UN
PARAÍSO Y DOS MENDIGOS PARA GEORGES
ANGLADE
Manuel Bas
Dr. en Cultura y Arte para América Latina y el Caribe
Instituto Pedagógico de Caracas
Caracas, D. C., Venezuela
“Es más fácil
engañar a la gente, que convencerlos que han sido engañado” (Mark Twain).
En el Caribe, el cuento, de procedencia
oral, es un género literario muy aceptado. Recorre, de boca en boca la
comunidad como un rotativo oral, que va casi a la par de la cuentística
escrita. No nos extrañe, que muchos de los escritores de este estilo literario
y de otros de ficción, utilicen la combinación de textos oral y escrito, es
decir la hipertextualidad en sus creaciones. El cuento verbal en el Mar
Mediterráneo Americano, cuenta con un complaciente público que goza de eventos,
donde es narrado por los cuentacuentos, que dan comienzo con la expresión ¡Krik!;
a la que el auditórium responde ¡Krak!, en señal de que están prestos para oír.
Tan particulares y tan emotivas expresiones dentro de la cuentística caribeña
so pretexto para el título de la obra:
Varios autores. Krik… Krak… Cuentos de las Antillas, que nos ofrece Monte
Ávila Editores Latinoamericana publicada en el año 2010.
El cuento seleccionado del grupo de 15, es
el de Georges Anglade (Haití,
1944-2010), el último en el orden como está dispuesto en el libro, titulado: Dos mendigos en el paraíso, título por
cierto algo irónico y realista a la vez, debido que las circunstancias de
mendicidad, de ningún modo es algo paradisiaco; pero sí, la jugosa calle donde
están apostado a diario, como los zamuros comiendo de todos pero nadie come de
ellos. Se trata de dos haitianos mendicantes, vestidos a la usanza invernal, que
a diario piden limosna en la calle de Sainte-Catherine en pleno centro de
Montreal, Canadá, a quienes, sobres sus espaldas, para el otoño, pesa la
sentencia por parte de las autoridades, de ser sacado de la jugosa y rentable
calle nombrada. Ambos, ante una situación tan preocupante, deciden hacer una apuesta:
¿Quién logra la mejor limosna?
Presumen, los pordioseros, que debía ser
una apuesta entre caballeros. Se dirigen, al día siguiente, un sábado primero
de octubre, a la estación del metro Berri-Uqam, momento de celebración del Día Internacional
de la Música, gracias a la destacada actuación del violinista Yehudi Menuhin en
1975. Día por cierto en la que los gendarmes, andan mano floja con los
artífices de la pedigüeñería, y éstos
se siente en el paraíso, debido a que los hombres responsables del orden
público se hacen la vista gorda con los pendienteros. Dichos hombres de calle,
trazan su estrategia de marketing, que consistía, en primer término, respetar
lo acordado. Fijan sus “reglas”, para ir a la caza del águila, consistente en
el reparto equitativo de los vagones del tren que se dirige hacia estación
Henri-Bourassa, al norte, donde se apostarán desde el mediodía hasta las 5 de
la tarde. Se repartieron 4 vagones para cada uno, de los 9, dejando el vagón del
medio como zona limítrofe de sus acciones de chanza y picardía.
Uno de ellos, no sé por qué
razón olvidó, que el pacto que habían hecho no era entre caballeros, sino entre
rufianes. El que apuesta generalmente, si se trata de los hijos de Arneo, deben
considerar que están cimentado el acuerdo en arena movediza. Que la ventaja y
la chanza, son sus mejores aliados ¿Jugar limpio? Ni en sueños. Comienza el
torneo de pedigüeñería, uno de los contrincantes le dio una paliza al otro. La
trampa de uno casó 300 águilas ($); la del otro, apenas 3. Tres dólares ($). Fue
una competencia aparentemente justa. El problemas es, que las apariencias
engañan ¿Hubo justicia? ¿Respetaron lo pactado? To be, or not to be. He aquí el dilema. No. No respetaron lo
acordado, al menos una de las partes.
