamiento  de Nietzsche del superhombre; contrario al de Frankenstein.

     En el marco de la filosofía de Nietzsche y de Heidegger y de las artes, particularmente la arquitectura aparece el movimiento tardomoderno, a finales del siglo XX, lo califico de movimiento, y no de época como en la modernidad, porque si bien es cierto que busca rescatar algunos aspectos de la modernidad, no penetra profundamente la sociedad en los aspectos económicos, político, artísticos, morales; viene a ser más bien una reacción frente a las injusticias que nacen en el seno de la modernidad, y la postmodernidad rescatando lo válido y al propio tiempo enfrentando los problemas que la postmodernidad y la transmodernidad no pudo solventar. Esta tendencia considera vigente la esencia del “movimiento moderno” con la ambición del viejo mito de la creación del “hombre nuevo”, aunque su fisonomía filosófica es borrosa, pues no enuncia características específicas en términos formales que permitan hablar como tal, lo que si es cierto que es un movimiento que busca rescatar algunos elementos de la modernidad, por ello, existen riesgos en tratarle con los mismo criterios que la Época Moderna, de —época— en virtud de aspectos económicos, sociales, históricos, políticos, filosóficos, tecnológicos y humanos,  quizá por lo pronto, en su devenir de la historia humana.

     Además de lo ya señalado, quiero advertir que algunas de sus corrientes como los estudios decolonial, en su búsqueda de la comunicación intercultural y deconstruccionista del posestructuralismo, que nos recuerda que la realidad medible cuantificable está allí, subyacente, y a su vez por la marea de corrientes (teoría crítica, construccionismo, fenomenología, hermenéutica, etc.) que tienen también su razón de ser en el “Modelo Frankenstein” se anotan en la tardomodernidad, que vienen  formar parte, algunas de ellas, del paradigma de investigación cualitativa, aunque tienen algunos rasgos de la ciencia modernidad, que se  integran gracias al milagro del pensamiento complejo de Morín; no sin recordar, que el modelo cartesiano ha sido reformulado por el pospositivismo, y de algún modo por los tardomodernista.

     Sabemos también, y esto hay que dejarlo claro, que la tardomodernidad no acepta a ultranza los postulados de la modernidad, sino más bien algunos elementos, en sentido crítico, el tardomodernismo se origina por un choque con los postulados de la modernidad y la postmodernidad, nace como diría Hegel, de contradicciones que se superan así mismas, y que tienen su raíz con la evolución de las ciudades, su gente, la arquitectura urbana, de las cuales surgen nuevas maneras de pensar, estilos de vida, entre otros.

     Desde  mediados de los ochenta, se pueden apreciar dos claras tendencias en la evolución de la tardomodernidad. El High-Tech  y la Deconstrucción. La primera, High-Tech—Alta Tecnología— su traducción literal, toma su nombre del libro: “The Industrial Style and Source Book for the Home” publicado en 1978 por Joan Kron y Suzane Slesin denominado “estilo tardomoderno”, encuadrado dentro del movimiento arquitectónico. De modo que es un movimiento que tiene en común con la postmodernidad, que nacen en el seno de las artes. La segunda tendencia, la deconstrucción, es un término creado por el filósofo posestructuralista Jacques Derrida, que basa sus postulados en el análisis  etimológico de la historia de la filosofía de Heidegger que trata de desmontar cómo se ha construido un concepto cualquiera a partir de procesos históricos acumulados, creando un discurso apoyado en la metáfora y la metonimia. Es desde aquí que podemos comprender algunos planteamientos que se vienen haciendo en América Latina en relación a su imaginario, lo simbólico, del ser, de esta parte del mundo, no estudiado por Heidegger.

     Por ejemplo, en 1995, “La Casa  de las Culturas del Mundo” de Berlín, en las personas de Gerhard Harpt y Bend M. Sherer, (colaborador) acuñaron el término: “Síndrome Marco Polo”, que naturalmente es una metáfora envuelta en una metonimia para explicar los problemas surgidos por la falta de comunicación o de comprensión intercultural, el epistemicidio, la universalidad excluyente, causado por el exacerbado eurocentrismo, como consecuencia de la dominación colonial y neocolonial  a través de la globalización, que paradójicamente, las teorías emancipadoras en boga, nacen precisamente, como apunta Morín, en los países de la Europa de la dominación imperial, como son los casos de la postmodernidad, transmodernidad y tardomodernidad.