Lo cierto de esta perogrullada,
es que todo pacto se sirve en la mesa del respeto mutuo, cosa que no ocurrió,
al menos por incumplimiento de una de las partes. La otra, esperaba de manera esperanzada
que se iba a cumplir lo acordado. Recordemos, que la esperanza es un estado de
fe y ánimo optimista que sin ella las vidas de las personas se desplomarían.
Recordemos además, que en la caja de Pandora estaban todos los males de la
humanidad, pero en el fondo de ella estaba la Esperanza. Tenía la esperanza,
uno de ellos, que el otro obraría bien. Cosa que no ocurrió. Lamentablemente,
muchas personas morimos sin conocerla; a los males de Pandora, sí.
Lo cierto de esta historia de
artimañas es que hubo un ganador, feliz con su victoria, un tramposo de oficio
ganador y un perdedor; y otros muchos involucrados, también perdedores, debido
al engaño y la mala fe de que fueron objeto. A veces, sin saberlo, nos
involucran en cosas, ajenas a nuestra voluntad, por estar inocente de sucesos
que no estuvo al frente de nuestro faro que nos guíe. Sabemos, que el día antes,
el vencedor armó la trampa casa águilas, esta fue la antesala de su triunfo,
que definitivamente, le iba a dar la ganga necesaria para obtener los
resultados que obtuvo. Se instala en la estación elegida, se coloca la máscara
de Tartufo y actúa. Ruega, ruega, ruega… que lo ayuden, a todos los transeúntes,
viajeros, diciéndoles que era un recién
llegado, un exiliado y un refugiado político. Así estuvo ese santo día
antes de llevarse a cabo la apuesta. Se lo decía a todos los que pasaban frente
a él. Soy un perseguido político… de mi país Haití. Por tal motivo era ampliamente conocido por
los que iban y venían por la estación referida. Logró la simpatía de las
personas. Cosa que no hizo el otro pedigón.
Repetía una y otra vez con un
eco sin fin, me marcho definitivamente
del país y que debía para ello completar el dinero requerido para su pasaje de
ida, sin posibilidad de vuelta. Lo repetía hasta saciedad como un mantra. La
gente que lo escuchaba se comió el cuento. Los viajeros se condolían de Él.
Esta fue su gran ventaja sobre el otro mendigo, para colocarse el laurel del
triunfo de tan ignominiosa apuesta. La moraleja de este cuento, que por encima
de la necesidad de pedir; debe estar la de trabajar. Las apuestas no son deportes.
Esta gente siempre actúa a la guasa. Espera de las personas todo, y de ellos, las gentes, nada. El pícaro sale todos los días a la calle
a buscar su cándido inocente.
No olvidemos nunca los que nos
dice Quevedo en La vida del Buscón
llamado don Pablos, que Pablito busca licencia para venirse de España a la América,
cosa que obtuvo. Se vino con la creencia de que mudando de lugar, mudaba de condición,
cosa que no ocurrió. Nos cuenta Enrique Bernardo Núñez, en su libro Don Pablos en América, que fue tan embaucador, y quizá más, que cuando
estuvo en el viejo mundo. El haitiano
ganador, tuvo una superioridad de
300 Águilas sobre 3. Que estoy seguro, que Georges Anglade no le hubiese levantado
la mano como vencedor del comentado envite...
REFERENCIAS
Anglade, G. Dos mendigos en el paraíso. En A. Hernández y A. M. Boadas
(sel.). (2010). Varios autores. Krik…
Krak… Cuentos de las Antillas (A. Hernández, Trad.). Caracas: Monte Ávila
Latinoamericana, C. A.
MUESTRA
VISUAL
José “Cheo” Pérez Varela
El Trapecista (2017)
Óleo / madera contra enchapada
Colección y Fotografía Manuel Bas. Caracas, D. D., Venezuela
Poster
on line:
Eduardo Palmera Gómez.
Edición: Manuel Bas
Caracas,
D. C., Venezuela, mes cuatro de 2021
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