     En lo esencial, la postmodernidad y la transmodernidad surgen  como una reacción  contra la modernidad cartesiana y los grandes problemas que en su seno alberga en el campo de la ciencia, y a la promesa mesiánica salvadora de la humanidad, que lejos de solucionarlos, generó en ella una especie de “Hidra” o “Efigie” que no sabemos cómo descifrar y enfrentar. Frente a esta realidad surge el paradigma cualitativo, que encuentra en Morin, el creador del pensamiento complejo y  uno de sus avatares. Para este autor la complejidad es una palabra problema y no una palabra solución. La teoría del pensamiento complejo se sostiene en una epistemología capaz de unir conceptos que se rechazan entre sí; que pueden ser desglosados, catalogados en compartimiento por el pensamiento no complejo, es decir, por el paradigma cuantitativo.

     El Paradigma Cualitativo. Otra Visión de la Investigación. Kunh, (1970) citado por Pérez Serrano, (1998) sostiene que toda investigación científica trabaja conforme a paradigmas. En mi opinión la palabra paradigma encierra complejidad, en muchos casos, por la diversidad de definiciones: conceptos contradictorios. Esto se debe a su carácter polisémico. Para tener una idea de lo que afirmo, Mastermam, (1970) citado por Guba, (1985) le atribuye a Kuhn unas  veintiuna definiciones. Para Guba sencillamente el paradigma es una serie de creencias que guían la acción o acciones de cada día determinado. Lo importante en todo caso, es no quedarnos atrapados en el ejercicio intelectual de buscar una definición universal, sino más bien, lo que implica en su sentido práctico: dejar de lado la “polisemia conceptual” de paradigma, y tener presente tres palabras: “visión del mundo”— no una, sino varias— independiente de las definiciones que hagamos de este vocablo, en la práctica es intrascendente.

     En este orden idea, cualquier paradigma que adoptemos, según Guba, (ob. cit.) debe responder a tres preguntas fundamentales: lo ontológico (cuál es la naturaleza de la realidad); lo epistemológico (relación entre el investigador y lo conocido) y lo  metodológico (qué debería hacer el investigador para averiguar sobre el conocimiento). Desde luego, cabe acotar que no debemos perder de vista que son construcciones humanas, por lo tanto los resultados o hallazgos están  sujetos a errores como toda acción humana. Pérez Serrano, en relación a esta afirmación, sostiene que el paradigma adoptado va a condicionar los procedimientos a seguir en la investigación.

      En la perspectiva que aquí nos ocupa, la cualitativa, antes de avanzar hacia la disertación relacionada con la hermenéutica de Gadamer como interpretación en el método biográfico, es conveniente revisar algunas definiciones. Para Martínez, (1999) la investigación cualitativa no se trata de un estudio de cualidades separadas o separables, sino de un estudio de un todo integrado que forma  una unidad de análisis que hace que algo sea lo que es: una persona, una entidad empresarial, entre otros. Para González Rey, (2006) es de carácter constructivo-interpretativo, representa una síntesis teórica, que no excluye referencias previas, solo que no puede ser entidades cerradas (camisa de fuerza). De allí su coherencia con la hermenéutica y el método biográfico. Al respecto, hay que dejar claro, que este tipo de investigación no se ciñe a etapas, pasos, ni a recetas, no es lineal, su desarrollo es dialéctico. Dice Pérez Serrano, la investigación cualitativa es muy amplia, en ella tienen cabida gran cantidad de corrientes del pensamiento.

     Además de lo señalado, hay que considerar los aspectos teórico y metodológico que tengan coherencia con el paradigma cualitativo, que el caso que me ocupa aquí, es la teoría construccionista y el método biográfico (historia de vida) empleando la entrevista en profundidad, grupo de discusión, utilizando como método de interpretación la hermenéutica, lo cual me permite conocer la vida de una persona como actor social, que a su vez es un informante-investigador.

     La Construcción de la Realidad Social e Historia de Vida. Dice Pérez Serrano, (ob. cit.) que el paradigma escogido va a condicionar la investigación. Sabemos que no existen criterios absolutos de demarcación en la ciencia. Wiesenfeld, (2001) al respecto señala que el paradigma seleccionado guarda relación con nuestros intereses personales, profesionales, intelectuales, ideológicos, investigativos, motivacionales,  etc. Además de lo señalado responde también a una profunda reflexión en relación al contexto donde se va a ser la investigación; la postura asumida por el investigador, a lo investigado y a la metodología adoptada para obtener la información (hallazgos).

     De acuerdo con el propósito que me ocupa aquí (historia de vida), la teoría más conveniente es la socio construccionista. Un concepto más o menos genérico de este paradigma no los ofrece Wiesenfeld, (2001), quien sostiene que es un enfoque que niega la objetividad lingüística  y epistémica de las teorías psicológicas, así como también que la realidad externa es independiente de nosotros, admitiendo la subjetividad como una forma privilegiada de conocer. Para Lincoln y Guba, (1985) citado por Wiesenfeld, (ob. cit.) “la realidad es una construcción mental inseparables de entidades tangibles: personas…,  pero advierte que los significados que le dan sentido y organización a tales realidades son construidas en la interacción social”, (p. 122). Dicen Lincoln, (1990), Guba, (1985) citados por Wiesenfeld, (ob. cit.) que el paradigma socio construccionista requiere de tres criterios fundamentales: ontología relativista, es decir, la realidad es una construcción mental, que de acurdo con Müller y Halder, (1976) para  el relativismo “… no existe  verdad absoluta, universal, ni una moral con vigencia perenne para el hombre, sino que todo conocimiento es sólo relativo y dependientes de condiciones”, (p. 377). Esta es una teoría muy antigua que se remonta al filósofo griego Protágoras, el más importante de los sofistas a quien Platón le dedica un diálogo con su nombre. Epistemología transaccional/subjetivista por cuanto el investigador y lo investigado se fusiona en forma (monística) y metodología hermenéutica/dialéctico, de la hermenéutica.

       De acuerdo con  Márquez Pérez, (2009) el proceso hermenéutico es una forma compleja (progresiva-regresiva) de permanente reflexión, zigzagueante, creativo que complejiza la información obtenida. Sobre la interpretación hermenéutica apunta Merleau-Ponty, (1991) citado por González Rey, (2006) es un  vaivén entre la experiencia y la construcción o la reconstrucción para darle zonas de sentido; o expresión de sentido  (Márquez Pérez, 2009);  o zona de identidad y  zonas de significado (Berger y Luckmann, 1968). En esta visión, la hermenéutica más que un método pasa a ser una manera de interpretar los hallazgos de la investigación como veremos más adelante.

     No quiero cerrar este punto sin  recordar una advertencia que nos hace Gergen, (2007) que me parece pertinente, para los que trabajamos con historia de vida traída desde el paradigma construccionista. Para este autor, los principios de la interacción humana no se pueden desarrollar fácilmente con el paso del tiempo, porque se basan en hechos, que generalmente no permanecen estables.

     El Método de Vida como Construcción de Historia de Vida. El método biográfico o perspectiva biográfica abarca múltiples enfoques tales como: relato de vida, relato autobiográfico, discurso autobiográfico, todos encuadradas en diversas escuelas de pensamiento y de distinto objeto sociológico, tales como: marxismo sartreano (neo marxismo de Ferrarotti); neo materialismo (Wallerstein); teoría de los roles (Luchtherhand);  hermenéutica (Kohl); interaccionismo simbólico (Denzim) y diversa teorías inspiradas en Max Weber,  (Bertaux, citado por Rusque, 2001). Antes de entrar directamente en la historia de vida es conveniente revisar algunas definiciones relacionadas con el método biográfico. Para Álvarez y De La Cruz, (2012) se ocupa de dar a conocer el testimonio subjetivo de una persona o grupo de personas o de instituciones relacionadas con acontecimientos trascendentes y de las valoraciones que dichos informantes hacen de su propia existencia y de su interpretación del contexto social.

     Por su parte, Bolívar y Domingo, (2012) lo consideran un método multifacético sustentados en múltiples enfoques. Sanz, (2005)  lo define como un juego de intersubjetividades que emerge esencialmente de la persona y de su testimonio ya sea oral o escrito. El relato de vida y la historia de vida se insertan en el método  biográfico.  Este juego de intersubjetividades se ordena a través de un proceso de construcción o de reconstrucción desde una postura relativista, donde el testimonio pasa a ser el centro de interés del investigador. De allí que Moreno, (ob. cit) denomine al investigador historiador y al informante (investigado) cohistoriador. Por lo tanto la historia de vida nos da a conocer la historia de una persona, grupo de personas e institución. Sandín, (2003) advierte el carácter polisémico de la expresión  de la expresión  “historia de vida”. Para Pereira, (1991) citado por Veras, (2010) “… lo importante es que sean captados las experiencias del entrevistado. Él es quien determina qué es relevante o no para ser narrado, él es quien tiene el hilo conductor. Nada de lo que relata puede ser considerado superfluo, pues todo se encadena para componer y explicar su existencia., (p. 145). Estos aspectos, a mi juicio dejan claro lo relacionado con la historia de vida, salirse de estas consideraciones, en el mejor de los casos, estaremos haciendo investigación, obviamente; pero no historia de vida.

     Del Investigador, el Informante y la Información. Hemos llegado a un punto en el recorrido de esta disertación en la  que nos estamos acercando a la realidad investigada, los hallazgos. Vamos viendo con mayor nitidez la relación intersubjetiva (investigador-investigado), de donde surge monísticamente la información requerida. Esta relación tiene como norte los aspectos: ontológico, epistemológico y metodológico propios de la investigación cualitativa y del paradigma socio construccionista. Dice Moreno, (s. f.) por los vínculos que se estrechan en esta modalidad de investigación entre el que investiga y el investigado, nos habla de historiador  y cohistoriador. Por lo tanto no hay investigador ni investigado porque se consideran miembros de un mismo mundo del que son coparticipe en el cual producen conocimiento en igualdad de condiciones y en diversidad de preparación y apertura intelectual.

     Al respecto Pujadas, (1992) nos dice que mediante sucesivas entrevistas, el investigador tiene como objetivo mostrar el testimonio subjetivo de una persona, acontecimientos de su vida y sus valores. Hay que dejar claro, que el objetivo de la investigación no es la búsqueda de la verdad, como en el paradigma positivista, sino la revelación del testimonio de vida del investigado, que se traduce en hallazgos, o sencillamente en la narración que una persona gentilmente la da a conocer por intermedio del investigador, que pasa a ser un historiador como dice Moreno, (ob. cit.)

     En relación a la obtención de la información, la técnica más conveniente empleada en el método biográfico es la entrevista en profundidad y el grupo de discusión. En esta idea Ibáñez, (2000) citado por Márquez Pérez, (2007) nos dice “… que las entrevistas cualitativas son dinámicas, flexibles,  por lo que se constituyen en una narración conversacional creada conjuntamente por el investigador y el investigado. Debe tener además coherencia con el diseño de investigación cualitativa, razón por la cual el investigador selecciona [él o los informantes] que participarán en la investigación. La entrevista cualitativa tiene carácter interpretativo en el contexto, y su propósito es que las personas estudiadas hablen por sí mismas, y que ambos (investigador e investigado) desarrollen un papel protagónico.

     En el contexto del método biográfico, particularmente en la historia de vida, se recomienda la entrevista en profundidad y el grupo de discusión. Para Ruiz e Ispizua, (1989) citado por Márquez Pérez, (2007) la entrevista en profundidad debe estar consustanciada con la ontología y la epistemología de la investigación cualitativa, y de manera muy particular en el caso que me ocupa aquí, con la teoría socio construccionista, para comprender a partir del propio actor (entrevistado) su propia visión del mundo, por lo tanto, el fin de esta técnica es comprender la perspectiva y la experiencia de las personas que son entrevistadas, sin ser aisladas de su entorno social, que en mi opinión, es la regla de oro de la entrevista en profundidad. Ruiz, (1996) nos dice algo importante al respecto, que la entrevista en profundidad nace de una ignorancia consciente por parte del entrevistador, quien valora el sentido que los individuos (actores sociales) le dan a sus actos. Para este autor, la entrevista en profundidad: “… es la entrevista profesional que se realiza entre el entrevistador y un informante sobre su vida, en general, sobre un tema, proceso o experiencia de una persona”, (p.2). Cabe advertir que no es conveniente entrevistar a más de un informante, y el tiempo de duración no debe exceder más de dos horas. Este tipo de entrevista según su propósito se clasifican en holística y enfocadas; la primera cuando el interés se centra en temas generales, la segunda, cuando busca esclarecer aspectos particulares. Para finalizar este punto, cabe recordar que la entrevista en profundidad es un discurso dual, una conversación donde los hablantes co-construyen en cada instante el discurso.

     Por otra parte, me referiré ahora al grupo de discusión. Esta técnica, es una entrevista grupal que tiene como finalidad captar y analizar los discursos ideológicos y las representaciones simbólicas asociadas a cualquier fenómeno social, (Arboleda, 2008). Para Ruiz, (1996) es un grupo simulado, manipulable, imaginado, una entrevista que se realiza a un grupo de personas. En esta tipo de técnica debe existir un moderador (investigador) que facilite recordar y expresar los detalles de una situación dada que sea útil para analizar los procesos sociales. Aigneren, (2009) lo denomina grupo focales, este autor, citando a Korman, (1986, p. 2) expresa: “… es una reunión de un grupo de individuos seleccionados por el investigador para discurrir y elaborar, desde la experiencia personal, una temática, un hecho social, que sea objeto de investigación”. Para Cervantes, citado por Ireta, Berttolini y González, (2010) y estos autores, el grupo de discusión  es un diálogo desde donde se produce unidades de sentido en la construcción discursiva de los hallazgos de la investigación. En mi opinión unos de los elementos básicos del grupo de discusión es la interacción que se produce en el seno del grupo. Galeano lo concibe como un método en sentido de estrategia de investigación. Ibáñez y Johnson, (2002) lo problematizan dentro de un marco ontológico y epistemológico, en este caso, que me ocupa aquí, dentro del paradigma socio construccionista.

     La Interpretación Hermenéutica de Gadamer, los Hallazgos de la Investigación. Etimológicamente la palabra hermenéutica proviene del verbo griego hermeneuin que traduce “interpretar” y está asociado al personaje de la mitología griega Hermes Trimegisto, mensajero de los dioses y los hombres. Desde la antigüedad se hablaba de los libros de Hermes, documentos de difícil comprensión, de allí derivó la palabra hermético, lo que es imposible comprender si no se tiene una clave de interpretación. En la tradición científica y filosófica este vocablo, de manera general, es entiendo como el arte de interpretar. Estuvo vinculado en un comienzo a la religión para descifrar los textos sagrados, luego pasó a la filosofía. Aquí me voy a referir más bien a la interpretación de la información obtenida  a través de la entrevista en profundidad y el grupo de discusión, presentada en términos de hallazgos en la investigación cualitativa,  de ningún modo se presenta como verdad científica. La hermenéutica  como ya señalé se basa en la interpretación. Müller y Halder, (1976) se refieren a la hermenéutica como el “arte de la interpretación”, (p.216). Esta definición puede prestarse a ser mal entendida, porque en general, el consenso hoy, es que que todo conocimiento es interpretación, subjetivación del mundo, porque las cosas no se ven sino desde distintos paradigmas y perspectivas de donde se investiga, como ya lo señalé en líneas precedentes, inclusive, la investigación cualitativa, dentro de los métodos contempla el método hermenéutico, como señala Martínez, (1999). Entonces surge la interrogante ¿qué discrimina la hermenéutica como método de investigación cualitativa a la hermenéutica como metodología en el paradigma construccionista y como técnica de interpretación de la información en el método biográfico? Este es el punto focal de que me ocupa ahora.

     Según Müller y Halder, (ob. cit.), Gadamer tiene como mérito de fundamentar en el campo de la filosofía una nueva hermenéutica cuyo propósito no es comprender el comportamiento de un sujeto con un objeto dado, sino el acontecer de una acción histórica. Gadamer deja claro dos cosas desde mi punto de vista. La hermenéutica puede transitar dos vías. Una  que arranca de una interpretación que hace el sujeto del mundo de manera unilateral, o con pretensión de objetivarlo, y otra que surge de la intersubjetividad entre sujetos de manera dialéctica. Pero antes de avanzar debo aclarar el significado de subjetividad, para ahondar aún más en el de intersubjetividad. La subjetividad es la visión particular que cada sujeto tiene del mundo, su interpretación de él y de la realidad condicionada por su experiencia, formación intelectual, militancia ideológica, entre otras. De tal manera que la intersubjetividad es una especie de vaivén donde participan al menos dos sujetos a través de un proceso de intercambio, dialéctico, de donde surge una síntesis teórica. En este contexto surge la interpretación intersubjetiva. Una tradición que se remonta al filósofo griego Sócrates con su famoso simposium (método socrático).

     En este mismo orden de ideas, Márquez Pérez, (2009) señala que el proceso de interpretación del discurso oral es una práctica humana reflexiva, sin reglas a priori, es una forma compleja de relación entre la interpretación y lo estudiado producido en la interacción investigador-participante-contexto de manera (progresiva-regresiva). De modo que la hermenéutica como [método] es más bien una interpretación unilateral-bilateral— no necesariamente bilateral— del mundo; como técnica es una interacción investigado-informante (intersubjetividad). Generalmente, la interpretación se entiende a la totalidad de la ciencia dominada por el ideal metodológico alejada de todo proceso constructivo. Porque el proceso constructivo–deconstructivo exige la interactividad, el diálogo, la intersubjetividad, la conversación inacabada que no tiene palabra de punto y final.

     El proceso deconstructivo  forma parte de la hermenéutica, el cual no constituye un método determinado para caracterizar  a un grupo de disciplinas científicas, se refiere más bien a todo un ámbito de la comunicación humana. Para Gadamer, (1998) la hermenéutica es un juego de preguntas y respuestas, una conversación que ofrece una perspectiva que no se encontraba en ninguno de los interlocutores. Juntos construyen un mundo común a través del intercambio permanente  que se produce en la conversación. Aquí la hermenéutica está vista desde el paradigma socio construccionista, donde se circunscribe el método biográfico. Es por ello que para Gadamer los seres humanos construyen un mundo interconectado, porque todo conocimiento es reconocimiento del otro.

     Como complemento a estas consideraciones, es conveniente referirse al lenguaje. Éste permite la conversación y la construcción y reconstrucción del conocimiento, por lo tanto toda conversación queda inconclusa, nunca se puede revelar completamente la realidad, por eso se habla de hallazgo, nunca de verdad o conclusiones.

     Al respecto, Márquez Pérez, (2009) dice: “La postura ontoepistemológica que sustenta los procesos de interpretación hermenéutica concibe la realidad como una construcción humana… sujeta a múltiples interpretaciones”, (p. s/n.). Lo que hay que tener claro de acuerdo con Marinas, (2007) citado por Márquez Pérez, (ob. cit.) es que los procesos de interpretación hermenéutica implican: coherencia paradigmática; enfoque teórico asumido; los procesos intelectuales del investigador en el desarrollo de sus interpretaciones y las formas complejas de interpretación.

     Profundizando este planteamiento, Márquez Pérez, (ob. cit.) nos dice que el proceso de interpretación hermenéutica trata de ir al plano subjetivo de la construcción de sentido, que según González Rey, (2006) nunca aparece explícito, él está implícito  en todas las experiencias humanas vividas cargadas de sentido para las personas, lo que Berger y Luckmann, (1968) denominan la realidad del sentido común. Lo que Márquez Pérez denomina “expresiones de sentido” y González Rey,  “zonas de sentido”. Por ello una de las actividades del investigador es crear el sentido, dar significado a la información obtenida de los informantes o actores sociales.

      Este proceso se dificulta si no se tiene la compresión del lenguaje necesaria para poder entender la realidad de la vida cotidiana, y encontrar las zonas de identidad o zonas de significados, lo cual no se puede lograr sin la interacción humana y comunicación por su naturaleza constructiva y reconstructiva, pues no hay construcción final, sino reconstrucción sobre construcciones, de esta manera se plantea la vida de los actores sociales. Es un proceso que según Márquez Pérez, (ob. cit.) el investigador complejiza la información a través de la triangulación de la información mediante diferentes fuentes (informantes-investigadores-autores) y el empleo de variados métodos, el fin aquí no es validar como en la corriente positivista, sino construir el proceso investigativo de manera consensuada que viene a constituirse en los hallazgos de la investigación. Cabe citar aquí a Rueda y Villarroel, (s. f.) la hermenéutica busca revelar los significados de las cosas, penetrar en las palabras, los escritos, los textos, la conducta humana gestual y las actitudes, conservando su particularidad en el contexto donde están inmersos los actores sociales. Cierro este punto con una frase de Márquez Pérez, (2009) “…no tenemos otra forma de vivir que la de producir e interpretar sentido”, (p. s/n.).

     Palabras Finales. Se sabe  hasta la saciedad, que el paradigma positivista dominó por un tiempo considerable el escenario de la ciencia en la producción de conocimiento enmarcado desde una postura objetivista. Se caracterizó por su postura rígida a la hora de abordar algunos problemas en el mundo científico y de la sociedad, inclusive generando problemas en el seno de esta última. Esta representación del mundo tan pretenciosa del positivismo dejó de lado una serie de problemáticas que suscitó en alguna medida la aparición en escena del paradigma cualitativo. Este enfoque investigativo postula que el conocimiento está fundamentado en la realidad,  es subjetivo, temporal, cambiante, dialéctico, inductivo, fenomenológico, holístico, dinámico; no hay un cuerpo teórico determinado por su naturaleza emergente, a través de diferentes corrientes del pensamiento (teoría crítica, construccionismo, estudios de género, fenomenología, entre otros) se desarrolla en el seno del postmodernismo, la  transmodernidad y la tardomodernidad,  cuyo fin es el abordaje de la problemática de la realidad, creada por la modernidad, para transformarla, emanciparla (teoría crítica), reconstruirla (teoría construccionista) que la que diserté en este espacio.

     Dentro de los distintos enfoques investigativos, dentro de la investigación cualitativa,  se haya el paradigma socio construccionista, de naturaleza ontológica relativista, epistemología subjetivista y metodología  hermenéutica-dialéctica. En esta teoría se inscribe el método biográfico (relato de vida), que se sustenta es tres aspectos centrales (investigador-informante-contexto). De esta manera el investigador para acercarse a la realidad (contexto investigativo) se sirve de dos técnicas para la obtención de la información que obedezca al enunciado de la teoría  socio construccionismo: la entrevista en profundidad y el grupo de discusión; ambos son diálogo, conversación interactiva, que procura descubrir el imaginario de los investigados en su propia realidad social, donde además los actores son co-participes de la producción de conocimiento  junto con el investigador. El propósito aquí no es la búsqueda de la verdad, sino el mostrar  las experiencias de vida que es determinada por los actores sociales en un clima de empatía, por lo tanto mostramos hallazgos, no resultados, desde esta perspectiva la investigación no concluye sino es un capítulo de ella.

    Para acercarnos a los hallazgos, el investigador emplea la hermenéutica interpretativa del discurso oral, de manera reflexiva, alejada de procedimientos preestablecidos y predictivos, porque este proceso es progresivo-regresivo, una especie de vaivén, de reacomodo, de zigzag, donde no se aplica los criterios de validación como en el paradigma positivista, sino que la información es triangulada a través de un proceso de complejización de la información con la participación de los actores involucrados, para complementar y balancear la información en términos de hallazgos.

Muestra Visual


...no hay construcción final, sino reconstrucción sobre construcciones, de esta manera se plantea la vida de los actores sociales...


Ramón Linares. Rostros urbanos (2011). Los Teques, estado Miranda
Pintura al frío / Tela
Colección y fotografía Manuel Bas, Caracas, D. C., Venezuela


… no existe  verdad absoluta, universal, ni una moral con vigencia perenne para el hombre, sino que todo conocimiento es sólo relativo y dependientes de condiciones...

  Alí Darias 
Velorio, (2006). Trujillo, estado. Trujillo
Pintura al frío / Yute
Colección y fotografía Manuel Bas, Caracas, D. C., Venezuela


...todas las experiencias humanas vividas cargadas de sentido para las personas... [y cada persona les da sentido desde su óptica]


 Bárbara Colmenares Óptico, (2006). Maracay, estado. Aragua
Mixta / Tela
Colección y fotografía Manuel Bas, Caracas, D. C., Venezuela.
          
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LA HERMENÉUTICA COMO INTERPRETACIÓN EN EL MÉTODO BIOGRÁFICO 

AUTOR: M. Sc. Manuel Bas
Corección de Texto, Digitalización de Imagenes, Montaje Electrónico y Edición: Esp. Hernández Víctor A.
Los Teques, junio de 2015.



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